lunes, 5 de septiembre de 2016
Libro el Ojo del Yo (David R. Hawkins) CAPÍTULO XII (La Búsqueda De La Verdad )
CAPITULO 12
La Búsqueda De La Verdad
P: ¿Donde comienza uno la búsqueda de la autorrealización de la verdad espiritual que llamamos iluminación?
R: Es muy sencillo. Comienza con quien y que eres.
Toda verdad se encuentra dentro. Utilice las enseñanzas verificadas como guía.
P: ¿Donde se puede encontrar esa realidad de la verdad eterna? R: Comience por aceptar la importante afirmación que toda verdad es subjetiva. No desperdicies la vida buscando una verdad objetiva porque tal cosa no existe.
Y aunque existiera, no podrías encontrarla salvo que la experimentaras de un modo puramente subjetivo.
Todo conocimiento y sabiduría son subjetivos.
No podemos decir que nada exista a menos que se experimente subjetivamente.
Aun en el supuesto de que existiera un mundo material puramente objetivo, solo se podría decir que existe gracias a la experiencia sensorial subjetiva de uno acerca de el.
Hasta el materialista más recalcitrante se queda de piedra ante el hecho de que al final, es solo la propia consciencia subjetiva la que dispone de autoridad y credibilidad.
P: ¿No hay diferencia entre una realidad objetiva y una realidad subjetiva?
R: Toda realidad es subjetiva. Cualquier otra posición es una ilusión basada en la dualidad. Lo subjetivo y lo objetivo son uno y lo mismo, son solo descripciones diferentes desde distintos puntos de percepción. La Realidad no se basa en la percepción, la duración, la descripción, la forma o la medida.
Todo esto son atributos de la misma percepción que, por su propia naturaleza es transitoria, arbitraria, limitada, ilusoria y dualista.
P: ¿Qué tienen de valioso los grandes maestros y las grandes enseñanzas?
R: El don no se limita a la información, los hechos o la sabiduría, sino al nivel o poder de conciencia de la cual emanan.
Su gran poder es sustentado por la pureza del contexto.
La utilidad de muchas enseñanzas se ha visto menguada o destruida por el error en el contexto en el cual fueron transmitidas, quedando así oscurecido o distorsionado su sentido. ¿De qué otro modo se podría haber dirigido a la humanidad a través de ese patrón histórico de actos horribles y espantosos perpetrados en nombre de una religión, un dogma teológico o un posicionamiento?
Se puede excusar y racionalizar cualquier crimen mediante una afirmación distorsionada proclamada como verdadera por el mero hecho de haber sido tomada de las Escrituras por aquellos que buscan poder, fama, riquezas y control sobre los demás.
El dogma se enmascara como verdad y proporciona los slogans necesarios para llevar a civilizaciones enteras, santa, piadosa, y arrogantemente, a una muerte inexorable y horrorosa.
Todos esos imperios expiran.
P: ¿Qué diferencia de significados hay entre Dios, Yo-idad, Budeidad, Cristo, Avatar, Verdad, Iluminación, Ser, Krishna, Realidad, Consciencia, Unidad, Absoluto, Totalidad y Divinidad? R: Ninguna. Son diferentes formas lingüísticas que reflejan la cultura en la que se originaron las enseñanzas.
P: Pero ¿es que no hay diferencias entre las verdades de las distintas enseñanzas?
R: En realidad, ninguna diferencia es posible.
Todas las supuestas diferencias se deben simplemente a malentendidos y son reflejo de las limitaciones del contexto. Pueden existir diferencias entre las religiones pero no entre las verdaderas enseñanzas espirituales.
La espiritualidad une; la religiosidad divide.
P: Y ¿Cómo es eso posible?
R: Toda verdad es auto-existente, total, completa y omniabarcante sin localización, duración, o partes.
Y dado que la verdad es auto-existente en su totalidad, aquello que es un estado del Yo evidente en si mismo y subjetivo abarca a Todo Lo Que Es.
La Totalidad no admite divisiones.
P: ¿Qué es el “Yo”?
R: El Infinito Yo‖ es esa realidad subjetiva que subyace al
Yo individual y le permite la experiencia de la Yo-idad como la propia existencia.
Es el absoluto Yo el que nos permite poder afirmar Yo.
Se podría decir que Descartes lo expreso al revés.
La verdad no es Pienso, luego existo, sino su corolario,
Existo, luego pienso.
La conciencia, o la capacidad para la consciencia, es sin forma y es el telón de fondo sobre el cual se puede identificar la forma.
La forma puede ser percibida gracias a la no-forma del aparente vació del espacio.
La algo-idad solo puede ser identificada porque se destaca contra otras cosas. Podemos ver las nubes gracias a la claridad del cielo. P: ¿Hay algún atajo hacia la iluminación?
R: Si, lo hay. Uno se puede pasar muchas vidas estudiando todas las enseñanzas espirituales y filosóficas del mundo para terminar confundido y descorazonado. Busque conocimiento, no conocer acerca de.
Conocer implica una experiencia subjetiva; conocer acerca de, significa acumular hechos.
Al final, todos los hechos desaparecen, y no queda nada que conocer. Si uno se da cuenta de que el propio Ser es la Totalidad de Todo Lo Que Es, ha sido, o incluso pueda ser, ¿que mas puedes necesitar saber?
La plenitud es, por su propia naturaleza, total y completa.
P: ¿Y cómo es eso?
R: Porque una vez que te conviertes en algo, ya no hay nada más que saber acerca de ello. Conocer supone no terminado.
Aquello que soy es Totalidad.
Darse cuenta de que uno ya es y siempre ha sido Todo Lo Que Es no deja nada más que añadir.
P: Esto resulta confuso.
R: Eso se debe a que el falso yo/ego se identifica con la limitación y la forma.
P: ¿Y qué puede decir del “aprendizaje”?
R: Con la consciencia de la Realidad, todo aprendizaje se detiene. La mente se vuelve silente.
En paz y serenidad, todo cuanto existe irradia su propio significado y verdad, y se revela que la naturaleza de la existencia es imponentemente divina.
Todo irradia su esencia Divina como Existencia.
Eso que Es y eso que es Divino son uno y lo mismo.
De lo No-manifiesto se irradia lo Manifiesto, que es también, en su esencia, lo No-manifiesto a la vez.
No existe la dualidad de lo manifiesto frente a lo no manifiesto. Todas las aparentes diferencias desaparecen cuando uno trasciende la percepción, que es un punto de vista arbitrario y limitado. Es la percepción la que crea la dualidad.
Este es un hecho experimentable, no una conclusión filosófica. La filosofía puede ser útil pero no es más que un paralelo intelectual de la realidad en la que ninguna filosofía es posible. P: Entonces, ¿sobre qué discutimos?
R: Descripciones, pero tras ellas se encuentra la realidad subjetiva experimentable.
P: ¿Qué valor tienen las enseñanzas o los descubrimientos?
R: Cada pedacito de información contribuye a la comprensión y al reconocimiento intuitivo. La verdad se reconoce.
Se presenta ante un campo de consciencia que ha sido preparado con el fin de permitir que la presentación se revele.
La verdad y la iluminación no se adquieren ni se alcanzan.
Es un estado o condición que se presenta cuando las condiciones son apropiadas.
P: ¿Y qué favorecer su aparición?
R: La humildad es de mayor valor que toda la acumulación de hechos.
A menos que uno haya experimentado total y completamente la presencia de Dios en Su imponente y absoluta Totalidad, se puede asumir con seguridad que uno no sabe realmente nada, y que todo ese mal llamado conocimiento acumulado no es más que ignorancia y orgullo. Cualquier cosa interior que afirme Yo sé, demuestra por la mera afirmación que es falsa o de lo contrario no habría hecho tal afirmación.
P: ¿Por qué el conocimiento es un obstáculo para la iluminación?
R: El pensamiento, Yo sé impide la consciencia ultima del autentico Yo Soy. La palabra saber es dualista y asume una dicotomía entre un sujeto separado, el conocedor, y algo externo que es conocido.
P: Por tanto, ¿no hay división alguna entre el “conocedor” y lo “conocido”, ninguna diferencia entre sujeto y objeto?
R: Ese es el error básico de la dualidad, que asume el punto de observación perceptivo.
En realidad, lo subjetivo y lo objetivo son uno y lo mismo.
Decir otra cosa es meramente ser arbitrario.
P: Oímos que el ego es el principal obstáculo para la realización. ¿Puede explicar esto?
R: En realidad, no existe tal ego; es simplemente ilusorio.
Está compuesto por un conjunto de puntos de vista arbitrarios que suministra la mente y son potenciados por los sentimientos y las emociones.
Estos deseos representan los apegos de los que Buda habló como esclavitud al sufrimiento.
Con una humildad absoluta, el ego se disuelve.
Es una colección de actividades mentales arbitrarias que solo ganan fuerza por la vanidad y el hábito.
Si uno se apartara de la vanidad del pensamiento, se disolvería. Todo pensamiento es vanidad. Todas las opiniones son vanidades. El placer de la vanidad es por tanto la base del ego; desconéctalo y se derrumbara. En el estado superior de conciencia, se vuelve silente en la Presencia. Tener un simple pensamiento siquiera en presencia de la Presencia no entra dentro del ámbito de lo realizable, ni siquiera existe la probabilidad de que sacara a relucir tan extravagante pomposidad.
P: Deben haber herramientas que ayuden a reducir el domino del ego.
R: La ideación persiste porque se valora.
Observe que todo el mundo opina de todo.
Y observe que todo pensamiento son simples pontificaciones. Todo el mundo está enamorado de sus propios pensamientos e ideas, aunque no tengan ningún valor.
P: Pero ¿qué hay del valor de la educación?
R: La educación da fiabilidad a los procesos de pensamiento y por tanto de acción.
Esto es útil en el mundo pero no lleva a la iluminación. Ser educado es un objetivo; ser iluminado es otro. Muchos son los educados, pero pocos los iluminados.
P: Pero ¿es que no hay otra realidad a experimentar que la de mi mismo?
R: Toda aparente separación es un artefacto del pensamiento. Es esencial darse cuenta de que la mente está experimentando en todo momento un punto de vista.
P: Entonces, ¿cuál es la ilusión de la que tanto oímos hablar?
R: Toda la ilusión perceptiva que el ego afirma que es la realidad es completa y totalmente el producto del posicionamiento.
Esto es muy importante para desentrañar y comprender la propia consciencia de la experiencia.
Si observa con atención, se dará cuenta de que, en el instante en que la mente toma una posición, esa posición se deriva de la decisión, la formación, el deseo, la emoción, o del punto de vista político o religioso. Desde los posicionamientos arbitrarios de la moralidad, todas las acciones y acontecimientos pueden ser categorizados como correctos o erróneos.
Pero de ese posicionamiento se derivan todos los sacrificios y los sufrimientos inútiles del mundo.
P: ¿Y cuál es la causa de este error?
R: El enjuiciamiento. Esta es la gran vanidad de todos los egos. Las Escrituras dicen: No juzgues, y no serás juzgado.
Y también, "El juicio es mío", dijo el Señor.
Cristo dijo perdonad.
Buda dijo que no había nada que juzgar, porque la percepción solo puede ver la ilusión.
La percepción es siempre parcial y está limitada por un contexto arbitrario. En verdad, ningún juicio es posible.
P: ¿Es justificable el juicio en alguna ocasión?
R: Siempre puede ser racionalizado. A través de la Ética, uno aprende el axioma básico de que el fin no justifica los medios.
No entender esta máxima básica es caer en el totalitarismo y verse sujeto a un grave error espiritual.
Se puede invocar un buen‖ resultado para excusar cualquier comportamiento bárbaro, y así se usa ampliamente en nuestra sociedad para justificar comportamientos socialmente sancionados que violentan las premisas espirituales.
Estas violaciones socavan el tejido social y no impiden que siga habiendo malos comportamientos, crímenes y sufrimientos de todos los tipos.
P: ¿Cómo puede salir la humanidad de este pozo de miseria?
R: La forma más rápida es salir de los problemas y la ignorancia alcanzando y comprendiendo la naturaleza de la propia conciencia.
La consciencia de la naturaleza de la conciencia te catapulta a través de todos los problemas, limitaciones, y esfuerzos humanos. Es el tema más importante de todos los temas a aprender, porque subyace a toda experiencia y empresa humana.
La misma ciencia ha avanzado solo hasta un punto donde ya no puede avanzar más sin comprender antes la naturaleza de la conciencia. Y así, hay ahora muchos congresos internacionales sobre ciencia y conciencia que generan un gran interés y a los que asiste mucha gente.
Pero, hasta el momento, estos esfuerzos se han visto obstaculizados por la falta de unas herramientas adecuadas que permitan explorar las últimas fronteras de la inteligencia humana.
P: Le hemos oído decir que lo que nos impide alcanzar la Consciencia es la dualidad. ¿Cómo se puede resolver esto?
R: La dualidad es la base artificial y arbitraria, de la ilusión de la separación. Tiene su origen en el posicionamiento que se deriva de la suma de los pensamientos, con sus miradas de juicios, valores, selectividad, prejuicios y opiniones.
Todo esto a su vez, se deriva del simbolismo, de limitados paradigmas y limitaciones del contexto.
Solo mediante una limitación arbitraria del contexto se pueden hacer juicios o declaraciones de valor acerca de algo. El hecho de que grandes masas de población sostengan unas mismas opiniones es hipnótico. Pocas mentes pueden escapar a la llamada de la autoridad del acuerdo masivo. La gente busca orientación fuera, en lugar de buscarla dentro.
Como dijo Freud, la conciencia individual se disuelve en la inconsciencia del rebaño y la acción multitudinaria.
La moralidad queda silenciada por la histeria de la masa.
Pocos pueden resistirse a la propaganda de los medios de comunicación de masas. De vez en cuando emerge la verdad, pero normalmente tarda en hacerlo.
Se puede ver hasta qué punto la tragedia está sembrada de errores humanos en las rectificaciones de las condenas, basándose en las pruebas de ADN, de prisioneros que ya habían sido ejecutados.
El testimonio dado en un juicio no deja de ser percepción y, en la medida en que la percepción es fuente de errores, resulta comprensible que el llamado sistema judicial sea tan proclive al error. No se puede llegar a la verdad a través de una votación. Las conclusiones del jurado son simplemente opiniones, no hechos. Las emociones ciegan la percepción y garantizan el error. La dualidad es una separación entre verdad y error que tiene su origen en la vanidad de la percepción y del ego.
P: ¿De qué modo la percepción da lugar a la dualidad?
R: La selectividad arbitraria da lugar a un posicionamiento, que es un punto de vista que polariza artificialmente la unidad de la Realidad en partes aparentemente separadas. Estas partes son solo aparente y no auténticamente separadas en Realidad.
La separación en partes solo tiene lugar en la mente, y no en la Realidad. Así, terminamos hablando de aquí y allí, o de ahora frente a después‖, o seleccionamos arbitrariamente porciones del flujo de la vida a los que nos referimos como acontecimientos o sucesos.
Una consecuencia grave de este proceso mental es el de la producción de una falsa comprensión de causalidad.
Este malentendido nos lleva a innumerables problemas y tragedias.
P: Entiendo que usted da un gran énfasis a aclarar la naturaleza de la causalidad.
R: En el intento de reconectar lo que ahora ha sido conceptualmente separado en los procesos del pensamiento de la mente, se invento la causalidad para explicar lo que ahora se ve como relación.
En la Realidad, solo hay identidad; no hay causa de nada ni se requiere. En el paradigma newtoniano de la causalidad lineal, un esto parece estar causando un aquello.
En la Realidad, todo está ya completo, y la unidad total está más allá del tiempo, el espacio, y la separación o la definición.
Es obvio que nada es causa de nada, en la medida en que esto requeriría una separación dualista en el tiempo y el espacio, lo cual es imposible. Lo manifiesto se vuelve manifiesto por la creación. Todas las cosas son debido a su esencia en su expresión como existencia. Todo lo que observamos son condiciones.
Es relativamente fácil darse cuenta de que la causa de algo es la totalidad de todo el universo a través del tiempo, siendo lo que es en todas sus expresiones como existencia.
Todas las cosas existen como una expresión de identidad, y la esencia de todas las cosas brilla por su presencia.
Todas las cosas son autocreadas por la expresión divina como existencia. Por tanto, cada cosa solo puede ser lo que es gracias a la totalidad del universo entero.
Una mota de polvo no podría estar donde esta si no fuera por las corrientes de aire, que requieren una habitación, que requiere un edificio, un terreno, un continente, un planeta, un sistema solar, una galaxia, un universo, etc.
Todas las afirmaciones que hace la mente son subjetivas.
No hay una progresión lineal de acontecimientos, secuencias o causas. Todo brilla en tanto que es expresión de la existencia. Todo es auto-existente, y por tanto, no depende de ninguna otra cosa fuera de sí misma. P: ¿Esta “equivocado” el ego?
R: El problema con el ego no es que esté equivocado; es que está limitado y deformado. Concebir al ego como un enemigo es polarizarse, y esto trae conflictos, culpabilidad, ira y vergüenza. Los posicionamientos sustentan al ego.
Ampliando el contexto, los opuestos se trascienden y los problemas se disuelven.
La humildad le quita al ego los apoyos del enjuiciamiento, el posicionamiento y la moralización.
En la Realidad, no puede haber ya opuestos, nadie puede ser ganador o perdedor.
Dentro de lo ilusorio, la estadística, por ejemplo, depende del modo en que se establezcan y se definan los límites.
Si cambiamos la clasificación, la estadística cambia. Así, el supuesto índice de criminalidad en los Estados Unidos se puede hacer que suba o baje, en función de las presiones políticas, o al incluir o excluir determinadas cosas en la recopilación.
Elevando o bajando los criterios, se puede hacer que parezca aumentar o disminuir cualquier fenómeno social.
El mundo, tal como lo describe la percepción es por tanto arbitrario, y la realidad social se convierte en cualquier cosa que uno decida reclamar.
La definición define la percepción, y lo opuesto es igualmente cierto.
P: ¿Que efectos tiene el pensamiento en la percepción?
R: El pensamiento toma normalmente la forma del lenguaje.
El lenguaje se basa en el etiquetado o calificación de las cosas, que es el resultado de la separación y la fragmentación previa del todo.
El pensamiento y la opinión son un diálogo y una expresión de la dualidad. Uno puede preguntarse quién o que están pensando y cuáles son sus ventajas. ¿Quién es el que habla y quien es el que escucha?
P: ¿Qué diferencia hay entre el ego y la mente?
R: En realidad, son uno y lo mismo.
Sin embargo, el término ego se utiliza normalmente para describir determinados aspectos de la mente, aunque el ego se puede definir generalmente como origen y proceso del pensamiento.
P: ¿Qué relación hay entre mente y meditación?
R: El objetivo de la meditación es trascender la mente y sus funciones, así como las limitaciones de la percepción para, de ese modo, trascender la dualidad y ser cada vez más consciente de la unidad.
El pensamiento surge de la carencia; su propósito es la ganancia. En la totalidad, nada carece de nada.
Todo está completo y es total. No hay nada en que pensar ni hay ningún motivo para pensar.
No surgen preguntas, ni se buscan o hacen falta respuestas. La totalidad es completa, plenamente satisfactoria, sin nada incompleto que procesar.
P: Si los pensamientos son fragmentaciones y artefactos de la dualidad, ¿cómo se pueden transmitir las enseñanzas espirituales con el lenguaje, sin que resulte engañoso?
R: Los conceptos tienen niveles de poder que pueden ser calibrados. Cuanto mayor sea el nivel de verdad, mayor será su poder. La energía del concepto es el resultado de la verdad de la afirmación sumado al nivel de conciencia del orador.
Sin la ayuda de una energía superior (como la de un gran maestro), no se puede trascender el ego/mente por si mismo.
P: Muchas enseñanzas parecen ambiguas y confusas.
R: La ambigüedad en si es ilusoria.
Las aparentes ambigüedades se disuelven en presencia de la comprensión. Dentro de la verdad, no hay discusión posible.
P: ¿Y eso por qué?
R: Porque solo lo que existe realmente tiene Realidad. No existe lo verdadero frente a lo falso.
Lo que Llamamos falso no tiene existencia ni realidad, y solo lo que es verdad tiene existencia; cualquier otra idea es ilusión y cae por su propio peso.
P: ¿Podría poner otro ejemplo para explicarlo mejor?
R: Los opuestos no existen en la Realidad.
Son solo conceptos de palabra y pensamiento. Tomemos los aparentes opuestos de la luz y la oscuridad.
En realidad, la oscuridad no existe; solo existe la luz. Así, las cosas se podrían describir adecuadamente diciendo que la luz o está presente o no lo está, o que la luz está presente en distintos grados; por tanto, toda luz, o su carencia, solo puede ser definida en términos de luz por su presencia o grado, o no.
Así, solo existe una variable: la presencia o ausencia de luz.
No puedes ver brillar la oscuridad en ninguna parte.
Uno puede, por una cuestión de lenguaje, llamar oscuridad a la ausencia de luz, pero la oscuridad no tiene existencia en la Realidad. Vamos a poner otro ejemplo: el tener o no tener dinero. Aquí, la única variable es la presencia de dinero.
El término pobreza implica, por tanto, la ausencia de dinero, pero no es una cosa en si misma. Uno no puede tener pobreza.
No hay arriba ni abajo en la Realidad.
Son denominaciones que surgen de un posicionamiento arbitrario. Ni arriba ni abajo existen en realidad.
Así es como se forma el ilusorio mundo del ego, a partir de un posicionamiento, con la ingenuidad consiguiente que supone que los opuestos tengan una existencia independiente.
Por tanto, el mundo como lo vemos, solo existe en la mente del observador. No tiene existencia independiente.
En la Realidad, uno no tiene por que distinguir entre lo que es y lo que no es‖, sino tan solo afirmar que lo que es, es.
Por lo tanto no es necesario negar lo falso sino solo afirmar lo verdadero.
P: Da la impresión de que ir más allá de la percepción y la dualidad para llegar a la Realidad es difícil, y que haría falta reprogramar la mente en su totalidad para conseguirlo. ¿Es posible?
R: Existe un avance importante en la evolución de la conciencia al cual nos referimos como trascender los opuestos‖, un avance que trae un rápido salto en la consciencia.
Veamos más ejemplos que son fáciles de entender.
Los supuestos opuestos del calor y el frió se disuelven cuando se reconoce que el calor está presente o no lo está.
No podemos decir que se puso más frió, sino solo que el calor se disipó.
Si está presente, le llamamos a esta condición calor o caliente.
La frialdad solo significa ausencia de calor; no existe por si mismo. No podemos decir que en la habitación hay no- calentamiento.
No podemos decir que la ausencia está presente o que existe la nada.
Vamos a poner otro ejemplo obvio: los aparentes opuestos de lo visible y lo invisible. Es obvio que la invisibilidad no es algo que exista independientemente, de manera que surge la pregunta, ¿visible a través de qué medios? Otro ejemplo sería el de los opuestos aparentes de lo presente frente a lo ausente.
Lo presente es una realidad que puede ser confirmada; lo ausente no es una condición o un estado en y por si mismo.
No podemos decir que exista la ausencia.
P: Aún me parece abstracto. ¿Puede poner un ejemplo más concreto?
R: La electricidad, o hay, o no hay. No existe lo-apagado.
Lo-apagado no se puede enviar a través de un cable.
Es simplemente una conveniencia lingüística.
El telégrafo solo envía señales encendidas‖; no puede transmitir lo apagado.
Del mismo modo, la vida o está presente o no lo está; lo muerto o la muerte no tiene existencia independiente.
P: ¿Puede poner un ejemplo experimentable no verbal?
R: Hay una sencilla e interesante demostración de este principio. La mayoría de la gente está familiarizada hasta cierto punto con la prueba muscular básica.
Una simple demostración nos indica que lo que es positivo o verdadero hace que los músculos del cuerpo se fortalezcan, y que lo que no es verdadero, lo negativo, falso o perjudicial, los debilita. Para una mentalidad ingenua, puede parecer que la respuesta muscular puede ser positiva o negativa, verdadera o falsa. En realidad, al igual que la electricidad, lo que existe o es verdadero tiene fortaleza, y la respuesta muscular es positiva.
Lo que no tiene existencia o es falso no tiene energía o poder, y el brazo simplemente se debilita porque no hay poder ni electricidad que lo mantenga fortalecido.
En otras palabras, no existe una cosa llamada falsedad que le debilite; eso son solo formas de expresarse.
De forma similar, la electricidad hace que un motor funcione; cuando se desconecta, el motor se para.
No existe la no electricidad‖, que haga que el motor se pare.
Lo que no tiene existencia en la Realidad es un producto ilusorio de la mente. No tiene existencia realmente independiente.
De ahí que sea inútil buscar un universo objetivo e independiente, porque no es posible.
Todo cuanto existe lo es solo en cuanto experiencia subjetiva.
No se puede confirmar ni negar una realidad independiente y objetiva. Cualquier afirmación es meramente un posicionamiento. Nadie puede escapar de la subjetividad pura de su propia experiencia.
P: ¿Qué propósito tiene el ego?
R: No podemos saber cuál es su propósito; eso sería un razonamiento teleológico.
Sin embargo, su función principal está organizada en la dirección de su propia perpetuación con el fin de mantener la ilusión de un Yo separado, sobreviviendo independientemente en su singularidad y existencia.
Como consecuencia de esto, el ego está sujeto al dolor, el sufrimiento y el miedo a la muerte.
Así, el ego canaliza sus estrategias de supervivencia en todas sus expresiones, tales como las ganancias, el miedo a la perdida y la ansiedad acerca de su destino último.
P: ¿Cual es la consecuencia central, la función más importante del ego?
R: La creencia de que hay un hacedor tras las acciones, un pensador tras los pensamientos y un sentidor tras los sentimientos.
Todo esto son ilusiones que refuerzan la creencia de que eres una entidad separada y distinta, sujeta a nacer, a morir y al karma.
El creer que uno es una entidad separada engendra miedo, que a su vez refuerza los impulsos de supervivencia del ego y sus mecanismos de la codicia, el deseo, la envidia, el orgullo, el odio y la culpabilidad.
Para verse a si mismo como una entidad separada y finita, crea automáticamente una dualidad basada en el yo frente al no yo,
el aquí frente al allí, el ahora frente al después, etc.
P: Entonces, ¿cuál es el resorte básico de la auto-perpetuación del ego?
R: Al creer que es una entidad separada, el ego mantiene esta ilusión basada en el miedo a la no existencia.
Le da miedo llegar a su fin y no sobrevivir en el tiempo.
Su noción de la realidad es muy limitada, y no sabe lo que hay más allá de si mismo.
El ego no puede experimentar el Infinito, ni sabe nada de la exquisita Presencia que le reemplazará.
El ego se aferra al pequeño Yo personal porque no tiene el conocimiento ni la experiencia consciente de la paz y la alegría infinitas del gran Yo que se adueña de la consciencia y lo reemplaza.
El ego no puede ser culpado por su ignorancia.
No tiene ni idea de nada que exista más allá de sus limitados parámetros. Ir más allá de sus propias limitaciones y las fronteras auto- impuestas no es un objetivo que pueda originarse en el mismo ego. Sin ayuda, el ego no puede trascenderse ni disolver sus propios obstáculos y limites.
Es como una tribu aislada que no es consciente de que hay todo un mundo más allá de sus dominios. Normalmente, los miembros de las sociedades primitivas se refieren a si mismos como el pueblo de la Tierra.
El ego no es ni malo ni un enemigo, sino simplemente una ilusión de la que hay que liberarse para que algo mucho mejor pueda reemplazarlo.
P: Si el ego es tal como usted dice, ¿cómo puede tener lugar la iluminación?
R: Esa es la función de la espiritualidad, que informa, educa, inspira, lleva y apoya la exploración de la conciencia más allá de las restricciones de la experiencia del ego.
Aquellos que han llegado lejos en el camino hacia una consciencia mayor dan cuenta al mundo de sus hallazgos, e invitan a aquellos que están interesados a seguirles.
Aunque la Iluminación es estadísticamente poco frecuente, sucede con la suficiente asiduidad como para que, en conjunto, se disponga de un gran cuerpo de enseñanzas las cuales tienen una profunda influencia sobre la humanidad.
Cada ser iluminado, por su propia radiación de energía, re-contextualiza y expande silenciosamente el paradigma de la conciencia humana.
La posibilidad de los niveles superiores de la conciencia impregna e inspira todo conocimiento, y crea el contexto general para la experiencia humana.
El impulso por el progreso es innato en todas las sociedades y culturas, tanto en lo individual como en lo colectivo.
El esfuerzo humano crea la historia de la civilización en su empeño por mejorarse.
Aunque frecuentemente se equivoque en su empeño, el esfuerzo en si sigue presente.
P: Se dice que el mundo que vemos y experimentamos es una proyección de la mente, y que no tiene existencia independiente; que solo existe en la percepción. ¿Cómo se explica esto?
R: Podemos comenzar con un ejemplo sencillo.
Quizás oigamos que hay un problema en el mundo, o bien que el observador tiene un problema.
Es relativamente fácil de ver que todos los problemas existen únicamente en la mente del observador como consecuencia de haber tomado un punto de vista arbitrario.
Todos los problemas son producto de la mente, y no existen en el mundo.
Los deseos, y otras pasiones mundanas y sistemas de creencias, dan Lugar a cierta selectividad en la percepción.
Examine los llamados signos del Zodíaco y las constelaciones que, supuestamente, existen en el cielo.
Si usted fotografía el cielo estrellado una noche y lo contempla sin ideas preconcebidas, es obvio que las líneas arbitrarias de las constelaciones se podrían haber trazado entre cualquier grupo de puntos brillantes para esbozar la silueta de cualquier figura o forma geométrica familiar.
Uno puede trazar en su mapa estelar un perro, un gato, cuatrillizos o cualquier otra cosa.
Todo esto no existe realmente en el espacio; de hecho, ni siquiera existen las constelaciones, salvo en la imaginación del observador.
Desde un punto de vista diferente en el espacio, nadie podría ver ni una sola de esas famosas constelaciones de nombres extravagantes.
P: Entonces, ¿por que hay tal plétora de observaciones y sistemas de creencias erróneos?
R: El lenguaje crea y define los patrones y las formas de pensamiento que, posteriormente, se proyectan sobre el mundo. Se trata de un hábito antropomórfico.
Vemos un árbol grande junto a un árbol pequeño y decimos que el árbol grande esta asfixiando al pequeño y que le está arrebatando luz del Sol .
O decimos que hubo una tormenta furiosa, o que este árbol es hermoso pero que aquel otro esta deformado y es feo.
Las afirmaciones ingenuas antropomórficas son rutinarias. Cuando decimos que algo es bueno, estamos queriendo decir que lo queremos.
Cuando decimos que algo es malo, en realidad estamos queriendo decir que no nos gusta.
En y por si mismo, en el mundo no hay objetos, adverbios, o preposiciones; ni tampoco secuencias, acontecimientos o sucesos. Incluso los verbos son inapropiados.
Nada está haciendo nada.
Hasta los sustantivos son fuente de ilusiones perceptivas, en la medida en que un sustantivo establece una selección arbitraria de fronteras y cualidades que tienen existencia previa únicamente en la mente del observador.
Lo difícil de ver es que todo está completo y es total en si mismo, y que existe por su propia auto-identidad.
Ninguna cosa existe y, aunque existiera, jamás seria el nombre que se le da.
Decir, esto es una silla, es negar la totalidad y la absoluta auto-identidad de todo lo que existe. Decir, eso es una silla‖, es decir que A es realmente B.
El nombre, la imagen, la idea de una silla son algo diferente a una silla, y la mente se engaña fácilmente con esa nominalización y con la conveniencia lingüística.
Las abstracciones son conveniencias lingüísticas; no tienen existencia separada.
El lenguaje es una metáfora.
Todos hemos visto alguna vez esos cuadros tan hábilmente elaborados que ocultan imágenes.
A los niños les encanta encontrar el gato en el cuadro.
La mente hace esto constantemente una y otra vez por hábito.
El mundo perceptivo se forma a partir de formas e imágenes familiares que los sistemas de creencias sostienen y las emociones potencian.
Que el objeto o la situación se ame o se odie, se tema o se admire, se antoje fea o hermosa, depende del observador.
Estas cualidades no existen en el mundo.
Los adjetivos no tienen verdadera existencia o realidad.
A medida que la conciencia evoluciona hacia niveles superiores, el mundo cambia en apariencia y en comportamiento.
Y cuando la conciencia alcanza los niveles que calibran en los altos 500s, la belleza y la perfección del mundo brillan con el Resplandor divino como núcleo de su existencia.
Toda forma aparente y separación comienza a desvanecerse, y todo se ve en conexión y continuidad con todo lo demás.
Uno es entonces testigo del interminable milagro de la creación intemporal. Todo se ve como un todo, perfecto, y completo. Cuando uno se da cuenta de la auto-identidad, todo se ve absolutamente perfecto en la expresión de su esencia divina.
La imperfección solo existe en la mente del pensamiento. Ninguna imperfección existe en el mundo tal como es.
Cuando el nivel de conciencia pasa el 600 y entra en los niveles calibrados a 700 o más, hasta el mundo desaparece como tal.
Solo esta lo no-manifiesto y lo manifiesto que existe únicamente como percepción. La Realidad Absoluta es en si misma sin forma y por lo tanto presente en toda la forma.
P: ¿Se puede preparar uno para alcanzar estos niveles de consciencia?
R: Todas estas comprensiones son auto-reveladas.
No son adquiridas.
El aprendizaje espiritual no sucede en una progresión lineal como la lógica.
Más bien, es la familiaridad con los principios y las disciplinas espirituales las que abren la consciencia y la auto-realización.
No se aprende nada nuevo; más bien, lo que ya existe se presenta a si mismo como algo completamente obvio.
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