lunes, 26 de septiembre de 2016
De lo humano a lo divino (Capitulo 10º (La Gran Decisión)
Capítulo 10º
LA GRAN DECISION:
De los muchos grupos que se habían citado el día 8-8-98 en el Pabellón de la Paz había llegado uno de la otra parte de la isla. Esperaron hasta el final, cuando ya no quedaba gente, para hablar con Paloma.
Se presentaron y la invitaron a ir a su pueblo para dar una conferencia.
Ella había recibido muchas invitaciones para hacerlo pero estaba agotada y además quería tener tiempo para enseñar la isla a su hijo.
Por eso había rechazado todas las invitaciones, sin embargo sintió que ésta sí debía aceptarla. El día que quedaron para dar la conferencia, primero fue invitada a comer y allí se hablaron de muchas cosas. Entre ellas se habló de una ilusión que Paloma tenía y, una vez más, empezó a compartir una “visión” que había tenido hacía muchos años.
Empezó a describir todos los detalles de aquella visión que para Paloma era su meta en esta vida. A nivel general, era crear un lugar de sanación física. Vio pequeños iglús, como una especie de champiñones enormes y en el centro, uno más grande, donde toda la comunidad se reunían para orar o hacer meditaciones. Cuando acabó de contarlo, dos chicas presentes sonrieron y le dijeron que aquel lugar ya existía y estaban cerca de él.
Le dio un vuelco el corazón, ¿cómo era posible? Había recorrido muchos países buscando aquel lugar y ahora le estaban diciendo se encontraba cerca de allí.
Como no les daba tiempo acordaron ir otro día. Y el día llegó y conforme se iban acercando al lugar, Paloma se sentía emocionada, sobre todo porque se dio cuenta que quien había creado la CIUDAD DE LA LUZ (así se llamaba el lugar donde iban) y ella tenían muchas cosas en común. Le contaron la historia de la Reverenda Rossi, una mujer estadounidense dedicada en el año 1940 a fotografiar la alta sociedad de su país y posteriormente introducida al mundo espiritual al descubrir que algo salía en sus fotos.
Lo que fotografiaba ante sus ojos no estaba. Empezó a investigar y llegó a la conclusión de que eran energías de otras dimensiones. Seguramente de grandes Maestros.
Una vez introducida en este mundo empezó a conectar con esos Maestros y Ellos le dijeron que dejara su trabajo y buscara un lugar de sanación donde iba a encontrar una piedra puesta por manos no humanas.
La Reverenda Rossi buscó en muchas partes del mundo sin éxito hasta llegar a Puerto Rico. El Universo la puso en contacto con una mujer la cual desde hacía mucho tiempo sufría de fuertes dolores de cabeza.
Ella la curó y la mujer en agradecimiento le regaló un enorme terreno en lo alto de una montaña donde había cascadas, ríos y una espléndida vegetación.
La Reverenda Rossi reconoció el lugar como el indicado por sus Maestros y, a partir de ese momento, dedicó todos sus esfuerzos a crear LA CIUDAD DE LA LUZ.
Un lugar de oración y sanación.
Ya muerta la Reverenda Rossi, el lugar se había cerrado y no se hacían actos de sanación. Conforme Paloma iba escuchando la historia, su corazón se estremecía pues realmente tenían muchas cosas en común. Desde ese momento sentía a la Reverenda Rossi muy cerca de ella. De pronto Paloma empezó a sentir la energía de los Maestros pero de unos Maestros muy poderosos porque la inundaron de amor y empezó a recibir un mensaje...
Paloma, este es un lugar, muy especial y lo será para ti. Aunque el mensaje lo recibió antes de entrar al pueblo donde estaba la CIUDAD DE LA LUZ, interpretó este mensaje como de que éste era el lugar que ella tanto tiempo había estado buscando. En ningún momento lo puso en duda. Después de tantos años buscándolo y, ahora, estaba a punto de verlo. ¡Por fin había llegado a su meta!, pensó Paloma.
Cuando llegó al lugar quedó encantada.
Era lo que ella había soñado.
Había mucho trabajo por hacer pero eso no le importaba. Se enamoró del lugar rápidamente y a su mente le llegaron las miles de sanaciones realizables en aquel bello lugar.
Sólo había un inconveniente.
El lugar era regentado por un señor el cual a la muerte de la Reverenda le había sido pasado. Era necesario convencerlo de que ya era el momento de volver a dar brillo al lugar.
Para eso, sus dos acompañantes se iban a encargar de entrar en la Junta Rectora de la Fundación para que cuando Paloma regresara pudiera comenzarse con las obras.
Quedó con ellas en eso, mientras tanto volvería a España a vender su hermosa y amada casa y con ese dinero empezarían a crear lo que Paloma siempre había soñado.
Las cosas iban muy aprisa y casi no tenía tiempo de pensar, pero tenía algo muy claro; Juan no iría con ella. No lo veía preparado para formar parte de aquel proyecto. Ya le había dado dos años, tal y como le habían indicado los Maestros para crecer espiritual y económicamente.
Era el momento de dejarlo, pero quería hacerlo en armonía. Lo primero fue poner la casa en venta, y la primera persona en verla la compró. Sus muebles se los vendió al hermano de Juan y aunque el precio fue bien barato, él nunca se los pagó. Alquilaron una casa en Sevilla, el lugar donde a Juan más le gustó aún cuando Paloma sabía era una barbaridad alquilarla allí.
Pero cuando a él se le metía una cosa en la cabeza no había forma de hacerle cambiar de idea. Al fin y al cabo, era él quién iba a vivir allí. Sabía que se iría en el mes de diciembre y regresaría en marzo a recoger sus cosas.
Sería entonces cuando hablaría con él de la separación. Antes de empezar a recoger sus objetos personales y empacar, Paloma sintió que le dijeron... - Paloma, elige de toda tu casa lo que desees llevarte, escoge lo que más ames. Y así lo hizo. No comprendía por qué en este primer viaje, se llevaba tantas cosas.
Aún tenía que hacer un viaje más pero hizo lo que le decían. Eligió lo que más amaba de su casa, sus cuarzos (tenía muchos y muy bonitos), un baúl traído de México, dos Budas a los cuales tenía mucho cariño y otra serie de cosas. Ella misma se asombraba del por qué se los llevaba en este viaje.
Estuvo en la casa de Sevilla una semana, tiempo suficiente para darse una paliza colocando todas las cosas y dejando todo completamente limpio y arreglado.
No tenía tiempo de pensar en su casa anterior, pero cuando lo hacía se le encogía el alma. Recordaba el último día de su estancia en ella, cuando fue a despedirse, del bosque que tantas veces la escuchó tocar su tambor.
Se despidió del lugar con lágrimas en los ojos y le dio las gracias a Granada, a la energía que la había acogido y a los elementales del lugar tales como los pájaros, árboles, flores, y plantas en general. Se sentía agradecida por haberle dado tan buena energía y tan bellos recuerdos.
En pocos años había dejado tres casas y ahora ésta.
Pero con ninguna sintió tanto dolor al dejarlas como con ésta.
Se alejó del lugar llorando, pidiendo perdón a sus Maestros por estar sintiendo lo que sentía pues, ya sabía no se debe tener apego alguno. Sin embargo, no podía evitarlo.
No sabía en ese momento que su alma no lloraba sólo por dejar esa hermosa casa sino porque intuía lo que le esperaba.
Ella siempre se había anticipado al futuro o a los acontecimientos a través de las emociones y, en esta ocasión le estaba ocurriendo igual.
Su alma lloraba pero no era tan sólo por la pérdida de su casa sino por todo lo que iba a sucederle a partir de ese momento.
A principios del mes de diciembre, Paloma y Juan (quiso acompañarla en este viaje), salieron rumbo a Puerto Rico.
Les habían dejado un hermoso apartamento frente a la playa en un lugar privilegiado y donde se quedarían todo el mes de diciembre.
A pesar de ser un lugar precioso, tan pronto Paloma puso los pies en Puerto Rico sintió que se había equivocado. No era el momento de irse a vivir allí. Ella no sabía cómo interpretar esto pero lo sentía. Empezó a caer en un pozo sin fin y sólo la alegraba la idea del proyecto de LA CIUDAD DE LA LUZ. Por eso, a pesar de su tristeza, quiso ir cuanto antes a ver y hablar con las chicas encargadas de todo.
Paloma sin saber por qué intuía que le ocultaban cosas y algo pasaba aún cuando no tenía la menor idea de qué podía ser.
Cuando se puso delante de una de ellas supo que su intuición no la había engañado.
Había surgido una situación difícil entre ellas y, por último, se habían distanciado.
Una culpaba a la otra de haberla engañado y de haber sido manipulada, pero lo peor era que Paloma no se había enterado.
Sabían que Paloma había puesto su casa en venta y vendría a vivir a Puerto Rico porque así fue cómo se había acordado, pero aunque decían estar en el mundo espiritual habían empezado a disputarse un lugar en LA CIUDAD DE LA LUZ.
Pudo más sus egos que la responsabilidad adquirida personalmente con ella.
El mundo de Paloma empezaba a tambalearse, mientras escuchaba los comentarios de una hacia la otra la cual no estaba presente.
Paloma pensaba: - Dios mío, ¿qué es esto? ¿Qué está pasando? ¿Por qué este cambio de planes? Con estas energías yo no puedo empezar un proyecto tan importante como es éste. No puedo seguir adelante. Y Paloma sin dudarlo un momento dijo... - No sé por qué está ocurriendo todo esto, ni entro en tus críticas aunque no entiendo cómo te has lavado las manos y no me has avisado de todo cuanto estaba pasando pero, de todas formas, tengo muy claro que yo no sigo, tiro la toalla, no puedo hacer este proyecto con gente que está en lucha los unos con los otros por un puesto de mando. Este proyecto no es para alimentar los egos, es para servir a nuestros semejantes y para eso se necesita algo que no tenéis, mucho amor.
Por lo tanto, regreso a España nuevamente y si tengo que crear alguna vez LA CIUDAD DE LA LUZ ya lo haré. Hay muchos sitios donde puedo hacerlo. A pesar de la fuerza puesta en sus palabras, para Paloma fue un duro golpe. Su alma estaba herida por el engaño, la desilusión y la traición.
Todo eso hizo que su noche oscura fuese cada vez más oscura y a su mente le venían constantemente preguntas como... ¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué me habéis abandonado? ¿En qué me he podido equivocar? He hecho todo lo que me habéis pedido.
He podido desapegarme de mi casa, he dejado a mis hijos en época de Navidad cuando más los añoro, he dejado mi país y a mis amigos. ¿Qué más queréis? ¿Por qué este cambio de planes? Paloma no obtenía respuestas.
Por primera vez se encontraba sola. No podía conectar con Ángel, no sentía a sus Maestros y tampoco comprendía.
Su mente empezó a jugarle malas pasadas. Durante toda su vida había aprendido a controlarse y a no dejarse llevar por pensamientos negativos.
Pero esta vez no supo o no pudo controlarlos y comenzaron a salirle sus inseguridades.
Parecía que todos sus monstruos personales estaban esperando una señal para salir y era el momento. Todos a la vez en lucha los unos con los otros para ver quién podía más.
Y ganó el monstruo de la tristeza, la soledad, la inseguridad y el desamor. Y así, día tras día, Paloma pasaba las horas sentada en la terraza del apartamento mirando al mar llorando y sintiéndose perdida. Hasta que un día miró al cielo y pidió... - Quiero ser normal. ¿Por qué no soy una persona con una vida normal que no tenga que pasar por tantas pruebas?
Estoy cansada, muy cansada.
La desesperación la hacía decir cosas sin sentido porque ella nunca podría ser como la mayoría de las personas o como ella llamaba “normales”. Tenía una misión por hacer y la haría aunque de vez en cuando tuviese dudas. A pesar de su dolor no dejaba de resultarle chocante el comportamiento de Juan.
Aún cuando la veía llorar, no le preguntaba qué le pasaba. Simplemente le daba pañuelos de papel para secarse las lágrimas. Paloma no era consciente de esto pero ese comportamiento la ayudó a cortar el cordón que aún la ataba a él. Así, cuando al final del mes Juan regresó a España, comprendió que sería capaz de dejarlo. Pasaron los días y Paloma pensó que si había vendido la casa no era por casualidad, sería por algo. Ya no tenía nada que la uniera a España. Había vendido su hermosa casa para crear algo inexistente. No había una meta clara, no sabía qué hacer ni donde ir y se sentía abandonada. Sin metas y sola, aunque eso era algo que ella sabía tenía que trabajarlo.
Cuando se pasa por momentos de depresión y oscuridad mental es mejor no tomar decisiones y esto Paloma lo sabía.
Por eso estaba tan confusa. Una parte quería quedarse en Puerto Rico y otra regresar a su país. Pero aún no era el momento de quedarse a vivir allí.
Y, como en tantas ocasiones, el Universo se lo puso claro. Juan dejó de llamarla por teléfono y Paloma soñaba con él, pero en los sueños siempre ella se enfadaba con él sus sueños eran de lucha.
Algo malo estaba pasando pero, estaba tan segura de su amor, que pensó que “algo malo le había ocurrido”. Comenzó a hacer llamadas tratando de localizarlo. Lo llamó al teléfono de Sevilla pero nadie lo atendía. Luego al celular y tampoco contestaba. Paloma se ponía cada vez más nerviosa. Decidió volver a España lo antes posible. El día antes de salir, fue a despedirse de su maestro Manuel y su esposa. Allí estuvieron conversando sobre muchas cosas hasta que en un momento dado la esposa de Manuel comenzó a hablarle sobre el dinero de la casa (ella lo tenía en unos bonos en el banco solo a su nombre), indicándole que los sacara y los guardara en algún lugar seguro.
Para Paloma aquello era una locura porque dónde iba a estar más seguro el dinero que en el banco. Nadie podía sacarlo, sólo ella. Siguieron hablando y Paloma le contó a su maestro Manuel lo confundida que estaba.
No sabía si volver a Puerto Rico o quedarse en España. Su maestro la miró y Paloma lo sintió algo angustiado. - Paloma, perdóname - dijo su maestro - pero no me permiten decirte nada. Sólo te diré que arriba de tu cabeza tienes una cruz. Aún te quedan por pasar algunas pruebas difíciles y duras. ¡VETE A ESPAÑA! Cruza el mar. Cuando llegues las cosas se te aclararán en la mente y la confusión que ahora tienes desaparecerá y lo verás claro.
Mientras su maestro le hablaba Paloma, por primera vez desde que había llegado a Puerto Rico, sintió a sus Maestros Espirituales.
Están aquí, seguramente se quieren despedir - dijo Paloma. Don Manuel pidió a todos los que estaban allí se cogieran de la mano para recibir a los Maestros. - Mi niña, prepárate porque te espera una gran prueba nada más llegar al aeropuerto de Madrid. No se te puede decir más porque ésta es la prueba más dura de tu vida pero la tienes que pasar tú.
Hemos querido avisarte y recordarte de que no estás sola. Perdona a Don Manuel porque no te puede decir más. Paloma no fue consciente de la importancia de este mensaje.
Había llamado al hermano de Juan pidiéndole se comunicara con él y le dijera que pasara a recogerla al aeropuerto de Madrid y le llevara ropa de abrigo (para esta época, febrero, era pleno invierno y ella iba de verano).
Además, no tenía las llaves de la casa.
El viaje fue una pesadilla pues no sabía con lo que se iba a enfrentar, pero su sensibilidad le decía que iba a sufrir aunque jamás se imaginó hasta qué punto.
Paloma salió a la sala de espera con el corazón encogido a punto casi de un infarto.
Tenía su tensión arterial equilibrada con las pastillas que tomaba a diario pero en esos momentos se sentía como que la cabeza le iba a estallar. Seguramente su presión estaba muy alta. - ¡Dios mío, Juan no está! ¿Qué pasa? ¿Por qué no está? ¿Ahora qué hago, a dónde voy sin ropa, sin llaves y casi sin dinero? Solamente había un sitio donde ella podía ir, a casa de su hija en Valencia.
Su hijo había preferido quedarse a vivir con su hermana una vez que Paloma decidió mudarse a Puerto Rico. Cuando subió al avión que la conducía a Valencia ya estaba al límite.
Todo su ser estaba en estado de alerta.
La boca la tenía seca, sus palpitaciones iban en aumento y su presión arterial estaba muy alta. A pesar de estar viviendo una pesadilla, se daba cuenta del peligro en que se encontraba así que le pidió a la azafata un vaso de agua intentando relajarse, aún cuando le costaba respirar, pero pidió ayuda a sus Maestros.
Este no era el momento para que le pasara algo. Sabía que esa no era la prueba por la que tenía que pasar, llegaría a Valencia y se enfrentaría a lo que fuera.
Al llegar al aeropuerto se encontró con su hijo, a quién sólo de verlo supo que algo malo estaba pasando a pesar de que él trataba de disimular. - ¿Qué ocurre? ¿Dónde está Juan? - le preguntó Paloma a su hijo. - No lo sé mamá, pero en casa tienes una carta de él. - Pero ¿qué dice la carta? - Que habéis terminado, ya la leerás cuando llegues. No entendía nada, el dolor de cabeza, la opresión en su corazón y tantas horas esperando este momento hacían que se sintiera como flotando. Parecía estar viviendo una pesadilla de la que quería despertar pronto.
Al llegar y coger la carta en sus manos, aún antes de leerla, sintió un dolor tremendo en su corazón.
Comenzó a leer y un grito desgarrador salió de su garganta. Por fin toda la angustia de tantas horas salía de su ser y soltó un grito de desesperación envuelto con lágrimas de dolor. En la carta Juan decía que ya no quería seguir con ella, después de siete años en los que le había dado lo mejor merecía quedarse con unos cuantos millones que había sacado del banco. - No es posible, Dios mío, no me lo puedo creer - sollozaba Paloma- mientras seguía leyendo.
El coche lo tengo en el garaje arreglándose porque he tenido un accidente y te lo entregaré a fin de mes cuando no lo necesite mas.
Ya te llamarán de una casa de transportes para que les indiques dónde quieres que dejen tus cosas...
Las lágrimas le impedían seguir leyendo.
Por favor Papa Dios, esto no puede ser verdad. Él no me puede hacer una cosa así, no es posible. Todo el amor que le he dado durante este tiempo lo ha convertido en odio, pero ¿por qué me odia? ¡Dios mío no entiendo nada, ayúdame por favor!
Esto sí que no lo voy a poder superar.
Paloma seguía llorando desconsoladamente y su hijo intentando consolarla.
Entendía el drama por el que ella estaba pasando pero más le preocupaba el estado de su corazón. Al llegar su hija parecía que los papeles se habían invertido. Paloma parecía la niña y su hija la madre. Se echó a llorar en sus brazos y ésta con una madurez increíble le decía... - Tranquilízate, ya veremos cómo nos las arreglamos. No te preocupes, todo se solucionará. Pero su mundo se le venía abajo. ¿Cómo iba a superar esta prueba a punto de cumplir 50 años? Había perdido su casa, casi todo el dinero y todas sus cosas personales que a lo largo de una vida, como todo ser humano, había acumulado. Pero lo más importante era que había perdido su autoestima.
De un plumazo la venda que le impedía ver se había caído y empezó a darse cuenta de una serie de cosas a las que hasta este momento no había tenido en cuenta. Dentro de la locura por la que estaba pasando pensó en hablar con Juan. Ella no quería seguir con la relación pero sabía que en esta vida no podía dejar ninguna relación en desarmonía.
Llamó a casa del hermano de Juan y conversó con su mujer con la cual Paloma mantenía una buena relación y, sin poder dejar de llorar, le suplicó intentara convencer a Juan de que hablara con ella, y su respuesta fue... - Paloma, olvídate de él porque no quiere hablar contigo. Hazte a la idea de que nunca te ha querido.
Lo único que ha hecho ha sido aprovecharse de ti y te está haciendo lo mismo que a su compañera anterior.
A ella la dejó sin decir palabra y nunca dio la cara. Además, desde muy joven ha sido un cabeza loca, ha estado en la droga y ha robado a todo al que ha podido. Es un camaleón que, según con quien está, se comporta.
Contigo estaba muy espiritual pero cuando ha venido aquí y yo le he dicho que si no temía por tu salud, me ha respondido que esto lo hace por tu bien y si te ocurre algo, será tu elección.
Del dinero dice que le pertenece por todo el tiempo que ha estado contigo. Así que lo mejor que puedes hacer es olvidarlo. Yo estoy contigo pero no puedo hacer otra cosa porque mi marido es su hermano y entre hermanos todo se tapa.
Conforme Paloma oía aquello iba pasando de una emoción a otra. Pero, ¿de quién le estaba hablando? No era posible que ese ser que describía ella fuera Juan. Ella lo conocía muy bien y un hombre tan bueno no podía convertirse de la noche en la mañana en un demonio. No, eso no era posible.
Lo más seguro era que se había vuelto loco. Esos eran los pensamientos de Paloma pues su corazón puro se negaba a aceptar que hubiese seres tan crueles y malos capaces de hacer una cosa así. Cuando colgó el teléfono sintió que ya no le quedaban fuerzas para seguir adelante. Echó la mirada al cielo y sacó todo el miedo pero convertido en rabia. ¿Por qué habéis permitido que esto ocurra? ¿No tenéis bastante con todo el desamor y tristezas que he pasado en mi vida? ¿Qué es lo que queréis? No puedo más, tiro la toalla, no contéis más conmigo.
Me quiero morir ya y no seguir en este camino de espinas. Ni tengo fuerzas, ni quiero hacerlo. NO QUIERO SABER MÁS DE VOSOTROS. No se sentía con fuerzas para seguir viviendo, quería morir. Ya no le importaban ni Maestros, ni su misión, ni hijos, ni nada.
De un plumazo le habían quitado su vitalidad física y su autoestima como mujer.
Pensaba en las palabras de la carta de Juan donde decía, "ese dinero me lo merezco por los años que te he dado”. Ahí tocó el punto más doloroso para ella. Los 22 años que había vivido con su ex-marido le habían dejado la autoestima por el suelo. No se sentía valorada ni como mujer ni como ser humano.
Sólo cuando conoció a su amante consiguió sentirse mujer. En su relación con Juan tampoco logró sentirse completa porque el papel que hacía con él era más de protectora, educadora y madre que de compañera sentimental.
De hecho hacía 10 meses que Paloma le había dicho a Juan que no quería hacer más el amor con él porque sentía que la contaminaba. Nunca pudo ella imaginarse hasta qué punto eso era verdad.
Cuando llegó a la conclusión de que con 50 años y sin dinero, ni amigos, ni familia no podría reponerse, pensó que su única salida era la muerte. Pero algo o alguien la hicieron coger el teléfono y llamar a su maestro Don Manuel, en Puerto Rico y así lo hizo... - Me ha dejado en la calle -dijo Paloma. - Paloma, ¿qué ocurre? ¿Qué te pasa? Tranquilízate.
Tan pronto empezó a contarle lo sucedido entre sollozos sintió que Don Manuel se ponía muy angustiado y le pedía a su esposa acudiera al teléfono pues él no podía seguir escuchándola o su cansado corazón le jugaría una mala pasada. Cuando Paloma se dio cuenta de esto, añadió a su sufrimiento el remordimiento de estar dándole ese disgusto a un ser tan maravilloso que sabía se preocupaba porque ella siempre estuviera bien. Tanto Don Manuel como su esposa se quedaron impresionados.
No podían creer que Juan, con esa cara de buen chico, fuese capaz de hacer algo así. A pesar de que Paloma estaba en un estado de desesperación y miedo ante el futuro, reaccionó con unas palabras que le mandaba Don Manuel mediante su esposa... - Paloma, cuida tu mente, ese es ahora el principal peligro.
No te dejes llevar por los pensamientos.
Ella sabía perfectamente a lo que se refería Don Manuel. Como en tantas ocasiones él le había captado el pensamiento y supo de sus deseos de acabar con su vida. Una vez Paloma terminó de hablar con ellos estaba más serena y el primer pensamiento que le vino fue la mujer de Don Manuel diciéndole el día antes de irse a España que sacara el dinero del banco, pero su mente se centró en el aviso de sus Maestros de que a su llegada al aeropuerto comenzaría una dura prueba para ella. - Dios mío, es cierto.
Ellos me avisaron antes, entonces no es mentira lo de los Maestros.
Ellos han intentado ayudarme.
El enfado contra los Maestros no se había ido, pero ese recuerdo le supuso como un punto de apoyo para seguir adelante porque si la habían ayudado avisándola, entonces también las otras cosas que le habían anunciado fuesen verdad. Entre esas cosas le indicaban que todavía tenía cosas importantes por hacer. El golpe fue tan brutal que a partir de ese momento Paloma no tenía fuerzas ni para caminar sola. Se pasaba todo el día tumbada llorando. Ella no quería llorar pero las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas.
Sus hijos estaban muy preocupados por ella, especialmente su hijo. Paloma sentía cómo la observaba y gracias a él, ella salía a la puerta de la calle todos los días.
Él le obligaba a caminar unos pasos cogida de su brazo. De la noche al día Paloma sintió como la vejez se le había venido encima.
Se sentía vieja, no podía comer y tenía como un nudo en el estómago que le impedía tragar. Así se fue quedando cada vez más delgada. Su cara cambió, ya no se parecía a la mujer atractiva, alegre y sonriente de hacía tan solo unos meses. Ahora se veía una mujer mayor, con unas ojeras y arrugas que Paloma no reconocía como suyas. - ¿Cómo era posible que en unos días su cara y todo su ser hubiesen cambiado tanto? - se preguntaba. A los tres días de haber llegado a España, Paloma decide ir con su hijo al banco donde había depositado los millones que le dieron por su casa.
Pero para ella aún no habían terminado las sorpresas desagradables y ésta iba a ser mayor de lo que podía aguantar. Cuando realmente vio lo que Juan le había quitado y le explicaron cómo lo había hecho no lo podía creer.
Juan había dado la orden del retiro de dinero por teléfono con el número secreto que le había sido enviado a Paloma a su casa por correo y que él había cogido. De esta manera pasó el dinero de los bonos a la cuenta de Paloma y posteriormente a una cuenta que tenían en común en el mismo banco y que Paloma había querido cerrar antes de irse pero él la había convencido de que no lo hiciera alegando de que tenían que ingresarle un dinero de unos alumnos. Paloma había dado de baja todas las cuentas en común antes de irse a Puerto Rico menos ésta. En los papeles del banco tenían las fechas de cuando Juan había sacado el dinero y la última transacción que hizo fue el día que Paloma viajó a España. Claro, como no podía sacar todo el dinero a la vez, lo iba sacando día a día y al adelantar Paloma el viaje lo cogió desprevenido y no le dio tiempo a sacarlo todo. Esto salvó a Paloma de quedarse sin nada, aunque con todo y con eso se llevó más de la mitad de lo que tenía. Cuando vio lo que él había hecho no pudo controlarse y en el mismo banco se puso a llorar desesperadamente.
Ya no podía hacer nada y las personas del banco se lavaron las manos porque él había cogido el dinero con su clave y eso era como si ella lo hubiese autorizado. El mundo se le vino encima, le quedaba mucho menos dinero de lo que pensaba. Al día siguiente se fue al otro banco, donde también tenía cuenta y que Juan tampoco estaba autorizado pero, ya con lo que había hecho Paloma pensó que eso no era impedimento para robarle y en el banco le informan que no podía cerrar la cuenta porque la tarjeta VISA estaba en números rojos. Paloma no lo podía creer. No es posible.
Por favor mire bien pues yo pagué lo que se debía el día antes de irme y no he usado la tarjeta. No puede estar en números rojos.
Lo siento señora, pero si quiere cerrar la cuenta tiene que abonar la deuda.
Paloma casi se desmaya.
No sólo le había robado sino que ahora tenía que pagar lo que él había gastado y de pronto se acordó como un día antes de que Juan saliera de Puerto Rico ella encontró el bolso encima de la cama y la tarjeta visa estaba fuera.
Le extrañó pero no le dio mucha importancia. ¿Cómo sospechar que te está robando tu pareja sentimental? De pronto una lucecita se le prendió a Paloma en la cabeza y se dio cuenta de que Juan tenía todo esto previsto desde mucho antes de irse de Puerto Rico.
Ya él sabía lo que iba a hacer.
Ahora entendía el por qué había desaparecido más de un millón de pesetas que Paloma se llevó a Puerto Rico para comprarse un auto.
No lo habían utilizado y cuando Juan se fue casi no le quedaba. En otras ocasiones también se había dado cuenta de que le faltaba dinero pero como era tan despistada siempre acababa pensando que se lo había gastado o no lo había contado bien. Ahora estaba segura.
Juan le había estado robando durante los 7 años que estuvieron juntos.
Este descubrimiento la llenó de estupor y la hizo pasar por una riqueza de emociones increíbles en poco tiempo.
Pero las sorpresas no habían terminado.
Día a día experimentaba una tras otra.
A pesar del dolor tan inmenso que sentía su corazón, en ningún momento quiso hacerle daño y cuando el abogado le dijo que primero debía hacer una denuncia en su contra porque era el paso previo para posteriormente hacer la denuncia al banco, ella no lo entendió y se negó a ello. Sólo la insistencia del abogado pudo con la resistencia de ella. Por otra parte sabía que a Juan no le podía pasar nada porque él no tenía casa, coche, dinero en el banco ni nada a su nombre. Finalmente, a la semana de llegar a España, Paloma le puso una denuncia y se lo dijo a la cuñada de Juan. A los pocos días otro hermano de él la llamó... - Paloma, mi hermano quiere hablar contigo, como tú has pedido, pero quiere que os veáis mañana a las 8:00 de la tarde en la iglesia... ve sola.
Ni siquiera sabía dónde estaba esa iglesia.
Era febrero a las 8:00 de la tarde, ya era de noche, en una iglesia apartada donde ni siquiera pasaban los coches.
Esto le hizo darse cuenta de que Juan no debía estar muy bien de la cabeza porque realmente no se comportaba como un ser normal.
Incluso llegó a pensar que la había citado en aquel lugar tan apartado porque pensaba hacerle daño. Y no se equivocó.
Hay muchas formas de matar y él ya la había herido mortalmente. Así que ahora iba a darle la estocada final. Lo presentía, sabía que aquella cita le iba a hacer daño pero no podía huir. A pesar de lo grave que estaba aún, le quedaba un poco de aliento y quiso enfrentarse de cara con su verdugo.
A la hora en punto llegaba, con sus dos hijos que no quisieron dejarla sola, a las puertas de la iglesia. Entró sola y aunque agradecía el hecho de que sus hijos la hubiesen acompañado no quería que pasaran por algo tan desagradable cómo lo que estaba a punto de ocurrir. Juan estaba dentro de la iglesia junto a la puerta. Llevaba un chándal blanco pero inmediatamente que Paloma lo vio se dio cuenta de la energía tan mala que tenía.
Lo miró directamente a los ojos y le ordenó... - ¡Si quieres que hablemos sal afuera! - No, prefiero hablar aquí - le contestó Juan. - ¡He dicho que salgas afuera! - insistió Paloma.
Y dando media vuelta salió y se sentó en un banco que había en la entrada de la iglesia. Juan la siguió y se sentó a su lado. - Dios mío -pensó Paloma - ¿Cómo he podido estar con esta Energía? ¿Cómo he podido compartir mi vida durante 7 años con un ser como éste? Hasta el olor era diferente en él. No era sudor era su energía que olía y le resultaba repugnante.
De pronto Juan, como si lo llevase muy estudiado, empezó a hablar... - En nombre de mi Amada Presencia YO SOY te pido perdón por todo el daño que te he hecho pero he venido a decirte la verdad.
Paloma lo miró sorprendida. No lo podía creer, ni siquiera en un momento como ese era capaz de ser normal. Estaba utilizando unas frases de Metafísica para pedir perdón pero ya no se le podía engañar y supo inmediatamente que una vez más él estaba fingiendo y no pedía perdón de corazón sino que todo era muy estudiado. Empezó a sentir una oleada de rabia y sin pensarlo dos veces le cortó diciendo... - Mira vete a tomar por… y olvídate de mí.
No quiero que me pidas perdón, ni quiero escuchar más, sólo quiero que me devuelvas lo que me has robado. Pero a pesar de que Juan estaba sorprendido con esta reacción, rápidamente reaccionó y continuó diciendo... - Quiero que sepas la verdad porque te la mereces. Yo he hecho muchas cosas malas en la vida. He sido drogadicto, te he robado no sólo ahora sino todo el tiempo que estuve contigo.
Te robé a ti y a todo el que he podido.
Me he prostituido, no creo en Dios... Paloma estaba horrorizada, no podía creer lo que estaba oyendo pero él continuaba hablando a pesar de que ella le decía que no quería saber nada más... - Aún tengo algo para decirte y sé te va a hacer daño. Desde que me fui de Puerto Rico he estado en México con Lola.
No, Dios mío, ¡a ella también la has contaminado! - dijo Paloma con dolor.
Para Paloma aquél fue el momento de su muerte.
Ella adoraba a esta mujer, la consideraba una maestra espiritual de quién tenía que aprender mucho. Estando Paloma en Granada había pagado el billete de Lola y su marido para que se pasaran unos días con ellos. Entonces creía que ellos no tenían dinero y que vivían de los cursos que ella daba. Por eso había accedido a pagarles el pasaje.
Pero luego, en una conversación posterior, Lola le dijo que ellos vivían del dinero de su marido, era rico y agradecían la invitación porque en aquella época estaban vendiendo una casa y no se había realizado la venta y estaban escasos de dinero. Se dio cuenta de que no debía ponerla en un altar porque ella jamás hubiese permitido que le pagaran los pasajes si ella tenía dinero y mucho menos sabiendo los aprietos económicos que Paloma tenía siempre. A pesar del desengaño que este hecho supuso, Paloma siguió confiando y amando a Lola y a su marido y jamás se le hubiese ocurrido pensar que la traicionarían de esa manera. Mientras él seguía soltando las víboras y culebras por su boca... - Yo te odio porque me gustaría hacer el papel que tú haces y por otra parte conmigo has hecho el papel de madre y yo odio a mi madre. Mi misión es destruirte y a eso he venido a la tierra, a destruirte.
Paloma no podía seguir escuchando así que se levantó y se fue. Pero a partir de ese momento cada una de sus palabras era como puñaladas que se le iban clavando en su corazón moribundo.
De día y de noche le venían las frases de ese día. En las noches no lograba descansar porque inmediatamente empezaba a soñar con él y con todo lo que había pasado. Todo aquello se le estaba escapando de las manos porque en su mente no había cabida para otro pensamiento, sólo las palabras de él y hasta en sueños seguía con esa obsesión. Día a día, minuto a minuto iba pasando por un sin fin de emociones. Primero la rabia, no por lo que le había robado sino porque se atrevió a tocar a alguien que era sagrado para ella, Lola. Se sintió humillada, utilizada, despreciada y sentía como si la hubiesen violado.
Realmente había sido violada porque ella dio su cuerpo y su energía a una persona distinta a la que conocía ahora. Se sintió sucia, él la había contaminado. Le dio asco pensar que había hecho el amor con un ser tan inferior.
Sentía que por 7 años había estado con un delincuente, con una mente criminal que no la había matado físicamente porque para hacerlo se necesita cierto grado de valentía.
Él por no tener la valentía se escondía bajo las palabras que pueden ser más peligrosas, crueles y mortales que un cuchillo. El cuchillo puede matar el cuerpo físico pero las palabras que le dijo y con la energía que las dirigió hirió mortalmente su alma. Ese era el principio para posteriormente matar su mente volviéndola loca y su cuerpo pues la hipertensión que tenía la podía matar si no lograba controlarla.
Eso era lo que precisamente estaba pasando pues en esos días no podía controlarse y menos cuando a su mente le seguían llegando las palabras, especialmente las últimas que le dijo señalándola con el dedo... - Siempre he hecho lo que he querido a pesar de ti… y tu mala salud me la debes a mí. Y la sospecha empezó a tomar posesión de su mente. ¿Qué quería decir con esas palabras? ¿Acaso es que había estado dándole algo para matarla? Su mundo se le vino abajo. Su mundo espiritual desde su nacimiento la alimentó y ayudó para poder seguir adelante y hacer frente a todas las pruebas que le ponía la vida, pero ahora ya no era válido. Ya no creía en él y dudaba de ella misma como médium.
Quizás todos los mensajes que he recibido han sido mentira, me los he inventado yo o lo que es peor, he sido manipulada por seres negativos - se decía Paloma. ¿Cómo es posible que una mujer como Lola con cerca de 60 años y una vida intensamente vivida pueda dejarse llevar y creer a un tipo como Juan? Y lo que es peor, ¿cómo me ha podido traicionar? ¿Por qué no me ha escrito directamente diciéndome lo que pasaba? Si se hubiese atrevido a decírmelo quizás no estaría sufriendo tanto, pero ¿por qué me ha traicionado de esta manera?
Todas estas preguntas llegaban a su mente una y otra vez, pero como el pensamiento es energía y la energía no se destruye se iban quedando en el aire y el Universo se encargaría de ir contestando cada una de ellas.
No se daba cuenta que ella también había caído en las garras de él. Le recriminaba a su amiga cuando ella era víctima del mismo error.
El hijo de Paloma podía conectar con el e-mail de Juan y ver sus correos. Así un día leyeron un mensaje de Lola dirigido a Juan que les llenó de estupor. Hasta ese momento Paloma no se creía que Lola se hubiese enamorado de Juan. Su mente sana y su corazón puro le impedían pensar que una mujer con pareja y que pensaba había encontrado en ésta su alma gemela considerándolo un ser muy evolucionado y muy por encima de ella, hubiese podido caer en la trampa tan bien tramada por Juan. Ella sabía perfectamente y no tenía la menor duda, porque ya conocía cómo era él. Sabía que Juan no estaba enamorado de ella y sólo la utilizaba como había utilizado a Paloma y a la cual nunca había amado.
Lo peor era que cuando obtuviera de ella lo que quería la dejaría como había dejado a Paloma con la diferencia de que sabía que era más fuerte que Lola y que superaría esta prueba. No sabía cómo, pero lo haría.
No sabía si la relación entre Lola y Juan era amorosa o simplemente Juan le dijo como a todo el mundo, que Paloma estaba loca, y la había tenido que meter en un manicomio porque estaba desesperado y no sabía qué hacer. Si ella se lo había creído y él era muy convincente, la tenía ganada y después de sacarle lo que quería de ella la abandonaría. Empezó a angustiarse por la suerte que correría Lola y pedía a Dios no le hiciera daño. El e-mail que Lola le enviaba a Juan le llamó la atención a Paloma, primero por lo expresivo y segundo porque firmaba ella sola y eso no lo hacía nunca pues siempre que enviaba cualquier carta o mensaje firmaban ella y su marido. El mensaje decía... - Te amo mucho. Avísame sobre tus planes y fechas. Espero que todo haya salido bien. Pido a Dios por ti. Lola Estaba claro, aun cuando no lo quería creer, el Universo le daba la prueba que estaba necesitando.
Era obvio, Lola se había enamorado de Juan y todo lo sucedido había sido planificado por ellos dos. Pero lo que Paloma no sabía, aunque sí lo intuía, era que Juan se iba a México con ella. Por eso el día que hablaron, él le dijo que no tenía el dinero, lo había gastado y que lo denunciara. Lo tenían todo previsto. Él se iría a México con ella y con todos los millones que le había quitado y comenzarían de nuevo sin problema. ¡Eso era increíble! Paloma no lo podía creer, era demasiado cruel, parecía que estaba viviendo una película policíaca.
El mensaje estaba fechado 3 de marzo, día que Paloma tenía previsto regresar de Puerto Rico. Pero aún el Universo le tenía preparado más pruebas de lo que había hecho Juan. A partir de ese día Paloma y su hijo buscaron el e-mail de Juan y gracias a eso pudieron contactar con gente a las que Juan también había estafado. Eran personas que habían pagado un curso y no lo habían recibido. Otras habían comprado un aparato de cromoterapia y habiendo pagado el medio millón de pesetas tampoco lo habían recibido. Los tres centros que tenían convenio con la Federación creada por los dos y que por medio de ella daban los títulos, los habían pagado y no los habían recibido.
Por último, se enteró de que se había cobrado la cuota de la federación de todo el año, que era como otro medio millón, y se había quedado con ese dinero también. En total, ¡unos cuantos millones más! Paloma contactó con toda esa gente informándoles de lo sucedido, cosa que a la gente le costaba creer. Parecía tan buen chico, era lo que todos le decían.
La responsabilidad de ella hizo que tomara la decisión de hacerle los títulos a la gente que ya habían pagado y se los hizo llegar sin cobrar ni un centavo. En algunos casos tuvo que pagar hasta el transporte, por lo que todo el mundo estuvo agradecido de ella solicitándole que continuara con la labor y a partir de ese momento fuera ella la que otorgara los títulos y vendiera los cursos a distancia.
Pero Paloma no quería saber de su pasado. Estaba harta de todo y todos los que tuvieron que ver con su mundo anterior. Su deseo era comenzar de cero y buscarse un trabajo diferente, ajeno a lo que había estado haciendo hasta ese momento.
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