sábado, 12 de noviembre de 2016

Libro UNA NUEVA TIERRA (ECKHART TOLLE ) Capitulo-4 (Primer Escrito)


CAPÍTULO CUATRO 
LA REPRESENTACION DE PERSONAJES: 
LAS MIL CARAS DEL EGO 
Un ego que desea algo de otra persona, y cuál ego no lo desea, generalmente representa algún tipo de papel a fin de satisfacer sus "necesidades", trátese de una ganancia material, una sensación de poder o de superioridad, una sensación de ser especial, o algún tipo de gratificación, ya sea física o psicológica. 
Por lo general, las personas no toman conciencia alguna de los personajes a los cuales representan. Son esos personajes. 
Algunos papeles son sutiles; otros son francamente manifiestos, salvo para la persona que los representa. 
Algunos papeles sólo tienen por objeto atraer la atención de los demás. El ego se alimenta de la atención de los demás, la cual es, después de todo, una forma de energía psíquica. 
El ego ignora que la fuente de toda energía está en el interior, de manera que la busca externamente. 
El ego no busca la atención informe de la Presencia, sino alguna forma de atención como el reconocimiento, la alabanza, la admiración, o sencillamente ser notado de alguna manera, lograr que se reconozca su existencia. 
La persona tímida que teme despertar la atención de los demás no carece de ego. Tiene un ego ambivalente que teme y a la vez desea la atención de los demás. 
El temor es que la atención adopte la forma de desaprobación o crítica, es decir, algo que menoscabe su sentido de ser en lugar de engrandecerlo. Así, el temor de recibir atención es mayor que la necesidad de tenerla. La timidez suele ir de la mano con un concepto negativo de uno mismo, la idea de ser inadecuado. Toda noción conceptual del ser (verme a mi mismo de tal o cual manera) es ego, trátese de un concepto predominantemente positivo (soy el mejor) o negativo (no sirvo para nada). 
Detrás de todo concepto positivo de uno mismo está el temor de no ser lo suficientemente bueno. 
Detrás de todo concepto negativo de uno mismo se oculta el deseo de ser el mejor de todos, o mejor que los demás. 
Detrás de la sensación de superioridad del ego seguro de sí mismo y de la necesidad de conservar esa superioridad, está el temor inconsciente a la inferioridad. 
Y al revés, el ego tímido que se siente inferior, tiene un fuerte deseo oculto de ser superior. Muchas personas fluctúan entre la sensación de inferioridad y de superioridad, dependiendo de las situaciones o de las personas con quienes entran en contacto. 
Lo único que usted necesita saber y observar en usted mismo es lo siguiente: cada vez que se sienta superior o inferior a alguien, es problema de su ego. 

viernes, 11 de noviembre de 2016

Libro UNA NUEVA TIERRA (ECKHART TOLLE ) Capitulo-4 (Segundo Escrito)


CAPÍTULO CUATRO (Segundo Escrito)
LA REPRESENTACION DE PERSONAJES: 
LAS MIL CARAS DEL EGO
EL EGO PATOLÓGICO 
En el sentido más amplio de la palabra, el ego es patológico, independientemente de la forma que adopte. 
Cuando analizamos el origen de la palabra "patológico" derivada del griego antiguo, descubrimos cuán apropiada es cuando se la utiliza para calificar al ego. 
Aunque normalmente se use para describir una condición de enfermedad, viene de pathos que significa sufrimiento. 
Esa fue exactamente la característica de la condición humana que descubrió el Buda hace 2.600 años. Sin embargo, la persona que está aprisionada por el ego no reconoce el sufrimiento como tal, sino que lo ve como la única respuesta apropiada para una determinada situación. En su ceguera, el ego es incapaz de ver el sufrimiento que se inflige a sí mismo y que inflige a otros. 
La infelicidad es una enfermedad mental y emocional creada por el ego, la cual ha alcanzado proporciones epidémicas. 
Es el equivalente interior de la contaminación ambiental de nuestro planeta. Los estados negativos como la ira, la ansiedad, el odio, el resentimiento, el descontento, la envidia, los celos y demás, no se ven como negativos sino que se consideran totalmente justificados y además no se perciben como nacidos de nosotros mismos sino de alguien más o de algún factor externo. 
"Te hago responsable de mi sufrimiento". 
Esto es implícitamente lo que dice el ego. 
El ego no puede distinguir entra una situación y la interpretación o la reacción frente a ella. 
Podríamos decir, "Qué día más espantoso" sin darnos cuenta de que lo espantoso no está en el frío, ni en el viento, ni en la lluvia, ni en cualquiera que sea la situación. 
Ellos son lo que son. 
La espantosa es nuestra reacción, nuestra resistencia interior y la emoción creada por esa resistencia. 
Shakespeare dijo, "Nada es bueno ni malo, solamente lo que pensamos confiere esa calidad".
Además, el ego suele equivocarse al considerar que el sufrimiento o la negatividad le producen placer porque se fortalece a través de ellos hasta cierto punto. 
Por ejemplo, la ira o el resentimiento fortalecen enormemente al ego porque intensifican la sensación de separación, enfatiza lo ajeno de los demás y crea una fortaleza aparentemente inexpugnable de "virtud" aparente. 
Si pudiéramos observar los cambios fisiológicos que se producen en el cuerpo cuando estamos poseídos por esos estados negativos, los efectos adversos que tienen sobre el funcionamiento del corazón y los sistemas digestivo e inmune y un sinnúmero de funciones corporales, veríamos con toda claridad que esos estados son ciertamente patológicos y que son formas de sufrimiento y no de placer. 
Cuando vivimos en un estado negativo, hay algo en nosotros que ansía la negatividad, que siente placer en ella o cree que puede ayudarnos a conseguir lo que necesitamos. 
De otra manera, ¿quién querría aferrarse a la negatividad, hacer desgraciados a los demás junto consigo mismo, y provocar enfermedades físicas? 
Por consiguiente, cada vez que hay negatividad en nosotros y logramos detectar en ese momento que hay algo que goza con esa negatividad o cree que tiene un propósito útil, tomamos conciencia del ego directamente. 
Tan pronto como eso sucede, la identidad pasa del ego a la conciencia y eso significa que el ego se empequeñece mientras que la conciencia se agranda. Si en medio de la negatividad podemos reconocer que estamos creando sufrimiento para nosotros mismos, será suficiente para elevarnos por encima de las limitaciones de los estados egotistas y las reacciones condicionadas. 
Abriremos una infinidad de posibilidades, otras formas mucho más inteligentes de manejar cualquier situación. 
Quedaremos en libertad para deshacernos de la infelicidad con el sólo hecho de reconocer esa falta de inteligencia. 
La negatividad no es inteligente. Siempre le pertenece al ego, éste puede ser astuto, pero no inteligente. La astucia persigue sus propios fines mezquinos. La inteligencia ve el todo más grande en el cual todas las cosas están conectadas. 
El motor de la astucia es el interés egoísta y su punto de vista es muy estrecho. La mayoría de los políticos y los hombres de negocios son astutos pero muy pocos son inteligentes. 
Todo lo que se logra a través de la astucia es perecedero y con el tiempo se destruye a sí mismo. La astucia divide; la inteligencia incluye. 
LA INFELICIDAD LATENTE 
El ego crea separación y la separación crea sufrimiento. 
Por consiguiente, es obvio que el ego es patológico. 
Aparte de las formas más claras de negatividad como la ira, el odio y demás, hay otras más sutiles, las cuales son tan comunes que por lo general no se las reconoce por lo que son. 
Entre ellas se cuentan la impaciencia, la irritación, el nerviosismo, el hastío, etcétera. 
Esas formas de negatividad son la infelicidad latente, estado interior en el cual suelen permanecer muchas personas. 
Es necesario estar supremamente concientes y absolutamente presentes a fin de detectarlas. 
Siempre que lo hacemos así, tenemos un momento de despertar y se suspende la identificación con la mente. 
El siguiente es uno de los estados negativos más comunes, el cual puede pasar desapercibido precisamente por ser tan común y normal. Seguramente usted estará familiarizado con él. ¡Suele usted experimentar una sensación de descontento que podría describir como un resentimiento latente? 
Puede ser específico o inespecífico. 
Muchas personas pasan gran parte de sus vidas en ese estado. Se identifican hasta tal punto con él que no pueden tomar distancia para reconocerlo. 
Detrás de esa sensación hay ciertas creencias inconscientes, es decir, unos pensamientos. Sentimos esos pensamientos de la misma manera en que soñamos al dormir. 
En otras palabras, no sabemos que tenemos esos pensamientos, como tampoco el soñador sabe que sueña. 
Los siguientes son algunos de los pensamientos inconscientes más comunes de los cuales se alimenta la sensación de descontento o de resentimiento latente. 
He eliminado el contenido de esos pensamientos para dejar solamente su estructura. De esa manera se aprecian más claramente. Siempre que haya infelicidad latente (o manifiesta) en su vida, vea cuáles de estos pensamientos son aplicables y proporcióneles contenido de acuerdo con su situación personal: "Algo debe suceder en mi vida para que yo pueda alcanzar la paz (la felicidad, la realización, etcétera). 
Y resiento que no haya sucedido todavía. 
Quizás con mi resentimiento logre que suceda finalmente". "Algo sucedió en el pasado que no debió suceder y lo resiento. Si eso no hubiera sucedido, tendría paz ahora". 
"Me está sucediendo algo que no debería sucederme y me está impidiendo tener paz". 
Muchas veces, las creencias inconcientes apuntan a una persona, de manera que la palabra "suceder" se reemplaza por "hacer". "Deberías hacer esto o aquello para que yo pueda tener paz. Y resiento que no lo hayas hecho. 
Quizás con mi resentimiento logre que lo hagas". 
"Algo que tú (o yo) hicimos, dijimos o dejamos de hacer en el pasado me está impidiendo tener paz". 
"Lo que haces o no haces ahora me está impidiendo tener paz". EL SECRETO DE LA FELICIDAD 
Todas las citas anteriores son supuestos que no se han examinado y que confundimos con la realidad. 
Son historias creadas por el ego para convencernos de que no podemos estar en paz en el presente y tampoco ser nosotros mismos. Estar en paz y ser quienes somos es lo mismo. 
El ego dice: quizás en un futuro podré tener paz si tal o cual cosa sucede o si obtengo aquello o me convierto en lo de más allá. También dice: no podré estar en paz jamás a causa de algo que sucedió en el pasado. 
En general, todo el mundo cuenta la misma historia, "por qué no puedo tener paz ahora". 
El ego no sabe que nuestra única oportunidad para estar en paz es ahora. O quizás sí lo sabe pero teme que lo averigüemos. Después de todo, la paz representa la aniquilación del ego. ¿Cómo podemos alcanzar la paz ahora? Haciendo la paz con el momento presente. El momento presente es el campo en el cual transcurre el juego de la vida. No puede jugarse en ningún otro lugar. Una vez hecha la paz con el momento presente, podemos ver lo que sucede, lo que podemos hacer o lo que optamos por hacer, o más bien, lo que la vida hace a través de nosotros. 
Hay cuatro palabras en las cuales se encierra el secreto del arte de vivir, el secreto del éxito y la felicidad: uno con la vida. 
Ser uno con la vida significa ser Uno con el Ahora. 
Entonces nos damos cuenta de que no vivimos la vida, sino que ésta nos vive. La vida es la bailarina y nosotros somos la danza. Al ego le encanta estar resentido con la realidad.
¿Qué es la realidad? Cualquier cosa que es. 
Buda la denominó tatata, el tal o cual de la vida, es decir, nada más que el tal o cual de este momento. Oponerse a ese tal o cual es una de las principales características del ego. 
Esa oposición crea la negatividad de la cual se alimenta el ego, la infelicidad que tanto le gusta. 
De esta manera sufrimos y hacemos sufrir a los demás sin siquiera saberlo, sin darnos cuenta de que estamos creando el infierno en la tierra. Crear sufrimiento sin reconocerlo es la esencia de la vida inconsciente y es estar completamente bajo el control del ego. 
La incapacidad del ego para reconocerse y ver lo que hace es verdaderamente aterradora e increíble. 
El ego hace exactamente lo que condena en los demás y ni siquiera se da cuenta. 
Cuando se lo señala, recurre a la negación, la ira, los argumentos y las justificaciones que distorsionan los hechos. 
Y todo el mundo lo hace, las personas, las empresas y los gobiernos. Cuando todo lo demás falla, el ego recurre a los gritos y hasta a la violencia física. ¡Que manden al ejército! 
Es entonces cuando reconocemos la sabiduría de las palabras de Jesús en la cruz: "Perdónalos porque no saben lo que hacen". Para poner fin a la desgracia que se ha cernido sobre la condición humana durante miles de años, debemos comenzar con nosotros mismos y asumir la responsabilidad por nuestro estado interior en todo momento. 
Eso significa que debe ser ahora mismo. 
Pregúntese si hay negatividad en su interior en este mismo momento. Entonces preste atención a sus pensamientos y también a sus emociones. 
Esté alerta a esa infelicidad latente a la cual me referí anteriormente, en cualquiera de sus formas: descontento, nerviosismo, hastío, etcétera. 
Esté alerta a los pensamientos que aparentemente justifican o explican esa infelicidad pero que en realidad son los causantes de la misma. Tan pronto como tome conciencia de un estado negativo en su interior no piense que ha fallado. 
Significa que ha tenido éxito. 
Mientras no hay esa conciencia, prevalece la identificación con los estados interiores, y esa identificación es el ego. 
Con la conciencia se suspende la identificación con los pensamientos, las emociones y las reacciones. 
Este estado no debe confundirse con la negación. 
Al reconocerse los pensamientos, las emociones y las reacciones, se suspende automáticamente esa identificación. 
Entonces cambia nuestro sentido de lo que somos, nuestra sensación de ser: antes éramos pensamientos, emociones y reacciones; ahora somos conciencia, la Presencia consciente que observa esos estados. "Un día me liberaré del ego".
¿Quién habla? El ego. 
Liberarse del ego realmente no representa un gran esfuerzo. 
Lo único que se necesita es tomar conciencia de los pensamientos y las emociones en el mismo momento en el que suceden. No se trata realmente de "hacer", sino de "ver". 
En ese sentido, es cierto que no hay nada que podamos hacer para liberarnos del ego. Cuando se produce el cambio de pasar de pensar a observar, entra a operar en nuestras vidas una inteligencia muy superior a la astucia del ego. 
Las emociones y hasta los pensamientos se despersonalizan a través de la conciencia. Reconocemos su naturaleza impersonal. Dejan de estar cargados del " yo" . Son solamente emociones y pensamientos humanos. Toda la historia personal, la cual no es más que un cuento, un paquete de pensamientos y emociones, pasa a ocupar un lugar secundario y deja de ocupar el primer lugar en la conciencia. Deja de ser la base de nuestro sentido de identidad. Pasamos a ser la luz de la Presencia, la conciencia profunda que antecede a los pensamientos y las emociones. 
LAS FORMAS PATOLÓGICAS DEL EGO 
Como ya vimos, en su naturaleza esencial, el ego es patológico en el sentido más amplio de la palabra, la cual significa disfunción y sufrimiento. 
Muchos trastornos mentales se manifiestan con los mismos rasgos egotistas que operan en las personas normales, salvo por el hecho de que se han agudizado hasta el punto de poner en evidencia su naturaleza patológica a los ojos de todos, salvo de la persona que los sufre.
Por ejemplo, muchas personas normales dicen ciertas mentiras ocasionalmente para aparentar ser importantes, especiales y engrandecer su imagen a los ojos de los demás: mentiras sobre sus conocidos, sus logros, sus habilidades, sus posesiones y todo lo demás con lo cual se identifica el ego. 
Sin embargo, algunas personas, motivadas por el sentimiento de insuficiencia y la necesidad del ego de tener o ser "más", mienten constantemente y de manera compulsiva. 
Su historia, la mayoría de las cosas que dicen sobre sí mismos, son una completa fantasía, una edificación ficticia que el ego construye para sí mismo a fin de sentirse más grande y especial. Con esa imagen engrandecida y magnificada, algunas veces engañan a los demás, pero generalmente no por mucho tiempo. La mayoría de las personas no tardan en reconocer la falsedad de la historia. 
La enfermedad conocida como esquizofrenia paranoica o paranoia, es una enfermedad mental consistente principalmente en una forma exagerada del ego. 
Consta de una historia ficticia inventada por la mente para darle sentido a una sensación persistente de miedo. 
El elemento principal de la historia es la idea de que ciertas personas (a veces muchas o casi todo el mundo) conspiran contra la persona para controlarla o matarla. 
Por lo general, la historia es coherente y lógica, de tal manera que muchas personas terminan creyéndola. 
Hay a veces organizaciones o naciones enteras apoyadas sobre un sistema paranoico de creencias. 
El ego exagera su miedo y su suspicacia, su tendencia a hacer énfasis en lo "ajeno" de los demás fijándose en las faltas que asocia con la identidad de esas otras personas, para convertir a los demás en monstruos humanos. 
El ego necesita de los demás, pero su dilema está en que en el fondo odia y teme a las demás personas. 
La voz del ego se ve reflejada en la frase de Jean Paul Sartre, "Los demás son el infierno". Ese infierno se manifiesta más agudamente en las personas paranoicas, pero quienes todavía tienen patrones egotistas también lo experimentan hasta cierto punto. Mientras más fuerte es el ego, mayor es la probabilidad de que la persona piense que la fuente principal de sus problemas son los demás. 
También es más probable que les dificulte la vida a los demás. Pero, como es natural, la persona no podrá reconocer lo que sucede. Solamente percibe que son los demás los que actúan en su contra. La enfermedad mental llamada paranoia también se manifiesta a través de otro síntoma constitutivo del ego, si bien adquiere una forma extrema en la enfermedad. 
Mientras más siente la persona afectada que todos la persiguen, la espían o la amenazan, más se agudiza su sensación de ser el centro del universo alrededor del cual gira todo lo demás, y más especial e importante se siente siendo el supuesto centro de atención de tantas personas. 
Su noción de ser la víctima y el objeto de las vejaciones de los demás la hace sentir muy especial. En la historia sobre la cual se apoya este sistema delirante por lo general representa el personaje de la víctima y del posible héroe que ha de salvar al mundo o derrotar a las fuerzas del mal. 
El ego colectivo de las tribus, las naciones y las organizaciones religiosas suele contener también un elemento de paranoia: nosotros contra los malos. 
En eso radica buena parte del sufrimiento humano. 
La Inquisición española, la persecución de las "brujas" y de los herejes llevados a la hoguera, las relaciones entre las naciones que llevaron a las dos guerras mundiales, el comunismo durante toda su historia, la Guerra Fría, el macartismo en los Estados Unidos de los años 50, el conflicto violento prolongado del Medio Oriente, son todos ejemplos de episodios dolorosos de la historia humana dominados por una paranoia colectiva llevada al extremo. 
Mientras mayor es la inconciencia de las personas, los grupos o las naciones, mayor es la probabilidad de que la patología del ego asuma la forma de violencia física. 
La violencia es un mecanismo primitivo pero todavía prevaleciente mediante el cual el ego trata de imponerse, demostrar que tiene la razón y que otros están equivocados. Con las personas muy inconscientes, las discusiones pueden terminar fácilmente en violencia física.
¿Qué es una discusión? 
Es cuando dos o más personas expresan opiniones divergentes. Cada persona está tan identificada con los pensamientos constitutivos de su opinión que dichos pensamientos se endurecen para formar posiciones mentales dotadas de un sentido del "yo". 
En otras palabras, la identidad y el pensamiento se fusionan. Cuando eso sucede, cuando defendemos nuestras opiniones (pensamientos), sentimos y actuamos como si estuviéramos defendiendo nuestro propio ser. 
Sentimos y actuamos inconscientemente como si lucháramos por nuestra supervivencia, de manera que esa noción inconsciente se refleja en nuestras emociones, las cuales se tornan turbulentas. 
Comienza a construirse dentro de nosotros un sentimiento de ira, defensividad o agresividad y sentimos la necesidad de vencer a toda costa para no ser aniquilados. Esa es la ilusión. 
El ego no sabe que la mente y las posiciones mentales no tienen nada que ver con lo que somos, porque el ego es la mente no observada. 
El Zen dice, "No busques la verdad. Sencillamente abandona tus opiniones". ¿Qué significa esa frase? 
Dejar de identificarnos con la mente. Lo que somos aflora espontáneamente cuando eso sucede. 
EL TRABAJO, CON O SIN EGO 
La mayoría de las personas experimentamos momentos de ausencia del ego. Quienes sobresalen verdaderamente en lo que hacen pueden trabajar casi completamente liberados del ego. Quizás no lo sepan, pero el trabajo se convierte para ellos en una práctica espiritual. La mayoría de ellos están presentes mientras realizan su trabajo y vuelven a un estado de inconciencia relativa en su vida privada. 
Eso significa que su Presencia se limita transitoriamente a un aspecto de sus vidas. 
He conocido maestros, artistas, enfermeros, médicos, científicos, trabajadores sociales, meseros, dueños de empresa y vendedores que realizan su trabajo admirablemente sin buscar retribuciones egoístas y respondiendo plenamente a cualquier cosa que el momento les exija. 
Son uno con lo que hacen, uno con el Ahora, uno con las personas a quienes sirven o con las actividades que realizan. 
La influencia que esas personas ejercen sobre los demás va mucho más allá de su función. 
Hacen que se empequeñezca el ego de todas las personas que entran en contacto con ella. 
Hasta quienes poseen egos pesados a veces aflojan, bajan la guardia y dejan de representar sus personajes cuando se relacionan con esas personas. 
No sorprende que quienes abandonan su ego mientras trabajan tienen un éxito extraordinario en lo que hacen. 
Todas las personas que trabajan en la unicidad contribuyen a construir la nueva tierra. 
También he conocido a muchas personas que son técnicamente buenas en lo que hacen pero cuyo ego interfiere permanentemente en su trabajo. 
Solamente ponen una parte de su atención en lo que hacen, mientras que la otra parte está fija en sí mismas. 
Su ego les exige reconocimiento personal y desperdician energía en resentimientos cuando no reciben suficiente (y nunca nada les basta). "¿Esa otra persona ha recibido más reconocimiento que yo?" O tienen su atención puesta en el dinero o el poder, y su trabajo no es más que un medio para esa finalidad. 
El trabajo que se convierte solamente en un medio para alcanzar una finalidad, no puede ser de alta calidad. 
Cuando surgen obstáculos o dificultades, cuando las cosas no marchan según lo previsto, cuando otras personas o circunstancia no ayudan o cooperan, en lugar de estar en unidad con la nueva situación y responder a las exigencias del momento presente, reaccionan contra la situación y, por tanto, se separan de ella. 
Hay un "yo" que se siente personalmente ofendido o resentido, y es enorme la cantidad de energía que se quema en protestas o enojos, la cual podría utilizarse para resolver la situación si el ego no la estuviera desperdiciando. 
Lo que es más, esta "antienergía" crea obstáculos nuevos y más oposición. Muchas personas son realmente su propio peor enemigo. 
Muchas personas, sin saberlo, sabotean su propio trabajo cuando retienen información o ayuda, o tratan de obstaculizar a las demás personas para impedir que tengan más éxito o reciban más crédito que " yo" . 
La cooperación es ajena al ego, salvo cuando hay una motivación oculta. 
El ego no sabe que mientras más incluye a los demás, mejor fluyen las cosas y más fácilmente recibe todo lo que anhela. Cuando damos poca o ninguna ayuda a los demás o levantamos obstáculos en su camino, el universo, a través de las personas y de las circunstancias, nos priva de ayuda al habernos desconectado del todo. El sentimiento de carencia que se anida en las profundidades del ego le hace reaccionar frente al éxito de los demás como si ese éxito "me lo hubieran arrebatado a mi". No sabe que resentir el éxito de los demás limita sus propias posibilidades. A fin de atraer el éxito es necesario acogerlo donde quiera que ocurra. 
EL EGO EN LA ENFERMEDAD 
Una enfermedad puede, o bien fortalecer el ego, o debilitarlo. 
Si nos lamentamos, nos sentimos víctimas o resentimos la enfermedad, el ego se fortalece. 
También se fortalece cuando convertimos a la enfermedad en parte de nuestra identidad conceptual. "Soy víctima de cierta enfermedad". Así, los demás saben quién soy. 
Por otra parte, hay algunas personas que tienen un ego grande en la vida normal pero que, al enfermar, se tornan dóciles, amables y mucho más agradables. Pueden comprender cosas que quizás nunca vieron en su vida normal. 
Pueden lograr acceso a su conocimiento interior y a su estado de contento y hablar con sabiduría. Después, cuando mejoran, recuperan su energía y, con ella, su ego. 
Cuando enfermamos, nuestro nivel de energía se reduce considerablemente y la inteligencia del organismo asume el control y utiliza la poca energía disponible para sanar el cuerpo, de tal manera que no queda mucha para la mente, es decir, para los pensamientos y las emociones egotistas. 
El ego consume grandes cantidades de energía. Sin embargo, en algunos casos, el ego retiene la poca energía restante y la utiliza para sus propios fines. 
Sobra decir que las personas cuyo ego se fortalece durante la enfermedad tardan mucho más tiempo en recuperarse. 
Algunas nunca lo hacen, de tal manera que la enfermedad se vuelve crónica y se convierte en parte permanente de su falso sentido de identidad. 
EL EGO COLECTIVO 
¡Cuán difícil es vivir con uno mismo! Una de las salidas que busca el ego para escapar de su insatisfacción es agrandando y fortaleciendo su sentido del ser mediante la identificación con un grupo: una nación, un partido político, una empresa, una institución, una secta, un club, una pandilla, un equipo de fútbol, etcétera. 
En algunos casos, el ego personal parece disolverse por completo cuando la persona dedica toda su vida a trabajar desinteresadamente por el bien colectivo sin exigir retribuciones, reconocimiento o engrandecimiento personal. Qué alivio deshacerse de la horrible carga del yo personal. 
Los miembros de la colectividad se sienten felices y plenos, por arduo que sea su trabajo o por grandes que sean sus sacrificios. Al parecer, logran trascender el ego. 
La pregunta es si realmente se han liberado o si el ego ha dejado de ser personal para ser colectivo. 
El ego colectivo manifiesta las mismas características del ego personal, como la necesidad de tener conflictos y enemigos, la necesidad de tener más, la necesidad de tener la razón para que otros estén equivocados, y así sucesivamente. 
Tarde o temprano, la colectividad entra en conflicto con otras colectividades porque es algo que anhela inconscientemente y porqué necesita la oposición para definir sus límites y, por ende, su identidad. 
Sus miembros experimentarán entonces el sufrimiento que se desprende inevitablemente como consecuencia de toda acción motivada por el ego. 
En ese momento, es probable que despierten y se den cuenta del fuerte elemento de demencia presente en su colectividad. En un principio puede ser duro despertar súbitamente y reconocer que la colectividad con la cual nos habíamos identificado y para la cual trabajábamos en realidad estaba demente. 
En ese momento, algunas personas se tornan indiferentes o amargadas y, de ahí en adelante, niegan todos los valores, toda la valía. Esto significa que adoptaron rápidamente otro sistema de creencias tan pronto como reconocieron que el anterior era una falacia y que por esa razón se desplomó. 
No enfrentaron la muerte de su ego sino que huyeron para reencarnar en uno nuevo. El ego colectivo generalmente es más inconsciente que los individuos que lo componen. 
Por ejemplo, las multitudes (entidades egotistas transitorias) son capaces de cometer unos actos atroces que el individuo, separado de la turba, no cometería. 
No es raro ver cómo las naciones asumen comportamientos que podrían reconocerse inmediatamente como una psicopatía a nivel individual. 
A medida que vaya aflorando la nueva conciencia, algunas personas sentirán la necesidad de formar grupos para reflejar la conciencia iluminada. 
Esos grupos no serán egos colectivos porque sus integrantes no sentirán la necesidad de definir su identidad a través de ellos. Ya no buscarán la forma para definir lo que son. 
Aunque los integrantes de esos grupos no se hayan liberado completamente del ego, habrá suficiente conciencia en ellos para reconocer el ego en sí mismos y en los demás, tan pronto como éste trate de aflorar. 
Sin embargo, es preciso mantener un estado de alerta porque el ego intentará asumir el control y entronizarse a como dé lugar. Uno de los principales propósitos de estos grupos, trátese de empresas iluminadas, organizaciones de caridad, escuelas o comunidades, será disolver el ego humano exponiéndolo a la luz de la conciencia. 
Las colectividades iluminadas desempeñarán una función importante en el surgimiento de la nueva conciencia. 
Así como las colectividades egotistas nos empujan hacia la inconciencia y el sufrimiento, la colectividad iluminada podrá ser un manantial de conciencia destinado a acelerar el cambio planetario. 
LA PRUEBA INCONTROVERTIBLE DE LA INMORTALIDAD 
El ego nace a través de la brecha presente en la psique humana en la cual la identidad se separa en dos partes a las cuales podríamos llamar "yo" y "mí mismo". 
Por consiguiente, todos los egos son esquizofrénicos, para usar la palabra en su acepción popular de la doble personalidad. Vivimos con una imagen mental de nosotros mismos, un ser conceptual con el cual tenemos una relación. 
La vida misma termina siendo un concepto separado de nuestra esencia en el instante mismo en que hablamos de ella como "mi vida". 
Tan pronto como decimos o pensamos en términos de "mi vida" y creemos en lo que decimos (en lugar de ver la expresión como una convención lingüística), habremos entrado en el ámbito de lo ilusorio. 
De existir "mi vida", inmediatamente se desprende que Yo y mi vida somos dos cosas distintas, de tal manera que también puedo perder mi vida, mi tesoro imaginario más preciado. 
La muerte se convierte en una realidad aparente y en una amenaza. Las palabras y los conceptos dividen la vida en segmentos separados carentes de realidad en sí mismos. Podríamos incluso decir que la noción de "mi vida" es el delirio original de la separación, la fuente del ego. 
Si yo y la vida somos dos, si estoy separado de la vida, entonces estoy separado de todas las cosas, de todos los seres, de todas las personas.
¿Pero cómo podría estar separado de la vida? ¿Cuál "Yo" podría existir separado de la vida, separado del Ser? 
Es completamente imposible. Por consiguiente, "mi vida" no puede existir y no tengo una vida. Soy la vida. 
Yo y la vida somos uno. No puede ser de otra manera. ¿Entonces cómo podría perder mi vida? ¿Cómo podría perder algo que no poseo? ¿Cómo podría perder algo que Yo Soy? 
Es imposible.
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Libro UNA NUEVA TIERRA (ECKHART TOLLE ) Capitulo-3


CAPITULO-3 LA ESENCIA DEL EGO
La mayoría de las personas se identifican completamente con la voz de la mente, con ese torrente incesante de pensamientos involuntarios y compulsivos y las emociones que lo acompañan. Podríamos decir que están poseídas por la mente. 
Mientras permanezcamos completamente ajenos a esa situación, creeremos que somos el pensador. 
Esa es la mente egotista. 
La llamamos egotista porque hay una sensación de ser, de yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción y emoción. 
Hablando en términos espirituales, ése es el estado de inconciencia. 
El pensamiento, el contenido de la mente, está condicionado por el pasado: la crianza, la cultura, la historia familiar, etcétera. La esencia de toda la actividad mental consta de ciertos pensamientos, emociones y patrones reactivos repetitivos y persistentes con los cuales nos identificamos más fuertemente. Esa entidad es el ego. 
En la mayoría de los casos, cuando decimos "yo", es el ego quien habla, no nosotros, como ya hemos visto. 
El ego consta de pensamiento y emoción, un paquete de recuerdos que identificamos con "yo y mi historia", de papeles que representamos habitualmente sin saberlo, de identificaciones colectivas como la nacionalidad, la religión, la raza, la clase social o la filiación política. 
También contiene identificaciones personales, no solamente con los bienes materiales sino también con las opiniones, la apariencia externa, los resentimientos acumulados o las ideas de ser superiores o inferiores a los demás, de ser un éxito o un fracaso. El contenido del ego varía de una persona a otra, pero en todo ego opera la misma estructura. 
En otras palabras, los egos son diferentes sólo en la superficie. En el fondo son todos iguales. 
¿En qué sentido son iguales? 
Viven de la identificación y la separación. 
Cuando vivimos a través del ser emanado de la mente, constituido por pensamientos y emociones, la base de nuestra identidad es precaria porque el pensamiento y las emociones son, por naturaleza, efímeros, pasajeros. 
Así, el ego lucha permanentemente por sobrevivir, tratando de protegerse y engrandecerse. 
Para mantener el pensamiento del Yo necesita el pensamiento opuesto de "el otro". 
El "yo" conceptual no puede sobrevivir sin el "otro" conceptual. 
Los otros son más " otros" cuando los vemos como enemigos. En un extremo de la escala de este patrón egotista inconsciente está el hábito compulsivo de hallar fallas en los demás y de quejarse de ellos. 
Jesús se refirió a esto cuando dijo, "¿Por qué ves la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el tuyo propio?"
1 En el otro extremo de la escala está la violencia física entre los individuos y la guerra entre las naciones. 
En la Biblia, la pregunta de Jesús queda sin respuesta, pero obviamente ésta es que cuando criticamos o condenamos al otro, nos sentimos más grandes y superiores. 
QUEJAS Y RESENTIMIENTO 
Renegar es una de las estrategias predilectas del ego para fortalecerse. 
Cada queja es una historia inventada por la mente y la creemos ciegamente. No importa si manifestamos nuestras quejas o si las pensamos en silencio. 
Algunos egos sobreviven fácilmente a base de lamentos únicamente, quizás porque no tienen mucho más con lo cual identificarse. Cuando somos presa de esa clase de ego, nos lamentamos habitualmente, en particular de los demás. 
Sin embargo, es algo que hacemos inconscientemente, lo cual significa que no sabemos lo que hacemos. 
Aplicar rótulos mentales negativos a los demás, ya sea en su cara o cuando se habla de ellos con otros, o sencillamente cuando se piensa en ellos, suele ser uno de los componentes de este patrón. 
Utilizar adjetivos ultrajantes es la forma más cruda de esos rótulos y de la necesidad del ego de tener la razón y triunfar sobre los demás: "idiota, perra, imbécil", son pronunciamientos definitivos contra los cuales no hay argumento posible. 
En el siguiente nivel más bajo en la escala de la inconciencia están los gritos y las injurias, y bastante cerca, está la violencia física. El resentimiento es la emoción que acompaña a las lamentaciones y a los rótulos mentales, y refuerza todavía más el ego. 
El resentimiento equivale a sentir amargura, indignación, agravio u ofensa. 
Resentimos la codicia de la gente, su deshonestidad, su falta de integridad, lo que hace, lo que hizo en el pasado, lo que dijo, lo que no hizo, lo que debió o no hacer. Al ego le encanta. 
En lugar de pasar por alto la inconciencia de los demás, la incorporamos en su identidad. 
¿Quién lo hace? 
Nuestra inconciencia, nuestro ego. 
Algunas veces, la "falta" que percibimos en otra persona ni siquiera existe. Es una interpretación equivocada, una proyección de una mente condicionada para ver enemigos en los demás y elevarse por encima de ellos. 
En otras ocasiones, la falta puede existir pero la amplificamos al fijarnos en ella, a veces hasta el punto de excluir todo lo demás. Y fortalecemos en nosotros aquello contra lo cual reaccionamos en otra persona. 
No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces no solamente de trascender el ego propio sino también de disolver el ego colectivo de los seres humanos. 
Pero solamente podemos estar en un estado donde no hay reacción si podemos reconocer que el comportamiento del otro viene del ego, que es una expresión de la disfunción colectiva de la humanidad. 
Cuando reconocemos que no es personal, se pierde la compulsión de reaccionar como si lo fuera. 
Al no reaccionar frente al ego logramos hacer aflorar la cordura en los demás, es decir, oponer la conciencia incondicionada a la condicionada. 
En ocasiones quizás sea necesario tomar medidas prácticas para protegernos contra personas profundamente inconscientes. 
Y podemos hacerlo sin crear enemistad. 
Sin embargo, la mayor protección es permanecer en la conciencia. 
Una persona se convierte en enemiga cuando personalizamos la inconciencia de su ego. No reaccionar no es señal de debilidad sino de fuerza. Otra forma de expresar la ausencia de reacción es el perdón. Perdonar es pasar por alto o no reparar. 
No reparamos en el ego sino que miramos la cordura alojada en la esencia de todos los seres humanos. 
Al ego le encanta quejarse y resentirse no solamente con respecto a otras personas, sino también a las situaciones. 
Lo mismo que se le hace a una persona se le puede hacer a una situación: convertirla en enemiga. 
La implicación siempre es: esto no debería estar sucediendo; no quiero estar aquí; no quiero tener que hacer esto; es una injusticia conmigo. Por supuesto el peor enemigo del ego es el momento presente, es decir, la vida misma. 
No se deben confundir las quejas con el hecho de hacer ver a una persona una deficiencia o un error a fin de que pueda corregirlo. 
Y abstenerse de quejarse no significa necesariamente tolerar la mala calidad o la mala conducta. No es cuestión de ego decirle a un mesero que la sopa está fría y que debe calentarse, siempre y cuando nos atengamos a los hechos, los cuales siempre son neutros. 
Renegar es decir "Cómo se atreve a traerme una sopa fría". Hay allí un "yo" al cual le encanta sentirse personalmente ofendido por la sopa fría y que va a sacar el mayor provecho de la situación, un "yo" que disfruta cuando encuentra la falta en el otro. 
Las quejas a las cuales nos referimos están al servicio del ego, no del cambio. Algunas veces es obvio que el ego realmente no desee cambiar a fin de poder continuar quejándose. 
Trate de atrapar a la voz de su mente en el momento mismo en que se queja de algo, y reconózcala por lo que es: la voz del ego, nada más que un patrón mental condicionado, un pensamiento. Cada vez que tome nota de esa voz, también se dará cuenta de que usted no es la voz sino el ser que toma conciencia de ella. En efecto, usted es la conciencia consciente de la voz. 
Allá en el fondo está la conciencia, mientras que la voz, el pensador, está en primer plano. Es así como usted se libera del ego, de la mente no observada. 
Tan pronto como tome conciencia del ego que mora en usted, deja de ser ego para convertirse en un viejo patrón mental condicionado. 
El ego implica inconciencia. 
La conciencia y el ego no pueden coexistir. 
El viejo patrón o hábito mental puede sobrevivir y reaparecer durante un tiempo porque trae el impulso de miles de años de inconciencia colectiva, pero cada vez que se lo reconoce, se debilita. 



jueves, 10 de noviembre de 2016

Libro UNA NUEVA TIERRA (ECKHART TOLLE ) Capitulo-2


EL EGO:EL ESTADO ACTUAL DE LA HUMANIDAD- Capitulo 2
Las palabras, ya sean vocalizadas y convertidas en sonido o formuladas silenciosamente en los pensamientos, pueden ejercer un efecto prácticamente hipnótico sobre la persona. 
Es fácil perdernos en ellas, dejarnos arrastrar por la idea implícita de que el simple hecho de haberle atribuido una palabra a algo equivale a saber lo que ese algo es. 
La realidad es que no sabemos lo que ese algo es. 
Solamente hemos ocultado el misterio detrás de un rótulo. 
En últimas, todo escapa al conocimiento: un ave, un árbol, hasta una simple piedra, y sin duda alguna el ser humano. 
Esto se debe a la profundidad inconmensurable de todas las cosas. Todo aquello que podemos percibir, experimentar o pensar es apenas la capa superficial de la realidad, menos que la punta de un témpano de hielo. 
Debajo de la superficie no solamente todo está conectado entre sí, sino que también está conectado con la Fuente de la vida de la cual provino. 
Hasta una piedra, aunque más fácilmente lo harían una flor o un pájaro, podría mostrarnos el camino de regreso a Dios, a la Fuente, a nuestro propio ser. 
Cuando observamos o sostenemos una flor o un pájaro y le permitimos ser sin imponerle un sustantivo o una etiqueta mental, se despierta dentro de nosotros una sensación de asombro, de admiración. 
Su esencia se comunica calladamente con nosotros y nos permite ver, como en un espejo, el reflejo de nuestra propia esencia. Esto es lo que sienten los grandes artistas y logran transmitir a través de sus obras. 
Van Gogh no dijo: "Esa es sólo una silla vieja". 
La observó una y otra vez. 
Percibió la calidad del ser de la silla. 
Y entonces se sentó ante el lienzo y tomó el pincel. 
La silla se habría vendido por unos cuantos dólares. 
La pintura de esa misma silla se vendería hoy por más de $25.000 millones. 
Cuando nos abstenemos de tapar el mundo con palabras y rótulos, recuperamos ese sentido de lo milagroso que la humanidad perdió hace mucho tiempo, cuando en lugar de servirse del pensamiento, se sometió a él. 
La profundidad retorna a nuestra vida. 
Las cosas recuperan su frescura y novedad. 
Y el mayor de los milagros es la experiencia de nuestro ser esencial anterior a las palabras, los pensamientos, los rótulos mentales y las imágenes. 
Para que esto suceda debemos liberar a nuestro Ser, nuestra sensación de Existir, del abrazo sofocante de todas las cosas con las cuales se ha confundido e identificado. 
Es de ese proceso de liberación del que trata este libro. Mientras más atentos estamos a atribuir rótulos verbales a las cosas, a las personas o a las situaciones, más superficial e inerte se hace la realidad y más muertos nos sentimos frente a la realidad, a ese milagro de la vida que se despliega continuamente en nuestro interior y a nuestro alrededor. 
Ese puede ser un camino para adquirir astucia, pero a expensas de la sabiduría que se esfuma junto con la alegría, el amor, la creatividad y la vivacidad. 
Estos se ocultan en el espacio quieto entre la percepción y la interpretación. Claro está que las palabras y los pensamientos tienen su propia belleza y debemos utilizarlos, pero ¿es preciso que nos dejemos aprisionar en ellos? 
Las palabras buscan reducir la realidad a algo que pueda estar al alcance de la mente humana, lo cual no es mucho. 
El lenguaje consta de cinco sonidos básicos producidos por las cuerdas vocales. Son las vocales "a, e, i, o, u". 
Los otros sonidos son las consonantes producidas por la presión del aire: "s, f, g", etcétera.
¿Es posible creer que alguna combinación de esos sonidos básicos podría explicar algún día lo que somos o el propósito último del universo, o la esencia profunda de un árbol o de una roca? 

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Libro UNA NUEVA TIERRA (ECKHART TOLLE ) Capitulo-1



EL FLORECER DE LA CONCIENCIA HUMANA EVOCACIÓN -CPITULO-1
La Tierra, hace 114 millones de años, un día poco después de despuntar el alba: la primera flor en existir sobre el planeta abre sus pétalos para recibir los rayos del sol. 
Con anterioridad a ese suceso extraordinario que anuncia la transformación evolutiva de la vida vegetal, el planeta había estado cubierto de vegetación durante millones de años. 
Es probable que la primera flor no hubiera sobrevivido por mucho tiempo y que las 4 flores hubieran seguido siendo fenómenos raros y aislados, puesto que las condiciones seguramente no eran favorables para una florescencia generalizada. 
Sin embargo, un día se llegó a un umbral crítico y súbitamente debió producirse una explosión de colores y aromas por todo el planeta, de haber habido una conciencia con capacidad de percepción para presenciarla. 
Mucho tiempo después, esos seres delicados y perfumados a los cuales denominamos flores desempeñarían un papel esencial en la evolución de la conciencia de otras especies. 
Los seres humanos se sentirían cada vez más atraídos y fascinados por ellas. 
Seguramente, a medida que la conciencia humana se fue desarrollando, las flores pudieron ser la primera cosa que los seres humanos valoraron sin que representaran un valor utilitario para ellos, es decir, sin que tuvieran alguna relación con su supervivencia. 
Sirvieron de inspiración para un sinnúmero de artistas, poetas y místicos. Jesús nos dice que contemplemos las flores y aprendamos a vivir como ellas. 
Se dice que Buda pronunció una vez un "sermón silencioso" mientras contemplaba una flor. 
Al cabo de un rato, uno de los presentes, un monje de nombre Mahakasyapa, comenzó a sonreír. Se dice que fue el único que comprendió el sermón. 
Según la leyenda, esa sonrisa (la realización) pasó a veintiocho maestros sucesivos y mucho después se convirtió en el origen del Zen. La belleza de una flor pudo arrojar un breve destello de luz sobre la parte esencial más profunda del ser humano, su verdadera naturaleza. 
El momento en que se reconoció por primera vez la belleza fue uno de los más significativos de la evolución de la conciencia humana. 
Los sentimientos de alegría y amor están íntimamente ligados con ese reconocimiento. Sin que nos diéramos cuenta, las flores se convertirían en una forma de expresión muy elevada y sagrada que moraría dentro de nosotros pero que no tendría forma. 
Las flores, con su vida más efímera, etérea y delicada que la de las plantas de las cuales nacieron, se convertirían en especie de mensajeras de otro plano, un puente entre el mundo de las formas físicas y de lo informe. 
Su aroma no solamente era delicado y agradable para los sentidos, sino que traía una fragancia desde el plano del espíritu. 
Si utilizamos la palabra "iluminación" en un sentido más amplio del aceptado convencionalmente, podríamos pensar que las flores constituyen la iluminación de las plantas. 
Cualquiera de las formas de vida de los distintos reinos (mineral, vegetal, animal o humano) pasa por la "iluminación". Sin embargo, es algo que sucede muy rara vez puesto que es más que un paso en la evolución: también implica una discontinuidad de su desarrollo, un salto hacia un nivel completamente diferente del Ser, acompañado, en lo que es más importante, de una disminución de la materialidad. 
¿Qué podría ser más denso e impenetrable que una roca, la más densa de todas las formas? No obstante, algunas rocas sufren cambios en su estructura molecular, convirtiéndose en cristales para dar paso a la luz. 
Algunos carbones se convierten en diamantes bajo condiciones inconcebibles de calor y de presión, mientras que algunos minerales pesados se convierten en piedras preciosas. 
La mayoría de los reptiles rastreros, los más íntimamente unidos a la tierra, han permanecido iguales durante millones de años. Sin embargo, algunos otros desarrollaron plumas y alas para convertirse en aves, desafiando la fuerza de la gravedad que los había mantenido sujetos al suelo durante tanto tiempo. No aprendieron a reptar o a andar mejor, sino que trascendieron totalmente esos dos pasos. 
Desde tiempos inmemoriales, las flores, los cristales, las piedras preciosas y las aves han tenido un significado especial para el espíritu humano. 
Al igual que todas las formas de vida, son, lógicamente, manifestaciones temporales de la Vida y la Conciencia. 
Su significado especial y la razón por la que los seres humanos se han sentido fascinados y atraídos por ellas pueden atribuirse a su cualidad etérea. 
Cuando el ser humano tiene un cierto grado de Presencia, de atención y alerta en sus percepciones, puede sentir la esencia divina de la vida, la conciencia interior o el espíritu de todas las criaturas y de todas las formas de vida, y reconocer que es uno con esa esencia y amarla como a sí mismo. 
Sin embargo, hasta tanto eso sucede, la mayoría de los seres humanos perciben solamente las formas exteriores sin tomar conciencia de su esencia interior, de la misma manera que no reconocen su propia esencia y se limitan a identificarse solamente con su forma física y psicológica. 
Sin embargo, en el caso de una flor, un cristal, una piedra preciosa o un ave, hasta una persona con un grado mínimo de Presencia puede sentir ocasionalmente que en esa forma hay algo más que una simple existencia física, aún sin comprender la razón por la que se siente atraída y percibe una cierta afinidad por ella. 
Debido a su naturaleza etérea, esa forma oculta menos el espíritu interior que otras formas de vida. 
La excepción de esto son todas las formas recién nacidas como los bebés, los cachorros, los gatitos, los corderos, etcétera; son frágiles, delicados y no se han establecido firmemente en la materialidad. De ellos emana todavía inocencia, dulzura y una belleza que no es de este mundo. 
Son un deleite hasta para los seres humanos relativamente insensibles. Así que cuando contemplamos conscientemente una flor, un cristal o un ave sin decir su nombre mentalmente, se convierte en una ventana hacia el mundo de lo informe. Podemos vislumbrar algo del mundo del espíritu. 
Es por eso que estas tres formas "iluminadas y aligeradas" de vida han desempeñado un papel tan importante en la evolución de la conciencia humana desde la antigüedad; es la razón por la cual la joya de la flor de loto es un símbolo central del budismo y la paloma, el ave blanca, representa al Espíritu Santo en el cristianismo. 
Han venido abonando el terreno para un cambio más profundo de la conciencia planetaria, el cual debe manifestarse en la especie humana. Es el despertar espiritual que comenzamos a presenciar ahora.
 ¿CUÁL ES LA FINALIDAD DE ESTE LIBRO?
 ¿Está lista la humanidad para una transformación de la conciencia, un florecimiento interior tan radical y profundo que la florescencia de las plantas, con toda su hermosura, sea apenas un pálido reflejo? ¿Podrán los seres humanos perder la densidad de las estructuras mentales condicionadas y llegar a ser, lo mismo que los cristales o las piedras preciosas, transparentes a la luz de la conciencia? ¿Podrán desafiar la fuerza de gravedad del materialismo y la materialidad para elevarse por encima de la forma cuya identidad mantiene al ego en su lugar y los condena a vivir prisioneros dentro de su personalidad? 
La posibilidad de esa transformación ha sido el tema central de las enseñanzas de los grandes sabios de la humanidad. 
Los mensajeros como Buda, Jesús y otros (no todos conocidos) fueron las primeras flores de la humanidad. 
Fueron los precursores, unos seres raros y maravillosos. 
En su época no era posible todavía un florecimiento generalizado y su mensaje fue distorsionado o mal comprendido. 
Ciertamente no transformaron el comportamiento humano, salvo en unas cuantas personas. ¿Está más preparada la humanidad ahora que en la época de los primeros maestros? ¿Por qué habría de ser así? ¿Hay algo que podamos hacer para propiciar o acelerar este cambio interior? ¿Qué es lo que caracteriza el tradicional estado egotista de la conciencia y cuáles son las señales que permitirán reconocer el surgimiento de la nueva conciencia? 
Estos son los interrogantes que trataremos de resolver en este libro. Pero es más importante el hecho de que este libro es en sí un medio de transformación emanado de esa nueva conciencia que comienza a aflorar. 
Aunque los conceptos y las ideas aquí contenidos son importantes, son secundarios. 
No son más que señales a lo largo del camino que conduce hacia el despertar. A medida que vaya leyendo se operará un cambio en usted. La finalidad principal de este libro no es darle a su mente más información ni creencias, ni tratar de convencerlo de algo, sino generar en usted un cambio de conciencia, es decir, un despertar. En ese sentido, este libro no es "interesante", puesto que esa palabra implica la posibilidad de mantener una distancia, jugar con las ideas y los conceptos en la mente y manifestarse de acuerdo o en desacuerdo con ellos. 
Este libro es sobre usted. Si no contribuye a modificar el estado de su conciencia, no tendrá significado alguno. 
Solamente servirá para despertar a quienes estén listos. Aunque no todo el mundo está listo, muchas personas sí lo están y, cada vez que alguien despierta se amplifica el ímpetu de la conciencia colectiva, facilitando el cambio para los demás. Si no sabe lo que significa despertar, siga leyendo. 
Es solamente a través del despertar que podrá comprender el verdadero significado de la palabra. 
Basta con un destello para iniciar el proceso, que es irreversible. Para algunos, este libro será ese destello, para muchos otros que quizás no se hayan dado cuenta, el proceso ya ha comenzado. Este libro les ayudará a reconocerlo. 
Algunos habrán emprendido el camino como consecuencia del sufrimiento o de una pérdida, mientras que otros quizás lo hayan hecho a través del contacto con un maestro o una enseñanza espiritual, la lectura de El poder del ahora o de algún otro libro pleno de vida espiritual y de energía transformadora, o una combinación de lo anterior. 
Si ya se ha iniciado en usted el proceso del despertar, éste se acelerará e intensificará con esta lectura. 
Una parte esencial del despertar consiste en reconocer esa parte que todavía no despierta, el ego con su forma de pensar, hablar y actuar, además de los procesos mentales colectivos condicionados que perpetúan el estado de adormecimiento. 
Es por eso que el libro muestra los principales aspectos del ego y la forma como operan tanto a nivel individual como colectivo. Esto es importante por dos razones conexas: la primera es que a menos de que usted conozca la mecánica fundamental del ego, no podrá reconocerlo y caerá en el error de identificarse con él una y otra vez. 
Eso significa que el ego se apoderará de usted y fingirá ser usted. La segunda razón es que el acto mismo de reconocer es uno de los mecanismos para despertar. 
Cuando usted reconozca su inconciencia, será precisamente el surgimiento de la conciencia, el despertar, el que hará posible ese reconocimiento. No es posible vencer en la lucha contra el ego, como no es posible luchar contra la oscuridad. Lo único que hace falta es la luz de la conciencia. Usted es esa luz.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Libro Contando con tu Alma (Eric Rolf) EL AÑO EMOCIONAL


EL AÑO EMOCIONAL
La importancia del año emocional 
La vida no es continua, es nueva a cada paso, o en cada respiración como dicen los yoguis. 
Es posible que hayamos oído esta hermosa afirmación otras veces, pero ¿realmente la hemos vivido? 
A través de la numerología del alma podemos experimentar este movimiento en aspectos prácticos y concretos. 
Cada año tiene una nueva energía que se puede apreciar, a veces, de forma sutil y otras drásticamente. 
La importancia del año emocional es que permite, año tras año, alinearse con ese movimiento relacionado con el sentir a todos los niveles. 
Metafóricamente, podríamos decir que la energía del año emocional es cómo un viento que sopla en una dirección determinada cada año. 
El concepto de alineamiento, viene de poner la vela en la dirección del viento. 
Un error que solemos cometer a menudo, es querer avanzar en línea recta, sople el viento de donde sople. 
El único problema de las líneas rectas es que no existen. 
Bien, sí existen, pero sólo en la mente, cuando nos creemos que ese es el camino más corto entre A y B. 
Claro, eso es lo que nos dijeron y suena tan lógico que nos lo creímos, pero no era verdad: una línea recta es un producto de la lógica y la vida no la sigue. 
Las únicas rectas que conocemos son las creadas por el hombre; en el Universo nada sigue una línea recta, ni los planetas, ni las estrellas, ni su luz, ni el viento, ni los árboles, ni las partículas más diminutas... nada; Intentar avanzar por la vida en línea recta no es lógico, es absurdo. 
Esos cambios de dirección no están en nuestras manos, no podemos modificarlos; lo que sí podemos hacer, que es todo, es alinearnos con ellos. Si nos permitimos alinearnos, parece que tenemos suerte o que nuestra vida va sola, sin esfuerzo; es como estar en una canoa y dejar que te lleve la corriente. 
Una forma práctica de alinearse es dejar de intentar remar en ninguna dirección, simplemente dejarse llevar. 
Eso suena muy arriesgado porque uno resiste su propio camino. Aunque el viento de la vida puede soplar en distinta dirección instante a instante, el año emocional forma una gran corriente de aire que te lleva en un sentido determinado y que tú puedes aprovechar. Cuando quieres alcanzar algo y parece que la vida sólo te pone inconvenientes, está claro que está pasando algo que no estás escuchando, lo estás pasando por alto. 
Pararte a escuchar te va a ser muy útil, pero ¿cómo se escucha de forma nueva? Lo que le da sentido a cualquier información es el contexto en el que está, y cuando éste cambia, el sentido cambia también. 
El contexto del año emocional te va a dar un nuevo marco que te va a permitir encajar toda esa información con un sentido completamente diferente y apoyador. 
Puedes tener la tentación de utilizar esta información como una predicción, pero en realidad no lo es, porque en cualquier año puede ocurrir cualquier cosa. Si imaginamos la vida como un flujo o como una corriente, podemos utilizar el año emocional como la previsión anual del aire que va a soplar. 
No hay números ni años mejores que otros. 
Hay momentos en los que uno insiste en ir en una dirección y las cosas que le ocurren van en la contraria. 
Cuando el viento empieza a soplar, si insistes en ir en su contra puedes tener algún contratiempo... Siempre somos libres para elegir la dirección que queremos seguir y si escuchamos, si estamos atentos, todos los años son "buenos”. 
El futuro está en tus manos. Suerte. 
CÁLCULO DEL AÑO EMOCIONAL 
Se halla sumando tu número del alma con el año actual, de forma que varia cada año. 
Por ejemplo, un número del alma 2, en el año 2004, está en un año emocional 8 (Contando con el año actual)
• Detalle del cálculo: El año 2004 es un año 6; ( 2 + 0 + 0 + 4= 6) Para hallar el año emocional, le sumas tu número del alma, en el caso del ejemplo 2; ( 6 + 2 = 8 ) El resultado es 8. 
En el capítulo siguiente, la matriz del alma, vas a ver la fuerza de los años emocionales y como tu vida se alinea a ellos, con tu voluntad consciente o sin ella. 
Ahora debes calcular cuál es tu año emocional. 
Todos los años emocionales. 
AÑO 1: Es un año para seguir el impulso de correr hacia lo nuevo. La base es que lo viejo no funciona igual que antes. 
Le damos forma o salida a nuestros impulsos y también estamos más conscientes de cuando los reprimimos. 
Nos sentimos más activos. También aparecen nuevos intereses que se presentan a través de ideas nuevas. Nos apuntamos a cosas que parece que serán duraderas y más adelante nos apetece hacer otra cosa diferente. Año de cambios. 
Las dificultades en este año pueden venir por no haber dicho adiós a las cosas viejas en el año anterior y seguir enganchado a ellas. 
Si hemos sabido decir adiós y gracias el año pasado, lo nuevo nos llega fácil y agradable. La personalidad y el ego están mas sensibles este año que de costumbre. 
No es un año de problemas económicos, este periodo es para vivir otras cosas. 
El 1 es la metáfora del recién nacido. El niño no tiene que buscar la comida por su cuenta, eso ya lo tiene solucionado. Estamos más en contacto con nuestras emociones que con la parte racional o lógica. Somos más impulsivos, no queremos pensarnos tanto las cosas. 
AÑO 2: Año de relaciones que se intensifican en el uno a uno. Tenemos más fuerza interior, que se siente como una atracción de personas y acontecimientos. También en consecuencia hay menos necesidad de expresar nuestra fuerza directamente. Estamos más presentes o conscientes de nuestro mundo interior. 
Como un efecto de esto, suelen cambiar los sueños y aparentan más reales. Año de estar ocupado, mucho trabajo y pocas recompensas directas o externas por ese trabajo. 
Se viven los aspectos interiores de cualquier situación. 
En el año 1 se toma un impulso realizando una acción, orgulloso de lo que se ha hecho, en el año 2 uno se siente que se ha entregado a algo que valía la pena. 
Este proyecto que vale la pena normalmente no es para uno mismo, es por un interés general y apoyando un trabajo donde otra persona o el mismo proyecto recibe el mérito. 
Las cosas que uno quiere directamente le vienen indirectamente. 
Se trata de tener claro lo que uno quiere y entonces atender lo que se tiene delante, que normalmente en este año es ayudar a otro. 
Entonces de forma mágica, aparece lo que nosotros queremos indirectamente. Cuando uno esta conectado al interior se siente más fuerte. La fuerza viene del interior y este es un año interior. Es una fuerza indirecta que si se usa para apoyar a otros funciona mejor para ambos. 
AÑO 3: Año de nuevas ideas, de proyectos creativos, de expresión y comunicación. Suelen ocurrir acontecimientos que estimulan el miedo y también se agudiza la intuición. 
Aparecen nuevas posibilidades, aventuras, fantasías y eso nos crea inseguridad, dudas, altibajos, que pueden ser intensos, y miedo como metáfora de fuerza creativa bruta. 
Nuestras resistencias estarán más a flor de piel, estaremos más sensibles y parecerá que ya no aguantamos o aguantamos menos. Sentimos el impulso de dejar circunstancias o relaciones que parece que nos limitan. 
No es un año de mucha actividad externa, el movimiento va por dentro, en como uno percibe el mundo exterior. 
Nos interesa descubrir como ocurren las cosas, como se crean los acontecimientos. Es un año para darse cuenta de que no hace falta luchar en el mundo exterior para que funcionen las cosas, que la clave es nuestro mundo interior y que si le hacemos caso, las cosas externas parece que funcionan solas. Uno de los efectos que se produce cuando uno da paso a lo nuevo, es que también entra nueva energía y se sitúa en un nuevo nivel de conciencia. 
Las cosas del pasado que no están a ese nuevo nivel salen. 
Esas cosas del pasado están en nuestro interior y la forma que tienen de salir es manifestándose físicamente en el mundo. 
A veces, esa manifestación externa, no es agradable porque hace mucho ruido. Es como ponerse a limpiar, que se ve más suciedad al principio. Esa mayor suciedad son las cosas del pasado saliendo. 
Cuando algo del pasado sale, nos cuesta soltarlo. 
Puede hacerlo más fácil darnos cuenta de que lo que nos cuesta soltar no es la parte material, sino el sentimiento que llevamos dentro. 
Una forma de dar la libertad a ese sentimiento y a las personas involucradas en él, es utilizar la materia como símbolo de esa circunstancia, es decir los objetos que guardamos relacionados con ese pasado, y al soltarlos liberar la energía enganchada en ellos, recuperando nuestra energía y devolviendo el resto a quien le pertenezca. 
Así uno deja de tener fragmentada su energía en el pasado y está toda disponible en el presente. 
AÑO 4: El 4 simboliza la energía tomando forma física, manifestándose materialmente. 
Así en este año las cosas de nuestro mundo interior, como ideas, visiones, sueños, se manifiestan físicamente, externamente. 
La otra cara de este aspecto es que si sentimos, interiormente, que nuestra vida no evoluciona, exteriormente aparecen obstáculos, dificultades. 
Mantener ese último punto de vista, nos va a llevar a circunstancias en las que, de repente, parece que se nos cierran todas las puertas. 
Es también un periodo de revisión de nuestras estructuras, familia, casa, trabajo y todo lo relacionado con la estabilidad. Probablemente una metáfora de cambio de casa, o donde uno se siente en su casa, como en el trabajo o como miembro de una organización o grupo, aunque no tiene porque ser permanente. Quizá por un tiempo vivir en otro sitio, o realizar cambios dentro de la casa o cambio de coche, trabajo, o de posición en la misma empresa. 
También aspectos familiares, uniones, separaciones, nacimientos. 
Los problemas físicos en el cuerpo o quizá accidentes, son otra manifestación de un año de obstáculos físicos. 
Es un periodo para trabajar la paciencia, para ver la vida paso a paso y confiar, manteniendo la intención de dónde vamos y poniendo atención sólo en el paso que estamos dando en ese momento. No se puede hacer nada para tener más paciencia. 
Si intentamos ser más pacientes, nos ponemos más nerviosos, más impacientes. Lo que si podemos hacer es tener confianza. La confianza está en un nivel más amplio que la paciencia. Podemos confiar en nosotros mismos o en los demás, pero la verdadera confianza es la que tengamos en la vida, que también podemos llamar fe. 
La fe o certeza están en un nivel más amplio que la confianza en nosotros mismos o en los demás. Así se trabaja la paciencia, con confianza y certeza. 
AÑO 5: En este periodo dispondremos de mucha energía. 
La energía enfocada en una dirección nos dará acción, movimiento, libertad y variedad. 
Si no la dirigimos nos provocará nerviosismo y miedo. 
Es un año para disfrutar de la variedad, para hacer muchas actividades diferentes, con mucha intensidad y por un corto periodo. Si estamos en movimiento, no nos va a faltar energía, porque lo que quiere la energía es circular. 
Si nos quedamos parados, nos consumirá y no tendremos fuerzas ni para levantarnos del sofá. 
Si no hacemos circular la energía se bloquea y provoca tensión y dolor muscular. 
Podemos tener dolores de cabeza y de espalda. Este año nos sobra energía para nuestros proyectos y para hacerla circular, hay que dársela a los demás, a cuantos más mejor. 
Es un periodo para estar también al servicio de los proyectos de otras personas, aportándoles nuestra colaboración desinteresada. 
Nuestro desafío será no intentar controlar al otro, ni su proyecto. Es un desafío porque cuando aportamos nuestra energía a un proyecto, nos gusta sentirnos parte de él. 
Eso nos hace dependientes y este es una año para vivir la libertad. Para ser libre lo primero es dar libertad al otro y a su proyecto. 
Ser libre para poder comprometerse totalmente. 
Como metáfora de movimiento y de estar al servicio de otros, es un periodo de viajes cortos y frecuentes. 
Viajes para apoyar a otros, quizá de trabajo o personales aunque no viajes de vacaciones. Es un año para vivir la libertad, la no- dependencia. 
Podemos aprovechar para liberarnos de viejas ataduras del pasado. Podemos notar la energía en las manos. Etapa para deshacer las ataduras del pasado y quedarnos con las manos libres para apoyar al otro. 
AÑO 6: Año para vivir el amor, a través de experiencias de amor total, de disfrutar sintiéndose enamorado de todo. 
Es también un periodo para vivir el éxito, en muchos casos aparentemente no merecido desde nuestro punto de vista, ya que nos llega sin esforzarnos. 
También podemos elegir sentir que es injusto que el éxito llegue ahora con tan poco esfuerzo, cuando creemos que lo hemos merecido en muchas otras ocasiones y no ha llegado. 
Este periodo es una buena oportunidad para darse cuenta de que el éxito es la opinión del otro y que se va tan fácil como llega. Es igual de absurdo apegarse al éxito que al fracaso. 
Nos podemos sentir desde abandonados a traicionados. 
Es posible que tengamos alguna buena excusa para sentirnos así y también podemos utilizar esa circunstancia para darnos cuenta que uno nunca está solo. 
Ahora mismo podemos elegir creer que este año nos van a abandonar y sentirnos víctimas o que vamos a poder aprovechar esa circunstancia para evolucionar. 
También podemos abandonar una relación, proyecto, circunstancia o trabajo porque nos sentimos abandonados por él, es decir, ya no nos apoya. 
Vamos a trabajar también la responsabilidad: nos veremos agobiados por la responsabilidad. Hay que descubrir que uno es sólo responsable en cada instante de lo que tiene delante. 
La responsabilidad no va más lejos, la mente sí, pero no hace falta. Nuestra intuición está muy clara y es un buen periodo para la comunicación; hablamos con mucha fluidez, aunque también podemos meter la pata a través de las cosas que decimos, aunque no por no tener razón, sino por sus consecuencias. 
Aparecen desafíos de aceptación personal. 
Tenemos una idea de perfección o del mundo ideal que es poco práctica y se convierte en inalcanzable. 
Nos hace falta bajar esa idea de perfección a la tierra, algo más cercano para el primer paso. 
AÑO 7: Año de explorar nuevas posibilidades como si fueran distintos mundos; pueden ser en el mundo del trabajo o personal, o tomar la forma de viajes: año para viajar; el mundo nos recuerda que está ahí para visitarlo. 
En este periodo parece que los acontecimientos incrementan su intensidad; si antes nos molestaba algo, ahora nos molesta más. Pueden aparecer aspectos de competencia, lucha o agresividad para lograr nuestros objetivos. Suele haber bastante ruido mental “comerse el coco”. Tenemos muchas cosas en la cabeza que nos parece que son importantes. 
Si intentamos solucionarlas una por una no acaban nunca, pero si nos enfocamos en un contexto más amplio, al que podemos acceder con los alimentos del alma[12], parece que las otras cosas se solucionan solas o sin conflicto. 
Es buen momento para poner atención en las creencias que tenemos sobre el mundo material, porque incrementan su intensidad y podemos verlas mejor. Si no prestamos atención a este proceso, podemos creernos más el mundo material y ser más dependientes de él. Periodo para desarrollar proyectos o ideas de forma racional, hasta un punto en el que la lógica se acaba y dónde el proyecto continua con un salto al vacío, que representa el salto de la razón al corazón. 
Esa es una manera de alinearnos con la energía 7 de este año para que las cosas funcionen: cuidar los detalles hasta un punto en que hay que soltarlo todo y confiar en que la vida siempre apoya. 
AÑO 8: Año de transformación o más concretamente de transmutación, un proceso más alquímico de salto de una dimensión a otra, muerte y regeneración; metáfora del resurgir del fénix desde las cenizas. 
Dependiendo de la atención y sensibilidad de cada persona a esta transmutación, hay quién empieza a notarla en el año 8 y quién la nota en el 9 donde es mucho más evidente. 
También es un año en el que se manifiesta poder a través de conseguir objetivos, o a través de algún tipo de mando, donde las circunstancias parece que nos sitúan en un punto donde debemos tomar decisiones que afectan a otras personas. 
Es un año donde se manifiesta la metáfora de la muerte como proceso de transformación. 
El 8 representa el movimiento de energía de un nivel a otro y eso requiere la muerte de un nivel para el nacimiento del otro. Se producen saltos de energía, una llama nueva de energía que entra. Los años 8 y 9 pueden ser los más fuertes. 
Hay veces que el 1 aparenta más fuerte; eso ocurre si no se acepta la transmutación en los años 8 y 9. 
Hay también muchas oportunidades de vivir la muerte del ego. Es un periodo para confiar en que todo va bien y creer en la magia de la vida, donde es suficiente tener una intención clara sobre que es lo mejor que puede pasar, y dónde no es necesario intervenir directamente para que las cosas funcionen. 
Al contrario, meter la mano o manipular, juega en contra nuestro. 
AÑO 9: El año 9 marca el final de un ciclo. Cosas que hemos estado haciendo en los últimos años dejan de interesarnos. 
Año de despedidas; el truco está en decir adiós y gracias por todo lo aportado. 
La vida nos apoya, pero no a nuestras creencias de importancia personal. En este periodo no nos tiene lástima. 
Nos hemos ido dejando cosas pendientes por el camino, llega el periodo 9 y es el momento de pasar cuentas y ponerse al día. Nos toca trabajar el desapego. Tenemos la oportunidad de llegar a un punto donde aceptemos los acontecimientos tal cual, sin tenernos lastima. 
Las cosas se acaban, quizá aspectos de relaciones o proyectos han caducado y hay que hacerlo de otra manera. 
Todo está moviendo y lo peor que podemos hacer es agarrarnos, porque cuanto más intentamos agarrarnos peor lo pasamos. 
Podemos elegir entre la amargura de querer agarrarnos a algo que se acabó o aceptar que eso está ya completo y que toca otra cosa, abriéndonos a lo nuevo. 
Es un año que marca el inicio de cambios profundos, cambios de rumbo. Se amplia el nivel de conciencia, las cosas se ven de otra manera y toca actuar en consecuencia. Hay que poner la atención en lo que llega, que es donde están los regalos, no en lo que se va. 
El efecto de pasar cuentas hace también que den fruto semillas que plantamos hace años en un terreno fértil y que quizá ya se nos olvidó regar. Es como haber hecho un ingreso en un banco hace años, al ir a poner la cuenta al día, resulta que encontramos todos los intereses. 
Este periodo es como una fiesta de despedida, la fiesta dura todo el año; el único problema es que nos olvidemos de que estamos en una fiesta. Es un año para disfrutar del momento de plenitud en el que dices “ya está”, donde se crea un vacío que atrae lo nuevo. Para que llegue lo nuevo hay que dejarle un espacio, hay que soltar lo viejo.
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