sábado, 24 de septiembre de 2016
De lo humano a lo divino (Capitulo 4º De Niña a Mujer)
Capítulo 4º
DE NIÑA A MUJER
Con dieciséis años Paloma no había salido aún con chicos a solas.
Le había gustado un chico del coro pero la cosa pasó sin más. Un día mientras paseaba con una amiga se acercaron dos chicos.
El que se puso a su lado era muy mayor, le llevaba cerca de once años, pero eso fue lo que más le gustó a ella. Estuvieron toda la tarde hablando y quedaron para el día siguiente. Cuando se lo contó entusiasmada al padre, éste se dio cuenta con tristeza que su niña ya había crecido, ya no era una niña.
Se había convertido en toda una mujer bella, encantadora, amorosa y sobre todo, inocente. Él debía explicarle los peligros que hay entre un hombre y una mujer pero no se atrevía. Durante todos estos años habían hablado de casi todo pero nunca de sexo.
Ella nunca había sentido interés por ese tema y él no sabía por dónde empezar. Optó por no decirle nada pero pensó que debía de estar preparado porque en cualquier momento ella preguntaría. Paloma empezó a entusiasmarse con su nuevo amigo.
Él era un hombre atractivo con un futuro profesional por delante, muy maduro, simpático, encantador y ella se pasaba las horas escuchándolo. Un día él le pidió hacerse novios. Paloma no se lo pensó, él sería su esposo, ¡con él sería feliz! Y con una gran felicidad se fue a contárselo al padre.
¡Tengo novio, tengo novio! irrumpió Paloma en su despacho.
Padre tengo novio, se me ha declarado y yo le he dicho que sí. El padre se quedó petrificado en su sillón. Su niña ya se había hecho una mujer y se había enamorado de un hombre.
Ya no sería él sólo en la vida de Paloma ni la vería todos los días ni podría compartir con ella los problemas diarios...
Un miedo paralizador le empezó a inundar todo su cuerpo y una pregunta le vino a su mente. ¿Es que mi misión con ella ha acabado? Acababa de empezar el infierno particular del padre Antonio. Él se alegraba mucho por ella pero era mayor y no podía estar muchos años a su lado.
Pensaba que si se casaba y tenía un buen hombre, él se sentiría más tranquilo.
Pero se engañaba, se había habituado a ella y a todas sus cosas. Para él ella lo era todo.
Su fe en Dios y Paloma eran su mundo.
Lo demás era secundario.
Hacerse a la idea de que un nuevo hombre había entrado en la vida de ella no le iba a ser fácil, pero la amaba y quería lo mejor para ella. Así, no tuvo más remedio que hacerse a la idea. Paloma ya no era su misión.
Y desde el momento que tuvo novio ese papel le correspondía a él.
A partir de ese momento, en el corazón del padre se generó un sufrimiento tremendo. Tanto que, al año de Paloma estar casada y cuando esperaba un bebé, él pidió el traslado a tierras Americanas.
¡SU MISIÓN CON PALOMA HABÍA ACABADO!
¡Que equivocado estaba! Pero eso ni él ni Paloma lo sabían.
Años después se volverían a reencontrar.
Una tarde, el padre fue a visitarla en su nuevo hogar. Desde la boda había una separación entre ellos. Había dejado de contarle sus cosas. Se había cerrado en un mutismo que el padre no quiso o no pudo romper.
Pero ocurrió que él se sentía mal porque no había superado la separación que había entre ellos.
Él lo interpretó como que Paloma ya no quería nada de él y ni siquiera se le ocurrió pensar que algo le ocurría a su querida niña.
Paloma, tengo que decirte algo, dijo el padre No sé lo que será, pero miedo me das.
Intuyo no me va a gustar.
Como sabes, desde que llegaste a mi vida has sido para mí la persona más importante de este mundo y te tomé bajo mi protección.
Para mi has sido la hija que nunca tuve, y eso fue hasta el día de tu boda. Ahora ese papel le corresponde a tu esposo, por eso como mi misión aquí ha acabado me voy a las misiones en América y salgo dentro de dos días.
Dios mío, ¡no!... ¡por Dios! ¡Dime que es una broma, he oído mal, tú no te puedes ir ahora, yo te necesito, yo...! Paloma no pudo seguir. Rompió a llorar, no podía decirle la verdad. Cómo explicarle que desde la noche de bodas supo se había equivocado de hombre.
Su marido no demostraba deseo hacia ella.
Se sentía despreciada como ser humano y humillada como mujer.
Cómo decirle las humillaciones por las que estaba pasando, las lágrimas de las noches y la amargura de los días desde su casamiento. ¿Cómo contarle la soledad de una niña, mujer decepcionada, cuando había puesto todas sus ilusiones y deseos en ese hombre...? ¿Cómo decirle esto...? había optado por no contárselo para no hacerlo sufrir y ahora cuándo estaba con seis meses de embarazo le dice que ya no lo verá más. ¿Qué se va de su vida para siempre porque ella no lo necesita? ¡Dios mío!, si le necesitaba más que nunca. ¿Cómo era posible esto? ¡Era injusto! Así estuvo un rato.
El Padre no sabía qué hacer, intentaba consolarla y sobre todo intentaba ocultar sus propias lágrimas.
Cada uno tenía su propia lucha personal.
Se amaban como siempre pero dejaron de comunicarse y la mente humana empezó a ganarle la batalla al amor.
Se generaron unos pensamientos que les hacían daño pero no fueron capaces de romper con aquello y hablar. De ser, una vez más, sinceros y abrir sus corazones. Si el padre le hubiese dicho a Paloma sus auténticos sentimientos, que se sentía abandonado, y no se sentía útil y sobre todo, tenía celos de su marido porque la podía mimar y él no.
Si eso se lo hubiese dicho a Paloma, ella habría abierto su corazón y una vez más él la habría cuidado, mimado y protegido.
Pero la oportunidad la perdieron.
Paloma se cerró y él también y a los dos días el padre Antonio se fue a un país Americano a empezar una nueva vida.
Para Paloma fue tan grande el golpe que cayó en una depresión. Ahora sí se sentía sola.
Tenía una hija pero eso no le ayudaba mucho a su corazón de mujer. Antes de irse, el Padre le presentó al sacerdote que se quedaría en su lugar.
A Paloma le gustó, le pareció como familiar, como si le conociese. Al contrario que el padre Antonio, el padre Pedro, así se llamaba el nuevo párroco, era mucho más serio, menos expresivo y casi no miraba ni sonreía pero a Paloma le gustó.
Sintió que era de fiar, los dos sacerdotes eran más o menos de la misma edad.
Con la marcha del padre Antonio, Paloma se metió en un mutismo que nadie descifraba.
Sólo le abrió la puerta de su corazón al padre Pedro, pero él no era tan expresivo como el padre Antonio. Estaba educado para ocultar sus sentimientos, no hacer demostraciones de ellos y si era posible ni siquiera tenerlos.
Y ahora ante él estaba una jovencita de 20 años que por las circunstancias de la vida se había convertido en niña-mujer encantadora, guapa, atractiva, simpática, expresiva, buena y sobre todo cariñosa. Esto último era lo que más le perturbaba porque no sabía cómo responder a sus muestras de cariño.
Nadie le había enseñado a ser cariñoso y mucho menos a tener muestras de cariño con él y ahora a sus 40 y pico de años no sabía qué hacer, qué decir ante las muestras de ella. Paloma no lo entendía muy bien pues estaba habituada a que si estaba llorando, el padre Antonio la consolaba, la cogía de la mano y hasta le limpiaba los mocos si era necesario. Pero no entendía que ante su dolor el padre Pedro nunca salía de detrás de la mesa, nunca le cogía la mano y nunca le dio un abrazo aunque fuese para consolarla.
Y con esos pensamientos se fue a la cama.
Hola mi niña, empieza un nuevo aprendizaje. Sé que no entiendes al padre Pedro y lo que no entiendes te hace sufrir.
Por eso quiero explicarte algo.
El padre Pedro ha tenido una educación muy impersonal, sin cariño. Entró con mucha ilusión en el seminario y sintió la llamada de Cristo, pero pronto su desilusión fue grande. No con Dios que sigue estando presente en su corazón, sino con la iglesia a la que pertenece y con sus compañeros que no respetan sus propios votos.
Como una comunidad más dentro de la comunidad humana hay de todo, gente que ama su labor y otros están simplemente porque les resulta cómodo.
Tú has dado con dos seres como son el padre Pedro y el padre Antonio, seres evolucionados y, a pesar de sus defectos o debilidades, aman lo que hacen, quieren servir a sus semejantes e intentan ser cada día mejores.
Pero volviendo al padre Pedro, tú tienes un duro trabajo que hacer y lo harás.
Por eso estás en su vida.
Debes romper el armazón de dureza o indiferencia que se ha puesto.
Debes enseñarle a amar.
Por eso tu estás en su camino, enséñale lo que es amar. Deja de verlo como un CARDO-BORRIQUERO, como tú lo llamas y ve quitándole poco a poco esas espinas al cardo y conviértelo en un ser amoroso como él es realmente.
Todo eso es lo que le vas a transmitir y enseñar. Por su parte, él te ayudará a no sentirte tan sola, a notar un ser humano que te ama desinteresadamente y con el cual siempre puedes contar.
Con el tiempo y en un momento muy malo de tu vida solo él te responderá. Esa seguridad te dará fuerzas para seguir adelante.
Paloma seguía yendo a la parroquia siempre que podía, compartía todas sus cosas con él.
Le contó el comportamiento tan extraño de su marido hacia ella y él supo ver en su corazón toda la angustia.
Cada tarde Paloma iba a la parroquia y en la soledad de aquel lugar se sentía bien.
Era el mejor momento del día. Reía con la rigidez de él pero no conseguía que perdiera los papeles y eso a Paloma le hacía gracia.
Era como un juego. Nunca salía de detrás de la mesa, nunca estaba cerca de ella pero, a la vez, Paloma sabía que en espíritu estaba con ella. Sentía que alguien la entendía por lo menos en este mundo había una persona que la comprendía y conocía, su dolor y decepción de casarse enamorada y comprobar el poco caso y el poco amor de su marido hacia ella.
Y así fueron pasando los años.
Ella creciendo como mujer y ser humano y él aprendiendo de ella el amor humano y la expresividad que tanta falta le hacía.
Hola Padre dijo Paloma al entrar en su despacho ¿qué te ocurre, por qué esa cara de perro? Siéntate Paloma, debo decirte algo muy importante.
Y por primera vez se levantó y cerró con llave la puerta del despacho.
Paloma se asustó, pensó que algo malo estaba a punto de ocurrir.
La semana próxima me voy destinado a otra ciudad, lejos de aquí. ¡No, otra vez no!, No me puede estar pasando esto por qué otra vez. ¿Por qué ahora? ¿Por qué me quitan lo único que me da vida? Paloma, escucha, no llores, serénate, yo soy un sacerdote y me debo a mi trabajo.
Me han destinado a otro lugar y yo no puedo hacer otra cosa. Siento dejarte sola pero ya sabes que donde yo esté tienes un huequecito en mi corazón y si me necesitas siempre estaré ahí para ti. El padre Pedro se levantó, cogió una silla y se puso enfrente de ella.
Por primera vez en tantos años estaban uno frente al otro. Paloma y él se miraron a los ojos y los dos supieron que sus vidas se separaban. El tiempo compartido se acababa. Él empezaba una nueva misión y ella seguía con su soledad y angustia sin alguien en quien confiar y poder dar el amor que había en su corazón.
Paloma sintió como si le clavaran un puñal en el alma. El padre Pedro había sido un ser muy amoroso con ella sin necesidad de decirle algo, sin demostraciones físicas pero estando siempre presente cuando lo necesitó, escuchando y dando lo mejor de sí mismo con una palabra o, en ocasiones, con una sonrisa.
Paloma necesitaba solamente saber que le importaba a alguien y no estaba sola en este mundo, que a ella le parecía tan cruel.
Paloma se sentía como morir, pero no quería hacerle la marcha al padre más difícil. Su vida ya no sería la misma. Sin él volvía a estar sola como lo había estado toda su vida.
Era como si le dieran por un corto espacio de tiempo un poco de oxigeno.
Como si le pusieran una persona para ayudarla a superar las pruebas pero, al poco tiempo, la separaban de su lado.
Esto le parecía injusto y en su mente se creó una lucha de no entender por qué la dejaban siempre sola y además le quitaban lo que más amaba. Una de las virtudes que más le había atraído del Padre Pedro era su honestidad y él lo era con su profesión.
A pesar del dolor comprendía su marcha lo entendía y lo respetaba más por tener el valor de tomar la decisión de irse a otra misión y empezar de nuevo.
Para el padre tampoco era fácil romper el lazo que le unía a Paloma.
Nunca otro ser humano le había demostrado cariño como lo hizo ella. También él se sentía solo, estaba en una comunidad rodeado de compañeros pero no estaba de acuerdo con algunos comportamientos de ellos.
Él veía cosas que le hacían dudar de su fe y ese fue su sufrimiento hasta que conoció a Paloma. Ella le devolvió la fe. Su inocencia hizo que creyera de nuevo en la raza humana y le dio las fuerzas suficientes para seguir.
Con esa maleta empezaba de nuevo en otro nuevo lugar donde no estaría Paloma pero sí su recuerdo. Tenía la maleta llena de bellos y amorosos recuerdos, algo que nunca había tenido antes.
Tengo que irme, ya hablaremos por teléfono.
A Paloma no le dio tiempo de reaccionar, la puerta se había cerrado y allí quedaba ella sola, triste y abandonada.
Ni siquiera le había dado la oportunidad de darle su eterno agradecimiento a ese ser humano con el cual durante un tiempo anduvo junto por la misma senda con amor, respeto y honestidad. Jamás saldría de su corazón.
El día de su marcha lo llamó para despedirse y aunque su alma lloraba se prometió que no lo demostraría. Una vez más se tenía que hacer la “dura”. No era difícil para ella, pues desde su casamiento había tenido que aprender a disimular. Ella era como el mejor diamante, pura y transparente y debía fingir con todo el mundo.
Aprendió a ser alegre, simpática y comunicativa por fuera aunque por dentro su corazón estuviera desgarrado por el dolor.
Con esa máscara fue creándose una nueva personalidad. Lo hizo tan bien que a partir de ese momento nadie llegó a conocerla realmente como era. Sólo el padre Pedro supo siempre lo que su corazón ocultaba y deseaba.
Sólo a él le permitió ver su alma.
Y ahora estaba con el teléfono en la mano a punto de decirle adiós al único ser humano en el cual había confiado después del padre Antonio (pero él era como su padre).
El padre Pedro era más cercano, más de ser humano a ser humano.
Hola Padre, ¿Cómo estás? Regular, Paloma, no es fácil dejar tantas cosas, tantos recuerdos y a tanta gente. Estoy haciendo la maleta y no me está resultando nada fácil, yo... Paloma sabía el significado de esas palabras y, a pesar de que él era un mago a la hora de disimular sus sentimientos, supo había llorado y estaba haciendo unos esfuerzos sobrehumanos para no volverlo a hacer.
Él, el duro, el impasible, el que no perdía nunca los papeles, estaba como un niño llorando y suplicando a Dios le diera fuerzas para poder seguir adelante.
Y Paloma supo que debía ser ella la fuerte.
No podía entrar en la emoción del momento, porque el ponerse a llorar los dos por teléfono a él no iba a ayudarle.
No te preocupes, pues todo se va a arreglar. Cuando estés en tu nuevo hogar ya verás cómo te sientes mejor pero, recuerda, ya no puedes comportarte como un CARDO BORRIQUERO.
Ahora debes demostrar a la gente lo formidable que eres, verás cómo te van a querer, como aquí te queremos.... -
Paloma no pudo seguir, un nudo se le hizo en la garganta y las lágrimas empezaron a caerle por sus mejillas, se despidió bruscamente y colgó. En un extremo y otro del teléfono la escena era la misma.
Dos seres que por un tiempo se habían dado lo mejor de sí mismos llorando, pidiendo a Dios fuerzas para poder soportar aquel dolor de la separación y pidiendo lo mejor para la otra persona. Jamás se olvidaría el uno del otro. Todos los años para su Santo, el padre Pedro la llamaba para felicitarla.
Seguía su vida a distancia, pero nunca rompió el cordón sentimental que le unía a ella.
Ella sabía cómo, en alguna parte de este planeta un ser humano la amaba desinteresadamente y quizás fue el único ser humano que nunca se aprovechó de ella.
La amó sin pedirle algo a cambio.
Los dos sacaron de esta relación lo mejor de ellos. Por eso les costaba tanto la separación, porque una relación así es difícil de encontrar. Ellos tuvieron la suerte de haberla encontrado aunque sólo fue por un corto espacio de tiempo. Desde ese día el padre Pedro tuvo una herida en su corazón y al cabo de los años se le volvió crónica, enfermo del corazón, también se quedó sordo. No quería oír nada del exterior.
Su pequeño mundo con sus compañeros no le interesaba ni le gustaba y por eso eligió no escuchar tantas falsedades ni mentiras.
Al cabo de los años se volvieron a encontrar, pero esta vez en unas dramáticas circunstancias.
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De lo humano a lo divino (Capitulo 3º Abriendose al Amor Humano)
Capítulo 3º
ABRIENDOSE AL AMOR HUMANO
Cuando Paloma tenía doce años, su madre que vivía en otra ciudad. Llamó a su abuela y a ella. Su madre tenía pareja y quería tenerlas cerca. Para Paloma fue su primera gran separación de su ambiente natural y le resultó muy dura. El irse a otra ciudad, donde se hablaba una lengua distinta (el valenciano) donde la gente no era tan alegre ni tan abierta como en Andalucía, y aunque la ciudad era bonita, no tenía el embrujo de su Granada natal.
Se separó de las pocas amigas que tenía. También dejó lo que para ella era lo más importante en ese momento.
No tenía mucho éxito con los chicos porque al contrario de sus amigas ella estaba "plana".
No tenía formas, estaba muy delgada y no gustaba a los chicos. Ella se había fijado en que entre sus amigas la que tenía más éxito con los chicos era Margarita y ella si tenía pecho. Pensó que por eso los chicos iban detrás de su amiga y no de ella, ¡claro, como ella estaba plana! Pero su corazoncito empezó a latir muy fuerte por Andrés, ¡qué guapo era!
Pensaba Paloma. Estaba en su ciudad natal y pensó que, quizás, con el tiempo podría él fijarse en ella.
Pero su madre le estropeó el plan. Por primera vez en doce años quiso vivir con su hija, justo en el momento que Paloma ya no la necesitaba tanto. Y aquí estaba, en una nueva ciudad, sin amigas, odiando su nuevo hogar y sin la oportunidad de volver a ver a su amado Andrés.
Ahora estaba con su abuela, su madre y el novio de ésta, a pesar de todo, se sentía más sola que nunca.
Por las noches en su habitación, Paloma lloraba y pensaba: - ¡Que cruel es la vida! ¡Ahora que no deseo estar con mi madre es cuando lo estoy! ¡Que desgraciada soy! Empezó a tener pena de ella misma. Se veía como víctima.
Había tenido una infancia triste, con mucha soledad y desamor. Ya no se acordaba de las enseñanzas de Ángel, no encontraba sentido a su vida. El futuro que veía ante ella la hacia hundirse cada vez más en una profunda tristeza.
Su madre y su abuela seguían discutiendo y el tema no había cambiado a lo largo de tantos años, "el compañero de su madre".
Esta vez era un chico mucho más joven que ella y del cual estaba muy enamorada.
A Paloma tampoco le gustaba ese chico para su madre, pero a lo largo de su infancia aprendió a callarse sus opiniones. Cuando el ambiente se hacía insoportable, ella huía y se iba a la calle. Un día, mientras paseaba por la calle, advirtió que enfrente de su casa había una iglesia y con gran alegría se dirigió hacia ella.
Necesitaba desahogarse, hablarle a PAPA-DIOS. Decirle lo que su corazón sentía.
La iglesia estaba muy oscura pero no le importó. Al contrario. Nadie la vería llorar.
Se sentó en los últimos bancos. Estaba sola y nadie la veía, así que podía dar rienda suelta a su angustia. Y allí, en aquella paz, mirando una imagen de Jesús en la cruz, empezó a abrir su corazón: - PAPA-DIOS, ¿Por qué ahora? ¿Por qué mi madre se acuerda que tiene una hija en este momento? Yo no quiero estar aquí.
Ni la quiero ni tenemos algo en común.
Me avergüenzo de tenerla por madre.
No me gusta su vida y tampoco cómo se comporta ¿Por qué tengo que estar aquí? ¡Ayúdame! Se sentía el ser más desgraciado y sólo de este mundo.
Pero en aquel lugar a oscuras y a solas, se encontraba mejor. Iban a cerrar la iglesia y Paloma tuvo que marcharse.
Después de este día vinieron muchos otros. Pasaba todas las tardes en el mismo banco y con una actitud parecida. Ángel seguía al lado de Paloma pero ella estaba tan angustiada e interpretando tan bien el papel de víctima que no lo oía.
Pero él no se cansaba de transmitirle sus enseñanzas.
Mi niña, seca tus lágrimas. Recuerda que no estas sola, que todo forma parte de un plan divino en el que tú diste tu autorización para llevarlo a cabo.
Ningún sufrimiento por pequeño que sea es gratuito. Todo tiene su razón de ser y a lo largo de tu vida irás entendiendo el por qué de un dolor o una experiencia dolorosa.
Aprende a tener paciencia.
Cualidad que no se te otorgó y deberás desarrollar.
Si tienes paciencia verás cómo el sufrimiento viene y se va, siempre que tú no te apropies de él. Si aprendes a ser dúctil, flexible y a sentir con cada experiencia, pero una vez vivida dejar ir todo sentimiento, no retener un sólo minuto lo que te ahoga, te manipula y te hace sufrir, entonces y sólo entonces serás rica en experiencias, sabiduría y conocimientos.
Vive cada experiencia al máximo, sácale lo mejor de ella y una vez pasada desecha lo innecesario. Así tu aprendizaje será rápido, menos doloroso y más enriquecedor.
Si te quedas en el papel de víctima gastarás tanta energía compadeciéndote que no tendrás ni fuerzas, ni ganas de aprender de aquella experiencia.
No podrás preguntarte: ¿en que he fallado?, o simplemente ¿qué tengo que aprender de ella? Irás perdiendo oportunidades de aprender, de superar etapas y volverás una y otra vez a pasar por las mismas experiencias.
Hasta que, en algún momento, te des cuenta que eres ganadora y el hecho de estar pasando por un mal momento sólo indica una cosa... TU ALMA VIVE, EVOLUCIONA y desea enriquecerse con todas las experiencias que te ofrece la vida.
Llora y desahógate pero no te detengas, sigue adelante. Cuanto más evolucionada es un alma, más pasa por procesos dolorosos.
Los humanos no entienden esto.
Piensan que un ser muy evolucionado no tiene que pasar por ciertas cosas y se olvidan que Un Gran Ser como fue el Maestro Jesús pasó por la incomprensión de su propia familia, por la soledad, por el sufrimiento físico, psíquico y emocional, por la traición de sus amigos más íntimos, por la injusticia humana, por la blasfemia, por las mentiras y hasta por la crucifixión y muerte.
Si Él pasó por todo ello ¿cómo no habría de vivirlo un ser menos evolucionado?
La grandeza del ser humano es que lo que un hombre puede hacer lo pueden hacer los demás y Él superó, aprendió y os enseñó cómo hacerlo. Todos los humanos podéis superar cualquier prueba por difícil que sea con auténtico Amor. Ese Amor está por encima de vuestros patrones mentales, de vuestra autodefensa y hasta de vuestra propia vida.
Ese Amor lo vas a necesitar a lo largo de tu vida para poder superar las difíciles pruebas por las que vas a pasar. Pero siempre tendrás, en momentos difíciles, a un ser humano a tu lado el cual te ayudará a superar esos momentos.
Por eso está a punto de aparecer en tu vida un ser humano que te aportará lo que en estos momentos necesitas para seguir adelante.
Pero Paloma no escuchaba a Ángel.
Por eso, un día cuando alguien se le acerco al banco donde ella estaba sentada en la parroquia, no lo reconoció.
Disculpa - dijo el desconocido - veo que todos los días pasas muchas horas ahí sentada sin hacer nada, ¿no te gustaría reunirte con un grupo de chicos y chicas y cantar en el coro? Paloma lo miró sorprendida. No lo había visto acercarse y la cogió por sorpresa. Lo miró y vio a un cura de unos cuarenta y tantos años, con cara simpática, ojos pequeños pero alegres y le hizo gracia su nariz pues era tan pequeña que parecía un pellizco en su cara.¿Me has oído? ¡Sí! Perdón.
Es que... me gustaría poder cantar en el coro pero no sé y me temo que no duraría mucho. No importa, le contesto el sacerdote.
Tampoco los otros saben.
Y así, a partir de ese momento, el padre Antonio se convirtió en padre-madre, amigo y confidente.
Aquella parroquia a partir de ese día fue su mundo, su paraíso.
Cuando el infierno de su casa se hacía insoportable, ella huía en busca de paz y compañía a aquel lugar.
Paloma se abrió por completo al padre, le contó todos sus secretos, sus deseos más íntimos, sus angustias y preocupaciones.
Y él pudo ver en ella la pureza, sensibilidad y sencillez de los niños.
Llegaron a una complicidad tan grande que Paloma maduró con rapidez y él se convirtió en un padre, el padre que ella nunca tuvo.
A partir de ese momento, Paloma fue su misión y se dedicó en cuerpo y alma a ayudarla.
Se prometió cuidarla y darle el amor que nunca había tenido. Pero aunque no se lo dijo a ella, a partir de este momento el padre Antonio fue el primer ser humano, que le transmitió Amor sin palabras pero con hechos.
Se preocupaba por ella, de sus estudios, de la poca educación que había recibido y como se veían todos los días aprovechaba cualquier momento para enseñarle cosas.
Un día apareció con un libro.
Toma Paloma este libro es porque ya eres una jovencita y necesitas saber ciertas cosas que nadie te ha enseñado.
En él encontrarás desde poner una mesa, hasta cómo debes comportarte en cada momento.
Es un libro que espero te guste y te enseñe mucho. Y así Paloma poco a poco y con mucho Amor iba aprendiendo cosas que debían haberle enseñado su madre o su abuela pero que tampoco ellas sabían.
Paloma tenía trece años y por fin tenía ya formas de mujer. Se había convertido en una preciosa jovencita y aunque tenía cuerpo de mujer, seguía siendo una inocente niña.
Eso le preocupaba al padre.
Veía el peligro que entrañaba la relación de su madre con un chico que por su edad podía haber sido más el novio de su hija.
Por eso un día habló con ella.
Paloma me preocupa que estés tantas horas en tu casa. Sería bueno te pusieras a trabajar. Eliminaríamos un peligro y por otra parte ganarías un poco de dinero, el cual te vendría muy bien. Ella no entendía eso del peligro pero confiaba ciegamente en él.
Y le pareció muy buena idea.
El padre le consiguió un trabajo de aprendiza en una tienda.
El primer día llegó a la parroquia muy contenta. ¿Sabes? El dueño de las tiendas, porque son dos y un almacén en la misma calle, tiene un hijo y creo que le he caído muy bien porque no ha parado de mirarme y decirme que soy muy guapa.
¿Cuántos años tiene el hijo? pregunto el padre No sé, pero es muy mayor, lo menos treinta años.
Eso no le gustó al padre, quién inmediatamente vio un peligro. Sabía que Paloma gustaba mucho a los hombres. La prueba la tenía muy cerca de él ya que todos los chicos del coro iban detrás de ella.
Mañana iré a ver cómo es ese hombre y si debo preocuparme - pensó -.
Pero no se lo dijo a Paloma, sólo le comentó que como al día siguiente iría cerca de la tienda, pasaría a recogerla. Y así fue.
Al día siguiente el padre Antonio vio por primera vez a su jefe y supo que su querida niña estaba en peligro.
Su instinto protector no le falló porque meses después Paloma venía enfadada contándole que su jefe se había querido aprovechar de ella.
La reacción de él fue inmediata. ¿Qué?..¿Qué ese desgraciado te ha querido mancillar? Mañana voy y le rompo la cara. ¡No! Por favor, no vayas.
Ya he hablado con él y me ha pedido perdón. Me ha prometido que no volverá a pasar.
Para Paloma fue una sorpresa la reacción del padre.
Nadie en toda su vida la había defendido. Nunca lo había visto tan enfadado.
Por eso le sonrió y le dio las gracias.
Él se asombró de esta reacción, comprendiendo lo sola que había estado y por eso se levantó, la abrazó y dándole un beso en la mejilla le dijo: No te olvides. Ya no estás sola.
Esta es mi misión a partir de ahora.
Te cuidaré y protegeré.
Paloma no pudo soportar la oleada de amor que la estaba envolviendo y unas lágrimas traicioneras empezaron a caer por sus mejillas. Él captó inmediatamente por qué lloraba y sus ojos también empezaron a brillar de una forma especial. Les unía el amor de dos seres que en muchas vidas anteriores habían estado juntos. Habían pasado por muchas experiencias en común y sus energías se reconocían.
Habían sido esposos, amantes, amigos, compañeros,... y ahora en esta vida él era su pigmalión.
Su maestro, le estaba enseñando a ser una mujer, un ser humano educado.
Le transmitía las leyes de la vida.
Le daba una base religiosa, cultural y sobre todo y por encima de todo, la amaba como era y lo que era, un ser humano maravilloso digno de ser protegido y amado.
Ni su madre, ni su abuela la habían enseñado a transmitir el amor que ella era y aunque Paloma lo sentía no sabía cómo transmitirlo y mucho menos decirle a alguien que lo amaba. Tampoco nadie le había dicho a ella que la quería. Para Paloma la parroquia era su recinto de paz, sus mejores momentos del día. Era como su oxígeno.
Pasados los años los recordaría y se daría cuenta que sin la ayuda y el amor del padre y la parroquia no hubiese podido sobrevivir a la tristeza, la soledad y el desamor que su corazón sentía.
En esa época, para una niña de 12 años, el salir de su ciudad, dejar a sus amigas y todo lo conocido, lo familiar y sin tener ayuda de alguien, sin el amor de su madre (que estaba con un nuevo novio) y sin los cuidados de un mayor que es lo más natural para una niña de su edad, era muy difícil que lo pudiera soportar.
Pero como decía Ángel, siempre en su vida abría alguien que la ayudaría a soportar las pruebas y ese fue el padre Antonio quién vio en ella una niña desvalida, necesitada de mucho amor y él se lo dio como pudo, sin dejar de ser un sacerdote con todas sus limitaciones.
Paloma durante toda su vida había recibido muy poco así que cuando el padre le daba algo de cariño para ella era suficiente y le hacía sentirse muy feliz.
No había tenido a su padre pero Dios le había puesto a este buen ser humano que se ocupó, preocupó y la hizo feliz desde que se reencontraron en esta vida.
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De lo humano a lo divino (Capitulo 2º Las Primeras Enseñanzas)
Capítulo 2º
LAS PRIMERAS ENSEÑANZAS
Paloma despierta.
Empieza tu primer día en el planeta Tierra. Hola Ángel, estaba agotada.
No me habías dicho que el nacer era tan agotador. Ese ha sido tu primer aprendizaje. ¿Dónde está mí mama? ¿Por qué no me coge en sus brazos? ¿Y qué son esos gritos?
Presta atención. Son tu abuelita y mamá.
¿Y por qué gritan tanto? ¿No ven que soy un bebé y esos gritos me molestan?
Ellas no saben comunicarse de otra manera.
Tu abuela no quiere que tu mamá siga con tu papá. De pronto Paloma prestó atención a los gritos y escuchó a su abuela decir:
Elige, si te quedas con él no sabrás nada de mí y no pienses que me haré cargo de la niña. Arréglatelas como puedas y si no haberlo pensado antes.
Pero mamá yo lo quiero y no me puedo quedar con la niña. ¿Cómo voy a cuidarla? O trabajo, o la cuido. Prefiero irme a trabajar.
Es tu problema, pero a él no lo quiero volver a ver mientras viva. Si lo dejas, ya veremos qué hacemos con la niña. ¡Mamá por favor! ... ¡escúchame! ¡Ya he escuchado bastante! ¡Él o yo! Ángel, ¿por qué llora mi mama?
Porque tu abuela quiere que deje a tu padre y además no te quiere a ti.
Pero soy un bebé y necesito de mis papás.
Si se aleja el uno del otro, ya no tendré papá como todos los niños.
Sí mi niña, más adelante comprenderás que todo tiene un motivo y una razón de ser.
Ahora te parece muy cruel (y lo es), pero es necesario para tu aprendizaje.
Paloma empezaba a entender.
Su misión no iba a ser fácil y quizás no iba a recibir tantos besos ni mimos como ella esperaba y deseaba.
Su corazón se encogió y esa angustia le subió hasta la garganta quebrándose en un grito de dolor y preguntándose cuándo la cogerían en brazos su mamá y abuela.
Pero esos momentos durante su infancia fueron pocos. Tan pocos que de adulta nunca recordó ninguno. Fue creciendo sin padre ni madre, porque su querida mamá con 17 años se fue lejos para poder mantenerla (o al menos eso es lo que ella decía). La auténtica verdad era que no soportaba a su madre, una mujer egoísta, fría, analfabeta, sin capacidad de demostraciones amorosas y, sobre todo, muy celosa.
Sobre los tres años la metieron en un orfanato. Esto le resultó tan cruel que de adulta su mente lo olvidó. En el orfanato había una monja que, viéndola tan pequeñita con esos ojos tristes siempre esperando un beso o una caricia, le tomó cariño.
Durante ese tiempo ella fue la única que se preocupó por ella. Cuando Paloma salía al patio a jugar con el resto de las niñas no lo hacía. Se sentaba en un banco y con la mirada fija en el suelo pasaba las horas.
Siempre esperaba la visita de su mamá, pero nunca venía. ¡Ella deseaba tanto besarla y abrazarla!
Alguna vez la pillaron hablando sola y cuando le preguntaban con quién hablaba ella siempre respondía que con un amigo imaginario.
Esa relación con Ángel la tuvo conscientemente hasta los siete años.
Entonces un día dejó de escucharlo.
Aunque Ángel seguía comunicándose con ella mientras dormía. La monjita se daba cuenta de la tristeza de la niña. Ya no era suficiente con sus mimos. La niña quería estar con su mamá y su abuelita. Su tristeza fue tan grande que cayó enferma. Llamaron a su abuelita para que sacaran a la niña de allí porque, según el médico, sacaban a Paloma del orfanato o se iría muriendo poco a poco de tristeza y pena.
A partir de ese momento Paloma vivió con su abuelita.
Su madre para ella era su gran desconocida. Sólo la veía una o dos veces al año. Venía, le traía regalos y se volvía a ir. Cada vez la veía más pintada y con más joyas.
La niña también notaba ciertos ademanes de su madre que no le gustaban. De las pocas veces que estaban juntas, cuando iban por la calle, los hombres le decían cosas feas a su mamá y a ella no sólo no le desagradaba, sino que parecía provocarlos.
Empezó a conocer a unos señores que iban con su mamá. Eran muy raros, porque no se decían novios y sólo estaban un rato, le traían regalos y luego se iban.
En la mente de Paloma no cabía que su mamá hiciera algo malo con esos hombres, pero su cabecita empezó a hacerse ciertas preguntas. ¿En qué trabaja? ¿Cómo gana tanto dinero? ¿Por qué se arregla tan llamativa provocando a los hombres? Una vez cogió del bolso de su madre una foto en la que estaba ella y otras mujeres detrás de la barra de un bar.
Su madre llevaba puesto un vestido con un gran escote dejando entrever sus hermosos senos. Paloma se estremeció y pensó que el trabajo de su mamá no debía ser muy bueno. Sintió pena y vergüenza por ella. Y así, con una pena tremenda y transmitiendo por sus ojos la tristeza, sus deseos de ser amada fueron creciendo.
Sustituyó la imagen del padre por Dios y desde niña su papá fue PAPA-DIOS. La imagen de la madre fue más difícil de sustituir.
A su abuela la llamaba mamá, pero ella sabía que no lo era. Su gran sensibilidad la hacía darse cuenta de las mentiras que le decían, de cómo le ocultaban cosas, de la falta de amor que había a su alrededor.
Nadie le prestaba atención. Para su abuela era una molestia porque la tenía que criar y ahora su hija le mandaba el dinero suficiente para vivir no tenía que trabajar pero “este coñazo de niña”, como ella la llamaba, la hacía no sentirse libre para hacer lo que quisiera.
Lo que realmente deseaba era vivir con su hija para tenerla vigilada, para poderla aconsejar no fuera otra vez engañada.
Un día, Paloma estaba como tantas veces escondida llorando porque su mamá había venido durante unas horas y ya se había ido y Ángel le preguntó:
Mi niña, ¿por qué lloras?
Es que yo quiero mucho a mi mamá, pero ella no me quiere. - ¿Por qué dices eso?
Porque cuando viene me trae muchos regalos pero no me mima ni me pregunta como me va ni se preocupa de mí ni pregunta, ¿qué hago? Tu mamá te quiere pero nadie le ha enseñado a exteriorizar sus sentimientos.
Por eso no te los demuestra.
Recuerda que se quedó muy pequeña sin padre y mira a tu abuela como es.
Entonces, ¿mi mamá me quiere? Sí y mucho. No viene a verte más porque cuando lo hace sufre. Siempre se va llorando porque te tiene que dejar y no te puede llevar donde trabaja. Cree que tú estás mejor con tu abuela.
¡Pero si mi abuela me pega con el palo de la escoba! - Bueno, reconoce, si no es así no te alcanzaría (con lo rápida que eres nunca te llegaría a tocar). ¿Ángel explícame por qué yo no tengo papá y casi ni mamá?
Hay muchos motivos para ello, pero te voy a explicar unos cuantos:
El no tener papá ni mamá, algo necesario para cualquier bebé, incluso para seres más inferiores a los humanos como son los animales, es porque poco a poco te irás fortaleciendo. Crecerás sin contaminación ni manipulación alguna porque no tienes quién te ensucie la mente.
Tu abuela no se preocupa de lo más elemental como enseñarte a comer o comportarte.
Por lo tanto, tu espíritu no estará contaminado con falsas creencias, raras religiones ni ideas fanáticas. Has creado tu Dios, el que necesitas. Has creado tu propia religión, adoras las estrellas.
La luna llena tiene para ti una influencia enorme. Constantemente miras al cielo.
¿Sabes por qué? No Ángel, y me gustaría saberlo porque yo no he sido consciente hasta este momento de todo esto.
Es cierto, ninguna de mis amigas se comporta como yo.
Ellas juegan con mis juguetes, mientras yo juego con la Tierra, el Agua y el Sol.
Siempre voy descalza.
A mi abuelita la tengo loca cuando hay luna llena porque me paso el rato mirando a la luna y gritándole que hay la cara de un señor dentro de ella que me está mirando.
Es cuando por primera vez oí... ¡Calla niña, estás loca!
Esa palabra la oirás muchas veces a lo largo de tu vida. El ser humano tiene miedo a lo que no comprende. Su mente es como un ordenador (computadora). Tiene muchos datos y cuando aparece un dato nuevo que no está registrado en su archivo, empieza a descontrolarse.
Busca explicaciones lógicas que no van a encontrar porque esa información no la tiene archivada.
Entonces dicen que ese dato no existe, ¡no es verdad!, ¡es una locura! Lo más fácil es negar lo que no comprenden y si no lo comprenden es que no existe, y así van perdiendo la oportunidad de ampliar su mente y su espíritu a nuevos conocimientos.
Mira niña, tú eres un espíritu libre que necesita sentirse así, sin ataduras de ningún tipo y así será toda tu vida. Te atarás a lo que quieras o a quién quieras pero no dejarás que nada ni nadie te ate.
Eres como tu nombre, un ave, una paloma suave, libre y bondadosa y esos atributos los has obtenido gracias a criarte sin padre ni madre.
Necesitas mucho amor y mimos y como en tu niñez no los has tenido entenderás y reconocerás rápidamente a otros humanos que estén más o menos en tus mismas circunstancias y serás capaz de aportarles el amor que tanto necesitan.
A ti nadie te ha enseñado a trasmitir amor, pero tu necesidad de él hará que aprendas a darlo y transmitirlo a todo aquel que pase por tu camino y lo necesite.
¿Ahora entiendes por qué has ido creciendo sin papá ni mamá?
Si Ángel, pero a veces no me acuerdo de estas cosas y sólo pienso en la necesidad que tengo de tener unos papás. Muchas noches, cuando su abuelita no la escuchaba, lloraba mientras miraba por la ventana al cielo hablando con PAPA DIOS. - ¡PAPA DIOS!, por favor, que mi abuelita no me pegue más con la escoba, y que mi mamá y ella me quieran más y si no puede ser, me quiero ir contigo.
No quiero estar más aquí.
Me siento muy triste, nadie me comprende, nadie me hace caso. ¿No me podría ir contigo? Si dices que sí, cuando me duerma, llévame y si no lo haces seguiré hablando contigo mañana porque ahora tengo sueño.
¡Buenas noches PAPA DIOS! Así, con estas palabras o parecidas, noche tras noche, Paloma le pedía a Dios irse con él.
Estaba claro que su vida no le gustaba y para poder soportarlo se creó un mundo aparte con amigos imaginarios y contactando con seres de otras dimensiones (entre ellos Ángel).
Se quedaba en su habitación casi todo el día jugando con sus amigos. Se miraba al espejo y al verse reflejada en él era como si esa imagen fuese de algún amigo o amiga y con ellos hablaba.
Cuando no hacía esto se ponía a leer todo lo que caía en sus manos. No le gustaba el colegio y lo dejó muy pronto sin encontrar oposición por parte de su abuela.
Pero sí le encantaba leer y entonces su imaginación volaba.
Un día era la princesa del cuento, otro la criada y otro la niña rica.
Su imaginación dependía del estado emocional en que se encontraba. Sin saberlo, con este tipo de lectura y los juegos con el espejo, estaba aprendiendo a desarrollar su parte derecha del cerebro, la intuitiva.
A lo largo de toda su vida utilizaría mucho más su parte intuitiva y sensible que su parte lógica. Tenía que ser así.
Había venido al planeta Tierra precisamente para trabajar con esa parte y desde pequeña así lo hizo. A lo largo de su infancia tuvo dos momentos en los que estuvo a punto de morir. Uno fue con unas fiebres y otro con la tuberculosis.
Cuando tuvo las fiebres Paloma vio a todos sus amigos que ella creía imaginarios y a muchos otros. Vio a un Ser que pensó era PAPA-DIOS y se quiso ir con Él.
Pero en el último momento ese Ser le dijo que aún no era su hora. Tenía que hacer grandes cosas. Aún no era el momento.
Más adelante volvería y sin decir más desapareció.
También vio monstruos horribles que la asustaron mucho.
Ella no entendía por qué veía a esos seres.
No se daba cuenta. Su espíritu había salido de su cuerpo y estaba en otras dimensiones.
Y para ir a dimensiones superiores primero tenía que pasar por el bajo astral.
Allí es donde están los espíritus de los asesinos, de los suicidas y seres que han cometido crímenes contra la humanidad.
En la religión cristiana se le llama “infierno”. Paloma no había pasado conscientemente por allí aunque todas las noches, cuando dormía, salía su espíritu del cuerpo y paseaba por otras dimensiones. Pero entonces no sentía miedo, porque siempre la acompañaba su inseparable Ángel.
Esta vez no lo vio hasta un tiempo después cuando llegó a otra dimensión donde todo era luz, amor, color y armonía. Posteriormente Ángel le explicaría que Él no se separó de ella en momento alguno y cuando pasó por el bajo Astral también estaba a su lado.
Ocurrió que estaba tan asustada que no lo vio porque ella se centró en los monstruos y ese miedo generó una energía oscura y densa la cual le impidió sentir y ver su Presencia.
Esta experiencia la marcó, sobretodo porque era una niña de siete años.
Tuvo que callar y no contar algo de lo vivido (no le iban a creer). Esta experiencia la hizo madurar más aprisa de lo que correspondía a su edad. No sabía cómo manejar aquello.
Le daba miedo. Ya no jugaba con sus amigos imaginarios. Se olvidó de Ángel y empezó a comportarse como una niña “normal”.
Intentó ocultar su gran sensibilidad.
Se fue revistiendo de una coraza (más que paloma con el tiempo parecía águila).
Un águila fuerte, independiente, rápida, luchadora,... Este cambio no se hizo de la noche al día. Las decepciones, amarguras y lágrimas diarias.
La fueron forzando a crearse esta armadura. Era necesario para poder sobrevivir. Aunque por la noche, cuando dormía, Ángel seguía dándole sus lecciones.
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De lo humano a lo divino (Capitulo 1- El Principio)
Capítulo 1º
EL PRINCIPIO: Paloma se sentía incómoda, no sabía dónde estaba ni por qué estaba allí. Sólo tenía un recuerdo vago de una gran explosión de luz acompañada de un amor inmenso.
Un amor... ¿qué adjetivo poner a aquella sensación que nada más recordarla la hacía estremecerse y la envolvía en una energía la cual hacía que todos sus poros parecieran dilatarse hasta el punto de estallar?
Eso había sucedido minutos antes, ¿o acaso había pasado mucho tiempo y ella no lo recordaba? Quizás, eso no era tan importante. Lo verdaderamente importante era ese momento de Amor incomparable, Inmenso y Grandioso, había desaparecido y ahora ella se encontraba incómoda, en un lugar muy pequeño, casi sin poder moverse y además húmedo. - ¿Pero que lugar es este? Preguntó Paloma esperando tener respuesta.
Así pasaron unos minutos llenos de angustia y miedo. Volvió a preguntar, pero tampoco esta vez obtuvo respuesta. El miedo iba creciendo porque ahora había algo nuevo que añadir a lo anterior y este elemento la asustaba aún más. Sentía como una oleada de una energía oscura que la envolvía haciéndole daño. ¡Que diferente era la energía que anteriormente había sentido! Esta era como comparar la luz con la oscuridad.
Esta energía era pegajosa, oscura, hacía daño. Se le pegaba por toda su piel y la asfixiaba.
Era urgente quitarse esa energía tan mala de encima, pero, ¿cómo? Ni sabía lo que era, ni dónde se encontraba, ni el por qué de aquella energía. Entonces sintió que su corazón poco a poco se estaba debilitando.
Ya no podía luchar más.
Lo mejor era dejarse llevar, acabar cuanto antes. Y así Paloma en su primera batalla estaba cediendo, pero en el último momento, cuando sólo le quedaba un hálito de vida y desde lo más profundo de su Ser, le salió su primera cualidad, la curiosidad, el querer saber. Y dando su primer grito preguntó: - ¿Dónde estoy? - Estás en el vientre de tu madre. - ¿Quién me ha hablado? ¿De donde ha salido esa voz? - Soy tu ángel de la guarda.
A partir de este momento yo te cuidaré y guiaré para que no te alejes de tu misión.
Seré como tu sombra.
No me verás pero ahí estaré siempre junto a ti. - ¿De que misión me hablas? ¿Y por qué no te veo? - Voy a contestar a las preguntas que me son permitidas.
Empezaré por explicarte quién eres.
Eres un espíritu muy evolucionado que has elegido venir al planeta Tierra en unos momentos muy duros y difíciles tanto para el planeta como para los humanos.
Tu gran amor hacia estos seres ha hecho que quieras compartir con ellos todo el sufrimiento que se va a dar en estos momentos.
También son tiempos de gran gloria, porque la raza humana está en un punto de evolución muy importante y muchos elegirán dejar de ser humanos para convertirse en súperhumanos. Cuando hablo de súper-humanos me estoy refiriendo a que evolucionarán más aprisa que en todas las épocas anteriores.
Para que lo entiendas con facilidad, el cambio será un paso tan grande y de tal magnitud como cuando pasaron de ser hombres de Homo neanderthalensis a convertirse en los hombres que son en estos momentos.
La raza humana, en esta época, dará un nuevo gran salto evolutivo y tú serás uno de tantos millones de humanos que ha elegido ese cambio.
Bien, ya sé quién soy, ¿pero qué es este lugar y esta energía tan oscura y pegajosa que hace unos momentos me ahogaba?
Estas en el vientre de tu madre. Esa energía de la que hablas es la energía del rechazo.
No eres un bebé deseado.
Tu madre es una joven de 16 años y en la tierra son pocos años para ser madre.
Se ha enamorado de un hombre muy mayor que ha sabido como conseguir de ella lo que quería, su cuerpo. Esto ya lo entenderás cuando seas mayor. De acuerdo. Sigue.
Me gusta la historia aunque me parece que no es muy divertida. - ¡No, no lo es! Esta historia te marcará para toda tu vida, porque con ella empieza tu historia personal.
La madre de tu madre, es decir, tu abuela, se quedó viuda en la guerra civil española, en Granada donde nacerás. Tu madre tenía sólo 12 años y su hermano unos pocos más.
Tu abuela tenía una gran sensibilidad, lo que en la Tierra llaman bruja. Era médium.
Por medio de ella se comunicaban seres de otras dimensiones. Nunca lo desarrolló ni le dio importancia. Ni siquiera los utilizó.
Pero esa será tu base y herencia de ella.
Al tener esa sensibilidad y no saberla utilizar se creó una coraza muy dura para no sufrir.
Su vida no fue fácil, sufrió mucho y nunca vio el lado bueno de las cosas.
Al quedarse viuda tan joven y con 2 hijos pequeños tuvo que luchar mucho y se olvidó del amor.
Para ella no existió el amor ni de hombre ni de hijos ni de nadie. Eso hizo que al ser incapaz de dar amor tampoco lo supo recibir.
Tenía una vibración que le impedía reconocer el amor cuando se presentaba. Ni siquiera sabía cómo aceptarlo.
En este planeta conocerás a muchos humanos iguales a ella y por eso te han puesto uno tan cerca para que los reconozcas, los comprendas y los ayudes. Con tu vibración de amor, sólo con eso, sin hacer ni decir nada, les ayudarás. Recuerda esto: aunque creas que no necesitan amor, esos seres son los más necesitados porque no lo tienen. Sin embargo, los que son amor, en sus vidas tendrán muchos momentos de desamor por parte de las gentes que les rodean. Ese será tu caso.
¿Quieres decir que voy a sentir la energía pegajosa que hace unos momentos me asfixiaba?
Mi niña, eso que has sentido es un soplo al lado de los huracanes por los que vas a pasar.
Pero no adelantemos acontecimientos.
Está cerca el momento de tu nacimiento y aún tengo que decirte muchas cosas.
Para tu misión vas a necesitar, aparte de mucho amor, una serie de atributos que facilitarán tu proceso.
Esos atributos debes utilizarlos sabiamente, porque en algún momento se pueden volver contra ti y ahí es donde está el peligro.
Tendrás una gran facilidad para contactar con seres de otras dimensiones pero, ¡cuidado!, porque en otras dimensiones no todos los seres son de luz. Los hay que quieren sentir como los humanos y los manipulan haciéndoles pasar por experiencias crueles, dolorosas e inútiles no necesarias para su aprendizaje.
Así es como estos seres se alimentan, con la energía generada con el sufrimiento de los humanos. Al ser tan sensible, captarás lo bueno y lo malo, de tal forma que, aunque te sonría una persona, si su energía es contraria a la tuya, lo sabrás.
Tendrás: La INOCENCIA de un niño. TENACIDAD: para conseguir tus metas.
La ALEGRÍA: será uno de tus atributos más importantes. -
La FE: te salvará de situaciones límites.
Tu AMOR: será tan grande que serás capaz de lograr lo que te propongas y superarás todas las pruebas por las que pases.
Todos estos atributos y otros que no necesitas saber en estos momentos se pueden volver contra ti si no los sabes manejar bien.
En el mundo a donde vas, todo está muy mezclado.
Confunden la inocencia con la estupidez, la tenacidad con la poca inteligencia, la fe con la locura, y el auténtico amor casi ni lo reconocen. Así, tu vida a partir de unos momentos no será fácil pero quiero que sepas que nunca estarás sola. En cada etapa de tu vida tendrás unos MAESTROS, seres de luz, que de otras dimensiones vendrán en tu ayuda y tus logros serán los de ELLOS y tus decepciones serán también suyas.
Es importante no olvidar todo esto porque vas a tener muchos momentos de soledad y angustia.
Cuando nazcas olvidarás todo lo que hemos hablado, todas tus vidas anteriores y tiempo pasado en otras dimensiones preparándote para un nuevo nacimiento.
Olvidarás todo eso y muchas cosas más a excepción de que somos muchos los que estamos contigo.
Esta verdad la sentirás internamente y te dará fuerzas para seguir adelante.
Y cuando te necesite, ¿cómo te llamaré?
Antes de que lo pienses tu me sentirás.
Yo estaré hablándote, pero para que te sea más fácil, siempre, cuando te dirijas a mí, llámame Ángel. ¡Ángel tengo miedo! ¡Me siento poca cosa para poder llevar a cabo esa carga de la que me hablas y no sé si lo podré conseguir! - Mi niña, lo conseguirás.
Aleja de ti esa angustia.
Solo tienes que intentarlo.
Lo que se le pide al ser humano es el intento, que ponga de su parte, que luche por lo que quiere, que se esfuerce.
Mucha gente desea cosas, pero antes de empezar a luchar por ellas ya están derrotados porque piensan que no lo van a conseguir.
Tú lo conseguirás, lucharás por lo que deseas y llegarás a tu meta.
Entonces todos tus maestros y yo te estaremos esperando para recibirte y nos alegraremos por el trabajo realizado.
Ahora quiero hablarte de la explosión de Luz que sentiste momentos antes de estar en el vientre de tu madre. ¿Lo recuerdas? - ¡Cómo olvidarlo! ¡Me gustaría que jamás hubiese acabado!
Esa explosión de Amor y Luz que tú no sabes como definir ha sido el momento de tu concepción.
Cuando la energía de tu madre se ha unido a la tuya, ha sido un acto de Amor Supremo.
Has elegido la energía de tu madre para nacer en este momento y ella se ha entregado con infinito Amor.
Pero eso ha sido en otros niveles porque en la Tierra tu madre no quería quedarse embarazada y cuando lo supo, lloró mucho rechazándote y deseando que no nacieras.
Esa es la energía negra y pegajosa que sentías. Tu madre tenía miedo de la reacción de tu abuela cuando lo supo.
¡Pobre mamá! ¿Y qué puedo hacer por ella? ¡Sólo quererla!
Haga lo que haga, ámala, porque en un momento sublime te aceptó y te dio lo mejor de ella, aunque luego en la parte humana no lo recuerde.
Prepárate pues ya ha llegado tu hora. ¡En pocos minutos nacerás en tu nueva vida!
Durante el transcurso del nacimiento no podré comunicarme contigo, pero estaré a partir de ahora siempre a tu lado aunque no me veas ni me oigas. ¡Qué Dios Padre-Madre te ilumine en cada momento para que encuentres tu camino con facilidad y te dé el amor necesario para recorrerlo! ¿Dios mío, qué es esto?
Cada vez esto se hace más pequeño, y este líquido asqueroso me empuja hacia aquel pequeño agujero. ¡No podré pasar! ¡No podré pasar! ¡Socorro Ángel, me quieren matar!
¿Y quién es ese señor tan grandote que coge mi cabeza? ¡Oiga, no estire así que me la va ha arrancar! ¡Ay, ay......! ¡Por fin estoy fuera! ¿Pero qué hace por qué me pega en el culito?
Si acabo de nacer y aún no me ha dado tiempo de hacer algo malo. ¿Por qué me pega? ¿Pero en qué mundo he ido a nacer que con el primer aliento de vida lo primero que hacen es darme una paliza? Sabía que no era bien recibida pero de eso a pegarme…
Si este es el comienzo del camino, ¿cómo será la marcha y el final? Creo que no ha sido muy buena idea el nacer en este planeta, es demasiado elemental.
Menos mal que como soy un bebé, recibiré muchos besos de mi madre y de toda la familia. ¡Ya estoy deseando conocer a mi mamá! ¿Mamá dónde estás? ¡Ya he nacido, necesito tus besos!
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Libro De lo humano a lo divino (Introducción)
De lo humano a lo divino (Introducción)
PROLOGO
Niños Índigo Los niños Índigo son una avanzadilla de los nuevos seres humanos que habrá en el futuro.
Se les llama Índigo por su campo energético o aura de color azul-añil.
Ellos corresponden a una vibración de expansión de conciencia o espiritualmente más avanzados.
Los niños Índigo, como todo lo nuevo, están creando mucha controversia.
Los científicos no quieren aceptar que esto no es algo de la Nueva Era. En este momento casi todos los niños en mayor o menor medida tienen unas características que los definen como Índigo y tanto la sociedad como los padres, profesores, médicos y políticos no están preparados.
Desde hace muchos años han ido viniendo niños y niñas preparando a la humanidad para los cambios en la sociedad.
Fue sobre el 1947-48-49 cuando vinimos una oleada de niños Índigo para facilitar el proceso de integración y guía de estos niños.
Estos primeros niños somos hoy los encargados de guiar, ayudar y proteger a los actuales. Nuestro proceso como pioneros no fue fácil porque teniendo unas características distintas del resto de la población llamamos la atención desde temprana edad.
En más de una ocasión tuvimos que escuchar palabras como Esta niña esta loca, lo que poco a poco nos fue creando traumas y llegamos a creernos que nuestras habilidades eran malas o anormales.
Esto generó que muchos las ocultaran creándoles muchos problemas y tristezas pues en el mundo espiritual no se regala nada y cuando algo se te da es para usarlo.
Nosotros no teníamos guía, no se nos comparaba con nadie, estábamos solos y así nos sentíamos. Fuimos creciendo con una sensación de soledad.
Muchos, cansados y agotados, decidieron partir a otra dimensión (murieron).
Los que nos hemos quedado luchamos contra la hipocresía de una sociedad que no quiere reconocer que tiene un gran problema.
NO SABEN TRATAR A ESTOS NUEVOS NIÑOS.
Lo más lamentable es que los políticos no quieren ver el problema. Prefieren ignorarlo pero este no desaparece y cada vez es más grave porque hay más Índigo. Ya no son una minoría, son la mayoría.
Los padres no saben como tratarlos y están desesperados, en las escuelas a los profesores se les va de las manos y se sienten impotentes para hacerles frente y los médicos no tienen ni idea del por qué los niños no duermen bien o son hiperactivos.
Ante esto solo se les ocurre medicarlos para sedarlos. Mientras tanto los niños están cada vez más rebeldes y los políticos no se dan cuenta que este problema está en todos los hogares del mundo. Aún no son conscientes que estamos ante un gran reto.
Quizás el reto más grande por el que ha pasado la humanidad desde hace siglos.
Simplemente el ser humano está EVOLUCIONANDO.
Esta evolución se está dando desde el momento de la gestación. No importa que hablen de los niños de la Nueva Era. No importa que se diga que una de las características de ellos es su gran sensibilidad y que pueden ser sanadores o clarividentes. Lo realmente importante es que esos niños son ahora mayoría y tienen que cambiar el método educativo en las escuelas. Los médicos tienen que cambiar de mentalidad y aprender a utilizar tratamientos no invasivos en vez de los psicofármacos (Ritalin y otros) para sedarlos.
Los métodos naturales no crean autómatas o seres dormidos, aunque quizás los políticos lo que quieren es tener una sociedad dormida que sea fácil de manipular.
Todos los que vivimos en este momento tenemos la responsabilidad de crear un mundo mejor y si los políticos no lo hacen, hagámoslo nosotros. No permitamos el mal trato al niño, ni verbal, psicológico o físico.
Ellos han venido a hacer un mundo mejor donde exista mayor igualdad, menos crueldad y más amor. Por eso son los primeros en caer en situaciones de conflictos.
Como niña índigo que fui, pido a todos los seres humanos que están tratando con niños, que los amen, respeten y los dejen libres.
Den normas pero no les transmitan sus traumas ni impongan sus ideas creadas en una vida que no son la de ellos.
Dejen que sean creativos, naturales e intuitivos. Si no saben como tratarlos, preocúpense y ocúpense de buscar ayuda con gente responsable y fiable.
Una Buena profesional debe reunir unos requisitos básicos como pueden ser: conocimientos educativos, medicina alternativa, experiencia en trato con los niños, una gran sensibilidad (recuerden que son niños muy sensibles), capacidad de entenderlos y lo más importante, un GRAN AMOR hacia ellos.
Les deseo éxito en su empeño y recuerden que están tratando con los futuros hombres que van a cambiar esta sociedad haciéndola más justa y equitativa. Con amor AKALISUN.
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