jueves, 10 de marzo de 2016

EL LIBRO DE LA NADA OSHO



Capitulo VII (Cuarto Escrito)
TODOS LOS SUEÑOS DEBEN CESAR.
HAY QUE RECORDAR esta frase: «De una vez por todas».
Deja que penetre profundamente, porque hay dos formas de hacer las cosas: gradualmente, o de una vez. Si las haces gradualmente no serás capaz de hacerlas, porque si las haces gradualmente persisten. Por ejemplo, estás enfadado y tu ira te preocupa.
Se ha convertido en un hábito y te dices: «Voy a dejar de enfadarme poco a poco, gradualmente». ¿Cómo vas a dejar de hacerlo poco a poco, gradualmente? Porque mientras tanto practicarás y cuanto más practicas más se arraiga.
Dices que se necesita tiempo ¿Entonces qué vas a hacer? Como mucho, puedes refinar la ira. Puede que nadie la note, puede que la ocultes muy bien. Pero ¿qué harás respecto al tiempo?
Si has entendido que es algo que no está bien, entonces ¿por qué gradualmente? ¿Por qué no de una vez? Si se has entendido que algo no está bien, ¿por qué darse tiempo? Y si no lo ha; entendido, entonces ¿cómo lo vas a hacer gradualmente?
Y mientras tanto la ira vendrá y el hábito se arraigará mas.
Como mucho, puedes modificarla, pero el modificar la rabia no hace que desaparezca: todavía estará ahí. La puedes modificar de formas muy sutiles; pero estará ahí. Puede que hasta empiece a convertirse justo en su opuesto, pero estará ahí. Nadie será capaz de notarlo pero tú siempre serás consciente de que está ahí.
No, el entendimiento es siempre de una vez. O entiendes o no entiendes. Si no entiendes, ¿cómo vas a abandonar nada?
Y si entiendes, ¿por qué gradualmente? Si entiendes, ahora mismo, inmediatamente lo abandonas.
Una vez vino un hombre a ver a Buda con flores en ambas manos. Buda miró las flores y le dijo: «¡Tíralas!». Y el hombre tiró las flores que llevaba en la mano izquierda. Pensó: «Quizá sea de mal gusto traer flores en la mano izquierda a Buda» (porque la mano izquierda no está bien considerada.
La derecha está bien y la izquierda está mal, no se debe dar con la mano izquierda). Así que, sintiéndose culpable, las tiró. Buda se rió y dijo: «¡Tíralas!». Así que también tuvo que tirar las que llevaba en la mano derecha, pero entonces se quedó perplejo. Y cuando ambas manos estaban vacías, Buda se rió a carcajadas y dijo: «¡Tíralas!». Pero ya no tenía nada que tirar. Y el hombre miró a un lado y otro, sin saber qué hacer. Ananda le dijo: «Buda no ha querido decir que tiraras las flores. Lo que hay que tirar es al que ha traído las flores. Tirando las flores no ocurrirá nada. ¿Por qué no tirarte a ti mismo? El hombre entendió y se arrojó a los pies de Buda. Y nunca volvió a su palacio. Su primer ministro llegó y le dijo: «¿Qué está haciendo., Aunque quiera renunciar, deje que pase un poco de tiempo para que las cosas se asienten. ¡Regrese! Su esposa, sus hijos, sus asuntos y todo el reino...; ¡dénos un poco de tiempo! Aunque decida renunciar, ¿por qué tanta prisa?». El hombre dijo: «Cuando entiendes, siempre es de una vez. Si no entiendes, siempre pospones».
Sólo la ignorancia pospone, y al posponer, te juega una mala pasada. Sientes que has entendido, pero ¿cómo vas a hacerlo de una vez? Lo irás haciendo poco a poco; esto es un truco para no hacerlo nunca. El truco es: «Lo haré mañana». Observa: cuando te enfadas, inmediatamente actúas, pero si estás de buen humor lo pospones. Si quieres hacerle un regalo a alguien lo pospones, pero si quieres enfadarte lo haces inmediatamente; porque sabes de sobra que si pospones, las cosas no llegarán a hacerse. Posponer es un truco.
En el fondo sabes que no hay necesidad de ello, pero superficialmente piensas: «Lo voy a hacer». Así es como te engañas a ti mismo. Sosan dice: ...tales pensamientos tienen que ser finalmente abolidos de una vez por todas. ¡No pospongas! Si algo está mal, obsérvalo y abandónalo. En realidad no hay necesidad de abandonarlo. Si sientes que algo no está bien y puedes observarlo, se caerá por sí solo. No podrás mantenerlo. Lo mantienes porque no consideras que esté mal. Si no estás convencido es mejor decir: «No tengo claro que esto sea algo malo, así que lo voy a mantener».
Al menos estarás siendo honesto, y la honestidad está bien. No seas deshonesto. Algunos se acercan a mí y dicen: «Sí, yo sé que la avaricia está mal, pero poco a poco...». Pero ¿cómo o cuándo alguien ha dejado de ser avaro poco a poco?
Mientras tanto, la avaricia va echando raíces más profundas en ti. ¿Por qué decir que la avaricia está mal si no puedes abandonarla inmediatamente, en este mismo instante? Di: «Yo no siento que sea algo que esté mal, siento que está bien. Cuando sienta que está mal, lo abandonaré». Al menos serás honesto y sincero, y un hombre sincero llegará a entender.
Pero un hombre que no lo es nunca llegará a entender. Todos decís que la ira es mala: ¿entonces por qué continuar con ella? ¿Quién te obliga a tenerla? El conocimiento es transformación.
Si realmente supieras que la ira no es buena te desharías de ella inmediatamente. La abandonarías de una vez. Es algo instantáneo, no es algo que ocurra en el tiempo, no se pierde ni un momento. Pero tú eres muy astuto. Crees que sabes, pero no sabes. Quieres creer que sabes y que, poco a poco, estás intentando cambiarte a ti mismo. La transformación nunca es gradual, siempre es de una vez. Hay una historia de los jainas que cuenta lo siguiente: Un hombre llegó a su casa cansado después de todo un día de trabajo.
Su mujer le estaba dando un baño (esta es una historia antigua, ahora las mujeres ya no bañan a sus maridos).
Su mujer le estaba dando un baño y mientras le echaba agua y le relajaba el cuerpo, le dijo: «Mi hermano se ha hecho seguidor de Mahavira y está pensando en renunciar al mundo». El hombre se rió y dijo: «¿Pensando?; ¡entonces nunca renunciará!». La esposa se sintió herida, porque se trataba de su hermano. Así que dijo: «¿Qué sabes tú? Yo nunca te he visto yendo a visitar ni a Mahavira ni a Buda ni a nadie, ¿y tú eres el que cree que sabe? Mi hermano es un gran erudito y entiende a Mahavira. Medita y reza, es un hombre religioso. En cambio tú, ¿qué? Yo no veo nada religioso en ti. Nunca te he visto rezar ni meditar. ¿Y tú te atreves a decir que él nunca será capaz de renunciar? El hombre se levantó (desnudo, porque estaba tomando un baño), salió del baño y se fue a la calle.
La mujer le llamó: «¿Estás loco? ¿Dónde crees que vas?». Él contestó: «Ya he renunciado». Y nunca volvió. Este es el hombre; él entendió. Nunca se preparó para ello; nadie pensaba que fuera un hombre religioso, pero esa cualidad... Fue a Mahavira, se postró ante él y se convirtió en un fakir desnudo. La mujer fue a buscarle, llorando. Hasta el hermano de su mujer fue a convencerle de que no había prisa: «¡Fíjate en mí! Llevo pensándolo durante veinte años. Eres un loco; ¿es esta manera de renunciar?». El hombre contestó: «No me importa, ¿hay acaso alguna otra manera de hacerlo?
Lo has estado pensando durante veinte años y lo seguirás pensando durante veinte vidas. Siempre que renuncias a algo es de esta manera, porque no hay otra; ¡de una vez por todas! Ves una cosa con claridad y ocurre. Es cuestión de claridad. Una mirada directa a la naturaleza de las cosas, entonces no es cuestión de cambiar en algún lugar del futuro.
Nadie cambia en el futuro; la transformación es siempre «aquí-ahora». Este momento es el único en el que puede ocurrir algo. No hay ningún otro momento. Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente. Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son: de la misma esencia. Si el ojo nunca duerme... 

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