Capítulo 3 (Segundo Escrito)
La Respiración: Un Puente al Universo
En Japón tienen un tipo particular de meditación que llaman Zazen. En Japón, la palabra «zazen» significa, simplemente, sentarse sin hacer nada. No se permite ningún movimiento.
Uno se sienta como una estatua: muerto, sin moverse en modo alguno. Pero no hay necesidad de sentarse como una estatua durante años seguidos.
Si puedes observar el giro de tu respiración sin ningún movimiento de la mente, entrarás.
Entrarás en ti mismo o en el más allá interno. ¿Por qué son tan importantes estos giros? Son importantes porque, al girar, la respiración deja que vayas en una dirección diferente.
Estaba contigo cuando entraba; estará de nuevo contigo cuando salga. Pero en el momento del giro no está contigo y tú no estás con ella. En ese momento, la respiración es diferente a ti, y tú eres diferente a ella: si la respiración es vida, entonces estás muerto; si respirar es tu cuerpo, entonces eres no-cuerpo *; si respirar es tu mente, entonces estás sin mente... en ese momento.
Me pregunto si lo has observado o no: si paras tu respiración, la mente se para de repente.
Si paras tu respiración ahora mismo, tu mente se parará de pronto; la mente no puede funcionar.
Una interrupción repentina de la respiración, y la mente se para. ¿Por qué? Porque están separadas. Sólo la respiración en movimiento está unida a la mente, al cuerpo; una respiración inmóvil está separada. Entonces estás en punto muerto.
El coche está funcionando, está arrancado, el coche está haciendo ruido -está listo para avanzar-, pero no tiene metida ninguna marcha, de modo que la carrocería del coche y el mecanismo del coche no están unidos. El coche está dividido en dos. Está listo para moverse, pero el mecanismo del movimiento no está.
El doble sentido de la expresión se pierde en castellano.
Osho dice «then you are no-body», lo que, además de significar «entonces eres no cuerpo», suena también como «then you are nobody» («entonces no eres nadie»). (N. del T.)
Lo mismo sucede cuando la respiración da un giro.
No estás unido a ella.
En ese momento, puedes tomar conciencia fácilmente de quién eres. ¿Qué es este ser? ¿Qué es ser? ¿Quién está dentro de esta casa del cuerpo? ¿Quién es el amo de la casa? ¿Soy sólo la casa, o hay también un amo? ¿Soy sólo el mecanismo, o alguna otra cosa permea también este mecanismo?
En ese intervalo de giro, dice Shiva: date cuenta.
Dice que simplemente seas consciente del momento de giro, y te conviertes en un alma realizada.
3 Observa el punto de fusión de dos respiraciones.
Tercera técnica de respiración: O cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese instante toca el centro sin energía, el centro lleno de energía.
Estamos divididos en el centro y la periferia.
El cuerpo es la periferia; conocemos el cuerpo, conocemos la periferia.
Conocemos la circunferencia, pero no sabemos dónde está el centro.
Cuando la inspiración se fusiona con la espiración, cuando se hacen una, cuando no puedes decir si se trata de la inspiración o de la espiración..., cuando es difícil determinar y definir si la respiración está saliendo o entrando, cuando la respiración ha entrado y comienza a salir, hay un momento de fusión.
No está ni saliendo ni entrando. La respiración se halla estática. Cuando está saliendo es dinámica; cuando está entrando es estática. Cuando no está haciendo ninguna de las dos cosas, cuando está silenciosa, inmóvil, estás cerca del centro.
El punto de fusión de la inspiración y la espiración es tu centro. Considéralo de esta manera: cuando la respiración entra, ¿adónde va? Va a tu centro, toca tu centro.
Cuando sale, ¿de dónde sale? Sale de tu centro.
Tu centro ha sido tocado.
Por eso los místicos taoístas y los místicos Zen dicen que la cabeza no es el centro; el ombligo es tu centro.
La respiración va al ombligo, y luego sale. Va al centro.
Como dije, hay un puente entre tú y tu cuerpo.
Conoces el cuerpo, pero no sabes dónde está tu centro.
La respiración está yendo constantemente al centro y saliendo, pero no estás tomando suficiente aliento.
Por eso normalmente no va realmente al centro; ahora, al menos, no está yendo al centro. Es por eso por lo que todo el mundo se siente «descentrado».
En todo el mundo moderno, los que pueden pensar notan que no están dando en su centro. Observa a un niño durmiendo, observa su respiración. La respiración entra; el abdomen se hincha. La respiración no afecta al pecho. Por eso es que los niños no tienen pecho, sólo abdomen; un abdomen muy dinámico. La respiración entra y el abdomen se hincha; la respiración sale y el abdomen se deshincha; el abdomen se mueve. Los niños están en su centro.
Por eso son tan felices, tan llenos de gozo, tan llenos de energía, jamás cansados; rebosantes, y siempre en el momento presente, sin pasado ni futuro. Un niño se puede enfadar. Cuando está enfadado, se encuentra totalmente enfadado; se convierte en la ira. Entonces su ira también es bella.
Cuando uno está totalmente enfadado, la ira tiene una belleza propia, porque la totalidad siempre tiene belleza.
Tú no puedes estar enfadado y ser bello; te vuelves feo, porque la parcialidad siempre es fea y no sólo con la ira.
Cuando amas eres feo porque, de nuevo, eres parcial, fragmentario; no eres total.
Observa tu cara cuando estés amando a alguien, haciendo el amor. Haz el amor ante un espejo y observa tu cara: será fea, como de animal.
En el amor tu cara también se vuelve fea. ¿Por qué? El amor también es un conflicto, estás refrenando algo.
Estás dando muy avaramente.
Ni siquiera en el amor eres total; no das completamente, totalmente.
Un niño es total incluso en la ira y la violencia.
Su cara se vuelve radiante y bella; está aquí y ahora.
Su ira no es algo que se preocupa por el pasado o algo que se preocupa por el futuro; no está calculando, está simplemente enfadado. El niño está en su centro.
Cuando estás en tu centro, siempre eres total.
Hagas lo que hagas, será un acto total; bueno o malo, será total. Cuando eres fragmentario, cuando estás fuera de tu centro, cada uno de tus actos está abocado a ser un fragmento de ti mismo.
Tu totalidad no está respondiendo; sólo una parte, y la parte está yendo en contra del todo: eso crea fealdad.
Todos fuimos niños. ¿Por qué cuando crecemos nuestra respiración sé vuelve superficial?
Nunca va al abdomen; nunca toca el ombligo.
Si pudiera bajar más y más, se volvería menos y menos superficial, pero toca sólo el pecho y sale. Nunca va al centro. Tienes miedo del centro, porque si vas al centro te volverás total.
Si quieres ser fragmentario, éste es el mecanismo para ser fragmentario. Amas; si respiras desde el centro, fluirás totalmente en el amor. Tienes miedo. Tienes miedo a ser tan vulnerable, tan abierto a alguien, a quien sea.
Puede que lo llames tu amante, puede que la llames tu amada, pero tienes miedo. La otra persona está ahí.
Si eres totalmente vulnerable, abierto, no sabes lo que va a pasar. Entonces eres completamente, en otro sentido.
Tienes miedo a darte tan completamente a alguien.
No puedes respirar; no puedes respirar hondo.
No puedes relajar tu respiración para que vaya al centro; porque en cuanto la respiración va al centro, tus actos se vuelven totales.
Como te asusta ser total, respiras superficialmente.
Respiras de modo mínimo, no de modo máximo.
Por eso la vida parece tan sin vida.
Si estás respirando de modo mínimo, la vida se volverá sin vida; estás viviendo en grado mínimo, no máximo.
Puedes vivir al máximo: entonces la vida es desbordante.
Pero entonces habrá dificultades.
No puedes ser un marido, no puedes ser una esposa, si la vida es desbordante. Todo se volverá difícil.
Si la vida es desbordante, el amor será desbordante.
Entonces no te puedes atar a uno.
Entonces estarás fluyendo por todas partes; llenarás todas las dimensiones.
Y entonces la mente advierte peligro, de modo que es mejor no estar vivo. Cuanto más muerto estás, más seguro estás.
Cuanto más muerto estás, más está todo bajo control.
Puedes controlar; entonces sigues siendo el amo.
Te sientes el amo porque puedes controlar.
Puedes controlar tu ira, puedes controlar tu amor, puedes controlarlo todo.
Pero este control sólo es posible en el grado mínimo de tu energía. Todo el mundo debe de haber sentido alguna vez que hay momentos en los que, de pronto, se cambia del grado mínimo al máximo.
Vas a un paraje de montaña.
De pronto estás fuera de la ciudad y de su prisión.
Te sientes libre.
El cielo es inmenso, y el bosque es verde, y la cumbre toca las nubes. De repente respiras profundamente.
Puede que no lo hayas observado. Si vas a un paraje de montaña, observa. En realidad, no es el paraje de montaña lo que produce el cambio. Es tu respiración.
Aspiras profundamente. Dices: «¡Ah! ¡Ah!» Tocas el centro, te vuelves total por un momento, y todo es dicha.
Esa dicha no proviene del paraje de montaña, esa dicha proviene de tu centro: lo has tocado de pronto.
En la ciudad tenías miedo.
Allí por todas partes estaban presentes otros, y te estabas controlando. No podías gritar, no podías reír. ¡Qué pena! No podías cantar y bailar en la calle.
Tenías miedo: había algún policía cerca, a la vuelta de la esquina, o el sacerdote o el juez o el político o el moralista. Había alguien a la vuelta de la esquina, así que no podías bailar en la calle.
Bertrand Russell ha dicho en alguna parte:
«Amo la civilización, pero hemos logrado la civilización a un precio muy alto.» No puedes bailar en la calle, pero puedes ir a un paraje de montaña y, de repente, bailar.
Estás sólo con el cielo, y el cielo no es una prisión.
Es sólo apertura, apertura y apertura: inmenso, infinito.
De pronto, respiras profundamente, la respiración toca tu centro y la dicha. Pero no dura mucho. En una hora o dos, el paraje de montaña desaparecerá.
Puede que estés allí, pero el paraje de montaña desaparecerá. Volverán tus preocupaciones. Empezarás a pensar en llamar a la ciudad, en escribir una carta a tu esposa, o empezarás a pensar que, como vas a volver dentro de tres días, deberías hacer preparativos. Acabas de llegar y ya estás haciendo preparativos. Has vuelto. En realidad, tu respiración no tenía que ver contigo; sucedió de repente.
Debido al cambio de situación, la marcha cambió.
Estabas en una nueva situación, no podías respirar como antes, así que, por un momento, hubo una nueva respiración.
Tocó el centro, y sentiste la dicha.
Shiva dice que estás tocando el centro a cada momento, o que si no lo estás tocando, puedes tocarlo.
Respira profunda, lentamente.
Toca el centro; no respires desde el pecho: ése es uno de los trucos. La civilización, la educación, la moralidad, han creado la respiración superficial.
Será bueno ahondar en el centro, porque si no, no puedes respirar profundamente.
A no ser que la humanidad deje de ser represiva con respecto al sexo, el hombre no podrá respirar realmente.
Si la respiración baja profundamente hasta el abdomen, da energía al centro sexual. Toca el centro sexual; masajea el centro sexual desde dentro.
El centro sexual se vuelve más activo, más vivo.
La civilización tiene miedo al sexo.
No permitimos que nuestros niños se toquen sus centros sexuales, sus órganos sexuales. Decimos: «¡Basta! ¡No te toques!» Observa a un niño cuando se toca el centro sexual por primera vez, y le dices «¡No! ¡No te toques el centro sexual!»:
la respiración se volverá superficial inmediatamente; porque no es sólo su mano la que está tocando el centro sexual: la respiración lo está tocando por dentro.
Y si la respiración sigue tocándolo, es difícil para la mano.
Si la mano se para, entonces básicamente es necesario, es preciso, que la respiración no toque, no vaya tan profundo. Debe permanecer superficial. Tenemos miedo al sexo.
La parte inferior del cuerpo no es sólo inferior físicamente; se ha vuelto inferior en valor. Es condenada como «inferior».
Así que no profundices, permanece superficial.
Es una pena que sólo podamos respirar hacia abajo.
Si les dejaran, algunos predicadores cambiarían todo el mecanismo. Sólo te permitirían respirar hacia arriba, en la cabeza. Entonces no sentirías la sexualidad en absoluto.
Si queremos crear una humanidad sin sexualidad, tendremos que cambiar el sistema respiratorio. La respiración debe ir a la cabeza, al sahasrar -el séptimo centro, en la cabeza-, y luego volver a la boca.
Éste debería ser el trayecto: de la boca a sahasrar.
No debe ir muy abajo, porque abajo es peligroso.
Cuanto más profundizas, más te acercas a los estratos más profundos de la biología. Llegas al centro, y ese centro está cerca del centro sexual; muy cerca.
Tiene que ser así, porque el sexo es vida.
Considéralo de esta manera: la respiración es vida de arriba hacia abajo; el sexo es vida en el otro sentido: de abajo hacia arriba. La energía sexual fluye y la energía de la respiración fluye. El paso de la respiración está en la parte superior del cuerpo, y el paso del sexo está en la parte inferior de cuerpo. Cuando se juntan, crean la vida; cuando se juntan, crean la biología, la bioenergía. De modo que si tienes miedo al sexo, crea una distancia entre los dos, no dejes que se junten.
Así que, en realidad, el hombre civilizado es un hombre castrado; por eso no conocemos la respiración, y este sutra será difícil de comprender. Shiva dice:
Cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese instante toca el centro sin energía, el centro lleno de energía. Usa términos muy contradictorios: «sin energía, lleno de energía». Es sin energía porque vuestros cuerpos, vuestras mentes, no le pueden dar ninguna energía.
Tu energía corporal no está ahí, de modo que es sin energía lo mejor que puedes conocer tu identidad.
Pero está lleno de energía porque tiene la fuente cósmica de energía, no debido a tu energía corporal.
Tu energía corporal es tan sólo energía combustible.
No es más que gasolina. Comes algo, bebes algo: eso crea energía. Es simplemente dar combustible al cuerpo.
Deja de comer y de beber, y tu cuerpo caerá muerto.
No ahora mismo; tardará tres meses por lo menos, porque tienes reservas de gasolina.
Has acumulado mucha energía; puede funcionar por lo menos tres meses sin ir a ninguna gasolinera. Puede funcionar; tiene una reserva. Para una emergencia, cualquier emergencia, la puedes necesitar. Es energía «combustible».
El centro no recibe energía combustible.
Por eso Shiva dice que es un centro sin energía.
No depende de que tú comas y bebas. Está conectado con la fuente cósmica; es energía cósmica. Por eso dice que es un centro sin energía, lleno de energía.
En el momento en que puedas sentir el centro desde el que la respiración sale o entra, el momento mismo en que las respiraciones se fusionan -ese centro-, si tomas conciencia de él, se produce la iluminación.
4 Sé consciente cuando la respiración se detiene.
Cuarta técnica de respiración:
O cuando la respiración está totalmente dentro y se ha detenido por sí misma, o totalmente fuera y se ha detenido por sí misma, en semejante pausa universal, nuestro pequeño yo desaparece. Esto sólo es difícil para el impuro.
Pero entonces es difícil para todos, porque, dice Shiva: Esto sólo es difícil para el impuro. Pero, ¿quién es puro? Es difícil para ti; no lo puedes practicar. Pero a veces te das cuenta de repente. Estás conduciendo y de pronto adviertes que va a haber un accidente. La respiración se detendrá.
Si está fuera, se quedará fuera. Si está dentro, se quedará dentro. No puedes respirar en semejante emergencia; no te lo puedes permitir. Todo se detiene, se va.
O cuando la respiración está totalmente dentro y se ha detenido por sí misma, o totalmente fuera y se ha detenido por sí misma, en semejante pausa universal, nuestro pequeño yo desaparece: tú pequeño yo es sólo una utilidad cotidiana.
En las emergencias no te puedes acordar de él.
Quién eres -el nombre, el saldo bancario, el prestigio, todo- simplemente se evapora. Tu coche se dirige hacia otro coche; en un momento llegará la muerte.
En este momento habrá una pausa.
Incluso para el impuro habrá una pausa.
De pronto, se detiene la respiración. Si puedes ser consciente en ese momento, puedes alcanzar el objetivo.
Los monjes Zen han probado mucho este método en Japón.
Por eso sus métodos parecen muy raros, absurdos, extraños. Han hecho muchas cosas inconcebibles. Un maestro echa a alguien a la calle. De repente, el maestro empieza a abofetear al discípulo sin ton ni son, sin causa alguna.
Estabas sentado con tu maestro y todo iba bien.
Estabais simplemente charlando, y de repente él empieza a darte golpes para crear la pausa.
Si hay alguna causa, no se puede crear la pausa.
Si has ultrajado al maestro y él empieza a darte golpes, hay una causalidad y tu mente lo comprende: «Lo he ultrajado, y me está golpeando.» En realidad, tu mente ya lo estaba esperando, así que no hay pausa.
Pero, recuerda, un maestro Zen no te golpeará si lo ultrajas; se reirá, porque entonces la risa puede crear la pausa.
Lo estabas ultrajando y le estabas diciendo tonterías, y esperabas que se enfadase.
Pero él se echa a reír o se pone a bailar.
Eso es inesperado; eso creará la pausa. No puedes entenderlo. Si no puedes comprender, la mente se para, y cuando la mente se para, la respiración se para.
En uno u otro caso: si la respiración se para, la mente se para; si la mente se para, la respiración se para.
Estabas apreciando al maestro y te sentías bien, y estabas pensando: «Ahora el maestro debe de estar contento.»
No estás unido a ella.
En ese momento, puedes tomar conciencia fácilmente de quién eres. ¿Qué es este ser? ¿Qué es ser? ¿Quién está dentro de esta casa del cuerpo? ¿Quién es el amo de la casa? ¿Soy sólo la casa, o hay también un amo? ¿Soy sólo el mecanismo, o alguna otra cosa permea también este mecanismo?
En ese intervalo de giro, dice Shiva: date cuenta.
Dice que simplemente seas consciente del momento de giro, y te conviertes en un alma realizada.
3 Observa el punto de fusión de dos respiraciones.
Tercera técnica de respiración: O cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese instante toca el centro sin energía, el centro lleno de energía.
Estamos divididos en el centro y la periferia.
El cuerpo es la periferia; conocemos el cuerpo, conocemos la periferia.
Conocemos la circunferencia, pero no sabemos dónde está el centro.
Cuando la inspiración se fusiona con la espiración, cuando se hacen una, cuando no puedes decir si se trata de la inspiración o de la espiración..., cuando es difícil determinar y definir si la respiración está saliendo o entrando, cuando la respiración ha entrado y comienza a salir, hay un momento de fusión.
No está ni saliendo ni entrando. La respiración se halla estática. Cuando está saliendo es dinámica; cuando está entrando es estática. Cuando no está haciendo ninguna de las dos cosas, cuando está silenciosa, inmóvil, estás cerca del centro.
El punto de fusión de la inspiración y la espiración es tu centro. Considéralo de esta manera: cuando la respiración entra, ¿adónde va? Va a tu centro, toca tu centro.
Cuando sale, ¿de dónde sale? Sale de tu centro.
Tu centro ha sido tocado.
Por eso los místicos taoístas y los místicos Zen dicen que la cabeza no es el centro; el ombligo es tu centro.
La respiración va al ombligo, y luego sale. Va al centro.
Como dije, hay un puente entre tú y tu cuerpo.
Conoces el cuerpo, pero no sabes dónde está tu centro.
La respiración está yendo constantemente al centro y saliendo, pero no estás tomando suficiente aliento.
Por eso normalmente no va realmente al centro; ahora, al menos, no está yendo al centro. Es por eso por lo que todo el mundo se siente «descentrado».
En todo el mundo moderno, los que pueden pensar notan que no están dando en su centro. Observa a un niño durmiendo, observa su respiración. La respiración entra; el abdomen se hincha. La respiración no afecta al pecho. Por eso es que los niños no tienen pecho, sólo abdomen; un abdomen muy dinámico. La respiración entra y el abdomen se hincha; la respiración sale y el abdomen se deshincha; el abdomen se mueve. Los niños están en su centro.
Por eso son tan felices, tan llenos de gozo, tan llenos de energía, jamás cansados; rebosantes, y siempre en el momento presente, sin pasado ni futuro. Un niño se puede enfadar. Cuando está enfadado, se encuentra totalmente enfadado; se convierte en la ira. Entonces su ira también es bella.
Cuando uno está totalmente enfadado, la ira tiene una belleza propia, porque la totalidad siempre tiene belleza.
Tú no puedes estar enfadado y ser bello; te vuelves feo, porque la parcialidad siempre es fea y no sólo con la ira.
Cuando amas eres feo porque, de nuevo, eres parcial, fragmentario; no eres total.
Observa tu cara cuando estés amando a alguien, haciendo el amor. Haz el amor ante un espejo y observa tu cara: será fea, como de animal.
En el amor tu cara también se vuelve fea. ¿Por qué? El amor también es un conflicto, estás refrenando algo.
Estás dando muy avaramente.
Ni siquiera en el amor eres total; no das completamente, totalmente.
Un niño es total incluso en la ira y la violencia.
Su cara se vuelve radiante y bella; está aquí y ahora.
Su ira no es algo que se preocupa por el pasado o algo que se preocupa por el futuro; no está calculando, está simplemente enfadado. El niño está en su centro.
Cuando estás en tu centro, siempre eres total.
Hagas lo que hagas, será un acto total; bueno o malo, será total. Cuando eres fragmentario, cuando estás fuera de tu centro, cada uno de tus actos está abocado a ser un fragmento de ti mismo.
Tu totalidad no está respondiendo; sólo una parte, y la parte está yendo en contra del todo: eso crea fealdad.
Todos fuimos niños. ¿Por qué cuando crecemos nuestra respiración sé vuelve superficial?
Nunca va al abdomen; nunca toca el ombligo.
Si pudiera bajar más y más, se volvería menos y menos superficial, pero toca sólo el pecho y sale. Nunca va al centro. Tienes miedo del centro, porque si vas al centro te volverás total.
Si quieres ser fragmentario, éste es el mecanismo para ser fragmentario. Amas; si respiras desde el centro, fluirás totalmente en el amor. Tienes miedo. Tienes miedo a ser tan vulnerable, tan abierto a alguien, a quien sea.
Puede que lo llames tu amante, puede que la llames tu amada, pero tienes miedo. La otra persona está ahí.
Si eres totalmente vulnerable, abierto, no sabes lo que va a pasar. Entonces eres completamente, en otro sentido.
Tienes miedo a darte tan completamente a alguien.
No puedes respirar; no puedes respirar hondo.
No puedes relajar tu respiración para que vaya al centro; porque en cuanto la respiración va al centro, tus actos se vuelven totales.
Como te asusta ser total, respiras superficialmente.
Respiras de modo mínimo, no de modo máximo.
Por eso la vida parece tan sin vida.
Si estás respirando de modo mínimo, la vida se volverá sin vida; estás viviendo en grado mínimo, no máximo.
Puedes vivir al máximo: entonces la vida es desbordante.
Pero entonces habrá dificultades.
No puedes ser un marido, no puedes ser una esposa, si la vida es desbordante. Todo se volverá difícil.
Si la vida es desbordante, el amor será desbordante.
Entonces no te puedes atar a uno.
Entonces estarás fluyendo por todas partes; llenarás todas las dimensiones.
Y entonces la mente advierte peligro, de modo que es mejor no estar vivo. Cuanto más muerto estás, más seguro estás.
Cuanto más muerto estás, más está todo bajo control.
Puedes controlar; entonces sigues siendo el amo.
Te sientes el amo porque puedes controlar.
Puedes controlar tu ira, puedes controlar tu amor, puedes controlarlo todo.
Pero este control sólo es posible en el grado mínimo de tu energía. Todo el mundo debe de haber sentido alguna vez que hay momentos en los que, de pronto, se cambia del grado mínimo al máximo.
Vas a un paraje de montaña.
De pronto estás fuera de la ciudad y de su prisión.
Te sientes libre.
El cielo es inmenso, y el bosque es verde, y la cumbre toca las nubes. De repente respiras profundamente.
Puede que no lo hayas observado. Si vas a un paraje de montaña, observa. En realidad, no es el paraje de montaña lo que produce el cambio. Es tu respiración.
Aspiras profundamente. Dices: «¡Ah! ¡Ah!» Tocas el centro, te vuelves total por un momento, y todo es dicha.
Esa dicha no proviene del paraje de montaña, esa dicha proviene de tu centro: lo has tocado de pronto.
En la ciudad tenías miedo.
Allí por todas partes estaban presentes otros, y te estabas controlando. No podías gritar, no podías reír. ¡Qué pena! No podías cantar y bailar en la calle.
Tenías miedo: había algún policía cerca, a la vuelta de la esquina, o el sacerdote o el juez o el político o el moralista. Había alguien a la vuelta de la esquina, así que no podías bailar en la calle.
Bertrand Russell ha dicho en alguna parte:
«Amo la civilización, pero hemos logrado la civilización a un precio muy alto.» No puedes bailar en la calle, pero puedes ir a un paraje de montaña y, de repente, bailar.
Estás sólo con el cielo, y el cielo no es una prisión.
Es sólo apertura, apertura y apertura: inmenso, infinito.
De pronto, respiras profundamente, la respiración toca tu centro y la dicha. Pero no dura mucho. En una hora o dos, el paraje de montaña desaparecerá.
Puede que estés allí, pero el paraje de montaña desaparecerá. Volverán tus preocupaciones. Empezarás a pensar en llamar a la ciudad, en escribir una carta a tu esposa, o empezarás a pensar que, como vas a volver dentro de tres días, deberías hacer preparativos. Acabas de llegar y ya estás haciendo preparativos. Has vuelto. En realidad, tu respiración no tenía que ver contigo; sucedió de repente.
Debido al cambio de situación, la marcha cambió.
Estabas en una nueva situación, no podías respirar como antes, así que, por un momento, hubo una nueva respiración.
Tocó el centro, y sentiste la dicha.
Shiva dice que estás tocando el centro a cada momento, o que si no lo estás tocando, puedes tocarlo.
Respira profunda, lentamente.
Toca el centro; no respires desde el pecho: ése es uno de los trucos. La civilización, la educación, la moralidad, han creado la respiración superficial.
Será bueno ahondar en el centro, porque si no, no puedes respirar profundamente.
A no ser que la humanidad deje de ser represiva con respecto al sexo, el hombre no podrá respirar realmente.
Si la respiración baja profundamente hasta el abdomen, da energía al centro sexual. Toca el centro sexual; masajea el centro sexual desde dentro.
El centro sexual se vuelve más activo, más vivo.
La civilización tiene miedo al sexo.
No permitimos que nuestros niños se toquen sus centros sexuales, sus órganos sexuales. Decimos: «¡Basta! ¡No te toques!» Observa a un niño cuando se toca el centro sexual por primera vez, y le dices «¡No! ¡No te toques el centro sexual!»:
la respiración se volverá superficial inmediatamente; porque no es sólo su mano la que está tocando el centro sexual: la respiración lo está tocando por dentro.
Y si la respiración sigue tocándolo, es difícil para la mano.
Si la mano se para, entonces básicamente es necesario, es preciso, que la respiración no toque, no vaya tan profundo. Debe permanecer superficial. Tenemos miedo al sexo.
La parte inferior del cuerpo no es sólo inferior físicamente; se ha vuelto inferior en valor. Es condenada como «inferior».
Así que no profundices, permanece superficial.
Es una pena que sólo podamos respirar hacia abajo.
Si les dejaran, algunos predicadores cambiarían todo el mecanismo. Sólo te permitirían respirar hacia arriba, en la cabeza. Entonces no sentirías la sexualidad en absoluto.
Si queremos crear una humanidad sin sexualidad, tendremos que cambiar el sistema respiratorio. La respiración debe ir a la cabeza, al sahasrar -el séptimo centro, en la cabeza-, y luego volver a la boca.
Éste debería ser el trayecto: de la boca a sahasrar.
No debe ir muy abajo, porque abajo es peligroso.
Cuanto más profundizas, más te acercas a los estratos más profundos de la biología. Llegas al centro, y ese centro está cerca del centro sexual; muy cerca.
Tiene que ser así, porque el sexo es vida.
Considéralo de esta manera: la respiración es vida de arriba hacia abajo; el sexo es vida en el otro sentido: de abajo hacia arriba. La energía sexual fluye y la energía de la respiración fluye. El paso de la respiración está en la parte superior del cuerpo, y el paso del sexo está en la parte inferior de cuerpo. Cuando se juntan, crean la vida; cuando se juntan, crean la biología, la bioenergía. De modo que si tienes miedo al sexo, crea una distancia entre los dos, no dejes que se junten.
Así que, en realidad, el hombre civilizado es un hombre castrado; por eso no conocemos la respiración, y este sutra será difícil de comprender. Shiva dice:
Cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese instante toca el centro sin energía, el centro lleno de energía. Usa términos muy contradictorios: «sin energía, lleno de energía». Es sin energía porque vuestros cuerpos, vuestras mentes, no le pueden dar ninguna energía.
Tu energía corporal no está ahí, de modo que es sin energía lo mejor que puedes conocer tu identidad.
Pero está lleno de energía porque tiene la fuente cósmica de energía, no debido a tu energía corporal.
Tu energía corporal es tan sólo energía combustible.
No es más que gasolina. Comes algo, bebes algo: eso crea energía. Es simplemente dar combustible al cuerpo.
Deja de comer y de beber, y tu cuerpo caerá muerto.
No ahora mismo; tardará tres meses por lo menos, porque tienes reservas de gasolina.
Has acumulado mucha energía; puede funcionar por lo menos tres meses sin ir a ninguna gasolinera. Puede funcionar; tiene una reserva. Para una emergencia, cualquier emergencia, la puedes necesitar. Es energía «combustible».
El centro no recibe energía combustible.
Por eso Shiva dice que es un centro sin energía.
No depende de que tú comas y bebas. Está conectado con la fuente cósmica; es energía cósmica. Por eso dice que es un centro sin energía, lleno de energía.
En el momento en que puedas sentir el centro desde el que la respiración sale o entra, el momento mismo en que las respiraciones se fusionan -ese centro-, si tomas conciencia de él, se produce la iluminación.
4 Sé consciente cuando la respiración se detiene.
Cuarta técnica de respiración:
O cuando la respiración está totalmente dentro y se ha detenido por sí misma, o totalmente fuera y se ha detenido por sí misma, en semejante pausa universal, nuestro pequeño yo desaparece. Esto sólo es difícil para el impuro.
Pero entonces es difícil para todos, porque, dice Shiva: Esto sólo es difícil para el impuro. Pero, ¿quién es puro? Es difícil para ti; no lo puedes practicar. Pero a veces te das cuenta de repente. Estás conduciendo y de pronto adviertes que va a haber un accidente. La respiración se detendrá.
Si está fuera, se quedará fuera. Si está dentro, se quedará dentro. No puedes respirar en semejante emergencia; no te lo puedes permitir. Todo se detiene, se va.
O cuando la respiración está totalmente dentro y se ha detenido por sí misma, o totalmente fuera y se ha detenido por sí misma, en semejante pausa universal, nuestro pequeño yo desaparece: tú pequeño yo es sólo una utilidad cotidiana.
En las emergencias no te puedes acordar de él.
Quién eres -el nombre, el saldo bancario, el prestigio, todo- simplemente se evapora. Tu coche se dirige hacia otro coche; en un momento llegará la muerte.
En este momento habrá una pausa.
Incluso para el impuro habrá una pausa.
De pronto, se detiene la respiración. Si puedes ser consciente en ese momento, puedes alcanzar el objetivo.
Los monjes Zen han probado mucho este método en Japón.
Por eso sus métodos parecen muy raros, absurdos, extraños. Han hecho muchas cosas inconcebibles. Un maestro echa a alguien a la calle. De repente, el maestro empieza a abofetear al discípulo sin ton ni son, sin causa alguna.
Estabas sentado con tu maestro y todo iba bien.
Estabais simplemente charlando, y de repente él empieza a darte golpes para crear la pausa.
Si hay alguna causa, no se puede crear la pausa.
Si has ultrajado al maestro y él empieza a darte golpes, hay una causalidad y tu mente lo comprende: «Lo he ultrajado, y me está golpeando.» En realidad, tu mente ya lo estaba esperando, así que no hay pausa.
Pero, recuerda, un maestro Zen no te golpeará si lo ultrajas; se reirá, porque entonces la risa puede crear la pausa.
Lo estabas ultrajando y le estabas diciendo tonterías, y esperabas que se enfadase.
Pero él se echa a reír o se pone a bailar.
Eso es inesperado; eso creará la pausa. No puedes entenderlo. Si no puedes comprender, la mente se para, y cuando la mente se para, la respiración se para.
En uno u otro caso: si la respiración se para, la mente se para; si la mente se para, la respiración se para.
Estabas apreciando al maestro y te sentías bien, y estabas pensando: «Ahora el maestro debe de estar contento.»
Y, de pronto, él coge su vara y empieza a darte golpes; y despiadadamente, porque los maestros Zen son despiadados. Empieza a darte golpes; no puedes entender lo que está pasando. La mente se para, hay una pausa.
Si conoces la técnica, puedes llegar a ti mismo.
Hay muchas historias acerca de que alguien logró el estado búdico debido a que el maestro empezó a darle golpes.
No lo comprendes: ¡menuda tontería! ¿Cómo va uno a alcanzar el estado búdico porque alguien le dé golpes, o porque alguien lo tire por la ventana? Incluso si alguien te mata, no puedes alcanzar el estado búdico.
Pero si entiendes esta técnica, entonces se vuelve fácil de comprender. Sobre todo en Occidente, en los últimos treinta o cuarenta años, el Zen se ha vuelto muy predominante; una moda. Pero a no ser que conozcan esta técnica, no pueden comprender el Zen. Lo pueden imitar, pero la imitación no sirve para nada. Mejor dicho, es peligrosa.
Éstas no son cosas que se deban imitar.
Toda la técnica Zen se basa en la cuarta técnica de Shiva.
Pero esto es una pena. Ahora tendremos que importar el Zen de Japón porque hemos perdido toda esa tradición; no la conocemos.
Shiva era el experto por excelencia de este método.
Cuando llegó con su barat, su procesión, para casarse con Devi, la ciudad entera debió de sentir la pausa... ¡La ciudad entera! El padre de Devi no estaba dispuesto a casar a su hija con este hippie; Shiva fue el hippie original.
El padre de Devi estaba totalmente en contra suya.
Y ningún padre permitiría este matrimonio, así que no podemos decir nada contra el padre de Devi.
Ningún padre permitiría el matrimonio de su hija con Shiva. Pero Devi insistió, de modo que tuvo que acceder; de mala gana, mustiamente, pero accedió. Entonces llegó la procesión nupcial. Se dice que la gente empezó a correr al ver a Shiva y su procesión. Todo el barat debió de tomar LSD, marihuana. Estaban «colocados».
Y, en realidad, el LSD y la marihuana son sólo el principio. Shiva conocía y sus amigos y discípulos conocían el psicodélico supremo: soma rasa. Aldoux Huxley ha denominado. psicodélico supremo «soma», debido solamente a Shiva. Estaban colocados, bailando, gritando, riéndose.
La ciudad entera se escaqueó.
Debió de sentir la pausa. Cualquier cosa repentina, inesperada, increíble, puede crear la pausa para el impuro.
Pero para el puro no hay necesidad de tales cosas. Para el puro, la pausa siempre está presente. Muchas veces, para las mentes puras, la respiración se para.
Si tu mente es pura -es decir, no estás deseando, anhelando, buscando nada-, simplemente pura, inocentemente pura, puedes estar sentado y, de pronto, tu respiración se parará. Recuerda esto: el movimiento de la mente necesita el movimiento de la respiración.
El movimiento rápido de la mente necesita el movimiento rápido de la respiración. Por eso, cuando estás enfadado, la respiración es rápida. En el acto sexual, la respiración es muy rápida. Por eso en Ayurveda -un sistema de medicina de hierbas en India se dice que tu vida se acortará si te permites demasiado sexo.
Tu vida se acortará, según el Ayurveda, porque el Ayurveda mide tu vida en respiraciones. Si tu respiración es demasiado rápida, tu vida se acortará. La medicina moderna dice que el sexo mejora la circulación sanguínea, que el sexo contribuye a la relajación. Y que los que reprimen su sexualidad pueden tener problemas; especialmente problemas cardíacos.
Tienen razón, y el Ayurveda también tiene razón, pero parecen contradictorios. Pero el Ayurveda fue inventado cinco mil años antes. Todo hombre trabajaba muchísimo: la vida era trabajo, así que no había necesidad de relajarse, no había necesidad de crear estratagemas artificiales para la circulación sanguínea. Pero ahora, para los que no realizan muchas actividades físicas, el sexo es su única actividad.
Es por eso que la medicina moderna también está en lo correcto para el hombre moderno. Como no hace ningún gran esfuerzo físico, el sexo le proporciona el gran esfuerzo: el corazón late más, la sangre circula más rápidamente, la respiración se vuelve más profunda y va al centro.
De modo que después del acto sexual te sientes relajado y te puedes dormir con facilidad.
Freud dice que el sexo es el mejor tranquilizante, y es así; al menos, para el hombre moderno. En el sexo, la respiración se acelerará; al estar enfadado, la respiración se acelerará.
En el sexo, la mente está llena de deseo, lujuria, impureza. Cuando la mente es pura -ningún deseo en la mente, ninguna búsqueda, ninguna motivación; no te vas a ninguna parte, sino que simplemente permaneces aquí y ahora como un estanque inocente..., sin ni siquiera una onda-, entonces la respiración se detiene automáticamente. No es necesaria.
Por esta vía, el pequeño yo desaparece y alcanzas el ser superior, el ser supremo. Creo que esto será suficiente por hoy.
Osho.
http://caminandohacialasendadelaluz.blogspot.com.es/
Si conoces la técnica, puedes llegar a ti mismo.
Hay muchas historias acerca de que alguien logró el estado búdico debido a que el maestro empezó a darle golpes.
No lo comprendes: ¡menuda tontería! ¿Cómo va uno a alcanzar el estado búdico porque alguien le dé golpes, o porque alguien lo tire por la ventana? Incluso si alguien te mata, no puedes alcanzar el estado búdico.
Pero si entiendes esta técnica, entonces se vuelve fácil de comprender. Sobre todo en Occidente, en los últimos treinta o cuarenta años, el Zen se ha vuelto muy predominante; una moda. Pero a no ser que conozcan esta técnica, no pueden comprender el Zen. Lo pueden imitar, pero la imitación no sirve para nada. Mejor dicho, es peligrosa.
Éstas no son cosas que se deban imitar.
Toda la técnica Zen se basa en la cuarta técnica de Shiva.
Pero esto es una pena. Ahora tendremos que importar el Zen de Japón porque hemos perdido toda esa tradición; no la conocemos.
Shiva era el experto por excelencia de este método.
Cuando llegó con su barat, su procesión, para casarse con Devi, la ciudad entera debió de sentir la pausa... ¡La ciudad entera! El padre de Devi no estaba dispuesto a casar a su hija con este hippie; Shiva fue el hippie original.
El padre de Devi estaba totalmente en contra suya.
Y ningún padre permitiría este matrimonio, así que no podemos decir nada contra el padre de Devi.
Ningún padre permitiría el matrimonio de su hija con Shiva. Pero Devi insistió, de modo que tuvo que acceder; de mala gana, mustiamente, pero accedió. Entonces llegó la procesión nupcial. Se dice que la gente empezó a correr al ver a Shiva y su procesión. Todo el barat debió de tomar LSD, marihuana. Estaban «colocados».
Y, en realidad, el LSD y la marihuana son sólo el principio. Shiva conocía y sus amigos y discípulos conocían el psicodélico supremo: soma rasa. Aldoux Huxley ha denominado. psicodélico supremo «soma», debido solamente a Shiva. Estaban colocados, bailando, gritando, riéndose.
La ciudad entera se escaqueó.
Debió de sentir la pausa. Cualquier cosa repentina, inesperada, increíble, puede crear la pausa para el impuro.
Pero para el puro no hay necesidad de tales cosas. Para el puro, la pausa siempre está presente. Muchas veces, para las mentes puras, la respiración se para.
Si tu mente es pura -es decir, no estás deseando, anhelando, buscando nada-, simplemente pura, inocentemente pura, puedes estar sentado y, de pronto, tu respiración se parará. Recuerda esto: el movimiento de la mente necesita el movimiento de la respiración.
El movimiento rápido de la mente necesita el movimiento rápido de la respiración. Por eso, cuando estás enfadado, la respiración es rápida. En el acto sexual, la respiración es muy rápida. Por eso en Ayurveda -un sistema de medicina de hierbas en India se dice que tu vida se acortará si te permites demasiado sexo.
Tu vida se acortará, según el Ayurveda, porque el Ayurveda mide tu vida en respiraciones. Si tu respiración es demasiado rápida, tu vida se acortará. La medicina moderna dice que el sexo mejora la circulación sanguínea, que el sexo contribuye a la relajación. Y que los que reprimen su sexualidad pueden tener problemas; especialmente problemas cardíacos.
Tienen razón, y el Ayurveda también tiene razón, pero parecen contradictorios. Pero el Ayurveda fue inventado cinco mil años antes. Todo hombre trabajaba muchísimo: la vida era trabajo, así que no había necesidad de relajarse, no había necesidad de crear estratagemas artificiales para la circulación sanguínea. Pero ahora, para los que no realizan muchas actividades físicas, el sexo es su única actividad.
Es por eso que la medicina moderna también está en lo correcto para el hombre moderno. Como no hace ningún gran esfuerzo físico, el sexo le proporciona el gran esfuerzo: el corazón late más, la sangre circula más rápidamente, la respiración se vuelve más profunda y va al centro.
De modo que después del acto sexual te sientes relajado y te puedes dormir con facilidad.
Freud dice que el sexo es el mejor tranquilizante, y es así; al menos, para el hombre moderno. En el sexo, la respiración se acelerará; al estar enfadado, la respiración se acelerará.
En el sexo, la mente está llena de deseo, lujuria, impureza. Cuando la mente es pura -ningún deseo en la mente, ninguna búsqueda, ninguna motivación; no te vas a ninguna parte, sino que simplemente permaneces aquí y ahora como un estanque inocente..., sin ni siquiera una onda-, entonces la respiración se detiene automáticamente. No es necesaria.
Por esta vía, el pequeño yo desaparece y alcanzas el ser superior, el ser supremo. Creo que esto será suficiente por hoy.
Osho.
http://caminandohacialasendadelaluz.blogspot.com.es/
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