domingo, 16 de agosto de 2015
Libro los 12 Trabajos de Hércules
7º TRABAJO DE HÉRCULES: Capturar el Jabalí de Erimanto
Había llegado el momento de iniciar otro trabajo. Pero, a
medida que se avanza en la rueda, la prueba es mayor y hacen falta
más equilibrio y juicio más sano y seguro.
La voz del Maestro dijo:
-Ve, hijo mío, y captura el jabalí, liberando a la región, pero tómate
tu tiempo para alimentarte.
Y Hércules, que es un hijo de hombre pero también es hijo de Dios,
pasó, decidido, por el séptimo Portal, sin saber que se iba a enfrentar a
una doble prueba, la de la amistad y la del valor inteligente.
2.- De modo que, armado sólo con su familiar garrote, trepó,
montaña arriba al encuentro del terrible jabalí. Le asaltaron visiones y
tuvo atisbos de pánico, pero siguió adelante, subiendo decidido.
Inesperadamente y en plena ascensión, se encontró con su amigo
Folos, miembro de un grupo de centauros, y se detuvo a hablar con él,
olvidando el objeto de su trabajo. Folos le invitó a abrir un tonel de
vino y a beber de él. Pero ese tonel era propiedad de todo el grupo de
centauros y, según los dioses habían establecido al regalárselo, nadie
podía abrirlo sin estar todos presentes y de acuerdo.
Folos y Hércules, sin embargo, lo abrieron y bebieron hasta
emborracharse. Y llamaron a Quirón, otro amigo centauro, para que
participara de la juerga. Y tal escándalo organizaron que los demás
centauros lo oyeron y acudieron indignados. Se entabló una batalla y
Hércules, a pesar de sus experiencias anteriores y sus sabias
resoluciones, mató, entre otros, a sus dos amigos Folos y Quirón.
Y, una vez más, Hércules, que era hijo de los hombres pero que era
también hijo de Dios, se convirtió en mensajero de la muerte
Compungido por lo que había hecho, continuó su búsqueda hasta
que localizó al jabalí y lo capturó con una trampa.
Entonces, lo agarró por las patas traseras y, desde la nevada
cumbre, condujo al jabalí caminando sobre sus patas delanteras y
produciendo el jolgorio de todos los pueblos por donde pasaba.
Así regresó Hércules al maestro, que le dijo:
- Has pasado el séptimo Portal. Medita las lecciones del pasado
y reflexiona sobre las pruebas, hijo mío. Dos veces has matado lo que
debías amar. Aprende el por qué.
3.- El signo de Libra ofrece muchas paradojas y extremos
acusados que dependerán de si uno está recorriendo el zodíaco como
el hombre ordinario, en sentido contrario al de las agujas del reloj, o lo
transita como aspirante, en el sentido de éstas.
Es éste uno de los signos más difíciles de comprender e
interpretar. Es el primero que no tiene ni símbolo humano ni animal, si
se hace caso omiso de la mujer que sostiene la balanza, la Justicia, a la
que se representa con los ojos vendados, significando que la visión
externa no es nada comparada con la intuición o visión interna, que es
la que nos conduce al equilibrio y a la Justicia y, consecuentemente, a
la Verdad.
Libra es como un compás de espera, un período de silencio. Y,
mientras el hombre ordinario entra en este signo a través de Escorpio,
con lo que la balanza oscila salvajemente arriba y abajo, el hombre
más avanzado, que ya tiene la conciencia crística agitándose en cu
corazón, entra en este sigo proviniendo de Virgo, y tiene mucho más
fácil lograr el equilibrio entre materia y espíritu y entre todos los pares
de opuestos.
4.- Por eso, en este signo, aparecen como principales los
problemas del sexo y el dinero. Los dos pueden conducirnos por el
buen camino o por el malo, según el uso que de ellos hagamos. Por
eso, el sexo puede ser un sacramento, una compensación, una
recuperación del equilibrio cósmico perdido en el momento de la
separación de los sexos para la producción de cuerpos y para llevar
adelante la evolución humana, o puede ser un medio de degradarse
hasta la animalidad inferior.
Y al dinero le ocurre lo mismo: que puede, bien usado, ser una
fuente de bendiciones para los demás y para uno mismo pero, mal
empleado egoístamente, puede llevarnos a la ambición, la injusticia y
la crueldad más abyecta.
Así que la balanza de Libra puede oscilar desde la prevaricación
hasta la justicia; desde la parcialidad hasta el discernimiento; o desde
la inutilidad hasta la sabiduría.
5.- Se le había dicho a Hércules que se tomara su tiempo para
alimentarse. Y, en vez de ello, se entregó a una orgía con vino que no
le pertenecía y acabó matando a quien le había invitado. Y eso,
mientras se preocupaba de no matar al jabalí y llevarlo vivo ante el
Maestro.
Ésos son los vaivenes de Libra, que hacen que la tentación
reaparezca cuando creíamos haberla dominado definitivamente.
6.- Los dos centauros buenos que Hércules mató, son conocidos
como Quirón (el pensamiento positivo) y Folos (la fuerza física). Esta
prueba nos muestra la necesidad del control de la naturaleza
emocional, en cualquier forma que se presente.
Porque no se puede controlar la naturaleza del deseo por medio
de la fuerza física ni sólo con el pensamiento; se puede tener éxito
temporalmente, pero pronto resurge con todo su vigor inicial.
La única manera consiste en apresar al jabalí del deseo en la
montaña. Es en la cima de las montañas, como sabemos, donde se
dan todas las grandes revelaciones, donde la niebla del valle
desaparece y llega la iluminación.
Hércules no usa la fuerza bruta para capturar al jabalí. Coloca
una trampa, espera y permite que la bestia caiga por sí sola en ella,
cuando el jabalí, acosado, tropieza y cae por los ventisqueros.
Entonces él aprovecha la ocasión.
Porque eso es típicamente libriano. El nativo de este signo tiende
a evitar el enfrentamiento directo y a ahorrar energía. Nunca fuerza las
cosas, sino que actúa con suavidad y constancia.
7.- Es característico de Libra el encontrar soluciones nuevas y
hacer ver lo incongruente de las cosas. Por eso tomó al jabalí por las
patas traseras y lo hizo bajar del monte sobre las delanteras. Y por eso
causó la risa de todos. A veces, un detalle inusitado cambia la historia.
En este sentido se recuerda que un antiguo jefe tártaro viéndose
en trance ser vencido en una batalla, hizo producir un gran incendio a
espaldas de sus tropas que, sin otra posibilidad de salvar la vida,
ganaron la batalla. Recordemos también a Hernán Cortés, quemando
sus naves e impidiendo así el regreso a España de sus soldados que,
ante el peligro de morir, no tuvieron más remedio que iniciar la
conquista de México. Se cuenta igualmente de Escipión que, ante el
peligro que suponían los elefantes del ejército de Aníbal y el terror
que producían entre sus soldados, ordenó a sus cornetas que las
hiciesen sonar todo lo fuerte que pudieran, lo más cerca posible de las
orejas de aquéllos que, espantados, produjeron una matanza en las
tropas enemigas. Son actitudes típicamente librianas.
Hércules, conduciendo al jabalí del modo descrito, simboliza al
cuerpo siendo conducido por el espíritu, que es una característica del
hombre evolucionado.
8.- El libriano no es nuca un extremista. Sabe que hay una
gradación entre el blanco y el negro, entre la verdad y al mentira, entre
lo bueno y lo malo. Y está siempre calculando, reflexionando,
ponderando. Sabe que los que pasan por modelos entre los hombres,
tienen defectos ocultos y que los depravados tienen también aspectos
positivos. Y que los humildes y los modestos pueden ser la sal de la
tierra. Y que los juicios mundanos pueden ser revocados por un
tribunal superior. Y que la verdad tiene multitud de caras y todas
participan de ella.
Esto conduce al desarrollo del discernimiento y de la tendencia a
elevarse un nivel buscando en él coincidencias entre lo que más abajo
parece antagónico.
En Libra estamos suspendidos entre el cielo y la tierra. Arriba, la
belleza, la perfección, la felicidad; abajo la podredumbre, la mentira,
la muerte. Arriba los hermosos ideales. Abajo su olvido y su
descrédito. Si descendemos, perdemos las vistas y las perspectivas de
lo alto y, si nos elevamos, perdemos contacto con la realidad de aquí.
Es, por tanto, la de Libra una situación de permanente inestabilidad y
duda y reflexión y maduración y, poco a poco, de síntesis, que incluye
lo superior y lo inferior, lo bueno y lo malo, la materia y el espíritu y
que produce la compasión.
¿Y qué efecto producen todas esas reflexiones en los librianos?
En primer lugar, los atractivos de lo material disminuyen a sus
ojos.
Además,
Se da cuenta de que la vida no es un fin en sí misma, porque se
acaba de modo inevitable y, en cambio, el hombre se engaña a sí
mismo aferrándose a la vida.
No le atrae tomar parte en la lucha por la vida, pero es sensible a
quienes necesitan ayuda, aunque sabe que no la agradecerán y hasta
quizás le ataquen o desprecien o insulten después de recibirla.
Sabe ponderar la necesidad y la dosis de ayuda que debe prestar
y su oportunidad.
9.- Ese constante reflexionar y medir y pesar da por resultado el
equilibrio. El libriano comprende que el mundo está sostenido por el
equilibrio., Que todo está y ha de seguir estando equilibrado. Que lo
que sobra por un sitio, falta por otro; que el bien hecho a alguien,
revierte a su autor; que la Ley de Retribución es la justicia perfecta. Y
que ese equilibrio no es algo estático, sino radicalmente dinámico, en
continuo movimiento, desequilibrándose y reequilibrándose todo sin
interrupción.
Estas conclusiones hacen que el libriano utilice la persuasión,, la
cortesía y la cooperación y se sienta atraído por el trabajo en grupo y
los programas que propugnan la hermandad y la fraternidad. Y,
cuando ha asimilado las energías de Venus, se hace sensible a las de
Urano, que están representadas por la frase: “Mira. Yo hago todas las
cosas nuevas,.” Porque son vibraciones para cambiar lo viejo por lo
nuevo, lo inútil y anticuado y cristalizado por lo útil y lo joven y lo
ágil.
Pero ese cambio no se puede hacer desde arriba. Ha de
desarrollarse en cada hombre, en la cueva de su interior y, desde allí,
ir subiendo hasta cambiar la sociedad toda, expresando en ella el
amor, la fraternidad, la amistad y todas las maravillas de la vida divina
manifestada.
A Libra se la denomina “la puerta abierta a la consecución” y es
el signo en el que se encuentra “el sendero angosto como el filo de
una navaja ”, que conduce al hombre al reino del espíritu. Y al
libriano se le denomina "el maestro de la tierra de nadie".
La gran Verdad no es que nosotros seamos espíritu sino que todo
es Dios en manifestación; que todo es energía de diferentes categorías
y que Cristo fue la perfecta expresión de la divinidad en la forma.
Él equilibraba perfectamente el espíritu y la materia. Y ése es el
trabajo que todos nosotros hemos de realizar.
Francisco Manuel Nácher.
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