Maestría en Felicidad: Claves y enseñanzas para recorrer el camino de la vida plena (Chamalú)
CARTA-12Sonó el teléfono, puse el altavoz, era ella, su voz se notaba tensa, mis sentimientos se apretujaban en alguna parte desconocida. Concluida la conversación, me quedé pensativo.
La hamaca que recibe mi cuerpo se mueve sigilosamente.
Mi hija me sonríe desde una fotografía cercana; ella estudió una carrera universitaria que luego constató que no era de su agrado; tantos jóvenes realizan este mismo ritual que sacrifica la mejor etapa de su vida, luchando en el lugar equivocado.
Es medio día, bajo el teléfono al suelo, ahora son los pensamientos los que se apiñan en mi mente, la gente desaparece en la vida, pienso, los días pasan como soldados condenados a lanzarse al abismo, el tiempo se fuga como agua de las manos, el vacío se instala, el sinsentido se pasea impunemente, la mayoría se reúne los domingos para comer juntos e intercambiar mentiras al interior de un show de apariencias donde cada uno acude rigurosamente vestido de lo que no es.
Las conversaciones telefónicas nos envían información irrelevante, casi nadie habla de temas profundos, da la impresión de que existe un pacto de frivolidad, rigurosamente respetado.
Se trabaja en lo que desagrada, después de haber estudiado lo que no nos gusta. La compensación económica que implica ese grotesco ritual de sinsentido permitirá comprar lo que no se necesita. Así funciona la vida llamada civilizada, los salvajes son los otros, los que no tienen misiles, los que no conocen los protocolos sociales y carecen de títulos académicos.
Se trata de gente ignorante, que vive de la tierra, casi no saben leer, solo saben estar felices sin motivo. Antiguamente confiaba mucho más en el ser humano, pero ahora mi confianza está depositada en lo fundamental, en el mundo mineral, porque no he sabido de ninguna piedra que me difame; con el mundo vegetal no tengo discrepancias y el mundo animal se muestra confiable desde todo punto de vista.
Sin duda, la felicidad humaniza, es decir, sin felicidad el humano se pierde en el baile de apariencias donde nadie se atreve a disfrazarse de sí mismo. La felicidad es posible, pero está reservada para quienes se despertaron.
El látigo del sufrimiento es la cosecha de quien permanece dormido. La felicidad otorga el nivel adecuado a la energía para que el amor sea posible, entonces, cuando ello ocurre, la vida deviene en sagrado viaje multidimensional que incluye el crecimiento y la comprensión de la misión.
El primer paso es darte tiempo para ti; el segundo, sentir la necesidad de crecimiento, de ir más allá de los límites impuestos por la sociedad, que intenta reducir la vida al trabajo, después de habernos entrenado técnicamente por casi dos décadas.
El tercer paso será la duda y, más adelante, la pregunta que inaugure la búsqueda de sentido a la vida.
La meditación será un escenario fundamental para recordar lo que fuimos, lo que somos, lo que vinimos a realizar.
La evolución será consecuencia del cumplimiento de la misión, y esta, a su vez, incluye lo interno y externo, atención de las necesidades personales, y solidaria contribución a los demás.
La misión y su comprensión requieren de la recuperación de la sensibilidad. La intuición se traducirá luego en intención y esta en acción y pasión.
La misión, a diferencia de la profesión, reúne lo interno y lo externo, uno mismo y los demás, y tiene como principal síntoma la evolución de la conciencia.
La misión se descubre en meditación o ritual, en sueños o en intuición y se diferencia de la profesión en que esta última tiene como objetivo el salario, mientras que la misión solo busca el crecimiento personal, articulado a la atención de las necesidades de los demás. La misión incluye la profesión y esta tiene el deber de compatibilizarse con ella.
La misión marca el Norte, la dirección, el objetivo trascendental. La secuencia que te propongo comprender y encarnar es: intuición-intención-decisión-pasión-acciónmisión-evolución.
La intuición, en un contexto meditativo, te posibilitará recuperar tu sensibilidad; al interior de ello, se reactivará tu capacidad intuitiva, que será complementada con la comprensión de lo que precisas, que se convierte en un enfoque energético, un direccionamiento de tu energía, traducida en una intención que marca un norte, una dirección hacia donde avanzar, vestida de la respectiva emoción, es decir de la imprescindible pasión, que en nuestro caso incluye el desapego, lo cual posibilita el accionamiento de la voluntad, es decir, el paso a la práctica mediante la acción, que no es más que una parte de la misión, la cual, convertida en estilo de vida, será la encarnación de la anhelada evolución. Podría decirte de otra manera. Se trata de encontrarse, porque la búsqueda que no termina nunca se convierte en un autoengaño que impide profundizar.
Encontrar incluye un compromiso de profundización, es un sumergirse en uno mismo con el propósito de conocerse y de esta manera despertarse, posibilitándose el crecimiento que da sentido a la vida y la recuperación de la sensibilidad, que posibilitará la comprensión de la misión que traes a la Tierra.
No es fácil, no es difícil, simplemente es necesario, para evitar desperdiciar esta única encarnación con estas características. Solo el cumplimiento de la misión posibilita la evolución, que es el propósito fundamental de esta visita al planeta Tierra.
La misión incluye la evolución y esta otorga el sentido a una vida que sin evolución se convierte en intrascendente existencia. Esto equivale a vivir dormido. Esta somnolencia vivencial requiere a su vez, para perpetuarse, de drogas y alcohol, de adicciones y depresiones, en un contexto de infelicidad creciente, cuidadosamente disimulada con los protocolos sociales y esa buena educación destinada a aparentar lo que no se es y mostrar lo que no se tiene. Que nadie te ponga objetivos; ellos deben estar al servicio de tu misión y solo tú, una vez despierto, podrás saber con nitidez cuál es el supremo propósito de tu paso por la vida.
Es importante que permanezcas atento, porque en este tiempo la vida se ha convertido en sinónimo de ganar dinero. Esto resulta inaceptable, porque hace olvidar a la gente la misión que traen y la urgencia de alcanzar la comprensión de ella.
Hemos llegado al punto en que casi todos solo buscan una profesión o dos y no la misión que dará sentido a su vida.
Es importante que desde ahora comprendas la importancia de no separar el trabajo del descanso, lo interno de lo externo, lo espiritual de lo mundano, lo sagrado de lo cotidiano, la profesión de la misión, entonces comprenderás que la calidad de la vida no depende de cuánto dinero ganes, sino del cumplimiento de la misión que traes. No gastes tu vida en cosas insignificantes, primero lo primero. Busca tu misión y, al encontrarla, ponle pasión y conviértela en tu estilo de vida, es decir, sé fiel a ti, esto incluye el cumplimiento de tu misión, que a su vez te dará la libertad de hacer todo lo que ames, en coherencia con la evolución encarnada. De esta manera, llegarás al punto de comprender y encarnar el vivir como una ceremonia enfocada al supremo propósito de evolucionar tu conciencia. No aceptes vivir desconectado de tu corazón, porque ahí se encuentran las claves para cumplir tu misión.
Mejora constantemente la calidad de tus experiencias, encuentra tu ritmo ideal de vida, que no tiene por qué ser siempre igual: escucha tu intuición, ella, si permaneces alerta y sereno, te hablará constantemente de tu misión. ¿Sabías que en el fondo el camino a la felicidad es el cumplimiento de tu misión? No hay otro deber supremo que el cumplimiento de tu misión.
Recuerda esto, es difícil, en muchos casos imposible ser feliz cuando se desconoce la misión, es decir, la vida comienza identificando tu misión e identificándote con tu misión. ¿Sabías que la felicidad es para quien completó la comprensión de su misión y disfruta cotidianamente de realizarla?
Porque el propósito de la vida no es más que la antesala de la misión. Se vive para ser feliz, entonces se comprende la misión, que garantiza la evolución, posibilitando, además, que un día, ese día final, podamos decir, llenos de suprema satisfacción: misión cumplida. Observa lo que pasa con una vida enfocada en el cumplimiento de la misión. Date cuenta cómo brillan sus instantes mientras pasan cargados de felicidad.
Observa cómo se desliza el tiempo, pleno y profundo.
Mira cómo el amor desciende sigilosamente y desarrolla su danza hasta convertirse en libertad. Contempla el terreno del presente, luce transparente, si lo disfrutas y creces, hasta el tiempo parecerá no gastarse.
Cumplir la misión es encarnar la eternidad, es recibir como suprema herencia la plenitud, es encender la evolución y disfrutar el crecimiento mientras saboreas racimos de instantes de aprendizaje, en una vida convertida en escuela iniciática. Cumplir la misión es entregar tu vida a la plenitud, para evitar el naufragio de tu alma. Recuérdalo.
A continuación quiero escribirte sobre la secuencia de cinco pilares sobre los que se construye una vida plena, además de compartir contigo acerca de los ritmos de la vida, en la secuencia solar de la que formamos parte. Hasta pronto.
Chamalú
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