1.-: El Maestro, desde su lugar de paz, habló a Hércules:
- Estás ahora ante del último Portal. Queda un trabajo para que
el círculo se complete y alcances la liberación. Ve a ese oscuro lugar
llamado Eritia, donde la Gran Ilusión está entronizada: donde
Gerión, el monstruo de tres cabezas, tres cuerpos y seis manos, es
señor y rey y retiene ilegalmente una manada de bueyes rojizos.
Debes conducir esa manada desde Eritia hasta nuestra Ciudad
Sagrada. Cuidado con Euritión, el pastor, y con su perro de dos
cabezas, Ortro.
Hizo una pausa y agregó lentamente:
- Puedo hacerte una advertencia: Invoca la ayuda de Helios.
2.- El hijo del hombre, que era también hijo de Dios, partió a
través del Duodécimo Portal. Iba en busca de Gerión.
Dentro de un templo, Hércules hizo ofrendas a Helios, el dios del
fuego en el sol. Meditó durante siete días, y entonces le fue concedido
un favor: Un cáliz de oro descendió desde lo alto hasta sus pies. Y él
supo, en lo íntimo de sí mismo, que aquel brillante objeto le permitiría
cruzar los mares para llegar a la región de Eritia.
Y así fue. Dentro de la segura protección del cáliz de oro,
navegó a través de agitados mares hasta que llegó a Eritia y
desembarcó en una playa de aquel lejano país. No mucho después,
llegó a la pradera donde la rojiza manada pastaba. La cuidaban el
pastor Euritión y Ortro, el perro de dos cabezas.
Cuando Hércules se aproximó, el perro se adelantó veloz como
una flecha hacia el desconocido y se abalanzó, gruñendo, sobre él,
dando feroces dentelladas con sus colmillos al descubierto. Pero
Hércules con un golpe certero y decisivo de su garrote, lo derribó.
Entonces, Euritión, temeroso del bravo guerrero que tenía
delante, le suplicó que le perdonara la vida. Y Hércules se lo
concedió. Y, conduciendo a la manda rojiza delante de él, se dirigió
hacia la Ciudad Santa.
No había ido muy lejos cuando percibió tras él una distante nube
de polvo que rápidamente se agrandaba. Suponiendo que el monstruo
Gerión venía en furiosa persecución, se volvió para enfrentarse al
enemigo.. Soplando fuego y llamas por sus tres cabezas a la vez, el
monstruo se encontró con él. Gerión y Hércules estaban frente a
frente.
Gerión arrojó a Hércules una lanza muy bien dirigida pero,
inclinándose ágilmente a un lado, Hércules esquivó el venablo mortal.
Luego, tenso su arco, disparó una flecha que parecía incendiar el
aire cuando la soltó, y golpeó al monstruo de lleno en su costado. Con
tan gran ímpetu la había disparado, que atravesó los tres cuerpos del
feroz Gerión. Con un agudo y desesperante gemido, el monstruo se
inclinó y después cayó, para no levantarse nunca más. Entonces,
Hércules condujo el ganado colorado hacia la Ciudad Santa,
3.- El viaje de regreso resultó mucho más accidentado que el de
ida. Tuvo, primero, que matar tantos monstruos en Libia que, para
conmemorarlo, se erigieron luego las "Columnas de Hércules", que
separan la Libia o África del Norte, de Europa y que no son otras que
la roca de Gibraltar y la de Ceuta. Luego, tuvo que atravesar España,
la Galia, Italia, Sicilia y Grecia. En Liguria fue atacado por los
belicosos indígenas. Eran tantos que Hércules agotó sus flechas e
incluso las piedras a su alcance, así que pidió auxilio a Zeus, su padre,
y éste envió contra sus enemigos una lluvia de pedernales, que acabó
con ellos. Luego, los ladrones Alebión y Derkinos, hijos de Poseidón,
intentaron quitarle el rebaño. Hércules los mató. Al llegar a Calabria,
uno de los toros se escapó y cruzó a nado el estrecho entre Italia y
Sicilia. Hércules dejó el resto del rebaño al cuidado de Hefaistos y
corrió tras el descarriado. Después de matar a Etix, rey de los elimes,
que quiso quedarse con él, lo hizo regresar con los demás. Llegados a
Grecia, fueron los toros atacados por un enjambre de tábanos,
enviados, lógicamente, por Hera, que los enloqueció y dispersó.
Hércules reunió a los que pudo y los otros se hicieron salvajes por las
llanuras de Scitia. Y, por fin, entregó los toros a Euristeo, que los
sacrificó a Hera.
.
Aunque fatigado por este exigente trabajo, Hércules finalmente
regresó. El Maestro esperaba su llegada.
- Bienvenido, Hijo de Dios que es también hijo del hombre. - ,
saludó así al guerrero que regresaba. - La joya de la inmortalidad es
tuya. Con estos doce trabajos has superado lo humano y ganado lo
divino. Has llegado al hogar, para no dejarlo más. En el firmamento
estrellado será inscrito tu nombre, un símbolo para los luchadores
hijos de los hombres, de su destino inmortal. Terminados los trabajos
humanos, tus tareas cósmicas empiezan.
.
4.- Pensemos en Hércules como en un Salvador del Mundo. Ha
tenido una visión de algo que ha de hacer. Ve a la humanidad poseída
por un monstruo, un hombre de tres cuerpos, símbolo de un ser
humano con sus tres vehículos, mental, emocional y físico unidos.
Ese monstruo humano de tres cabezas representa la fuerza
egoísta concentrada por el hombre y que le ataca en todos los
aspectos: moral, mental y físico. Las masas humanas están
representadas por el rebaño rojo, dominado por ese monstruo de tres
cabezas.
El pastor que cuida el rebaño, del que Hércules se compadeció y
cuya vida perdonó, representa la mente. Por eso fue respetado, porque
no se puede concebir ningún ser humano encarnado que no necesite
usar la mente como intérprete de la energía espiritual.
El perro de dos cabezas es la Ley Convencional del Viejo Orden,
guiada por el egoísmo, conocida como “ortodoxa”, y que ha de ser
sustituida por la Nueva Ley, inspirada por el amor. Porque la Ley
ortodoxa, como el perro, posee un doble aspecto: es, a la vez, buena y
mala, pues nunca beneficia a todos, sino que contenta a unos y daña a
otros. El trabajo del Nuevo Día consiste en separar ambos aspectos.
Por una parte, hay que eliminar lo que no es ya útil y entorpece y, por
otra, hay que conservar lo que hay de aprovechable.
Hércules, el dios Sol, representa la ley cósmica que
finalmente extrae el bien del mal y el orden del caos.
El destino de la humanidad como conjunto está representado por
el hecho de que, al regresar a casa, Hércules coloca el rebaño en un
recipiente de oro, que le ha dado el dios del Sol, Helios.
Fijémonos en que al guardián del ganado, Ortro (el aspecto
forma), se le dio muerte, pero el pastor y el ganado fueron
introducidos en la copa de oro y elevados hasta el cielo. Aquí tenemos
representado el Santo Grial; y así se realizó el trabajo. El Salvador del
Mundo había cumplido su función; había elevado a la humanidad. Y
eso es, precisamente, lo que hizo Cristo.
Se habla, a veces, del fracaso del Cristianismo. Pero no hay
fracaso por parte del Gran Plan. Tal vez lentitud, pero, ¿sabemos cuán
desastroso sería si la evolución fuera demasiado rápida, cuán peligroso
si la gente fuera sobreestimulada antes de estar preparada para ello?
Todos los Maestros conocen los peligros de la sobreestimulación, los
desastres que ocurren cuando una persona hace ciertos contactos antes
de que su mecanismo esté suficientemente puesto a punto. Los
Salvadores del Mundo tienen que trabajar lentamente, pues el
tiempo no significa nada para ellos.
5.- El signo de Piscis gobierna los pies y de ahí la idea de
hollar o pisar el Sendero y alcanzar la meta que ha sido la
fundamental revelación espiritual de la era de Piscis.
Piscis es también el signo de la muerte, en varios aspectos. A
veces será la muerte del cuerpo, o puede ser que una vieja teoría
llegará a su fin; que una amistad indeseable cesará; que la devoción a
alguna forma religiosa del pensamiento que se ha sostenido, terminará
y surgirá una nueva y colocará sus pies sobre un nuevo sendero.
Piscis es el signo de la muerte para la personalidad.
Recordemos aquella exclamación, tan mal traducida y peor
interpretada, de la Crucifixión . “Padre, ¿por qué me has
abandonado?”, que no es sino la reclamación de la personalidad al
espíritu, que la está abandonando para siempre, tras milenios de
convivencia. Si nosotros pudiéramos abandonar la idea de los velos de
la personalidad, estaríamos dispuestos a abandonar la personalidad.
También significa la muerte de un Salvador del Mundo, pues es el
signo de la crucifixión y marca el fin de un ciclo zodiacal.
6.- Hay tres signos de salvación en el Zodíaco:
a.- Leo, de donde la palabra sale para el ser humano, “labra tu
propia salvación". Así tenemos en Leo al hombre decidido a
mantenerse erguido sobre sus propios pies, que se hace orgulloso y
dogmático. Pero eso es necesario para la salvación porque, sólo
sometiendo a prueba su equipo, llegará al punto donde aparece una
perspectiva más amplia.
b.- El segundo signo de salvación es Sagitario, el signo del
servicio y el silencio, donde el hombre dogmático, cansado de hablar
de sí mismo y de abrirse camino, se pierde de vista a sí mismo en la
meta y sirve silenciosamente.
c.- Y, por fin, llegamos al tercer signo de salvación, Piscis, el de
los Salvadores del Mundo.
7.- Existe en la naturaleza el reino humano y, por encima de él,
hay otros reinos: el espiritual y el cósmico; y, por debajo de él, los
reinos animal, vegetal y mineral.
El trabajo de los inteligentes hijos de Dios es actuar como
transmisores, a través de la mente, de la energía espiritual, que salvará
y vitalizará a todos los reinos inferiores de la naturaleza.
En cada país se puede encontrar a los que saben (no a los que
dicen que saben). Pero hay un grupo de seres humanos, integrados
ahora, sobre quienes está colocada la carga de guiar a la humanidad.
Están iniciando y diseminando movimientos que tienen en sí la
nueva vibración; están diciendo cosas que son universales en su
carácter; están enunciando principios que son cósmicos; son
inclusivos, no exclusivos; no les importa qué terminología use un
hombre; insisten en que el hombre debe guardar su propia concepción
de la verdad para sí mismo, y no la debe imponer a nadie más; se
reconocen mutuamente y, dondequiera que se encuentren, hablan un
idioma universal, demuestran la luz universal, son servidores y no
tienen interés en ellos mismos.
El mensaje que les llega desde lo interno está expresado en las
palabras simbólicas, "Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en
la luz". A cada uno se le dirá una cosa diferente según la necesidad de
la gente que lo rodea, para entregar un mensaje de luz. Por lo tanto,
ellos no están atados por dogmas o doctrinas, porque tienen la
palabra que les ha llegado en la oscuridad, la que han labrado
para sí en la lucha y el esfuerzo de sus propios espíritus.
Encuentran la necesidad de su prójimo, y de ellos es el mensaje de
Cristo. "Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros
como yo os he amado". Pero ese amor de Cristo no es un sentimiento.
El amor que Cristo proclamó es una comprensión inteligente y
una apreciación de la necesidad del individuo.
Un nuevo mandamiento os doy puede ser resumido como
"inclusividad", el signo característico de la Nueva Era, el espíritu
universal, la identificación, la unidad con todos nuestros semejantes.
Eso es amor y él nos mantendrá ocupados; no tendremos tiempo para
hablar del amor, estaremos ocupados haciendo cosas, grandes cosas y
pequeñas cosas, cosas sin importancia y cosas importantes.
¿Cómo nos prepararemos para llenar ese requerimiento, para
poseer esas características que automáticamente nos colocan dentro
del grupo de servidores del mundo?
a) Sea cual fuere nuestro deber, hagámoslo.
b) Cultivemos la recta actitud interior y estemos abiertos de par
en par a todos nuestros semejantes.
c) Aprendamos a meditar, y aprendamos verdaderamente a
meditar.
La meditación, cuando es correctamente llevada a cabo, es un
arduo trabajo mental, pues significa orientar la mente en dirección al
espíritu, y nosotros aún no podemos hacerlo. Significa que, cuando
hayamos aprendido a enfocar la mente en el espíritu, debemos
sostenerla firmemente allí y, cuando hayamos aprendido a hacer eso,
debemos aprender a escuchar en la mente lo que el espíritu nos está
diciendo, y eso aún no podemos hacerlo.
d) Luego, debemos aprender a recibir lo que el espíritu nos ha
dicho, y formar con ello palabras y frases y volcarlo al cerebro que
está esperando. Eso es la meditación, y es siguiendo ese proceso como
llegaremos a ser Servidores del Mundo, pues entonces seremos la
fuerza de lo que hayamos llevado a cabo. Automáticamente, nos
encontraremos protegidos por ese Gran Uno cuya misión es levantar a
la humanidad de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real.
Terminaré esta conferencia con un poema de mi autoría, que
resume lo que debe ser, a mi modo de ver, el paso por el Sendero para
llegar a convertirnos, como Hércules, en verdaderos Salvadores del
Mundo:
HASTA QUE…
por Francisco-Manuel Nácher
Hasta que no te olvides de ti mismo
y dediques tu vida a los demás,
no avanzarás un paso en tu camino
y tu marcha será sólo hacia atrás.
Hasta que tus dolores no lo sean
y tus problemas no te agobien más
y te agobien, en cambio, los ajenos,
no sabrás, de verdad, adónde vas.
Hasta que tu ilusión más acuciante
no sea la de servir a los demás
y ayudarles a descubrir en ellos
la Luz de Dios, que en su interior está,
no estarás dando el fruto que debieras
y tu vida sentido no tendrá.
Francisco Manuel Nácher.
1.- Dijo el Maestro:
- Diez veces ha girado la rueda, y ahora tú estás delante de otro
Portal. Por largo tiempo has perseguido la luz, que vacilaba,
primero, inciertamente, y luego crecía hasta ser un faro, y ya brilla
para ti como un sol en llamas. Ahora, vuelve la espalda a la claridad;
vuelve sobre tus pasos; regresa hacia aquéllos para los que la luz no
es sino un punto transitorio, y ayúdalos a hacerla crecer. Dirige tus
pasos hacia Augías, cuyo reino debe ser purificado de antiguos
males.”
2.- Pasó Hércules, pues, por el undécimo Portal en busca de
Augías, el rey.
Cuando se aproximó al reino de Augías se vio detenido por un
horrible hedor que lo hizo desfallecer. Porque el rey Augías no había
quitado el estiércol que su ganado dejaba dentro de los establos reales
desde hacía muchos años. Y las praderas estaban tan llenas de
estiércol que ninguna siembra podía crecer. En consecuencia, una
angustiosa pestilencia estaba recorriendo la región y haciendo estragos
en las vidas humanas.
Hércules se dirigió al palacio y buscó a Augías. Informado éste
de que Hércules limpiaría los hediondos establos, Augías se mostró
desconfiado y exclamó:
- ¿Que harás esta enorme labor sin recompensa? No tengo fe en
los que hacen tales alardes. Algún plan habrás tramado para
arrebatarme el trono. Yo no he oído hablar de hombres que busquen
servir al mundo sin recompensa, aunque le daría la bienvenida a
cualquier necio que quisiera ayudar. Cerraremos este trato: Si tú, en
un día, haces lo que has prometido, te daré la décima parte de mi
ganado; pero si fracasas, tu vida y tu fortuna serán mías. No creo que
puedas hacerlo, pero inténtalo si quieres.
3.- Hércules, entonces, dejó al Rey. Recorrió la asolada región y
vio pasar a una carreta cargada de cadáveres, víctimas de las
epidemias que la pestilencia producía. Y se sintió conmovido por ello.
Observó que había dos ríos, el Alfeo y el Peneo, que discurrían
cerca de las cuadras del rey. Y, sentado en la orilla de uno de ellos, la
respuesta a su problema relampagueó en su mente.
Trabajó con fuerza y entusiasmo y logró desviar ambas
corrientes de los cursos que habían seguido durante décadas. El Alfeo
y el Peneo vertieron, así, juntos, sus aguas a través de los establos
llenos de estiércol. Los impetuosos torrentes barrieron la inmundicia
largamente acumulada. El reino fue purificado de su fétida lobreguez.
En un sólo día, Hércules había realizado la tarea imposible.
Cuando, completamente satisfecho, regresó donde estaba
Augías, éste frunció el ceño.
- Has tenido éxito porque has usado un ardid. – le dijo lleno de
ira. - Los que hicieron el trabajo fueron los ríos y no tú. Fue una
artimaña para apoderarte de mi ganado, así que no tendrás la
recompensa. Vete de aquí antes de que rebaje tu estatura en una
cabeza.
Así desterró a Hércules el encolerizado rey, y le dijo que nunca
más pusiera el pie en su reino.
4.- Habiendo realizado la tarea asignada, el hijo del hombre, que
también era el hijo de Dios, volvió a aquel de quien había venido.
- Te has vuelto un servidor del mundo. - dijo el Maestro cuando
Hércules se acercó. - Has progresado retrocediendo; has llegado a la
Casa de la Luz por otro sendero; has empleado tu luz para que pueda
brillar la luz de los demás. La joya que otorga el undécimo trabajo es
tuya para siempre.
5.- Los dos ríos mencionados en la labor acuariana de Hércules
son una clave de los poderes de Acuario. Y el mismo significado
tienen las dos columnas en el relato de Sansón en la Biblia. La nota
clave de Acuario es “equilibrio”, significando la analogía o
equivalencia de los opuestos Las fuerzas masculina y femenina han
de estar totalmente equilibradas en cualquier plano de
manifestación.
Con la adquisición de ese equilibrio, desaparecerán los
cambios sucesivos de la riqueza a la pobreza, de la salud a la
enfermedad, de la esperanza al miedo. Ya estamos notando la
tendencia a ese equilibrio en la culturización de la mujer, en su acceso
a prácticamente todos los puestos de la sociedad, incluso en el reparto
de las tareas domésticas. Las que han de sostener la nueva estructura
de la Era de Acuario son, pues, las columnas de la Justicia y de la
Igualdad, tanto para los hombres como para las naciones.
6.- Hay una frase muy interesante en el Nuevo Testamento, la de
"El fin del mundo o el fin de los tiempos". Y, si reflexionamos un
poco, podremos empezar a comprender que lo que realmente quería
decir era que el signo Piscis, en el cual llegó Cristo, el Salvador del
Mundo, terminaría en un tiempo concreto que es, precisamente, el
momento en que nos encontramos ahorra.
Nos estamos enfrentando a un día del juicio, en el cual las
ovejas y las cabras serán separadas y unas irán al ciclo y las otras
al infierno. Se ha pensado siempre que las que irían al cielo serían
las ovejas y las cabras al infierno. Pero, bien mirado, debe ser lo
contrario. Porque la cabra, en Capricornio, es el Iniciado y, desde
un cierto ángulo esotérico, las cabras van al cielo porque
funcionan en el reino espiritual, que es el cielo, mientras que las
ovejas permanecen en la tierra (que, después de todo, es el único
infierno que uno puede posiblemente predicar) hasta que dejen de
ser ovejas, es decir, hasta que aprendan a tener pensamientos
propios e individuales, hasta que se transformen en cabras,
escalen la montaña y cambien su carácter de seguidores por la de
buscadores independientes.
La entrada en el cielo es la entrada en la era de Acuario, que
empezará dentro de unos quinientos años, pero en cuya zona de
influencia y de penumbra ya nos encontramos. Las fuerzas de Piscis se
están retirando rápidamente. Todo lo que sucede en el plano físico se
debe a fuerzas superiores, como se expone a continuación:
a) ¿Qué quería decir el culto del toro en Tauro? No
significaba la deificación de la naturaleza animal en el hombre, sino
que éste, bajo el símbolo del toro, tenía que luchar con el animal
que hay dentro de él.
b) Luego, nuestro sol pasó a Aries, el Carnero, y teníamos el
sacrificio del cordero, mostrando que el sacrificio de la naturaleza
animal estaba empezando a representar la lucha con la naturaleza
animal.
c) Luego, el sol pasó a Piscis, los peces. Las fuerzas que
actuaron – y siguen actuando – sobre nuestro planeta presentan
ante la conciencia del hombre su dualidad esencial. Y el hombre
ha empezado a darse cuenta de que es, a la vez, espíritu y cuerpo.
Cristo apareció en Piscis para demostrarnos cuál sería nuestro último
logro cuando hubiéramos unido al pez símbolo de la segunda
persona, y al pez nadando en la materia, símbolo del ser humano
encarnado.
d) Estamos pasando ahora al signo de Acuario donde, a través
del simbolismo del agua y la purificación, aprenderemos cómo ser el
espíritu y no el ser humano. Eso es lo que ocurrirá en Acuario.
Al final de la era de Acuario, aproximadamente de aquí a
dos mil setecientos años, la naturaleza animal, la naturaleza
emocional y la mentalidad serán secundarias, y ese impulso
universal en cada uno de nosotros que nos pone en armonía con
Dios, habrá pasado a primera línea; habremos dejado atrás el
reino humano y, aunque podamos estar habitando cuerpos,
nuestra conciencia estará enfocada en el quinto reino de la
naturaleza, el reino espiritual.
El signo opuesto a Acuario es Leo, el signo del individuo, del
hombre que se ha encontrado a sí mismo como ser humano. Él se
sostenía sobre sus propios pies; era el centro de su universo, las
estrellas giraban a su alrededor, todo ocurría con relación a él. Por eso
aprendió ciertas grandes lecciones: que era posible que él no fuera tan
importante como pensaba y que, sujetándose a cierta disciplina, podría
encontrar un yo más amplio. En Acuario, el discípulo se convierte en
un maestro servidor. Ése es el principio fundamental que hay que
mantener in mente. Puede ser un maestro porque ha aprendido a
servir, y puede servir porque es un maestro.
7.- Siendo Hércules un Iniciado, ha de de hacer tres cosas,
características de todo verdadero iniciado y que, si no están presentes
en alguna medida, no se le puede denominar así:
a. Servicio desinteresado. No es el que se presta porque el es un
camino hacia la liberación, sino el que se presta porque nuestra
conciencia ya no es egocéntrica sino universal y no hay nada que
podamos hacer sino asimilar las aflicciones de nuestro prójimo y
ayudarlo. No es ningún esfuerzo para el verdadero maestro acuariano
actuar así.
b. Trabajo en grupo. El mundo está lleno de organizaciones y
sociedades, hermandades que son felices preparando terrenos para la
era de Acuario. Desgraciadamente, esos grupos, hoy en día, son sólo
focos de celos, de gente tratando de impresionar a los otros con sus
conocimientos y su vida de autosacrificio. Pero esto no es trabajo
grupal.El trabajo grupal consiste en permanecer solo espiritualmente en
el manejo de los propios asuntos, con completo olvido del propio yo, y
siempre en beneficio de la parte de la humanidad con la que estamos
relacionados. El verdadero grupo niega la ambición; niega el progreso
ascendente en la organización y niega toda presunción de
prerrogativas oficiales.
c. Autosacrificio. La finalidad del autosacrificio es purificar el
yo.
Desde la cima de la montaña en Capricornio, Hércules tiene que
bajar, literalmente, a la suciedad material, y limpiar los establos de
Augías. La lección que en ello se contiene es fácil de comprender: Él,
que había trepado a la cima de la montaña, que había triunfado en
todas las grandes pruebas, que había pasado de Capricornio al reino
espiritual y conocido algo del significado del éxtasis místico, estando
en el disfrute de ese estado altamente espiritual, recibe la orden, no de
hacer un gran trabajo para el mundo sino, simplemente, la de limpiar
unos establos.
El objeto de la prueba puede ser resumido de esta manera:
Hércules tenía que ayudar a la purificación del mundo por la recta
dirección de las fuerzas de la vida a través de él.
Estamos entrando en la era de Acuario, al final de la cual, el
materialismo habrá desaparecido completamente, ya que toda la vida
se interpretará en términos de energía. Estamos tratando íntegramente
con fuerzas. Y somos fuerzas. Tendremos un nuevo lenguaje, el
lenguaje simbólico de la energía misma. Seremos todos ocultistas de
hecho porque el ocultista vive y trabaja en un mundo de fuerzas, y
empieza con las fuerzas de dentro de sí mismo. Ahora estamos
tratando con energías y estamos malgastándolas.
Este signo inaugura la escuela de los Salvadores del Mundo.
Es un signo de preparación para lo que el próximo signo de Piscis nos
traerá.
Acuario se representa como un hombre sosteniendo un cántaro
invertido. El hombre invierte el cántaro y de él salen dos chorros de
agua, el río de la vida, y el río del amor, y esas dos palabras, vida y
amor, son las dos palabras que encarnan la técnica de la era de
Acuario; no la forma ni la mente, sino la vida y el amor. Dos
palabras que usamos constantemente, pero tras las cuales no tenemos
ningún concepto claro.
8.- Estamos, como se ha dicho, en la zona de penumbra de
Acuario, de su primer decanato, regido por Saturno y de ahí
nuestras presentes dificultades, nuestro trastorno político, la división
del escenario del mundo en grandes grupos, con gente que es
patriótica, y gente que está empezando a vislumbrar el espíritu
internacional.
En las iglesias hay asimismo división entre los que están
obteniendo una imagen de la universalidad del amor de Dios, y los
que se inclinan ante la autoridad y el dogma.
En el campo de la economía – Saturno - hay una división entre
los que se inclinan ante las cosas materiales y los que las dejan pasar
para conseguir cosas mejores; entre los que toman las posesiones por
ellas mismas, los que acumulan y guardan, y los que las dejan para
adquirir lo que Cristo llama "los tesoros en el cielo".
En cualquier campo del pensamiento encontramos estas dos
fuerzas dominantes a causa del impacto de las energías pisceanas
y acuarianas. Hay dos grupos distintos: los que están atados al
pasado y al aspecto material, y los que están adquiriendo la
clarividencia y están viendo la vida, la conciencia, el propósito y el
plan, emergiendo por medio de todos ellos.
Lo maravilloso es que, a pesar de los disturbios superficiales y
de deplorables acontecimientos, el espíritu del hombre, que es sano y
puro, se está elevando y estamos saliendo bien, pero no hemos de
pensar que esto será trabajo de una semana o de un año. Depende de
nosotros cuán rápido aprendamos la lección de cómo conducirnos para
que la era pisceana del materialismo y la autoridad, la posesión y la
mentalidad, pueda ser reemplazada por la era de la espiritualidad, la
intuición y la conciencia universal.
El segundo decanato de Acuario está gobernado por
Mercurio, y de aquí vendrá la iluminación. La iluminación que
llegó en Leo, el opuesto de Acuario, era "yo soy el yo", la
iluminación que llamamos autoconciencia. Pero la iluminación
que llega en Acuario es "yo soy Eso", yo soy la conciencia del
grupo. Mi autoconciencia ha desaparecido, mi individualidad no es
importante, mi personalidad es sólo un mecanismo, pero mi
conciencia es una con todo lo que existe.
En el tercer decanato, gobernado por Venus, tendremos el
predominio del amor inclusivo. Dentro de dos mil años, podremos
expresar realmente el amor fraternal. Deberá ser un hecho
manifestado antes de que la humanidad en su conjunto pueda
pasar a la Era de Capricornio.
El aspirante individual no puede recibir la Iniciación hasta
que aprende a amar desinteresadamente, a amar a todos y no sólo
a los que piensan como él y actúan como él desea.
9.- Cuanto más refinadas son las formas a través de las que
actúa la vida, más rápida es la reacción a los estímulos. Ésta es la
razón por la cual llevamos esta inmensa velocidad en cada etapa
de la vida, por la cual estamos todos tan constreñidos. Tenemos
cuerpos pisceanos, materializados, y estamos tratando de vibrar a
la velocidad de la era de Acuario. Y todavía no somos acuarianos.
Cristo proclamó su mensaje "para el fin de los tiempos" cuando
dijo, “Un nuevo mandamiento os doy; que os améis unos a otros como
yo os he amado”.
El undécimo mandamiento, el undécimo signo. Cristo sabía
que el ciclo que inauguraba pasaría, que surgiría un nuevo método de
trabajo por medio del cual los Maestros emplearían un nuevo modo de
llegar a la humanidad, pero Él preparó el camino para Su propio
trabajo posterior.
10.- Augías, el hijo de Neptuno, el dios de las aguas, guardaba
manadas de animales y, durante treinta años, los establos no habían
sido limpiados; de modo que la suciedad se había acumulado. A
Hércules se le dijo que hiciera algo acerca de eso; muchos habían
intentado limpiar los establos y fracasaron: eso era siempre superior a
ellos.
Siendo Hércules un Iniciado y teniendo mucho sentido común,
lo que los verdaderos Iniciados siempre tienen, bajó de la cima de la
montaña y estudió el problema.
Primero destruyó el muro que rodeaba los establos, haciendo
dos grandes agujeros en sus lados opuestos, y luego desvió los dos
ríos a través de ellos. No trató de barrer y limpiar, como habían
hecho otros, sino que destruyó barreras usando los ríos. Los establos
fueron limpiados sin esfuerzo por su parte.
Cada uno de nosotros somos uno de los animales de la manada
guardada por Augías, y los establos en los que vivían no habían sido
limpiados en treinta años (3 x 10), siendo 3 el número de la
personalidad y 10 el de la consumación).
¿Y qué hizo Hércules? Derribó las barreras. Y eso es lo
primero que tiene que ocurrir en la era de Acuario.
Estamos apenas empezando a pensar en términos amplios, a
dejar de ser exclusivos. Eso ocurrirá en Acuario y, para eso,
habremos de destruir el prejuicio y aprender a pensar en términos
generales, de totalidad. Derribar las barreras en gran escala ha de ser
llevado a cabo por la opinión pública, y esto es de desarrollo lento y
grandemente emocional; ésa es la dificultad.
En la era de Acuario, especialmente en el segundo decanato,
gobernado Mercurio, tendremos la opinión pública moldeada por
el pensamiento y no por la emoción, y tendremos el mundo lleno
de pensadores. El cometido de los que escriben en este sentido, es
empezar a pensar constructivamente, para que los fundamentos
estén bien colocados por las fuerzas así emitidas; construyendo
para el futuro.
Cultivemos el espíritu acuariano de dejar libre a la gente, la
capacidad de tener confianza. Y, cuando hayamos hecho todo lo
posible para derribar los muros y para expresar la vida y el amor,
ayudados por nuestro espíritu, cuya naturaleza es amor-sabiduría, no
busquemos reconocimiento; no lo conseguiremos. Lo duro de la
tarea del pionero en cualquier campo del pensamiento, de
cualquier persona que se está esforzando para expresar los nuevos
ideales, es siempre la falta de reconocimiento, y a veces peor. No
seremos elogiados, ni compadecidos, tendremos momentos
difíciles, pero estaremos preparando el terreno para que, en el
futuro, el odio y la separación desaparezcan.
Francisco Manuel Nácher
El Maestro dijo:
- Es llegada la hora de que el hijo del hombre, que es a la vez
hijo de Dios, pase por el décimo Portal. Has desafiado mil peligros y
mucho has logrado. Posees ya la sabiduría y la fuerza. ¿Sabrás
usarlas para liberar al que sufre terriblemente en perpetua agonía?
A continuación, el Maestro tocó suavemente la frente de
Hércules y, a su ojo interior se apareció la visión de un hombre
encadenado a una roca, que gemía mientras un buitre le picoteaba el
hígado, del que salía un reguero de sangre. Luego, la visión se esfumó.
Hércules permaneció quieto. Y el Maestro prosiguió:
El encadenado es Prometeo y lleva muchos años sufriendo así.
Sin embargo, no puede morir porque es inmortal. Robó el fuego del
cielo y se lo dio a los hombres y por eso fue castigado. Su morada que
has visto es el reino de Hades. Deberás, oh Hércules, bajar a las
profundidades y liberarlo de su sufrimiento.
Además, le advirtió que debía purificarse e iniciarse en los
Misterios de Eleusis.
Y el hijo del hombre que era también hijo de Dios, inició su
trabajo pasando a través del décimo Portal
2.- Mientras buscaba la entrada al Hades, encontró a dos
personas atadas y acosadas por fieras. Entonces Hércules, olvidando el
objetivo de su viaje, se dedico a liberarlas, cosa que logró. Luego,
reanudó su camino. Descendiendo a través de los densos mundos de la
materia, donde la atmósfera es casi irrespirable y sofocante y la
oscuridad casi total, poniendo en juego su voluntad, buscó dentro de sí
y oyó mientras erraba de un lugar a otro, la voz de la Sabiduría,
Atenea, y los consejos de Hermes.
Por fin llegó a la laguna oscura y venenosa llamada Estigia, que
han de cruzar las almas de los que mueren. Caronte, el barquero que
las transporta a la otra orilla, exigió el pago del óbolo, pero Hércules
lo amenazó con sus armas y aquél lo transportó sin cobro alguno.
Así penetró Hércules en el reino de Hades, un lugar por donde se
deslizan los cascarones de los muertos.
A poco de llegar, se le apareció Medusa, de cabellos formados
por serpientes sibilantes y venenosas. Hércules le arrojó su espada,
pero ella desapareció.
Por fin, tras muchos pasadizos y lóbregos lugares, llegó a la sala
del trono de Hades. El dios le preguntó qué buscaba un vivo en el
reino de los muertos y Hércules le dijo que venía a liberar a Prometeo.
Hades se lo autorizó, pero le advirtió que tendría que enfrentarse, con
sus propias manos, a Cerbero, el perro con tres cabezas, todas ellas
con serpientes enroscadas en torno a ellas y cola formada también por
serpientes.
Satisfecho con la autorización, Hércules siguió su camino en
busca de Prometeo. De repente, Cerbero apareció y saltó sobre él
gruñendo. Hércules agarró la cabeza central, donde estaba la garganta
de las tres cabezas y, oprimiéndola con todas sus fuerzas, la estranguló
a pesar de la feroz resistencia del monstruo.
Aquí valdría la pena ilustra a los lectores y oyentes sobre el
hecho de que la palabra “cancerbero” como equivalente de “portero”
viene, precisamente del “can” o perro “Cerbero”, que era el portero
del infierno. Así se forman los idiomas que, como todos sabemos, son
siempre algo vivo, mutante y creciente.
Tras ello, siguió su camino hasta que encontró a Prometeo.
Hércules rompió sus cadenas y lo liberó de su tormento. Y
desandando sus pasos, acompañado por Prometeo, regresó junto al
Maestro. Y éste, al verlo llegar, le dijo:
- La luz brilla ahora dentro del mundo de la oscuridad. El
trabajo está realizado. Descansa ahora, hijo mío.
3.- Este signo de Capricornio es uno de los más difíciles de
interpretar. Se dice que ni siquiera su símbolo se ha delineado nunca
correctamente porque, de hacerse, la afluencia de fuerza que
produciría no sería deseable.
Al pie de la montaña, la cabra, el materialista, busca alimento
en lugares desérticos y áridos. El chivo expiatorio, algo más arriba,
pace las flores del deseo cumplido, cada uno con su espina
correspondiente. Y, en la cima, la cabra sagrada o unicornio ve la
visión. Y entonces aparece el Iniciado.
4.- Hay dos portales de importancia dominante: Cáncer, hacia lo
que erróneamente llamamos la vida, y Capricornio, el portal hacia el
reino espiritual.
Capricornio es la puerta a través de la que pasamos cuando ya no
nos identificamos con la parte material de la existencia, sino que
vivimos identificados con el espíritu. Eso es lo que significa ser
iniciado.
Un Iniciado es una persona que no sitúa la conciencia en su
mente, sus deseos, o su cuerpo físico. Los puede usar si lo desea; y lo
hace para ayudar a la humanidad, pero no es ahí donde su conciencia
está enfocada. Está enfocado en lo que llamamos espíritu, que es ese
aspecto de nosotros mismos que está libre de forma. Es en la
conciencia del espíritu donde nosotros funcionamos finalmente en
Capricornio, nos conocemos a nosotros mismos como iniciados y
entramos en los dos grandes signos universales de servicio a la
humanidad.
Es interesante que, en Acuario, tratamos simbólicamente con
animales a granel, ya que en ese signo, Hércules tiene el trabajo de
limpiar a fondo los establos de Augías, su primer trabajo como
discípulo del mundo. Pero en Piscis captura, no al toro, sino a todos
los bueyes, llevando a nuestra conciencia la idea de la universalidad
del trabajo del mundo, de la conciencia de grupo, de la conciencia
universal y del servicio universal.
5.- Capricornio es el signo de la Iniciación, en la que los cuerpos
físico, emocional y mental se postran ante el Cristo Interno en el
momento de su Transfiguración.
Esto está simbolizado en el pasaje evangélico de la
Transfiguración, en el que Cristo se llevó consigo “a lo alto de la
montaña” a Pedro, Juan y Santiago. Y allí, ante ellos, se transfiguró y
ellos pudieron verlo en toda su gloria. Pedro, la “piedra”, representa el
cuerpo denso, Santiago, el cuerpo de deseos y Juan, el cuerpo mental.
Y los tres adoraron a Cristo en el momento de su Transfiguración.
6.- Hasta ahora, todos los trabajos de Hércules han tratado sobre
sus consecuciones personales. Ahora ya no. Ahora Hércules es ya
libre. Es un Iniciado. Un discípulo del mundo. Ha dado vueltas y más
vueltas al zodíaco. Ha aprendido las lecciones de todos los signos y ha
subido a la montaña de la Iniciación. Ha experimentado su
transfiguración y puede ya trabajar en tareas que no se relacionen
consigo mismo ni con su pasado como hombre.
Capricornio es un signo triste; es el signo del sufrimiento intenso
y la soledad y el silencio, pues éstas son también las señales del
Iniciado. La característica principal del Iniciado es, precisamente la
impersonalidad.
La impersonalidad está basada en un logro de la personalidad. Se
debe haber estado enormemente apegado a la personalidad para poder
luego conocer el significado de la impersonalidad, pues no se llega a
ser impersonal sin pasar antes por la tentación de lo personal.
La impersonalidad que debemos desarrollar es una expansión
del amor personal que tenemos por un individuo, por nuestra familia,
por nuestro círculo de amigos; es exactamente esa misma actitud pero
hacia la humanidad y no tiene nada que ver con el sentimentalismo.
Podemos amar a toda la humanidad porque conocemos el
significado del amor personal, y debemos brindar a todos el mismo
amor que hemos dado a los individuos cercanos a nosotros.
La impersonalidad no es impedir la entrada ni levantar muros
sino amar a todos porque somos capaces de ver a las gentes como
realmente son, con sus faltas, sus fracasos, sus logros y con todo lo
que hace de ellos lo que son. Ésa es la condición que se debe lograr en
Capricornio.
El discípulo del mundo no sólo hace lo que hizo Hércules, bajar
al infierno para vencer a Cerbero, sino que trabaja entre los hombres
todo el tiempo, interesado en su prójimo, pero de modo impersonal.
7.- Se nos relata en el mito de este signo que Hércules tenia que
hacer tres cosas antes de penetrar en el infierno. Son tres cosas
interesantes, así como lo es el orden en que debía hacerlas.
a) Primero, tenía que purificarse. Hércules, el hijo de Dios,
que había vencido, que había sido transfigurado, iba a bajar al infierno
a trabajar, y le llegó la orden de que se purificara.
Él pensaba que era muy puro. El mito no nos dice cómo se
purificó pero, seguramente, tuvo que demostrar estar libre de
irritabilidad y egoísmo. Porque es una regla en ocultismo que, si no
puedes vivir de modo puro en tu propio círculo, no eres de utilidad ni
en el cielo ni en el infierno. ¿Y qué significa aquí “puro”? Libre de las
limitaciones de la materia. Si yo soy en alguna manera prisionero aún
de mi mente, que es una forma de materia sutil, no soy puro. Si tengo
cualquier emoción egoísta, no soy puro. Hércules tenía que
purificarse.
b) Luego, tenía que ser iniciado en los Misterios de Eleusis
que, entre otras cosas, enseñaban a los iniciados a bajar a los infiernos
sin peligro, y a salir de ellos, a voluntad. Quiere decir también que
cada cual ha de pasar a través de su propio infierno personal, antes de
que pueda pasar por el infierno universal. Se aprende la naturaleza de
lo universal a través de la experiencia individual. No podemos
aprender de oído.
c) Por fin, Hércules tenía que detenerse y realizar un acto de
servicio antes de poder imponerse a Cerbero. Vio a dos personas
atadas y siendo atacadas por las fieras. Tenía que liberarlas antes de
que pudiera hacer frente a su propio problema. Siempre, para el
iniciado, el servicio está primero; dejar pasar lo que ha
emprendido si se necesita su ayuda. Esa es siempre la historia del
iniciado, porque está basada en la conciencia de grupo.
8.- Cerbero, el perro de tres cabezas, de espantoso ladrido, con
serpientes creciendo en todo su cuerpo y con víboras por cola, era el
guardián del Hades. Las tres cabezas simbolizan: el amor a las
sensaciones, el deseo y las buenas intenciones no realizadas. La
más importante, y de la cual dependen las otras dos, es la central,
la del deseo. La importancia de la tercera cabeza está resumida en
la conocida frase que dice que "El camino del infierno está
pavimentado de buenas intenciones".
La cola, formada de serpientes, representa a todas las ilusiones
que impiden el progreso de la vida espiritual: la materialidad, que nos
oprime; la naturaleza psíquica inferior que causa gran destrucción; el
miedo a lo largo de cada posible línea; el temor al fracaso, que
mantiene a tantos apartados de la actividad y engendra sólo inercia, la
gran falta, se nos dice, de los aspirantes y los discípulos. Por eso se
nos insiste siempre en “no dejar de intentar.”
9.- Cuando el verdadero sentido de la realidad reemplaza tanto a
la ambición terrenal como a la ambición espiritual, el hombre puede
decir: "Estoy perdido en la luz suprema, pero vuelvo mi espalda a la
luz".
Porque así va el discípulo del mundo, el iniciado en Capricornio,
por su camino, para servir a la humanidad en Acuario. En ese signo
limpia los establos de Augías (del karma de toda la ignorancia y
errores pasados: el Morador en el Umbral) y así se convierte en Piscis
en un Salvador del Mundo. Recordemos que el último acto de Cristo
en su camino a Getsemaní y al Calvario fue el de lavar los pies a sus
discípulos.
10.- Cada hombre debe recordar que el destino de la humanidad
es incomparable y que depende en gran parte de su voluntad de
colaborar en una tarea trascendente. Que la ley es, y siempre ha sido,
luchar; y que la lucha no ha perdido nada de su violencia al ser
transportada del plano material al espiritual. Que nunca debe olvidar
que la chispa divina está en él, sólo en él y que él es libre de
descuidarla, de matarla, o de acercarse a Dios mostrando su anhelo de
trabajar con Él, y para Él.
Francisco Manuel Nácher