El cielo azul- Capito VI
Pero ¿cómo «no hacer algo» mientras llevas a cabo un ejercicio que consiste en «hacer algo»? A pesar del consejo que recibí, esta era una idea con la que tenía que combatir aún de vez en cuando. Sentarse en la orilla de la carretera estuvo bien durante un rato, claro, pero no tardé mucho en sentirme impaciente, esperando progresar más. Es difícil de creer que esa sensación de calma no fuera suficiente para satisfacerme, pero yo quería más, yo quería profundizar más. Aunque los pensamientos habían comenzado a asentarse, todavía permanecía allí mucho de lo emocional.
Tanto si me sentía frustrado, como preocupado, como indeciso, las emociones parecían oscurecer mi experiencia de meditación una y otra vez.
También encontré difícil creer que un acercamiento tan pasivo fuera a conducir a un cambio permanente. Una cosa era experimentar una sensación de calma en el monasterio, y otra imaginar que esto funcionara en medio del caos de la vida cotidiana.
Pero ¿cómo «no hacer algo» mientras llevas a cabo un ejercicio que consiste en «hacer algo»? A pesar del consejo que recibí, esta era una idea con la que tenía que combatir aún de vez en cuando. Sentarse en la orilla de la carretera estuvo bien durante un rato, claro, pero no tardé mucho en sentirme impaciente, esperando progresar más. Es difícil de creer que esa sensación de calma no fuera suficiente para satisfacerme, pero yo quería más, yo quería profundizar más. Aunque los pensamientos habían comenzado a asentarse, todavía permanecía allí mucho de lo emocional.
Tanto si me sentía frustrado, como preocupado, como indeciso, las emociones parecían oscurecer mi experiencia de meditación una y otra vez.
También encontré difícil creer que un acercamiento tan pasivo fuera a conducir a un cambio permanente. Una cosa era experimentar una sensación de calma en el monasterio, y otra imaginar que esto funcionara en medio del caos de la vida cotidiana.
Pasaron varios meses antes de que tuviera la oportunidad de ver al superior del monasterio de nuevo, pero cuando por fin tuve acceso a él, le pregunté si podía ayudarme con lo que estaba comenzando a ser un obstáculo cada vez mayor para mí.
«Imagina un cielo despejado y azul —comenzó diciendo—.
Es agradable, ¿verdad? Es difícil sentirse abatido cuando el cielo está tan azul.» Se detuvo, como si quisiera apreciar la calma que proporcionaba a la mente esa imagen. «Ahora imagina que tu mente es como ese cielo azul y despejado. No estoy hablando de todos los pensamientos, confusiones y locuras —dijo mientras reía—.
«Imagina un cielo despejado y azul —comenzó diciendo—.
Es agradable, ¿verdad? Es difícil sentirse abatido cuando el cielo está tan azul.» Se detuvo, como si quisiera apreciar la calma que proporcionaba a la mente esa imagen. «Ahora imagina que tu mente es como ese cielo azul y despejado. No estoy hablando de todos los pensamientos, confusiones y locuras —dijo mientras reía—.