Para comenzar de nuevo, debes vaciar el vaso de percepciones que creíste confiables, y con ellas se irán las impurezas de las falsas creencias.
Renuncia a lo más para quitar lo menos.
Esta parece ser una tarea difícil, pero puede ser lograda mediante nuestra disposición a aprender desde la perspectiva ventajosa de una pizarra vacía. Cuando renunciamos a la verdad que
parecemos conocer, literalmente estamos vaciando momentáneamente nuestra conciencia, preparándonos para una mayor afluencia. Y puede ser que el entendimiento espiritual básico, obtenido a través de nuestros estudios y meditación, vuelva a nuestras mentes, pero estará menos abigarrado, y con los puntos clave enormemente realzados.
Desde que iniciamos nuestro viaje para recordar la verdad de nuestro ser, hemos leído muchos libros, escuchado una gran variedad de cintas, asistido a talleres sobre las distintas formas de
irrumpir a través de las puertas del reino, y hemos rezado, meditado, afirmado y decretado todo lo cual nos ha conducido hasta donde estamos ahora. En mi caso, el Espíritu interior me ha estado diciendo durante años que simplifique, simplifique, simplifique que mucho conocimiento” era contraproducente para lograr una posición firme de conciencia espiritual. Y se me recordó que en los tiempos antiguos, los estudiantes de las Escuelas del Misterio eran instruidos a dejar fuera de la puerta su percibida iluminación, su comprensión de lo que constituía la realidad, y entonces eran orientados a examinar fragmentos sueltos de verdad hasta que lograran la realización en la conciencia.
Aprendían a ser co-creadores con su Divina Conciencia, buscando un cambio de mente y corazón de la forma en que se veían a sí mismos y a Dios. Después, contando con una conciencia espiritual más profunda, combinada con una imagen elevada de sus óptimas metas en la vida, avanzaban hacia la creación de las mayores obras de arte, literatura, música y arquitectura que el mundo hubiera visto.
También eran instrumentos de paz círculos de armonía que curaban y traían orden a través de un efecto parecido a las ondas que forma una piedra al caer al agua.
En este nuevo comienzo, renunciemos a todo lo que creemos saber, y aceptemos el nuevo flujo del Espíritu.
Estoy listo y dispuesto a renunciar a todo lo que creo saber, incluyendo todas las falsas creencias, a cambio de conocimiento fresco acerca de las verdades de la vida.
A medida que dejo que todo se vaya, siento que se eleva la energía de todo mi campo de fuerza cada pensamiento y creencia, todas las convicciones, fluyendo hacia arriba y hacia adentro de la luz para ser transmutadas. Veo y siento que esto está sucediendo ahora.
Conforme el último vestigio surge de las sombras, puedo decir, verdaderamente… que no sé nada. ¡No sé nada! He renunciado a todos los pensamientos y creencias para que sean
purificados. Mi conciencia está limpia y clara, libre, un vacío, lista ahora para ser llenada de nuevo. Estoy listo.
Estoy recibiendo ahora el nuevo flujo de divinos pensamientos y patrones perfectos que viene del Espíritu. Siento la Mente del entendimiento espiritual y de la divina sabiduría entrando por la coronilla de mi cabeza, y fluyendo hacia abajo, llenándome, llenándome, llenándome. No trato de pensar. Dejo que la única Mente piense por mí. Descanso en el Silencio.
Ahora estamos listos para avanzar a través de los pasos para ver y saber en la misma forma en que el Espíritu, nuestro Yo-Dios, ve y sabe. Y como fragmento inicial de Verdad que nos permitirá pasar con seguridad a los eternos AHORAS de una vida gloriosa, contemplemos el siguiente:
No habito en el pasado, porque éste no existe, y ningún residuo permanece de los ayeres de la vida. He recibido una iluminación fresca por parte del Espíritu, y todas las penas pasadas y los miedos compulsivos han sido eliminados. Ahora soy libre para subir la escalera hacia una conciencia espiritual plena y completa. Comienzo de nuevo.
John Randolph Price
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