jueves, 11 de agosto de 2016
Libro el Ojo del Yo (David R. Hawkins) CAPÍTULO 7 SEGUNDO ESCRITO (La Mente)
SECCIÓN III.
El Camino De La Conciencia.
CAPITULO 7.(SEGUNDO ESCRITO)
La Mente.
La Formación del Pensamiento Para alcanzar los objetivos, se puede observar que la mente está principalmente ocupada en su propia operación momento a momento de control del instante siguiente; esta constantemente envenenada en la anticipación de estar al tanto de la siguiente fracción de segundo, e intenta controlar cada instante de la experiencia a medida que sucede. Esta intención fundamental subyace a todas las formas que el proceso mental pueda adoptar, además de estar siempre presente. Se halla junto por debajo de la superficie del mismo contenido del pensamiento. Su motivación es la supervivencia y la perpetuación de su propio funcionamiento. Es como si la mente tuviera miedo de desaparecer si se quedara en silencio, aunque fuera por un solo instante. (La mayoría de las personas ahogan el silencio con música de fondo y conversación.)
Para silenciar la mente, ciertas motivaciones han de ser entregadas y abandonadas a Dios:
1. El deseo de pensar.
2. El deseo del placer de pensar.
3. La comodidad de la garantía de continuidad de la propia existencia.
No es recomendable intentar detener el pensamiento por un acto de voluntad en la medida en que simplemente perpetuas la opinión, al forzarla a seguir queriendo su propia detención.
Una técnica mas efectiva es dejar de querer pensar y renunciar a las gratificaciones o ventajas imaginarias que el propio pensamiento nos pueda aportar.
No hay verdaderamente ninguna entidad personal por detrás de los pensamientos.
Estos son auto-motivados a partir de los hábitos.
En realidad, los pensamientos no sirven mas que a la conveniencia, pero no a la supervivencia, pues cuando la mente se vuelve silente, la vida continua alegremente sin ellos.
A medida que te aproximas a la entrega, lo primero que notas es que la mente está creando historias y prolíficas situaciones hipotéticas. Pero también se puede entregar el deseo de hacer esto.
Entonces, la mente habla con párrafos mas breves y después frases y agrupaciones de palabras mas cortas.
Por debajo de cualquier forma que tomen los pensamientos, sean cuales sean sus contenidos o imágenes, se encuentra el mismo deseo de auto-propagación y pensar dirigido al control y la anticipación de la experiencia del instante siguiente.
Los pensamientos asumen un creciente detalle de la forma, y, a medida que emergen de un espacio mas difuso surge del campo de energía que sostiene y propaga el pensamiento.
Cuando uno se centra en dejar ir los motivos que hay tras el pensar, es posible detectar los pensamientos tal como son en el mismo proceso de formación. Esta matriz de pensamiento-forma puede ser detectada en la fracción de segundo que precede a la formación de un pensamiento especifico.
En esta matriz se halla la presión sutil que hay tras la producción del pensamiento. Entregar esta intención trae como consecuencia el cese del pensamiento. En el silencio que se da a continuación, la serenidad de la Presencia se impone como Todo Lo Que Es.
La divinidad de su Esencia se irradia como lo sin forma tras toda forma en perfección exquisita mas allá del tiempo y el espacio. Dejar ir los pensamientos se facilita por la consciencia del punto de vista espiritual de que todos los pensamientos son vanidades sin realidad ni valor intrínseco.
Resultan atractivos por el valor exagerado que les damos al considerarlos como “míos” y por tanto especiales, dignos de respeto, admiración o cuidadosa preservación.
Aflojar la sujeción de la mente requiere una humildad radical y una voluntad intensa a entregar sus motivaciones subyacentes. Esta voluntad recibe energía y poder de la voluntad que surge del amor a Dios y de la pasión por entregar el amor a los pensamientos por el amor a Dios.
La reluctancia a dejar ir los pensamientos es la identificación ilusoria de los pensamientos no solo como “míos”, sino siendo el “yo”. La mente tiende a sentirse orgullosa de sus pensamientos como si estuviera preservando un gran tesoro.
Convendrá darse cuenta de que el Ser es comparable al hardware o armazón principal de un ordenador, y que los pensamientos no son en realidad mas que el software, programas sustituibles de origen externo. De todos los programas, las opiniones suelen ser a menudo altamente valoradas, aunque si se las observa de forma critica, las opiniones son básicamente de escaso valor.
Todas mente tienen opiniones y mas opiniones sobre todo, aun cuando no sepan nada en absoluto sobre el tema.
Todas las opiniones son vanidades sin valor intrínseco y no son mas que una consecuencia de la ignorancia. Las opiniones son peligrosas para sus propietarios porque son desencadenantes cargados emocionalmente de disensiones, enfrentamientos, discusiones y posicionamientos. No puedes mantener una opinión y al mismo tiempo trascender los opuestos.
La humildad afloja las opiniones; cuando la mente penetra a través de su engreimiento, discierne que en realidad no es capaz de saber nada en el verdadero sentido de lo que significa realmente saber.
La mente solo tiene información e imaginaciones acerca de algo; en realidad no puede “saber” porque saber, conocer, es ser aquello que es conocido.
Todo lo demás no es más que especulación y suposición.
Cuando la mente es trascendida, no hay nada que saber porque, en realidad, el Ser es Todo Lo Que Es.
No queda nada por lo que preguntar. Lo que esta completo no carece de nada, y esa plenitud es autoevidente en su Totalidad.
El dejar ir todas las pretensiones del conocimiento o saber algo sobre todo es un gran alivio y se experimenta como un tremendo beneficio en vez de como la perdida que uno tanto temía.
Habías sido sin saberlo, esclavo de los contenidos, y de ahí que liberarse de la mente venga acompañado de una profunda sensación de paz y una absoluta seguridad.
Cuando sucede esto, uno se siente al fin en casa, profundamente en casa, y ya no quedan dudas. No hay nada más que conquistar, nada necesita ser concluido o pensado. Su finalidad es absoluta, profunda, inamovible e inalterable. El inacabable fastidio de los deseos, lo deseado y la presión del tiempo, han llegado a su punto final revelando su oquedad.
Los Posicionamientos Cuando cesan los posicionamientos, uno se hace consciente de que esa era la fuente de todas sus miserias, miedos y desdichas anteriores, y de que cualquier posicionamiento es inherentemente errónea.
Todas las posiciones sostenidas se pueden perdonar.
Debido a la programación y al contexto, parecían una buena idea en aquel momento.
Todas estas ideas se basaban en la misma noción errónea de que, de alguna manera, servían para mantener la supervivencia de una identidad ego/yo separada e independiente.
En realidad, cuando esta desaparece, no hay perdida posible ni ninguna ganancia es necesaria. La auténtica causa del incesante del dolor y sufrimiento era la ilusión en si.
Por su propia naturaleza, estructura y cualidades, el falso ego/ yo es incapaz de alcanzar la paz o la felicidad verdaderas.
En el mejor de los casos, experimenta un placer basado en circunstancias cuya perdida trae pesar y el retorno a la infelicidad.
Al final, se descubre que el sacrificio de dejar ir la mente es en realidad el mayor de los dones que uno puede recibir.
La recompensa excede enormemente cualquier expectativa que uno pueda haber tenido previamente que resulta inexplicable.
A medida que el ego se disuelve y la mente pierde su insaciable control sobre el sentido de identidad de uno, aparecen nuevos miedos. Sin una mente que asegure la supervivencia, ¿como va a sobrevivir el “Yo” y continuar así la vida? ¿De que voy a comer si no lo preveo? ¿Cómo voy a satisfacer mis necesidades vitales? ¿No es necesario el ego/mente para la supervivencia?
Todas estas preguntas se basan en las limitaciones de los conceptos de la causalidad del ego/mente.
Y estos, a su vez, se basan en la imaginaria dualidad de que existe una identidad yo-pensamiento que, gracias a sus pensamientos y deseos, causa que las cosas ocurran a través de las acciones.
Se dice que un “aquello” ocurre como resultado de un “esto” en el mundo. Por lo tanto, hay una separación ilusoria entre causa y efecto, entre un “Yo” separado y un acontecimiento en el mundo causado por los planes y las ideas de este “Yo”.
De ahí que se crea que si no hay pensamientos del ego/mente que causen que las cosas ocurran, ¿como se va a poder sobrevivir? Este es el origen de muchos miedos, inseguridad y ataques de ira cuando surgen obstáculos que amenazan los planes de este imaginario mecanismo de supervivencia.
En un trabajo espiritual serio, es necesario tener unas cuantas herramientas básicas y sencillas de las que se pueda depender plenamente y sean de confianza para superar el miedo y la incertidumbre.
Una verdad básica de inestimable valor y utilidad es la máxima de que todo temor es falso y no se basa en la verdad.
El miedo se supera dirigiéndose directamente hacia el hasta que uno lo atraviesa y se encuentra con la alegría que el miedo estaba bloqueando.
La alegría que sigue tras afrontar cualquier miedo espiritual proviene del descubrimiento de que no era mas que una ilusión sin base real.
El ego/mente esta limitado por el paradigma newtoniano de la realidad y es incapaz de comprender realmente la naturaleza de la propia vida. En realidad, todo ocurre por si mismo, sin causa exterior. Cada cosa y cada acontecimiento es una manifestación de la totalidad de Todo Lo Que Es, tal como es en un momento dado. Una vez que se ve en su totalidad, todo es perfecto en todo momento y no hay nada que precise de una causa externa para cambiar en modo alguno.
Desde el punto de vista del posicionamiento del ego y de su limitado alcance, el mundo parece necesitar innumerables arreglos y correcciones.
Esta ilusión se derrumba como vanidad.
En la Realidad, todo esta manifestando automáticamente el destino inherente a su esencia; no necesita ninguna ayuda exterior para esto. Por la humildad, uno puede renunciar al papel auto-asignado del ego como salvador del mundo y entregarlo directamente a Dios.
El mundo que el ego dibuja es una proyección de sus propias ilusiones y posicionamientos arbitrarios. Ese mundo no existe. Otra fuente de vacilaciones cuando te sumerges en el trabajo espiritual tiene lugar cuando parece presentarse un conflicto transitorio entre las actitudes sociales habituales y el trabajo de evolución espiritual. Debido al hábito, existen una serie de creencias y valores que derivan de los valores, las expectativas y la programación habituales.
Se les cree valiosos para uno mismo y para la sociedad, y puede haber cierta reluctancia a renunciar a ellos.
Por ejemplo, uno puede sentirse culpable por abandonar unas arraigadas convicciones mecanicistas o religiosas, o por renunciar al programa de buena persona sostenido como ideal. Para superar estas fuentes de conflicto, conviene recordar que el viaje espiritual requiere la renuncia a todo tipo de creencias y actitudes con el fin de crear espacio “para que la Realidad resplandezca”.
El énfasis en los propios esfuerzos y expectativas pasan de lo esperado y lo mundano a lo que parece al principio algo excepcional e inusual.
Hay un abandono temporal de aquello que se fantaseaba era de valor para la sociedad.
Lo que se creía que eran puntos de vista importantes y cruciales se ven ahora como presunciones impertinentes y retórica vacía. La renuncia a los slogans preferidos lleva a que se vean básicamente como formas de propaganda operativa con motivaciones ocultas de control sobre los demás e influir sus mentes.
Con la humildad llega la voluntad de dejar de intentar controlar o cambiar a los demás o cambiar las situaciones o acontecimientos de la vida “por su propio bien”,. Para ser un buscador espiritual comprometido, es necesario renunciar al deseo de lo que es “correcto” o de imaginario valor para la sociedad.
De hecho, ni el ego ni el sistema de creencias de nadie son de ningún valor para la sociedad.
El mundo no es ni bueno ni malo ni defectuoso, ni precisa ayuda o modificaciones porque su apariencia solo es una proyección de tu propia mente. Ese mundo ni existe.
Otro hábito de la mente que crea obstáculos temporales es el uso frecuente de lo hipotético como fuente para la discusión y la duda. Siempre es posible para el intelecto construir una serie imaginaria de conceptos de tal forma que refute cualquier cosa. El propósito inconsciente de la posición hipotética es siempre la vanidad de “tener razón” y refutar cualquier otro punto de vista. Lo hipotético no tiene validez ni existencia en la realidad.
En el trabajo espiritual nunca ha de plantearse el “que pasaría si”, en la medida en que es un producto espurio de la imaginación y del lenguaje cuya motivación es la auto-justificación de un posicionamiento.
El nivel de conciencia de la intelectualización calibra en los 400s, lo que es útil en el mundo físico de los esfuerzos humanos, pero una limitación y una gran barrera para la iluminación.
El intelecto en si es una gran limitación, y los grandes genios de la ciencia y el intelecto calibran todos aproximadamente 499.
Y hasta aquí puede llegar el intelecto debido a las limitaciones que ofrece su contexto de la realidad.
Para ir mas allá de ese limite se requiere un mayor contexto que le lleva a uno a la no causalidad, la no dualidad, y a las dimensiones no lineales y no newtonianas de pensamiento y entendimiento.
Necesitamos ver que todo es como es a consecuencia de lo que el universo entero está siendo en su totalidad y en todo momento. Cualquier “cosa” que creemos ver es, en si, perfecta, total, una expresión del universo entero.
El intelecto, en el mejor de los casos, solo puede comprender esto como una idea, pero no experimentar la auténtica verdad de ello. Aun cuando el ego pudiera comprender la totalidad, seguiría hablando de su percepción de un acontecimiento sin comprender su propia existencia.
Conviene darse cuenta de que no hay nada que se pueda describir o experimentar salvo desde su exterior.
Toda descripción, por elegante que sea, no deja de ser un conjunto de medidas y definiciones perceptivas de cualidades imputadas que no tienen existencia en si. Nada es como puede ser descrito; por tanto, toda descripción trata de lo que una cosa no es. Percatarse de la realidad y la verdad absoluta es el mayor regalo que le puedes hacer al mundo y a toda la humanidad.
El trabajo espiritual en su esencia es, así pues, un trabajo de servicio desinteresado y de entrega a la Voluntad de Dios.
A medida que incrementas la consciencia, el poder de ese campo de conciencia se incrementa exponencialmente en expansión logarítmica, y con eso, en y por si mismo, se consigue mucho mas que con todos los esfuerzos o intentos con los que se pretende aliviar el sufrimiento del mundo. Todos esos esfuerzos son inútiles porque están necesariamente equivocados debido a las falsificaciones y las ilusiones de la función perceptiva del mismo ego.
La Impersonalidad del Ego Debido a la creencia en un “yo” o “ mi” singular, parece como si uno estuviera haciendo un sacrificio al renunciar al ego/mente.
Y se ve como un sacrificio porque se cree que es algo único y precioso porque es personal. Conviene darse cuenta de que el ego es impersonal; no es único en modo alguno. Todo el mundo tiene un ego innato que opera más o menos igual que el de todos los demás. A menos que hayan sido modificados mediante, todos los ego/yoes, se sirven a si mismos, son egotistas, vanos, mal informados, y siempre están intentando sacar partido de todas las formas habituales, como la superioridad moral, las posesiones, la fama, la riqueza, la adulación y el control.
Debido a su posicionamiento, el ego de todos deriva en culpabilidad, vergüenza, codicia, orgullo, ira, rabia, envidia, celos, odio, etc.
Y dado que el ego se constituye de posicionamientos, no tiene opción de ser ninguna otra cosa que lo que ya es.
De ahí que se convierta en una fuente ineludible de sufrimiento y perdidas. Por encima de todo, teme al futuro y al espectro de la propia muerte, que forma parte intrínseca de la estructura del ego. A lo que mas se aferra el ego es a la convicción de su propia existencia como una realidad independiente.
El ego puede incluso recurrir por un tiempo a la búsqueda de la iluminación como formula secreta para asegurarse la supervivencia en la Eternidad. Por este juego de manos, el ego espiritual emerge como una forma desesperada, aunque sofisticada, de supervivencia.
Nuestras fantasías acerca de la realidad nos son muy queridas, y somos reacios a renunciar a ellas. Este proceso requiere tanto coraje como fe. Dejar de lado lo conocido por lo desconocido requiere un gran compromiso, voluntad y devoción para entregar la propia fe a Dios. Causalidad Ciertas realizaciones traen consigo importantes saltos de consciencia, y por eso puede que valga la pena repetirlas, ya que suelen comprenderse principalmente gracias a la familiaridad mas que a la lógica lineal y secuencial. Progresaremos con mayor facilidad si dejamos ir determinados sistemas de creencias limitantes aunque fuertemente arraigados que en si mismos son posicionamientos. En la Realidad, nada está “causando” ninguna otra cosa.
Todo es la expresión de su propia esencia y existe por si mismo. Su apariencia depende de todo lo demás en el universo y del punto de vista desde el cual sea observado.
Todo es realmente auto-existencia en su realidad, porque todo es parte de Todo Lo Que Es y no hay partes individuales, separación, ni existencia independiente.
En la medida en que no hay separación de ninguna otra cosa, su existencia tal como es no precisa de causa externa.
Lo que aparece como manifiesto surge directamente de lo no manifiesto mediante el proceso de la creación. No surge como efecto de ninguna otra cosa.
No hay tal “otra cosa”, y solo en la dualidad parece hacer falta una explicación, como la de la causalidad, para explicar lo que parecen ser acontecimientos separados.
En realidad, no hay acontecimientos separados, no hay cosas separadas, y no hay sucesos que explicar.
El paradigma newtoniano de causalidad, que es la principal limitación del nivel calibrado en los 400s, postula un proceso misterioso llamado “causalidad”.
Si observamos y examinamos atentamente las secuencias de los acontecimientos, veremos que son en realidad secuencias de apariciones. Son creadas por una selección arbitraria de un comienzo y un final en el tiempo o el espacio.
La causalidad es un concepto abstracto, y como todas las abstracciones, no tiene realidad intrínseca.
Es un concepto lingüístico útil en el mundo físico de las actividades cotidianas. Solo podemos ver condiciones.
Un ejemplo obvio es el de que uno solo puede “comenzar desde donde esta”. Podríamos decir que los prerrequisitos de los “acontecimientos” no son causas, sino ciertas condiciones necesarias. Incluso la humildad intelectual precisa de la renuncia a la construcción hipotética que solo tienen un valor heurístico como explicaciones lingüísticas.
Esto se vuelve claro en la pregunta infantil, “¿Por que se vuelve la flor hacia el Sol?”, y se le responde, “Por el heliotropismo”, se le estará respondiendo a la pregunta, pero esta claro que en realidad se le habrá dado una no respuesta.
Una pregunta retórica solo puede generar una respuesta retórica. Dado que la mente que opera a partir del paradigma de causalidad newtoniano, no dispone de ningún medio para discernir la verdad de la falsedad, la mente científica hace uso del escepticismo, o incluso del cinismo, para defenderse del engaño. Se utilizan todo tipo de dispositivos para superar esta limitación, incluyendo estadísticas muy elaboradas que se subcategorizan bajo el título de “Método Científico”.
Esto deriva en los experimentos llamados doble ciego o la dependencia de poder replicar los resultados, que implican criterios estadísticos y matemáticos que se auto-atribuyen fiabilidad con la causalidad como supuesto mecanismo operativo. Sin embargo, desde las dinámicas no lineales, es de la uniformidad de donde surge la diferencia o, de lo contrario, todo en la Creación llegaría a un punto muerto.
Es de entre cien millones de generaciones de escarabajos negros de donde emerge, de repente, un escarabajo blanco.
Los bloqueos del escepticismo en las argumentaciones hipotéticas son siempre retrasos para el progreso espiritual.
La fe implica una suspensión voluntaria del descrédito, lo que sustenta la humildad que subyace a todo progreso espiritual.
La convicción sucede mas tarde, ya que la verdad es reveladora y evidente en si misma, y llega como una presentación auto-cumplida y sin esfuerzo.
Si no existe la causalidad y no hay nada que cause ninguna otra cosa, ¿como vamos a alcanzar los objetivos deseados o como vamos a generar los cambios deseados? En realidad, lo que ocurre es que se establecen las condiciones necesarias que, por observación histórica, ya estaban presentes.
Lo que se desea es observar una secuencia; luego se supone la causalidad como algo que opera a través de esa secuencia.
Si se observa atentamente, nos damos cuenta de que la secuencia en si, al igual que el heliotropismo, no es mas que un concepto intelectual. Ni hay secuencia ni hay suceso sino, mas bien, puntos sucesivos de observación sobre una escala temporal imaginaria. En el mejor de los casos, podrías ver que estos ocultan lo que parece ser un cambio de apariencia.
Al dejar de asumir un punto arbitrario y artificial de observación en el tiempo la ilusión de cambio desaparece.
La suposición de un “esto” comparado con un “aquello” es un artefacto de la dualidad y un punto de observación arbitrario.
En Realidad, no hay ni “esto” ni “aquello”, no hay ni “aquí” ni “allí”, no hay ni “ahora” ni “después”.
Estos no son mas que mecanismos de la mente, del mismo modo que no se puede determinar una situación sin un punto básico de referencia.
En Realidad, no hay un “esto” que se convierta en un “aquello”, ni hay otro tiempo o distancia mas que el de la ilusión creada por la selección arbitraria de un punto de referencia.
Este punto de referencia situacional seleccionado arbitrariamente no es posible ni descriptible; de ahí que se diga que la Realidad es no local, mas allá del espacio y el tiempo.
No es descriptible en esos términos que son solo categorías del pensamiento y abstracciones del proceso de razonamiento.
Sin embargo, son útiles para los niveles de conciencia que calibramos principalmente en los 400s. En el 500, se da un importante salto de paradigma que hace que lo que era real ahora parezca irreal, y que lo que era irreal aparezca ahora convertirse en “lo real”. Cada nivel de consciencia tiene su propia comprensión de la verdad, y todo se aclara cuando se comprende esta cualidad de los niveles de conciencia.
Si la causalidad no es real y la determinación mecanicista no explica lo que observamos, ¿que otra explicación podría sustituirla hasta que se revele una consciencia mayor?
La mente es el enigma de la vida, de modo que podemos responder a sus preguntas con la provisional aunque obviamente satisfactoria explicación de la Creación.
Si lo no manifiesto se vuelve manifiesto mediante una creación continua, no se requiere ningún otro dispositivo ni premisa intelectual para explicar lo obvio. Podríamos decir que todo se crea por propia evolución, por ser esta intrínseca a su existencia y a la naturaleza de la Creación en si.
Pero esta explicación da entrada mas tarde a otra dualidad, la de “lo creado” frente al “creador”. Esto es algo que se puede trascender fácilmente viendo lo obvio, que es que la Creación y el Creador son idénticos. En la no dualidad, no hay separación entre un creador y lo que es creado.
A medida que se van superando limitaciones, el universo se revela como algo no diferente de la Divinidad. Cuando se realiza el Ser, aparece la divinidad de toda la Creación en todas sus expresiones con un poder resplandeciente y absoluto. Auto-resplandeciente, revelador e idéntico en si mismo, y completo en total unidad y unicidad. Lo Absoluto es exactamente eso.
La Presencia infinita en todo lo que existe está mas allá de todo tiempo y espacio, es eternamente completa, perfecta y plena. Todos los puntos de observación desaparecen, y lo que queda es la omnipresencia de eso que lo Sabe Todo por el mero hecho de que Es Todo. A medida que la Realidad se manifiesta en su asombrosa auto-evidencia e infinita paz, aparece la impresión de que el bloqueo para la Realización lo constituía la misma mente, que no es diferente del ego; ellos son uno y lo mismo.
El estado de Consciencia es el nivel de “no mente”, que no es lo mismo que el “vació” o la “nada”.
Estos términos refieren a la forma. Lo Definitivo es el reino de la no forma, la no limitación y la no situación, y por tanto de la presencia constante de la totalidad del Todo. Solo hay Existencia. La Existencia no requiere causa, y pensar es como mucho crear una falacia lógica. Por Existencia, queremos decir discernible mediante la observación, y supone un cambio de indicaciones hipotéticas de lo no existente a lo existente.
Sin embargo, lo que es siempre fue en su plenitud mas allá de todo tiempo; buscar una causa primera es un artefacto de la mente que surge junto con los conceptos de tiempo y espacio.
Mas allá del tiempo y el espacio, no hay acontecimientos, ni comienzos, y no hay finales, lo cual esta mas allá de las categorías del pensamiento humano o la razón.
David R. Hawkins.
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/
Libro el Ojo del Yo (David R. Hawkins) CAPÍTULO 7 PRIMER ESCRITO (La Mente)
SECCIÓN III.
El Camino De La Conciencia.
CAPITULO 7.
La Mente
Introducción
Los caminos tradicionales hacia Dios se han descrito en términos generales como los grandes yogas: Raja Yoga, Karma Yoga y Advaita, entre otros.
Hay caminos a través del corazón, de la entrega, el amor, el servicio, la adoración, la devoción y, finalmente, Advaita, el camino a través de la mente.
Se dice que el camino de la mente no es adecuado para la mayoría de los buscadores en este Kali Yuga (un eón, o 58.000 años de una revolución completa del Zodíaco), debido a que hay demasiadas distracciones mundanas.
El sendero de la mente precisa de cierta capacidad de concentración o enfoque de la mente.
Sin embargo, puede ser el mejor camino para la persona que canaliza su energía a través del pensamiento mas que del sentimiento. Lo que viene a continuación es una orientación general para aproximarse y comenzar este camino.
La mayoría de los buscadores también hacen el camino del corazón al mismo tiempo; es simplemente una cuestión de énfasis en uno u otro. Por supuesto, no son caminos exclusivos y, al final, se convierten en lo mismo.
Esto también nos introducirá en un debate sobre un estilo concomitante de meditación.
La Observación Al empezar a observarla, la mente parece ser una máquina de palabrería ininterrumpida, con un bombardeo constante e interminable de pensamientos, ideas, conceptos, significados, recuerdos, planes, aprensiones, dudas, repeticiones y versos sin sentido.
Después surgen fragmentos musicales, acontecimientos pasados, historias, párrafos, situaciones, opiniones, especulaciones, imágenes de objetos, y personas del pasado y del presente.
Mas tarde, vienen imaginaciones, fantasías, sueños cotidianos, temores, especulaciones y diversa fantasmagoría.
Entremezclado con todo este interminable parloteo hay fragmentos de noticias, eventos mediáticos, escenas de películas, espectáculos de televisión y conversaciones de Internet.
Y por encima de todo esto hay preocupaciones económicas y del trabajo, facturas que pagar, proyectos, familia, cultura, política, preocupaciones y así hasta el infinito.
A primera vista, se encuentra uno con un cenagal abrumador y desesperanzador sobre el cual tiene muy poco, o ningún control. Con enfoque y concentración, es posible alguna secuencia de pensamiento lógico, pero luego la mente vuelve rápidamente a su incansable mar de pensamientos, imágenes y fantasías incesantes. ¿Tiene algún sentido todo esto?
Existe algún punto desde el cual uno pueda aproximarse siquiera a esta casa de locos?
El Buda dijo que el verdadero yo se vislumbra en el espacio entre los pensamientos, y sin embargo, las interminables actividades de la mente parecen no cesar. Si acaso, la mente parece sumergirse en una actividad frenética interminable, como si temiera un instante de silencio mas que ninguna otra cosa.
¿Acaso ese miedo al silencio significará que le ha llegado su fin? Es como si fundara su esperanza de supervivencia en una palabrería sin fin. Su voluntad, de hecho, llenará rápidamente cualquier posibilidad de silencio con rimas absurdas o sonidos sin sentido; se pondrá a cantar el “cha-cha-cha” o “ itty-bitty-bu” o “bi-bop-a-bu” — cualquier cosa antes que el silencio.
¿Que está pasando en el mundo con la mente? El Motivo A través de la observación, se puede ver que, bajo las imágenes y palabras en si, hay una energía impulsora, un deseo de pensar, de opinar, de mantenerse ocupada con cualquier cosa que pueda encontrar para llenar los huecos.
Uno puede detectar un impulso hacia “el pensar”, un impulso que es impersonal. Con la observación, puedes detectar que no hay ningún “Yo” pensando los pensamientos.
De hecho, el “Yo” rara vez interviene. El “Yo” real tiene dificultades incluso para introducir unas cuantas palabras o pensamientos sensatos, y cuando es capaz de hacerlo, le llamamos a esta intervención “concentración”, pero lleva mucho esfuerzo y energía dejar de lado el parloteo y la distracción para ser capaz de organizar una secuencia de pensamientos lógicos.
La primera parte de este proceso consiste en enfocarse en lo deseado y limitar la corriente del contenido al tema elegido para la contemplación. Aquí, los psicólogos conjeturan que la corriente de pensamientos viene determinada por los impulsos instintivos, o que el contenido del pensamiento se organizan por asociación y condicionamiento. Todas las teorías sobre la naturaleza de los pensamientos asumen por supuesto que hay un “pensador” interior, un homúnculo invisible que se encarga de esta serie de procesos multifactoriales en curso que llamamos actividad mental. Los informáticos están estudiando estos fenómenos con la esperanza de desarrollar programas de inteligencia artificial.
Sin embargo, en el mejor de los casos, estos programas solo imitan determinados procesos lógicos limitados.
Los complejos procesos de múltiples facetas de la mente total son no lineales y no se pueden enmarcar dentro del paradigma newtoniano con el fin de adecuarlos para ser computarizados.
Su contenido primario se describe mejor como aparentemente aleatorio o caótico, operando entremezclados la lógica, la razón, la o inteligencia que se desvanecen tan rápidamente como el ruido del interminable parloteo vuelve de nuevo.
Los periodos de secuencias lógicas inteligentes parecen surgir caóticamente. Al igual que las ensoñaciones, las fantasías y los sueños cotidianos, la mente selecciona aleatoriamente cortos periodos de procesamiento secuencial centrado en la realidad. Los saltos intuitivos tienen lugar sin previo aviso.
También se pueden dar periodos de bloqueo del pensamiento, lapsus, olvidos y diversos fragmentos perdidos en un laberinto interminable. Una cosa es obvia: la mente no es nada fiable.
No se puede depender de ella en absoluto. No es capaz de ser constante, y su actuación es esporádica y también errática.
Se olvidara de llevarse las llaves de la oficina, olvidara números de teléfono y direcciones, y será fuente de frustraciones o molestias.
La mente esta contaminada por emociones, sentimientos, prejuicios, puntos ciegos, negaciones, proyecciones, paranoias, fobias, miedos, lamentos, culpas, preocupaciones, ansiedad y de los temibles espectros de la pobreza, la vejez, la enfermedad, la muerte, el fracaso, el rechazo, la perdida y el desastre.
Además de todo lo anterior, la mente también ha sido programada inocente y erróneamente con multitud de propaganda, slogans políticos, dogmas religiosos y sociales, y distorsiones constantes de los hechos, por no mencionar las falsificaciones, los errores de juicio y la desinformación.
Hasta las instituciones sociales tradicionales, cuidadosamente orquestadas y disciplinadas, como las leyes y los procedimientos legales, los juicios y los procesos legales, están llenos de errores (como se ha revelado en toda su crudeza con las pruebas de ADN). Hasta los testigos oculares se equivocan completamente una y otra vez. Pero por encima de todo, el principal defecto de la mente no son solo sus contenidos, normalmente irrelevantes o equivocados, sino en que no tiene modo de discernir la verdad de la falsedad. Es simplemente un tablero de juego.
Como Proceder Por todo lo explicado anteriormente, se puede ver que es inútil intentar encontrar la verdad a través de la mente. (La ventaja del camino del corazón o Amor Incondicional, es que atraviesa muchas de las trampas de lo que llamamos mente.)
Aun cuando se pudiera confiar en la mente para que generara un producto lógico y estable, no conseguiría captar la importancia del contexto, e interpretaría los resultados o los aplicaría mal; como se puede ver, por ejemplo, en el actual juego de lo “políticamente correcto”, que nunca consigue anticipar consecuencias inesperadas.
El camino a través de la mente es, en realidad, el camino de la “no mente”, dado que sus técnicas están diseñadas para atravesar tanto la mente como el pensamiento.
La mente se parece a una pecera llena de peces de colores.
El agua es la conciencia en si. Los peces son los pensamientos y los conceptos. Mas allá de los contenidos de la mente está el contexto o espacio en el que los pensamientos suceden.
El agua es siempre la misma y no se ve afectada por los pensamientos. Pero tendemos a aferrarnos a los pensamientos porque el ego, en su vanidad, los clasifica como “míos”.
Se trata de la vanidad de la posesión que automáticamente añade valor e importancia a cualquier cosa (posesiones, país, familiares, opiniones) tan pronto como el pensamiento “mío” es prefijado. Una vez que es realzado el supuesto valor de un pensamiento con el prefijo “mío”, este asume un papel tiránico y tiende a dominar los patrones del pensamiento, distorsionándolos automáticamente.
La mayoría de las personas siente pavor de su propia mente y viven temiéndola. Puede quitarles la paz mental en cualquier momento, sin previo aviso, con miedos repentinos, pesares, culpabilidades, remordimientos, recuerdos, etc.
Para anular el dominio de los contenidos mentales, es necesario eliminar la ilusión de que los pensamientos son personales, que son valiosos, y que pertenecen al propio yo o se originan en el.
Al igual que el cuerpo, la mente y sus contenidos son en realidad un producto del mundo.
Uno nace con un órgano llamado cerebro, que esta predeterminado genéticamente con ciertas estructuras y capacidades, así como también con limitaciones, dependientes de los cromosomas y las combinaciones genéticas, las secuencias de ADN, etc. A partir de todo este conglomerado genético surge un frágil y complejo patrón de crecimiento de neuronas y sinapsis cerebrales sujetas ahora a las influencias intrauterinas y a sucesos postnatales, tales como la nutrición, la cría y el clima emocional e intelectual. Junto a todo esto, hay que contar con la influencia de un numero infinito de neurotransmisores, neuro-hormonas, azares ambientales y programaciones accidentales.
El cociente intelectual (CI) ya esta establecido; las circunvoluciones están ya en su lugar, y ahora uno tiene que sacarle el mayor partido a todo esto porque la sociedad, con todas sus complejidades y errores, empieza a programar sistemáticamente este órgano defectuoso con software de cuestionable exactitud, utilidad o veracidad.
Al igual que el cuerpo, la mente no es el yo verdadero de uno, y al igual que el cuerpo, es básicamente impersonal.
Tiene pensamientos, pero estos pensamientos no son un producto del yo. Aun cuando la persona no quiera una mente, se le da una de todos modos. No hay elección en este asunto; la mente se le impone a uno aunque no la pida.
El hecho de que tener una mente sea una imposición involuntaria ayuda a darse cuenta de que no es algo que uno elija o decida.
Mas Observaciones Después de que uno haya observado el campo general de la mente, se hace evidente que los contenidos concretos de la corriente de pensamientos, por si mismos es poco probable que resulten gratificantes.
Uno tiene que detenerse y pasar al siguiente nivel de conciencia, y preguntarse a que está prestando atención, que está observando o de que está siendo consciente, y registrar el flujo de pensamientos. Del mismo modo que el ojo no se ve afectado por lo que observa o el oído por lo que oye, existe un proceso constante de presencia que no se ve afectado por lo que se está presenciando. Tampoco aquí hay una entidad que este pensando; ni hay un testigo tras el acto de presenciar.
Presenciar es un aspecto impersonal e innato, y una característica de la propia conciencia en si misma. Puedes dejar de implicarte en los contenidos de pensamiento y elegir optar el punto de vista de observar o presenciar.
Lleva algo de practica ser competente en esto. Para hacerse una idea, uno puede practicar mirando a través de la ventanilla de un automóvil, fijando la mirada en un punto concreto de la ventanilla; el foco no se pone entonces en cada objeto concreto sino en una ranura imaginaria a través de la cual los objetos parecen proyectarse; y, como consecuencia de ello, uno no puede identificar con certeza cada objeto porque no se concentra en ellos individualmente. Al presenciar u observar te centras en una idea o imagen, sino que dejas que fluyan sin implicarte.
Entonces nos damos cuenta de que las imágenes del pensamiento suceden espontáneamente, y que los pensamientos no son una decisión personal, sino que la corriente de pensamientos es impersonal.
Los pensamientos no son “míos”, del mismo modo que no hay un “yo” involucrado. A medida que el ojo físico ve imágenes, no reivindica la autoría de esas imágenes ni tampoco el oído reclama la autoría de los sonidos. Por tanto, con algo de experiencia en presenciar y la pura observación, se hace evidente también que los pensamientos no son autorizados por un único personaje denominado “Yo”.
Son el resultado de combinaciones y permutaciones de programas ideales y emocionales que están actuando sobre un tablero de juego. El darse cuenta de que la mente no es lo mismo que el “Yo” o “mi” rompe la identificación del yo con la mente.
Esta realización se extrapola también al cuerpo cuando te das cuenta de que simplemente eres el testigo, el experimentador y el observador de las sensaciones. En realidad no experimentas el cuerpo sino tan solo las sensaciones.
La aproximación a presenciar u observar es experimentar.
Se da el presenciar y la observación, y luego esta la experiencia de lo que se presencia y se observa. Cambiando el punto de observación desde lo que esta siendo presenciando hacia lo que lo está presenciando, el siguiente paso en el campo de la conciencia es la consciencia de experimentar.
¿La experimentación la hace un “quien” o un “que”? A través de la observación, uno descubrirá que “algo”, y no “alguien”, esta funcionando como experimentador y observador impersonal, algo que no cambia ni se ve afectado por el contenido de lo que se esta experimentando, observando o presenciando.
De lo siguiente que hay que darse cuenta es que el contenido de la mente es forma; y de que, para que la forma sea observable, debe tener lugar contra un fondo de no forma.
Análogamente, los objetos son visibles en el espacio solo porque el espacio esta vacío y no tiene forma.
Igualmente, uno solo puede escuchar el sonido contra un fondo de silencio. La utilización del sonido rosa para difuminar las conversaciones es un ejemplo obvio.
Gracias a que la conciencia es sin forma y esta desprovista de contenido es por lo que es capaz de reconocer la forma.
Los pensamientos solo son discernibles si se mueven en un campo de no pensamiento. Por tanto la base de la mente es el silencio del propio campo de conciencia.
A su vez, la conciencia, que es un campo de energía potencial, es detectable porque esta iluminada por la luz de la consciencia, que es el Ser.
Meditación: Observación del Fluir de la Mente de la conciencia Intencional El flujo de pensamiento se propaga y vigoriza mediante capas de motivos e intenciones que se pueden identificar como sigue:
1. El deseo de verbalizar emociones: Esto toma la forma del recuerdo, ensayos, y procesamiento repetitivo de acontecimientos e ideas que están vinculados a emociones.
A veces, se hace referencia a este proceso como el de la mente que opera a través de sus fracasos.
2. La anticipación: Hacer planes para futuros acontecimientos esperables o posibles, o para posibles conversaciones o encuentros.
3. Hacer un refrito del pasado.
4. Reescribir situaciones, reales o imaginarias.
5. Crear situaciones imaginarias (soñar despierto).
6. Recordar (reposiciones y reiteraciones).
7. Resolver problemas. No Intencional
1. Repeticiones no solicitadas de lo anterior.
2. Divagaciones sin sentido, frases, fragmentos de pensamientos, voces de fondo y música.
3. Comentarios.
4. Recuerdos disfóricos, momentos dolorosos, acontecimientos y sentimientos desagradables.
Silenciar la Mente; Ir Más Allá de Ella Los Motivos Puedes observar que la mente obtiene satisfacción de sus reflexiones y del proceso del pensamiento. Se obtiene placer de pensar y de la función de “hacer algo” ; por ejemplo, “No me molestes, estoy pensando”. Parte del placer de hacer algo estriba en la ilusión de estar logrando algún objetivo, generar soluciones a través del ensayo y la planificación, corregir errores imaginarios o dar a los demás algunas de nuestras opiniones.
De ahí que exista el motivo de rehacer la propia vida e historia bajo un aspecto mas favorable y satisfactorio.
También esta la intención de restablecer la autoestima e incrementar la propia capacidad de supervivencia.
Las intenciones básicas de la actividad mental ordinaria son
(1) sentirse mejor y (2) sobrevivir.
David R. Hawkins.
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/
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