El Encuentro
Capitulo- 2
Los tiempos se aceleran. Las estructuras externas e internas sienten el cimbronazo. La realidad se resquebraja. Se huele la necesidad de auxilio. Millones de almas están sedientas de una mano sincera que las ayude a trascender el desconcierto.
Hay quienes especulan y explotan esa necesidad de guía, lo cual sume a muchísimos peregrinos en una angustia aún mayor. Asistimos a un período de caos. Somos protagonistas de una gran transformación. No bajes los brazos. Vengo a tu encuentro para que charlemos, de corazón a corazón.
Por medio de “La Búsqueda”, te revelé parte de mi proceso de transformación.
Al finalizar ese capítulo de mi vida, la intuición me susurró al oído que había llegado el momento de conectar con mi esencia, porque estaba cobrando vida una nueva dimensión. Sobre eso y otros temas me gustaría que hablemos. Mis palabras no son las de un iluminado, simplemente me mueve la compasión.
No puedo seguir andando si sé que una parte mía quedó sufriendo a un costado del camino. Sería inhumano seguir.
Sé que hubieses hecho lo mismo, o tal vez más. Tus ojos están cansados, pero no mienten. Por más que soy consciente de las dificultades para entenderse por medio del lenguaje, mi corazón insiste en que habrá una frecuencia sutil que viajará más allá de los conceptos.
Muchas de las cosas te las diré sin decir, porque así es como actúa la magia en el entramado cósmico de luz, que está dando vida a una nueva humanidad. Sé de tu prisa y te comprendo, pero calma, haremos de cuenta que somos llevados fuera de los límites del tiempo. No puedo revelarte todo lo que hablaremos, porque aún lo desconozco. La vida nos está regalando este mágico encuentro. Dejemos que nos sorprenda. Seremos conversados por la divinidad. La intuición me guiña el ojo. Es posible que, después de esta charla, nos fundamos en un enorme abrazo desde el alma y salgamos corriendo, a sonreír por la vida, sin que nos importe las condiciones del tiempo, porque dentro, muy dentro nuestro, habrá salido el Sol. Disfrutemos de este encuentro…
Así comienza “El Encuentro”
¿Te gusta la música de ángeles que puse para que escuchemos de fondo? Ayuda a transportarnos a una dimensión diferente, donde la luz acaricia lo más puro de nuestra esencia. En todo momento somos acompañados. No los puedo ver, pero los puedo sentir.
Te cuento un secreto: siempre que estés muy cansado, decile a un ángel que bese tu alma y verás que la energía fluye nuevamente por tu cuerpo. ¿Por qué esa cara tan larga? ¿Descreés que existan otros planos que trasciendan la materia? No soy quién para culparte. Me llevó mi buen tiempo cambiar.
Somos programados de una manera tan intensa por la sociedad de consumo, con el discurso de que sólo existe el mundo de las formas, que luego es muy difícil comprender que existan otras realidades más allá de los sentidos. Eso, entre otras cosas, provoca que veamos la muerte de una manera tan negativa.
¿Te sentís bien? Percibí como si una ráfaga de frío recorriese tu espalda al citar la muerte. Debemos aprender a escuchar nuestro cuerpo. Esa señal fue una clara invitación a que toquemos este tema, que tanto ruido interno te provoca y te causa malestar con su sola mención.
La muerte como transformación.
La muerte será un buen tema para que comencemos a charlar, porque es una de las pocas cosas que tenemos garantizadas a lo largo del camino de la vida
¡Vení acá, no te vayas! No soy pesimista, todo lo contrario.
La muerte no es más que el paso necesario para que la mutación de las formas pueda tener lugar.
Debería llamarse transformación en vez de muerte, así podríamos verla como algo natural. Un buen ejercicio para trascender los límites de nuestros mapas mentales, es mirar desde otra perspectiva. En este caso, vamos a intentar ver la muerte a través de los ojos de un niño que está por nacer.
Lo único que necesitamos es obviar, por unos segundos, que, antes de superar la “línea del olvido”, el niño ya sabe dónde encarnará, quiénes serán sus padres y demás, ¿te parece? Actualmente, gracias a los avances de la ciencia y de la tecnología, contamos con medios suficientes como para ver parte del proceso de gestación, pero ¿qué pasaría si no pudiésemos comprobarlo? ¿Realmente creeríamos que vivimos de ese modo durante nueve meses? Te quedaste pensando por qué dije “parte del proceso de gestación”. ¿Creés que podemos verlo todo? Si es así, ¿dónde estaba el espíritu de ese niño antes de ingresar al cuerpo? Bueno… sigamos, de todos modos ésta no será la única pregunta que nos quede sin responder. ¿Considerás que por sí mismo el bebé podría darse cuenta lo que le espera? ¿Verdad que no? Así pudiésemos ingresar al útero y hablarle de un modo que nos pudiese comprender, el niño diría que estamos rematadamente locos si pretendemos que nos crea que, tras el velo de la piel de su madre, podrá respirar por los pulmones, alimentarse por la boca o moverse por donde quiera, con absoluta libertad, sin ningún cordón que lo limite.
¿Imaginás la cara de asombro que pondría al escucharnos decir que nacerá a una nueva forma de vida?
Por más que lo intentemos, de mil maneras distintas, no tendríamos éxito. La mente se mueve de lo conocido a lo conocido, por eso cumplen una función tan importante las analogías, ya que a veces nos permiten comprender lo nuevo, subiendo por las escaleras de lo que ya conocemos.
¿Acaso el bebé no tendría derecho a pensar que sólo buscamos excusas para que muera? Visto bajo esta perspectiva, nacer es morir a la forma de vida anterior.
Si no fuese porque la naturaleza cumple con su trabajo sabiamente, sería un verdadero milagro que algún niño se animara a nacer. ¿Cómo haríamos para transmitirle, sin crearle miedo, que existe otra realidad y que no morirá? Ni siquiera podríamos hacerle comprender cosas que nos resultan cotidianas, como los colores, los olores y el viento.
No te rías tanto, a nosotros nos sucede exactamente lo mismo. Cuando alguien nos intenta explicar que nuestra existencia no se acaba con el cuerpo, reaccionamos igual que el bebé. Escuchamos, con sumo descreimiento, al que nos habla sobre el velo que nos impide ver lo que existe más allá de las fronteras de la materia. Así como el niño que está por nacer no cree que pueda vivir desconectado del cordón umbilical, nosotros no podemos imaginarnos que sigamos existiendo sin el cuerpo.
Intuyo que comenzamos hablando sobre la muerte, porque si la negamos, estamos negando la vida misma. Vida y muerte son las dos caras de una misma moneda. El niño “muere” para que nazca el adolescente. El adolescente “muere” para que nazca el adulto y así continúa el proceso de mutación. La diferencia está en que algunas transformaciones son casi imperceptibles, mientras que otras son más radicales. ¿Qué pasaría si hoy te mostrase una foto de cuanto tenías sólo un par de meses? El salto en el tiempo te revelaría que la transformación fue mayúscula, sin embargo todo fue dándose de una manera tan sutil, que casi no te diste cuenta. Afortunadamente están las fotos y podemos comparar. Pero en cierto sentido, ese simpático niño, con hermosos rulos, murió. ¡Así me gusta, muy bien! Volví a mencionar la palabra muerte y ya no percibí esa fría electricidad que hace unos instantes recorrió tu cuerpo. ¿Verdad que es sólo transformación? Es de suma importancia volvernos conscientes de nuestro limitado paso por este plano, dado que eso nos ayudará a intentar aprovechar al máximo cada instante.
Nuestra vida es una demostración, constante, de que lo que llamamos muerte, no es más que una nueva transformación.
Sin embargo a veces nos quedamos mirando la tumba, como el tonto al que cuando alguien le señala la Luna se queda con la vista clavada en el dedo. Si te parece bien, a partir de hoy nos referiremos a la muerte con un nuevo nombre: transformación. Así lograremos despojarla de tanta negatividad y modificaremos, más fácilmente, nuestra percepción con respecto a lo que sucede una vez que cumplimos con nuestro aprendizaje en la Tierra.
Este es un planeta escuela, no lo olvides. Vinimos para aprender. El juego de la vida consiste en recuperar la inocencia y conectar con nuestra esencia interior para seguir evolucionando.
Una vida mecánica.
Ahora que hablamos sobre este tema, me gustaría hacerte una pregunta: ¿si estamos solamente de paso, por qué desperdiciamos la vida acumulando cosas que nadie podrá llevarse? Hay una bella historia que dice que cuando Alejandro Magno murió, había dejado dicho que lo llevaran con los brazos afuera y las palmas de sus manos extendidas, para que todo el mundo viese que ni siquiera él podría llevarse algo material de este mundo. Mirá por esa ventana. Observá cómo corre la gente de un lado para el otro. No hay sonrisas. No existe el más mínimo rasgo de humanidad en sus caras. Sólo hay tensión, enojo y mucho apuro. Sus mentes están abarrotadas con mensajes publicitarios que les hacen creer que si no tienen un determinado celular, una clase específica de coche o no vacacionan en equis lugar, no están a la moda o no serán bien vistos socialmente. ¿Cómo es que no comprenden que eso responde a que determinadas empresas necesitan, imperiosamente, vender ilusiones para incrementar sus ingresos? No, no estoy en contra del confort ni de la posibilidad de acceder a un mayor bienestar. Considero que la calidad de vida pasa por otro lado.
Está en el disfrute de las cosas simples. ¿De qué te sirve tanto dinero en la cuenta de un banco si te perdiste de disfrutar cómo crecían tus hijos? ¿Acaso la naturaleza nos enseña que hay que acumular, o más bien nos muestra que aprendamos a fluir?
La gente pareciera olvidar que es más rico el que menos necesita. El consumismo los empuja a un estado de enajenación que espanta. Llevan vidas mecánicas. Son esclavos de sus deseos, rehenes de la inconsciencia. La vida de millones de personas se ha convertido en un verdadero infierno. Viven polarizados en la mente, condenando al destierro el corazón.
Eso los vuelve insensibles a la vida misma y hace que sus rostros se vuelvan tan rígidos que explotarían si tuviesen que sonreír. Contemplá cómo esos pájaros juegan en el árbol.
El perro permanece echado disfrutando de los tibios rayos del Sol. Mirá las flores cómo se divierten con la brisa, y cómo las hojas ensayan nuevas formas de volar. ¿Ves cuánta magia nos perdemos por correr detrás de cosas sin valor? ¿Seremos capaces de decir que hemos vivido si nunca nos dimos el permiso interno de disfrutar del valor de estas pequeñas–grandes cosas?
Es cierto que los gobiernos hacen todo lo posible para promover la ignorancia, de modo que les sea más fácil encauzar los votos hacia determinadas urnas, pero no podemos andar echándole la culpa a los demás. Nadie más que nosotros somos responsables del modo en que vivimos.
Qué distinto sería el mundo si las personas salieran a la calle a compartir lo mejor de sí, tratando de poner conciencia en cada acto. ¿Te parece algo imposible? En la medida que cada uno despierte y tome verdadera conciencia de que estamos interrelacionados, y que todo lo que le hacemos a los demás nos lo estamos haciendo a nosotros mismos, la realidad será absolutamente distinta.
Nuevo escenario mundial
¿Considerás una utopía suponer que viviremos en un mundo más civilizado? No te preocupes, contamos con una gran ventaja, los astros están de nuestro lado. Sí, escuchaste bien.
Las principales megatendencias mundiales hablan de un nuevo escenario mundial, en donde el hombre se revelará a lo establecido, aprenderá a manejarse de manera más consciente, en equilibrio con la naturaleza y moviéndose en consonancia con lo que le dicte su corazón. Sé que es algo muy difícil de ver en este momento caótico, porque todo pareciera indicar que vamos hacia el extremo opuesto.
Así que me pregunté si había un impulso superior que guiara las tendencias, ya que quería saber en qué se basaban algunos autores para hacer tales predicciones. La búsqueda me llevó a la astrología, es decir, al arte de predecir el futuro mediante la observación de los astros. Desde el punto de vista objetivo, aún estamos en la Era de Piscis. Cronológicamente el cambio hacia la Era de Acuario se sitúa en el año 2160. ¡Ya sé que falta mucho para que llegue esa fecha, pero esperá!
La gran noticia es que los límites no son tajantes. Ningún cambio de era se produce de golpe. Se estima que 300 años antes, ya se comienza a sentir el influjo de la nueva era. ¿Por qué te digo que los astros están de nuestro lado? Porque Acuario está regido por el planeta Urano, una de cuyas características es la superación. Además, en cualquier era, la constelación opuesta a la regente muestra los ideales por los que se luchará en esa época.
En este caso, la constelación opuesta será Leo, quien despertará el espíritu del hombre, hasta el punto de que impulse sus propias iniciativas. Tu cara de sorpresa es igual a la que puse cuando me topé con estos datos. Pero la cosa no termina ahí, la información que encontré en la web señalaba que la Era de Acuario es una época de libertad individual y de responsabilidad, que estimula el deseo de romper con la tradición y con las normas autoritarias. Se trata de un período en donde las personas se abrirán a nuevas ideas y emprenderán acciones diferentes.
Esta nueva era, que ya estamos transitando desde el punto de vista energético, ayudará a que se quiebre el caparazón de la ignorancia.
La gente obtendrá su estima mediante la autoaprobación.
Cada cual será consciente de su propia divinidad y establecerá sus propias metas de autodesarrollo y servicio. Las personas se juzgarán a sí mismas y eso promoverá la libertad, porque el análisis de uno mismo evita quedarse atado a lo que piensen los demás. La gente comenzará a buscar las respuestas dentro de sí mismo y no fuera. Será un período de gran creatividad. ¿Suena demasiado maravilloso para ser real, no? Lo mismo pensé.
Eso me llevó a buscar cuáles cosas caracterizaban a la era de Piscis, que es la que estamos abandonando. Mi sorpresa fue bien grande cuando leí lo que la astrología señalaba sobre este período. Los astrólogos remarcaban que Piscis estimula a que las personas respeten la autoridad, las tradiciones y costumbres.
Sus características principales radican en la ignorancia del hombre acerca de su potencial, así como en su falta de autoestima. Subrayaban, también, que es una era en donde los juicios se basan en las apariencias. La gente quiere que le digan lo que tiene que hacer, en qué creer y se rodea de posesiones materiales para conseguir la aprobación de los semejantes. ¿No es acaso, lo que revelan los astrólogos, una fiel radiografía de lo que aún estamos presenciando? Reconozco que, al caer en la cuenta sobre la gran influencia que tienen los astros en nuestras vidas, sentí un gran alivio. Comprender que desde el cosmos recibiremos ayuda, camuflada en forma de energía, hizo que recordara que todo, absolutamente todo, está interrelacionado. La distancia es lo que crea la ilusión de separatividad.
De todos modos, con esto de la energía de los astros, no supongas que tenemos todo solucionado. Nuestro libre albedrío nos permite resistir el cambio. Eso sólo generará dolor, sufrimiento, violencia y enfermedades, porque nuestros cuerpos no pueden evitar recibir la nueva vibración que está impregnando a la Tierra. Así que lo más sano e inteligente es aprender a fluir con el cambio.
Continuara.....