martes, 8 de marzo de 2016

EL LIBRO DE LA NADA OSHO



Capitulo VI (Cuarto Escrito)
NO PERSIGAS NINGUNA META.
NO DESPRECIES el mundo de los sentidos, no desprecies el mundo de las ideas, porque también ellos son hermosos en sí mismos.
Si no te involucras en ella, ¿qué hay de malo en una idea? Es una hermosa flor. La mente es buena si está en su lugar.
Hay una enseñanza de Gurdjieff, y por cierto muy relevante para el hombre moderno. Él dice que todos tus centros están mezclados: su pureza se ha perdido, todo interfiere con todo. Y tiene razón. Cuando haces el amor no necesitas la mente, pero ella sigue funcionando. En realidad haces el amor con la mente, no con el centro sexual. El sexo no es malo, el sexo es algo hermoso en sí mismo; un florecimiento, un profundo compartir, un profundo encuentro entre dos personas.
Pero la mente siempre está interfiriendo.
Y entonces el centro sexual se tomará su propia revancha.
Mientras estudias el Gita, el Corán o la Biblia, el sexo te vendrá a la mente, y te pondrás a pensar en él. Tiene que ser así, porque has perturbado el centro sexual, así que él se tomará la revancha. Observa los anuncios. Si quieres vender algo, primero tienes que hacerlo sexualmente atractivo. Da igual que vendas un automóvil o un dentífrico: tendrás que meter una mujer desnuda en el anuncio. Primero tendrás que encontrar una mujer desnuda. ¡No importa lo que quieras anunciar! Es como si lo que quisieras vender no fuera la pasta de dientes, sino la mujer desnuda, el sexo. Si vendes jabón, tendrás que añadirle algún hermoso cuerpo desnudo.
He oído que: A una modelo italiana que llevaba muchos años trabajando como modelo para los anuncios de una marca de jabón, cuando se hizo mayor y ya no le importaba a nadie, le preguntaron: «¿Qué clase de jabón usa usted realmente?». Y ella contestó: «Ninguno, porque todos son nocivos para la suavidad de la piel.
¡Yo simplemente uso lana humedecida, por eso mi piel se conserva tan hermosa! Pero he ayudado a vender todo tipo de jabones, y se venden».
Cuando Mulla Nasrudin cumplió cien años, yo le pregunté: «Nasrudin, ¿cuál es el secreto para vivir tantos años?». Él contestó: «¿Espera un poco'. En siete días todo se aclarará, y entonces te lo podré decir». Yo le volví a preguntar: «¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tiene que aclararse?». Él dijo: «Muchas compañías financieras están detrás de mí, así que mi abogado está aclarando las cosas: ¿qué vitaminas he tomado?, ¿qué alimentación he llevado?
En este momento yo no lo sé, pero en una semana todo estará claro y todo el mundo lo sabrá». Las ideas en sí mismas son hermosas.
No hay nada que sea malo.
Todo es bueno si está en el lugar adecuado; y todo se vuelve dañino si está en un lugar inadecuado: entonces no encaja nunca.
Y esto es lo que pasa contigo: todo está mal. Cuando haces el amor, entra la mente. Cuando meditas, entra el sexo. Cuando comes, entra la mente. Cuando te duermes, entra la comida.
Todos los centros están mezclados en un caos. Deja que cada centro sea puro, deja que cada centro funcione por su propio derecho, a su propio tiempo.
Tiene su propio tiempo, su propio carácter y su propio periodo.
No le dejes que se vaya a los otros centros. Y empieza con la mente, porque ella es la mayor perturbadora, la que más ruido arma y la que se mete en el terreno de todos los demás centros, quiere dominarlo todo. Elimina esa dominación. Cada sentido debería ser puro y gozar de su propio derecho.
No hay necesidad de que la mente entre. Entonces cuando goces de la mente, ningún centro interferirá. Entonces no será un problema, porque todos los demás centros son inocentes. Tu mente es astuta; y tú escuchas al astuto, nunca escuchas a los inocentes sentidos.
La mente es lista, calculadora. Todos los demás sentidos son simplemente inocentes y no pueden luchar contra la mente porque la mente es un gran político, y los sentidos son gente sencilla.
El sexo es simple y la mente lo condena. El centro sexual no puede hacer otra cosa que ver cómo la energía se va a canales equivocados.
Disfruta de cada sentido en sí mismo; y cuando lo estés disfrutando fúndete en él, para que no quede ninguna energía que se pueda mover a ningún otro sitio, que toda la energía esté en él.
En ese momento no hay mente, en ese momento no hay nadie; te conviertes en energía sexual. Cuando tengas hambre vuélvete hambre; come como si cada célula de tu cuerpo tuviera hambre y absorbiera el alimento. Y déjalo gozar. Y cuando quieras pensar, siéntate debajo de un árbol, cierra los ojos ¡y disfruta de tus pensamientos! No hay nada malo en los pensamientos.
Gózalos como el florecimiento que son, un hermoso florecimiento, una gran poesía en sí mismos.
Entonces llega una claridad, entonces tus aguas no están turbias, entonces el lodo se asienta y puedes ver a través de las cosas.
Si deseas ir por el Camino Único, no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas. En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación. Si puedes aceptar plenamente lo que quiera que seas, eso es la iluminación.
No pienses que cuando te ilumines verás luces y tendrás visiones; ¡eso es completamente absurdo! Eso ocurre en el camino, pero es sólo parte de la mente, no tiene nada que ver con lo supremo.
Todas tus luces y experiencias proceden de la mente. La energía se mueve en el cuerpo; hay sentidos sutiles que se ocultan en él. Cuando estos sentidos se activan, puedes sentir muchas cosas.
No hay nada malo en ello, disfrútalo, pero no creas que eso es la iluminación. La iluminación ocurre sólo cuando no hay ninguna queja en ti, cuando no vas a ningún sitio, cuando no hay ni deseo ni condena ni juicio. Simplemente existes, con una aceptación total. Entonces hay iluminación. La iluminación es algo muy ordinario. No es nada extraordinario, no es nada especial; porque lo especial es la búsqueda del ego. ¡Es algo muy normal! No hay demanda, no hay nada que añorar ni nada a lo que agarrarse. Simplemente eres, y eres feliz; feliz sin causa alguna. Recuérdalo. Esa es la diferencia entre la felicidad y el éxtasis. Tu felicidad tiene una causa. Cuando viene un amigo, te alegras. ¿Durante cuánto tiempo? Durante un rato; después te alegrarás de que se vaya. ¿Qué clase de felicidad es esta? Es causada, y las causas desaparecen.
Más tarde o más temprano te hartarás y desaparecerán.
El éxtasis es una felicidad sin causa. Simplemente tal como eres, eres feliz. Sin ninguna explicación. Obsérvalo en su totalidad. Nunca piensas en por qué eres desgraciado; simplemente eres desgraciado. Y en cambio, siempre que eres feliz, empiezas a preguntarte: «¿Por qué estoy feliz?». El sufrimiento parece ser algo natural; en cambio la felicidad parece ser algo innatural que sólo ocurre algunas veces.
El sufrimiento es tu estado natural y la felicidad tu anhelo.
Una persona iluminada es simplemente feliz, de la misma forma que tú eres simplemente desgraciado. ¡Simplemente feliz!, nunca desgraciado. Aunque a veces el zapato le apriete, él simplemente lo pone en su sitio. No es sufrimiento, es simplemente dolor físico; es una incomodidad, pero no sufrimiento. Simplemente pone el pie en su sitio; se cambia de zapato o camina sin zapato.
Un iluminado puede sentir la incomodidad, pero nunca el sufrimiento; porque ¿cómo va a ocurrir el sufrimiento? Al no haber ninguna causa para su éxtasis, el sufrimiento es imposible.
Si no tiene una causa, ¿cómo vas a quitárselo? Sin causa, no tiene opuesto. Esto es ananda. Los hindúes tienen una palabra, ananda: éxtasis bendito, alegría sin causa, sin razón alguna.
Por eso, siempre que alguien está en éxtasis, el mundo entero piensa que está loco. Le preguntarán: «¿Por qué estás en éxtasis? ¿De qué te ríes?», como si reírse fuera un crimen. Y si dices: «¡Simplemente me río! ¡Reírse es bueno!», ellos no lo pueden entender. Porque ellos para reírse Necesitan que haya tensión.
Y en esto se basan todos los chistes. ¿Por qué te ríes cuando alguien cuenta un chiste? ¿Qué ocurre en ti? ¿Qué hace el chiste? Crea una tensión. La historia continúa y te va intrigando más y más, te vas poniendo cada vez más tenso, porque no puedes imaginarte qué rumbo va a tomar. Entonces, de repente, hay un giro, y el giro es tal que nunca te hubieras imaginado que fuera así. Si ya te lo esperas, lo cual quiere decir que te sabes el chiste, no te reirás. Simplemente dirás que el chiste era malo, porque no se ha creado esa tensión. Cuando no conoces el chiste, o no sabes cómo va a seguir, se crea la tensión; esperas, estás atento: ¿qué ocurrirá?
Y de repente la historia toma un cariz que no te esperabas.
Y la tensión se libera, y te ríes. Esta risa es una liberación de tensión, tiene una causa. ¿Por qué te causa placer el sexo? Porque es una tensión. Tú comes, respiras, se crea cierta energía; la vida siempre te da más de lo que necesitas. La vida es abundante, la vida es un lujo, ¡un perfecto lujo!
No le importa cuáles sean tus necesidades, siempre te da más de lo que necesitas.
Esta energía extra se acumula en el cuerpo; eso es la energía sexual. Al acumularse se crea una tensión en tu cuerpo. Entonces la tensión surge y tienes que liberarla.
Cuando esa tensión se descarga te sientes feliz, relajado; puedes dormir. Pero el truco está en la tensión. Así que si haces el amor con excesiva frecuencia y no se acumula esa tensión, se vuelve soso; el chiste se vuelve soso, no tiene gracia.
Si haces el amor con demasiada frecuencia, te hartarás; porque no depende del amor, depende de la tensión generada. Si hacer el amor se convierte en una cosa cotidiana, la energía no es desbordante. Entonces, después de hacer el amor, en vez de sentirte feliz te sientes desgraciado, frustrado. Así no puede haber orgasmo, porque el orgasmo necesita más energía que el cuerpo.
Es una sobreabundancia, por eso todo el cuerpo vibra en él. Recuerda, en las sociedades represivas la gente gozaba más del sexo, porque hasta encontrarse con la propia esposa era difícil.
Y qué decir de encontrarte con la esposa de otro... Eso era casi imposible; había que traspasar muchas barreras para encontrarse con la propia esposa. En la India no podías ver a tu propia esposa a la luz del día. Con una familia tan enorme, con cien personas viviendo juntas, durmiendo juntas, a veces, tenías que prepararlo todo para hacer el amor. Era hermoso, hermoso en un sentido, porque la tensión creada era tan elevada que llegaba a un clímax, y entonces sobrevenía el valle de la relajación.
En Occidente el sexo se ha vuelto insípido. En Occidente ya nadie disfruta del sexo; tienen demasiado. Te desprendes de la energía antes de generarla. Así es como ocurre la felicidad durante toda tu vida: creas tensión y luego la relajas. El éxtasis es otra cosa.
No tiene causa. No es una tensión y una liberación, no tiene nada que ver con la tensión y la liberación; es simplemente la felicidad que llega cuando te sientes bien con la existencia, cuando sientes que aceptas. Cuando sientes que aceptas, de repente sientes que toda la existencia te acepta. Entonces puedes bendecir al todo, y el todo te bendice a ti. El éxtasis no tiene causa.
Y no se te puede quitar. Tú no puedes hacerme desdichado. Como mucho, me puedes hacer sentir incómodo, eso es todo. No existe opuesto al éxtasis, ananda. No tiene ninguna causa en absoluto. Por eso puede ser eterno. Sin embargo, lo que necesita de una causa no puede ser eterno: cuando desaparezca la causa, el efecto desaparecerá. En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación. El hombre sabio no persigue ninguna meta, pero el tonto se encadena a sí mismo.
Todas tus metas se convierten en grilletes, se convierten en prisiones; estás enjaulado en ellas. Y por eso sufres, y entonces preguntas: «¿Cómo ser libre?». ¡Libérate de las metas y serás libre! ¡No hay que hacer nada más! No crees metas, y no habrá cautiverio. Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varías; las distinciones surgen por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente (discriminatoria) es el mayor de los errores. Buscar la Mente con la mente (discriminatoria) es el mayor de los errores. ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO cuando creas una meta? ¿Quién crea la meta? La crea la mente, y luego la mente busca una forma de alcanzarla. Entonces la mente inventa técnicas, métodos, maneras. Y tú sigues esas técnicas y esos métodos. ¿Qué es lo que estás haciendo? Estás siguiendo a la mente, te estás moviendo en círculos. La meta es creada por la mente, los medios son creados por la mente, y la mente te dirige. ¿Cómo vas a alcanzar la nomente con la mente? Y la mente está tensa, porque no se puede relajar. Depende de los opuestos.
Está condenada a permanecer moviéndose de extremo a extremo. Puede condenar, puede apreciar, pero no puede aceptar totalmente. Y la totalidad es la meta; y sólo se puede llegar a través de la aceptación. La mente no puede aceptar, sólo puede negar.
Y cuando niega se siente muy bien, debido al ego. El que niega eres tú. Cuando el ego acepta se siente muy mal, porque cuando no hay negación, cuando no hay lucha ni conflicto ni adónde ir, ¿qué va a hacer? Es como si para ti, simplemente estar aquí y ahora no tuviera sentido. La felicidad está ocurriendo en cualquier otro lugar, ¿qué estás haciendo tú aquí?
He oído que: Una vez dos vagabundos estaban descansando bajo un árbol. El lugar era muy tranquilo y hermoso.
Un arroyo burbujeaba justo al lado y soplaba una agradable brisa fresca. Uno de los vagabundos le dijo al otro: «En este instante, no me cambiaría ni por un tío que tuviera cincuenta mil dólares».
El otro dijo: «¿Y si ese tío tuviera cien mil dólares, qué?». El primero respondió: «Ni aun así». El segundo continuó hablando y dijo: «¿Imagínate que tuviera un millón de dólares». Entonces el primero se entusiasmó, e incorporándose, dijo: «¡Bueno eso ya es otra cosa. Ahora estás hablando de una verdadera pasta».
Así es como funciona la mente: imaginación, sueño; y el sueño se convierte en «la verdadera pasta».
En realidad no hay nadie con quien cambiarse, pero la emoción se ha creado. En cuanto piensas en algo, inmediatamente te emocionas. Hasta con una foto de una mujer desnuda te excitas.
De ahí que exista tanta pornografía en el mundo. Es solamente una foto; líneas y colores sobre un papel, nada más. Ahí no hay nadie, y tú lo sabes perfectamente, pero le ocultarás esa foto a los demás, y cuando estés solo te pondrás a meditar en ella. ¿Qué estás haciendo?; «verdadera pasta». La mente es sólo imaginación, pero tú te emocionas. Y cada vez que te emocionas, la mente te ha vendido algo. Pero entonces serás desgraciado, porque la mente puede venderte la idea pero nunca puede proveerte la mercancía. Ese es el problema: no tiene material que surtir. Puede venderte la idea (es un buen vendedor), pero no tiene nada que entregar.
Y cuando llegues y pidas que se te entregue, te surtirá con cualquier otra cosa.
He oído que: Un vendedor fue a su jefe y le dijo:
«Tengo un problema. Esa tierra que vendimos se ha convertido en un problema. El hombre que la compró me llama a todas horas porque todo el terreno está cubierto por un metro de agua.
Y me dice: "¿Qué clase de tierra me ha vendido? ¿Cómo voy a edificar ahí?". ¿Qué hago? ¿Le devuelvo el dinero y cancelo la operación?». El jefe le respondió: «¿Qué clase de vendedor eres tú? ¡Aprovecha la ocasión para venderle dos lanchas a motor!».
Un vendedor tiene que seguir vendiendo. Si esto no ha valido, entonces alguna otra cosa valdrá. Y si el hombre se emocionó la primera vez, ¡porque no va a entusiasmarse de nuevo!
Sólo se necesita usar alguna argucia. La mente te ha vendido ideas del futuro, pero no puede proporcionártelas porque el futuro nunca llega. Y cuando quiera que llegue siempre será el presente.
La entrega es en el presente, y el vendedor habla del futuro.
La entrega es aquí, y la mente piensa en términos de esperanza, de sueño, de imaginación. Acepta la realidad tal como tú eres y tal como es el mundo.
No intentes cambiar nada; y surge la iluminación. Y entonces todo cambia, porque ya no eres el mismo.
Si tú cambias algo, nada cambiará. Si aceptas, todo se transforma. Todo se ilumina con una luz que nunca antes habías visto.
De repente se escucha una música que nunca antes habías escuchado, se revela una belleza que estaba oculta. Se abre una puerta, la oscuridad desaparece y un sol se levanta. Pero eso ocurre solamente cuando estás a gusto contigo mismo. Es algo que ocurre, no es el resultado de tus esfuerzos. Y no te sientas infeliz, porque si no es un resultado, entonces ¿qué puedes hacer tú? Siéntete feliz porque no dependa de tu esfuerzo. Puedes lograrlo en este mismo instante. No hay necesidad de posponerlo. El entendimiento es aceptación. La aceptación es iluminación. Los budistas (y Sosan es budista), los seguidores de Buda, tienen una palabra en particular para «aceptación». Ellos lo llaman tathata. Quiere decir: sin queja, sin condena, sin deseo. Quiere decir que las cosas simplemente son como son.
Así es el camino: esencialidad. Y uno vive en la esencialidad. Ocurra lo que ocurra, uno está dispuesto a dejar que ocurra. Donde vaya la vida, uno va con ella. Lo que ocurra es bueno. No creas un conflicto, estás de su lado. No nadas, flotas; y nunca nadas contracorriente. Simplemente flotas con la corriente, y poco a poco no sabes quién es quién, ni qué es qué, quién es el río y quién es el que se ha vuelto parte del río. ¡Tú te conviertes en el río! Esto es la iluminación. Actividad y descanso derivan de la ilusión; en la iluminación no hay agrado ni desagrado. Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire: es estúpido intentar atraparlas. Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto:
tales pensamientos tienen que ser finalmente abolidos de una vez por todas. Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente. Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son: de la misma esencia. Entender el misterio de la única esencia es liberarse de todos los enredos. Cuando todas las cosas se ven por igual, se alcanza la esencia intemporal del Ser. Ninguna comparación o analogía es posible en este estado sin causas ni relaciones.

EL LIBRO DE LA NADA OSHO




Capitulo VI (Tercer Escrito)
NO PERSIGAS NINGUNA META.
CUANDO ESTAS REPLETO de pensamientos, la mente está borrosa, tu visión no es clara. Pero ¿qué hacer? Ahí están los pensamientos. Déjalos estar ahí. ¡Tú no te impliques! Déjalos estar ahí; no te involucres en ellos. Se mueven por sí solos, déjalos que se muevan. ¿Por qué tendrías que involucrarte y molestarlos? Fluyen como un arroyo; déjalos fluir. Tú siéntate en la orilla y descansa.
Diles a tus pensamientos: «Está bien, si hay nubes en el cielo, si hay árboles, ríos y océanos en la Tierra, ¿por qué no va a haber pensamientos en mi mente?». ¡Acéptalos! ¡Está bien! Si los aceptas y les dices que está bien, sentirás un cambio repentino, porque ellos necesitan tu energía para moverse.
Y si no te involucras, poco a poco la energía se retira por sí sola.
Se va haciendo menor y menor. Y llega un momento en el que los pensamientos vienen solamente cuando se les necesita.
Los pensamientos en sí no son una carga; lo que es una carga son los pensamientos innecesarios, ellos son los que nublan tu visión. Esta niebla es debida a los pensamientos innecesarios.
Cuando te quieres mover usas las piernas; cuando quieres pensar usas los pensamientos; cuando te quieres comunicar usas la mente. Pero cuando estás sentado bajo un árbol ¿para qué continuar moviendo las piernas? Parecerás un tonto. Pero aun así tu mente continúa moviéndose. La mente es una función, y la función es útil en el momento oportuno. Cuando se la necesita, la mente comienza a funcionar.
Yo os estoy hablando a vosotros: la mente está funcionando, si yo fuera así ¿cómo os podría hablar?
Sosan está diciendo algo, ¿cómo podría decirlo si no hubiera mente? Pero en el momento en que ha dejado de hablar la función se anula, entonces no hay mente; igual que no hay piernas, porque cuando no se mueven no están ahí. Cuando tienes hambre comes; cuando te quieres comunicar usas pensamientos; cuando no tienes hambre no sigues comiendo. Sin embargo, hay gente que continúa masticando chicle, que fuma; pero masticar y fumar son sólo sustitutos de la comida.
A ellos les gustaría estar comiendo constantemente, pero eso es imposible porque el cuerpo no lo toleraría, así que tienen que hacer algo con la boca. Y por eso mastican chicle, fuman, o hacen algo... Por ejemplo, en el pasado a las mujeres no se les permitía hacer todas esas estupideces que a los hombres les están permitidas.
No se les permitía fumar, no se les permitía masticar chicle o cosas por el estilo; no estaban bien vistas. Así que, ¿qué hicieron? Empezaron a hablar. Es por eso que las mujeres hablan más, porque necesitan un sustituto. La boca tiene que estar siempre ocupada.
Y ellas empezaron a hablar. No se puede encontrar dos mujeres sentadas que no estén hablando; a no ser que sean inglesas, que no son mujeres en absoluto.
Se las ha reprimido tanto que se han vuelto como zombis.
Si no es así, las mujeres siempre están cotorreando; como los pájaros en los árboles, cotorreando.
Precisamente el otro día unas cuantas mujeres estaban trabajando aquí, en el jardín. Se pasaron todo el día charlando; ¡el día entero! Sin razón alguna..., pero charlaban. Es sólo la boca que quiere comer constantemente. Ves a la gente sentada en el teatro.
Están constantemente moviendo las piernas. ¿Por qué se sientan? ¡Tendrían que salir y moverse! Están haciendo las dos cosas.
No pueden sentarse en silencio. Y eso es lo que le ocurre a tu mente. La mente es buena en sí misma. Todo es bueno en sí mismo, en su lugar. Cuando la mente sea necesaria, úsala; cuando no sea necesaria, ponla a un lado.
Tú sigues siendo el maestro y todo lo demás es una función.
Pero la mente ha asumido el mando. Sea lo que sea que estés haciendo, ella sigue y sigue; al igual que una radio que no puedes apagar porque se le ha estropeado el botón y sigue siempre encendida. Estás durmiendo y la radio continúa.
Estás descansando, comiendo, haciendo el amor, y la radio continúa. Y tienes que aguantarla constantemente. Poco a poco, te vas volviendo insensible al hecho de que la radio siga encendida; simplemente no escuchas. Eso es lo que le ha ocurrido a tu mente. Sigue y sigue y sigue; no sabes dónde está el botón para apagarla. No escuchas, simplemente la soportas, la ignoras.
Lo has dado por hecho como si tuviera que ser así. No es así, de ser así no podría ocurrir un buda. Y cuando digo esto, lo digo a través de mi propia experiencia. No es así. El botón se puede sustituir.
Eso es lo único que hacen las meditaciones. No te conducen a la iluminación, lo único que hacen es poner el botón que faltaba o arreglar el que estaba roto o bloqueado, o que todavía no funcionaba, o que no sabías cómo usar.
La meditación es una técnica, y la técnica puede ayudar solamente a la función, no a tu ser. Así que ninguna meditación te conduce directamente al ser, simplemente arregla tus funciones. Entonces el zapato encaja perfectamente y te iluminas.
Chuang Tzu tiene razón: «Cuando el zapato es el que corresponde al pie, te olvidas del pie». Cuando cada función encaja, el cuerpo se olvida; cuando cada función encaja, este mundo de apariencias desaparece. ¡Estás iluminado!
De repente todas las cosas están iluminadas tal como son.
Si deseas ir por el Camino Único, no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas.
¡ESTO ES HERMOSO! Sosan dice...: no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas. Hay dos tipos de personas.
Uno es el que va luchando contra los sentidos: tratando de matar al cuerpo, tratando de no disfrutar a través del cuerpo, de no enamorarse, de no comer con placer. Luchan contra sus sentidos, se convierten en grandes ascetas. Son básicamente masoquistas, disfrutan torturándose a sí mismos.
Pero la sociedad les respeta, y ese respeto se vuelve un aliciente.
Se les considera grandes hombres porque los sentidos no les atañen. Y no pueden ser grandes, porque los sentidos son las puertas para encontrar el infinito que te rodea. Los sentidos son las puertas; por estas puertas el infinito entra en ti y tú entras en el infinito. Ellos van cerrando sus puertas. Entonces sus casas, sus cuerpos, se convierten en prisiones, y sufren.
Y cuanto más sufren, más se les respeta y se les venera; porque la gente cree que han hecho algo milagroso, que han transcendido el cuerpo. No hay ninguna necesidad de transcender el cuerpo.
Lo único que tiene que ocurrir es que el cuerpo funcione correctamente, perfectamente.
Es un arte, no se trata de ninguna austeridad.
No se trata de austeridad; no tienes que luchar contra él, sólo tienes que entenderle. Y el cuerpo es enormemente sabio; más sabio que tu mente, recuérdalo, porque el cuerpo ha existido durante mucho más tiempo que la mente.
La mente es una recién llegada, es una niña.
El cuerpo es muy antiguo, muy, muy antiguo.
Una vez tuviste forma de roca: el cuerpo estaba ahí, pero la mente se encontraba profundamente dormida. Luego, te convertiste en un árbol: el cuerpo estaba ahí, con todo su follaje y sus flores.
La mente aún permanecía profundamente dormida, no tanto como en la roca, pero aun así, estaba dormida. Luego te convertiste en un animal, en un tigre: el cuerpo estaba vibrante de energía, pero la mente no estaba funcionando. Luego te convertiste en un pájaro; luego en un hombre... El cuerpo ha estado funcionando durante millones de años. El cuerpo ha acumulado mucha sabiduría, es muy sabio. Así que, si comes demasiado, el cuerpo te dice: «¡Para!». La mente no es tan sabia. La mente dice: «Tiene un sabor exquisito; come un poco más». Si escuchas a la mente, entonces ella se vuelve destructiva para el cuerpo, de una u otra forma. Si escuchas a la mente, primero dirá: «Sigue comiendo», porque la mente es tonta, es una niña. No sabe lo que está diciendo. Es una recién llegada, todavía no ha aprendido. Todavía no es sabia, es inexperta. Escucha al cuerpo. Cuando el cuerpo diga: «Tengo hambre», come.
Cuando el cuerpo diga: «Para», hazlo. Escuchar a la mente es como si un niño estuviera guiando a un anciano: ambos se van a caer en una zanja. Si escuchas a la mente al principio estarás demasiado en los sentidos, y después te hartarás. Y cada sentido te producirá infelicidad, te producirá más ansiedad, más conflicto, más dolor. Comer demasiado te causará dolor, y vomitarás; dañará todo el cuerpo. Entonces la mente dirá: «Comer es malo, así que ayuna».
El ayuno también es peligroso. Si escuchas al cuerpo, nunca comerá en exceso ni nunca de menos; simplemente seguirá el Tao. Algunos científicos han estado trabajando en este problema y han descubierto un fenómeno muy interesante: los niños pequeños comen cuando tienen hambre y se van a dormir cuando tienen sueño; ellos escuchan a sus cuerpos.
Pero los padres, los confunden, los obligan: «Es la hora de la cena, o de la comida, o de esto y aquello, o es la hora de dormir; ¡venga!». No les permiten seguir a sus cuerpos. Así, un investigador probó a dejar a niños a su libre albedrío. Trabajaba con veinticinco niños; no se les obligó a irse a dormir ni se les forzó a levantarse. Durante seis meses no se les obligó a nada.
Y de ello sobrevino una comprensión muy profunda. Durmieron estupendamente. Tuvieron menos sueños, sin pesadillas, ya que las pesadillas procedían de las imposiciones de sus padres.
Comían bien, pero nunca demasiado; tampoco menos de lo necesario, y a veces incluso no comían nada.
Cuando el cuerpo no lo sentía, no comían y nunca se enfermaron debido a la alimentación. Se llegó a entender algo que nadie hubiera sospechado, algo milagroso. Sólo Sosan, Lao Tse o Chuang Tzu pueden entenderle, pues son Maestros del Tao. ¡Fue todo un descubrimiento! Se llegó a entender que si un niño enfermaba, entonces no comía ciertos alimentos. Y los científicos trataron de entender por qué no comían esos alimentos: los analizaron y descubrieron que, para esa enfermedad en particular, esos alimentos eran nocivos. ¿Cómo podría haberlo sabido el niño?
El cuerpo sabe. Y cuando el niño estaba creciendo, comía más de aquello que era necesario para su crecimiento.
Entonces lo analizaban y descubrían que esos ingredientes eran de gran ayuda para el crecimiento. Y según iban creciendo tomaban otros alimentos, porque sus necesidades iban cambiando.
Un día un niño comía algo y al día siguiente ni siquiera lo probaba. Y los científicos se dieron cuenta de que el cuerpo tiene su propia sabiduría. Si permites que el cuerpo se exprese, vas por el camino correcto, el Gran Camino.
Y esto no sólo ocurre con la alimentación, sino que también ocurre con todas las cosas de la vida. Tu sexo se enferma por tu mente, tu estomago se enferma por tu mente. Interfieres con el cuerpo.
¡No interfieras! Prueba, aunque sólo sea durante tres meses; no interfieras. Y te volverás muy sano, te invadirá el bienestar. Sentirás que todo va bien, el zapato encaja. Pero el problema es la mente. La mente tiene su propia función: cómo relacionarte con otros, cómo moverte en este mundo en el que vive tanta otra gente, cómo conducir un coche, cómo seguir las normas del tráfico, cómo no crear un peligro para los demás o para ti mismo, cómo mirar hacia adelante y hacer planes. La mente es como un radar: mira hacia adelante (hacia dónde moverse, cómo moverse), pero la base sigue siendo el cuerpo. Las personas que están en contra del cuerpo y destruyen sus sentidos tardarán más tiempo en descubrir su iluminación que aquellas que escuchen a sus sentidos y sigan sus consejos. Si escuchas a tus sentidos te vuelves sencillo.
Desde luego nadie va a respetarte, porque dirán de ti: «Este es un hombre sensual». Y un hombre sensual está más vivo que un hombre no sensual. Pero a nadie le interesa la vida; todo el mundo está interesado en venerar algo que ya esté muerto.
No esperes ningún respeto de la gente, o de lo contrario te perderás. Llega un momento en el que todo el mundo puede respetarte, pero tú no puedes respetarte a ti mismo porque te has perdido del todo. Nada encaja, todo te sale mal.
¡Escucha al cuerpo!; porque estás aquí para disfrutar de este momento que te ha sido dado, este hermoso momento, esta maravilla que te ha ocurrido. ¡Estás vivo, consciente, y el mundo es enorme! El ser humano es un milagro en este pequeño planeta (¡muy, muy pequeño, diminuto!). El Sol es sesenta veces mayor que esta Tierra, y este sol es una estrella mediocre.
Hay soles millones de veces más grandes que este, y hay millones de soles y millones de universos. Y hasta ahora parece, que la ciencia sepa, que la vida y la consciencia es algo que sólo ha sucedido en esta Tierra. Esta Tierra está bendita. No sabes hasta dónde has llegado. Si supieras hasta dónde has llegado, te sentirías agradecido y no pedirías nada más.
Podrías haber sido una roca y no hubieras podido hacer nada al respecto. ¡Eres un hombres! Y estás sufriendo, preocupándote y sin darte cuenta de nada. Disfruta este momento porque puede que nunca regrese. Esto es a lo que los hindúes se refieren cuando dicen que puedes volver a convertirte en una roca. Si no lo disfrutas, si no creces en él, caerás. Puedes volver a ser un animal de nuevo.
Esto es lo que significa: recuerda siempre que este clímax de consciencia es el punto más elevado; si no te integras en él y lo disfrutas, caerás.
Gurdjieff solía decir que tú todavía no tienes un alma; la vida es una oportunidad para conseguirla, para convertirte en un alma.
No sigas perdiendo el tiempo y la energía porque, si mueres sin haberlo resuelto, simplemente desaparecerás. ¿Y quién sabe si volverás a tener otra oportunidad? Nadie puede saberlo, no hay nadie que pueda aclarar esta cuestión. Lo máximo que se puede decir es que este momento es la oportunidad. Si lo disfrutas, si te sientes en éxtasis y agradecido con él, se resolverá mejor.
Recuerda, para estar agradecido no se necesita nada más: lo que tienes ya es demasiado, ya es suficiente para sentirte agradecido. No le pidas más a la existencia. Simplemente goza de lo que te ha dado. Y cuanto más lo goces, más te será dado. Jesús dice, y esta es una cita muy paradójica: «Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado». Esto parece algo muy anticomunista. Parece absurdo.
¿Qué clase de matemáticas son estas? «¡Cuanto más tengas, más te será dado; y si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado!» Parece dicho a favor de los ricos y en contra de los pobres. Esto no tiene ninguna relación con la economía ordinaria; es la economía suprema de la vida. Solamente aquellos que tienen obtendrán más, porque cuanto más disfrutan más crecen. La vida crece en el gozo. El gozo es el sutra. Estate contento y agradecido con lo que sea que tengas. ¡Lo que sea! Sé feliz con ello. Y entonces tendrás más apertura, y más cosas te llegarán: te volverás capaz de recibir más bendiciones. El que no esté agradecido perderá lo que tiene.
Al que lo está, la existencia entera le ayuda a crecer más, porque se lo merece y se da cuenta de lo que ha recibido. Sé más amoroso y recibirás más amor. Sé más pacífico y recibirás más paz. Da más y tendrás más para dar. Comparte y tu ser aumentará. Pero tú nunca das, nunca amas, nunca compartes. De hecho ni siquiera te das cuenta de que tienes algo. Estás simplemente esperando que algo ocurra en algún lugar. ¡Ya ha ocurrido! Simplemente míralo; tú llevas el tesoro. Y nunca das porque no sabes que te ha ocurrido a ti, y no sabes que dar se convertirá en tu crecimiento.
Una vez, en una comunidad judía, ocurrió que un santo se estaba muriendo. Era un hombre pobre, pero muy, muy rico; rico en su ser, rico en su éxtasis. Era un místico. Y toda la comunidad estaba preocupada por su muerte. Llamaron a todos los médicos del lugar pero ya no podía hacerse nada, la muerte se acercaba a cada momento. Entonces se reunió toda la comunidad para hacer lo último que se podía hacer: rezar. Pero ni siquiera esto parecía servir de nada. Así que el rabino dijo:
«Ahora ya sólo queda una cosa por hacer, y Dios no nos ayudará a menos que la hagamos.
Ofreceremos nuestras vidas. Así que donemos algunos días o algunos años de nuestras vidas a este santo». Y todo el mundo se adelantó; la gente le amaba. Alguien dijo: «Yo ofrezco cinco años»; otro: «Yo un año»; algún otro: «Un mes»; y otro más: «Un día». Incluso hubo un avaro que dijo: «Un minuto». Pero hasta eso (hasta eso, piensa, no te rías), hasta un minuto de vida no es poca cosa, no es algo insignificante. Cuando te estés muriendo, echarás de menos hasta ese minuto. Entonces Mulla Nasrudin, que también estaba allí, se acercó. Él no era judío pero también amaba a ese místico.
Y dijo: «¡Veinte años!». Nadie podía creerse lo que había oído.
Un judío que estaba sentado justo detrás de él le tiró del pantalón y le dijo: «¿Qué estás haciendo, Nasrudin? ¿Te has vuelto loco? ¡Veinte años! ¿Qué significa eso? ¡Eso es demasiado! ¿Acaso te has vuelto loco? ¡Pero si ni siquiera eres judío!».
Nasrudin dijo: «¡De la vida de mi mujer!». Nadie está dispuesto a compartir nada. Y a no ser que compartas no recibirás más, porque no serás digno de más. No lo merecerás. Exige, y lo perderás; da y lo obtendrás.
Esta vida, tal como es, ya es demasiado. Se dichoso en ella, en sus pequeñas cosas. Hasta el alimento debería convertirse en un sacramento. Hasta darse la mano tendría que convertirse en una oración, debería ser una ofrenda. Hasta el estar con la gente debería convertirse en una profunda alegría; porque lo que a ti te ha ocurrido no ha ocurrido en ningún otro lugar.
Sosan dice: Si deseas ir por el Camino Único, no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas.
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