Capitulo VI (Cuarto Escrito)
NO PERSIGAS NINGUNA META.
NO DESPRECIES el mundo de los sentidos, no desprecies el mundo de las ideas, porque también ellos son hermosos en sí mismos.
Si no te involucras en ella, ¿qué hay de malo en una idea? Es una hermosa flor. La mente es buena si está en su lugar.
Hay una enseñanza de Gurdjieff, y por cierto muy relevante para el hombre moderno. Él dice que todos tus centros están mezclados: su pureza se ha perdido, todo interfiere con todo. Y tiene razón. Cuando haces el amor no necesitas la mente, pero ella sigue funcionando. En realidad haces el amor con la mente, no con el centro sexual. El sexo no es malo, el sexo es algo hermoso en sí mismo; un florecimiento, un profundo compartir, un profundo encuentro entre dos personas.
Pero la mente siempre está interfiriendo.
Y entonces el centro sexual se tomará su propia revancha.
Mientras estudias el Gita, el Corán o la Biblia, el sexo te vendrá a la mente, y te pondrás a pensar en él. Tiene que ser así, porque has perturbado el centro sexual, así que él se tomará la revancha. Observa los anuncios. Si quieres vender algo, primero tienes que hacerlo sexualmente atractivo. Da igual que vendas un automóvil o un dentífrico: tendrás que meter una mujer desnuda en el anuncio. Primero tendrás que encontrar una mujer desnuda. ¡No importa lo que quieras anunciar! Es como si lo que quisieras vender no fuera la pasta de dientes, sino la mujer desnuda, el sexo. Si vendes jabón, tendrás que añadirle algún hermoso cuerpo desnudo.
He oído que: A una modelo italiana que llevaba muchos años trabajando como modelo para los anuncios de una marca de jabón, cuando se hizo mayor y ya no le importaba a nadie, le preguntaron: «¿Qué clase de jabón usa usted realmente?». Y ella contestó: «Ninguno, porque todos son nocivos para la suavidad de la piel.
¡Yo simplemente uso lana humedecida, por eso mi piel se conserva tan hermosa! Pero he ayudado a vender todo tipo de jabones, y se venden».
Cuando Mulla Nasrudin cumplió cien años, yo le pregunté: «Nasrudin, ¿cuál es el secreto para vivir tantos años?». Él contestó: «¿Espera un poco'. En siete días todo se aclarará, y entonces te lo podré decir». Yo le volví a preguntar: «¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tiene que aclararse?». Él dijo: «Muchas compañías financieras están detrás de mí, así que mi abogado está aclarando las cosas: ¿qué vitaminas he tomado?, ¿qué alimentación he llevado?
En este momento yo no lo sé, pero en una semana todo estará claro y todo el mundo lo sabrá». Las ideas en sí mismas son hermosas.
No hay nada que sea malo.
Todo es bueno si está en el lugar adecuado; y todo se vuelve dañino si está en un lugar inadecuado: entonces no encaja nunca.
Y esto es lo que pasa contigo: todo está mal. Cuando haces el amor, entra la mente. Cuando meditas, entra el sexo. Cuando comes, entra la mente. Cuando te duermes, entra la comida.
Todos los centros están mezclados en un caos. Deja que cada centro sea puro, deja que cada centro funcione por su propio derecho, a su propio tiempo.
Tiene su propio tiempo, su propio carácter y su propio periodo.
No le dejes que se vaya a los otros centros. Y empieza con la mente, porque ella es la mayor perturbadora, la que más ruido arma y la que se mete en el terreno de todos los demás centros, quiere dominarlo todo. Elimina esa dominación. Cada sentido debería ser puro y gozar de su propio derecho.
No hay necesidad de que la mente entre. Entonces cuando goces de la mente, ningún centro interferirá. Entonces no será un problema, porque todos los demás centros son inocentes. Tu mente es astuta; y tú escuchas al astuto, nunca escuchas a los inocentes sentidos.
La mente es lista, calculadora. Todos los demás sentidos son simplemente inocentes y no pueden luchar contra la mente porque la mente es un gran político, y los sentidos son gente sencilla.
El sexo es simple y la mente lo condena. El centro sexual no puede hacer otra cosa que ver cómo la energía se va a canales equivocados.
Disfruta de cada sentido en sí mismo; y cuando lo estés disfrutando fúndete en él, para que no quede ninguna energía que se pueda mover a ningún otro sitio, que toda la energía esté en él.
En ese momento no hay mente, en ese momento no hay nadie; te conviertes en energía sexual. Cuando tengas hambre vuélvete hambre; come como si cada célula de tu cuerpo tuviera hambre y absorbiera el alimento. Y déjalo gozar. Y cuando quieras pensar, siéntate debajo de un árbol, cierra los ojos ¡y disfruta de tus pensamientos! No hay nada malo en los pensamientos.
Gózalos como el florecimiento que son, un hermoso florecimiento, una gran poesía en sí mismos.
Entonces llega una claridad, entonces tus aguas no están turbias, entonces el lodo se asienta y puedes ver a través de las cosas.
Si deseas ir por el Camino Único, no desprecies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas. En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación. Si puedes aceptar plenamente lo que quiera que seas, eso es la iluminación.
No pienses que cuando te ilumines verás luces y tendrás visiones; ¡eso es completamente absurdo! Eso ocurre en el camino, pero es sólo parte de la mente, no tiene nada que ver con lo supremo.
Todas tus luces y experiencias proceden de la mente. La energía se mueve en el cuerpo; hay sentidos sutiles que se ocultan en él. Cuando estos sentidos se activan, puedes sentir muchas cosas.
No hay nada malo en ello, disfrútalo, pero no creas que eso es la iluminación. La iluminación ocurre sólo cuando no hay ninguna queja en ti, cuando no vas a ningún sitio, cuando no hay ni deseo ni condena ni juicio. Simplemente existes, con una aceptación total. Entonces hay iluminación. La iluminación es algo muy ordinario. No es nada extraordinario, no es nada especial; porque lo especial es la búsqueda del ego. ¡Es algo muy normal! No hay demanda, no hay nada que añorar ni nada a lo que agarrarse. Simplemente eres, y eres feliz; feliz sin causa alguna. Recuérdalo. Esa es la diferencia entre la felicidad y el éxtasis. Tu felicidad tiene una causa. Cuando viene un amigo, te alegras. ¿Durante cuánto tiempo? Durante un rato; después te alegrarás de que se vaya. ¿Qué clase de felicidad es esta? Es causada, y las causas desaparecen.
Más tarde o más temprano te hartarás y desaparecerán.
El éxtasis es una felicidad sin causa. Simplemente tal como eres, eres feliz. Sin ninguna explicación. Obsérvalo en su totalidad. Nunca piensas en por qué eres desgraciado; simplemente eres desgraciado. Y en cambio, siempre que eres feliz, empiezas a preguntarte: «¿Por qué estoy feliz?». El sufrimiento parece ser algo natural; en cambio la felicidad parece ser algo innatural que sólo ocurre algunas veces.
El sufrimiento es tu estado natural y la felicidad tu anhelo.
Una persona iluminada es simplemente feliz, de la misma forma que tú eres simplemente desgraciado. ¡Simplemente feliz!, nunca desgraciado. Aunque a veces el zapato le apriete, él simplemente lo pone en su sitio. No es sufrimiento, es simplemente dolor físico; es una incomodidad, pero no sufrimiento. Simplemente pone el pie en su sitio; se cambia de zapato o camina sin zapato.
Un iluminado puede sentir la incomodidad, pero nunca el sufrimiento; porque ¿cómo va a ocurrir el sufrimiento? Al no haber ninguna causa para su éxtasis, el sufrimiento es imposible.
Si no tiene una causa, ¿cómo vas a quitárselo? Sin causa, no tiene opuesto. Esto es ananda. Los hindúes tienen una palabra, ananda: éxtasis bendito, alegría sin causa, sin razón alguna.
Por eso, siempre que alguien está en éxtasis, el mundo entero piensa que está loco. Le preguntarán: «¿Por qué estás en éxtasis? ¿De qué te ríes?», como si reírse fuera un crimen. Y si dices: «¡Simplemente me río! ¡Reírse es bueno!», ellos no lo pueden entender. Porque ellos para reírse Necesitan que haya tensión.
Y en esto se basan todos los chistes. ¿Por qué te ríes cuando alguien cuenta un chiste? ¿Qué ocurre en ti? ¿Qué hace el chiste? Crea una tensión. La historia continúa y te va intrigando más y más, te vas poniendo cada vez más tenso, porque no puedes imaginarte qué rumbo va a tomar. Entonces, de repente, hay un giro, y el giro es tal que nunca te hubieras imaginado que fuera así. Si ya te lo esperas, lo cual quiere decir que te sabes el chiste, no te reirás. Simplemente dirás que el chiste era malo, porque no se ha creado esa tensión. Cuando no conoces el chiste, o no sabes cómo va a seguir, se crea la tensión; esperas, estás atento: ¿qué ocurrirá?
Y de repente la historia toma un cariz que no te esperabas.
Y la tensión se libera, y te ríes. Esta risa es una liberación de tensión, tiene una causa. ¿Por qué te causa placer el sexo? Porque es una tensión. Tú comes, respiras, se crea cierta energía; la vida siempre te da más de lo que necesitas. La vida es abundante, la vida es un lujo, ¡un perfecto lujo!
No le importa cuáles sean tus necesidades, siempre te da más de lo que necesitas.
Esta energía extra se acumula en el cuerpo; eso es la energía sexual. Al acumularse se crea una tensión en tu cuerpo. Entonces la tensión surge y tienes que liberarla.
Cuando esa tensión se descarga te sientes feliz, relajado; puedes dormir. Pero el truco está en la tensión. Así que si haces el amor con excesiva frecuencia y no se acumula esa tensión, se vuelve soso; el chiste se vuelve soso, no tiene gracia.
Si haces el amor con demasiada frecuencia, te hartarás; porque no depende del amor, depende de la tensión generada. Si hacer el amor se convierte en una cosa cotidiana, la energía no es desbordante. Entonces, después de hacer el amor, en vez de sentirte feliz te sientes desgraciado, frustrado. Así no puede haber orgasmo, porque el orgasmo necesita más energía que el cuerpo.
Es una sobreabundancia, por eso todo el cuerpo vibra en él. Recuerda, en las sociedades represivas la gente gozaba más del sexo, porque hasta encontrarse con la propia esposa era difícil.
Y qué decir de encontrarte con la esposa de otro... Eso era casi imposible; había que traspasar muchas barreras para encontrarse con la propia esposa. En la India no podías ver a tu propia esposa a la luz del día. Con una familia tan enorme, con cien personas viviendo juntas, durmiendo juntas, a veces, tenías que prepararlo todo para hacer el amor. Era hermoso, hermoso en un sentido, porque la tensión creada era tan elevada que llegaba a un clímax, y entonces sobrevenía el valle de la relajación.
En Occidente el sexo se ha vuelto insípido. En Occidente ya nadie disfruta del sexo; tienen demasiado. Te desprendes de la energía antes de generarla. Así es como ocurre la felicidad durante toda tu vida: creas tensión y luego la relajas. El éxtasis es otra cosa.
No tiene causa. No es una tensión y una liberación, no tiene nada que ver con la tensión y la liberación; es simplemente la felicidad que llega cuando te sientes bien con la existencia, cuando sientes que aceptas. Cuando sientes que aceptas, de repente sientes que toda la existencia te acepta. Entonces puedes bendecir al todo, y el todo te bendice a ti. El éxtasis no tiene causa.
Y no se te puede quitar. Tú no puedes hacerme desdichado. Como mucho, me puedes hacer sentir incómodo, eso es todo. No existe opuesto al éxtasis, ananda. No tiene ninguna causa en absoluto. Por eso puede ser eterno. Sin embargo, lo que necesita de una causa no puede ser eterno: cuando desaparezca la causa, el efecto desaparecerá. En realidad, aceptarlo plenamente es idéntico a la verdadera Iluminación. El hombre sabio no persigue ninguna meta, pero el tonto se encadena a sí mismo.
Todas tus metas se convierten en grilletes, se convierten en prisiones; estás enjaulado en ellas. Y por eso sufres, y entonces preguntas: «¿Cómo ser libre?». ¡Libérate de las metas y serás libre! ¡No hay que hacer nada más! No crees metas, y no habrá cautiverio. Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varías; las distinciones surgen por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente (discriminatoria) es el mayor de los errores. Buscar la Mente con la mente (discriminatoria) es el mayor de los errores. ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO cuando creas una meta? ¿Quién crea la meta? La crea la mente, y luego la mente busca una forma de alcanzarla. Entonces la mente inventa técnicas, métodos, maneras. Y tú sigues esas técnicas y esos métodos. ¿Qué es lo que estás haciendo? Estás siguiendo a la mente, te estás moviendo en círculos. La meta es creada por la mente, los medios son creados por la mente, y la mente te dirige. ¿Cómo vas a alcanzar la nomente con la mente? Y la mente está tensa, porque no se puede relajar. Depende de los opuestos.
Está condenada a permanecer moviéndose de extremo a extremo. Puede condenar, puede apreciar, pero no puede aceptar totalmente. Y la totalidad es la meta; y sólo se puede llegar a través de la aceptación. La mente no puede aceptar, sólo puede negar.
Y cuando niega se siente muy bien, debido al ego. El que niega eres tú. Cuando el ego acepta se siente muy mal, porque cuando no hay negación, cuando no hay lucha ni conflicto ni adónde ir, ¿qué va a hacer? Es como si para ti, simplemente estar aquí y ahora no tuviera sentido. La felicidad está ocurriendo en cualquier otro lugar, ¿qué estás haciendo tú aquí?
He oído que: Una vez dos vagabundos estaban descansando bajo un árbol. El lugar era muy tranquilo y hermoso.
Un arroyo burbujeaba justo al lado y soplaba una agradable brisa fresca. Uno de los vagabundos le dijo al otro: «En este instante, no me cambiaría ni por un tío que tuviera cincuenta mil dólares».
El otro dijo: «¿Y si ese tío tuviera cien mil dólares, qué?». El primero respondió: «Ni aun así». El segundo continuó hablando y dijo: «¿Imagínate que tuviera un millón de dólares». Entonces el primero se entusiasmó, e incorporándose, dijo: «¡Bueno eso ya es otra cosa. Ahora estás hablando de una verdadera pasta».
Así es como funciona la mente: imaginación, sueño; y el sueño se convierte en «la verdadera pasta».
En realidad no hay nadie con quien cambiarse, pero la emoción se ha creado. En cuanto piensas en algo, inmediatamente te emocionas. Hasta con una foto de una mujer desnuda te excitas.
De ahí que exista tanta pornografía en el mundo. Es solamente una foto; líneas y colores sobre un papel, nada más. Ahí no hay nadie, y tú lo sabes perfectamente, pero le ocultarás esa foto a los demás, y cuando estés solo te pondrás a meditar en ella. ¿Qué estás haciendo?; «verdadera pasta». La mente es sólo imaginación, pero tú te emocionas. Y cada vez que te emocionas, la mente te ha vendido algo. Pero entonces serás desgraciado, porque la mente puede venderte la idea pero nunca puede proveerte la mercancía. Ese es el problema: no tiene material que surtir. Puede venderte la idea (es un buen vendedor), pero no tiene nada que entregar.
Y cuando llegues y pidas que se te entregue, te surtirá con cualquier otra cosa.
He oído que: Un vendedor fue a su jefe y le dijo:
«Tengo un problema. Esa tierra que vendimos se ha convertido en un problema. El hombre que la compró me llama a todas horas porque todo el terreno está cubierto por un metro de agua.
Y me dice: "¿Qué clase de tierra me ha vendido? ¿Cómo voy a edificar ahí?". ¿Qué hago? ¿Le devuelvo el dinero y cancelo la operación?». El jefe le respondió: «¿Qué clase de vendedor eres tú? ¡Aprovecha la ocasión para venderle dos lanchas a motor!».
Un vendedor tiene que seguir vendiendo. Si esto no ha valido, entonces alguna otra cosa valdrá. Y si el hombre se emocionó la primera vez, ¡porque no va a entusiasmarse de nuevo!
Sólo se necesita usar alguna argucia. La mente te ha vendido ideas del futuro, pero no puede proporcionártelas porque el futuro nunca llega. Y cuando quiera que llegue siempre será el presente.
La entrega es en el presente, y el vendedor habla del futuro.
La entrega es aquí, y la mente piensa en términos de esperanza, de sueño, de imaginación. Acepta la realidad tal como tú eres y tal como es el mundo.
No intentes cambiar nada; y surge la iluminación. Y entonces todo cambia, porque ya no eres el mismo.
Si tú cambias algo, nada cambiará. Si aceptas, todo se transforma. Todo se ilumina con una luz que nunca antes habías visto.
De repente se escucha una música que nunca antes habías escuchado, se revela una belleza que estaba oculta. Se abre una puerta, la oscuridad desaparece y un sol se levanta. Pero eso ocurre solamente cuando estás a gusto contigo mismo. Es algo que ocurre, no es el resultado de tus esfuerzos. Y no te sientas infeliz, porque si no es un resultado, entonces ¿qué puedes hacer tú? Siéntete feliz porque no dependa de tu esfuerzo. Puedes lograrlo en este mismo instante. No hay necesidad de posponerlo. El entendimiento es aceptación. La aceptación es iluminación. Los budistas (y Sosan es budista), los seguidores de Buda, tienen una palabra en particular para «aceptación». Ellos lo llaman tathata. Quiere decir: sin queja, sin condena, sin deseo. Quiere decir que las cosas simplemente son como son.
Así es el camino: esencialidad. Y uno vive en la esencialidad. Ocurra lo que ocurra, uno está dispuesto a dejar que ocurra. Donde vaya la vida, uno va con ella. Lo que ocurra es bueno. No creas un conflicto, estás de su lado. No nadas, flotas; y nunca nadas contracorriente. Simplemente flotas con la corriente, y poco a poco no sabes quién es quién, ni qué es qué, quién es el río y quién es el que se ha vuelto parte del río. ¡Tú te conviertes en el río! Esto es la iluminación. Actividad y descanso derivan de la ilusión; en la iluminación no hay agrado ni desagrado. Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire: es estúpido intentar atraparlas. Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto:
tales pensamientos tienen que ser finalmente abolidos de una vez por todas. Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente. Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son: de la misma esencia. Entender el misterio de la única esencia es liberarse de todos los enredos. Cuando todas las cosas se ven por igual, se alcanza la esencia intemporal del Ser. Ninguna comparación o analogía es posible en este estado sin causas ni relaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario