sábado, 5 de noviembre de 2016
Libro Contando con tu Alma (Eric Rolf) Capitulo-5
ENERGÍA Capitulo-5 (NUMERO-5)
“Y nacido en el centro, el 5, una fuente de la energía contenida en sí misma, como una batería inagotable que puede arrancar muchos coches, pero que cuando arrancan ya no la necesitan; su desafío es permitir que ellos circulen por su cuenta sin controlarlos.
El 5 puede entregar su energía a todos los números y así permitirles ser independientes, alcanzando su propia libertad a través de esa misma entrega.”
Si ponemos los 9 números en tres filas,
1 2 3
4 5 6
7 8 9
podemos ver al 5 en el centro, que le permite conectar con todos los demás.
Como su camino es de aportar energía, esa situación privilegiada le da la capacidad de entregarse colaborar y relacionarse con cualquiera de ellos.
Los 5 primeros números son de entrega.
Esa entrega se va intensificando hasta llegar a 5.
Hemos ido cogiendo fuerza, acumulando energía; somos el número que dispone de más energía para la acción y paradójicamente podemos sentirnos de golpe sin ella, como si nos hubiéramos descargado.
Así, muchas veces nos encontramos llenos de energía y de vez en cuando completamente vacíos.
Tenemos la capacidad de tender una mano y aportar nuestra energía a cualquiera persona o proyecto, como si tuviéramos muchas manos.
Esto simboliza también el gusto por la diversidad y la capacidad para hacer múltiples tareas sin agotarnos.
Nos encanta la variedad, al contrario de la rutina que no soportamos por mucho tiempo. Este enfoque a la variedad funciona porque damos energía al otro para que la utilice con su criterio, que en cierta manera es como darle libertad y, a la vez, sentirnos libres nosotros porque pasamos a otra actividad diferente al poco tiempo.
No nos agota la actividad sino la monotonía, nos agota dar nuestra energía de forma continua a la misma cosa.
Eso es como dar batería ininterrumpidamente a un coche que cuesta arrancar. Si a esa situación le añadimos la creencia de que no somos capaces de arrancarlo, nos esforzamos, sentimos que nos descargamos y nos quedamos sin fuerzas.
No es cierto que nuestra energía pueda agotarse, es como decir que se pueda agotar la energía del Universo, porque es de ahí de donde viene, pero también es cierto que a veces nos sentimos sin energía.
Esa fuente inagotable de energía que poseemos atrae a los demás porque la necesitan; la obtienen de nosotros de forma fácil. Eso no es problema porque normalmente nos sobra energía, pero cuando sentimos que se está acabando nos ponemos muy a la defensiva, adoptamos un enfoque muy cerebral que no nos suele funcionar.
Descubrimos nuestro enorme potencial entregando esa energía. Hasta que no metemos la mano en el bolsillo no sabemos qué hay dentro. Quizá mientras buscamos en el bolsillo para darle una moneda a un mendigo podemos descubrir que somos ricos y que disponemos esa fuente inagotable de energía.
Como tenemos tanta energía, tenemos mucho miedo también. El miedo es fuerza creativa bruta que todavía no se ha refinado. Se requiere un proceso de transformación de energía bruta a refinada para que pueda ser utilizada.
Antes de refinarla se siente una mezcla de miedo y excitación, como sentarse al volante de un coche de Fórmula 1 sin tener permiso de conducir.
Antes de poder refinar la energía, hay que darse cuenta de que está ahí; encontrar el miedo en una parte concreta del cuerpo es una forma de reconocer y contactar con ella.
Una de las maneras brutas en las que sale nuestro miedo o energía sin refinar es en forma de “nervios”.
Entonces buscamos algo donde enfocarnos para echarle la culpa a esa circunstancia, y decir: “¡¿cómo quieres que no me ponga nervioso con esto?!” Hay que convertirse en donante de energía; así entramos en un proceso alquímico porque cuanta más damos, más tenemos.
Si no compartimos la energía que nos entra, se vuelve en contra nuestro. La energía siempre circula y se manifiesta de una forma o de otra, consciente o inconscientemente; decir ¡NO! es un ejemplo de bloquear la salida de esta energía impidiendo su circulación y eso puede manifestarse en problemas físicos de todas clases.
A la vez, si no damos salida a esta energía, además de consumirnos internamente, nos entra muy poca, porque no cabe, nos bloqueamos.
Si queremos que entre lo nuevo, debemos crear antes un espacio libre y vacío: tenemos que soltar lo viejo.
Hemos venido a ser libres, pero ése es también nuestro desafío porque solemos ser dependientes de las personas o proyectos que creemos que se lo merecen.
La dependencia va en contra de nuestra esencia, así que parte de nuestro camino es el paso de ser dependientes a independientes.
La libertad nos atrae y nos asusta a la vez; para ser libres debemos superar el miedo a la libertad. Tenemos, sin duda, la capacidad de sentirnos libres.
El camino es aceptar esa libertad; para hacerlo, hemos de dársela antes a otros y eso es lo que muchas veces resistimos. Nos encanta sentirnos libres, pero también nos gusta que los demás sean, en cierta manera, dependientes de nosotros.
Ése es nuestro desafío y lo que impide que nos podamos sentir realmente libres. ¿Cómo se va uno a sentir libre si necesita sentir la dependencia de otros?
Hemos venido a realizar nuestra independencia, que es como arrancar un día un coche y el siguiente día otro, pero sin irnos necesariamente con él.
Se trata de entregarnos al proceso de arrancar y dar la libertad al otro para que pueda circular por su cuenta.
Nuestro problema es que como hemos arrancado el coche, queremos irnos con él; si no podemos irnos con él, queremos saber a dónde va, qué va a hacer allí y cuándo volverá.
Eso es una forma de control que no nos funciona, porque hemos venido a ser libres y, para serlo, debemos dar la libertad al otro; en el instante en que se la entreguemos al otro, podremos disfrutar la nuestra.
El mundo material nos provoca cierta confusión; por un lado, nuestra esencia es energética y, por otro, somos muy materialistas. Esto produce un conflicto entre nuestra esencia y su opuesto, que es lo que creemos que nos falta.
No tenemos muy claro qué es el mundo material, para qué sirve y si queremos estar donde estamos.
La confusión hacia el mundo material nos viene de nuestra esencia energética. Si nos sentimos seres energéticos, podemos ver la materia como una debilidad, algo que no dominamos y que en cierta manera escapa a nuestra naturaleza; eso nos puede hacer dependientes de ella.
Nos olvidamos que el mundo material está ahí para apoyarnos. Para sentirnos cómodos en el mundo material hay que cambiar el enfoque y darnos cuenta de que la materia es también una manifestación energética; lo que la diferencia es que es una manifestación más lenta.
La materia es energía en forma sólida, se puede observar porque su proceso de cambio es lento, comparado por ejemplo, con un rayo de luz.
Esa velocidad más lenta nos permite tocarla, pero no es más real que la no materia. Nos sentimos inseguros porque nos parece que no podemos tocar la energía y nos apegamos a la materia como algo fijo, algo en lo que se puede confiar, porque lo visible lo podemos tocar.
Resistimos nuestro camino energético.
Nosotros queremos sentirnos libres y a la vez seguros.
Eso no sucederá hasta que podamos sentirnos cómodos en la inseguridad. Mientras tanto, ese temor hace enfocarnos en la materia, porque como es sólida nos hace sentir más seguros, nos da la confianza que nos falta.
Eso nos convierte en personas materialistas.
Nos creemos el mundo físico demasiado, de forma que estamos convencidos de que lo que existe es lo que se puede ver; si no lo vemos es que no es verdad. Como le damos tanta importancia a lo físico, lo tenemos que controlar porque nos parece que nuestra estabilidad depende de ello.
Presumimos que el mundo debe funcionar de una forma lógica, de forma que intentamos aprender esa lógica para controlar el mundo. Lo que sucede es que llega un momento en que la lógica falla y se descontrola todo; entonces nos sentimos perdidos, porque si el mundo no es lógico, se convierte en una locura.
La confusión se relaciona con presumir que hay cierta lógica que uno debería conocer y no conoce.
En cuanto nos damos cuenta que esa lógica no existe, dejamos de estar confundidos. Si al final descubrimos que el mundo está loco, quizá para relacionarnos con él deberíamos comportarnos de forma loca también…; aunque eso es muy arriesgado porque para hacer locuras hay que dejar de controlar y si dejamos de controlar ¡¡¿qué va a pasar?!!
Nada, no va a pasar nada.
Mejor todavía, va a dejar de pasar lo que temíamos que iba a pasar. Atención, cuando tememos algo le damos mucha energía y eso puede hacer que se manifieste en nuestra vida.
La clave para no darle energía a lo que no queremos que pase, es darle energía a lo que queremos que pase. Fácil.
DESAFÍOS
Uno de nuestros desafíos es descubrir y aceptar que el mundo es mágico, que hay una realidad interior que es la que se impone en el exterior. La energía puede ser para nosotros una prueba de que hay otra realidad aparte de la que se puede ver y tocar. Si nos arriesgamos a probarlo, podemos descubrir que las cosas ocurren externamente de una forma cuando las vivimos interiormente con un determinado nivel de consciencia y de forma diferente si las vivimos interiormente con otro nivel: eso no es lógico, es mágico.
El mundo exterior tiene densidad pero no es más real que el interior; al contrario, si nuestra manera de vivir las cosas en el mundo interior es la que manifiesta los acontecimientos en el exterior, podemos decir que el mundo interior es más real.
La libertad, al principio, es para nosotros un gran desafío que, a través de vivir la inseguridad, puede convertirse en un don. Hemos venido a realizar nuestra independencia y en consecuencia somos muy inseguros:
La parte que nos aterroriza de la independencia es que sentimos que estamos solos, que no tenemos a nadie al lado para apoyarnos si pasa algo.
Para ser independientes debemos soltarnos de ese apoyo y eso nos asusta. La libertad es algo que suena muy bonito y nos llama la atención, aunque no siempre parece algo positivo porque a veces no sabemos si estamos volando o cayendo…
El control es otro de nuestros desafíos.
Para controlar algo no podemos ser completamente honestos. El querer controlar nos lo impide porque partimos de la base que la vida no nos apoya completamente, es decir, que creemos que nos va a traer algo que no queremos.
También parece que las personas no nos van a apoyar con sus actos, así que pensamos que tenemos que controlarlos para no salir perjudicados.
Muchas veces, en lugar de afrontar el tema directamente, nos movemos con segundas intenciones. Tenemos una relación amor- odio con la honestidad; por una parte, le damos mucha importancia a decir la verdad y, por otro lado, actuamos de forma deshonesta.
Si le damos mucha atención a nuestra inseguridad, podemos ir por la vida pensando, por ejemplo, que si la empresa deja de pagarnos el salario a final de mes vamos a pasar hambre.
Eso no tiene gracia, la consecuencia más triste es que nos quita lo más precioso que tenemos, que es la libertad de poder elegir. Hablar en público no es lo nuestro hasta que nos podemos soltar, porque cuando lo hacemos podemos ser muy carismáticos.
Al principio nos sentimos muy vulnerables en público y creemos que no tenemos control sobre la situación.
En cambio, en conversaciones relajadas con amigos, nos gusta opinar abiertamente de cualquier tema, incluyendo rumores. Cuanto más insegura es la persona más caso hace de los rumores. Cuando decimos esto es mío, queremos decir que estamos dispuestos a luchar para que nadie nos lo quite.
Ahí se está manifestando un apego basado en una confusión. Porque en realidad, ¿qué significa que algo es tuyo?
¿Quizá que has aportado energía a ese proyecto? ¿Y de quién es esa energía? Quizá sólo ha pasado a través de ti.
La utilidad de tener cosas es poder compartirlas, la materia sirve para desapegarse.
A veces notamos una gran subida de energía cuando parece que tenemos que hacer o entregar algo que no queremos entregar. Nuestra forma de aportar a la vida y apoyar al otro es entregar esa energía; incluso una parte nuestra quiere entregarla también, pero decimos: ¡no!, ¡no! Cuando nos cerramos y no queremos entregar algo, parece que los demás nos lo quieren quitar.
A veces parece que se han puesto de acuerdo para quitárnoslo. Si, en cierta forma, la Vida quiere que entreguemos esa energía; la Vida “conspira” con nosotros, no contra, porque nos ha elegido como canal.
Cuando decimos “soy muy controlador” lo que está claro es que lo somos porque queremos y que no estamos dispuestos a dejar de serlo. Para ser rico hay que dar un paso más; en lugar de controlar hay que intentar soltar y, como hemos dicho, es así como se alcanza la libertad, dándola.
La clave está en permitir que las cosas estén ahí, siendo responsable pero sin intervenir, sin controlar, eso es un acto de poder. Llega un momento en que debemos explorar el límite de nuestra riqueza. Hasta qué punto uno es lo suficientemente rico para aceptar las cosas que ocurren sin ponerse nervioso o intentar controlarlas. ¿Dónde está ese límite? Es posible que podamos seguir nuestro camino si nos damos cuenta de que el límite no está ahí, porque cuando nos acercamos al límite lo suficiente, nos damos cuenta que podemos ir un poco más lejos. El límite no existe, es una especie de juicio o creencia; lo que sostiene el límite es la creencia de que nos estamos alejando de casa, de nuestro centro.
Pero ¿y si lleváramos siempre la casa con nosotros? ¿y si no es posible alejarse del centro? Es como el niño que dice "yo no estoy perdido pero mis padres sí". Quién sabe, quizá ha llegado el momento de no ser nosotros mismos los que nos pongamos los límites. Quizá, en ese momento, los demás límites también desaparezcan.
NIÑEZ
El 5 es un niño muy activo, dinámico y nervioso; siempre está en movimiento. Hasta los 4 o 5 años es muy alegre, pero suele tener una vivencia que le hace entrar en contacto con la disciplina que de alguna manera le condiciona.
El niño 5 es pura energía y debe pasar por una experiencia de disciplina que le centre en su camino, como metáfora de que hay que manejar o enfocar la energía para que no se descontrole.
Esa experiencia de disciplina puede presentarse, por ejemplo, con alguno de los padres muy autoritario o ir a un colegio estricto, internado o religioso.
El contacto con la disciplina hace que el niño se muestre preocupado y pierda un poco de su alegría natural.
No es que el niño deje de ser alegre, pero está más serio; cuando se le olvida estar preocupado, es igual de alegre que siempre.
Es un niño bastante inseguro. Su camino es el de la libertad y está aprendiendo a andar por su cuenta. Uno de los desafíos de la libertad es la inseguridad: quiere sentirse libre y seguro a la vez, y eso no le va a ser fácil.
Por ejemplo, anda unos pasos a su aire y se distrae con las cosas que descubre. Cuando se da cuenta se da la vuelta y se encuentra solo.
Entonces se asusta y corre hacia atrás para sentirse seguro. Suele ser un niño dependiente; lo es porque ha venido a ser libre y al principio resiste a su camino.
El camino para encontrar su propia libertad es empezar siendo dependiente en extremo, hasta que cuando llega a su límite, pasa al otro extremo, la libertad.
Puede tener muchos apegos; se apega a las personas o a las actividades donde entrega su energía. Le va muy bien tener alguna actividad donde se pueda sentir que está por su cuenta, para que pueda empezar a vivir esos aspectos de la libertad. También, para ver el otro lado, le va bien participar en un grupo o en un equipo, donde lo más importante es el resultado o el bien del grupo, por encima del personal de cada uno.
Es un espacio donde el niño puede entregar su energía sin apegarse a ella, darla en beneficio del grupo.
La sexualidad le llamará la atención porque, como fuente de energía, es la metáfora de dos aspectos básicos para su camino: es una energía inagotable y descontrolada.
La parte inagotable le llama la atención porque él siente que se queda sin energía o se cansa rápidamente cuando se le mantiene mucho tiempo realizando la misma tarea.
Necesita cambiar de actividad para no aburrirse.
La parte descontrolada le llama la atención porque es un niño muy controlador, si no puede controlar se pone nervioso.
El niño es un canal de energía y una de sus formas preferidas de entregar la energía es a través de las manos; le gusta tocar, lo toca todo. Tiene mucha habilidad con artes plásticas, que se amplia a todo lo que haga referencia a las manos.
PROFESIÓN
Los 5 tienen muchas aptitudes.
Al disfrutar con la variedad de actividad, abordan con intensidad asuntos diferentes, lo que les permite alcanzar un objetivo en poco tiempo.
Lo que les va bien es algo rápido e intenso y, entonces, pasar a otra actividad igual de intensa y rápida.
No suelen servir para cosas de larga duración, cuando les quieren hacer responsables de algo que no acaba nunca, se ponen nerviosos, les cuesta mucho, se quedan sin energía y no lo hacen bien. Pueden trabajar en una oficina, aunque no tanto como administrativo porque no les gusta la repetición, sino en puestos comerciales, viajantes, publicidad o consejeros.
En el mundo artístico pueden destacar como escultores, pintores y cualquier campo donde las manos sean la clave. Tienen mucha energía en las manos y son muy hábiles con ellas, se puede decir que sus manos van solas, como si ellas pensaran por sí mismas.
En el área terapéutica esto se manifiesta en todos métodos o técnicas donde se utilicen las manos, en cualquier forma de masaje o de imposición energética.
También en profesiones o deportes de riesgo o competición, bomberos, protección civil, montañismo, pilotos, reporteros, detectives, etc. Si su actividad profesional no les aporta la intensidad que ellos necesitan, deben compensarlo con aficiones o hobbies.
Es importante que tengan alguna actividad que dependa únicamente de ellos, ya sea en el campo profesional o del ocio, de forma que sean completamente responsables de algo.
Hacer algo por su cuenta les apoya para desarrollar la independencia.
SALUD
Los 5 son los campeones de los ataques de nervios.
Su punto más débil es el sistema nervioso.
Pueden tener intensas subidas de energía sin refinar, que es lo que llamamos dolores de cabeza o migraña.
También problemas de miopía por la necesidad de tener cerca las cosas para controlarlas mejor.
También pueden tener problemas con alergias que representarían resistencias: cuando uno tiene miedo de hacer algo que le atrae, se está resistiendo a ello hasta que se la juega o hasta que tiene la confianza de que lo puede controlar.
Esas resistencias se pueden manifestar como alergias.
La expresión verbal de la resistencia es decir que NO, y así es como empieza el 5.
Ese NO es como empezar de espaldas y representa metafóricamente los problemas en la zona de la espalda. También puede tener problemas de linfa y circulación, que representarían la resistencia al movimiento, que es vital en el 5. RELACIONES
El 5 es un número que se relaciona con todos los números; su camino es de entrega energética y como está en el centro de todos los números, puede dar su energía a cualquiera para que pueda desarrollar su proyecto.
Si hay que elegir algunos números en concreto con los que se relaciona mejor, podríamos decir que con el 3, 8 y 9.
Con el 3 forma una combinación estable de dos impares que suman par, una relación de espacio y poder.
Con el 8 bien, siempre que el 5 no intente controlarlo demasiado, porque lo tiene difícil, ya el 8 siempre encuentra la manera de salirse con la suya y eso puede causar problemas. Con el 9 por la mutua capacidad para conectar con todos, aunque puede ser una relación muy movida, con mucha intensidad por los dos extremos.
RECORDAR
Nuestro camino… Trata de dar nuestra energía sin controlar lo que los demás harán con ella, y a través de ese dar, darnos cuenta de que somos una fuente inagotable e independiente, que se nutre de la fuente universal.
A través de dar la libertad al otro, alcanzamos la nuestra que es uno de nuestros desafíos. Una clave es… Cuando nos sentimos agotados, hacer algo diferente y a la vez intenso nos renueva completamente.
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Libro Contando con tu Alma (Eric Rolf) Capitulo-4
MATERIA- Capitulo 4 (NUMERO 4)
El 4, 5 y 6 forman el segundo triángulo, el de la entrega, que simboliza la entrega a la materia, a la energía y al amor respectivamente.
“El 4 es la base del 2º triángulo que representa la conexión con el aspecto físico del mundo.
Percibe la materia como una manifestación divina y buscará su camino a través de ella.
La materia se mueve más despacio que la no–materia y parece que da estabilidad y confianza.
Cuando tiene prisa encuentra obstáculos, así que tendrá que desarrollar la paciencia, que es ver la vida paso a paso, un paso cada vez.
La palabra “materia” viene del latín “mater” , la misma raíz de madre y también simboliza la familia.”
El 4 se relaciona con la tierra y con su extensión que es la materia física. Simboliza la división/ reunión de los 4 elementos tierra, agua, aire, fuego, y de los 4 puntos cardinales.
Materia tiene su raíz en madre, que simboliza el corazón de la familia, es quién los une y alimenta.
Los desafíos con la materia se nos suelen presentar a través de la metáfora de la familia. Los 4 manifestamos la continuación del proceso creativo del 3, cuando la inspiración se convierte en la primera manifestación física: la materia.
Representa el nacimiento de la materia, lo físico y la estabilidad.
El 3 duda entre interior y exterior, nosotros no.
Nuestra conexión es exterior buscando la manifestación de Dios en la materia y dándonos cuenta de cómo el mundo físico está aquí para apoyarnos.
Somos los que nos encontramos con la primera piedra en el camino y no suele ser una piedrecita en el zapato, sino un bloque macizo que nos impide pasar.
Esta piedra es la metáfora de la energía bruta manifestándose en materia como algo que apoya y da confianza, aunque nosotros la interpretamos también como el primer obstáculo que nos bloquea el paso.
Todo lo que es estable se relaciona con nuestro camino, como la familia o la casa. Atención, el dinero ni es materia ni es estable, aunque a muchos nos gustaría incluirlo entre las cosas con las que nos relacionamos.
Podemos tener dinero o no, pero eso no se relaciona directamente con nuestro camino, el valor del dinero es su metáfora y se relaciona con poder[9].
No es problema ser materialista, si se entiende lo que significa. Cuando se acusa a alguien de serlo es que en realidad lo es poco y debería serlo más.
Se queda corto porque se ha quedado apegado a la parte más sólida de lo visible. La materia tiene una parte visible y otra invisible; cuando decimos que hay que ser más materialista, se trata de poner atención también a la parte no visible.
Si profundizamos en estos dos aspectos, se nos revela el mensaje o la enseñanza: el camino nos lo muestra la parte no visible de la materia.
Cuando encontramos un obstáculo, si sólo vemos la parte visible de la materia, habrá conflicto o lucha.
Si miramos ese obstáculo como algo que hay que vencer, probablemente vamos a tener problemas, porque la materia puede ser muy dura, más que nosotros.
Tenemos bastante experiencia golpeando la cabeza contra la pared. Puede que, entre uno y otro golpe, se nos haya ocurrido que puede haber otro camino, una alternativa.
Si conseguimos ver el obstáculo como indicador de que la vida ha cambiado de dirección, esa misma materia tiene entonces una gran utilidad y no está ahí para hacernos la vida difícil: es una señal, un mensaje de la vida.
Si tenemos la confianza de que la vida es amistosa, nos podemos parar y dar un paso atrás para ampliar la perspectiva. Entonces, podemos preguntarnos cuál podría ser la nueva dirección; esa es la clave, detenerse y confiar en que la vida nos señala el camino.
Desde ahí es de donde sale el siguiente paso.
Nos movemos en una relación entre amor - odio con la materia. No podemos rechazar la materia, porque es lo que somos y sería como rechazar una parte nuestra.
Somos los más prácticos cuando estamos tranquilos.
Lo práctico tiene el sabor a seguridad, uno se siente más seguro en tierra, da confianza. Esa práctica puede conectar con una parte excesivamente científica que nos puede limitar: la ciencia dice lo que es la realidad.
Ser práctico y científico parece que son sinónimos y no es así. La ciencia tiene un aspecto práctico cuando se refiere a la materia sólo como materia. Si lo miramos así exclusivamente, eso no es ser práctico porque tiene otras posibilidades que nos estamos perdiendo, como, por ejemplo, las metáforas que representa la parte no visible de la realidad y el arte.
A nosotros nos funciona ser un poco artista y un poco científico. La parte artista nos ayuda a no apegarnos completamente a la materia y la parte científica a mantener los pies en el suelo. Llevamos dentro un científico, un artista y un alquimista que los integra; es una especie de trinidad.
Para nosotros, la medida de las cosas es si funcionan o no funcionan. Nuestra intuición se relaciona con materia, el espacio nos habla; cuando nos conectamos con materia se nos ocurren cosas, las ideas nos vienen a través de objetos.
Al decorar una casa parece que la lámpara nos dice que queda bien al lado de la mesa y nos extraña que otros no lo vean igual de claro. Nuestra lógica es sencilla, todas las cosas tienen su sitio. Tenemos facilidad para organizar cualquier cosa que podamos mover y actuamos de forma sistemática, cuando entramos en acción se nota.
Para nosotros, hacer algo físico repetitivo no es aburrido, porque tenemos la capacidad de estar con la materia, que es como el estar presente. Sentimos una especie de cariño por los objetos que nos hace estar ahí y vivir el momento de una forma nueva. Aunque somos muy honestos, a veces tenemos una idea rígida o deformada sobre lo que esto significa.
Esta honestidad está basada en unos principios y la entendemos como algo que funciona. No obstante, estos principios están enraizados en nuestra historia familiar y en consecuencia pueden ser poco flexibles.
Esto nos hace ser pedantes y no nos escuchamos ni a nosotros ni tampoco a los demás, porque creemos que ya sabemos lo que nos van a decir.
Esto nos convierte en personas atrapadas en el pasado, donde se formaron esos principios.
Nuestra interpretación de la realidad familiar ha determinado mucho estos principios.
Algunos de ellos no nos atrevemos a contarlos, porque mostrarían partes nuestras muy íntimas, o porque estamos seguros que no nos entenderían.
Es curioso observar esta polaridad; por una parte estamos convencidos de que a nosotros las cosas nos funcionan de cierta manera, o sea, de que nuestros principios son ciertos, pero no solemos compartirlos porque creemos que no nos entenderían. Está bien plantearse que, si nuestros principios son ciertos para nosotros, ¿por qué no pueden serlo para otras personas? y al contrario, sin no son ciertos para otras personas, ¿por qué lo son para nosotros?. Eso nos puede servir para ser más flexibles con nosotros mismos y con los demás.
De la familia hemos aprendido el concepto de hacer las cosas como “Dios manda”, ya sea de la misma manera como se hacía “en casa” o todo lo contrario.
La familia nos puede servir de ejemplo de cómo no hacer las cosas. De una manera u otra lo tenemos claro, es como si nosotros supiéramos cómo se hacen las cosas bien hechas.
De ahí surge una especie de control y juicio hacia familiares que se extiende hacia el mundo. En general, uno se encuentra en un ambiente amistoso cuando está en casa y en familia; esa no es nuestra realidad hasta que estar en casa no es un acontecimiento espiritual, es lo que los místicos llaman “la vuelta a casa”.
Nuestro camino es encontrarnos en casa y en familia pero ampliando los conceptos y los límites físicos.
Venimos a sentir que nuestra casa es la tierra y nuestra familia el mundo.
DESAFÍOS
Nuestro principal desafío es dejar que las cosas fluyan.
El curso de un río es un buen ejemplo. El río nunca avanza en línea recta, aunque siempre avanza en dirección al mar. Cuando el río encuentra una montaña la bordea y continúa su curso hacia el mar. Eso es lo que más nos cuesta; cuando vamos en línea recta todo va bien, pero cuando encontramos un obstáculo, perdemos la idea de que seguimos yendo hacia delante.
Entonces, nos resistimos a cambiar de dirección e insistimos en nuestro rumbo fijo. Somos personas que hacemos mucho esfuerzo y la mayoría de las veces no hace falta.
No tenemos suficiente confianza en que la vida siempre apoya, desconfiamos y queremos continuar en línea recta.
El resultado es que nos damos con la cabeza contra la pared. No nos damos cuenta de que la nueva dirección que nos señala el obstáculo, igual que la montaña señala el curso del río, nos lleva a donde vamos.
La vida siempre apoya, por cada problema hay muchas soluciones.
Si no hubiera problemas, no nos daríamos cuenta de lo creativa que es la vida para encontrar soluciones y de la gracia que tienen.
Nuestra parte negativa se manifiesta cuando el hecho de que haya muchas soluciones, representa el nuevo problema de tener que decidir entre ellas; cuando nos ponemos a "pensar" y analizar cuál será la mejor solución, llegamos a un estado de parálisis mental que nos impide tomar una decisión.
Una de las repercusiones de esta parálisis mental es que deriva en parálisis física que nos incapacita para realizar una acción. A veces, esperamos que alguien tome la decisión por nosotros, así, si sale mal, tendremos a alguien para echarle la culpa de la situación, y además podremos hacernos la víctima, que es una postura muy cómoda.
Tenemos, a menudo, opiniones cerradas sobre las cosas.
Una opinión es una forma de juzgar algo, la mayoría de las veces las opiniones no sirven, al contrario, limitan nuestro punto de vista porque lo hacen fijo y nos impiden ver las cosas de otra manera. Una opinión fija es un buen ingrediente para crear un problema. Ser conscientes de que no sabemos lo que va a pasar y no tener opiniones de antemano o juicios sobre las cosas, nos permite estar abiertos.
Cuando estamos abiertos, nos damos cuenta de que hay más soluciones que problemas y se desatan un montón de posibilidades.
En cuanto nos dejamos llevar por la intuición y no intentamos justificarnos, las cosas salen bien.
El pasado tiene para nosotros mucho peso.
Tenemos dificultad en olvidar relaciones y acontecimientos pasados. Le damos mucha importancia al pasado y nos olvidamos de que ya no está ahí, sólo está vivo en nuestra imaginación y pensamientos. Nos solemos quejar bastante y acabamos por creernos nuestras quejas.
También tendemos a exageración, en términos de la importancia de las cosas.
Eso no nos favorece, porque acabamos creando un problema donde no lo había. A veces, parece que lo queremos hacer todo de la forma más complicada. Tenemos el “don” de encontrar problemas a las cosas. Eso también se puede hacer al revés, convirtiendo el don de crear problemas en el don de crear soluciones.
Para eso, debemos dar un paso atrás y mirarlo con ojos nuevos, desde otra perspectiva. En general somos prácticos y como el refrán “no nos gustan los pájaros volando”, aunque podemos encontrar algún 4 que está voladísimo.
El motivo suele ser que ha rechazado la parte material del mundo porque le atraía demasiado. Probablemente, se trate de personas bastante materialistas que no han querido aceptar esa parte suya ni se ha permitido expresarla.
Cuando uno está tan enganchado a la materia, es normal que la parte material no le funcione, porque el alma siempre se las arregla para que enfrentemos nuestras resistencias.
Es posible que este 4 del que hablamos, en uno de sus disgustos materiales, decide no jugar más a ese juego, rechazando la materia e intentando vivir al margen.
Intenta lo imposible, que es vivir sin materia; eso tampoco le va a funcionar y, si insiste, le causará desequilibrios en otros aspectos de su vida.
Llevado al extremo, puede volverse esquizofrénico o paranoico. No es grave, nada es grave porque le permite evolucionar a través de ello e integrarlo.
Después de un extremo, siempre viene otro; la clave para encontrar un equilibrio viene a través de hacerse consciente de todo este proceso.
NIÑEZ
El niño 4 vive con intensidad las experiencias relacionadas con la familia, que pueden interpretarse como muy positivas o muy negativas.
Es decir, puede tener una familia aparentemente fantástica o todo lo contrario. En general se sentirá, muy controlado por los padres, las costumbres o tradiciones familiares.
El niño se siente a gusto en casa, pero sin poder frente a sus padres. Ellos casi nunca le dejan hacer las cosas cuando él cree que está preparado, y, al revés, cuando los padres creen que el niño está listo, el niño no.
Puede haber metáforas de cambio de casa en su infancia.
Parte de su camino es expandir su visión de casa y de familia, es decir, sentirse como en su casa en otras partes y sentirse como en familia sin ser necesariamente su familia carnal.
Los cambios que se producen dentro de la casa o de la familia le marcan mucho: cambio de casa, o por dentro de la casa, separaciones, muertes, enfermedades de familiares, etc.
La familia es siempre un desafío para el niño. Puede pasar por una etapa de rechazo a la propia familia, que lo lleva a buscarla fuera.
Se mueve en espacios, lugares o casas en los que se disfruta mucho de la familia, de la relación con hermanos o de otra gente muy próxima, como si fueran de la familia.
La parte física le llama mucho la atención: tiene un cuerpo muy sanos o al contrario, muchísimos problemas físicos de todas clases; a un 4 niño, físicamente, externamente, le puede pasar de todo, enfermedades no tanto.
Por ejemplo, puede ser muy atlético y tener muchas lesiones. Cuando intenta hacerse el listo y tomar un atajo, no le suele funcionar. El niño se encuentra con obstáculos para avanzar por donde quiere ir. Son impedimentos materiales y cuanto más insiste peor. Puede ver problemas donde no los hay, cuando es mejor cambiar de dirección y el insiste en que no.
Como metáfora de estar bloqueado por una situación, puede quedarse encerrado en algún sitio.
Es bastante ordenado e impaciente; si se pone nervioso por esa impaciencia es un desastre, lo hace todo mal.
PROFESIÓN
Sus cualidades para el trabajo ajeno son la honestidad, el orden y la capacidad de hacer tareas con repetición.
Eso les permite realizar trabajos laboriosos y de responsabilidad, que requieran confianza.
Éstas son cualidades muy apreciadas en el campo de la administración de empresas, contabilidad o compras.
Son personas que insisten y eso les convierte en tenaces y perseverantes. No necesitan ser controlados muy de cerca, al contrario, les molesta porque creen que no se confía en ellos.
En la rama de la medicina pueden ser buenos médicos, en áreas relacionadas con problemas más físicos y no tanto mentales.
Se relacionan muy bien con la materia, tienen habilidad para poner cosas a funcionar y claro, también para estropearlas, pero eso forma parte del proceso de comprender la materia.
Se relacionan bien con procesos de lógica mecánica, cuando están relajados son prácticos. Pueden inventar o reparar con habilidad cualquier aparato, desde un ordenador a un televisor. Profesiones en esa línea son las relacionadas con la mecánica, carpintería, electricidad o el hardware.
Pueden ser buenos industriales, constructores, o especialistas en procesos de fabricación.
También buenos decoradores: El 8 se relaciona con el espacio y el 4 se relaciona con el contenido, tienen habilidad para poner las cosas en su sitio.
SALUD
Los 4 son aprensivos y pueden ser hipocondríacos, oyen hablar de los síntomas de una enfermedad y se creen que ellos la tienen. Suelen manifestar más problemas físicos y no tanto enfermedades. Son los que más cosas somatizan, porque le dan cuerpo a las cosas, materializan los síntomas de lo que llamamos problemas físicos o enfermedades.
Los 4, como el resto de números, resisten su propio camino, que en su caso es especialmente fluir y dejarse llevar.
La resistencia a fluir es quedarse parado; si ven muchos problemas en una situación, les pueden servir de excusa para no actuar.
La metáfora de esa resistencia puede manifestarse en problemas digestivos, intestinales y de retención de líquidos. Los problemas musculares y de huesos representarían la metáfora del movimiento y de la estructura rígida, como podrían ser las ideas rígidas sobre la familia o las de sus principios; por ejemplo los problemas de rodillas por la relación con la familia y lumbares por sentirse poco apoyados. Los problemas en la vista representarían querer ver las cosas de lejos, en lugar de entender que la acción viene a través de lo que tienes delante.
RELACIONES
Los números que se relacionan mejor con el 4 son el 2, 4, 6 y 8. El 4 es un número exterior que se relaciona bien con la materia y el 2 es interior y tiene sus desafíos con ella; juntos se compensan bien. El 4 y el 2 crean una combinación estable de números pares que suman pares (6) y en numerología no siempre es así; por ejemplo, 4 y 6 que son pares, dan una suma 1 (4+6=10; 1+0=1), que es impar.
Recordemos que en general las combinaciones que suman par son más estables que las que suman impar.
La relación que se forma es la suma de los que participan; en una pareja 4 y 6 la relación tiene las características del 1; entre el 4 y el 2, se establece una relación 6 que puede ser muy bonita. El 4 y el 8 también combinan bien aunque el problema es que se crean las quejas uno del otro, porque quejándose son los mejores y entonces pueden perderse parte de la gracia de la vida. También se relacionan bien con otros 4 aunque en ese caso el desafío puede ser la compatibilidad no tanto entre ellos, sino entre los principios que cada uno aprendió en sus distintos ambientes.
RECORDAR
Nuestro camino es… Vivir el proceso, dar un paso tras otro, apreciando los obstáculos materiales como indicadores de cambio de dirección y disolviendo la impaciencia con presencia y alegría. Una clave es… Que siempre hay más soluciones que problemas.
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Libro Contando con tu Alma (Eric Rolf) Capitulo-3
COMUNICACIÓN-Capítulo -3 (NUMERO-3)
”El 3 llega al escenario después del 1 (exterior) y el 2 (interior). Está indeciso, no sabe con quién ir, no sabe si quedarse en el exterior o en el interior.
Duda, porque no está cómodo ni dentro ni fuera; por fin, encuentra su camino desapegándose de ambos, en el puente entre uno y otro, en la oscilación entre interior y exterior.
Este continuo viaje es la fuente del proceso creativo y su comunicación.” Viendo el 1, el 2 y el 3 formando un primer triángulo, el 3 aparece haciendo de enlace entre el 1 y el 2, es un número de puente.
Los nueve números forman tres triángulos y el 3, 6 y 9 son el final de cada triángulo. El 3 duda más que el 1 y el 2, que tienen más fe.
El 3 dispone de una fuente de fuerza creativa que se canaliza a través del miedo. El 1 “es”, el 2 “le apoya”, y el 3, que empieza entre ellos, acaba soltándose de ambos, se quita de en medio y centra su camino en el puente entre ambos.
El 3 debe encontrar un equilibrio dinámico, ya que tiende a tirar de un lado y del otro del puente, en lugar de quedarse.
Así que esta vez, o en este periodo, tenemos un camino de viaje entre extremos. Una de las formas en que esto se manifiesta es que a veces parecemos muy cerebrales y otras muy sentimentales, aunque no somos en extremo ni uno ni otro.
A través de ese viaje, entre el exterior y el interior, nos damos cuenta de cosas que, luego, tenemos la necesidad de compartir. Sentimos el deseo de expresarnos a través de compartir con los demás nuestras experiencias.
Cuanto más profundo sea ese viaje interior, más tesoros encontramos y mayor es la necesidad de comunicarlos.
Si reprimimos esta comunicación, estamos reteniendo una fuerza que puede ser autodestructiva.
No la podemos parar y se va a comunicar de una u otra manera.
Podemos expresarla a través de palabras, del arte, o de alguna otra forma de dar; pero, si nos reprimimos, intentar detener una energía tan fuerte que quiere salir, va a tener impacto directo sobre nosotros mismos, en nuestro cuerpo, es posible que manifestando, por ejemplo, problemas de columna[5], estómago o intestinales.
El motivo de esta represión suele ser el temor a la no aceptación, nos parece que el mundo no está preparado para lo que nosotros queremos comunicar.
Tendemos a ver el mundo como algo no amistoso, en cierta forma peligroso, como si al descuidarnos nos fuese a perjudicar. En su aspecto más leve, el mundo externo nos molesta, es una traba. La raíz de esto son las diferencias que observamos en el paso entre el mundo interior y exterior.
Nuestra evolución pasa por aceptar y darnos cuenta de que el mundo físico está ahí para apoyarnos.
A través de nuestra imaginación exploramos las posibilidades del futuro. Lo hacemos a través de un proceso que es como salirse del cuerpo porque éste se queda atrás, no se mueve, no realiza ninguna acción.
Exploramos el futuro interiormente recogiendo los frutos de esa visión que son los sentimientos y las emociones de esa experiencia no física.
Como ya tenemos el fruto, no sentimos la necesidad de vivirlo físicamente en el mundo exterior y eso puede hacer que ese futuro no se manifieste más allá de nuestra imaginación.
En consecuencia, no somos muy activos exteriormente, el movimiento va por dentro, en el modo en cómo percibimos el mundo exterior.
El gran interrogante de esta percepción es cómo se crean los acontecimientos externos, es decir, si somos víctimas de una gran casualidad, si funciona la ley causa efecto externamente, o si cada uno crea su propia realidad y, si es así, cómo se hace. Este proceso de viaje, entre interior y exterior, se manifiesta también en conflictos de tiempo en términos de pasado y futuro.
Tenemos una visión del futuro que se relaciona con un fruto o resultado que no existe en este momento. Si nos apuntamos a esta visión desde el presente realizando una acción que representa un primer paso en este proceso, vamos bien, pero si queremos disfrutar en el presente con los frutos del futuro, entonces la visión se convierte en una más de nuestras fantasías y nos apegamos a ella con un deseo que no ayuda a su realización.
El deseo de que ocurra o el miedo a que no ocurra, nos provoca un salto al pasado, nos ponemos a pensar en lo que puede pasar, cómo lo vamos a hacer, lo que nos ha pasado otras veces y cómo vamos a evitar que pase lo que no queremos que pase:
Lástima, ya estamos perdidos, nuestra visión ha perdido su rumbo. Pasamos por etapas de mucha inseguridad, ya que somos muy vulnerables a esa oscilación natural y tenemos problemas cuando queremos identificarnos con algo que sea concreto, porque no somos ni una cosa ni otra.
Por ejemplo, de pequeños los demás nos confunden con información contradictoria, a veces nos dicen que somos muy buenos y otras muy malos, que hacemos las cosas muy bien y otras muy mal.
Nos comparamos con los demás y vemos diferencias en todas las direcciones.
Eso hace que nos identifiquemos con los extremos, nos llena de dudas y nos impide la auto aceptación, porque si no sabemos quién somos ¿cómo nos vamos a aceptar?
La ventaja de no tener una identidad rígida, es decir, de no saber muy bien quién somos, es que nos permite la flexibilidad de movernos en cualquier dirección.
Seguimos la lógica que nos enseñan, hasta un punto que para nosotros deja de tener sentido, y entonces no encontramos nada donde agarrarnos. Buscamos explicaciones, y todas tienen algo de sentido, pero no encajan con nuestra propia experiencia de la realidad.
Muchas veces, nos parece que los otros tienen asumidas cosas que no tienen porque ser así, o que funcionan por costumbre de una manera y no se han planteado hacerlo de otra.
Quizá ellos se han creído lo que les han contado y no han querido hacerse más preguntas.
Vemos personas muy activas externamente que, aplicando la ley causa-efecto, relacionan claramente los resultados que obtienen con el esfuerzo de sus acciones iniciales.
Para nosotros no está tan claro, porque vivimos el proceso con mucha inseguridad. Por una parte, dudamos sobre qué acción debemos realizar, y por otra, dudamos que esa acción vaya a conducir al resultado que queremos obtener.
El proceso se complica cuando tenemos algunas experiencias en las que algo interno ha producido un resultado espectacular con muy poca acción externa y sin ningún esfuerzo.
Llegamos a la conclusión de que ahí hay algo más que causa-efecto, parece que hay algo extraño, o mágico, o una intervención divina.
Un ejemplo de esto es un niño descubriendo el cine; la película está dentro de la cinta, así que puede ver que lo que ocurre dentro se proyecta fuera.
Visto desde dentro hacia fuera es un proceso creativo, visto al revés es para dudar del fenómeno externo como causa.
Otro ejemplo son los microbios. Visto externamente, aplicando la ley causa-efecto, parece que los microbios son causa de enfermedades.
Visto de dentro a fuera, los microbios sólo se utilizan para la creación de la enfermedad[6].
La duda es científica, la creación es artística; para nosotros la vida es un arte, más que una ciencia.
Nuestro camino es ir dándonos cuenta, poco a poco, que no es necesario luchar en el mundo externo, que es más fácil una especie de conquista amorosa de nuestro mundo interior, y si profundizamos y tenemos éxito en esta conquista, no hay que preocuparse por el exterior, porque se cuida solo.
Nos va bien el ejercicio físico, practicar algún deporte, caminar con ritmo o bailar, cualquier movimiento que nos sirva para estirar y fluir.
El problema es que no lo solemos hacer; no nos gusta hacerlo, lo que nos gustaría es haberlo hecho, y también disfrutar del componente social, el club y el espacio que rodea estas actividades ociosas o lúdicas.
Cuando se hace ejercicio físico, una de las cosas que ocurre es que se respira más, uno es más consciente de su cuerpo y de su respiración, y eso nos sirve para desapegarnos más de nuestro cuerpo, porque lo sentimos más fuerte.
Es decir, si una persona se siente débil, teme que cualquier cosa pueda hacerle daño: un poco de frío, un poco de viento, algo que come, el contacto con animales o desconocidos… se vuelve paranoico.
No confía en su cuerpo y, en consecuencia, está muy apegado a él. Una forma de desapegarse más del cuerpo es sentirse más fuerte y una metáfora que sirve es hacer ejercicio con el cuerpo para sentirlo más vivo, más presente, más consciente.
Ese desapego, a través del movimiento, nos ayuda a quitarnos de en medio, nos da más confianza y así permitimos que más vida pase a través nuestro.
Es útil hacernos a menudo la pregunta: ¿Qué siento y qué necesito ahora mismo? "¡Ahora me gustaría hacer esto!" Podemos actuar como cuando éramos niños, que hacíamos y expresábamos inmediatamente lo que se nos ocurría.
Eso nos sirve para aprender a expresarnos a nosotros mismos, nuestros sentimientos y necesidades.
Sirve para dejar de ser mentiroso con uno mismo, no contarse cada día las mismas cosas. Cuando no nos apetece hacer algo, o no nos atrevemos, nos solemos contar un cuento, una justificación para no actuar, una mentira.
El problema es que si cada día nos contamos la misma historia, de tanto repetirla, vamos a acabar creyendo que es verdad.
Ésa es la manera en la que se perpetúan nuestras limitaciones. Uno siente el impulso de que debería hacer algo, pero no se atreve. Para no actuar y quedarse tranquilo, uno prefiere explicarse la historia de que no es capaz de hacerlo o de que saldrá mal y que es mejor no hacerlo.
Es importante decir que SI a los giros y cambios de nuestra vida; esto representa aceptar la metáfora de que la vida cambia constantemente. A través del proceso de decir SI, pasamos por experiencias, interiores y exteriores, en las que hallamos tesoros que luego queremos compartir con los demás.
Cuando nos soltamos, nuestra actitud ante la vida es que “todo es posible" y eso lo hace posible.
DESAFÍOS
Uno de nuestros desafíos es dejar de juzgar al otro, porque, sea quien sea, es muy fácil hacerlo.
Estamos en un camino que hace puente entre extremos, si nos identificamos con uno de los dos lados, juzgamos al que está en el otro lado.
Podemos juzgar a cualquiera, con sólo cambiarnos de lado. Somos muy críticos y hasta podemos ser cínicos, hasta que no profundizamos suficiente y descubrimos el tesoro.
Para no caer en juzgar, el truco es hacerlo al revés: en lugar de cambiarte de lado para criticar, cambias de lado para ponerte al lado de la persona que ibas a criticar y miras desde ahí.
No es necesario darle la razón, sólo mirar la obra de arte desde otra perspectiva, que no habías mirado, y decir: ¡Interesante! Nuestro don es la comunicación y uno de los desafíos relacionados con ella es hablar demasiado, otro es levantar la voz.
A veces, creemos que no hay otra manera de poder expresar lo que sentimos que no sea a través de gritos.
La fuente de la creatividad es la energía bruta, que se puede ver como un pozo de petróleo. Esa energía bruta, como el petróleo, no sirve hasta que no se refina para ser utilizada como gasolina o perfume. Cuando discutimos, parece que es la otra persona la que nos provoca la explosión de ese pozo y perdemos el control. Esto lo podemos vivir como una pérdida de estribos y ataque de cólera, donde lo más fácil es echarle la culpa al otro.
Cuando nos encontramos en medio de una discusión, parece que la otra persona o algo que ha hecho, ha estimulado nuestro pozo de energía. Bien, buena noticia, hay más petróleo a nuestra disposición; nuestro desafío entonces es aprovecharlo para algo útil, algo que nos beneficie a nosotros y a los demás. Ya que el pozo se ha destapado, quizá podemos aprovechar para meternos dentro y mirar lo que hay allí.
Si lo hacemos vamos a encontrar un regalo.
Si no descubrimos nuestro regalo, el enfado va a continuar, aunque ya no esté delante la persona con la que hemos discutido.
Aún en ese caso, gritar aparenta la liberación de esa energía descontrolada, pero no está ayudando a liberar lo que ha causado esa tensión desbordada, sino al contrario, le da más peso. Es una energía profunda, porque sale al exterior desde muy adentro, pero sale sin haberse refinado; es como derramar petróleo directamente en el suelo.
El beneficio de gritar nos sale muy caro, porque le damos más atención a lo que hemos gritado y así, en lugar de liberarse, coge más fuerza, más protagonismo en nuestra vida.
Es fácil de entender, aunque un poco más difícil de hacer:
No hay que reprimir esa energía y tampoco hay que utilizarla contra otros. La solución es observar esa energía, ese enfado, para permitir que se exprese sin causar daños.
El proceso pasa por desvincular[7] el hecho que motiva el enfado de las sensaciones físicas que produce, observando y centrándose en ellas.
Es un proceso interior de autoconocimiento.
A través de la observación, esa energía bruta se puede refinar, canalizar y aprovechar.
Otro aspecto que deriva del don de la comunicación, que se puede ver como un desafío, es que solemos exagerar las cosas, adornar los hechos para hacerlos más atractivos.
A veces, nos creemos estas mismas fantasías.
También se nos da bien mentir.
Creemos que hay mentiras útiles y tenemos la gracia de convertir la mentira en arte… No somos muy responsables y esto se podría enfocar como desafío, o como un don, porque ser demasiado responsable es también un desafío, aunque no suele ser nuestro caso...
La base de esa poca responsabilidad es que no tomamos algunas cosas tan en serio como lo hacen la mayoría de personas.
Por ejemplo, si de pequeños no nos creímos que podía venir el lobo a comernos, es normal que anduviésemos por el bosque de forma “irresponsable”. Si nos ponemos negativos nos cerramos a un punto de vista, convirtiendo nuestra visión en algo muy material y entonces queremos controlarlo todo.
Es un control parecido al del director de cine, que quiere que el actor haga bien su papel, porque así lo tiene puesto en su guión. Esto puede pasar en el caso que queramos que el otro haga algo, exactamente como le hemos dicho.
Pero si nos abrimos y podemos compartir nuestra visión con el otro, en términos de cualidades, vamos a darle mucho más espacio y permitir que exprese también su creatividad.
A nosotros también nos molesta mucho que quieran controlar todos los detalles de lo que estamos haciendo.
Si alguien nos quiere controlar, ¡por lo menos que lo haga bien! Nuestra forma de controlar es como la del artista sobre su obra. Interiormente, sabemos que cuando el artista se inspira no es él, así que la obra no es suya, pero entonces, ¿de quién es? Cuando perdemos la inspiración y baja nuestro nivel de conciencia, decimos: “¡esta obra es mía!”.
Es como un explorador que encuentra algo y dice: “¡esto para mí!”. Igual de absurdo que descubrir una estrella y no querer compartirla. Entramos en el juego de intentar protegerla con derechos de autor, patentes y otras cosas que se nos ocurren, porque somos también muy creativos para eso; es una creatividad mal enfocada que nos hace perder mucha energía. Es un problema de creerse pobre, de ser temeroso.
Uno se encierra para proteger su obra, en lugar de abrirse y permitir que más energía pase a través de él.
Todo eso se arregla con un poco más de imaginación, al darnos cuenta de que no importa que nos copien una idea, porque tenemos la fuente.
En este sentido, el desafío es soltar el apego que tenemos por nuestras creaciones, lo que serían los frutos de nuestro proceso, como si fueran hijos nuestros.
Otra cosa que hacemos es esperar que el otro nos lea la mente, y así podemos estar un tiempo esperando para que nos entienda.
Ahí se nos pasa por alto que si el otro no sabe leer mentes, que es lo más habitual, lo tiene muy difícil para entendernos… NIÑEZ
El niño 3 no se siente nada identificado con sus padres, los quiere, pero es como si no le cayeran bien.
Al principio le parecen muy distintos a él, puede llegar a pensar que, realmente, se equivocaron en la maternidad y lo pusieron en una cuna que no era la suya.
Una de sus características es que tiene un sentimiento de inseguridad personal alto.
Eso lo produce, entre otras circunstancias, que sus padres le hacen sentir unas veces el mejor, y otras el peor; eso se repite con frecuencia, creándole inestabilidad y confusión.
Escoge una familia que, aunque le quieren, lo juzgan mucho y lo llevan a los extremos, de forma que el niño nunca sabe dónde agarrarse. Eso puede vivirse de forma dura en la infancia, aunque la parte positiva es que el niño es bastante flexible, porque no adopta un esquema de identidad fijo.
Eso le sirve para apoyar su proceso creativo, que no viene de él sino a través de él, es un proceso de quitarse de en medio.
De pequeño es muy miedoso y muy atrevido a la vez.
Se siente cobarde, pero se arriesga, porque cree que sus amigos no tienen miedo. El miedo le llama la atención ¿cómo es que los otros, en la misma circunstancia, no tienen miedo?
Y, entonces, lo quiere explorar y se atreve, pasando de tener mucho miedo a estar muy excitado.
Es soñador, tiene pesadillas y sueña con monstruos; también fantasioso y muy inocente de pequeño. No responde nada bien a la crítica externa, porque no la suele tomar como una motivación o un desafío para mejorar, al contrario, le duele y se siente herido personalmente.
Necesita apoyo, hablar y poder explicarse, no críticas.
El a su vez es muy contestón y criticón; esa es su forma de responder a la crítica.
Se mueve entre extremos, a veces tímido y frío, y a veces lo opuesto, muy expresivo y emotivo.
No actúa de forma equilibrada, va de un extremo al otro. También se da cuenta, bastante pronto, de su sexualidad.
El niño lo experimenta como un descubrimiento de una fuente de energía sin refinar que es necesario explorar.
PROFESIÓN
El 3 está en la primera parte del proceso creativo, el viaje entre interior y exterior, explorando su fuerza creativa bruta y expresándolo al mundo verbalmente, sin manifestar físicamente esa creatividad.
El continuo viaje, entre interior y exterior, le permite cambiar de identidad con facilidad, así podría ser un actor excelente que destacaría más por la calidad de su interpretación, y no tanto por ser una gran estrella del espectáculo.
También buen vendedor porque puede vender cualquier cosa y aunque lo que vendiera no tuviera ninguna utilidad, tienen el don de convencer al otro.
Le va bien cualquier profesión relacionada con la comunicación, como sería periodista, reportero, orador, abogado, profesor o escritor.
En general, para lo que se entiende por “trabajar”, no sirve, si no le gusta lo que hace, es el número con menos dones para el “trabajo”. Tampoco es su punto fuerte llevar negocios, pero puede ser consejero de empresa, porque lo suyo son las ideas y la comunicación.
El problema es que huye del papeleo y de la parte administrativa como gato escaldado.
El 3, aunque no le gusta, sabe hacerlo y puede cometer el error de comprometerse a hacerlo, y luego fracasar, porque si algo no le gusta no lo va a hacer mucho tiempo.
Si trabaja mucho, está más relacionado con el miedo a un mundo no amistoso, que con el trabajo en sí, con creencias de que el mundo es una lucha y la necesidad de sufrir para conseguir lo que uno quiere.
Eso puede hacerle empezar a trabajar joven, porque le han dicho que hay que ganarse la vida y si no se espabila se va a morir de hambre.
Al principio se cree toda esa fantasía negativa de que el mundo es una lucha y, claro, cree que si uno va a ser mayor, así es como habrá que comportarse.
Pronto se da cuenta de que más que “trabajar” le gustan otras cosas y tarda un tiempo hasta que asimila que esas cosas están muy bien y se permite hacerlas.
Cuando algo le gusta y lo hace sin resistencia, entonces ya deja de ser trabajo, ya es un gusto, una diversión.
Los 3 tienen el sentido del gusto desarrollado, les gusta saborear.
SALUD
Podrían tener problemas de oído, por engancharse en sus fantasías y no querer escuchar el resto. Por la subida de energía bruta sin refinar, problemas en el estómago, que es el área de las emociones. Si sigue subiendo, problemas respiratorios por resistencia a aceptar la vida, problemas de dientes por no expresar, y si llega a la cabeza, dolores o también migrañas. Esta energía de la que hablamos es el “kundalini” o la fuerza de la vida, que asciende naturalmente desde la base de la columna hasta la coronilla.
Si bloqueamos esta energía se producen síntomas físicos en la zona del cuerpo donde interrumpimos su paso.
Esos síntomas son la metáfora de que nos cerramos en el área concreta de la vida que representa esa zona[8].
RELACIONES
Los números que se relacionan mejor con el 3 son el 6, 5, 8 y 1. La relación que tiene el 3 con el 6 es de una amistad bonita.
El 6, en cierta manera, es el doble del 3; lo que descubre el 3, el 6 lo manifiesta en el mundo, lo hace bonito.
El 3 es irresponsable de cara al mundo y el 6 es muy responsable; eso les puede servir para equilibrar.
El 3 es como el niño que pone toda su atención en lo que está delante en ese instante y no se preocupa del mañana en absoluto; eso le parece al 6 irresponsable y dice ¡Se debería hacer algo!
Y el 3 contesta ¡pues hazlo tú! Ahí están enfocando la energía uno contra el otro en lugar de equilibrarse. El 3 y el 5 dan una combinación que suma 8, una relación con poder y espacio, pero también con el desafío de la manipulación.
El 3 y el 8 puede ser una buena combinación de creatividad estable. El 3 y 1 se apoyan creativamente pero ninguno de los dos se queda en su sitio, se ponen en el del otro y eso dificulta la convivencia.
RECORDAR
Nuestro camino es… La exploración del proceso creativo y del miedo como parte de esa energía bruta que nos lleva a descubrir y utilizar el poder de la imaginación, compartiendo sus frutos para crear más espacio en nuestra vida.
Una clave es… Arriesgarse a estar con el momento y vivir su misterio, estando abierto y confiando en el “a ver que pasa”
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