sábado, 24 de septiembre de 2016
De lo humano a lo divino (Capitulo 2º Las Primeras Enseñanzas)
Capítulo 2º
LAS PRIMERAS ENSEÑANZAS
Paloma despierta.
Empieza tu primer día en el planeta Tierra. Hola Ángel, estaba agotada.
No me habías dicho que el nacer era tan agotador. Ese ha sido tu primer aprendizaje. ¿Dónde está mí mama? ¿Por qué no me coge en sus brazos? ¿Y qué son esos gritos?
Presta atención. Son tu abuelita y mamá.
¿Y por qué gritan tanto? ¿No ven que soy un bebé y esos gritos me molestan?
Ellas no saben comunicarse de otra manera.
Tu abuela no quiere que tu mamá siga con tu papá. De pronto Paloma prestó atención a los gritos y escuchó a su abuela decir:
Elige, si te quedas con él no sabrás nada de mí y no pienses que me haré cargo de la niña. Arréglatelas como puedas y si no haberlo pensado antes.
Pero mamá yo lo quiero y no me puedo quedar con la niña. ¿Cómo voy a cuidarla? O trabajo, o la cuido. Prefiero irme a trabajar.
Es tu problema, pero a él no lo quiero volver a ver mientras viva. Si lo dejas, ya veremos qué hacemos con la niña. ¡Mamá por favor! ... ¡escúchame! ¡Ya he escuchado bastante! ¡Él o yo! Ángel, ¿por qué llora mi mama?
Porque tu abuela quiere que deje a tu padre y además no te quiere a ti.
Pero soy un bebé y necesito de mis papás.
Si se aleja el uno del otro, ya no tendré papá como todos los niños.
Sí mi niña, más adelante comprenderás que todo tiene un motivo y una razón de ser.
Ahora te parece muy cruel (y lo es), pero es necesario para tu aprendizaje.
Paloma empezaba a entender.
Su misión no iba a ser fácil y quizás no iba a recibir tantos besos ni mimos como ella esperaba y deseaba.
Su corazón se encogió y esa angustia le subió hasta la garganta quebrándose en un grito de dolor y preguntándose cuándo la cogerían en brazos su mamá y abuela.
Pero esos momentos durante su infancia fueron pocos. Tan pocos que de adulta nunca recordó ninguno. Fue creciendo sin padre ni madre, porque su querida mamá con 17 años se fue lejos para poder mantenerla (o al menos eso es lo que ella decía). La auténtica verdad era que no soportaba a su madre, una mujer egoísta, fría, analfabeta, sin capacidad de demostraciones amorosas y, sobre todo, muy celosa.
Sobre los tres años la metieron en un orfanato. Esto le resultó tan cruel que de adulta su mente lo olvidó. En el orfanato había una monja que, viéndola tan pequeñita con esos ojos tristes siempre esperando un beso o una caricia, le tomó cariño.
Durante ese tiempo ella fue la única que se preocupó por ella. Cuando Paloma salía al patio a jugar con el resto de las niñas no lo hacía. Se sentaba en un banco y con la mirada fija en el suelo pasaba las horas.
Siempre esperaba la visita de su mamá, pero nunca venía. ¡Ella deseaba tanto besarla y abrazarla!
Alguna vez la pillaron hablando sola y cuando le preguntaban con quién hablaba ella siempre respondía que con un amigo imaginario.
Esa relación con Ángel la tuvo conscientemente hasta los siete años.
Entonces un día dejó de escucharlo.
Aunque Ángel seguía comunicándose con ella mientras dormía. La monjita se daba cuenta de la tristeza de la niña. Ya no era suficiente con sus mimos. La niña quería estar con su mamá y su abuelita. Su tristeza fue tan grande que cayó enferma. Llamaron a su abuelita para que sacaran a la niña de allí porque, según el médico, sacaban a Paloma del orfanato o se iría muriendo poco a poco de tristeza y pena.
A partir de ese momento Paloma vivió con su abuelita.
Su madre para ella era su gran desconocida. Sólo la veía una o dos veces al año. Venía, le traía regalos y se volvía a ir. Cada vez la veía más pintada y con más joyas.
La niña también notaba ciertos ademanes de su madre que no le gustaban. De las pocas veces que estaban juntas, cuando iban por la calle, los hombres le decían cosas feas a su mamá y a ella no sólo no le desagradaba, sino que parecía provocarlos.
Empezó a conocer a unos señores que iban con su mamá. Eran muy raros, porque no se decían novios y sólo estaban un rato, le traían regalos y luego se iban.
En la mente de Paloma no cabía que su mamá hiciera algo malo con esos hombres, pero su cabecita empezó a hacerse ciertas preguntas. ¿En qué trabaja? ¿Cómo gana tanto dinero? ¿Por qué se arregla tan llamativa provocando a los hombres? Una vez cogió del bolso de su madre una foto en la que estaba ella y otras mujeres detrás de la barra de un bar.
Su madre llevaba puesto un vestido con un gran escote dejando entrever sus hermosos senos. Paloma se estremeció y pensó que el trabajo de su mamá no debía ser muy bueno. Sintió pena y vergüenza por ella. Y así, con una pena tremenda y transmitiendo por sus ojos la tristeza, sus deseos de ser amada fueron creciendo.
Sustituyó la imagen del padre por Dios y desde niña su papá fue PAPA-DIOS. La imagen de la madre fue más difícil de sustituir.
A su abuela la llamaba mamá, pero ella sabía que no lo era. Su gran sensibilidad la hacía darse cuenta de las mentiras que le decían, de cómo le ocultaban cosas, de la falta de amor que había a su alrededor.
Nadie le prestaba atención. Para su abuela era una molestia porque la tenía que criar y ahora su hija le mandaba el dinero suficiente para vivir no tenía que trabajar pero “este coñazo de niña”, como ella la llamaba, la hacía no sentirse libre para hacer lo que quisiera.
Lo que realmente deseaba era vivir con su hija para tenerla vigilada, para poderla aconsejar no fuera otra vez engañada.
Un día, Paloma estaba como tantas veces escondida llorando porque su mamá había venido durante unas horas y ya se había ido y Ángel le preguntó:
Mi niña, ¿por qué lloras?
Es que yo quiero mucho a mi mamá, pero ella no me quiere. - ¿Por qué dices eso?
Porque cuando viene me trae muchos regalos pero no me mima ni me pregunta como me va ni se preocupa de mí ni pregunta, ¿qué hago? Tu mamá te quiere pero nadie le ha enseñado a exteriorizar sus sentimientos.
Por eso no te los demuestra.
Recuerda que se quedó muy pequeña sin padre y mira a tu abuela como es.
Entonces, ¿mi mamá me quiere? Sí y mucho. No viene a verte más porque cuando lo hace sufre. Siempre se va llorando porque te tiene que dejar y no te puede llevar donde trabaja. Cree que tú estás mejor con tu abuela.
¡Pero si mi abuela me pega con el palo de la escoba! - Bueno, reconoce, si no es así no te alcanzaría (con lo rápida que eres nunca te llegaría a tocar). ¿Ángel explícame por qué yo no tengo papá y casi ni mamá?
Hay muchos motivos para ello, pero te voy a explicar unos cuantos:
El no tener papá ni mamá, algo necesario para cualquier bebé, incluso para seres más inferiores a los humanos como son los animales, es porque poco a poco te irás fortaleciendo. Crecerás sin contaminación ni manipulación alguna porque no tienes quién te ensucie la mente.
Tu abuela no se preocupa de lo más elemental como enseñarte a comer o comportarte.
Por lo tanto, tu espíritu no estará contaminado con falsas creencias, raras religiones ni ideas fanáticas. Has creado tu Dios, el que necesitas. Has creado tu propia religión, adoras las estrellas.
La luna llena tiene para ti una influencia enorme. Constantemente miras al cielo.
¿Sabes por qué? No Ángel, y me gustaría saberlo porque yo no he sido consciente hasta este momento de todo esto.
Es cierto, ninguna de mis amigas se comporta como yo.
Ellas juegan con mis juguetes, mientras yo juego con la Tierra, el Agua y el Sol.
Siempre voy descalza.
A mi abuelita la tengo loca cuando hay luna llena porque me paso el rato mirando a la luna y gritándole que hay la cara de un señor dentro de ella que me está mirando.
Es cuando por primera vez oí... ¡Calla niña, estás loca!
Esa palabra la oirás muchas veces a lo largo de tu vida. El ser humano tiene miedo a lo que no comprende. Su mente es como un ordenador (computadora). Tiene muchos datos y cuando aparece un dato nuevo que no está registrado en su archivo, empieza a descontrolarse.
Busca explicaciones lógicas que no van a encontrar porque esa información no la tiene archivada.
Entonces dicen que ese dato no existe, ¡no es verdad!, ¡es una locura! Lo más fácil es negar lo que no comprenden y si no lo comprenden es que no existe, y así van perdiendo la oportunidad de ampliar su mente y su espíritu a nuevos conocimientos.
Mira niña, tú eres un espíritu libre que necesita sentirse así, sin ataduras de ningún tipo y así será toda tu vida. Te atarás a lo que quieras o a quién quieras pero no dejarás que nada ni nadie te ate.
Eres como tu nombre, un ave, una paloma suave, libre y bondadosa y esos atributos los has obtenido gracias a criarte sin padre ni madre.
Necesitas mucho amor y mimos y como en tu niñez no los has tenido entenderás y reconocerás rápidamente a otros humanos que estén más o menos en tus mismas circunstancias y serás capaz de aportarles el amor que tanto necesitan.
A ti nadie te ha enseñado a trasmitir amor, pero tu necesidad de él hará que aprendas a darlo y transmitirlo a todo aquel que pase por tu camino y lo necesite.
¿Ahora entiendes por qué has ido creciendo sin papá ni mamá?
Si Ángel, pero a veces no me acuerdo de estas cosas y sólo pienso en la necesidad que tengo de tener unos papás. Muchas noches, cuando su abuelita no la escuchaba, lloraba mientras miraba por la ventana al cielo hablando con PAPA DIOS. - ¡PAPA DIOS!, por favor, que mi abuelita no me pegue más con la escoba, y que mi mamá y ella me quieran más y si no puede ser, me quiero ir contigo.
No quiero estar más aquí.
Me siento muy triste, nadie me comprende, nadie me hace caso. ¿No me podría ir contigo? Si dices que sí, cuando me duerma, llévame y si no lo haces seguiré hablando contigo mañana porque ahora tengo sueño.
¡Buenas noches PAPA DIOS! Así, con estas palabras o parecidas, noche tras noche, Paloma le pedía a Dios irse con él.
Estaba claro que su vida no le gustaba y para poder soportarlo se creó un mundo aparte con amigos imaginarios y contactando con seres de otras dimensiones (entre ellos Ángel).
Se quedaba en su habitación casi todo el día jugando con sus amigos. Se miraba al espejo y al verse reflejada en él era como si esa imagen fuese de algún amigo o amiga y con ellos hablaba.
Cuando no hacía esto se ponía a leer todo lo que caía en sus manos. No le gustaba el colegio y lo dejó muy pronto sin encontrar oposición por parte de su abuela.
Pero sí le encantaba leer y entonces su imaginación volaba.
Un día era la princesa del cuento, otro la criada y otro la niña rica.
Su imaginación dependía del estado emocional en que se encontraba. Sin saberlo, con este tipo de lectura y los juegos con el espejo, estaba aprendiendo a desarrollar su parte derecha del cerebro, la intuitiva.
A lo largo de toda su vida utilizaría mucho más su parte intuitiva y sensible que su parte lógica. Tenía que ser así.
Había venido al planeta Tierra precisamente para trabajar con esa parte y desde pequeña así lo hizo. A lo largo de su infancia tuvo dos momentos en los que estuvo a punto de morir. Uno fue con unas fiebres y otro con la tuberculosis.
Cuando tuvo las fiebres Paloma vio a todos sus amigos que ella creía imaginarios y a muchos otros. Vio a un Ser que pensó era PAPA-DIOS y se quiso ir con Él.
Pero en el último momento ese Ser le dijo que aún no era su hora. Tenía que hacer grandes cosas. Aún no era el momento.
Más adelante volvería y sin decir más desapareció.
También vio monstruos horribles que la asustaron mucho.
Ella no entendía por qué veía a esos seres.
No se daba cuenta. Su espíritu había salido de su cuerpo y estaba en otras dimensiones.
Y para ir a dimensiones superiores primero tenía que pasar por el bajo astral.
Allí es donde están los espíritus de los asesinos, de los suicidas y seres que han cometido crímenes contra la humanidad.
En la religión cristiana se le llama “infierno”. Paloma no había pasado conscientemente por allí aunque todas las noches, cuando dormía, salía su espíritu del cuerpo y paseaba por otras dimensiones. Pero entonces no sentía miedo, porque siempre la acompañaba su inseparable Ángel.
Esta vez no lo vio hasta un tiempo después cuando llegó a otra dimensión donde todo era luz, amor, color y armonía. Posteriormente Ángel le explicaría que Él no se separó de ella en momento alguno y cuando pasó por el bajo Astral también estaba a su lado.
Ocurrió que estaba tan asustada que no lo vio porque ella se centró en los monstruos y ese miedo generó una energía oscura y densa la cual le impidió sentir y ver su Presencia.
Esta experiencia la marcó, sobretodo porque era una niña de siete años.
Tuvo que callar y no contar algo de lo vivido (no le iban a creer). Esta experiencia la hizo madurar más aprisa de lo que correspondía a su edad. No sabía cómo manejar aquello.
Le daba miedo. Ya no jugaba con sus amigos imaginarios. Se olvidó de Ángel y empezó a comportarse como una niña “normal”.
Intentó ocultar su gran sensibilidad.
Se fue revistiendo de una coraza (más que paloma con el tiempo parecía águila).
Un águila fuerte, independiente, rápida, luchadora,... Este cambio no se hizo de la noche al día. Las decepciones, amarguras y lágrimas diarias.
La fueron forzando a crearse esta armadura. Era necesario para poder sobrevivir. Aunque por la noche, cuando dormía, Ángel seguía dándole sus lecciones.
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/
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