No fuiste creado como un ser aislado, porque Dios no conoce a otro que no sea Sí Mismo.
Dios es Conciencia, y es sólo la Conciencia la que es considerada individualmente.
No tienes una mente propia, sólo existe una Mente; no existe la mortalidad, ni el ser aislado sólo el Único que todos ustedes son. Todo es el Espíritu.
La copa de la conciencia espiritual siempre es llenada por el Espíritu, hasta que la conciencia en sí misma se disuelve en conocimiento a través del abandono completo al único Ser.
¿Dónde vive la mayoría de la gente en y como conciencia? Algunos piensan en sí mismos primariamente como un cuerpo están conscientes de su cuerpo y probarán cualquier remedio externo disponible para sentirse mejor, más jóvenes, más energéticos y vitales. Muchos se basan en la emoción y se identifican con un rango de sensaciones y sentimientos reactivos, mientras que otros combinan el pensamiento y el sentimiento como la conciencia predominante.
Hasta que nuestra identidad es transferida al Espíritu, nuestro único Ser, mientras continuemos viviendo con el disfrute y la pasión del momento, no estamos viviendo la Verdad de nuestro Ser, y nuestras vidas serán incompletas.
A través de los pasos que hemos cubierto hasta aquí, el tema central ha sido la verdad de nuestra única Identidad. Dios es todo lo que hay. Si no es de Dios, no existe. Somos de Dios, y es imposible que haya algo distinto a Dios en, a través y como nosotros. Sólo existe el Espíritu, en el Absoluto y en la Auto-conciencia una Mente operando en distintas vibraciones. Nosotros somos ese Espíritu, esa Mente; no hay más.
No podemos ser separados de Dios porque Dios no se rompe a Sí Mismo en fragmentos. Todo Dios es donde estamos, lo que somos. El sentido de “humano” es sólo un pensamiento delego, una falsa creencia. Cuando equivocadamente nos percibíamos a nosotros mismos como un cuerpo, y como algo distinto al Espíritu de Dios, el efecto era similar a esas corrientes en forma de túnel que se forman en el océano un remolino que se traga la Verdad misma de nuestras mentes, dejándonos en un vacío que será llenado por el ego temerosamente creado. Pero ahora estamos disolviendo ese vórtice de mentiras y estamos volviendo a las tranquilas aguas del reino, donde nuestro único Ser habita en paz y alegría.
Cuando nuestra mente se enfoca en la Auto-Realidad no sólo “dentro” sino como nuestro todo, sentimos el calor que penetra en nuestro corazón, el reconocimiento de la Presencia en nuestros pensamientos, y el toque del Espíritu a nuestro alrededor. “La copa de la conciencia espiritual siempre es llenada por el Espíritu, hasta que la conciencia en sí misma se disuelve en conocimiento a través del abandono completo al único Ser”.
Nos volvemos aquello que contemplamos.
“El Espíritu yo soy, un sagrado Hijo de Dios, libre de todo límite, seguro y sano y completo, libre de perdonar, y libre para salvar al mundo”.
“Yo soy el sagrado Hijo de Dios Mismo. No puedo sufrir; no puedo sentir dolor; no puedo sufrir una pérdida, ni dejar de hacer todo lo que pide la salvación “•
Dios, la Conciencia, es nuestro único Ser, nuestro único Yo, nuestra única Existencia, nuestro Todo en Todo, y debemos vivir como esta Verdad. Yo soy Dios siendo Yo. Yo soy corno Jesús.
En una de las Sagradas Academias antiguas, los estudiantes eran instruidos de día y de noche en la verdad de su divina identidad, y se les daban pesadas cadenas para que las colgaran de sus cuellos, que servían como un recordatorio constante. No sé si eso funcionaba o no. Probablemente los estudiantes se volvían tan conscientes de la cadena que la conciencia del Espíritu se nublaba. En mi experiencia, y en la de Jan, hemos visto que la conciencia se profundiza con cada actividad espiritual. Los libros, las cintas y los talleres son puntos de partida, y la meditación es el fertilizante que hace que las semillas de los pensamientos crezcan en realizaciones. Pero hemos descubierto que el progreso real tiene lugar cuando hacemos lo que podemos para mantener el reloj puesto en el Espíritu momento a momento, hora por hora, día a día. Hacemos esto principalmente a través de los sentimientos de gratitud una continua oferta de “Gracias” por las bendiciones visibles y no visibles, siendo receptivos a la abundancia de amor interior, y escuchando a esta voz interna de revelación. También “practicamos la Presencia” recordando la omnisciencia la infinita Sabiduría del Espíritu y la omnipotencia, el único Poder en acción en nuestras vidas.
Esto me quedó muy claro una mañana durante una meditación, que la conciencia espiritual significa amar a quien somos el Ser-Señor que ocupa el único espacio dónde somos con total adoración.
Asentí para mostrar que estaba de acuerdo, y la voz interior me dijo:
“No pases de esto hasta que entiendas su significado. Debe haber una rendición completa al único Espíritu, una renuncia a todo en absoluta reverencia a la majestuosidad del Único. Amar a nuestro Señor con toda tu mente y tu corazón es exaltar, adorar a tu Yo con todo tu ser, como si estuvieras en la presencia misma de Dios, que eres tú. Esto no implica una naturaleza dual. Es mirar en el espejo de la Mente para ver tu Ser. Es el rayo venerador del sol, la expresión que honra a la Palabra “.
Fue entonces cuando entendí plenamente el verdadero significado de “abandono completo al Espíritu”. Es a través de esta pasión, amor y devoción intensos dirigidos hacia adentro, hacia el Magnífico Ser que somos lo que disuelve la conciencia en el conocimiento.
Haz una pausa momentánea, mira hacia adentro, y adora a tu Ser Sagrado como nunca antes lo habías hecho. Entrégate por completo a la Presencia con todo tu amor en mente y corazón, y después quédate quieto, escucha y siente la respuesta. Esta puede ser una experiencia que cambie tu vida en este mismo momento. Y no olvidemos que todos somos el Espíritu de Dios, el Cristo, y que debemos amar y honrar a ese vecino como nuestro Ser.
Sí, vivir en conciencia espiritual requiere disciplina, pero ciertamente vale la pena el esfuerzo, porque después de un tiempo nos damos cuenta de que el ego ya no está en control, y que el Espíritu se expresa en, a través y como nosotros al menos en la medida de nuestra conciencia, entendimiento y conocimiento del Espíritu. Incontables individuos han hecho el compromiso y están ahora cruzando el puente hacia esa Tierra Prometida, como muestran las cartas que he recibido:
“No puedo creer cuán perdido estaba en la oscuridad. En vez de un mundo roto, solitario y lleno de odio, ahora veo un mundo perfecto, adorable y maravilloso. No puedo explicar la dicha que he experimentado ahora que sé realmente quién soy, y el propósito detrás de todo sufrimiento. Ahora mi vida tiene sentido, y en vez de deambular sin rumbo, hay una senda estrecha iluminada para mí”.
“Tuve la comprensión consciente de que había obtenido la iluminación cuando cumplí 40 años...
Sentí que el peso del mundo era levantado de mis hombros. La vida ya no era una carga de sufrimiento, dolor o depresión. Me sentí diez años más joven, al tener la sensación de que había
encontrado la fuente de la juventud. Percibí un hermoso lugar de paz y plenitud”.
“Tomé el coche y salí a manejar. Muchas veces, cuando hago esto y la mente consciente está ocupada en conducir, vienen a mí pensamientos o cosas intuitivas. Pero marqué el día de ayer en mi calendario, porque tuve el mensaje más significativo que haya recibido en mi vida. Escuché una voz diferente, una que no había oído antes. Era tan profunda que tuve que detener el auto. Se me dijo lo bastante como para llenar volúmenes enteros de libros en sólo unos pocos segundos. Se me mostró cómo hasta ahora toda mi vida había sido conducida hasta este punto, cuál era mi verdadera función en esta vida, y cómo sería mi futuro si hago este trabajo”.
“Ahora sé que la gente comete un terrible error cuando niega su propia divinidad, cuando cree que no puede realizar el mayor milagro en beneficio de todos los seres vivos. Si fuera necesario, una sola persona podría transformar el planeta Tierra entero, simplemente porque cada uno de nosotros ha sido bendecido con Divino Poder, Divina Sabiduría y, sobre todo, Divino Amor”.
“Durante muchos años, me había sentido feliz de estar vivo en este tiempo, pero nunca me he sentido más pleno que ahora. La Naturaleza me canta su mensaje de equilibrio en un decibel más alto cada día. En la Naturaleza, estoy aprendiendo cuál es mi verdadera identidad, mi verdadera razón de vivir, y todos los días mi vida tiene menor separación. ‘¡Alegraos! El Reino de los Cielos está al alcance “.
“La luz es más brillante cada día, y la ilusión se desvanece en la luz como los sueños de la noche anterior. Mientras estoy acostado en mi cama y le doy todo al Espíritu, despierto en la mañana y el día es verdaderamente nuevo. Como por arte de magia, las preocupaciones de ayer no tienen el poder de robar mi alegría. Y al entregarme al Espíritu yo, también, desaparezco y he aquí que sólo existe Dios. Ahora hay plenitud, unicidad y dicha, porque la cortina que los ocultaba ha sido corrida, y el alma está inundada de luz. Donde una vez estuve yo, ahora está Dios”.
La experiencia de uno puede ser la experiencia de todos, hecha a la medida de la conciencia particular de cada individuo. Además de entender las lecciones, comienza ahora a equiparar a Dios, a la Verdad de ti, con todo lo que oyes, sientes y ves. Esto expandirá tu conciencia espiritual aún más, y apresurará el momento de realización.
Cada vez que oigas a un pájaro cantar, piensa en Dios, y luego di: “Soy Ese YO SOY, ninguno otro que el Único”.
Cuando sientas una suave brisa, piensa en Dios, y luego di:
“Sólo existe Dios... Yo soy el aire fino, porque sólo existo Yo”.
Cuando los rayos del sol brillen sobre ti, piensa en Dios, y luego di: “Yo soy omnipresente como el sol radiante. Mis rayos son cálidos y tranquilizantes”.
Mirando una flor, piensa en Dios, y luego di: “Yo me expreso como todo lo que es bueno, verdadero y bello en la vida, porque sólo existe una vida, una presencia, eso que YO SOY”.
Cuando camines, piensa en Dios, y luego di: “Yo estoy caminando el cuerpo. Yo soy el poder de la animación. No existe otro poder”.
Al encontrarte a otra persona, piensa en Dios, y luego asiente y habla silenciosamente: “Tú eres el Espíritu del Dios vivo, el Ser Sagrado que YO SOY. Cuando te veo a Ti, me veo a Mí”.
Cada vez que tengas un sentimiento intuitivo de saber, ese chispazo de revelación, piensa en Dios, y luego di: “Yo hablo y Yo escucho, porque sólo existe una Voz hablándose a Sí Misma. Todo es Dios”.
De esto se trata la conciencia espiritual, donde cada pregunta es respondida y cada supuesto problema es resuelto, y nos descubrimos viviendo en el estado divino de plenitud total. ¡Es la conciencia espiritual la que hace el trabajo!
Una meditación a partir de la lección
Vivo con el disfrute y la pasión del momento, pero no me aparto en mi mente de la Verdad de que soy un ser espiritual, una Identidad única, siempre perfecta y completa.
No fui creado como un ser aislado, porque Dios no conoce a otro que no sea Él Mismo.
Dios es Conciencia, y es sólo la Conciencia la que se expresa individualmente. Yo soy Conciencia. No tengo una mente propia, porque sólo existe una Mente; no existe la mortalidad, ni
seres aislados, sólo el Único que soy. Todo es el Espíritu.
A través del amor y la adoración, me he entregado por completo al Espíritu, y la conciencia del Ser se disuelve en el supremo, absoluto conocimiento de Quién Soy.
Sólo vivo como conciencia espiritual.
John Randolph Price
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