Sitúate en una posición que te resulte cómoda y relajante. Cierra los ojos.
Voy a pedirte que te hagas consciente de determinadas sensaciones corporales que sientes en estos momentos, pero de las que no te das cuenta de manera refleja... Cae en la cuenta del roce de tu ropa en tus hombros... Ahora del contacto que se produce entre tu ropa y tu espalda, del contacto de tu espalda con el respaldo de la silla en la que estás sentado... Percibe la sensación de tus manos cuando se juntan o reposan en tu regazo... Hazte consciente de la presión que tus muslos y nalgas ejercen sobre la silla... Cae en la cuenta de la sensación de tus pies al tocar los zapatos... Ahora hazte consciente reflejamente de la postura en la que estás sentado... De nuevo: tus hombros... tu espalda... tu mano derecha... tu mano izquierda... tus mus los... tus pies... la posición en que estás sentado...
Otra vez: hombros... espalda... mano derecha... mano izquierda... muslo derecho... muslo izquierdo... pie derecho... pie izquierdo... tu posición en la silla...
Continúa girando en tomo a ti mismo, pasando de una parte de tu cuerpo a otra. Procura no detenerte en cada parte durante más de dos minutos, hombros, espalda, muslos, etc. Pasa continuamente de uno a otro...
Puedes concentrarte en las partes del cuerpo que yo he mencionado o en aquellas otras que tú desees: cabeza, cuello, brazos, tórax, estómago... Lo verdaderamente importante es que llegues a captar el sentir, la sensación de cada parte; que la sientas durante uno o dos segundos y que pases a otra parte del cuerpo...
Cuando hayan pasado cinco minutos, te invitaré a que abras los ojos despacio y pondremos fin al ejercicio.
Este ejercicio sencillo produce en la mayoría de las personas una sensación inmediata de relajación. En bastantes grupos, cuando propuse por primera vez este ejercicio, algunas personas se
relajaron de tal manera que cayeron en un sueño profundo.
Continúa girando en tomo a ti mismo, pasando de una parte de tu cuerpo a otra. Procura no detenerte en cada parte durante más de dos minutos, hombros, espalda, muslos, etc. Pasa continuamente de uno a otro...
Puedes concentrarte en las partes del cuerpo que yo he mencionado o en aquellas otras que tú desees: cabeza, cuello, brazos, tórax, estómago... Lo verdaderamente importante es que llegues a captar el sentir, la sensación de cada parte; que la sientas durante uno o dos segundos y que pases a otra parte del cuerpo...
Cuando hayan pasado cinco minutos, te invitaré a que abras los ojos despacio y pondremos fin al ejercicio.
Este ejercicio sencillo produce en la mayoría de las personas una sensación inmediata de relajación. En bastantes grupos, cuando propuse por primera vez este ejercicio, algunas personas se
relajaron de tal manera que cayeron en un sueño profundo.