En mi ermita en Francia hay un
arbusto de japónica, membrillo japonés. El arbusto suele florecer en la
primavera, pero un invierno había sido bastante cálido y los capullos de las
flores brotaron antes de tiempo. Durante la noche llegó una ola de frío y se
produjo una helada. Al día siguiente, mientras hacía mi meditación caminada, me
di cuenta de que todos los capullos del arbusto habían muerto. Vi esto y pensé,
este Año Nuevo no tendremos suficientes flores para decorar el altar del Buda.
Unas semanas más tarde, el clima
volvió a calentarse. Mientras caminada en mi jardín vi nuevos brotes en el
japónica manifestando otra generación de flores. Le pregunté a las flores del
japónica: "¿Sois las mismas flores que murieron en la helada o sois otras
diferentes?" Las flores me respondieron: "Thay, no somos las mismas y
no somos diferentes. Cuando las condiciones son las adecuadas nos manifestamos
y cuando las condiciones no lo son nos ocultamos. Es tan simple como eso."
Esto es lo que el Buda enseñó. Cuando
las condiciones son adecuadas, las cosas se manifiestan. Cuando las condiciones
ya no son las adecuadas, las cosas se retiran. Esperan hasta que el momento sea
adecuado para manifestarse de nuevo.
Convertirse en nada
Nuestro mayor temor es que cuando
muramos nos convertiremos en nada. Muchos de nosotros creemos que toda nuestra
existencia es solo una vida que comienza en el momento en que nacemos o que
somos concebidos y termina en el momento en que morimos. Creemos que nacemos de
la nada y que nos convertiremos en nada cuando muramos. Y así sentimos un
profundo miedo a la aniquilación.
El Buda tiene una comprensión muy
diferente de nuestra existencia. Es la comprensión de que el nacimiento y la
muerte son solo ideas. No son reales. El hecho de que creamos que son
verdaderas crea una poderosa ilusión que causa nuestro sufrimiento.
El Buda enseñó que no hay nacimiento;
no hay muerte; no hay venida; no hay marcha; no hay lo mismo; no hay diferente;
no hay un yo permanente; no hay aniquilación. Solo creemos que hay eso. Cuando
comprendemos que no podemos ser destruidos, nos liberamos del miedo. Es un gran
alivio. Podemos disfrutar de la vida y apreciarla de una manera nueva.
Nada nace, nada muere
Un científico francés, cuyo nombre es
Lavosier, declaró, "Rien ne se cree, rien ne se perd". "Nada se
crea, nada se pierde". Aunque nunca realizó prácticas budistas sino
científicas, encontró la misma verdad que descubrió el Buda.
Nuestra verdadera naturaleza es la
naturaleza del no nacimiento y no muerte. Solo cuando contactamos con nuestra
verdadera naturaleza podemos trascender el miedo de no-ser, el miedo de la
aniquilación.
El Buda dijo que cuando las
condiciones son adecuadas algo se manifiesta y decimos que existe. Cuando una o
dos condiciones fallan y la cosa no se manifiesta de la misma manera, entonces
decimos que no existe. Según el Buda, calificar algo como existente o no
existente es incorrecto. En realidad, no hay tal cosa como totalmente existente
o totalmente no existente.
Podemos ver esto muy fácilmente con
la televisión y la radio. Podemos estar en una habitación que no tenga
televisión o radio. Y mientras estamos en esa habitación, podríamos pensar que
los programas de televisión o los programas de radio no existen en esa
habitación. Pero todos sabemos que el espacio en la habitación está repleto de
señales. Las señales de estos programas llenan el aire por todas partes. Solo
necesitamos una condición más, un receptor de (señales de) radio o televisión,
y aparecerán muchas formas, colores y sonidos.
Hubiera sido erróneo decir que las
señales no existen porque no teníamos una radio o un televisor para recibirlas
y manifestarlas. Solo parecían no existir porque las causas y las condiciones
no eran adecuadas o suficientes para que se manifestara el programa de
televisión. Así que en ese momento, en esa habitación, no existen. Solo porque
no percibamos algo, no es correcto decir que no existe. Es solo nuestra idea de
ser y no-ser lo que nos hace pensar que algo existe o no existe. Las ideas de
ser y no-ser no pueden aplicarse a la realidad.
Thich Nhat
Hanh
Fuente: No Dualidad Info