Muchos de los que están en la senda espiritual saben que la provisión invisible como conciencia espiritual es la fuente y la causa del efecto visible que llamamos dinero, pero ahora entendemos que la provisión aparece literalmente como todas las cosas comida, ropa, casas, carros, trabajos, amigos, compañeros románticos, salud, paz, protección cualquier cosa que sea requerida para tener una vida más abundante. La provisión incluye todo.
Equiparar a la provisión con la Divina Madre-Sustancia también nos sitúa en un contexto que nos ayuda a entender que estamos siendo por siempre nutridos, protegidos y cuidados por un gentil, amoroso, devoto y amparador aspecto de nuestra propia divinidad, que lo incorpora en toda relación personal, como opuesto a la energía impersonal.
Contempla ahora la presencia de la Divina Madre-Sustancia. Su mirada está sobre ti; tu plena conciencia es el foco de su amor. Ella es omnisciente, lo que significa que conoce cada bolsillo vacío en la mente, cada necesidad que ha sido registrada en el corazón. Lee en ti como en un libro abierto, y descubre exactamente qué hacer para llevar todo al divino propósito en tu vida. Sus corrientes de energía fluyen en concordancia con tu receptividad consciente a su energía creativa.
La Sabiduría Ancestral describe a la Madre como el tercer aspecto de la divinidad, el Espíritu Santo, la inteligencia de la sustancia, y la naturaleza de la forma. Es el “unir al espíritu con la materia en el plano físico. El tercer aspecto es... el aspecto creador y la energía que produce el plano que podemos ver y tocar la parte forma de la vida”.
Yo también aprecié la idea de que la provisión es la energía del amor, que se relaciona con otra declaración de las Enseñanzas de Sabiduría: “Recuerda que el dinero es la consolidación de la amorosa y viva energía de la divinidad, y mientras mayor sea la comprensión y la expresión del amor, más libre será el flujo de aquello que se necesita para realizar el trabajo”.
Recuerdo el sueño acerca del cual escribí en Una filosofía espiritual para el Nuevo Mundo, en donde un anciano vino a mí y dijo: “Si pudieras amar más, todas las limitaciones en tu vida se
evaporarían”. El amor verdaderamente es la energía y la causa detrás de toda manifestación, y es el amor lo que Jesús vino a enseñar, como asienta Pablo: “...el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. (Rom. 5:5)
Esta lección me recuerda también que si estamos experimentando una carencia financiera, estamos enfocándonos en la escasez de la provisión en su forma material. La provisión es espiritual, nuestra plena conciencia de la Madre-Sustancia. Es inútil tratar de aparentar sin estar conscientes de que debemos trabajar para tener lo que nos falta. Lo mismo aplica para cualquier otra cosa en el mundo de la causa y el efecto. La mayoría de los problemas de la vida pueden ser rastreados hasta nuestra concentración mental y emocional en el ámbito de los efectos más que en el reino de la causa, que es la Madre-Sustancia.
Un día que estaba en meditación me fue revelado que otro de los significados de reino era “sustancia”. Con esto en mente, sustituyamos las palabras en algunos pasajes de la Biblia.
La sustancia de los cielos se ha acercado. (Mt. 3:2).
Más buscad primeramente la sustancia de Dios... y todas estas cosas os serán añadidas. (Mt. 6:33).
...heredad la sustancia preparada para vosotros desde la fundación del mundo. (Mt. 25:34)
A vosotros os es dado conocer los misterios de la sustancia de Dios. (Le. 8:10)
Se ha acercado a vosotros la sustancia de Dios. (Lc. 10:9) “...he aquí, la sustancia de Dios está entre vosotros”. (Lc.17:21)
Escribí en The Superbeings [Los Súper Seres]:
Cuando la idea de sustancia es entendida y comprendida, toda necesidad de provisión en el mundo físico se hace manifiesta. La sustancia fluyendo a través de la conciencia de sustancia “lee tus necesidades” al pasar por tu mente y literalmente se convierte en aquello que necesitas, sea dinero, una casa, un automóvil o lo que sea.
Piensa en la sustancia ahora como el reino de Dios interior, el amor mismo de Dios, provisión infinita y omnipresente, energía omnisciente y omnipotente, y la Divina Madre que se expresa en y como conciencia de lo invisible a lo visible.
El Maestro Tibetano, Djwhal Khul, comenta sobre la frase Madre del Mundo diciendo que significa “el aspecto femenino de la manifestación, simbolizado para nosotros en muchas religiones del mundo como una madre virgen, y en la religión cristiana como la Virgen María. Es esa sustancia lo que permite que la Deidad se manifieste”.
Medita acerca de ser receptivo al aspecto Maternal interior. Acepta la energía amorosa, la sustancia, el gran amor de Dios en acción, y devuelve ese amor con gran adoración. Siente y comprende a tu campo de energía como una provisión que lo incluye todo. Ve, con el ojo de tu mente, las corrientes de energía pulsátil; siente el amor pulsante; sé uno con la dinamo del poder creativo que fluye a través de ti.
Ahora pondera estas ideas:
Es el amor de Dios encarnado en mi conciencia el que está haciendo el trabajo. Descanso
en la Madre Sustancia y dejo que el amor haga todo por mí como yo. Sabe exactamente qué hacer y lo está haciendo ahora.
No recurro a Dios para cosas materiales. Volteo a mi interior y me vuelvo receptivo al flujo de la Madre- Amor, y dejo que mi conciencia de amor se manifieste como plenitud total en mi vida.
A través de los años, Jan y yo hemos descubierto que no podemos depender de la provisión de ayer para el hoy. Debe haber una nueva receptividad al flujo cada día. Hazlo ahora. Sabiendo que la energía sigue al pensamiento, busca en tu interior esa puerta detrás de la cual está la plenitud de la Divina Conciencia.
Con el propósito en mente, abre la puerta y libera las fuerzas de la Madre-Sustancia-Amor, viendo y sintiendo cómo esa dinámica, omnisciente energía llena tu conciencia. Ahora ve cómo va delante de ti para enderezar cualquier sitio torcido y manifestarse como plenitud y perfección en cada área de tu vida.
Ahora medita sobre las siguientes declaraciones:
Yo soy como Jesús, uno con el aspecto maternal de mi divinidad. Abro la puerta a este amor eterno, el amor de Dios por mí y lo siento derramarse en mi plena conciencia.
Todo me ha sido dado, y sé con todo mi corazón que el amor de Dios como Madre Sustancia aparece como todo lo que necesito en la vida.
Lo sé. Lo acepto, porque es la Verdad.
CONTINUA...
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