lunes, 24 de octubre de 2016
LIBRO LOS 50 PRINCIPIOS DEL MILAGRO (PRINCIPIOS DEL 36 AL 50 Y FINAL)
PRINCIPIO 36
Los milagros son ejemplos de recto pensar que armonizan tus percepciones con la verdad tal como Dios la creó.
Un poco más adelante, el Curso usa la palabra "mentalidad recta" (T-2.V.3:1), i.e., pensar en armonía con el Espíritu Santo más bien que con el ego.
El milagro no expresa la verdad de Dios directamente, pero se alinea con ésta o la refleja.
La verdad de Dios es que todos somos uno.
En este mundo, experimentamos la unidad al trascender todas las barreras de separación del ego: pensamientos de ira, ofensa, sacrificio, etc. Si bien la percepción verdadera no es la verdad, tampoco está en conflicto con ella.
Esto es igual que la idea que discutimos antes acerca del "reflejo de la santidad," o los "heraldos de la eternidad" (vea arriba, pág. 64).
Estos reflejos son la meta del Curso, pues son los efectos inevitables cuando deshagamos todas las barreras a la verdad. PRINCIPIO 37
Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensamiento falso. Actúa como un catalizador, disolviendo la percepción errónea y reorganizándola debidamente.
Esto te coloca bajo el principio de la Expiación, donde la percepción sana.
Hasta que esto no ocurra no podrás conocer el Orden Divino. "Percepción errónea" es percibir un problema en el mundo, externo a nosotros.
El milagro reorganiza la percepción porque la devuelve adonde realmente está el problema, en nuestras mentes.
Jesús es quien introduce el milagro.
Nuestra labor es sencillamente querer que él lo haga, pedir su ayuda para ver la situación como él la ve.
Esta es la percepción verdadera.
Jesús toma las falsas percepciones que nosotros hemos hecho reales la enfermedad, el conflicto, la guerra, etc.- y las invierte de modo que lo veamos todo del mismo modo: todo el mundo, incluyéndonos a nosotros mismos, está pidiendo ayuda.
Se escoge entonces el principio de la Expiación, que puede exponerse de nuevo como la negación de que la separación y la culpa son reales.
Otro término técnico que se usa consistentemente a través de Un curso en milagros es "conocimiento." Tal como lo usa el Curso, es sinónimo de Cielo. La contraparte del conocimiento, o lo opuesto al conocimiento, es la percepción, y casi siempre verán esos dos términos.
El conocimiento trasciende la dicotomía sujeto-objeto, la cual es inherente a la percepción.
Aun las "visiones santas" (como las que informan muchos místicos) son perceptuales y, por lo tanto, no duran.
El conocimiento es del espíritu, de Dios, y no puede lograrse en este mundo. En efecto, el Curso afirma muy claramente que el conocimiento no es la meta del Curso; la paz sí lo es (T-8.I.1:1-2). Se refiere aquí a la paz que se logra en este mundo cuando contemplamos a toda la humanidad unida con nosotros.
No hay culpa ni ataque.
PRINCIPIO 38
El Espíritu Santo es el mecanismo de los milagros.
El reconoce las creaciones de Dios así como tus ilusiones. Separa lo verdadero de lo falso mediante Su capacidad para percibir totalmente en vez de selectivamente.
Esto significa que el Espíritu Santo es un "bateador ambidextro" y, como dice el Curso más adelante,
"la única parte de la Santísima Trinidad que tiene una función simbólica" (T-5.I.4:1).
Esto quiere decir que El puede funcionar en un mundo de símbolos. No hay símbolos en el Cielo, únicamente en este mundo.
P: Si la separación es ilusoria, y el Espíritu Santo cobra existencia para resolver eso, ¿no es Él una ilusión?
R: No, porque lo creó Dios. No obstante es una buena pregunta. La respuesta del Curso es que cuando la separación se sane totalmente y ya no se necesite el Espíritu Santo, Este existirá aún porque Dios lo creó.
Y luego el Curso añade que El regresa al Cielo y bendice nuestras creaciones (T-5.I.5:7).
P: Pero parece como si a El lo hubiesen creado para resolver un problema que no existe.
R: Eso es correcto, y porque El fue creado por Dios, lo cual significa realmente que El es sólo una extensión de Dios, una vez Dios Lo crea, El no puede desaparecer.
Su función es ilusoria, puesto que consiste en corregir un problema que es inherentemente ilusorio, lo cual implica que esta función también tiene que ser una ilusión, como lo es la forma en la cual experimentamos el contenido de Su Amor.
P: Pero El es uno de nosotros...
R: No, El no es uno de nosotros. Nosotros somos parte de la Segunda Persona de la Trinidad -Cristo- y el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Trinidad.
En otro nivel, por supuesto, la Trinidad es Una.
Sin embargo, Un curso en milagros sí habla de Niveles de la Trinidad. Esto es más que una excelente distinción teológica.
Es importante corregir la idea de que la Voz del Espíritu Santo es la nuestra.
Esto es similar a la creencia de que nosotros somos Dios, que el Curso claramente plantea que no lo somos (T-7.I.1-3).
Creer que la Voz de Dios es la nuestra, por no decir que somos el Mismo Dios, es precisamente otra expresión de la creencia básica de la separación que en primer lugar nos metió en dificultades.
P: Usted utilizó otra clase de ejemplo. Dijo que Dios envió al Espíritu Santo al sueño; El no es parte del sueño, pero vino al mismo para hablarnos desde ahí.
R: La pregunta es aún, "¿Qué sucederá cuando termine el sueño? Es una de esas cosas que nadie puede entender en forma alguna. Yo sólo puedo decirle lo que Un curso en milagros dice al respecto. Pero la idea es que el Espíritu Santo tiene un pie en la realidad, en el Cielo, y otro en el sueño (si damos por sentado que El tiene dos pies).
El está en el sueño pero no es parte del mismo.
Está en nuestras mentes separadas y obra en ellas; no obstante, también está en contacto con la Mente de Cristo.
Es como un intermediario.
Dios, por supuesto, ni siquiera se ha enterado del sueño, o del mundo de la ilusión. Una analogía puede ser la de un padre que contempla a su hijo que duerme por la noche y lo ve cómo se revuelve en forma agitada, obviamente tiene una pesadilla.
El padre no sabe qué sueña el niño, puesto que todo ocurre fuera de la mente de aquel, pero sí sabe que el niño sufre y es claro que quiere aliviar el dolor de su hijo.
Dios se encuentra en una situación similar.
Por lo tanto, Se extiende a Sí Mismo hacia el sueño, y hasta la mente de Su Hijo que duerme. El "Espíritu Santo" es el nombre que Un curso en milagros le da a esa extensión, la Voz por Dios. Y en ese sueño El nos dice: "Hermano, escoge otra vez. Puedes contemplar tu sueño de manera diferente." Y así, El cierne lo que en verdad no llena nuestra necesidad; i.e., las relaciones especiales.
Nos ayuda a unificar nuestra percepción, a ver todas las cosas como lecciones que Dios quiere que aprendamos.
Eso es lo que quiere decir "El separa lo verdadero de lo falso," y "percibir totalmente en vez de selectivamente."
Ese fue el punto que presenté antes, que El ve todos los aspectos de una situación. Nosotros vemos una situación sólo en términos de nuestras necesidades específicas.
El reconoce todas las situaciones como oportunidades para sanar a todas las personas que estén involucradas.
P: El aspecto del Espíritu Santo que tiene un pie en un mundo, el Cielo, y otro pie en el mundo nuestro, el sueño ¿significa eso que El puede tener el conocimiento y la percepción simultáneamente?
R: Correcto.
P: ¿Qué quiere decir el Curso al enseñarnos que jamás estamos en el lugar equivocado en el momento equivocado?
R: Jamás podemos estar en el lugar equivocado en el momento equivocado porque siempre podemos aprender de todas las cosas.
El Espíritu Santo utiliza todas las situaciones y relaciones para enseñarnos la lección única de que la separación es irreal.
En un nivel más profundo, esa aseveración refleja la idea de que el guión ya está escrito. Ya hemos pasado por todo esto. Sólo estamos, como dice el Curso, repasando mentalmente lo que ya ocurrió (L-pI.158.4:5).
Y podemos repasar o re-experimentar lo que ya ocurrió bien sea a través de nuestra elección del ego o del Espíritu Santo. Por lo tanto, estar en el lugar correcto o el equivocado no tiene sentido. La forma cómo repasamos este lugar es lo que le da significado.
PRINCIPIO 39
El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identifica como falso o irreal.
Esto es lo mismo que decir que al percibirse la luz la oscuridad desaparece automáticamente.
Es lo mismo que decir que El elimina el error, corrige errores, deshace errores, o expía por los errores.
El se da cuenta de que todos los errores son falsos o irreales.
No hay gradaciones en los errores. Uno por cero es lo mismo que cien o mil por cero. "Esto es lo mismo que decir que al percibir la luz la oscuridad desaparece automáticamente.
Una vez usted perciba y reconozca la verdad de quién es, los errores o la oscuridad del ego desaparecerán porque todo lo que los mantiene en su lugar son sus pensamientos acerca de ellos. Recuerden, no hay nada afuera que sea real.
Son sólo nuestros pensamientos los que hacen las cosas del mundo reales en nuestras mentes.
Y una vez las hemos hecho reales, el ego se vuelve real.
Y entonces no podemos pasarlo por alto. Como enseña el Curso, no puedes perdonar un pecado una vez lo has hecho real (T-30.VI.1-3). No podemos decir que el mundo es ilusorio y nada más que un salón de clases en el cual aprendemos esto mientras creamos que la oscuridad es realidad y que necesita curación y luz.
La luz no se necesita afuera porque afuera no hay nada.
Se necesita en nuestras mentes que creen en la oscuridad, y la oscuridad, por supuesto, no es otra cosa que nuestra propia culpa. Este principio también refleja la idea de que la luz y la oscuridad son estados mutuamente excluyentes.
Cuando usted enciende una luz en una habitación obscura, la oscuridad desaparece. Apaga la luz, y la oscuridad regresa.
Es así como podemos entender el "pecado" también.
Llame pecado a algo, y éste se ha vuelto real y ya no podrá verse como un pedido de ayuda. El pecado pide castigo; el pedido de ayuda o amor suplica ayuda y amor.
PRINCIPIO 40
El milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano así como mi hermano también. Es una manera de percibir la marca universal de Dios. El error que el milagro corrige es el de creer que estamos separados.
Bien sea que estemos separados por nuestros cuerpos o por las cosas terribles que creemos que hace la gente, todo lo que hace el milagro es reflejar el hecho de que somos uno, y eso es lo que Jesús nos está recordando siempre -que todos somos uno con él. La "marca universal de Dios" será el compartir en la luz de Cristo.
P: Es algo así como un sistema inclusivo. No excluye a nadie.
R: No excluye a nadie. No podría ser la Filiación si excluyera a alguien.
PRINCIPIO 41
El contenido perceptual de los milagros es la integridad.
De ahí que puedan corregir o redimir la errada percepción de carencia. Una vez más repetimos lo mismo.
El principio básico del ego es el principio de escasez, que falta algo porque hemos excluido a Dios.
De ahí es que procede la culpa: del pensamiento de que hay una carencia, que hace al ego y, por lo tanto, al cuerpo real.
Vemos a la gente y a nosotros mismos carentes; el milagro refleja para nosotros la integridad que es nuestra verdadera Identidad. "Integridad" puede equipararse con abundancia, la negación del principio de escasez del ego. "Abundancia" no significa nada material, una asociación que se hace frecuentemente con lo que se llama Consciencia de Prosperidad.
En la Consciencia de Prosperidad, se piensa típicamente que la abundancia del espíritu puede traducirse en forma material: si pienso abundancia, recibiré abundancia.
No cabe duda de que nuestros pensamientos sí influyen en lo que nos rodea. Fue así que se hizo el mundo para empezar.
Pero eso no lo convierte en un principio espiritual.
Desde la perspectiva del Curso, ese es el error aquí.
Nuestras mentes sí afectan al mundo, pero esto es sólo una aseveración sobre el poder de la mente.
Es un fenómeno psíquico, no espiritual.
Lo que lo hace espiritual, como hemos visto, es entregarle ese poder al Espíritu Santo.
Sin Su ayuda y orientación simplemente continuaríamos escogiendo de acuerdo con las necesidades de nuestro ego, arraigándonos más aún en este mundo de ilusión.
Así que, el milagro no nos da cosas materiales.
El milagro sencillamente deshace las defensas que se fundamentaron en nuestra creencia en la escasez y la cual refuerza este principio de carencia.
Este proceso regresa nuestra mente a su original y vigente estado de ser uno con Dios, poseedores de todo lo que Dios nos otorgó en la creación: dicha, unidad, libertad, felicidad, etc. PRINCIPIO 42
Uno de los mayores beneficios que se deriva de los milagros es su poder para liberarte de tu falso sentido de aislamiento, privación y carencia.
Nosotros sentimos que estamos aislados de nuestro verdadero Ser o de Dios, y nos sentimos aislados unos de otros.
Una vez sentimos que estamos separados, proyectamos la culpa de ello sobre los demás y creemos que ellos nos privan de algo. De ahí es que proviene la carencia.
Privación es el planteamiento que afirma que usted me despoja de algo que yo quiero, o necesito, o soy.
Esta proyección niega el hecho de que fui yo mismo quien primero me privé de ello.
La escasez o carencia tiene que conducir a la privación puesto que la culpa (otra palabra para la idea de carencia) siempre tiene que proyectarse, una ley fundamental de la mente.
Es la proyección de la responsabilidad por haber escogido creer que nos falta algo. Yo no me hice esto lo hizo usted.
Como dice el Curso, "El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo" (T-27.VIII.10:1).
PRINCIPIO 43
Los milagros surgen de un estado mental milagroso, o de un estado de estar listo para ellos. Más adelante, esto se llama "mentalidad recta" (T-2.V.3:1). En otras palabras, primero cambiamos nuestra mente del ego, la mente errada, a la manera de pensar del Espíritu Santo, que es la mente recta.
Eso es lo que constituye el milagro.
Renunciamos a la inversión en la manera de percibir del ego-ataque, separación, etc. -y en su lugar escogemos la del Espíritu Santo- perdón y unidad, al ver todas las cosas como oportunidades para aprender que estamos perdonados. PRINCIPIO 44
Los milagros son expresiones de una consciencia interna de Cristo y de haber aceptado Su Expiación. Podemos decir que el milagro nos une con alguien de quien nos hemos separado.
Esto refleja la idea de que somos uno en Cristo, y esto corrige el error de creer que estamos separados.
Aceptar la Expiación de Cristo es aceptar este principio de ser uno con El. Aquí vemos, una vez más, la idea de que el milagro es la expresión de Cristo, no la consciencia en sí.
Esto es lo mismo que discutimos antes -que el milagro es un reflejo de la verdad, no la verdad misma. Aún existe y tiene sentido sólo en el mundo de la ilusión.
PRINCIPIO 45
Un milagro nunca se pierde. Puede afectar a mucha gente que ni siquiera conoces, y producir cambios inimaginables en situaciones de las que ni siquiera eres consciente.
Esto es similar al Principio 35.
Piensen en el modelo del holograma donde todos estamos unidos, y todas las dimensiones de tiempo y espacio están presentes en una parte.
No hay manera de que jamás podamos juzgar el poder de lo que significa desprendernos de nuestros agravios o de soltar nuestras creencias en la separación.
"Cuando me curo no soy el único que se cura" (L-pI.137), como hemos visto ya. Esto puede tener efectos, no sólo en las personas físicamente aquí, sino en las personas que ya han muerto.
El tiempo no es lineal, y estamos unidos en una mente como en el holograma, sin considerar la particular dimensión de tiempo y espacio en la que creemos estar nosotros o los demás.
Repito, lo único que Un curso en milagros nos pide es que aceptemos la Expiación para nosotros mismos, lo que significa que pongamos de nuestra parte para que nuestra mente se cure de estos pensamientos. La extensión de ese milagro -Expiación o perdón- no es de nuestra incumbencia, porque nosotros no tenemos idea de lo que es verdaderamente útil.
Nuestra única responsabilidad -aceptar la Expiación para nosotros mismos- es escoger el perdón o el milagro.
P: ¿Qué hay con la oración intercesora? ¿Cómo se ajusta a esto?
R: No se ajusta, por lo menos en la manera corriente de pensar en ella. Primero, a Dios no hay que decirle lo que tiene que hacer; es sencillamente una locura pensar así.
Segundo, y aún más importante, como dije antes, una vez oramos por los demás, estamos diciendo que hay un problema allá afuera, y caemos de nuevo en la trampa del ego.
No rezamos por los demás, lo hacemos por nosotros mismos -que nuestras mentes, que creían que había una forma de oscuridad afuera, se sanen.
Las primeras secciones del Canto de la oración plantean esto muy claramente. En verdad oramos por ayuda para salirnos de en medio, de modo que el Espíritu Santo pueda extenderse a otras mentes a través de nosotros.
PRINCIPIO 46
El Espíritu Santo es el medio de comunicación más elevado.
Los milagros no entrañan ese tipo de comunicación, debido a que son medios temporales de comunicación.
Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios, por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios. Esto refleja la idea de que el Espíritu Santo se comunica con nosotros desde Dios.
El es ese puente o mediador entre el Cielo y el infierno, o la realidad y el sueño. Esto, repito, es una diferencia entre el milagro y la revelación. "Cuando retornes a la forma original de comunicación con Dios por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios."
Cuando terminemos nuestra asignación, hayamos recorrido nuestro camino, y hayamos perdonado a todo el que haya que perdonar, ya no necesitaremos al Espíritu Santo como el eslabón que nos una con Dios porque ya no hay ninguna mente separada que necesite unirse con Dios.
Entonces habremos recobrado la consciencia de perfecta unidad con El. La meta del milagro no es Dios sino el cambio de percepción que hace expedito el camino hacia El.
Esa es la función del Espíritu Santo. El milagro tiene sentido únicamente en el mundo separado.
PRINCIPIO 47
El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesidad del tiempo. Establece un intervalo temporal fuera de lo normal que no está sujeto a las leyes usuales del tiempo.
En ese sentido es intemporal.
Permítanme repasar algo que dije antes, y luego lo aplicaremos a este principio.
La necesidad que todos compartimos es la de utilizar el tiempo para que nos ayude a entender que el tiempo no existe, y para que nos ayude a salir de esta alfombra (vea gráfica en la pág. 55). Digamos que tenemos un problema masivo de ego con cierta gente específica en torno a ciertos asuntos específicos, que nos tomaría un período de tiempo tremendamente largo para abandonar esta alfombra.
El milagro nos eleva sobre el mundo del tiempo.
Por medio de escoger perdonar este enorme trozo de culpa, nos transporta y luego nos deposita en el tiempo nuevamente. "Establece un intervalo temporal fuera de lo normal." Digamos, por ejemplo, que este intervalo de tiempo dentro de las leyes del mundo sería de mil años.
Al alzarnos sobre el mundo del tiempo, transportarnos y luego lanzarnos de nuevo, ahorraremos esos mil años, y así se ha abolido todo ese intervalo de tiempo. Esa es la idea de ahorrar tiempo. Permítanme repetir lo que dije antes.
Una relación muy difícil -una que nos produce una cantidad tremenda de ira, dolor, resentimiento, culpa, ansiedad, etc.- se convierte entonces en un medio muy poderoso, si se lo permitimos, para perforar un trozo enorme de esta culpa.
Pues es esta culpa profundamente reprimida lo que ha salido a la superficie por medio de la relación. Si leen el primer párrafo en la página 6 del texto (T-1.II.6), verán este proceso claramente discutido.
Es un excelente resumen en una cápsula de mucho de lo que hemos hablado hoy. Helen se quejó una vez a Jesús: "¿Qué pasa que mi vida es tan difícil?"
A cualquier otra persona, la vida de ella no le habría parecido difícil. Externamente, ella no tenía una vida difícil, pero internamente, era muy dolorosa para ella.
Ella se quejaba de esto, y como respuesta, él le presentó la imagen de una montaña.
La interpretación de ella y la explicación de Jesús sobre la imagen fue: "Tú caminas a través de la montaña.
Sería mucho más fácil, en términos de que requiere menos esfuerzo, si subieras la montaña y bajaras por el otro lado, pero te tomaría mucho, mucho más tiempo.
Al atravesar la montaña, que es mucho más difícil, ahorrarás tiempo. Atravesar la montaña es atravesar situaciones muy difíciles y dolorosas, que en el curso habitual de los acontecimientos te hubieran tomado muchas, muchas vidas, que es el subir la montaña y descender por el lado opuesto."
Un curso en milagros se propone ahorrar tiempo al lograr que más y más personas permitan que sus mentes se sanen más rápidamente de modo que el plan de Expiación pueda acelerarse, para que la gente logre la paz más rápidamente.
Es por eso que para mucha gente, cuando comienzan a trabajar con el Curso, parece que las cosas empeoran.
No es porque Dios los esté castigando. Es porque el Espíritu Santo ha tomado en serio su pedido. Le dicen al Espíritu Santo: "Quiero aprender más rápidamente." Por eso es que le adjudican a Goethe haber dicho: "Esté siempre atento a lo que pide porque puede ser que lo obtenga."
Es así como obra el milagro. En este sentido, es intemporal porque deshace el tiempo. Ocurre aún dentro de la dimensión del tiempo, pero abole o colapsa el tiempo.
El punto crucial es entender lo que hace el milagro, y esto jamás puede recalcarse lo suficiente -de hecho, si ustedes se van hoy con esa única idea y nada más, habrán obtenido muchísimo- el milagro es el medio que utiliza el Espíritu Santo para enseñarnos que no somos víctimas del mundo.
Nuestros problemas no son lo que otros o el mundo nos hacen, sino más bien lo que nosotros creemos habernos hecho a nosotros mismos.
Permítanme repetir una línea que yo cito frecuentemente: "Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como que se te está tratando injustamente" (T-26.X.4:1).
Yo puedo ser injustamente tratado sólo por mí mismo, y por eso ya he sido perdonado. Esta es la esencia del currículo de Un curso en milagros.
PRINCIPIO 48
El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposición para controlar el tiempo. Sólo la revelación lo trasciende al no tener absolutamente nada que ver con el tiempo. Repito, la revelación nos une directamente con Dios; el milagro, a través del deshacimiento de las creencias en la separación que radican en nuestra mente, nos une los unos con los otros.
La revelación no es una corrección -eso es el milagro- pero nos ayuda a recordar que éste no es el mundo real.
La experiencia reveladora refuerza aquello que es verdadero, y así, sirve como un poderoso recordatorio cuando sentimos la tentación de creer en la realidad de lo que es falso.
P: ¿Cree el Curso que podemos tener la revelación mientras somos cuerpos todavía?
R: Sí, dice que la revelación será breve, efímera, temporaria. La gente va a tener experiencias en las cuales tienen una sensación directa de la Presencia de Dios, donde por un instante el mundo entero desaparece del todo.
Un curso en milagros diría que esto es posible pero, repito, no es la meta y ciertamente no forma parte alguna de su teoría. Realmente no se menciona más después del Capítulo 1. PRINCIPIO 49
El milagro no distingue entre diferentes grados de percepción errónea. Es un recurso para sanar la percepción que es eficaz independientemente del grado o dirección del error. En eso radica su verdadera imparcialidad.
Esta es sólo una reafirmación del primer principio "no hay grados de dificultad en los milagros." Es una elaboración de la misma idea, que el milagro corrige el error, sin importar lo que parezca que es, no importa que parezca una expresión amorosa, o una expresión abominable, no importa que parezca una expresión cósmica o sólo una expresión puramente individual. No importa, porque los errores son todos lo mismo.
No es el cuerpo lo que se sana con el milagro, sino nuestras percepciones de los demás, muy especialmente nuestra percepción equivocada de que otros nos convierten en sus víctimas.
Por el contrario, ellos son nuestros hermanos y hermanas.
Si los acusamos de victimarnos, es sólo porque primero nos hemos acusado a nosotros mismos de victimar a otros.
Como dice la Lección 134, siempre que nos sintamos tentados a acusar a alguien o a algo, primero debemos detenernos y preguntarnos: "¿Me acusaría a mí mismo de eso?" (L-pI.134.9:3).
Este es uno de los temas centrales de Un curso en milagros.
Es una de esas líneas que resumen todo el mensaje del Curso. Somos víctimas únicamente de nuestros pensamientos. Esto significa que podemos cambiarlos y no ser prisioneros de los demás. Por lo tanto, no hemos victimado a nadie, a fin de cuentas ni siquiera a Dios, y esto deshace el sistema de pensamiento del ego en su totalidad.
Este principio del milagro es parte central de la enseñanza del Curso. Una vez creemos que en el mundo hay ciertas cosas que son mejores o peores que otras, caemos en la trampa.
Esa sería, pues, una trampa igual a la de hablar de la resurrección del cuerpo.
Esta es una manera sutil de hacer el cuerpo real y de convertir el cuerpo en el centro de atención. El cuerpo puede ser utilizado por el Espíritu Santo o por Jesús como un recurso para trasmitir Su mensaje. Fue así como nos llegó el Curso.
Pero la idea no es que el cuerpo sea real. Es sólo que el mismo sirve un propósito útil.
Una lección del libro de ejercicios la cual vale la pena examinar es la Lección 184, que habla sobre los diversos nombres que el mundo ha utilizado para sustituir el Nombre de Dios.
Todos estos nombres son símbolos.
Pero luego la última mitad de la lección explica que no tendría sentido que se nos pidiera vivir en este mundo, asumir la función de enseñar, y que aún así trascendiéramos todos los nombres del mundo. Explica cómo el Espíritu Santo utiliza los símbolos de este mundo para llevar Su mensaje y cómo el patrón básico es proceder desde la luz que conozcamos como la realidad, de vuelta a la oscuridad de este mundo, de modo que traigamos un mensaje distinto al mundo -en otras palabras, estar en el mundo y no ser parte del mismo.
Así que, Un curso en milagros no se opone al uso de los símbolos de este mundo- todo lo contrario.
Sólo dice que esos son símbolos, y jamás debemos perder de vista ese hecho ni la verdad que está más allá del símbolo.
No olviden la sección que ya mencionamos, Más allá de todo símbolo (T-27.III). Pero recuerden, el Curso no le dice que salte de un extremo de la alfombra al otro, porque hacerlo podría ocasionarle un estado de pánico.
Vaya despacio, paso a paso.
P: El Curso habla sobre la experiencia de todos de sentirse fuera del cuerpo en algún momento. ¿Cree usted que esto se refiere a las experiencias de abandonar el cuerpo?
R: No, creo que no. Realmente el texto no lo expone así.
Habla de una experiencia de estar más allá del cuerpo (T-18.VI.11).
Eso podría incluir las experiencias de salirse del cuerpo, pero realmente de lo que habla aquí en ese contexto es de la experiencia de unirse con alguien más allá del cuerpo, bien sea que usted se una con una hermosa pintura, una hermosa experiencia con una pieza musical, o unirse con una persona aunque sólo sea por un instante, o identificarse con alguna idea en la cual usted se sienta unido con algo más allá del cuerpo. Ahora, eso podría incluir las experiencias de salirse del cuerpo que tiene alguna gente, pero no creo que se limite a eso. PRINCIPIO 50
El milagro compara lo que tú has hecho con la creación, aceptando como cierto lo que concuerda con ella, y rechazando como falso lo que no.
He aquí la diferencia entre "fabricación" y "creación."
El milagro compara lo que hemos hecho, el mundo, con la creación. Esto es similar a lo que se expresa en el Principio 38. Hay ciertas cosas que hacemos en este mundo que están en armonía con la creación, tales como unirnos con la gente.
Esto no es creación pero concuerda con ella porque sigue el principio de unidad y de unión.
Cualquier cosa que hagamos que nos una con los demás desde el punto de vista del Espíritu Santo es la verdad.
No es la verdad en el Nivel del Cielo, pero sí es la verdad porque refleja la verdad del Cielo.
Si no armoniza con ese principio de unidad, lo cual significa que nos estamos separando de los demás, entonces es falsa.
Esta es una forma de reconocer o de ver la distinción entre los dos niveles sobre los cuales les hablé.
En el Nivel Uno, la verdad es únicamente del espíritu, lo que Dios creó. Todo lo demás es falsedad.
En el Nivel Dos, la verdad es lo que el Espíritu Santo puede utilizar para enseñarnos lo que es verdadero, y falsedad es lo que nos enseñará que el ego es verdadero.
En el Nivel Dos, la verdad es cualquier cosa que esté en armonía con la Voluntad del Espíritu Santo, lo cual es cualquier cosa que nos una con alguien.
La falsedad es lo que continuaría separándonos de los demás.
Si usted ve a alguien a punto de atacar a otra persona, en el Nivel Uno, todo lo que ve es ilusión.
En el Nivel Dos, la ilusión sería que esta persona es malvada y pecaminosa y está a punto de atacar. Esa es la percepción de la mentalidad equivocada. En el Nivel Dos, la verdad es que esa persona que parece estar atacando, en realidad está pidiendo ayuda.
Usted no niega lo que ven sus ojos, sólo cambia su interpretación.
Ese es el asunto crucial. Usted cambia su interpretación.
Ve el aparente ataque como un pedido de auxilio. Esa es la visión que tuvo Jesús en la cruz. El no negó lo que hizo la gente. El negó lo que hubiera dicho el ego que estaba haciendo la gente. El negó que la gente fuera malvada, perversa y que lo estuviera asesinando. Más bien, él vio que ellos pedían la ayuda y el amor que no creían merecer. Ese es el cambio de la falsa percepción del ego a la verdadera percepción del Espíritu Santo, y de esto es que trata este principio.
P: ¿Podría decir algo acerca del instante santo?
R: El "instante santo," como muchos términos en el Curso, se usa de dos maneras distintas. Una sería una expresión más individualizada, que es que el instante santo es cualquier instante en que escogemos un milagro en vez de una ofensa, escogemos unirnos en vez de separarnos.
Por ejemplo, hay alguien con quien usted está furioso, y de pronto es capaz de cambiar de percepción y pedir ayuda.
Ese es un instante santo. Se define como el intervalo de tiempo en el cual se expresa el milagro.
Pero luego, hay otras referencias donde "instante santo" se refiere al fin del tiempo, así como un instante santo grande en que nos desprendemos totalmente del cuerpo, en que reafirmamos nuestra identificación con el espíritu y regresamos a casa.
La palabra se usa de ambas formas, tanto en un sentido más amplio como en uno más individual.
Y recuerden que para escoger el instante santo sólo se requiere a uno, no necesariamente a las dos personas en una relación. Siempre es hermoso cuando los dos están de acuerdo, pero no es necesario para que ocurra la curación.
Así pues, si bien se necesitan dos personas para que ocurra un desacuerdo o una discusión, sólo una es necesaria para el perdón.
Ambas son perdonadas de su creencia en la realidad de la separación cuando una recuerda que él o ella no está separada de la otra.
P: ¿Dice el Curso que una vez usted experimenta un instante santo regresará y jamás se sentirá igual? ¿O es que yo lo estoy interpretando así?
R: Enseña que una vez usted ha aceptado totalmente la verdad de este sistema de pensamiento, jamás mirará al mundo del mismo modo. La experiencia de la mayoría de nosotros es que jamás la acepta totalmente. Podemos aceptarla en una ocasión específica o por un período de tiempo específico, y luego volvemos de pronto a las andadas.
P: ¿Pero usted podría permanecer aquí?
R: Si El se lo pidiera. No estoy seguro de que usted querría lo contrario, pero si usted ha hecho todo su trabajo, ha hecho lo que vino a hacer, y El le pidiera que se quedara por un tiempo, pues por supuesto que usted diría que sí, ¿cierto?
P: También hay una sección que se refiere específicamente a eso: ¿Es posible llegar a Dios directamente? (M-26).
Dice que hay quienes han llegado a Dios directamente y luego han retenido esa consciencia en este mundo.
Huelga decir, que éstos son pocos, pero básicamente es la misma idea. Es posible, pero muy raro.
R: Sí, para la mayoría de nosotros, queda mucho trabajo por hacer.
P: ¿Puede hacerse esto en una vida?
R: En principio, sí. Puesto que el mundo entero y nuestra experiencia aquí en el cuerpo es todo un sueño, entonces todo lo que se necesita que hagamos es despertar del sueño y éste desaparece.
Esa sería la perspectiva del Nivel Uno.
Sin embargo, en el Nivel Dos, en el mundo donde creemos estar, el grado de miedo que nos arraiga aquí -el miedo a que Dios nos destruya si abandonamos nuestro escondite, que es el cuerpo es tan extremo, que necesitamos un proceso más suave para despertar, como frecuentemente afirma el Curso (T-27.VII.13:4-5).
Dentro del mundo ilusorio del tiempo, este proceso tomará mucho, mucho tiempo, como también dice el Curso en otro lugar (T-2.VIII.2:5).
El Curso afirma, como mencioné antes, que si podemos perdonar a una persona totalmente, los habremos perdonado a todos. Esta es la misma clase de planteamiento.
Nuestra experiencia, sin embargo, es que necesitamos perdonar a mucha gente, y a la misma persona una y otra vez.
A nuestra culpa, en efecto, se le sacan astillas, en vez de hacerla desaparecer en un enorme trozo. Por eso es importante, si uno trabaja con el Curso como su camino, tenerle un respeto saludable al ego.
Un peligro en el cual cae mucha gente es el de creer que podemos deshacernos del ego en un dos por tres.
Todo lo que sucede es que la gente niega al ego en vez de mirarlo y cambiar de pensamiento sobre el mismo.
Así, muchos eligen pasar por alto los pasajes más difíciles del material que tratan sobre las relaciones especiales y dicen que el Curso es sobre el amor, punto.
El Curso no es acerca del amor; es acerca de la culpa.
Al reconocer nuestra culpa nos capacitamos para desprendernos de la misma; entonces el Amor de Dios aflora a nuestra consciencia. Pero no podemos saltar pasos.
Esta es una ventaja importante de ser psicólogo: tener este respeto saludable por el ego, y entender cuán profundamente arraigados estamos todos en su dinámica.
Un curso en milagros dice, como hemos visto, que cuando nos acercamos al fundamento del ego, cuando comenzamos a escuchar al Espíritu Santo más que al ego, éste se venga y se torna vicioso (vea arriba, pág. 82).
El Curso quiere decirnos esto literalmente.
La meta del ego es el asesinato, dice el Curso (T-23.III.1:5), y también eso nos lo dice literalmente.
Ignorar estas referencias es no comprender el corazón del Curso. Y, es además pasar por alto el papel específico de Jesús y del Espíritu Santo de ayudarnos durante estos períodos de inestabilidad, como se refiere el Curso en un lugar a este proceso (M-4.1.7:1).
Necesitamos la ayuda de Ellos para que tomen nuestra mano, y nos conduzcan, cuando la perversidad del ego se torne abrumadora.
Entonces podemos comenzar a experimentar la naturaleza ilusoria de nuestra culpa y miedo, el "aparente terror" al que se refiere el Curso (T-18.IX.3:7), y a conocer el Amor de Dios que sí nos sostiene verdaderamente.
P: El cuerpo, el ego, la identificación con el ego como uno mismo estoy confundido. ¿Puede discutir eso?.
R: Esencialmente, Un curso en milagros habla mucho, especialmente en los capítulos iniciales, acerca de la ecuación ego-cuerpo. Siempre estamos equiparándonos con el cuerpo. Una cosa que es útil tener presente es que el ego es más que el cuerpo.
Después que el cuerpo muere, el ego todavía permanece. Recuerden que el ego es un sistema de pensamiento que se fundamenta en la culpa.
El cuerpo es sencillamente la encarnación del ego; el pensamiento del ego que toma forma, o el pensamiento de separación que toma forma.
El cuerpo es simplemente un instrumento de aprendizaje. Puede reforzar las enseñanzas del ego o puede reforzar las enseñanzas del Espíritu Santo, las cuales al fin y al cabo quieren enseñarnos que no somos un cuerpo.
Venimos a este mundo a aprender ciertas lecciones.
Venimos a este mundo con un gran exceso de equipaje, nuestras maletas repletas de toda clase de ropa sucia: nuestra culpa, miedos, etc. Lo que sea que no descarguemos mientras permanezcamos aquí, cualquier culpa que no liberemos o perdonemos, nos la llevaremos con nosotros cuando mueran nuestros cuerpos.
El nombre del juego es, básicamente, deshacernos de cuanta ropa sucia sea posible en otras palabras, soltar tanta culpa como podamos. Lo que no soltemos permanece con nosotros. Repito una vez más, Un curso en milagros no trata específicamente todo el asunto de vidas pasadas o reencarnación, pero sí lo implica, y creo que por consiguiente pretende enseñarnos que lo que no perdonemos o soltemos nos lo llevamos con nosotros, luego regresamos nuevamente.
Hay un pasaje muy hermoso y conmovedor que habla sobre el descorrer del velo final, el último obstáculo a la paz, que dice: estás aquí ante este velo final, es ahí donde eliges hacerle frente al obstáculo o seguir vagando sin rumbo, sólo para tener que regresar y elegir de nuevo (T-19.IV-D.10:8).
Esto afirma que usted tiene la alternativa de enfrentarse a esto ahora, o vagar para regresar en la forma que tome la lección, para aprender la misma. Lo que no se haya sanado, nos lo llevamos; el ego sobrevive después que el cuerpo muere.
El ego es más que el cuerpo, y nosotros sólo elegimos cuándo lo deseamos -esta es nuestra elección- regresar al mundo del cuerpo de modo que podamos penetrar cualesquiera partes de este holograma que no hayamos penetrado.
Esta es en realidad una idea inconcebible para nuestra mente. Sólo porque creamos que estamos en esta particular dimensión de tiempo y espacio en el estado de Nueva York en 1985, no significa que en otro aspecto de nuestra mente no estemos en la antigua Grecia o en Palestina o en otro lugar a 300 años de diferencia.
Todo lo que esto significa es que estamos sintonizados con cierta parte del televisor en nuestra mente, y lo que sea que estamos sintonizando lo hacemos real. Lo que lo hace tan inconcebible es la creencia de que el tiempo es lineal. No es lineal.
Y ciertamente, algunos de los físicos cuánticos nos enseñan la misma cosa. La linealidad del tiempo es sólo parte del mismo truco del ego para convencernos de que la culpa del pasado es real y que se proyecta al futuro en términos del miedo, y de que es nuestra realidad.
P: Quiero volver a la resurrección del cuerpo. Ese es un artículo de fe en la Iglesia Católica. ¿Dice el Curso que ese artículo de fe en particular está equivocado?
R: Sí, lo está. Otro artículo de fe de la Iglesia Católica dice que Dios creó el mundo, y que nos creó a Su imagen y semejanza.
El Curso diría que todo esto es parte del mismo sistema.
Desde el punto de vista de la Iglesia Católica, Un curso en milagros está equivocado.
Por eso creo que uno de los verdaderos beneficios del Curso es que es tan claro en que no es el único camino. Dice en un lugar que "una teología universal es imposible" (C-in.2:5).
Tiene que ser imposible porque se trata de formas, símbolos y lenguaje, y ninguno comparte todas las mismas formas, símbolos y lenguajes.
Dice, sin embargo, que "una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria" (C-in.2:5).
Para alcanzar esa experiencia universal el Espíritu Santo tiene que utilizar diferentes teologías, y las teologías van a estar en pugna. Pero, si usted busca dificultades las va a encontrar, y encontrará conflicto.
P: Yo sí tengo conflicto con la idea de que Dios no está en el mundo. Tiene que ver con la influencia de Teilhard de Chardin y cómo se espiritualiza la materia -todos somos uno, y no podemos separar el cuerpo y el espíritu. Creo que estoy encontrando mucho significado en eso, y entonces el Curso dice otra cosa.
R: Entiendo. Es un sistema diferente.
Mucha gente, y Teilhard ciertamente se encuentra entre ella, dice que usted puede unificar mente, cuerpo y espíritu, esa clase de idea holística.
Ese no sería el enfoque del Curso porque el cuerpo no existe fuera de la mente. El Curso realmente tiene un sistema conceptual distinto. Yo ofrecí un taller recientemente, y alguien trajo a colación el ejemplo de la Madre Teresa.
Ella obviamente parece estar guiada por Jesús, quien la guía en una forma totalmente distinta de la forma que ha guiado al Curso.
La pregunta era, "¿Cómo yo reconciliaría eso?" Contesté que él le da diferentes mensajes en diferentes formas que funcionan para gente diferente. Yo he tenido la dicha de encontrarme con ella en varias ocasiones, y creo que es dirigida por Jesús.
Creo que es una dama muy santa, dentro del contexto que eso significa para nosotros, y creo que el suyo es un camino totalmente distinto al Curso: el suyo es un camino de sufrimiento, sacrificio, y que sigue las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana tradicional.
Pero el mundo la necesita a ella y necesita lo que ella hace, del mismo modo que necesita el Curso.
P: ¿El plan de Expiación es para todos los caminos?
R: Sí, Un curso en milagros es parte del plan de Expiación. No es el plan.
Kenneth Wapnick
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/
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