miércoles, 22 de marzo de 2023

COMPRENDER DESDE LA QUIETUD DE LA MENTE

 



Quien aparenta ser espiritual está muerto, ya que ha adiestrado la mente para que esté quieta y se ha encerrado en solo una fórmula para estar sereno.

 

¿No es necesario, si queremos comprender algo, que la mente esté serena? Si tenemos un problema, él nos preocupa, ¿no es así? Lo ahondamos, lo analizamos, lo desmenuzamos, en la esperanza de comprenderlo. ¿Pero es posible comprender por medio del esfuerzo, del análisis, de la comparación, por medio de la lucha mental en cualquiera de sus formas? La comprensión, por cierto, sólo llega cuando la mente está muy quieta.

 

Decimos que, cuanto más luchemos con el problema del hambre, de la guerra, o con cualquier otro problema humano, cuanto más entremos en conflicto con él, más lo comprenderemos. ¿Pero es eso verdad? Las guerras, el conflicto entre individuos y sociedades, han continuado a través de los siglos. La guerra interna o externa está siempre presente. ¿Hallamos solución a esa guerra, a ese conflicto, con más conflicto, con más lucha, con un sagaz esfuerzo? ¿O entendemos el problema tan sólo cuando nos hallamos directamente frente a él, cuando nos encaramos con el hecho? Y sólo podemos encararnos con el hecho cuando no se interpone agitación alguna entre la mente y el hecho. ¿No es, pues, importante, si es que hemos de comprender, que la mente esté quieta?

 

Pero invariablemente preguntaréis: ¿Cómo será posible aquietar la mente? Esa es la reacción inmediata, ¿verdad? Decís: Mi mente está agitada, ¿y cómo puedo mantenerla en calma? Ahora bien, ¿puede algún sistema aquietar la mente? ¿Puede una fórmula, una disciplina, hacer que la mente esté serena? Si, lo puede; pero cuando la mente es aquietada, ¿es eso quietud, serenidad? ¿O la mente sólo se halla encerrada dentro de una idea, dentro de una fórmula, dentro de una frase? Y en tal caso la mente está muerta, ¿verdad? Es por eso que casi todas las personas que tratan de ser "espirituales" (o eso que así se denomina), están muertas, ya que ellas han adiestrado la mente para que esté quieta, y se han encerrado en una fórmula para estar serenas. Es evidente que una mente tal nunca está quieta; sólo está reprimida, mantenida en sujeción.

 

Ahora bien: la mente está quieta cuando ve la verdad de que la comprensión sólo llega cuando ella está quieta; que si yo quiero comprenderos, tengo que estar sereno, no puedo tener reacciones contra vosotros, no debo alimentar prejuicios, debo hacer a un lado todas mis conclusiones, mis experiencias, y enfrentaros cara a cara. Sólo entonces, cuando mi mente está libre de "condicionamiento", yo comprendo. Cuando capto esa verdad, la mente está quieta; y entonces no se plantea el problema de cómo aquietar la mente. Sólo la verdad puede libertar la mente de su propia ideación; y para ver la verdad, la mente debe comprender el hecho de que no puede tener comprensión mientras esté agitada. La quietud de la mente, la tranquilidad de la mente, no es cosa que haya de producirse por el poder de la voluntad, por ninguna acción del deseo. Si ello ocurre, entonces esa mente está encerrada, aislada, es una mente muerta; y por lo tanto resulta incapaz de adaptabilidad, de flexibilidad, de vivacidad. Una mente así no es creadora.

 

Nuestro problema, entonces, no consiste en cómo serenar la mente sino en ver la verdad acerca de cada problema a medida que él se nos presenta. Es como el lago, que se calma cuando el viento cesa. Nuestra mente está agitada porque tenemos problemas; y para evitar los problemas, serenamos la mente. Pero es la mente la que ha proyectado esos problemas, y no hay problemas fuera de la mente; y mientras la mente proyecte alguna concepción de la sensibilidad, practique cualquier forma de serenidad, jamás podrá estar serena. Cuando la mente, empero, comprende que sólo estando serena existe la comprensión, entonces ella tornase muy quieta. Esa quietud no es impuesta ni es resultado de la disciplina; es una quietud que una mente agitada no puede comprender.

 

Muchos de los que buscan la quietud de la mente abandonan la vida activa y se retiran a alguna aldea, a un monasterio, a las montañas. O bien se engolfan en ideas, se encierran en creencias, o evitan a las personas que les causan perturbación. Pero ese aislamiento no es serenidad de la mente. El encierro de la mente en una idea, o el evitar las personas que complican la villa, no trae serenidad a la mente. La serenidad de la mente llega tan sólo cuando no hay proceso de aislamiento por medio de la acumulación, y sí completa comprensión de todo el proceso de la vida de relación. La acumulación envejece la mente; y sólo cuando la mente es nueva, cuando la mente es fresca, sin proceso de acumulación, existe una posibilidad de que haya quietud mental.

 

Una mente así no está muerta; está sumamente activa. La mente serena es la mente más activa; y si queréis experimentar, ahondar en ello, veréis que en esa serenidad no hay proyección de pensamiento. El pensamiento, en todos los niveles, es evidentemente la reacción de la memoria; y el pensamiento jamás puede hallarse en estado de creación. Podrá expresar la facultad creadora, pero en sí el pensamiento jamás puede ser creador. Mas cuando hay silencio esa tranquilidad de la mente que no es un resultado-, veremos que en esa quietud hay extraordinaria actividad, una acción extraordinaria que la mente agitada por el pensamiento jamás podrá conocer. En esa serenidad no hay formulación, no hay idea, no hay recuerdo; y esa serenidad es un estado de creación que sólo puede ser vivido cuando hay completa comprensión de todo el proceso del "yo". No siendo así, la serenidad carece de sentido. Sólo en esa serenidad, que no es un resultado, descubre lo eterno, aquello que está más allá del tiempo.

 

Jiddu Krishnamurti

EL DESAPEGO ES EL DESPERTAR A LA PUREZA _ BODHIDHARMA

 


Bodhidharma en sus escritos milenarios explica porque el desapego es el despertar a la pureza que te alejan de los tres venenos: codicia, odio y confusión.

 

Y la meta de aquellos que practican el desapego es liberarse de las apariencias. Se dice en los discursos dados por Buda: «El desapego es despertar porque niega las apariencias».

 

La pureza significa atención sutil.

 

Aquellos mortales cuyas mentes tienen atención natural alcanzan el Camino del despertar y por ello son llamados Budas. Se dice en los discursos dados por Buda: «Aquellos que se liberan a sí mismos de toda apariencia son llamados Budas».

 

El aspecto de la apariencia como no apariencia no puede apreciarse visualmente sino que únicamente puede conocerse mediante la sabiduría. Cualquiera que escuche y crea esta enseñanza se embarcará en el Gran Vehículo y despertara abandonando los tres reinos.

 

El Gran Vehículo es el más grande de los vehículos. Es el transporte de los puros, que lo usan todo sin usarlo y que viajan todo el día sin viajar. Así es el vehículo de los puros. Se dice en los discursos dados por Buda: «El no vehículo es el vehículo de los Budas».

 

EL CONOCIMIENTO Y LA PUREZA

 

El conocimiento significa pureza.

 

La ignorancia significa mortalidad. No son lo mismo y tampoco son diferentes. Pero la gente distingue entre ignorancia y conocimiento. Cuando somos ignorantes hay un mundo al que escapar. Cuando somos conscientes, no hay nada donde escapar.

 

Cuando se vive en la ignorancia se está en esta orilla. Cuando se está consciente se está en la otra orilla. Pero una vez que sabes que tu mente es vacío y no ves apariencias, estás más allá de ignorancia y conocimiento. Y una vez que se está más allá de ignorancia y conocimiento, no existe la otra orilla. El Buda no está en esta orilla ni en la otra y tampoco está en mitad de la corriente. Los iniciados están en mitad de la corriente y los mortales en esta orilla y en la otra orilla está la pureza.

 

LA PUREZA Y LOS TRES VENENOS

 

Más allá de codicia odio e ignorancia no hay otra naturaleza búdica.

 

Se dice en los discursos dados por Buda: «Los budas sólo se han convertido en budas mientras vivían con los tres venenos y alimentándose del Dharma puro». Los tres venenos son codicia, odio e confusión.

 

El Buda de la mente es como la fragancia de un árbol. El Buda proviene de una mente libre de sufrimiento, al igual que la fragancia proviene de un árbol libre del deterioro. No hay fragancia sin el árbol ni Buda sin la mente. Si hay fragancia sin un árbol, se trata de una fragancia diferente. Si hay un Buda sin tu mente, se trata de un Buda diferente. Cuando los tres venenos están presentes en tu mente, viven en una tierra de inmundicia. Cuando los tres venenos están ausentes de tu mente, vives en una tierra de pureza. Se dice en los discursos dados por Buda: «Si llenas una tierra de impureza e inmundicia, nunca aparecerá ningún Buda». La impureza e inmundicia remiten a la ignorancia y a los otros venenos. Un Buda remite a una mente pura y despierta.

 

Mortalidad y pureza son como el agua y el hielo. Estar afligido por los tres venenos es la mortalidad. Estar purificado por las tres liberaciones, es la pureza. Lo que en invierno se congela dando paso al hielo se deshace en agua en verano. Elimina el hielo y no habrá agua. Si te deshaces de la mortalidad no habrá pureza. Está claro que la naturaleza del hielo es la naturaleza del agua y la naturaleza del agua es la naturaleza del hielo. Y la naturaleza de la mortalidad es la naturaleza de pureza. Mortalidad y pureza comparten la misma naturaleza, igual que comparten la misma raíz pero no la misma estación. Es sólo a causa de la ilusión sobre diferencias por lo que tenemos las palabras mortalidad y pureza.

 

LA MENTE Y LA PUREZA

 

Cuando aparece la mente mortal, desaparece la pureza.

 

Cuando desaparece la mente mortal, aparece la pureza. Cuando la mente aparece, desaparece la realidad. Cuando la mente desaparece, aparece la realidad. Quien sepa que nada depende de nada habrá encontrado el Camino, y quien sepa que la mente depende de nada siempre está en el lugar de la iluminación.

 

Alguien que busca el Camino no busca más allá de sí mismo pues sabe que la mente es el Camino. Pero cuando busca la mente no encuentra nada. Y cuando encuentra el Camino no encuentra nada. Si crees que puedes utilizar la mente para encontrar el Camino es que vives en la ignorancia. Cuando se vive en la ignorancia existe la pureza. Cuando eres consciente no existe tal cosa. Y es así porque la conciencia es la pureza.

 

Cada sufrimiento es una semilla búdica, porque el sufrimiento impele a los mortales a buscar sabiduría. Pero sólo puede decirse que el sufrimiento da origen a la pureza. No puede decirse que el sufrimiento sea la pureza. Tu cuerpo y tu mente son el campo, el sufrimiento es la semilla, la sabiduría el brote y la pureza el grano.

 

Cuando la mente deja de moverse, penetra en el Nirvana. Nirvana es una mente vacía. Cuando no existe la ignorancia, los Budas alcanzan el Nirvana. Cuando no existen las aflicciones, los puros entran en el lugar del despertar. Un lugar deshabitado es uno sin codicia, odio ni ignorancia. La codicia es el reino del deseo, el odio el reino de la forma y la ignorancia el reino sin forma.

 

Cualquiera que sepa que la mente es una ficción y está vacía de cualquier cosa real, sabe que su propia mente ni existe ni no existe.

 

Los mortales crean la mente, proclamando que existe.

Los iniciados niegan la mente, proclamando que no existe.

Pero los puros y los Budas ni crean ni niegan la mente.

Los puros saben que NO HAY MENTE y NO HAY NO-MENTE. Eso es lo que significa que la mente ni existe ni no existe. La mente que ni existe ni no existe es lo que se denomina el Camino Medio.

 

Los puros ven a través de la ignorancia y al no utilizar la mente para hacer aparecer la mente siempre se encuentran en la tierra de los Budas. Si no utilizas tu mente para crean mente, todos los estados mentales son vacío y cada pensamiento inmóvil; irás de una tierra búdica a otra. Si utilizas la mente para crear mente, todos los estados mentales son intranquilos y cada pensamiento está en movimiento: vas de un infierno al siguiente. Cuando aparece un pensamiento hay buen y mal karma, cielo e infierno. Cuando no aparecen pensamientos, no hay ni buen ni mal karma, ni cielo ni infierno.

 

Los ojos que no se aferran a la forma son las Puertas del Budismo Zen. Los oídos que no se aferran al sonido son también las Puertas del Budismo Zen. En pocas palabras, aquellos que perciben la existencia y la naturaleza de los fenómenos y permanecen sin aferrarse son liberados. Aquellos que perciben la apariencia externa de los fenómenos están a su merced. Liberación significa no estar sujeto a la aflicción. No hay otra liberación. Cuando se sabe cómo mirar la forma, la forma no da paso a la aparición de la mente y la mente no da paso a la aparición de la forma. Ambas, forma y mente, son puras.

 

EL DHARMA Y LOS PUROS

 

A la luz del Dharma imparcial los mortales no son diferentes de los sabios. En los discursos dados por Buda se dice: «El Dharma imparcial es algo que los mortales no pueden penetrar ni los sabios practicar». El Dharma imparcial sólo es practicado por los grandes Budas y los puros. Ver la muerte como algo diferente de la vida o el movimiento como algo diferente de la inmovilidad es ser parcial. Ser imparcial significa ver el sufrimiento como algo no diferenciado del Nirvana, porque la naturaleza de ambos es el vacío. Al imaginar que pondrán fin al sufrimiento y entrarán en el Nirvana, los iniciados acaban atrapados por el Nirvana. Pero los puros saben que el sufrimiento es esencialmente vacío y permaneciendo en el vacío permanecen en el Nirvana. Nirvana significa no nacimiento y no muerte. Está más allá de nacimiento y muerte y más allá del Nirvana.

 

La gente de comprensión superficial imagina que acumula méritos y confunde el cuerpo de transformación con el Buda. La gente de comprensión moderada imagina que está poniendo fin al sufrimiento y confunde el cuerpo de recompensa con el Buda. Y la gente de profunda comprensión imagina que experimenta la pureza y confunde el cuerpo real con el Buda. Pero la gente con la comprensión más profunda mira en su interior, sin ser distraída por nada. Como una mente clara es el Buda, alcanzan la comprensión de un Buda sin utilizar la mente. Los tres cuerpos, como todas las además cosas, son inalcanzables e indescriptibles. La mente sin estorbo alcanza el Camino. Se dice en los discursos dados por Buda: «Los Budas no predican el Dharma. No liberan mortales. Y no experimentan la pureza». Eso es lo que quiero decir.

 

«El Dharma es la verdad de que todas las naturalezas son puras». Bodhidharma

 

BODHIDHARMA


miércoles, 22 de febrero de 2023

EL SER INTERNO HACE FLORECER EL AMOR

 

EL

 

El contacto interno crea un espacio abierto, de no-mente, en el que puede florecer el amor. Pero si la mente dirige tu vida los problemas aparecerán.


LA ALEGRÍA DE SER Y EL ARTE DE ESCUCHAR

Has usado la palabra Ser ¿Puedes explicar su significado?

 

El Ser es la Vida Una, eterna y omnipresente, más allá de la miríada de formas de vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo es trascendente, también impregna profundamente cada forma, y su esencia es invisible e indestructible.

 

Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza amorosa. Pero no trates de agarrarlo con la mente. No trates de entenderlo. Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente. La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de "sensación-realización".

 

En el estado de conciencia normal, es decir, no iluminado, el poder y el infinito potencial creativo que residen en el ahora quedan totalmente oscurecidos por el tiempo psicológico. Tu vida pierde la cualidad vibrante, la frescura, la maravilla. Las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo se expresan en acciones absolutamente repetitivas; son un guión mental que te da una especie de identidad, pero distorsiona o encubre la realidad del ahora. Entonces, la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de un presente insatisfactorio.

 

LA ALEGRÍA DE SER

 

En las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total ahora.

 

Para notar si te has dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple. Basta con preguntarse: ¿Hay alegría, fluidez y ligereza en lo que estoy haciendo? Si no es así, el tiempo encubre el momento presente, y percibimos erróneamente la vida como una carga o como un esfuerzo.

 

Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo. El "cómo" siempre es más importante que el "qué". Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Concede toda tu atención a lo que el momento te presente. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello.

 

En cuanto honras el momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría, suavidad y amor. Si tus actos surgen de la conciencia del momento presente, cualquier cosa que hagas, hasta la acción más simple, quedará impregnada de calidad, cuidado y amor.

 

Por tanto, no te preocupes por el fruto de tus acciones: mantente atento a la acción misma. El fruto ya vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy poderosa. En el Bhagavad Gita, Una las enseñanzas espirituales más antiguas y hermosas que se conocen, el desapego del fruto de la acción recibe el nombre de karma yoga. Se describe como la senda de la "acción consagrada".

 

Cuando cesa el esfuerzo compulsivo por alejarse del ahora, el amor del Ser fluye en todo lo que haces. En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización; no buscas en él la salvación. Por lo tanto, no te apegas a los resultados. Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has encontrado la vida subyacente en tu situación de vida.

 

En ausencia del tiempo psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal. Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total ahora.

 

LA TOTALIDAD

 

En ese estado de totalidad, ¿Aún seríamos capaces de conseguir objetivos externos? ¿Tendríamos deseos de conseguirlos?

 

Por supuesto, pero ya no tendrías expectativas ilusorias de que algo o alguien del futuro va a salvarte o hacerte feliz. En lo relativo a tu situación de vida, puede que te queden cosas por conseguir o adquirir; son parte del mundo de la forma, del mundo de la ganancia y de la pérdida. Sin embargo, a un nivel más profundo, ya estás completo y, cuando tomas conciencia de ello, todo lo que haces queda envuelto en una energía alegre y juguetona. Estando liberado del tiempo psicológico, ya no persigues tus objetivos con sombría determinación, impulsado por el miedo, la ira, el descontento o la necesidad de convertirte en alguien. Tampoco te paraliza el miedo al fracaso, que para el ego implica una pérdida de identidad. Cuando tu sentido de identidad se deriva del Ser, cuando te liberas del "devenir" como necesidad psicológica, ni tu felicidad ni tu sentido de identidad dependen de los resultados, y por tanto estás libre del miedo. No buscas la permanencia donde no puedes hallarla: en el mundo de la forma, de la ganancia y de la pérdida, del nacimiento y de la muerte. No pides que las situaciones, condiciones, lugares o personas te hagan feliz y después sufres si no responden a tus expectativas.

 

Respetas y honras todas las cosas, pero ninguna importa demasiado. Las formas nacen y mueren, pero tú eres consciente de lo eterno que está detrás de las formas. Sabes que "nada real puede ser amenazado".

 

Cuando éste es tu estado de Ser, ¿Cómo puedes fracasar? Ya has triunfado.

 

EL ARTE DE ESCUCHAR.

 

Cuando escuches a otra persona, no te limites a hacerlo con tu mente; escúchala con todo tu cuerpo. Y mientras escuchas, siente el campo energético de tu cuerpo interno. Esto aleja la atención del pensamiento y crea un espacio tranquilo que te permite escuchar sin interferencias mentales. Estás dando espacio a la otra persona, espacio para ser. Es el regalo más precioso que le puedes dar. La mayoría de la gente no sabe escuchar porque casi toda su atención está ocupada por el pensamiento. Suelen prestar más atención a su propio pensamiento que a lo que la otra persona les está diciendo, y ninguna a lo verdaderamente importante: el Ser de la otra persona debajo de las palabras y de la mente. Por supuesto que no puedes sentir el Ser de otra persona si no es a través de tu propio Ser. Estás empezando a tomar conciencia de la unidad, que es amor. En el nivel más profundo del Ser, eres uno con todo lo que es.

 

La mayoría de las relaciones humanas consisten principalmente en la interacción de unas mentes con otras, y no en seres humanos que se comunican, que están en comunión. Así no puede crecer ninguna relación, y por eso suelen ser tan conflictivas. Cuando la mente dirige tu vida, el conflicto, la lucha y los problemas son inevitables. Estar en contacto con el cuerpo interno crea un espacio abierto, de no-mente, en el que puede florecer el amor.

 

Eckhart Tolle

 

Fuente_ La Iluminacion Espiritual

viernes, 3 de febrero de 2023

LA VIDA ES REAL PERO HAY QUE DESPERTAR

 

 


La vida es una oportunidad para alcanzar la vida real. La vida real está oculta en alguna parte en esta vida, pero hay que suscitarla, hay que despertarla.

 

LA VIDA Y LA MUERTE

La vida es una ocasión para prepararse para la muerte y el más allá.

 

Si no te preparas para la muerte y para el más allá, eres un tonto; estás desaprovechando una gran oportunidad. La vida es solo una oportunidad. Esta vida que conoces no es la vida real. Es solo una oportunidad para alcanzar la vida real. La vida real está oculta en alguna parte en esta vida, pero hay que suscitarla, hay que despertarla. Está profundamente dormida. Aún no es consciente de sí misma. Y si tu vida real no es consciente de sí misma, todo lo que llamas tu vida no será otra cosa que un largo sueño. Y tampoco puede ser dulce; será una pesadilla.

 

Si la muerte es tan hermosa, te trae una nueva vida. Pero hay que vivir cada momento, ya sea de vida, de amor, de ira, de muerte. Sea lo que sea, hay que vivir cada momento tan conscientemente como sea posible.

 

Thich Nhat Hanh es el Maestro indicado para hablarnos de este tema, veamos...

 

SECRETOS DE LA VIDA Y LA MUERTE

«Nuestra cita con la vida tiene lugar en el momento presente. Nuestra cita se encuentra aquí, en este mismo lugar.»

 

Al observar a un nivel profundo las cosas, podemos vencer la muerte, porque la observación de la impermanencia nos lleva a traspasar los límites del nacimiento y de la muerte. Cuando observamos todo cuanto existe en el universo y todo cuanto amamos, vemos que no hay nada eterno e inmutable que pueda llamarse «yo» o «sí mismo».

 

MATAR NO ES POSIBLE

 

Si no hay tal cosa como la muerte, ¿entonces por qué matar está mal?

 

Cuando deseas matar, cuando piensas que puedes matar, tienes las percepciones equivocadas. Vamos a suponer que deseas matar a una nube, porque no sabes que una nube no puede morir. Una nube solamente puede convertirse en nieve o lluvia. Así que la voluntad de matar es un tipo de energía que se caracteriza por la ignorancia, percepción errónea, enojo y violencia. Es por ello que el acto de matar está mal. Está mal porque no tiene inteligencia, sabiduría. Tiene mucha violencia y sufrimiento. Incluso la idea previa al acto de matar ya es incorrecta. Lo que es incorrecto puede traer mucho sufrimiento. No hacia la otra persona, sino para nosotros.

 

Vamos a suponer que quieres matar a una nube. ¿Cómo puedes matar a una nube? Tu intención de matar a alguien, de destruir a alguien, solamente va a llevarte a sufrir. Es por esto que debemos tocar la verdadera naturaleza del no-nacimiento y no-muerte.

 

Alguien que comete suicidio trae mucho sufrimiento. Piensa que puede matarse a sí mismo, pero el hecho es que no puede. Su intento de matarse a sí mismo lo hace sufrir más, y hace que la gente a su alrededor sufra más. Tú no puedes morir y no puedes matar a nadie. Mahatma Gandhi aún está vivo y fuerte todavía. Él está en todos nosotros. También Martin Luther King; también Jesucristo; también Buda.

 

La voluntad de matar es sufrimiento porque contiene ignorancia, enojo, y violencia dentro de sí. La ciencia moderna está de acuerdo con el Buda respecto a que no puedes asesinar nada; no puedes hacer que nada desaparezca. Nada puede morir. Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma. Sólo existe la transformación; no existe la muerte. Parece que existe la muerte y el nacimiento, pero si vas a lo profundo, verás que no es verdad. Si estudias ciencia, química, o biología profundamente, entrarás en contacto con la verdad del no-nacimiento y no-muerte.

 

NACER Y MORIR

 

¿Existe la vida después de la muerte?

 

La vida está siempre con la muerte, al mismo tiempo, no sólo antes. La vida no puede separarse de la muerte. Donde hay vida, hay muerte; y donde hay muerte, hay vida. Esto requiere de cierta meditación para comprenderse. En el budismo, hablamos del inter-ser, lo que significa que tú no puedes ser tú por ti mismo. Tienes que inter-ser con el otro lado. Es como la izquierda y la derecha. Si no está la derecha, no puede ser la izquierda. Si la izquierda no está, la derecha no puede ser. No es posible separar la izquierda de la derecha. No es posible separar la derecha de la izquierda.

 

Lo mismo para el bien y el mal, el antes y el después, el aquí y el allá, para el tú y el yo. Yo no puedo ser sin que haya tú. La flor de loto no puede ser sin el lodo. Sin el lodo, el loto no es posible. No hay felicidad sin sufrimiento. No hay vida sin muerte.

 

Cuando los biólogos observan el cuerpo de un ser humano, observan que la vida y la muerte ocurren a la vez. En este mismo momento, miles de células están muriendo. Cuando te rascas la piel así, muchas células muertas se caen. Han muerto. Muchas células mueren a cada momento de nuestro día a día. Debido a que estás tan ocupado, no te das cuenta de que estás muriendo. Si ellas mueren, tú mueres. Piensas que no has muerto todavía. Piensas que faltan 50 o 70 años todavía para que mueras: no es verdad. La muerte no está al final del camino. La muerte está aquí y ahora.

 

La muerte está ocurriendo aquí y ahora, a cada momento. Debido a que ciertas células están muriendo, el nacimiento de otras células es posible. Muchas células están naciendo en el momento presente, y no tenemos tiempo de cantarles feliz cumpleaños. El hecho es que, desde el punto de vista científico, puedes darte cuenta de que el nacimiento y la muerte están ocurriendo en el momento presente. Así que estás experimentando la muerte y el nacimiento en todo momento. No pienses que solamente naciste en ese momento que se escribió en tu acta de nacimiento. Ese no fue tu primer momento. Antes de ese momento, hubo momentos en que ya existías. Antes de que fueras concebido en el vientre de tu madre, ya estabas ahí, en tu padre y en tu madre, en otra forma. Así que no hay nacimiento, no hay inicio real. Y tampoco hay final.

 

MIEDO A MORIR

 

Las nubes no tienen miedo a morir.

 

Cuando sabemos que el nacimiento y la muerte van siempre juntos, ya no tenemos miedo de morir. Porque al momento de morir, también hay nacimiento. No pueden separarse. Esta es una meditación muy profunda. No hay que meditar solamente con el cerebro. Hay que observar la vida a través de todas las cosas; así puedes ver cómo la vida y la muerte se entrelazan en todas las cosas, en los árboles, los animales, el clima, la materia, la energía. Los científicos han declarado que no existe el nacimiento ni la muerte. Sólo hay transformación. Así que la transformación es posible, es real, y el nacimiento y la muerte no son reales. Lo que llamamos vida y muerte, es solamente transformación.

 

«Las nubes también son así. No tienen miedo a morir. Saben que si ellas no son nubes, pueden ser algo más igualmente hermoso, como la lluvia o la nieve.»

 

Así las olas no van a buscar el agua. No tienen que ir y buscar el agua, porque ellas son agua en el aquí y el ahora. Lo mismo es cierto para Dios. No tenemos que buscar a Dios. Somos Dios. Dios es nuestra verdadera naturaleza. No tenemos que ir a buscar el nirvana. El nirvana es nuestro suelo. Esa es la enseñanza del Buda. Algunos de nosotros hemos sido capaces de darnos cuenta de ello. Disfrutamos el momento presente. Sabemos que no es posible que muramos.

 

TRASCENDER LA EXISTENCIA

 

Trascendiendo el nacimiento y la muerte.

 

Normalmente creemos que el nacimiento es algo inexistente que empieza a existir y que la muerte es algo existente que deja de existir. Pero al observar a fondo las cosas que esta idea acerca del nacimiento y de la muerte es errónea en muchos sentidos. No hay ningún fenómeno que pueda nacer de la nada ni tampoco ningún fenómeno que pueda reducirse a nada. Las cosas se están transformando sin cesar. La nube no muere, solo se convierte en lluvia. La lluvia no nace, sólo es la transformación y la continuación de la nube. Las hojas, un par de zapatos, la alegría y el sufrimiento siguen todos este principio del no-nacimiento y de la no- muerte. Pensar que al morir dejamos de existir es una visión muy limitada que en el budismo se llama «visión nihilista». La limitada visión de creer que al morir seguimos existiendo sin haber cambiado en nada se llama «visión de la permanencia». La realidad trasciende tanto la permanencia como la aniquilación.

 

El Buda nos enseñó a observar directamente los elementos que combinados constituyen nuestro cuerpo a fin de ver la naturaleza de estos elementos y trascender la idea del «yo», ya sea la idea de un yo permanente e indestructible o la idea de un yo que con la muerte es objeto de una absoluta aniquilación. El sutra dice: «Cuando alguien estudia y aprende sobre el Despierto, sobre las enseñanzas del amor y la comprensión, y sobre la comunidad que vive en armonía y con plena conciencia; cuando esa persona conoce la existencia de los nobles maestros y de sus enseñanzas y practica estas enseñanzas, no piensa: “Este cuerpo es el yo, yo soy este cuerpo. Estas sensaciones son el yo, yo soy estas sensaciones. Estas percepciones son el yo, yo soy estas percepciones. Estos factores mentales son el yo, yo soy estos factores mentales. Esta conciencia es el yo, yo soy esta conciencia”, esa persona [no retrocede al pasado, ni piensa sobre el futuro] no está dejándose arrastrar por el presente».

 

Los cinco elementos combinados se convierten en aquello que llámanos el yo son la forma (el cuerpo), las sensaciones, las percepciones, los factores mentales y la conciencia. Si observamos de manera penetrante la sustancia de estos elementos percibimos su naturaleza impermanente e interdependiente, veremos sin duda que no existe una entidad que pueda llamarse el «yo». Los cinco elementos que la componen se están transformando continuamente. Nunca nacieron ni nunca morirán. No hay ningún elemento que pueda nacer de la nada ni ningún elemento que pueda reducirse a la nada. Aquello que nosotros consideramos el «yo» no nace ni muere. En la tradición budista no identificamos el «yo» con el cuerpo —tanto si se está desarrollando como si está decayendo—, ni con nuestras sensaciones, que están cambiando a cada momento. Y tampoco identificamos el yo con nuestras percepciones ni con nuestra conciencia. No estamos atados ni limitados por estos cinco elementos. Vemos que si estos elementos realmente no nacen ni se destruyen, no tenemos por qué sentirnos agobiados por la muerte. Esta nueva percepción nos permite trascender el nacimiento y la muerte.

 

Cuando el sutra habla de alguien «que practica según las enseñanzas de los nobles, significa que esta persona vive en el presente y observa a fondo las cosas para ver la naturaleza impermanente y vacía de yo de la vida. El Buda nos enseñó que hemos de «practicar a partir de hoy con diligencia, ya que si lo dejamos para mañana será demasiado tarde. La muerte llega sin avisar, y no hay forma de pactar con ella». Al observar a fondo las cosas, percibimos la naturaleza del no-nacimiento y de la no- muerte de todo cuanto existe, y ya nada puede asustarnos, ni siquiera la muerte. Trascendemos directamente el nacimiento y la muerte cuando, a través de una profunda observación y de la realización de la impermanencia y la ayoidad, penetramos las falsas ideas sobre la naturaleza de la existencia. Y una vez trascendida la muerte, «ya no necesitamos pactar con ella». Podemos sonreír, tomar la muerte de la mano y salir a pasear con ella.

 

La vida llamada «vida conducente al Brahman» de los monjes o monjas puede llevar a la realización de la naturaleza del no-nacimiento y de la no-muerte de todo cuanto existe. Esta realización es la esencia de la liberación. Por eso en el Sutra de Kaccana-Bhaddekaratta se pone de relieve que la práctica de vivir solos constituye la base de la vida que conduce al Brahman de los monjes o monjas. Y también la base de la vida para todos nosotros.

 

Thich Nhat Hang

 

Fuente: La Iluminacion Espiritual


jueves, 26 de enero de 2023

AMOR Y ESPIRITUALIDAD DE ALBERT EINSTEIN

 

 




Albert Einstein dice: Hay dos fuerzas cósmicas poderosas, el amor y la espiritualidad, que estado unidos permiten conocer una brizna de la mente creadora.

 

AMOR Y ESPIRITUALIDAD DE ALBERT EINSTEIN

El amor y la espiritualidad, son la fuerza para permanecer fiel a tu propósito

 

Un hombre como Albert Einstein... Es un hombre de tremenda inteligencia, un genio magnífico, pero está obsesionado. Está tanto en su propia dimensión, el mundo de las estrellas, el universo, que poco a poco se vuelve completamente ciego en el amor, en la espiritualidad y en todo lo demás. Se olvida cuando tiene que irse a dormir, se olvida de cuando tiene que salir de su baño.

 

A veces durante seis horas Albert Einstein solía permanecer en su bañera, hasta que su esposa comenzó a hacer demasiado alboroto, llamando a la puerta. Y ella estaba entendiendo, por lo tanto toleró tanto como era posible, ¡pero seis horas en la bañera! Y ella estaba sentada con su almuerzo cada vez más fresco y más frío y frío, y ella sabía que no era bueno molestarlo porque incluso mientras él estaba en su bañera jugando con las burbujas de jabón, su mente se movía en las profundidades del universo.

 

¡Descubrió la teoría de la relatividad en su baño!

 

Solía decir a su esposa:

 

"No me molestes. Nada es más importante. Cuando me estoy moviendo en una cierta dirección, y estoy acercándose a la pista, y llamas a la puerta... Con tu llamada y tu almuerzo me has distraído. Me estaba acercando; ahora estoy tan lejos como antes. Y nadie sabe cuándo volveré a acercarme tanto al punto. No está en mis manos".

 

Este hombre está obsesionado.

 

Sin embargo, en los momentos que quería profundizar en el amor y la espiritualidad, lo hacia con la misma facilidad y genialidad que lo hacia con el universo.

 

Veamos que dice Albert Einstein sobre el amor y la espiritualidad...

 

LA ESPIRITUALIDAD

La espiritualidad es el sentimiento cósmico religioso

 

Albert Einstein explica un estado de experiencia espiritual que nada tiene que ver con dogmas o dioses, y que le pertenece a todos: es el llamado “sentimiento cósmico religioso”.

 

Todo cuanto ha hecho y pensado la raza humana tiene que ver con la satisfacción de necesidades profundamente sentidas y con la mitigación del dolor. Y es preciso tener esto continuamente presente si se desea comprender el significado y evolución de los movimientos espirituales.

 

Ese sentimiento cósmico religioso, es la más alta esfera de las capacidades humanas, puede compararse a lo que Freud llamaba el “sentimiento oceánico”, que es la intuición del infinito que todo hombre experimenta ante la mera existencia, o, en otras palabras, esa sensación de inmensidad y orfandad que rodea y ahoga al ser humano y le recuerda de manera primordial que es parte del todo.

 

Para hablar de esto, reconozco los límites del lenguaje. Admito que explicar esa sensación a quien no la haya experimentado en absoluto resulta difícil, si no imposible, sobre todo porque no está asociada a ningún concepto antropomórfico correspondiente a Dios.

 

Para que entiendan lo explicare así:

 

El individuo siente la futilidad de los deseos y aspiraciones humanas, y percibe al mismo tiempo el orden sublime y maravilloso que se pone de manifiesto tanto en la naturaleza como en el mundo del pensamiento.

 

La existencia individual se le impone como una especie de prisión, y ansía experimentar el universo como un todo único significativo.

 

Los albores del sentimiento cósmico religioso se dejan ya sentir en muchos de los Salmos de David y en algunos profetas. En el budismo, según aprendimos especialmente en algunos escritos maravillosos de Schopenhauer, aparece con mucha mayor fuerza este elemento.

 

Los genios espirituales de todas las épocas se han distinguido por esta especie de sentimiento religioso que no conoce dogmas ni concibe a Dios a imagen y semejanza humana; y que carece por tanto de iglesia alguna que deba basar en ellos sus principales enseñanzas.

 

Por eso, es precisamente entre los herejes de todos los tiempos entre quieres encontramos a esos hombres impregnados de esta forma suprema de sentimiento religioso, y que en muchos casos fueron considerados por sus contemporáneos como ateos, y también en otros como santos.

 

«Mirados a esta luz, hombres como Demócrito, Francisco de Asís y Spinoza son íntimamente afines entre sí».

 

El límite de mi mundo es el límite de mi leguaje, como diría Wittgenstein. ¿Cómo comunicar un sentimiento que no da lugar a un concepto definido de Dios ni a una teología? Esa función le corresponde al arte y a la ciencia en tanto que no sólo despiertan sino que mantienen vivo ese sentimiento en quienes tienen la capacidad de recibirlo.

 

«Y llegamos así a una concepción de lo más próspera entre la espiritualidad y la ciencia, antagonistas históricamente irreconciliables».

 

Hay que conseguir vincular la labor científica de los hombres más diligentes como lo fueron Newton y Kepler con esa fuerza reguladora que lleva a un individuo a seguir la voluntad universal. Es el ansia por comprender “aunque sólo fuera una brizna de la mente creadora que revela este mundo” lo que hace capaces a los hombres de gastar su vida en revelar la mecánica celeste. Lo que proporciona a un hombre esa fuerza, es el sentimiento cósmico religioso.

 

EL SENTIMIENTO CÓSMICO RELIGIOSO

Yo sostengo que el sentimiento cósmico religioso constituye la más fuerte y noble motivación de la investigación científica. Solamente quienes pueden percatarse del inmenso esfuerzo y, sobre todo, de la devoción que requiere trabajar como pionero en un campo científico teórico, son capaces de comprender que semejante trabajo, por alejado que pueda parecer de las realidades de la vida, sólo puede surgir de la fuerza emocional vinculada a tal sentimiento.

 

¡Qué profunda convicción de la racionalidad del universo, y qué ansia de comprender, aunque sólo fuera una brizna de la mente creadora que revela este mundo, debieron de tener Kepler y Newton, para hacerlos capaces de gastar años y años de solitario trabajo en el empeño de desenmarañar los principios de la mecánica celeste!

 

A aquellos cuyo contacto con la investigación científica proviene principalmente de sus aplicaciones prácticas les resulta fácil hacerse una idea completamente falsa de la mentalidad de esos hombres que, en medio de un mundo escéptico, han sido capaces de abrir el camino a otros espíritus afines desperdigados a lo largo y ancho del mundo y de los siglos.

 

Sólo quien ha dedicado su vida a empeños semejantes puede hacerse una idea vívida y adecuada de lo que inspiró a tales hombres y les proporcionó la fuerza necesaria para permanecer fieles a su propósito a pesar de incontables fracasos. Lo que proporciona a un hombre esa fuerza es el sentimiento cósmico religioso. Un contemporáneo nuestro ha dicho, no sin razón, que en esta era materialista en que vivimos, los únicos seres profundamente espirituales son quienes trabajan con la máxima seriedad.

 

EL AMOR

La carta que Albert Einstein a su hija Lieserl Einstein sobre el Amor.

 

Aunque no fue hasta finales de los años 80 que la hija del célebre genio las donó a la Universidad Hebrea, con la orden explícita de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte, ésta en particular me ha resultado muy adecuada para compartirla con ustedes.

 

Veamos la carta de Albert Einstein a su hija Lieserl sobre el Amor...

 

“Mi querida Leiserl,

 

Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aún así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

 

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.

 

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas: el Amor.

 

El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe.

 

El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras.

 

El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos.

 

El Amor permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo.

 

El Amor revela y desvela.

 

Por amor se vive y se muere.

 

El Amor es Dios, y Dios es Amor.

 

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos olvidado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo. Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre.

 

Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites. Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía.

 

Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser siente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

 

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

 

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.

 

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida.

 

Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!”.

 

Ama a quien te ama, valora a esa persona que esta junto a ti, incluso en los momentos en los que ni tu mismo(a) te soportas, quienes te aman estan junto a ti en los momentos dificiles, facil es estar en los buenos momentos dificiles es que esten juntos a ti cuando mas necesitas apoyo y atencion.

 

No permitas que la costumbre de tenerlo o tenerla, te arrebate de a poco ese alguien especial que la vida te ha dado. Recuerda que en los seres humanos el exterior no siempre demuestra lo que en el interior se siente. Cuida, escucha, atiende. Y sobre todo ama. Hasta que tus fuerzas se agoten, y si te agotas, descansa y vuelve a amar. Renueva los sentimientos y no desmayes. Se feliz y haz feliz.

 

Tu padre: Albert Einstein”


abert einstein


Fuente: La Iluminacion Espiritual


 


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...