ALMAS COMPAÑERAS-CAPITULO XII
431. Examinemos ahora algunas de las cosas que Yo te he dado,especialmente aquellas de las que aun no puedes reconocerMe como El Dador.
432. Quizás creas que la particular posición que por hoy ocupas en la vida no sea la mejor adaptada para la expresión de Mi Idea, que ya comienza a surgir de lo interno de ti.
433. Si es así, ¿por qué no dejas tal posición y adoptas la que sea de tu elección?
434. El hecho mismo de que no puedes o no lo haces demuestra que por el momento tal posición es la que más te conviene para hacer despertar en ti ciertas cualidades necesarias para Mi perfecta expresión; y de que Yo, tu propio Yo verdadero, SOY el que te obliga a permanecer en ella hasta que ya puedas reconocer Mi Propósito y significación ocultos en el poder que tal posición tiene para turbar la paz en tu mente, al tenerte descontento.
435. Cuando tú reconozcas Mi Propósito y te determines a hacer que él sea también tu propósito, entonces y sólo hasta entonces te daré el poder para salir de la posición en que te hallas y entrar a otra más elevada que ya tengo preparada
para ti.
436. Quizás estés creyendo que el esposo o la esposa que Yo te he dado está muy lejos de ser el apropiado o la más capacitada, si se trata de ella, para ayudarte a tu despertar “espiritual”, constituyendo en consecuencia ese él o ella un
obstáculo o impedimento para tal despertar. Y quizás también estés acariciando secretamente la posibilidad de abandonar a tu esposa o cambiar a tu esposo por otro que más te simpatice o sea más afín contigo en tus anhelos o investigaciones, por lo cual, deduces, pueda estar más cerca de tu ideal.
437. Sabe, si te hallas en este caso, que tú puedes huir de la que fue mi primera elección, si así lo quieres, pero nunca puedes huir de tu propia personalidad; la que, en su ansia egoísta de un compañero o compañera "espiritual", tan sólo podrá atraer hacia si a alguien que te fuerce a una búsqueda
diez veces más larga y dura que tengas que llevar a cabo entre las ilusiones de la mente, antes de que puedas, de nuevo, despertar a la conciencia de Mí Voz que te habla en lo interno.
438. Porque ten en cuenta que un cónyuge simpático y apreciable sólo alimentará en ti el orgullo personal y el deseo egoísta de poder "espiritual", y aun desarrollaría en general toda tu naturaleza egoísta, mientras que el no simpático te
hará volver hacia ti mismo y te obligará más a recurrir a lo interno, donde Yo moro.
439. Asimismo, un compañero o compañera amoroso, fiel y dócil, fácilmente desarrollará en ti el egoísmo y la vanagloria, si no te hallas bien centrado en la conciencia de Mi Amor Impersonal, mientras que un consorte tiránico, desconfiado
o regañón, desarrollará en ti la disciplina de alma que aun necesitas y te enseñará, con esa su actitud para contigo, el gran valor que tiene poder soportar una actitud de esa clase, gracias al propio dominio que tengas que ejercitar.
440. Si lo supieras, quien asume el papel de tu compañero o compañera es en realidad un Ángel venido del cielo, tal como Tú también lo eres, Atributo Mío; y ese tu compañero ha venido a ti para enseñarte por medio de su actitud autocrática y tiránica, y quizá hasta por su extremado egoísmo y maldad, que sólo hasta que hayas expurgado de tu propia personalidad tales características que se reflejan en tu consorte, quedarás libre de las condiciones que por hoy te ocasionan confusión mental e infelicidad de Alma; ya que, entonces, Mi Santo Amor se expresará por ti sin traba alguna; ten bien presente, pues, que esas actitudes malignas de tu consorte vienen a ser las sombras de ciertas características semejantes que hay en ti y que la luz de Mi Idea, brillando de lo interno a través de tu nebulosa personalidad, las hace proyectar sobre el Alma de tu compañero o compañera, ensombreciéndola y encadenándola a Su propia personalidad, a la vez que distorsiona y agrega esas sombras a las que de por sí hay en Su personalidad, haciéndolas aparecer ante ti no sólo en mayores proporciones, sino
desplegando su poder para turbarte y hostilizarte.
441. Y así seguirá esta Alma entristecida, esta Alma encadenada, este Ángel del Cielo, esta otra parte de Mí y de Ti Mismo; sí, esta Alma que ha venido a ti, y que, al formar hogar contigo, está batiendo sus alas contra las rejas de la jaula de Su personalidad, en la cual estás tú cooperando a aprisionarla más, a pesar de que ella esté anhelando y esforzándose en llamar a la manifestación, a través de
ti, al Amor Impersonal; al tierno sentimiento de piedad hacia los demás, al equilibrio mental, a la paz interior y al sereno y firme dominio sobre las humanas tendencias, único recurso a que se acoge para hacer caer sus cadenas, abrir las puertas de su prisión y poder salir en libertad disfrutando de los beneficios que le otorga Su propio y glorioso Ser y presentarse ante ti con toda la esplendidez de Su verdadero Ser; sí, esa Alma seguirá así, enferma y débil a causa de su cautiverio terrenal, mientras tú no seas capaz de verla en toda su divina belleza; hasta entonces te será posible hallar el Ideal que buscas y reconocerlo claramente como tal.
442. Pero sabe, de antemano, que tal Ideal no existe en lo externo, es decir, en alguna personalidad, sino sólo en tu interno, en tu Divina Contraparte, que es Yo, tu propio Ser Divino e Inmortal. Y es justamente ese constante pugnar de Mi idea que es Tu Ser Perfecto, por ser el que se exprese a través de tu personalidad, lo que te hace ver las aparentes imperfecciones en el consorte que Yo te he dado.
443. El tiempo vendrá, sin embargo, en que ceses de buscar, por de fuera, amor, simpatía, estimación y ayuda espiritual, y te tornes completamente a Mí en lo interno; cuando así lo hagas, todas las imperfecciones dichas desaparecerán, y,
entonces, sólo verás en tu consorte el reflejo proyectado por las más altas cualidades, como son el amor altruista, la generosidad, la confianza y el deseo de ver a tu compañero o compañera, como a todos, rebosantes de felicidad, cuyas
cualidades, entonces, también lucirán esplendentemente y de manera continua desde el fondo de tu corazón.
444. Tal vez tú no puedas todavía creer todo esto y aún dudes de que Yo, tu propio Ser, Soy el responsable de tu actual posición en la vida o de que Yo elegí para ti a tu actual cónyuge.
445. Si efectivamente dudas, está bien que así sea, mientras llega el momento de que todo se aclare.
446. Pero ten presente que Yo te hablaré de manera más clara, directamente de lo interno, si tú te vuelves a Mí, lleno de confianza en que te ayudaré. Porque sabe que Yo siempre guardo mis más Sagrados secretos para aquellos que se
vuelven a Mí con inquebrantable Fe en que Yo puedo satisfacer todas y cada una de sus necesidades.
447. Sin embargo, a ti que aun no puedes proceder de tal modo, Yo te pregunto: si tu propio Ser no fue el que te colocó aquí, en donde estás, y el que te dio al compañero o compañera que tienes, ¿Por qué estás entonces aquí? ¿Por
qué tienes al esposo o esposa que tienes?
448. ¡Medita!
449. Yo, el TODO, el Perfecto Uno, no me equivoco.
450. Pero la personalidad sí se equivoca, replicas tú. Y precisamente fue la personalidad la que escogió al consorte y quizá sea porque no ha merecido algo mejor.
451. Pero digo Yo: ¿quién o qué fue lo que obligó a la personalidad a escoger particularmente a esa persona o a colocarte en la posición especial en que te hallas en la vida? ¿Quien escogió el lugar y llevó allí a esa persona donde
tú pudieras elegirla para unirse a ti? ¿Quien te obligó a nacer en este país, precisamente, y no en otro, de tantos que hay en el mundo, y en esta época o preciso momento en que naciste? ¿Por qué no en otro lugar y cientos de años más tarde? ¿Fue, acaso tu personalidad la que ordenó todas estas cosas?
452. Contéstate a ti mismo estas preguntas, de manera sincera y satisfactoria, y si así lo haces, sabrás, mejor que nunca, que Yo, Dios, en lo interno de ti, tu propio Ser, Soy el que hago todo lo que tú haces y siempre lo hago bien.
453. Yo Soy el que hago todo a medida que voy expresando Mi Idea, la que está siempre pugnando por manifestarse en lo interno, a través de ti, Mi Atributo viviente, como la Perfección que es y Eternamente será en lo interno.
454. En lo que a tu "Alma-Compañera" se refiere, a la búsqueda de la cual otros te han guiado, haciéndote creer que te espera en cierto lugar, te digo que ceses de buscarla, porque ella no existe en lo externo, en algún otro cuerpo, sino
en lo interno de tu propia Alma.
455. Y sabe que aquello que en tu interior pide ansiosamente completarse es solamente tu sensación de Mi Presencia en lo interno, que Quiere ser reconocida y expresada por ti; sí, Yo, tu propia Divina Contraparte, o si gustas, la parte Espiritual
de ti, tu otra mitad, a la cual y sólo a la cual es a la que tú debes quedar unido, precisamente antes que puedas dar por terminado lo que viniste a expresar sobre la Tierra.
456. Esto es en verdad un misterio para ti que aun no estás unido en conciencia a tu Ser Impersonal; pero no dudes más y sabe que cuando te resuelvas y puedas lograr venir a Mí en completa sumisión, que será cuando no te importe otra cosa más que la unión conMigo, entonces descubriré ante ti las
dulzuras del Éxtasis Celestial, que desde hace mucho tiempo Yo guardo para ti.
432. Quizás creas que la particular posición que por hoy ocupas en la vida no sea la mejor adaptada para la expresión de Mi Idea, que ya comienza a surgir de lo interno de ti.
433. Si es así, ¿por qué no dejas tal posición y adoptas la que sea de tu elección?
434. El hecho mismo de que no puedes o no lo haces demuestra que por el momento tal posición es la que más te conviene para hacer despertar en ti ciertas cualidades necesarias para Mi perfecta expresión; y de que Yo, tu propio Yo verdadero, SOY el que te obliga a permanecer en ella hasta que ya puedas reconocer Mi Propósito y significación ocultos en el poder que tal posición tiene para turbar la paz en tu mente, al tenerte descontento.
435. Cuando tú reconozcas Mi Propósito y te determines a hacer que él sea también tu propósito, entonces y sólo hasta entonces te daré el poder para salir de la posición en que te hallas y entrar a otra más elevada que ya tengo preparada
para ti.
436. Quizás estés creyendo que el esposo o la esposa que Yo te he dado está muy lejos de ser el apropiado o la más capacitada, si se trata de ella, para ayudarte a tu despertar “espiritual”, constituyendo en consecuencia ese él o ella un
obstáculo o impedimento para tal despertar. Y quizás también estés acariciando secretamente la posibilidad de abandonar a tu esposa o cambiar a tu esposo por otro que más te simpatice o sea más afín contigo en tus anhelos o investigaciones, por lo cual, deduces, pueda estar más cerca de tu ideal.
437. Sabe, si te hallas en este caso, que tú puedes huir de la que fue mi primera elección, si así lo quieres, pero nunca puedes huir de tu propia personalidad; la que, en su ansia egoísta de un compañero o compañera "espiritual", tan sólo podrá atraer hacia si a alguien que te fuerce a una búsqueda
diez veces más larga y dura que tengas que llevar a cabo entre las ilusiones de la mente, antes de que puedas, de nuevo, despertar a la conciencia de Mí Voz que te habla en lo interno.
438. Porque ten en cuenta que un cónyuge simpático y apreciable sólo alimentará en ti el orgullo personal y el deseo egoísta de poder "espiritual", y aun desarrollaría en general toda tu naturaleza egoísta, mientras que el no simpático te
hará volver hacia ti mismo y te obligará más a recurrir a lo interno, donde Yo moro.
439. Asimismo, un compañero o compañera amoroso, fiel y dócil, fácilmente desarrollará en ti el egoísmo y la vanagloria, si no te hallas bien centrado en la conciencia de Mi Amor Impersonal, mientras que un consorte tiránico, desconfiado
o regañón, desarrollará en ti la disciplina de alma que aun necesitas y te enseñará, con esa su actitud para contigo, el gran valor que tiene poder soportar una actitud de esa clase, gracias al propio dominio que tengas que ejercitar.
440. Si lo supieras, quien asume el papel de tu compañero o compañera es en realidad un Ángel venido del cielo, tal como Tú también lo eres, Atributo Mío; y ese tu compañero ha venido a ti para enseñarte por medio de su actitud autocrática y tiránica, y quizá hasta por su extremado egoísmo y maldad, que sólo hasta que hayas expurgado de tu propia personalidad tales características que se reflejan en tu consorte, quedarás libre de las condiciones que por hoy te ocasionan confusión mental e infelicidad de Alma; ya que, entonces, Mi Santo Amor se expresará por ti sin traba alguna; ten bien presente, pues, que esas actitudes malignas de tu consorte vienen a ser las sombras de ciertas características semejantes que hay en ti y que la luz de Mi Idea, brillando de lo interno a través de tu nebulosa personalidad, las hace proyectar sobre el Alma de tu compañero o compañera, ensombreciéndola y encadenándola a Su propia personalidad, a la vez que distorsiona y agrega esas sombras a las que de por sí hay en Su personalidad, haciéndolas aparecer ante ti no sólo en mayores proporciones, sino
desplegando su poder para turbarte y hostilizarte.
441. Y así seguirá esta Alma entristecida, esta Alma encadenada, este Ángel del Cielo, esta otra parte de Mí y de Ti Mismo; sí, esta Alma que ha venido a ti, y que, al formar hogar contigo, está batiendo sus alas contra las rejas de la jaula de Su personalidad, en la cual estás tú cooperando a aprisionarla más, a pesar de que ella esté anhelando y esforzándose en llamar a la manifestación, a través de
ti, al Amor Impersonal; al tierno sentimiento de piedad hacia los demás, al equilibrio mental, a la paz interior y al sereno y firme dominio sobre las humanas tendencias, único recurso a que se acoge para hacer caer sus cadenas, abrir las puertas de su prisión y poder salir en libertad disfrutando de los beneficios que le otorga Su propio y glorioso Ser y presentarse ante ti con toda la esplendidez de Su verdadero Ser; sí, esa Alma seguirá así, enferma y débil a causa de su cautiverio terrenal, mientras tú no seas capaz de verla en toda su divina belleza; hasta entonces te será posible hallar el Ideal que buscas y reconocerlo claramente como tal.
442. Pero sabe, de antemano, que tal Ideal no existe en lo externo, es decir, en alguna personalidad, sino sólo en tu interno, en tu Divina Contraparte, que es Yo, tu propio Ser Divino e Inmortal. Y es justamente ese constante pugnar de Mi idea que es Tu Ser Perfecto, por ser el que se exprese a través de tu personalidad, lo que te hace ver las aparentes imperfecciones en el consorte que Yo te he dado.
443. El tiempo vendrá, sin embargo, en que ceses de buscar, por de fuera, amor, simpatía, estimación y ayuda espiritual, y te tornes completamente a Mí en lo interno; cuando así lo hagas, todas las imperfecciones dichas desaparecerán, y,
entonces, sólo verás en tu consorte el reflejo proyectado por las más altas cualidades, como son el amor altruista, la generosidad, la confianza y el deseo de ver a tu compañero o compañera, como a todos, rebosantes de felicidad, cuyas
cualidades, entonces, también lucirán esplendentemente y de manera continua desde el fondo de tu corazón.
444. Tal vez tú no puedas todavía creer todo esto y aún dudes de que Yo, tu propio Ser, Soy el responsable de tu actual posición en la vida o de que Yo elegí para ti a tu actual cónyuge.
445. Si efectivamente dudas, está bien que así sea, mientras llega el momento de que todo se aclare.
446. Pero ten presente que Yo te hablaré de manera más clara, directamente de lo interno, si tú te vuelves a Mí, lleno de confianza en que te ayudaré. Porque sabe que Yo siempre guardo mis más Sagrados secretos para aquellos que se
vuelven a Mí con inquebrantable Fe en que Yo puedo satisfacer todas y cada una de sus necesidades.
447. Sin embargo, a ti que aun no puedes proceder de tal modo, Yo te pregunto: si tu propio Ser no fue el que te colocó aquí, en donde estás, y el que te dio al compañero o compañera que tienes, ¿Por qué estás entonces aquí? ¿Por
qué tienes al esposo o esposa que tienes?
448. ¡Medita!
449. Yo, el TODO, el Perfecto Uno, no me equivoco.
450. Pero la personalidad sí se equivoca, replicas tú. Y precisamente fue la personalidad la que escogió al consorte y quizá sea porque no ha merecido algo mejor.
451. Pero digo Yo: ¿quién o qué fue lo que obligó a la personalidad a escoger particularmente a esa persona o a colocarte en la posición especial en que te hallas en la vida? ¿Quien escogió el lugar y llevó allí a esa persona donde
tú pudieras elegirla para unirse a ti? ¿Quien te obligó a nacer en este país, precisamente, y no en otro, de tantos que hay en el mundo, y en esta época o preciso momento en que naciste? ¿Por qué no en otro lugar y cientos de años más tarde? ¿Fue, acaso tu personalidad la que ordenó todas estas cosas?
452. Contéstate a ti mismo estas preguntas, de manera sincera y satisfactoria, y si así lo haces, sabrás, mejor que nunca, que Yo, Dios, en lo interno de ti, tu propio Ser, Soy el que hago todo lo que tú haces y siempre lo hago bien.
453. Yo Soy el que hago todo a medida que voy expresando Mi Idea, la que está siempre pugnando por manifestarse en lo interno, a través de ti, Mi Atributo viviente, como la Perfección que es y Eternamente será en lo interno.
454. En lo que a tu "Alma-Compañera" se refiere, a la búsqueda de la cual otros te han guiado, haciéndote creer que te espera en cierto lugar, te digo que ceses de buscarla, porque ella no existe en lo externo, en algún otro cuerpo, sino
en lo interno de tu propia Alma.
455. Y sabe que aquello que en tu interior pide ansiosamente completarse es solamente tu sensación de Mi Presencia en lo interno, que Quiere ser reconocida y expresada por ti; sí, Yo, tu propia Divina Contraparte, o si gustas, la parte Espiritual
de ti, tu otra mitad, a la cual y sólo a la cual es a la que tú debes quedar unido, precisamente antes que puedas dar por terminado lo que viniste a expresar sobre la Tierra.
456. Esto es en verdad un misterio para ti que aun no estás unido en conciencia a tu Ser Impersonal; pero no dudes más y sabe que cuando te resuelvas y puedas lograr venir a Mí en completa sumisión, que será cuando no te importe otra cosa más que la unión conMigo, entonces descubriré ante ti las
dulzuras del Éxtasis Celestial, que desde hace mucho tiempo Yo guardo para ti.
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