viernes, 13 de enero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho). (Capítulo 2 (Primer Escrito)




Capitulo 2 (Primer Escrito)
El Camino del Yoga y el Camino del Tantra.
Preguntas ¿Qué diferencia hay entre el yoga y el tantra? 
En el camino de la entrega, ¿cómo dar con la técnica apropiada? ¿Cómo saber si la técnica que se está practicando tendrá éxito? 
Hay muchas preguntas. 
La primera: Pregunta 1 ¿Qué diferencia hay entre el yoga tradicional y el tantra? ¿Son lo mismo? El tantra y el yoga son esencialmente diferentes. 
Llegan a la misma meta; sin embargo, sus caminos no son sólo diferentes, sino también contrarios. Es necesario entender esto muy claramente. El proceso del yoga también es metodología, el yoga también es técnica. 
El yoga no es filosofía. 
Igual que el tantra, el yoga se basa en la acción, el método, la técnica. Hacer conduce a ser también en el yoga, pero el proceso es diferente. En el yoga hay que luchar; es el camino del guerrero. 
En el camino del tantra no hay que luchar en modo alguno. Más bien, por el contrario, hay que darse gusto, pero con consciencia. El yoga es refrenamiento con conciencia; el tantra es complacencia con conciencia. 
El tantra dice que hagas lo que hagas, lo supremo no es contrario a ello. Es un crecimiento; puedes crecer para ser lo supremo. No hay oposición entre tú y la realidad. 
Formas parte de ella, así que no es necesaria ninguna lucha, ningún conflicto, ninguna oposición a la naturaleza. 
Tienes que usar la naturaleza; tienes que usar cualquier cosa que seas para ir más allá. En el yoga, tienes que luchar contigo mismo para ir más allá. En el yoga, el mundo y moksha, la Liberación -tú tal como eres y tú tal como puedes ser-, son dos cosas opuestas. Refrena, combate, disuelve lo que eres para poder alcanzar lo que puedes ser. 


Ir más allá es una muerte en el yoga. 
Debes morir para que tu ser auténtico nazca. 
A los ojos del tantra, el yoga es un suicidio profundo. 
Debes matar tu ser natural: tu cuerpo, tus instintos, tus deseos, todo. El tantra dice que te aceptes a ti mismo tal como eres. 
Es una aceptación profunda. No crees una fisura entre tú y lo real, entre el mundo y el nirvana. No crees ninguna fisura. 
No hay fisuras para el tantra; no es necesaria ninguna muerte. Para tu renacimiento no es necesaria ninguna muerte: más bien una transcendencia. Para esta transcendencia, úsate a ti mismo. Por ejemplo, existe el sexo, la energía básica: la energía básica a través de la que has nacido, con la que has nacido. 
Las células básicas de tu ser y de tu cuerpo son sexuales, de manera que la mente humana gira en torno al sexo. 
Para el yoga, debes luchar con esta energía. 
A través de la lucha, creas un centro diferente en ti mismo. Cuanto más luchas, más te integras en un centro diferente. Entonces el sexo no es tu centro. Luchar con el sexo -por supuesto, conscientemente- creará en ti un nuevo centro de ser, un nuevo énfasis, una nueva cristalización. 
Entonces el sexo no será tu energía. Crearás tu energía luchando con el sexo.
Una energía diferente será creada y un centro diferente de existencia. Para el tantra, tienes que usar la energía del sexo. No luches con ella, transfórmala. 
No pienses en términos de antagonismo, sé afectuoso con ella. Es tu energía. No es mala, no es dañina. Toda energía es simplemente natural. Puede ser usada a tu favor, puede ser usada contra ti. Puedes hacer de ella un obstáculo, una barrera, o puedes hacer de ella un peldaño. Puede ser usada. 
Usada correctamente, se convierte en tu amiga; usada erróneamente, se convierte en tu enemiga. 
Pero no es ninguna de las dos cosas. 
La energía es simplemente natural. 
Un hombre corriente está utilizando el sexo; éste se convierte en un enemigo, destruye a ese hombre; el hombre simplemente se disipa en el sexo. 
El yoga adopta la opinión contraria, contraria a la mente corriente. La mente corriente está siendo destruida por sus propios deseos, de modo que el yoga dice que dejes de desear, que estés sin deseos. 
Combate el deseo y crea una integración en ti sin deseos. 
El tantra dice que seas consciente del deseo; que no crees ninguna lucha. 
Entra en el deseo con total consciencia, y cuando entras en el deseo con total consciencia, lo transciendes. Estás en él y, sin embargo, no estás en él. Pasas por él, pero permaneces ajeno. El yoga tiene mucho atractivo porque el yoga es justo lo contrario de la mente corriente, de manera que la mente corriente puede entender el lenguaje del yoga. 
Sabes que el sexo te está destruyendo: que te ha destruido, que sigues girando en torno a él como un esclavo, como una marioneta. Sabes esto por experiencia. 
De modo que cuando el yoga dice que lo combatas, inmediatamente comprendes lo que dice. 
Ése es el atractivo, el fácil atractivo del yoga. 
El tantra no puede ser tan fácilmente atractivo. 
Parece difícil: ¿cómo entrar en el deseo sin ser abrumado por él? ¿Cómo estar en el acto sexual conscientemente, con total conciencia? La mente corriente se asusta. Parece peligroso. 
No es que sea peligroso; cualquier cosa que sabes sobre el sexo crea este peligro para ti. Te conoces a ti mismo, sabes cómo engañarte a ti mismo. Sabes muy bien que tu mente es astuta. Puedes entrar en el deseo, en el sexo, en todo, y puedes engañarte a ti mismo diciéndote que lo estás haciendo con completa conciencia. Por eso sientes el peligro. 
El peligro no está en el tantra; está en ti. 
Y el atractivo del yoga se debe  a ti, se debe a tu mente corriente, tu mente sexualmente reprimida, hambrienta de sexo, que se complace en el sexo. 
Debido a que la mente corriente no es sana con respecto al sexo, el yoga resulta atractivo. 
Con una humanidad mejor, con una sexualidad sana -natural, normal- las cosas serían diferentes. 
No somos normales y naturales. 
Somos absolutamente anormales, malsanos, verdaderamente dementes. Pero como todos son como nosotros, nunca nos damos cuenta. La locura es tan normal que no estar loco puede parecer anormal. 
Un Buda es anormal, un Jesús es anormal entre nosotros. 
No forman parte de nosotros. Esta «normalidad» es una enfermedad. Esta mente «normal» ha creado el atractivo del yoga. Si te tomas el sexo de modo natural -sin ninguna filosofía en torno a él, sin ninguna filosofía a favor o en contra-, si te tomas el sexo como te tomas tus manos, tus ojos, si es totalmente aceptado como algo natural, entonces el tantra resultará atractivo. 
Y sólo entonces puede el tantra ser útil para mucha gente. 
Pero los días del tantra se aproximan. Tarde o temprano, el tantra explotará por vez primera entre las masas, porque por vez primera ha llegado el momento, el momento para tomarse el sexo de modo natural. Es posible que la explosión pueda proceder de Occidente, porque Freud, Jung, Reich han preparado el ambiente. 
No sabían nada sobre tantra, pero han creado el terreno básico para que el tantra se desarrolle. 
La psicología occidental ha llegado a la conclusión de que la enfermedad humana básica está relacionada con el sexo, la locura básica del hombre está dirigida hacia el sexo. De modo que, a menos que se disuelva esta orientación hacia el sexo, el hombre no puede ser natural, normal. 
El hombre se ha descarriado a causa tan sólo de sus actitudes respecto al sexo. No es necesaria ninguna actitud. Sólo entonces eres natural. ¿Qué actitud tienes respecto a tus ojos? ¿Son malignos o son divinos? ¿Estás a favor o en contra de tus ojos? ¡No hay ninguna actitud! Por eso tus ojos son normales. 
Adopta alguna actitud: piensa que tus ojos son malignos. Entonces ver se volverá difícil. Entonces ver adquirirá el mismo estado problemático que ha adquirido el sexo. 
Entonces querrás ver, desearás y anhelarás ver. 
Pero cuando veas, te sentirás culpable. Cada vez que veas, te sentirás culpable de haber hecho algo malo, de haber pecado. Te gustaría matar el instrumento mismo de la vista; te gustaría destruir tus ojos. Y cuanto más quieres destruirlos, más centrado estás en tus ojos. 
Entonces emprenderás una actividad muy absurda: querrás ver más y más, y simultáneamente te sentirás más y más culpable. Lo mismo ha sucedido con el centro sexual. 
El tantra dice: «acepta lo que eres». Ésta es la nota básica: la aceptación total. Y sólo mediante la aceptación total puedes crecer. Entonces usa todas las energías que tengas. ¿Cómo las puedes usar? Acéptalas; luego averigua qué son estas energías: ¿qué es el sexo, qué es este fenómeno? No lo conocemos. Sabemos muchas cosas sobre el sexo, las que nos han enseñado otros. Puede que hayamos pasado por el acto sexual, pero con una mente culpable, con una actitud represiva, deprisa, apresuradamente. 
Hay que hacer algo para desahogarse. 
El acto sexual no es un acto amoroso. 
No eres feliz en él, pero no puedes dejarlo. 
Cuanto más tratas de dejarlo, más atractivo se vuelve. 
Cuanto más quieres negarlo, más te sientes incitado. 
No puedes negarlo, pero esta actitud de negar, de destruir, destruye la mente misma, la conciencia misma, la sensibilidad misma que lo puede comprender. De manera que el sexo continúa sin ninguna sensibilidad en él. Entonces no puedes entenderlo. Sólo una profunda sensibilidad puede hacer entender cualquier cosa; sólo sentirla con profundidad, sólo entrar en ella en profundidad puede entender cualquier cosa. Sólo puedes entender el sexo si entras en él como un poeta lo hace entre las flores: ¡sólo entonces! Si te sientes culpable respecto a las flores, puede que pases por el jardín, pero pasarás con los ojos cerrados. E irás con prisa, con una prisa profunda y loca. Tienes que salir de alguna forma del jardín. Así, ¿cómo puedes ser consciente? 
De modo que el tantra dice: «acepta lo que eres». 
Eres un gran misterio de muchas energías multidimensionales. Acéptalo, y entra en cada energía con profunda sensibilidad, con conciencia, con amor, con comprensión. ¡Entra en ella! Entonces cada deseo se convierte en un vehículo para transcenderlo. 
Entonces cada energía se convierte en una ayuda. 
Y entonces este mundo mismo es el nirvana, este cuerpo mismo es un templo: un templo sagrado, un lugar sagrado. 
El yoga es negación; el tantra es afirmación. 
El yoga piensa en términos de dualidad: de ahí la palabra «yoga». Significa juntar dos cosas, unir dos cosas con un «yugo». Pero hay dos cosas, hay dualidad. 
El tantra dice que no hay dualidad. Si hay dualidad, no puedes unirlas. Y lo intentes como lo intentes, seguirán siendo dos. 
Las juntes como las juntes, seguirán siendo dos, y la lucha continuará, el dualismo continuará. Si el mundo y lo divino son dos, entonces no pueden ser unidos. Si en realidad no son dos, si sólo parece que son dos, sólo entonces pueden ser uno. 
Si tu cuerpo y tu alma son dos, entonces no pueden ser unidos. Si tú y Dios sois dos, entonces no hay ninguna posibilidad de unirlos. Seguirán siendo dos.
El tantra dice que no hay dualidad; es sólo una apariencia. 
Así que ¿por qué ayudar a la apariencia a fortalecerse? 
El tantra pregunta: « ¿por qué ayudar a esta apariencia de dualidad a fortalecerse?» ¡Disuélvela ahora mismo! ¡Sé uno! Mediante la aceptación te haces uno, no mediante la lucha. Acepta el mundo, acepta el cuerpo, acepta todo lo que es inherente a él. No crees un centro diferente en ti, porque para el tantra ese centro diferente no es otra cosa que el ego. 
No crees un ego. Simplemente sé consciente de lo  que eres. 
Si luchas, el ego estará presente. De modo que es muy difícil encontrar un yogui que no sea un egoísta. Y puede que los yoguis sigan hablando del estado sin ego, pero ellos no pueden estar sin ego. El proceso mismo por el que pasan crea el ego. 
La lucha es el proceso. Si luchas, estás abocado a crear un ego. Y cuanto más luches, más se fortalecerá el ego. 
Y si ganas tu lucha, conseguirás el ego supremo. 
El tantra dice: «¡ninguna lucha!» Entonces no hay ninguna posibilidad de ego. Si comprendemos el tantra, habrá muchos problemas, porque para nosotros, si no hay lucha, hay sólo desenfreno. No-lucha significa desenfreno para nosotros. Entonces nos asustamos. 
Nos hemos dado rienda suelta durante vidas enteras y no hemos llegado a ninguna parte. 
Pero para el tantra, el desenfreno no es el desenfreno que nosotros conocemos. 
El tantra dice: «date rienda suelta, pero sé consciente». 
Te sientes furioso... El tantra no dirá que no te sientas furioso. El tantra dirá que estés furioso sin reservas, pero que seas consciente. El tantra no está contra la furia; el tantra sólo está contra el adormecimiento espiritual, la inconsciencia espiritual. Sé consciente y siéntete furioso. 
Y éste es el secreto del método: que si eres consciente, la ira se transforma: se vuelve compasión. 
Así es que el tantra dice que la ira no es tu enemigo; es compasión en semilla. 
La misma ira, la misma energía, se convertirá en compasión. 
Si luchas con ella, no habrá ninguna posibilidad para la compasión. De manera que si tienes éxito en la lucha, en la represión, estarás muerto. Entonces no habrá ira, porque la has reprimido, pero tampoco habrá compasión, porque sólo la ira puede ser transformada en compasión. Si tienes éxito en tu represión -lo cual es imposible-, no habrá sexo, pero tampoco amor, porque si el sexo está muerto, no hay ninguna energía que pueda convertirse en amor. 
De modo que no tendrás sexo, pero tampoco tendrás amor. 
Y entonces has perdido toda la oportunidad, porque sin amor no hay divinidad, sin amor no hay liberación, y sin amor no hay libertad. El tantra dice que estas mismas energías deben ser transformadas. Se puede decir de esta forma: si estás contra el mundo, entonces no hay nirvana, porque este mundo mismo debe ser transformado en nirvana. 
Entonces estás contra las energías básicas que son la fuente. 
Así es que la alquimia tántrica dice: «no luches, sé afectuoso con todas las energías que te son dadas. Acógelas.» Agradece que tienes ira, que tienes sexo, que tienes avaricia. 
Muéstrate agradecido, porque son las fuentes ocultas, y pueden ser transformadas, pueden ser abiertas. 
Y cuando el sexo es transformado, se convierte en amor. 
Se ha perdido el veneno, se ha perdido la fealdad. 
La semilla es fea, pero cuando toma vida, brota y florece. Entonces hay belleza. No tires la semilla, porque entonces estás tirando también las flores que hay en ella. Aún no están ahí, aún no se han manifestado para que puedas verlas. 
No se han manifestado, pero están ahí. 
Usa esta semilla para poder lograr las flores. 
Así que primero deja que haya aceptación, una comprensión sensible y conciencia. Entonces el desenfreno está permitido.
Una cosa más que es realmente muy extraña, pero que es uno de los descubrimientos más profundos del tantra: «con cualquier cosa que consideres tu enemiga -la avaricia, la ira, el odio, el sexo, lo que sea- tu percepción de que son enemigos convierte en tu enemiga. 
Considéralos regalo  divino y trátalo con un corazón muy agradecido. Por ejemplo, el tantra ha desarrollado muchas técnicas para la transformación de la energía sexual. 
Acércate al acto sexual como si estuvieras acercándote al templo de lo divino. Trata el acto sexual como si fuera una oración, como si fuera una meditación. 
Siente lo que tiene de sagrado. Por eso en Khajuraho, en Puri, en Konarak, todos los templos tienen maithum, esculturas del coito. El acto sexual en los muros de los templos parece ilógico, especialmente para el cristianismo, para el mahometismo, para el jainismo. Parece inconcebible, contradictorio. ¿Qué relación tiene el templo con las imágenes maithum? 
En los muros externos de los templos de Khajuraho, todo tipo concebible de acto sexual está plasmado en piedra. ¿Por qué? En un templo no es aceptable, al menos eso es lo que pensamos. El cristianismo no puede imaginar el muro de una iglesia con las imágenes de Khajuraho. ¡Imposible! Los hindúes modernos también se sienten culpables, porque la mente de los hindúes modernos está creada por el cristianismo. 
Son «hindo-cristianos», y son peores, porque ser cristiano está bien, pero ser hindo-cristiano es simplemente extraño. 
Se sienten culpables. 
Un líder hindú, Purshottamdas Tandon, consideraba incluso que estos templos tenían que ser destruidos, que no nos pertenecen. En realidad, parece que no nos pertenecen porque el tantra no ha estado en nuestros corazones por mucho tiempo, desde hace siglos. No ha sido la corriente principal. 
El yoga ha sido la corriente principal, y para el yoga, Khajuraho es inconcebible: debe ser destruido. 
El tantra dice: «acércate al acto sexual como si estuvieras entrando en un templo sagrado.» Por eso han representado el acto sexual en sus templos sagrados. Han dicho: «acércate al sexo como si estuvieras entrando en un templo sagrado». 
Por lo tanto, cuando entras en un templo sagrado, el sexo debe estar presente para que ambos queden unidos, asociados en tu mente. Entonces puedes sentir que el mundo y lo divino no son dos elementos en lucha, sino uno. 
No son contradictorios, sino simplemente polos opuestos que se ayudan mutuamente. 
Y sólo pueden existir a causa de esta polaridad. 
Si se pierde esta polaridad, se pierde el mundo entero. 
Así que ve la profunda unidad que pasa por todas las cosas. 
No veas sólo los polos opuestos; ve el flujo interno que los unifica. Para el tantra todo es sagrado. 
Recuerda esto: para el tantra todo es sagrado; nada es profano. Considéralo de esta manera: para una persona irreligiosa, todo es profano; para las denominadas personas religiosas, algunas cosas son sagradas, algunas cosas son profanas.
Para el tantra, todo es sagrado. 
Un misionero cristiano estuvo conmigo hace unos pocos días y dijo: «Dios creó el mundo. Así que le pregunté: « ¿Quién creó el pecado?» Él dijo: «El diablo.» Entonces le pregunté: « ¿Quién creó al diablo?» Entonces se sintió confuso. Dijo: «Por supuesto, Dios creó al diablo.» El diablo crea el pecado y Dios crea al diablo. Entonces, ¿quién es el verdadero pecador: el diablo o Dios? Pero la concepción dualista siempre conduce a semejantes absurdos. 
Para el tantra, Dios y el diablo no son dos. 
En realidad, para el tantra no hay nada que pueda ser llamado «diablo»; todo es divino, todo es sagrado. Y éste parece ser el punto de vista correcto, el más profundo. Si algo es profano en este mundo, ¿de dónde viene y cómo puede existir? Así que sólo hay dos alternativas. La primera es la alternativa del ateo, que dice que todo es profano. Esta actitud está bien. 
También él es no-dualista; no ve nada sagrado en el mundo. Luego está la alternativa del tántrico: dice que todo es sagrado. Él también es no-dualista. 
Pero entre estos dos están las denominadas personas religiosas, que no son realmente religiosas. 
No son ni religiosas ni irreligiosas, porque están siempre en conflicto. Toda su teología es simplemente para arreglárselas para juntar cabos, pero estos cabos no se pueden unir. 
Si una sola célula, si un solo átomo en este mundo es profano, entonces el mundo entero se vuelve profano, porque ¿cómo puede existir ese único átomo en un mundo sagrado? ¿Cómo puede ser? Es sustentado por todo; para existir, tiene que ser sustentado por todo. Y si el elemento profano es sustentado por todos los elementos sagrados, entonces ¿qué diferencia hay entre ellos? 
De modo que el mundo es totalmente, incondicionalmente sagrado, o es profano; no hay camino intermedio. 
El tantra dice que todo es sagrado; por eso no podemos entenderlo. Es el punto de vista no-dual más profundo, si es que podemos llamarlo punto de vista. 
No lo es, porque cualquier punto de vista está abocado a ser dual. No está en contra de nada, así que no es un punto de vista. Es una unidad sentida, una unidad vivida. Son dos caminos, el yoga y el tantra. El tantra no podía ser tan atractivo debido a nuestras mentes lisiadas. Pero siempre que hay alguien que es sano por dentro, no un caos, el tantra tiene belleza. 
Sólo esa persona puede comprender lo que es el tantra. 
El yoga tiene atractivo, un atractivo fácil, debido a nuestras mentes perturbadas. 
Recuerda: esencialmente es tu mente la que hace a algo atractivo o no atractivo. Tú eres el factor decisivo. 
Estos enfoques son diferentes. No estoy diciendo que no se pueda llegar por medio del yoga. 
También se puede llegar por medio del yoga, pero no por medio del yoga que prevalece. 
El yoga que prevalece no es realmente yoga, sino la interpretación de vuestras mentes enfermas. 
El yoga puede ser auténticamente un método para llegar a lo supremo, pero también eso sólo es posible cuando tu mente está sana, cuando tu mente no es insana y enferma. 
Entonces el yoga toma un carácter diferente. . Por ejemplo, Mahavira siguió el camino del yoga, pero no reprimió realmente el sexo. 
Lo había conocido, lo había vivido, estaba profundamente familiarizado con él. Pero se volvió totalmente inútil para él, y entonces lo dejó. 
Buda siguió el camino del yoga, pero había vivido en el mundo, lo conocía profundamente. No estaba luchando. 
Una vez que conoces algo, te liberas de ello. 
Simplemente cae como caen las hojas muertas de un árbol. 
No es renunciación; no hay ninguna lucha de por medio. 
Mira el rostro de Buda: no parece el rostro de un luchador. 
No ha estado luchando. Está completamente relajado; su rostro es el símbolo mismo de la relajación..., no hay lucha. 
Mirad a vuestros yoguis. La lucha es visible en sus rostros. 
En lo más hondo hay mucha agitación: ahora mismo están sentados sobre volcanes. Puedes mirar sus ojos, sus rostros, y lo notarás. En lo más hondo, en alguna parte, han reprimido todas sus dolencias; no las han transcendido. 
En un mundo sano, en el que todos estén viviendo su vida auténticamente, individualmente, sin imitar a los demás, sino viviendo su propia vida a su manera, ambos son posibles. 
Puede que uno aprenda la sensibilidad profunda que transciende los deseos; puede que llegue a un punto en el que todos los deseos se vuelvan inútiles y se acaben. 
El yoga también puede llevar a ello; recuérdalo. 
Necesitamos una mente sana, un hombre natural. 
En ese mundo en que haya un hombre natural, el tantra, y también el yoga, llevarán a la transcendencia de los deseos. 
En nuestra denominada sociedad enferma, ni el yoga ni el tantra pueden hacer esto, porque si elegimos el yoga, no lo elegimos porque los deseos se hayan vuelto inútiles, ¡no! Todavía son significativos; no están desapareciendo por sí mismos. Tenemos que forzarlos. Si elegimos el yoga, lo elegimos como técnica de represión. Si elegimos el tantra, elegimos el tantra como astucia, como engaño profundo: una excusa para desenfrenarse. De manera que con una mente insana ni el yoga ni el tantra pueden funcionar. 
Ambos conducirán a decepciones. 
Para empezar, se necesita una mente sana, sobre todo una mente sana sexualmente. 
Entonces no es muy difícil elegir tu camino. 
Puedes elegir el yoga, puedes elegir el tantra. 
Básicamente, hay dos tipos de personas: masculinas y femeninas. 
No quiero decir biológicamente, sino psicológicamente. 
Para los que psicológicamente son básicamente masculinos -agresivos, violentos, extrovertidos-, el yoga es su camino. 
Para los que son básicamente femeninos -receptivos, pasivos, no-violentos- el tantra es su camino. Y lo puedes notar: para el tantra, la Madre Kali, Tara y tantas devis, bhairavis -divinidades femeninas son muy significativas. 
En el yoga nunca oirás mencionar ningún nombre de una deidad femenina. El tantra tiene deidades femeninas; el yoga tiene dioses masculinos. El yoga es energía que sale; el tantra es energía que va hacia dentro. 
Así que, en términos de la psicología moderna, se puede decir que el yoga es extrovertido, y el tantra, introvertido. 
Así que depende de la personalidad. 
Si tienes una personalidad introvertida, entonces la lucha no es para ti. Si tienes una personalidad extrovertida, entonces la lucha es para ti. Pero estamos simplemente confusos, estamos hechos un lío; por eso es que nada sirve. 
Al contrario, todo perturba. 
El yoga te perturbará, el tantra te perturbará. 
Cada medicina va a crear una nueva enfermedad para ti, porque el que elige está enfermo, insano; de modo que el resultado de su elección será la enfermedad. 
Así que no quiero decir que no puedas llegar por medio del yoga. 
Pongo el énfasis en el tantra sólo porque vamos a tratar de comprender lo que es el tantra.
Pregunta 2 
En el camino de la entrega, ¿cómo da el buscador con la técnica apropiada entre estos ciento doce métodos? 
En el camino de la voluntad hay métodos: estos ciento doce métodos. En el camino de la entrega, la entrega misma es el método; no hay otros métodos. Recuerda esto. 
Todos los métodos son no-entrega, porque un método significa depender de ti mismo. 
Puedes hacer algo; la técnica existe y la puedes aplicar. 
En el camino de la entrega ya no existes, así que no puedes hacer nada. Has hecho lo supremo, lo último: te has entregado. En el camino de la entrega, la entrega es el único método. 
Estos ciento doce métodos requieren cierta voluntad; requieren que hagas algo. Manipulas tu energía, equilibras tu energía, creas un centro en tu caos. Haces algo. 
Tu esfuerzo es significativo, básico, necesario. 
En el camino de la entrega sólo se necesita una cosa: te entregas. Profundizaremos en estos ciento doce métodos, así que es bueno decir algo sobre la entrega, porque no tiene método. En estos ciento doce métodos no habrá nada sobre la entrega. ¿Por qué no ha dicho nada Shiva sobre la entrega? Porque no se puede decir nada. 
La misma Bhairavi, la misma Devi, no ha llegado a Shiva por medio de ningún método. Simplemente se ha entregado. 
Así que hay que darse cuenta de esto. 
No está haciendo estas preguntas para sí misma; estas preguntas se están haciendo para toda la humanidad. 
Ella ha llegado a Shiva. 
Ella ya está en su regazo; es abrazada por él. 
Ella se ha fundido con él, pero aún pregunta. 
Así que recuerda una cosa: ella no está preguntando para sí misma, no hay ninguna necesidad. 
Está preguntando para toda la humanidad. 
Pero si ella ya ha llegado, ¿por qué está preguntando a Shiva? ¿No puede hablar ella misma a la humanidad? Ella ha llegado por el camino de la entrega, de manera que no sabe nada sobre el método. Ella misma ha llegado mediante el amor; el amor es suficiente en sí mismo, el amor no necesita nada más. 
Ella ha llegado mediante el amor, de modo que no sabe nada sobre métodos, técnicas. Por eso está preguntando. ¿Por qué no ha dicho nada Shiva sobre la entrega? Porque no se puede decir nada. La misma Bhairavi, la misma Devi, no ha llegado a Shiva por medio de ningún método. Simplemente se ha entregado. 
Así que hay que darse cuenta de esto. 
No está haciendo estas preguntas para sí misma; estas preguntas se están haciendo para toda la humanidad. 
Ella ha llegado a Shiva. 
Ella ya está en su regazo; es abrazada por él. 
Ella se ha fundido con él, pero aún pregunta. 
Así que recuerda una cosa: ella no está preguntando para sí misma, no hay ninguna necesidad. Está preguntando para toda la humanidad. 
Pero si ella ya ha llegado, ¿por qué está preguntando a Shiva? ¿No puede hablar ella misma a la humanidad? Ella ha llegado por el camino de la entrega, de manera que no sabe nada sobre el método. 
Ella misma ha llegado mediante el amor; el amor es suficiente en sí mismo, el amor no necesita nada más. 
Ella ha llegado mediante el amor, de modo que no sabe nada sobre métodos, técnicas. Por eso está preguntando. 
Y Shiva describe ciento doce métodos. 
No hablará de la entrega, porque la entrega no es realmente un método. Te entregas sólo cuando todos los métodos se han vuelto inútiles, cuando no puedes llegar por ningún método. Has hecho todo lo que has podido. 
Has llamado a todas las puertas y ninguna puerta se abre, y has pasado por todas las rutas y ninguna ruta llega. 
Has hecho todo lo que puedes hacer, y ahora te sientes impotente. En esa total impotencia se produce la entrega. 
De modo que en el camino de la entrega no hay método. 
Pero ¿qué es la entrega y cómo funciona? 
Y si la entrega funciona, ¿qué necesidad hay de ciento doce métodos? 
Entonces ¿por qué adentrarse en ellos innecesariamente?, preguntará la mente. 
Entonces ¡muy bien! Si la entrega funciona, es mejor entregarse. ¿Por qué seguir anhelando métodos? ¿Y quién sabe si un método específico será apropiado para ti o no? 
Y puede que tardemos vidas en averiguarlo. 
Así que es bueno entregarse, pero es difícil. 
Es lo más difícil del mundo. Los métodos no son difíciles. 
Son fáciles; te puedes adiestrar. Pero para la entrega no te puedes adiestrar..., ¡no hay ningún adiestramiento! 
No puedes preguntar cómo entregarte; la pregunta misma es absurda. ¿Cómo puedes preguntar cómo entregarte? ¿Puedes preguntar cómo amar? O hay amor o no lo hay, pero no puedes preguntar cómo amar. 
Y si alguien te dice y te enseña cómo amar, recuerda: nunca serás capaz de amar. Una vez que se te ha dado una técnica para el amor, te aferrarás a la técnica. Por eso es que los actores no pueden amar. Saben tantas técnicas, tantos métodos; y todos somos actores. 
Una vez que sabes el truco de cómo amar, el amor no florece, porque has creado una fachada, un engaño. 
Y con el engaño no estás en ello, no estás involucrado. 
Estás protegido. 
El amor es estar totalmente abierto, vulnerable. 
Es peligroso, te vuelves inseguro. 
No podemos preguntar cómo amar, no podemos preguntar cómo entregarnos. ¡Sucede! El amor sucede, la entrega sucede. El amor y la entrega son profundamente una sola cosa. 
Pero ¿qué es? Y si no podemos saber cómo entregarnos, al menos podemos saber cómo estamos manteniéndonos a nosotros mismos, cómo estamos impidiendo entregarnos. 
Eso se puede saber y eso es útil. ¿Cómo es que aún no te has entregado? ¿Cuál es tu técnica de no entrega? Si todavía no te has enamorado, entonces el verdadero problema no es cómo amar. El verdadero problema es ahondar profundamente para averiguar cómo has vivido sin amor, cuál es tu truco, cuál es tu técnica, cuál es tu estructura: tu estructura de defensa, cómo has vivido sin amor. Eso se puede entender, y eso habría que entenderlo. 
Lo primero: vivimos con el ego, en el ego, centrados en el ego. Soy, sin saber quién soy. Sigo proclamando: «yo existo». 
Este «yo-existo» es falso, porque no sé quién soy. 
Y a menos que sepa quién soy, ¿cómo puedo decir «yo»? 
Este «yo» es un falso «yo». Este falso «yo» es el ego. 
Ésta es la defensa. Esto te protege de la entrega. 
No te puedes entregar, pero puedes tomar conciencia de esta medida de defensa. Si has tomado conciencia, se disuelve. 
A partir de entonces, no lo sigues fortaleciendo, y un día llegas a sentir: «yo no soy». En el momento en que llegas a sentir «yo no soy», se produce la entrega. 
Así que trata de averiguar si eres. 
En realidad, ¿hay un centro en ti que puedas llamar tu «yo»? Ahonda profundamente en tu interior, sigue tratando de averiguar dónde está este «yo», dónde está la morada de este ego. 
Rinzai fue a su maestro y dijo: «¡Dame la libertad !» 
El maestro dijo: «Tráete a ti mismo. Si existes, te haré libre. Pero si no existes, ¿cómo te puedo hacer libre? Ya eres libre. 
Y la libertad», dijo su maestro, «no es tu libertad. En realidad, la libertad es librarte de "ti". Así que vete y trata de averiguar dónde está este "yo", dónde estás tú, luego ven a verme. 
Esto es la meditación. Vete y medita.» Y el discípulo Rinzai se va y medita durante semanas, meses, y luego vuelve. Entonces dice: «No soy el cuerpo. Sólo he descubierto esto.»
Continua....
Osho.
http://caminandohacialasendadelaluz.blogspot.com.es/

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