Capitulo X (Segundo Escrito)
NI AYER NI MAÑANA NI HOY
ASÍ QUE LO PRIMERO: La mente sustituye con el pensamiento y el sueño pero nunca puede convertirse en lo real. No pasa de ser una imitación. Puede parecer real pero no lo es; no puede serlo. ¿Cómo va a ser lo real un símbolo, un símbolo lingüístico?
Tú estás hambriento y yo sigo hablando de pan. Estás sediento y yo sigo hablando de agua, y no sólo hablando, sino que te doy la mejor fórmula científica del agua. O bien te doy una definición muy clara o te digo: «No te preocupes, el agua es H2O. Simplemente repite H2O, H2O..., conviértelo en un mantra, una meditación transcendental: H2O, H2O, H2O. Y todo te ocurrirá (la sed se irá) porque esta es la fórmula». Puede que H2O sea la fórmula, pero tu sed no se dará por enterada. Esto es lo que está ocurriendo en todo el mundo. Sigue repitiendo: Aum, Aum, Aum. Aum también es una fórmula, exactamente igual que H2O, pues los hindúes descubrieron que esos tres sonidos (A, U, M) son los sonidos raíz, así que Aum comprende todos los sonidos posibles. ¿Entonces para qué se necesita otro mantra? Simplemente repite: Aum, Aum, y repetirás toda la gama de sonidos, la raíz. Así que si tienes la raíz, sigue repitiéndola: pronto florecerá. Ni H2O ni Aum ni algo por el estilo te servirá de nada, porque ¿quién lo repetirá? Lo repetirá la mente. Y la realidad está ahí a tu alrededor; no hay necesidad de repetirlo, ni siquiera de pensar en ello. Simplemente observa, simplemente abre los ojos y ve: ¡está en todas partes! Conseguirlo no es un milagro, el milagro es que no te hayas dado cuenta. Recuerda, yo nunca digo que Buda o Sosan sean un milagro; ¡tú eres el milagro! Porque lo que sea que ellos hayan alcanzado es algo muy simple, todo el mundo debería alcanzarlo. ¿Cuál es el misterio del que hay que hablar? Un buda ha visto la realidad y la realidad está justo delante de ti. ¿Por qué decir que este logro es un gran fenómeno, un gran acontecimiento? ¡No es nada! ¡Es sencillo! La realidad está tan delante de Buda como de ti o de un búfalo.
El milagro eres tú; ¿cómo es que no te has dado cuenta y cómo es que puedes seguir sin darte cuenta? En realidad, debes de haber desarrollado una gran técnica, perfecta, para que durante vidas sigas sin darte cuenta. Y la realidad no puede hacer nada, está justo delante de ti y sigues sin darte cuenta. ¿Dónde está el truco? ¿Cómo se consigue? ¿Cómo consigues hacer este truco de magia? La magia está en el «acerca de». Estas palabras «acerca de» son la magia.
Ahí hay una flor, tú empiezas a pensar acerca de la flor; la flor ya no está ahí, la mente se desvía con las palabras. Entonces te rodea una fina película que te separa de la flor. Entonces todo es turbio y cenagoso, entonces la palabra se vuelve más importante que lo real, entonces el símbolo se hace más importante que aquello que simboliza.
¿Qué es Alá?: una palabra. ¿Qué es Brahma?: una palabra. ¿Qué es Dios?: una palabra. Y los hindúes, los cristianos y los mahometanos continúan luchando por la palabra, y a nadie le preocupa que estas tres palabras simbolicen lo mismo.
El símbolo se vuelve lo más importante. Si dices algo en contra de Alá, los mahometanos estarán dispuestos a luchar, a matar o morir. Pero los hindúes se reirán, porque el insultado ha sido Alá, y no les importa. Pero di lo mismo acerca de Brahma, entonces sacarán la espada, entonces no lo pueden tolerar. ¡Qué tontería! Alá o Brahma o Dios: existen tres mil idiomas, así que hay tres mil palabras para nombrar a Dios.
Lo simbolizado es menos importante que el símbolo: la rosa no es importante, lo importante es la palabra «rosa». Y el hombre se ha hecho tan adicto a las palabras, está tan intoxicado por las palabras, que las palabras pueden producir reacción.
Alguien dice «limón» y se te llena la boca de saliva. Esto es adición a las palabras. Ni siquiera el limón puede ser tan efectivo: puede que haya uno sobre la mesa y tú no salives.
Pero si alguien dice «limón»,, se te llena la boca de saliva.
La palabra se ha vuelto más importante que lo real. Ahí está el truco. Y a no ser que abandones esta adición a las palabras nunca te será posible encontrar la realidad. No hay ninguna otra barrera. Mantente absolutamente sin lenguaje y de repente ahí está, siempre ha estado ahí. De repente tus ojos ven claramente; ves con claridad y todo se ilumina.
Todo el esfuerzo de todas la meditaciones radica, sencillamente, en cómo salirse del lenguaje. Salirse de la sociedad no servirá de nada porque, básicamente, la sociedad no es otra cosa que lenguaje.
Por eso los animales no tienen sociedades, porque no tienen lenguaje. Simplemente piensa: si no pudieras hablar, si no tuvieras lenguaje, ¿cómo podría existir una sociedad? ¡Imposible! ¿Quién sería tu esposa? ¿Quién sería tu marido? ¿Quién sería tu padre y quién sería tu madre? Sin el lenguaje, ninguna prisión es posible.
Es por eso que los animales no tienen ninguna sociedad. Y si existe alguna sociedad, por ejemplo la de las hormigas o la de las abejas, entonces puedes sospechar que tienen que tener algún lenguaje.
Y ahora los científicos han descubierto que las abejas tienen un lenguaje; un pequeño lenguaje de sólo cuatro palabras, pero tienen uno. Las hormigas deben de tener un lenguaje porque su sociedad es muy organizada; no podría existir sin un lenguaje. La sociedad existe por el lenguaje. En el momento en que te sales del lenguaje, la sociedad desaparece. No hay necesidad de irse a los Himalayas, porque si te llevas el lenguaje, puede que estés solo en el exterior, pero en el interior estará la sociedad.
Estarás hablando con amigos, haciendo el amor con tu esposa o con las esposas de otros, comprando, vendiendo. Continuarás haciendo lo mismo que estabas haciendo aquí. Sólo hay un Himalaya y se trata de un estado de consciencia interna donde el lenguaje no existe. Y este es posible; porque el lenguaje se aprende, no es tu naturaleza. Tú naciste sin lenguaje. El lenguaje te ha sido dado, no lo has traído por naturaleza. No es natural, es una consecuencia social. Sé feliz, porque ahí está la posibilidad de salirse de él. Si lo hubieras traído al nacer, no habría forma de salirse de él.
Pero entonces no habría ninguna necesidad, porque entonces sería una parte del Tao. No forma parte del Tao; es algo que ha hecho el hombre. Es útil, tiene una función; la sociedad no puede existir sin el lenguaje. El individuo no necesita formar parte de la sociedad las veinticuatro horas del día. Si dejas de formar parte de la sociedad, aunque sólo sea por unos minutos, de pronto te fundes con el todo y te conviertes en una parte del Tao. Deberías ser flexible.
Cuando necesites moverte en la sociedad debes usar el lenguaje; cuando no necesites moverte en la sociedad deberías dejar el lenguaje. El lenguaje debería ser usado como una función, como un mecanismo. No deberías obsesionarte con él, eso es todo.
Hasta Sosan utiliza el lenguaje. Yo estoy utilizando el lenguaje porque quiero comunicaros algo. Pero cuando no estoy con vosotros, entonces, simplemente, no estoy en el lenguaje.
Cuando tengo que hablar uso el lenguaje; cuando no estoy con vosotros estoy sin lenguaje, no hay ninguna palabra moviéndose en el interior. Cuando me comunico me vuelvo parte de la sociedad. Cuando no me estoy comunicando me vuelvo parte del Tao, parte del Universo, parte de la naturaleza, de Dios; lo puedes llamar como quieras. Con Dios, el silencio es comunicación; con los hombres, la comunicación es el lenguaje. Si te quieres comunicar con Dios estate en silencio; si te quieres comunicar con los hombres habla, no te quedes en silencio. Si te sientas en silencio con algún amigo te sentirás extraño. El pensará que algo va mal, te preguntará: «¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no hablas? ¿Acaso estás triste, deprimido o algo por el estilo? ¿Algo va mal?». Si el marido se sienta en silencio, la mujer inmediatamente empezará a crear problemas: «¿Por qué estás en silencio? ¿Por qué no me hablas?». Si de repente la mujer se queda en silencio se crean problemas. ¿Por qué esa necesidad de hablar con alguien? Porque si no hablas significa que estás solo, que no aceptas que estás con alguien. Cuando no hablas, el otro no existe para ti, estás solo.
El otro se da cuenta de que estás indiferente con él o ella. Así que la gente sigue hablando.
Cuando no quieren hablar, cuando no hay nada que comunicar, nada que decir, hablan del tiempo, o cualquier otra cosa; todo vale. La cuestión es hablar, porque si no hablas el otro se puede sentir herido. Además estar en silencio cuando hay alguien presente es de mala educación. Pero con Dios ocurre justo lo contrario; con la naturaleza, si hablas te estarás equivocando. Con la naturaleza, hablar significa que eres indiferente a esa realidad que está delante de ti. Ahí sólo se necesita silencio. Cuando naces traes silencio al mundo. El lenguaje es algo que se te da; es un regalo, una enseñanza de la sociedad. Es útil; una herramienta, un recurso. Pero tú traes contigo silencio al mundo. Encuentra ese silencio de nuevo, eso es todo; sé un niño de nuevo. Todo el asunto se reduce a eso, esta es la conclusión.
Todos los Budas llegan a esta conclusión: tienes que volver a ser parte de la naturaleza. Eso no significa que, necesariamente, tengas que ir en contra de la sociedad; eso sólo significa ir más allá de la sociedad, no en su contra. Cuando naciste..., el primer momento de tu nacimiento se tiene que convertir en el último momento de tu vida. Tu muerte tiene que ser como nacer de nuevo, tienes que volver a ser como un niño, renacer.
Dice Jesús: «A no ser que vuelvas a nacer no podrás entrar en el reino de los cielos. Sé como un niño». ¿Qué quiere decir esto? Simplemente quiere decir: sé natural. Todo lo que la sociedad te da es bueno, pero no te quedes confinado en ello, de otra forma se convertirá en una prisión. Vuelve a ser el infinito. La sociedad no puede ser infinita, tiene que ser un estrecho túnel, tiene que serlo por su naturaleza. Y la segunda cosa que hay que recordar antes de que entremos en este sutra es: si estás en silencio no eres, porque sólo las perturbaciones se sienten. ¿Has sentido el silencio alguna vez? ¿Quién lo va a sentir?; porque si lo sientes, hay una ligera perturbación.
Ocurrió una vez: Uno de los discípulos de Bodhidharma fue a verle, y Bodhidharma le había dicho: «Vuélvete completamente vacío y silencioso, sólo entonces ven a verme».
El discípulo trabajó durante años. Luego se volvió vacío y silencioso. Así que fue a ver a Bodhidharma y le dijo: «Ahora maestro, he venido, tú me habías dicho: "Sé silencio y vacío". Ahora me he vuelto silencio y vacío». Bodhidharma le dijo: «Sal fuera y arroja también este vacío y este silencio». Porque si puedes sentirlo entonces no es total, todavía existe una división. El que siente todavía no está en silencio. El silencio tiene que estar en el ambiente, alrededor; pero el que siente todavía no está en silencio, de otra forma, ¿quién lo iba a sentir? Cuando realmente estás en silencio ni siquiera estás en silencio, porque silencio es justamente lo opuesto al ruido. Si no hay ruido, ¿cómo puede haber silencio? Cuando desaparece el ruido también desaparece su opuesto. Entonces ni siquiera puedes decir: «Estoy en silencio». Si lo dices, lo pierdes. Por eso los Upanishad dicen: «El que dice: "He conocido", no ha conocido». Sócrates dice que, cuando uno se vuelve sabio, sólo conoce la ignorancia, nada más. Cuando te vuelves silencioso no sabes qué es qué. Todas las cosas se diluyen en todas las demás cosas. Porque no estás aquí. Tú solamente eres parte del ruido; el yo es la cosa más ruidosa del mundo.
¡No existe ningún avión a reacción que pueda hacer el ruido que él hace! Es el mayor perturbador de este mundo, todo lo demás es solamente un subproducto suyo. El yo crea el fenómeno más ruidoso. Cuando estás en silencio no eres. ¿Quién va a sentir? Cuando estás vacío, no puedes sentir: «estoy vacío»; si fuera así, querría decir que todavía estás tú ahí para sentir y entonces la casa está llena, no vacía. Cuando estás realmente vacío, estás vacío de ti mismo. Cuando cesa el ruido, también tú cesas.
Entonces la realidad está delante de ti, está todo a tu alrededor. Está dentro y fuera, está en todas partes, porque sólo la realidad puede ser. Cuando desaparece el yo desaparecen todos los sueños, porque cuando desaparece el yo desaparecen todos los deseos.
Si no hay deseo, ¿cómo va a haber un deseo incompleto que tenga que ser acabado soñando? Sólo el vacío puede ser perfecto. Eso es lo que Sosan quiere decir. Ahora trata de entender este sutra:
Vacío acá, vacío allá, y sin embargo, el Universo infinito está siempre delante de tus ojos. Infinitamente grande e infinitamente pequeño; no hay diferencia, porque las definiciones han desaparecido y no se ven límites.
Lo mismo pasa con el Ser y el no-Ser. No malgastes el tiempo con dudas y argumentos que no tienen nada que ver con esto.
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