sábado, 12 de marzo de 2016

EL LIBRO DE LA NADA OSHO



Capitulo VIII (Tercer Escrito)
VIVIR EN LA FE VERDADERA
NO SE TRATA de un asunto gradual, no es que poco a poco vayas alcanzando la verdad, no es algo gradual. De un solo golpe, cuando ves la verdad, de un solo golpe eres liberado de todo cautiverio.
No es cuestión de hacer esfuerzos, porque cualquier cosa que hagas la harás con la mente, y la mente es la causa de todas las desgracias. Todo lo que hagas con la mente la reforzará aún más. Todo lo que hagas con la mente será un esfuerzo. Todo lo que hagas con la mente será una elección desde dos polos opuestos.
Te irás liando cada vez más. Así que no es cuestión de qué hacer, es cuestión de cómo ver. La cuestión no es cambiar tu carácter, la cuestión no es hacerse más bueno, volverse más santo, ser menos pecador; no, esa no es la cuestión.
La cuestión es cómo ver sin mente, cómo ver sin elegir. La cuestión no tiene que ver con el hacer ni con la acción, la cuestión tiene que ver con la cualidad de la consciencia.
Es por eso que en Oriente hemos enfatizado la meditación y en Occidente han enfatizado la moralidad. Cuando se tradujeron por primera vez los Upanishad a las lenguas occidentales, los eruditos estaban perplejos porque no encontraron en ellos nada parecido a los Diez Mandamientos («No hagas esto, haz aquello»): no había nada. Estaban perplejos. ¿Cómo van a ser estos Upanishad textos religiosos? Porque religión significa moralidad, religión significa: «No hagas esto y haz aquello otro»; es un hacer. Y los Upanishad no hablan acerca de qué hacer, sólo hablan acerca de cómo ser, de qué ser. Cómo estar más alerta y consciente, esa es la única cuestión. Cómo ser tan consciente que puedas ver a través, de modo que los opuestos se conviertan en uno y las dualidades cesen.
En una aguda penetración de consciencia, los pecadores desaparecen; y también los santos, porque ambos pertenecen a la dualidad.
Dios muere y el Diablo también, porque también ellos pertenecen a la dualidad; los ha creado la mente. La cristiandad ha permanecido constantemente en una profunda confusión, porque ¿cómo llegar a un acuerdo con ambos, Dios y Diablo?
Esto es realmente un problema. En primer lugar, ¿de dónde sale el Diablo? Si dices que Dios lo ha creado, entonces la responsabilidad recae en el propio Dios. ¿Y qué ocurrirá al final? ¿Quién ganará?
Si dices que al final ganará Dios, entonces ¿para qué toda esta tontería en el medio, en el camino? Si al final va a ganar Dios, ¿por qué no ahora? Y si dices que no habrá un ganador final, un triunfador, que el conflicto continuará, entonces el Diablo se vuelve tan poderoso como Dios. Y ¿quién sabe?: al final puede ganar.
Y si él vence, ¿qué les ocurrirá entonces a todos tus santos? Entonces los pecadores serán felices y los santos serán arrojados al infierno. Pero todo esto surge a causa de la mente dual. La mente no puede ver que Dios y el Diablo son uno. Ellos son. El Diablo es justo su opuesto: el otro extremo, el odio, la muerte. Así que dices que Dios es amor y el Diablo odio, Dios es compasión y el Diablo violencia, y que Dios es luz y el Diablo oscuridad. ¡Qué idiotez!, porque la oscuridad y la luz son dos aspectos de la misma energía. Al igual que bien y mal, correcto e incorrecto, moral e inmoral, ambas son dos polaridades de un solo fenómeno. Y ese fenómeno es la existencia. Sosan no lo llamaría Dios, porque si lo llamas Dios niegas al Diablo; es Dios más el Diablo. La existencia es ambos, el día y la noche, la mañana y la tarde, ambos, la felicidad y la infelicidad; todo.
Está junto. Y cuando ves esto, el cielo y el infierno, ambos juntos, ¿entonces dónde está la elección? Y ¿qué sentido tiene elegir algo o pedir algo? Todas las demandas cesan. Surge la fe, aparece la confianza. En el vacío de la verdad, donde la dualidad cesa, donde ni siquiera puedes ver que uno es, florece un fenómeno desconocido: la confianza. Florece algo que es lo más precioso, lo más preciado, y ese algo es la flor de la confianza.
De un solo golpe somos liberados del cautiverio; nada se aferra a nosotros y nosotros no nos aferramos a nada. Todo está vacío, claro, autoiluminado, sin el empleo del poder de la mente.
Aquí, el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación no tienen ningún valor.
ENTONCES UNO VIVE. Uno solamente vive. Uno respira, solamente respira. Sin imaginación, sin pensamiento, sin mente (no tienen ningún valor). Confías en la existencia, y cuando tú confías en la existencia, la existencia confía en ti. Este encuentro de confianzas es la bienaventuranza suprema, el éxtasis, el samadhi. Así que, ¿qué hacer acerca de esto? No es cuestión de hacer, no se puede hacer nada. Tienes que ver, tienes que observar la vida; hazte un observador, mira en todas las cosas.
La próxima vez que sientas amor, no te dejes engañar por él. Ama, pero mira dentro; dentro hay odio esperando. Observa. Y de repente habrá una iluminación. Serás capaz de ver que este amor no es otra cosa que el primer paso hacia el odio. ¿Entonces qué es lo que se puede escoger? Entonces para qué pedir: «Dios, dame más amor», si vendrá más odio. ¿Entonces qué vas a hacer? Flotarás en el amor y sabrás que el odio está llegando. Ni siquiera te aferrarás al amor..., porque aferrarse significa que estás luchando contra el odio.
Y tú sabes que, tal como la noche viene tras el día, después del amor vendrá el odio. ¿Qué pasará entonces? Ni te aferrarás al amor ni al odio. Cuando estás en tal equilibrio, en tal tranquilidad, cuando no demandas amor, cuando no quieres estar lejos del odio, cuando no te aferras a nada y nada se aferra a ti, de repente ni amas ni odias; de repente, de golpe, se acaba la dualidad. Desde cualquier parte... Gurdjieff solía decir a sus discípulos: «Descubre tu característica principal». Eso es bueno.
Descubre cuál es tu característica principal: ¿el miedo?, ¿el odio?, ¿el amor?, ¿la avaricia?, ¿el sexo? ¿Cuál es tu característica principal? Simplemente observa y ve, trabaja en esa característica principal y trata de ver los opuestos juntos. Si es el amor, entonces ve el amor y el odio juntos. Si puedes ver, se niegan el uno al otro. De repente estarás vacío; no habrá ni amor ni odio. Sólo puede haber uno cada vez. Ambos juntos, se niegan entre sí. De repente ninguno de los dos está ahí; solamente quedas tú, en total soledad. No hay nada, ni rastro de nada. Este es el vacío, shunyata, del que Sosan habla. Si puedes verlo en una dualidad, lo puedes ver en todo; eso no es un gran problema.
Una vez que lo has visto en una dualidad, amor-odio, lo has visto en todas las cosas. Es lo mismo en todas partes. Entrará una cualidad completamente diferente en la existencia. Confía. No es algo en lo que tengas que creer, una doctrina; no tiene nada que ver con ningún Dios, Cristo, Krishna o Mahoma, con ningún Corán, Biblia o Gita. No. Tiene que ver con tu consciencia.
Plenamente alerta, viendo a través, te vuelves libre; y de un solo golpe. De un solo golpe somos liberados del cautiverio; nada se aferra a nosotros y nosotros no nos aferramos a nada.
Todo es vacío, claro, autoiluminado, sin el empleo del poder de la mente. Aquí, el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación no tienen ningún valor. No pienses en ello, intenta verlo en la vida. Será doloroso porque cuando estás sintiendo amor, no quieres pensar en absoluto en el odio. En realidad tienes miedo de que, si piensas en el odio, todo este éxtasis de amor desaparezca. Cuando estás vivo no quieres pensar en absoluto en la muerte, porque tienes miedo de que, si piensas demasiado en ella, no te sea posible disfrutar la vida.
Pero, en algún sentido, el miedo es conveniente. Si realmente te vuelves consciente de la muerte, no te será posible disfrutar la vida de la forma en que la estás disfrutando. Tampoco es que sea una gran diversión. No lo es; es simplemente desdicha. No te será posible disfrutarla de esta forma. Y esta forma no es una diversión en absoluto, recuérdalo.
Si piensas en el odio mientras haces el amor, no te será posible disfrutarlo de la forma que lo has estado disfrutando hasta ahora. Pero en realidad, ¿es un gozo o una obsesión? ¿Has disfrutado realmente del amor? Si lo hubieras disfrutado hubieras florecido, tendrías una fragancia diferente; y no la tienes. Entonces tendrías una diferente iluminación del ser, y no la tienes. En el fondo estás vacío, eres pobre; hay oscuridad, no una llama. ¿Entonces qué clase de gozo ha sido este amor, esta vida y todo lo demás?
No, simplemente has estado engañándote. Tu amor no es otra cosa que un tóxico, una droga.
Caes en él por unos momentos y lo olvidas. Luego llega el odio y caes en la desdicha. Y de nuevo, porque estás infeliz, buscas amor, pero tu amor no es otra cosa que caer en un sueño profundo.
Este ha sido tu patrón. Todo lo que llamas felicidad no es otra cosa que caer en el sueño. Siempre que te sientes bien estando dormido, lo ves como ser feliz. ¿Qué es un hombre feliz para tu mente?
Un hombre que no está en conflicto con las cosas.
Por eso atraen tanto el alcohol y las drogas, porque cuando los usas se te olvidan las preocupaciones. ¿Qué es tu amor? Parece ser un proceso biológico ya programado para drogarte. Y es algo químico: cuando te enamoras se liberan algunos productos químicos del cuerpo, así que, el equilibrio químico del cuerpo cambia. No es muy diferente de la marihuana o del LSD, porque lo básico es el cambio de química en el cuerpo. El amor te cambia, un ayuno también te cambia: la química pierde los viejos patrones. En este nuevo patrón, durante unos momentos te sientes bien. De nuevo vuelve el odio, de nuevo entra el mundo y las preocupaciones y de nuevo vuelves a la rueda. Esto es lo que has estado haciendo durante innumerables vidas. Ahora intenta hacer lo que Sosan está diciendo, que es lo mismo que han dicho todos los Budas. Mientras estás haciendo el amor, observa; mientras estás haciendo el amor (no tengas miedo), observa cómo se va convirtiendo en odio.
Mientras estás vivo, observa cómo vas yendo hacia la muerte; cada vez que respiras vas yendo hacia la muerte. Cada momento que pasa, la muerte se va acercando más y más.
Observa cómo tu juventud se va convirtiendo en vejez. ¡Mira lo opuesto! Se necesita valor, porque no reforzarás los viejos patrones; por el contrario, los destruirás. Pero una vez que puedas ver el odio en el amor alcanzarás una tranquilidad que transciende a ambos.
Si puedes ver la vida y la muerte, ambas juntas, las transciendes. Las transciendes de un solo golpe; de un solo golpe estás fuera del cautiverio: por primera vez serás un alma libre; tú eres la propia libertad. Es por eso que a este estado supremo le llamamos moksha, libertad. No hay que hacer nada. Sólo tienes que darte más cuenta de tus quehaceres, hacerte más consciente.
Esta es la única meditación: estate más alerta. En un momento de aguda consciencia, la consciencia se convierte en un arma y de un solo golpe se rompen todas las cadenas.
En este mundo de Esencialidad no existe ni el yo ni nada que no sea yo. Para entrar directamente en armonía con esta realidad, cuando las dudas surjan simplemente di: «No dos». En este «no dos» nada está separado, nada está excluido. No importa cuándo ni dónde: iluminación significa entrar en esta verdad. Y esta verdad está más allá del aumento o la disminución en el tiempo o el espacio: en ella, un solo pensamiento dura diez mil años.

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