LOS HIJOS DEL SOL IV - ELIJAH - 5ª PARTE
HABLEMOS DE REENCARNACION.
Como veremos posteriormente en el siguiente personaje, pretendo afirmar que Elijah, encarnó su espíritu en Juan el Bautista. Y que Eliseo, no fue sino Jesús; El que en su día fuera a su vez cristificado. Siempre Juan o Elijah fue el Maestro de Eliseo y de Jesús y siempre lo será, pues la jerarquía espiritual así lo exige. Cuando Elijah cedió las dos terceras partes del espíritu a Eliseo, le otorgó el poder del milagro y la capacidad de alcanzar la maestría. Por ello cuando se reencontraron de nuevo en el tiempo de Cristo, Juan actúo con modestia ante la figura tremenda de Jesús. Solo los iniciados supieron y aún saben lo que realmente ocurrió.
La parte esotérica se quedó en Juan y con él la sabiduría, la humildad y la operatividad. La parte exotérica se quedó en Jesús con el milagro, el prodigio y con seguidores que vivían del prodigio y de lo espectacular, sin reparar en la transcendencia superior.
Para Juan lo importante era la autorrealización a través de la inteligencia para llegar a Dios, pero los seguidores posteriores de Jesús el Cristo, como Pablo sólo solicitaban de la fe para engrosar la secta de los cristianos. No era importante para estos, si entendían ó no, si conocían ó no. Bastaba la fe para acceder a la parte exotérica de un misterio que aún hoy no se ha revelado del todo. Así pues, una iglesia nutrida por personas a las que solo se les exige la fe ciega y que cual rebaño son controladas por los representantes de Dios sobre la tierra, genera en todo caso falta de discernimiento y de lógica. "Aunque sea torpe y aunque no llegue, seguramente este sabe mas que yo y en todo caso, yo tengo fe". Estas reflexiones aleadas con la espectacularidad de los milagros de Jesús el Cristo atrajo a un público circense que de sensación en sensación se encandilaba por los sentidos, sin llegar a la verdad por madurez personal.
Los esenios, seguidores de la línea de Juan, trabajaban su autorrealización mediante la meditación, la alimentación, la disciplina y la razón. Se juntaban para sacar partido de los textos sagrados y se predisponían a operar en resultados prácticos y no en promesas de cielos o infiernos.
¿Quiénes eran estos esenios?. Sin duda, se trataba de los discípulos de Elijah que a lo largo del tiempo constituyeron las comunidades de monjes del Qumram y que Flavio Josefo describe así:
"Había entre los judíos tres géneros de filosofía: el uno seguían los fariseos, el otro los seduceos y el tercero, que todos piensan ser él mas aprobado, era el de los esenios; judíos naturales pero muy unidos con amor y amistad, y los que más huían de todo ocio y deleite torpe, y mostrando ser continentes y no sujetarse a la codicia, tenían esto por muy gran virtud. Estos aborrecen los casamientos, y tienen por parientes propios a los hijos extraños que les son dados para adoctrinarlos. Muéstranles e instruyénlos en sus costumbres, no porque sean ellos de parecer deberse quitar o acabar la sucesión y generación humana, pero porque piensan deberse todos guardar de la intemperancia y lujuria, creyendo que no hay mujer que guarde la fe con su marido constante, según se debe.
Suelen también menospreciar las riquezas, y tienen por muy honrosa la comunicación de los bienes uno con otro. No se halla que uno sea más rico que otro; tienen por ley que quien quisiere seguir la disciplina de esta secta ha de poner todos su bienes en común, para servicio de todos, porque de esta manera, ni la pobreza se mostrase ni la riqueza ensorberbiese; pero mezclando todo junto, como hacienda de hermanos, fuese todo un común patrimonio. Tienen por cosa de afrenta el aceite, y si alguno fuera untado con el contra su voluntad, luego con otras cosas hace limpiar su cuerpo, porque tienen lo feo por hermoso, salvo que sus vestidos estén siempre muy limpios. Tienen procuradores fijos para todas sus cosas en común y juntos. No tienen una ciudad determinada en donde se recojan; pero en cada una viven muchos, y viniendo alguno de los maestros de la secta, ofrécenle todo cuanto tienen, como si le fuese cosa propia; vense con ellos, aunque nunca los hayan visto, como muy amigos y muy acostumbrados, por esto en sus peregrinaciones no se arman, sino a causa de los ladrones, y no llevan consigo cosa alguna. En cada ciudad tienen cierto procurador del mismo colegio, el cual tiene cargo de recibir todos los huéspedes que vienen, y éste tiene cuidado de guardar los vestidos y proveer de lo más necesario a su uso. Los muchachos que están aún debajo de sus maestros, no tienen todos más que una manera de vestir, y el calzar es a todos semejantes; no mudan jamás vestidos ni zapatos, hasta que los primeros sean, o rotos, o consumidos con el uso del andar y servicio. No compran entre ellos nada, ni lo venden, dando cada uno lo que tiene al que esta necesitado. Comunícanse cuanto tienen, de tal manera que cada uno toma lo que le falta, aunque sin dar uno por otro y sin este cambio tienen todos libertad de tomar de cada uno que les pareciere aquello que les es necesario.
Tienen mucha religión y reverencia a Dios principalmente. No hablan antes que el Sol salga, nada que sea profano, antes le suelen ofrecer ciertos sacrificios y oraciones, como rogándole que salga. Después los procuradores dejan ocuparse a cada uno en sus cosas, y después que han entendido cada uno en su arte como debe, júntase todos, y cubiertos con una toallas blancas de lino, lávanse con agua fría sus cuerpos; hecho esto, recógense todos en ciertos lugares a donde no puede entrar hombre de otra secta. Limpios, pues, y purificados de esta manera, entran en su cenáculo, no de otra manera que si entrasen en un santo templo y sentados con orden y con silencio, póneseles a cada uno el pan delante, y el cocinero una escudilla con su potaje, y luego el sacerdote bendice la comida porque no es lícito comer bocado sin hacer primero oración a Dios. Después de haber comido hacen sus gracias, porque en el principio y en fin de la comida dan gracias y alabanzas a Dios, como que de él todo procede, y es el que les da mantenimiento; después, dejando aquellos vestimentos casi como sagrados, vuelven a sus ejercicios hasta la noche, y recogiéndose entonces en sus casas cenan, y junto con ellos los huéspedes también, si algunos hallaren. No suele haber aquí entre ellos, ni clamor ni gritos, ni ruido alguno; porque aún en el hablar guardan moderación grande, dando los unos lugar a los otros y el silencio que guardan parece a los que están fuera de allí una cosa muy secreta y muy venerable; la causa de esto es la gran templanza que guardan en el comer y beber, porque ninguno llega más de aquello que sabe serle necesario.
Pero aunque no hacen nada; en todo cuanto hacen, sin consentimiento del procurador o maestro de todos, todavía son libres en dos cosas y son estas: ayudar al que tiene de ellos necesidad y tener compasión de los afligidos, por que permitido es a cada uno socorrer a los que fueren dignos, según su voluntad, y dar a los pobres mantenimiento.
Solamente les esta prohibido dar algo a sus parientes y deudos sin pedir licencia a sus maestros; saben moderar bien y templar su ira, desechar toda indignación, guardar su fe, obedecer a la paz, guardar y cumplir cuanto dicen, como si con juramento estuviesen obligados; son muy recatados en el jurar, por que piensan que es cosa de perjuros, por que tienen por mentiroso a aquel a quien no se puede dar crédito sin que llame a Dios por testigo. Hacen gran estudio de las escrituras de los antiguos, sacando de ellas principalmente aquello que conviene para sus almas y cuerpos, y por tanto, suelen saber la virtud de muchas hierbas, plantas y raíces y piedras, saben la fuerza y poder de todas, y esto escudriñan con gran diligencia.
A los que desean entrar en esta secta, no les reciben luego en sus reuniones pero danles un año entero de comer y beber con la misma orden que si con ellos estuviesen juntamente, dándoles también una túnica, una vestidura blanca u una azadilla. Después que con el tiempo han dado señal de su virtud y continencia, recíbenle a comer con ellos y participa de sus aguas y lavatorios, para recibir con ellos la castidad que debe guardar, pero no le juntan a comer con ellos, porque después que ha mostrado su continencia, experimentan sus costumbres por espacio de dos años más, y pareciendo digno, es recibido entonces en la compañía. Antes que comience a comer de las mismas comidas de ellos y después que con los hombres guardara toda justicia, y no dañara de voluntad, ni de su agrado a alguno, ni aunque se lo manden; y que ha de aborrecer a todos los malos, y que trabajará con los que siguen la virtud de guardar la verdad con todos, y principalmente con los príncipes, porque sin voluntad de Dios, ninguno puede llegar a ser rey ni príncipe; y si aconteciere que él venga a ser presidente de todos, jura y promete que no ensoberbecerá, ni usará mal de su poder, para hacer afrenta a los suyos, pero que ni se vestirá de otra diferente manera que van todos, no más rico ni más pomposo, y que siempre amará la verdad, con propósito e intención de convencer a los mentirosos; también promete de guardar sus manos limpias de todo hurto, y su ánima pura y limpia de provechos injustos; y que no encubrirá a los que tienen por compañeros y que le siguen algún misterio; y que no publicará nada de ellos a la gente profana, aunque alguno le quiera forzar amenazándole con la muerte. Añade también que no ordenará reglas nuevas, ni cosa alguna más de aquellas que ellos han recibido. Huirán todo latrocinio y hurto; conservarán los libros de sus leyes, y honrarán los nombres de los Ángeles.
Con estos juramentos prueban y experimentan a los que reciben en sus compañías, y fortalécenlos con ellos; a los que hallan en pecado, échanlos de la compañía; y el que es condenado muchas veces, le hacen morir de muerte miserable; los que están obligados a estos juramentos y ordenanzas no pueden recibir de alguno otro comer ni beber, pero si comer como las bestias las hierbas crudas, de tal manera que se les viene a adelgazar tanto sus miembros con el hambre, que vienen finalmente a morir; por lo cual, teniendo muchas veces compasión de muchos, los recibieron ya estando en lo último de su vida, creyendo y juzgando que bastaba la pena recibida por los delitos y pecados cometidos, pues los había llevado a la muerte.
Son muy diligentes en el juzgar y muy justos; entienden en los juicios que hacen, no menos de cien hombres juntos, y lo que determinan se guarda y observa muy firmemente; después de Dios tienen en gran hora a Moisés, fundador de sus leyes de tal manera, que si alguno habla mal contra él, es condenado a muerte. Obedecer a los viejos y a los demás que algo ordenen o mandan, tienen por cosa muy aprobada; si diez están juntos, no hay quien hable a pesar de los otros; guárdanse más particularmente y con mas diligencia que todos los otros judíos; y no sólo preparan un día antes, por no encender fuego, el día de fiesta, pero ni aún osan mudar un vaso de una parte a otra, ni purgan sus vientres, aunque tengan necesidad de hacerlo. Los otros días cavan en tierra un pie de hondo con aquella azadílla que dijimos arriba que se da a los novicios, y por no hacer injuria al resplandor divino, hacen sus secretos allí cubiertos, y después vuelven a ponerle encima la tierra que sacaron antes y aún esto lo suelen hacer en lugares muy secretos, y siendo esta purgación natural, todavía tienen por cosa muy solemne limpiarse de esta manera.
Distínguense unos de otros, según el tiempo de la abstinencia que han tenido y guardado en cuatro órdenes, y los más nuevos son tenidos en menos que los que les preceden, tanto, que si tocan a alguno de ellos se lavan y limpian, no menos que si hubiesen tocado a algún extranjero. Viven mucho tiempo; de tal manera, hay muchos que llegan hasta cien años por comer siempre ordenados platos y muy sencillos; y según pienso, por la gran templanza que guardan. Menosprecian también las adversidades y vencen los tormentos con la constancia, paciencia y consejo, y morir con honra juzganlo por mejor que vivir.
La guerra que tuvieron éstos con los romanos mostró el gran ánimo que en todas las cosas tenían, porque aunque sus miembros eran despedazados por fuego y diversos tormentos, no pudieron hacer que hablasen algo contra el dolor de la ley ni que comiesen alguna cosa vedada, y aún no rogaron a los que les atormentaban, ni lloraron siendo atormentados, antes riendo en sus pasiones y penas grandes, y burlándose de los que se las mandaban dar, perdían la vida con alegría grande, muy constante y firmemente, teniendo por cierto que no la perdían, pues la habían de cobrar otra vez.
Tienen una opinión por muy verdadera que los cuerpos son corruptibles, y la materia de ellos no es perpetua, pero las almas quedan siempre inmortales, y siendo de un aire muy sutil, son puestas dentro de los cuerpos, como en cárceles, retiradas con placeres naturales; pero cuando son libradas de estos nudos y cárceles, libradas como de servidumbre muy grande y muy larga, luego reciben alegría y se levantan a lo alto; y las buenas, conformándose en esto con la sentencia de los griegos, viven a la otra parte del Océano, adonde tienen su gozo y su descanso, porque aquella región no está fatigada con calores, ni con aguas ni con fríos, ni con nieves, pero muy fresca con el viento occidental que sale del Océano, y ventada muy suavemente, es muy deleitable. Las malas ánimas tienen otro lugar lejos de allí, muy tempestuoso y muy frío lleno de gemidos y dolores, adonde son atormentadas con pena sin fin. Paréceme a mi que con el mismo sentido los griegos han apartado a todos aquellos que llaman héroes y medio dioses en unas islas de bienaventurados, y a los malos les han dado un lugar allá en el centro de la Tierra, llamado infierno, adonde fuesen los impíos atormentados los sísifos, los tántalos, los ixiones y los tirios, teniendo por cierto, al principio, que las almas son inmortales, y aquello, por el cuidado que tienen de seguir la virtud y menospreciar los vicios; por que los buenos conservando esta vida se hacen mejores, por la esperanza que tienen los bienes eternos después de esta vida, y que los malos son detenidos, porque estando en la vida han estado como escondidos, serán después de la muerte atormentados eternamente. Esta, pues, es la filosofía de los esenios, la cual, cierto, tienen un halago, si una vez se comienza a gustar, muy inevitable.
Hay entre ellos algunos que dicen saber las cosas del porvenir, por sus libros sagrados y por muchas purificaciones y por los dichos de los profetas desde su primer tiempo; y muy pocas veces acontece que lo que ellos predicen, de lo que ha de suceder, no sea así como ellos señalan.
Hay también otro colegio de esenios, los cuales tienen el comer, costumbres y leyes semejantes a las dichas, pero difiere en la opinión del matrimonio; y dicen que la mayor parte de la vida del hombre es para la sucesión, y que los que aquello dicen la impiden, porque si todos fuesen de este parecer, luego el género humano faltaría. Pero todavía tienen ellos sus reuniones tan
moderadas, que pasan tres años en experimentar a sus mujeres, y si en sus purgaciones les parecen idóneas y aptas para parir, tómanlas entonces y cásanse con ellas. Ninguno de ellos se llega a su mujer si está preñada, para demostrar que las bodas y ayuntamientos del marido y mujer no son por deleite, sino por el acrecentamiento y multiplicación de los hombres. Las mujeres cuando se lavan , tienen su túnicas o camisas a la manera de los hombres. Y estas son las costumbres de esta secta".
Siempre habrá una Iglesia astral, espiritual y una física. Hoy en día, la una y la otra no solo están separadas, sino que son contrarias. Unos siguen el lado exotérico de la verdad, que no es mala, pero sin duda no penetra en la razón y la lógica superior de la otra, esotérica, que es más silenciosa, más operativa y mas eficaz, aunque menos espectacular.
Elijah, representa al Maestro que se adorna del silencio y del recogimiento para entregar la parte vistosa y más espectacular a Eliseo. Los dos hacen su trabajo, pero pocos son los que alcanzan la sabiduría plena del espíritu. Elijah, fue luego Juan, y Eliseo fue luego Jesús el Cristo. Toda esta información, aunque parezca curiosa, la conocía perfectamente un famoso Yogi de la India, como Yogananda y no la conocen los que legítimamente deberían de conocerla por ser supuestos representantes del culto occidental. Me estoy refiriendo al libro del mismo autor : "Autobiografía de un Yogi", en cuyas páginas podemos leer lo siguiente:
Habla Yogananda: " …Basándome en un estudio reverente de la Biblia, tanto desde el punto de vista oriental, como en mi percepción intuitiva, estoy convencido de que Juan el Bautista fue en vidas pasadas el Gurú de Jesucristo. Existen numerosos pasajes en la Biblia que infieren que Juan y Jesús, en su última reencarnación eran, respectivamente Elijah y su discípulo Elisha. (Tal es su pronunciación en el Antiguo Testamento. Los traductores griegos los deletrearon como Elijah y Eliseo y así aparece en el Nuevo Testamento).
El final mismo del Antiguo Testamento es una predicción de la reeencarnación de Elijah y Eliseo. "He aquí que yo os envió a Elijah el profeta, antes que venga el día de Yahvé, grave y terrible. Así Juan (Elijah), antes de la venida del Señor, había nacido con alguna anticipación para servir de heraldo a Cristo.
Un Ángel se le acercó a Zacarías, el padre, para dar testimonio de que su hijo venidero, Juan, no sería otro que Elijah (Elijah). Mas el Ángel le dijo a Zacarías. "No temas, por que tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabeth te parirá un hijo, y le llamarás de nombre Juan…Y muchos de los hijos de Israel se volverán hacia el Señor su Dios; porque irá delante de él en el espíritu y virtud de Elijah, para orientar los corazones de los padres a los hijos y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo perfecto"
Jesús inequívocamente, identificó dos veces a Elias como Juan: "Mas os digo que ya vino Elías y no lo conocieron…Los discípulos entendieron entonces que hablaba de Juan el Bautista". Otra vez Jesús dijo:"Porque todos los profetas, y la Ley, hasta Juan profetizaron. Y si queréis recibirlo, él es Elías que había de venir".
Cuando Juan negó que él fuera Elijah, quiso decir que en el modesto papel de Juan, ya no venía con la alta investidura exterior de Elijah (Elijah), el gran gurú. En su encarnación anterior ya él le había dado el "manto" de su gloria y su riqueza espiritual a su discípulo Eliséo (Elisha). "Y Eliséo dijo :
"Cosa difícil has pedido, sin embargo, si me vieres cuando fuere arrebatado de ti, hecho así te serán…" (refiriéndose a las dos terceras partes del espíritu de Elijah que pasaron a Eliseo). Y tomó el manto de Elijah, que este había dejado caer.
Los papeles se habían cambiado, porque Elijah-Juan ya no necesitaba ostensiblemente ser el gurú de Elijah-jesús, entonces perfecto en realización divina.
Cuando Cristo fue transfigurado en la montaña fue a su gurú Elías y a Moisés a quienes vio …Una vez más en su hora postrera, en la cruz, Jesús pronunció el nombre divino : "Eli eli, ¿lama sabachthani ?" ; es decir : "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?. Algunos de los que estaban allí , oyéndole, dijeron: "Este hombre invoca a Elijah…veamos si vendrá Elías a liberarle".
VAMOS UN POCO MAS ATRÁS.
Las reflexiones de Yogananda son, además de lógicas, muy sugerentes en la medida que el poder del Maestro habría sido transferido al discípulo Eliseo, y este habría realizado milagros portentosos tanto en esa reencarnación, como en la que le tocó vivir como Jesús el Cristo. Es ponderable en todo caso la sabiduría de Elijah, al entender, que en el milagro, que en la parafernalia de los actos circense no se construye el conocimiento, sino la atracción banal de los que simplemente observan en la superficie y no en el interior. Por eso, de la escuela del Maestro nacen los iniciados, mientras que de la escuela del discípulos nacen los adeptos. Todos están en la senda, pero la primera vía es la transcendente y la segunda fenoménica. Ahora bien, cada ser y en cada reencarnación siempre se conserva y se perpetúa, aún siendo hombre o mujer, alto o bajo, listo o tonto, una serie de características que son inherentes al momento en que el espíritu encarnó en el primer cuerpo humano. Por ello las habilidades o esencialidades de un espíritu permanecen como atributo en todas las reencarnaciones. Con este comentario queremos simplemente llevar el relato a la justificación legítima del porque Eliseo o Jesús; distintos cuerpos de un mismo espíritu, obraban tantos y tan magníficos milagros.
Para ello debemos irnos un poco más atrás en la máquina astral del tiempo y ver otros parajes, otras gentes y otros tiempos:
Se nos permitió ver a un hombre alto, muy bello, vestido con ropas de vistosos colores y un sombrero característico, propio de los magos que en el tiempo de Tutankamon pululaban por la corte. Aquel mago, tenía unos poderes impresionantes. Había conseguido conectar con la fuerza de los elementales y de los duendes de la naturaleza. Podía acceder a la manipulación de los elementos fundamentales del agua, la tierra, el aire y el fuego y mostraba prodigios impresionantes ante el pueblo y ante el Faraón.
El Sumo Maestro de los sacerdotes protectores de Amon-Ra se le acercó y le dijo:
- En nuestros papiros se hace alusión para este tiempo de calamidades, de una profecía por la cual los hijos de Egipto se enfrentarán en una guerra civil.
Acercó el papiro al mago vestido con su túnica de vivos colores; pero el mago se dio un paso atrás, como si inconscientemente aquel pergamino le trajera mala suerte. Miró de reojo al Sacerdote y al documento, pero rehusó tomarlo en sus manos. El hombre religioso prosiguió diciendo:
- También se habla de un gran mago que hará prodigios antes los hombres, pero que se perderá por soberbia haciendo que se vierta sangre del pueblo y del Faraón.
El Mago tomó ahora el papiro y con altivez, lo rompió en mil pedazos con frenético gesto de mal genio a la vez que decía:
- Vosotros los sacerdotes siempre estáis intrigando desde vuestra supuesta omnipotencia. Engreídos y estúpidos. ¿Cómo has podido hacer caer sobre mí esta profecía?. ¿Cómo puedes asegurar que estos acontecimientos se pueden dar?. Asustáis al ignorante con vaticinios y profecías y os hacéis intermediarios de los Dioses, poniendo cargas pesadas sobre los hombres simples y piadosos. Tenéis las arcas llenas de los favores que recibís de los beatos y de los ignorantes. ¿Crees acaso que yo soy uno de estos tontos?.
Las miradas se cruzaron con fuerza en un desafió entre dos hombres poderosos, representantes ambos de lo religioso y de lo mágico. Hombres vanidosos, que habían perdido sus papeles humano para creerse cuasi divinos.
Pasaron pocos años, y tal y como estaba escrito aquel mago se enfrentó al poder religioso de unos sacerdotes y conspiró con el ejército en la muerte del Faraón. Se vertió mucha sangre y una gran parte de la responsabilidad de aquellas muertes cayeron sobre el mago, que con tanta facilidad cautivaba al pueblo y a la corte.
En el siguiente fotograma vimos al Mago, haciendo prodigios ante el Faraón, pero su soberbia era tal que incluso sometía a la máxima autoridad de Egipto amenazándole con emplear los poderes si no seguía su voluntad.
Cierto día en que el mago fue invitado a palacio, al acceder al mismo por la estancia de los servidores de palacio y de las concubinas, se topó con un joven moreno, atlético y elegante que le salió al paso con los ojos abiertos de par en par, cautivado por la presencia de un hombre tan famoso por sus prodigios.
La presencia de aquel joven estático ante el mago hizo que este reaccionara acercándose al mismo, diciendo:
- ¿Qué miras muchacho?
Tartamudeo el joven diciendo:
- No os enfadéis Señor, pero siempre he deseado aprender y realizar vuestros milagros.
El maestro se quedó mirando con fijeza a los ojos del joven y respondió en forma enigmática:
- Yo hago mi magia con los Genios de la Naturaleza para encandilar el alma de los hombres, pero tu, amigo mío, realizarás tu magia con los Genios del Cielo, para enderezar y guiar los espíritus de los hombres hacia otro destino.
Luego, con suave gesto, acercó la mano hacia el cabello del mozo, a la vez que inexplicablemente se humedecían los párpados de ambos en un lenguaje silencioso de corazón a corazón.
- El espíritu del Ra, se posa en tu cabeza. Algo grande te reserva el destino.
No mediaron más palabras. Cada uno siguió su camino. Fueron luego varias las ocasiones en que el joven Moshé contempló los prodigios del mago escondido entre la turba, pero cada uno tenía un destino distinto y un papel diverso en la obra de teatro histórico que en aquel tiempo se estaba representando.
Aquel mago de ayer fue luego el Eliseo de nuestro relato y el Jesús , que pagó con dolor, con tortura y con derramamiento de sangre en la cruz, el pecado de soberbia que habría cometido en tiempos de Egipto. Sangre por sangre, según la antigua Ley de Moisés. Y a su vez, aquel joven Moshé, fue quien condujo a los hebreos a la Tierra prometida.
El que sabe y entiende el sendero iniciativo, puede comprender que hay “cuatro vivientes” que en cada cambio de Era intervienen con distintos papeles y con diversas funciones en el mismo misterio y en el mismo proceso de cambio histórico que hace caminar a la Humanidad.
Por eso en el tiempo de Piscis, a nuestro viejo Mago, luego Jesús el Cristo, se le apareció en el Monte Tabor, Moisés y Elíjah a bordo de una astronave, pues correspondía el cambio solar. Como antes habrían coincidido Moisés y el Mago, en el tiempo del Cambio en Aries.
Es por tanto característica fundamental del espíritu de Jesús, la realización de prodigios y milagros ante el profano, tanto en aquellas reencarnaciones como en otras tantas sucesivas en las que intervenga. Y en la misma medida el espíritu de Elijah, siempre se alejará de los prodigios y la fenomenología, buscando el milagro de la transformación personal en el silencio realizativo de cada individualidad.
Desgraciadamente cuando te muestran en el astral las imágenes, comprendes el porque de las cosas desde el lado transcendente, pero no siempre accedes a los nombres o detalles que sería ahora bueno situarlo en la Historia antigua de Egipto.
http://lasendahacialaluz.blogspot.com.es/
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