sábado, 14 de enero de 2017
El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO-3 PRIMER ESCRITO (La Respiración: Un Puente al Universo)
Capitulo 3 (Primer Escrito)
La Respiración: Un Puente al Universo
Los Sutras Shiva responde:
1 Oh, criatura radiante, esta experiencia puede surgir entre dos respiraciones. Después de que la respiración entra, y justo antes de que empiece a salir: la beneficencia.
2 Cuando la respiración cambia de dirección de entrar a salir, y de nuevo cuando la respiración pasa de salir a entrar: en esos dos cambios, date cuenta.
3 O cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese instante toca el centro sin energía, el centro lleno de energía.
4 O cuando la respiración está totalmente dentro y se ha detenido por sí misma, o totalmente fuera y se ha detenido por sí misma: en semejante pausa universal, nuestro pequeño yo desaparece.
Esto sólo es difícil para el impuro.
La verdad siempre está aquí. Ya es la realidad.
No es algo que se tenga que lograr en el futuro.
Tú eres la verdad aquí y ahora, así que no es algo que se tenga que crear o algo que se tenga que proyectar o algo que se tenga que buscar. Comprende esto muy claramente; entonces estas técnicas serán fáciles de comprender y también de hacer.
La mente es una máquina de desear.
La mente siempre está deseando, siempre está buscando algo, pidiendo algo.
El objeto siempre está en el futuro; a la mente no le interesa en absoluto el presente.
En este mismo momento, la mente no puede moverse: no hay espacio. La mente necesita el futuro para moverse.
Se puede mover en el pasado o en el futuro.
No puede moverse en el presente; no hay espacio.
La verdad está en el presente, y la mente siempre está en el futuro o en el pasado, de manera que no hay ningún encuentro entre la mente y la verdad.
Cuando la mente busca objetos mundanos, no es difícil, el problema no es absurdo; se puede resolver. Pero cuando la mente empieza a buscar la verdad, el esfuerzo mismo se vuelve un desatino, porque la verdad está aquí y ahora, y la mente siempre está entonces y allí. No hay ningún encuentro.
Así que lo primero que hay que comprender es: no puedes buscar la verdad. La puedes encontrar, pero no la puedes buscar. La búsqueda misma es el obstáculo.
En el momento en que empiezas a buscar, te has ido del presente, te has alejado de ti mismo, porque tú siempre estás en el presente.
El buscador siempre está en el presente y la búsqueda está en el futuro; no te vas a encontrar con lo que estás buscando.
Lao Tsé dice: «No busques; de lo contrario, errarás.
No busques, encuentra.
No busques y encuentra.»
Todas estas técnicas de Shiva son simplemente un traer la mente del futuro o del pasado al presente.
Lo que estás buscando ya está aquí, ya es el caso.
Hay que traer la mente del buscar al no-buscar. Es difícil.
Si lo piensas intelectualmente, es muy difícil.
¿Cómo traer la mente del buscar al no buscar?, ¡porque entonces la mente convierte el no-buscar mismo en su objeto! La mente dice entonces: «No busques.» La mente dice entonces: «No debería buscar.» La mente dice entonces: «Ahora, no-buscar es mi objeto. Ahora deseo el estado de no-deseo.»
La búsqueda ha vuelto, el deseo ha vuelto por la puerta de atrás. Por eso hay gente que busca objetos mundanos y hay gente que piensa que está buscando objetos no mundanos. Todos los objetos son mundanos, porque «buscar» es el mundo. De modo que no puedes buscar nada que no sea mundano.
En cuanto buscas, se convierte en el mundo.
Si estás buscando a Dios, tu Dios forma parte del mundo.
Si estás buscando moksha -la liberación- nirvana, tu liberación forma parte del mundo, tu liberación no es algo que transcienda el mundo, porque buscar es el mundo, desear es el mundo. Así que no puedes desear el nirvana, no puedes desear el no-deseo.
Si tratas de entenderlo intelectualmente, se convertirá en un acertijo.
Shiva no dice nada sobre ello; inmediatamente comienza a dar técnicas.
No son intelectuales. Shiva no le dice a Devi: «La verdad está aquí. No la busques y la encontrarás.» Inmediatamente, da técnicas. Estas técnicas no son intelectuales.
Si las practicas, la mente da un giro.
El giro es sólo una consecuencia, un resultado adicional; no un objeto. El giro es simplemente un resultado adicional.
Si practicas una técnica, tu mente abandonará su viaje al futuro o al pasado. De pronto te encontrarás en el presente.
Por eso Buda ha dado técnicas, Lao Tsé ha dado técnicas, Krishna ha dado técnicas. Pero ellos siempre presentan sus técnicas con conceptos intelectuales.
Sólo Shiva es diferente.
Él da técnicas inmediatamente, sin comprensión intelectual, sin introducción intelectual, porque sabe que la mente es tramposa, la cosa más astuta que existe. Puede convertir cualquier cosa en un problema. No buscar se convertirá en el problema.
Hay personas que vienen a mí y me preguntan cómo no desear. Desean el no-deseo. Alguien les ha dicho, o lo han leído en alguna parte, o han oído habladurías espirituales, que si no deseas lograrás la dicha, que si no deseas serás libre, que si no deseas no habrá sufrimiento.
Ahora sus mentes anhelan alcanzar ese estado en el que no hay sufrimiento, así que preguntan cómo no desear.
Sus mentes están empleando trucos. Aún desean; lo único que pasa es que ha cambiado el objeto del deseo.
Antes deseaban el dinero, deseaban la fama, deseaban el prestigio, deseaban el poder. Ahora desean el no-deseo.
Sólo ha cambiado el objeto, y ellos permanecen igual y siguen deseando igual. Pero ahora el deseo se ha vuelto más engañoso. Debido a esto, Shiva comienza inmediatamente, sin ninguna introducción en absoluto.
Comienza inmediatamente a hablar de técnicas.
Esas técnicas, si se siguen, de pronto dan un giro a tu mente: viene al presente.
Y cuando la mente viene al presente, ya no existe.
No puedes ser una mente en el presente; eso es imposible. Ahora mismo, si estás aquí y ahora, ¿cómo vas a ser una mente? Los pensamientos cesan, porque no se pueden mover.
El presente no tiene espacio en el que moverse; no puedes pensar. Si estás en este mismo momento, ¿cómo te vas a mover? La mente se para, logras el estado sin mente.
Así que lo que cuenta es estar aquí y ahora.
Puedes intentarlo, pero el esfuerzo puede resultar vano; porque si te esfuerzas por estar en el presente, este esfuerzo se mueve hacia el futuro. Cuando preguntas cómo estar en el presente, de nuevo estás preguntando sobre el futuro.
Este momento está pasándose por alto en la indagación:
¿Cómo estar presente? ¿Cómo estar aquí y ahora?»
Este momento presente está pasándose por alto en la indagación, y tu mente comenzará a tramar y a crear sueños en el futuro: algún día estarás en un estado de mente en el que no hay ningún movimiento, ningún motivo, ninguna búsqueda, y entonces habrá dicha; así que ¿cómo estar en el presente?
Shiva no dice nada sobre ello; simplemente da una técnica.
Las practicas y de pronto te encuentras con que estás aquí y ahora. Y estar aquí y ahora es la verdad, y estar aquí y ahora es la libertad, y estar aquí y ahora es el nirvana.
Las nueve primeras técnicas se ocupan de la respiración.
Así que primero comprendamos algo sobre la respiración, y luego podremos pasar a las técnicas.
Respiramos continuamente, desde el momento del nacimiento al momento de la muerte.
Todo cambia entre estos dos momentos.
Todo cambia, nada permanece igual; sólo la respiración es constante entre el nacimiento y la muerte.
El niño se convertirá en joven; el joven se hará viejo.
Se pondrá enfermo, su cuerpo se volverá feo, achacoso, todo cambiará. Será feliz, desdichado, sufrirá; todo seguirá cambiando.
Pero, pase lo que pase, entre estos dos momentos hay que respirar. Feliz o desdichado, joven o viejo, afortunado o frustrado -no importa cómo estés-, una cosa es segura: entre estos dos momentos del nacimiento y la muerte debes respirar. La respiración será un flujo continuo; no es posible ninguna pausa. Si te olvidas, aunque sea por un momento, de respirar, ya no serás.
Por eso no es necesario que tú respires, porque si no, sería difícil. A alguien podría olvidársele respirar por un solo momento, y entonces no se podría hacer nada. Así que, en realidad, tú no estás respirando, porque tú no eres necesario. Estás profundamente dormido, y la respiración continúa; estás inconsciente, y la respiración continúa; estás en coma, y la respiración continúa. Tú no eres necesario; respirar es algo que continúa independientemente de ti.
Es uno de los factores constantes de tu personalidad; eso es lo primero. Es algo que es fundamental y básico para la vida; eso es lo segundo. No puedes vivir sin la respiración.
De modo que respiración y vida se han vuelto sinónimos. Respirar es el mecanismo de la vida, y la vida está profundamente relacionada con respirar.
Por eso en India lo llamamos prana. Hemos dado una palabra para ambos: prana significa la vitalidad, lo vivo.
Tu vida es tu respiración.
En tercer lugar, tu respiración es un puente entre tú y tu cuerpo. Constantemente, la respiración te enlaza con tu cuerpo, te conecta, te relaciona con tu cuerpo.
La respiración no es sólo un puente a tu cuerpo; es también un puente entre tú y el universo.
El cuerpo es precisamente el universo que ha venido a ti, que está más cerca de ti. Tu cuerpo es parte del universo.
Todo lo que hay en el cuerpo forma parte del universo: cada partícula, cada célula. Es el acercamiento más próximo al universo. La respiración es el cuerpo.
Si se rompe el puente, ya no estás en el cuerpo.
Si se rompe el puente, ya no estás en el universo.
Entras en alguna dimensión desconocida; entonces no se te puede encontrar en el espacio y el tiempo.
Así que, en tercer lugar, la respiración es también el puente entre tú y el espacio y el tiempo.
La respiración, por lo tanto, se vuelve muy importante: lo más importante. Así es que las primeras nueve técnicas se ocupan de la respiración.
Si puedes hacer algo con la respiración, de pronto volverás al presente. Si puedes hacer algo con la respiración, llegarás a la fuente de la vida. Si puedes hacer algo con la respiración, puedes transcender el tiempo y el espacio.
Si puedes hacer algo con la respiración, estarás en el mundo, y también más allá de él. La respiración tiene dos momentos.
Uno es en el que toca el cuerpo y el universo, y el otro es en el que te toca a ti y a lo que transciende el universo.
Sólo conocemos una parte de la respiración.
Cuando va al universo, al cuerpo, la conocemos.
Pero siempre está yendo del cuerpo al «no-cuerpo»: del «no-cuerpo» al cuerpo.
No conocemos el otro momento. Si tomas conciencia del otro momento, de la otra parte del puente, del otro lado del puente, de pronto serás transformado, transplantado a una dimensión diferente. Pero, recuerda, lo que Shiva va a decir no es yoga; es tantra. El yoga también actúa sobre la respiración, pero la labor del yoga y la del tantra son básicamente diferentes.
El yoga trata de sistematizar la respiración.
Si sistematizas tu respiración, tu salud mejorará.
Si sistematizas tu respiración, si conoces los secretos de la respiración, tu vida se alargará; estarás más sano y vivirás más tiempo. Serás más fuerte, estarás más lleno de energía, serás más vital, más vivo, más joven, más fresco.
Pero el tantra no se ocupa de eso.
El tantra no se ocupa de la sistematización de la respiración, sino de usar la respiración como técnica para volver hacia dentro. No hay que practicar un estilo determinado de respiración, un sistema determinado de respiración o un ritmo determinado de respiración; ¡no!
Hay que tomarse la respiración tal como es.
Simplemente hay que tomar conciencia de ciertos momentos de la respiración.
Hay ciertos momentos, pero no somos conscientes de ellos.
Hemos estado respirando y continuaremos respirando - nacemos respirando y moriremos respirando-, pero no somos conscientes de ciertos momentos. Y esto es extraño.
El hombre está buscando, explorando a fondo el espacio.
El hombre va a la Luna; el hombre está tratando de ir más lejos, de la Tierra al espacio, y el hombre aún no aprendido la parte más próxima de su vida.
Hay ciertos momentos en la respiración que nunca has observado, y esos momentos son las puertas: las puertas más próximas a ti por las que puedes entrar en un mundo diferente, en un ser diferente, en una consciencia diferente.
Pero son muy sutiles. Observar una luna no es muy difícil. Incluso llegar a la Luna no es muy difícil; es un burdo viaje. Necesitas mecanización, necesitas tecnología, necesitas información acumulada, y entonces puedes llegar a ella. Respirar es lo más próximo a ti, y cuanto más cerca está una cosa, más difícil es percibirla. Cuanto más cerca está, más difícil; cuanto más obvia es, más difícil. Está tan cerca de ti que, de nuevo, no hay espacio entre tú y tu respiración.
O hay un espacio tan pequeño que necesitarás una observación muy minuciosa; sólo entonces tomarás conciencia de ciertos momentos.
Estos momentos constituyen la base de estas técnicas.
Así que ahora me ocuparé de cada técnica.
1 Observa la pausa entre dos respiraciones.
Shiva responde: Oh, criatura radiante, esta experiencia puede surgir entre dos respiraciones. Después de que la respiración entra y justo antes de que empiece a salir: la beneficencia.
Ésa es la técnica: Oh, criatura radiante, esta experiencia puede surgir entre dos respiraciones. Después de que la respiración entra -es decir, baja- y justo antes de que empiece a salir -es decir, a subir-, la beneficencia.
Sé consciente entre estos dos momentos..., y sucede.
Cuando tu respiración entra, observa.
Durante un solo momento, o una milésima de momento, no hay respiración: antes de empezar a subir, antes de empezar a salir. Entra una respiración; entonces hay un cierto punto en que la respiración se para. Luego la respiración sale.
Cuando la respiración sale, entonces, de nuevo por un solo momento, o una fracción de momento, la respiración se para. Luego la respiración entra.
Antes de que la respiración comience a entrar o comience a salir, hay un momento en que no estás respirando.
En ese momento puede suceder, porque cuando no estás respirando, no estás en el mundo.
Comprende esto: cuando no estás respirando, estás muerto; todavía estás, pero muerto.
Pero el momento es de una duración tan breve que nunca lo observas. Para el tantra, cada espiración es una muerte y cada nueva respiración es un renacimiento.
La respiración que entra es renacimiento; la respiración que sale es muerte. Espiración es sinónimo de muerte; inspiración es sinónimo de vida. De modo que con cada respiración estás muriendo y volviendo a nacer.
El intervalo entre ambas es de muy breve duración, pero la observación y atención aguda, sincera, te permitirá advertir la pausa. Si puedes advertir la pausa, dice Shiva, la beneficencia. Entonces no se necesita nada más. Eres bienaventurado, has sabido; te ha sucedido. No tienes que adiestrar la respiración. Déjala tal como es. ¿Por qué una técnica tan simple? Parece tan simple. ¿Una técnica tan simple para conocer la verdad? Conocer la verdad significa conocer lo que ni nace ni muere, conocer ese elemento eterno que siempre es.
Puedes conocer la espiración, puedes conocer la inspiración, pero nunca conoces la pausa entre las dos.
Pruébalo. De pronto, lo comprenderás; y lo puedes comprender; ya está ahí.
No hay que añadir nada ni a ti ni a tu estructura; ya está ahí. Ya está todo ahí, excepto una cierta conciencia.
Así que, ¿cómo hacerlo? En primer lugar, toma conciencia de la inspiración. Obsérvala. Olvídate de todo; simplemente observa la respiración que entra; el paso mismo. Cuando la respiración te toque las ventanas de la nariz, siéntela ahí.
Y deja que entre. Vete con ella con completa consciencia. Cuando bajes más y más y más con la respiración, no la pierdas. No te adelantes y no te quedes atrás; muévete con ella. Recuerda esto: no te adelantes, no la sigas como una sombra; sé simultáneo con ella. La respiración y la consciencia deberían volverse una sola cosa. La respiración entra; tú entras.
Sólo entonces será posible caer en la cuenta de lo que hay entre dos respiraciones. No será fácil. Entra con la respiración, luego sal con la respiración: dentro-fuera, dentro-fuera.
Buda intentó usar especialmente este método, de manera que se ha vuelto un método budista. En la terminología budista se conoce como Anapanasati yoga.
Y la iluminación de Buda se basó en esta técnica; sólo ésta. Todas las religiones del mundo, todos los visionarios del mundo, han llegado por medio de alguna técnica u otra, y todas esas técnicas estarán entre estas ciento doce técnicas.
Esta primera es una técnica budista.
En el mundo se la conoce como técnica budista porque Buda alcanzó su iluminación por medio de ella.
Buda dijo: «Sé consciente de tu respiración cuando entra, cuando sale: entrando, saliendo.» Nunca menciona la pausa porque no hace falta. Buda pensó y sintió que si empiezas a preocuparte por la pausa, la pausa entre dos respiraciones, esa preocupación puede alterar tu conciencia.
De modo que dijo simplemente: «Sé consciente.
Cuando la respiración entre, entra con ella, y cuando la respiración salga, sal con ella. Haz simplemente esto: entrar, salir, con la respiración.» Nunca dice nada sobre la parte última de la técnica. La razón de ello es que Buda estaba hablando a hombres muy comunes, e incluso eso podría crear el deseo de alcanzar el intervalo.
Ese deseo de alcanzar el intervalo se convertiría en una barrera para la conciencia, porque si estás deseando alcanzar el intervalo, te adelantarás.
La respiración estará entrando, y tú te adelantarás porque estás interesado en la pausa que va a haber en el futuro.
Buda nunca la menciona, así que la técnica de Buda es sólo la mitad. Pero la otra mitad subsigue automáticamente.
Si sigues practicando la consciencia de la respiración, la conciencia de la respiración, de repente, un día, sin saberlo, llegarás al intervalo.
Porque según tu conciencia vaya agudizándose y profundizándose e intensificándose, según tu conciencia vaya precisándose -el mundo entero es excluido; sólo tu respiración entrando y saliendo es tu mundo, el área entera de tu consciencia -, estarás más cerca de advertir el intervalo en que no hay respiración.
Cuando te estés moviendo acompasadamente con la respiración, cuando no haya respiración, ¿cómo no te vas a dar cuenta?
De pronto tomarás conciencia de que no hay respiración, y llegará un momento en que adviertas que la respiración no está saliendo ni entrando.
La respiración se ha detenido completamente.
En esa detención, la beneficencia.
Esta técnica es suficiente para millones de personas.
Toda Asia la probó y vivió con ella durante siglos.
El Tíbet, China, Japón, Birmania, Tailandia, Sri Lanka: toda Asia, excepto India, ha probado esta técnica.
Sólo una técnica, y miles y miles de personas han alcanzado la iluminación a través de ella. Y es sólo la primera técnica.
Pero, por desgracia, como esta técnica se asoció al nombre de Buda, los hindúes han estado tratando de eludirla.
Debido a que llegó a conocerse más y más como un método budista, los hindúes la han olvidado completamente.
Y no sólo eso; han intentado también eludirla por otra razón. Como esta técnica es la primera técnica mencionada por Shiva, muchos budistas han afirmado que este libro, el Vigyan Bhairav Tantra, es un libro budista, no hindú.
No es ni hindú ni budista; una técnica es simplemente una técnica. Buda la usó, pero ya existía para poder ser usada.
Buda se convirtió en un buda, un iluminado, debido a esta técnica. La técnica era anterior a Buda; la técnica ya existía. Pruébala. Es una de las técnicas más simples: simple comparada con otras técnicas; no estoy diciendo que sea simple para ti. Otras técnicas serán más difíciles.
Por eso es mencionada como la primera técnica.
2 Observa el punto de cambio entre dos respiraciones.
Segunda técnica -todas estas nueve técnicas se ocupan de la respiración-:
Cuando la respiración cambia de dirección de entrar a salir, y de nuevo cuando la respiración pasa de salir a entrar, en esos dos cambios, date cuenta. Es la misma, pero con una ligera diferencia. El énfasis no está ahora en la pausa, sino en el momento de cambio. La espiración y la inspiración hacen un círculo. Recuerda, no son dos líneas paralelas.
Siempre pensamos en ellas como en dos líneas paralelas: la respiración entrando y la respiración saliendo. ¿Piensas que son dos líneas paralelas? No lo son.
La inspiración es la mitad del círculo; la espiración es la otra mitad del círculo. Así que comprende esto: en primer lugar, inspirar y espirar crea un círculo.
No son líneas paralelas, porque las líneas paralelas no se juntan en ninguna parte.
En segundo lugar, la inspiración y la espiración no son dos respiraciones, sino una respiración.
La misma respiración que entra, sale, así que debe de haber un giro dentro. Debe de girar en alguna parte. Debe de haber un punto en el que la inspiración se convierte en la espiración. ¿Por qué tal énfasis en el giro? Porque, dice Shiva, Cuando la respiración cambia de dirección de entrar a salir, y de nuevo cuando la respiración pasa de salir a entrar, en esos dos cambios, date cuenta.
Muy simple, pero dice: date cuenta de estos giros y te darás cuenta de ti mismo, te realizarás. ¿Por qué el giro? Si sabes conducir, estarás familiarizado con las marchas.
Cada vez que cambias de marcha, tienes que pasar por la marcha neutra, el punto muerto, que no es una marcha en absoluto. De la primera marcha pasas a segunda, o de segunda a tercera, pero siempre tienes que pasar por el punto muerto. Ese punto muerto es un punto de cambio.
En ese punto de cambio, la primera marcha se vuelve la segunda, y la segunda se vuelve la tercera.
Cuando tu respiración entra y gira para salir, pasa por el punto muerto; de otra forma no puede girar para salir.
Pasa por el territorio neutro.
En ese territorio neutro no eres ni un cuerpo ni un alma, ni físico ni mental, porque lo físico es una marcha de tu ser y lo mental es otra marcha de tu ser.
Vas pasando de marcha a marcha; sin embargo, has de tener una marcha neutra, un punto muerto, en el que no eres ni cuerpo ni mente. En ese punto muerto, simplemente eres: eres simplemente una existencia: puro, simple, sin cuerpo, sin mente. Por eso se pone el énfasis en el giro.
El hombre es una máquina; una máquina grande y complicada. Tienes muchas marchas en tu cuerpo, muchas marchas en tu mente. No eres consciente de tu gran mecanismo, pero eres una gran máquina. Y es bueno que no seas consciente; de otra forma te volverías loco.
El cuerpo es una máquina tan grandiosa que los científicos dicen que si tuviésemos que crear una fábrica semejante al cuerpo humano, se necesitarían seis y medio kilómetros cuadrados de terreno, y haría tanto ruido que molestaría en ciento sesenta kilómetros cuadrados a la redonda.
El cuerpo es un grandioso dispositivo mecánico; el más grandioso. Tienes millones y millones de células, y cada una de ellas está viva. De modo que eres una gran ciudad de unos sesenta trillones de células; hay aproximadamente sesenta trillones de ciudadanos dentro de ti, y la ciudad entera funciona muy silenciosamente, sin problemas.
El mecanismo está funcionando a cada momento.
Es muy complicado.
Estas técnicas se relacionarán con muchos puntos del mecanismo de tu cuerpo y el mecanismo de tu mente.
Pero el énfasis recaerá siempre en esos puntos en los que de pronto no formas parte del mecanismo; recuerda esto.
De pronto no formas parte del mecanismo.
Hay momentos en los que cambias de marcha.
Por ejemplo, por la noche, cuando te duermes, cambias de marcha, porque durante el día necesitas un mecanismo diferente para la consciencia de estar despierto; funciona una parte diferente de la mente.
Luego te duermes, y esa parte deja de funcionar.
Otra parte de la mente comienza a funcionar, y hay una pausa, un intervalo, un giro. Hay un cambio de marcha.
Por la mañana, cuando te estás levantando de nuevo, se cambia de marcha. Estás sentado en silencio, y de repente alguien dice algo y te enfadas; entras en una marcha diferente.
Es por eso que todo cambia. Si te enfadas, tu respiración cambiará de repente.
Tu respiración se volverá irritada, caótica.
Habrá un temblor en tu respiración; te sentirás sofocado.
Todo tu cuerpo querría hacer algo, romper algo en pedazos; sólo así puede desaparecer el sofoco. Tu respiración cambiará; tu sangre adoptará un ritmo diferente, un movimiento diferente.
Sustancias químicas diferentes tendrán que ser segregadas en tu cuerpo; todo el sistema glandular tendrá que cambiar.
Te vuelves un hombre diferente cuando estás enfadado.
Hay un coche parado... Tú lo arrancas.
No pongas ninguna marcha; déjalo en punto muerto.
Dará tirones, vibrará, temblará, pero no se puede mover; se calentará.
Por eso, cuando estás enfadado y no puedes hacer nada, te calientas. El mecanismo está listo para correr y hacer algo, y tú no lo estás haciendo: te calentarás.
Eres un mecanismo, pero, por supuesto, no sólo un mecanismo. Eres más, pero el «más» hay que encontrarlo.
Cuando entras en alguna marcha, todo cambia en tu interior. Cuando cambias de marcha, hay un giro.
Shiva dice: Cuando la respiración cambia de dirección de entrar a salir, y de nuevo cuando la respiración pasa de salir a entrar, en esos dos cambios, date cuenta.
Sé consciente del momento del cambio.
Pero es un momento muy corto; será necesaria una observación muy minuciosa.
Y no tenemos ninguna capacidad de observación; no podemos observar nada. Si te digo: «Observa esta flor; observa esta flor que te doy», no podrás observarla.
La verás por un solo momento, y luego comenzarás a pensar en otra cosa. Puede que sea sobre la flor, pero no será la flor. Puede que pienses acerca de la flor, sobre lo bella que es: entonces te has movido. Ya no estás observando la flor; tu campo de observación ha cambiado.
Puede que digas que es roja, que es azul, que es blanca...; entonces te has movido.
Observación significa permanecer sin ninguna palabra, sin ninguna verbalización, sin que nada bulla por dentro; simplemente permanecer con lo observado.
Si puedes permanecer con la flor durante tres minutos, completamente, sin ningún movimiento en la mente, sucederá: la beneficencia. Te realizarás. Pero no somos observadores en absoluto. No somos conscientes, no estamos alerta; no podemos prestar atención a nada. Simplemente vamos saltando.
Esto forma parte de nuestra herencia, de nuestra herencia de monos. Nuestra mente es simplemente el desarrollo de la mente del mono, de modo que el mono sigue adelante.
Sigue saltando de aquí para allá. El mono no puede quedarse quieto.
Por eso Buda insistió tanto en simplemente sentarse sin ningún movimiento, porque entonces a la mente de mono no le está permitido hacer lo que quiere.
Continua....
Osho.
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