sábado, 20 de febrero de 2016

EL LIBRO DE LA NADA OSHO





Capitulo II (Segundo Escrito)
EL CAMINO ES PERFECTO.
UNAS CUANTAS COSAS.
Pero el proceso es el mismo: no puedes forzar el amor.
Si lo fuerzas, pierde toda su belleza, todo se vuelve mecánico. Irás a través de todo el ritual, pero no ocurrirá nada. No habrá éxtasis; será algo que haya que hacer y acabar. 
Nunca llegará hasta tu centro, nunca sacudirá tus cimientos, nunca se convertirá en una danza interna. No será una vibración de tu ser, tan sólo será un acto superficial. Recuerda, no se puede forzar el amor, ni tampoco la meditación.
Deshazte de todos tus conocimientos, porque sólo te son necesarios cuando tienes que hacer algo. Pero cuando no tienes que hacer nada, ¿qué conocimientos se necesitan? No se necesita conocimiento alguno. Sólo se necesita una sensación, una especie de truco: cómo desaparecer, cómo dejar de ser. Y cuando digo «cómo» no me refiero a técnicamente, cuando digo «cómo» no me refiero a que tengas que conocer la técnica. Simplemente tienes que buscar esa sensación. Voy a sugerirte dos cosas que te serán de ayuda. Una es dormir: intenta descubrir cómo ocurre el dormir, cómo entras en el sueño. Puede que tengas algún ritual, pero este ritual no causa el sueño, sólo lo ayuda. Todo el mundo tiene algún ritual. Los niños pequeños tienen sus rituales, alguna postura en particular. Cada niño tiene su propia postura.
Puede que se meta el dedo en la boca... Eso no le causa el sueño, pero le ayuda; ese niño va encontrando su propio ritual. Pero si imitaras a ese niño no te dormirías. 
Lo mismo ocurre con todas las técnicas de meditación; todo el mundo encuentra su propio ritual. El ritual te ayuda porque te da un determinado ambiente: apagas la luz, quemas cierto tipo de incienso en la habitación, usas algún cojín en particular, de cierta altura y suavidad; usas alguna esterilla especial, adoptas cierta postura... Todo eso ayuda, pero no es la causa. Si otra persona lo sigue, puede que hasta se convierta en un obstáculo para ella. Uno tiene que encontrar su propio ritual. Un ritual es simplemente algo que sirve para ayudarte a estar más a gusto y poder esperar. Y cuando estás a gusto y esperas, ocurre. Dios llega a ti exactamente igual que el sueño, Dios llega a ti exactamente igual que el amor. No puedes desearlo, no puedes forzarlo. Toda tu vida se ha convertido en un problema porque te has hecho experto en cómo hacer cosas. Te has vuelto muy eficiente con las cosas mecánicas porque son cosas que pueden hacerse, pero te has vuelto absolutamente inútil para las cosas humanas, porque esas cosas no se pueden aprender, no se pueden hacer técnicamente; porque no puedes hacerte experto en ellas. Cuando lo que haya que hacer sea algo mecánico, puede haber un lugar donde puedas aprender a hacerlo, pero la consciencia no se puede formar. Y tú vas buscando gurús, vas tras esto o aquello, para encontrar alguna técnica, algún mantra con que iluminarte... No hay ningún mantra que te pueda iluminar. Sosan dice que tendrás que ser más compasivo; este es el único mantra: menos voluntad y más fluidez, menos esfuerzo y más relajación; menos hacer desde el consciente y más nadar en el inconsciente. Ahora trata de entender el sutra: Cuando no se entiende el significado profundo de las cosas, se perturba en vano la paz esencial de la mente. SI ENTIENDES, habrá paz. Si no entiendes habrá desasosiego, tensión, angustia. El hecho de que alguien esté angustiado muestra que no ha entendido las cosas, el significado profundo de las cosas. Y vas acusando a otros de que es por ellos que estás angustiado. Aquí nadie está angustiado por nadie. Estás angustiado debido a tu no-entender o a tu mal-entender. Por ejemplo, alguien vino a mí; un hombre que estaba casado y tenía cinco hijos; y me dijo que estaba muy molesto porque su mujer discutía con él constantemente, intentaba dominarle y sus hijos no le hacían caso... «Su madre les influye y los niños le hacen caso a ella y a mí no. Soy un don nadie y esto me produce mucha angustia. Haga usted algo por mí. A través de su gracia haga que mi esposa se vuelva un poco más compasiva». Yo le contesté: «Eso es imposible. Ni a través de mi gracia ni a través de la gracia de nadie se puede hacer que el otro sea más compasivo. Se puede hacer que tú lo seas. Y cuando pides que el otro sea más compasivo es que no te estás enterando de nada. ¿Por qué te parece dominante tu mujer? Ella te parece dominante porque tú también estás luchando por dominar. Si no lucharas por dominar ella no te parecería dominante. Es una lucha, porque tú también quieres lo mismo. ¿Y qué hay de malo en que los niños prefieran a la madre? Nada. Pero tú quieres que los niños te prefieran a ti; de ahí la pelea». ¡Intenta comprender! Todo el mundo trata de dominar. Esa es la naturaleza del ego: hacer toda clase de esfuerzos para dominar al otro (no importa que el otro sea el marido, la esposa, los niños, o los amigos); para dominar, para encontrar las maneras y medios de dominar. Y si todo el mundo trata de dominar, y tú también estás intentándolo, habrá lucha. La lucha no se debe a que otros estén tratando de dominar; la lucha se debe a que no tratas de entender cómo funciona el ego.
¡Salte de ahí! A los demás no se les puede cambiar, si tratas de cambiarlos estarás malgastando tu vida innecesariamente. Ese es su problema. Ellos serán los que sufran si no lo comprenden, ¿por qué tienes que sufrir tú? Simplemente comprende que todo el mundo trata de dominar y di: «Yo me salgo de esto, no voy a intentar dominar»... Tu lucha desaparecerá. Y ocurrirá algo muy hermoso. Si no tratas de dominar, tu esposa empezará a sentirse ridícula, y poco a poco empezará a parecerse estúpida a sí misma; porque ya no está ahí el otro para poder pelearse con él. Cuando te peleas refuerzas el ego del otro, y esto es un círculo vicioso. Cuando no peleas el otro siente que está luchando solo, en medio de un vacío: luchando contra el viento o contra un fantasma, pero no contra alguien. Y entonces le das al otro una oportunidad para que también él se dé cuenta, para que comprenda. Entonces tu esposa no podrá echar la responsabilidad sobre ti, tendrá que asumir la suya propia. El problema es el mismo para todo el mundo porque la naturaleza humana funciona, más o menos, de una forma similar; las diferencias son únicamente de cantidad. Si intentas comprender, te conviertes en un marginado. No es que te margines de la sociedad, no es que te hagas hippie y te vayas a vivir a una comuna; no es eso. Lo que pasa es que psicológicamente ya no estás en esas funciones egóticas, en la dominación, en la agresión, en la violencia, en la ira. Ya no formas parte de eso. Entonces se crea cierta distancia, cierto desapego. Ahora puedes ver las cosas y reírte...: ¡qué tonto es el hombre! Y te puedes reír...: ¡qué ridículo has sido hasta ahora! Se dice de Rinzai que por la mañana cuando se levantaba se reía a carcajadas, tan estruendosamente que todo el monasterio (habría allí unos quinientos discípulos) lo oía. Y al irse a dormir por la noche, se volvía a reír a carcajadas de nuevo. Mucha gente le preguntaba de qué se reía, pero no respondía y se volvía a reír. Cuando se estaba muriendo alguien le preguntó: «Dinos una cosa: ¿por qué te has reído cada mañana y cada noche, durante toda tu vida? Nadie sabe por qué, y siempre que te preguntábamos te volvías a reír. Este es el único misterio. Por favor revélanoslo antes de dejar el cuerpo». Rinzai dijo: «¡Me reía de la estupidez del mundo. Por la mañana me reía porque de nuevo había entrado en el mundo y toda la gente a mi alrededor era estúpida. Y por la noche me volvía a reír porque un día más había pasado tan estupendamente'.». Te reirás, no estarás angustiado. Todo a tu alrededor es muy ridículo, pero no te das cuenta porque eres parte de ello. Estás tan implicado en ello que no puedes darte cuenta. La ridiculez no puede verse a menos que se tome cierta distancia, cierto desapego. Sosan dice: Cuando no se entiende el significado profundo de las cosas, se perturba en vano la paz esencial de la mente. Y no consigues nada, no llegas a ningún sitio, simplemente te inquietas. ¿Dónde has llegado? ¿Qué has sacado de tu ansiedad, de tu tensión, de tu inquietud? ¿Qué eres? ¿Adónde vas? No se consigue nada..., en vano. Aunque ganes algo con ello... te puede parecer que a través de tus molestias estás consiguiendo algo. No consigues nada. Al contrario, pierdes algo. Pierdes los preciosos momentos que pueden volverse bienaventurados, el tiempo precioso, la energía, la vida en la que podrías haber florecido. Y no floreces. Pero siempre piensas (este es el punto de vista de la ignorancia), siempre piensas: «Todo el mundo está equivocado, y si pudiera cambiarlo sería feliz». No serás feliz nunca, no puedes ser feliz; esta es la base de la desdicha. Una vez que comprendes que cambiar el mundo entero no es responsabilidad tuya, lo único que puedes hacer es cambiarte a ti mismo. Bayazid, un místico sufí, escribió en su biografía: «Cuando yo era joven pensaba y le decía a Dios: "Dame fuerza para cambiar el mundo entero", y esto era la base de todas mis oraciones. Me parecía que el mundo entero estaba equivocado. Yo era un revolucionario y quería cambiar la faz de la Tierra. »Cuando me hice un poco más maduro empecé a rezar: "Por lo visto eso es demasiado. Se me está yendo la vida de las manos; ya se me ha ido casi la mitad y no he cambiado ni a una sola persona, qué decir del mundo entero". Así que le dije a Dios: "Con mi familia será suficiente. Déjame cambiar a mi familia". »Y cuando me hice viejo, me di cuenta de que hasta mi familia era mucho pedir, además ¿quién soy yo para cambiar a nadie? Entonces me di cuenta de que si me pudiera cambiar a mí mismo sería suficiente, más que suficiente. Le recé a Dios: "Ahora he llegado a la verdadera cuestión. Al menos permíteme hacer esto: me gustaría cambiarme a mí mismo". »Y Dios contestó: "Ahora ya no queda tiempo. Eso lo tenías que haber pedido al principio. Entonces todavía había una posibilidad". Todo el mundo pide esto al final. El que lo pide al principio, ha entendido la naturaleza de las cosas. Este comprende que aun cambiar uno mismo no es una tarea fácil. Eres todo un mundo dentro de ti; llevas en ti el mundo entero. Todo lo que existe, existe en tu interior. Eres todo un universo, no una cosa pequeña; si este cambio puede ocurrir lo habrás conseguido. De otra manera:
Cuando no se entiende el significado profundo de las cosas, se perturba en vano la paz esencial de la mente. El Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. De hecho, es debido a nuestra elección de aceptar o rechazar que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas. El Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. TODO es como debería ser; sólo tienes que serenarte, tú eres lo único que está inquieto. Todo es como tendría que ser..., nada falta y nada sobra. ¿Puedes imaginarte un Universo mejor que este? Si eres sabio no podrás, si eres un tonto sí que podrás. Nada puede ser mejor que esto, tal como es. El único problema es que no estás a gusto con ello. Deja que tu energía se repose y el Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. Todo está en equilibrio. Tú eres el único problema; el mundo no es en absoluto el problema. Esta es la única diferencia entre una mente política y una mente religiosa, y todos tenéis mentes políticas. La mente política piensa: «Yo estoy perfectamente bien, todo lo demás está mal». Y así empieza uno a cambiar el mundo; así surge un Lenin, un Gandhi, un Hitler, un Mao. La mente política piensa: «Todo está mal, si se arreglara todo sería maravilloso». La mente religiosa piensa: «Yo soy lo único que no está en paz. Todo lo demás es tan perfecto como podría ser». El Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. Todo es como debería de ser, absolutamente equilibrado. Solamente tú dudas, solamente tú no sabes adónde ir, sólo tú estás dividido. Simplemente piensa: si el ser humano desapareciera de la Tierra, el mundo sería absolutamente perfecto, absolutamente hermoso; no habría ningún problema. Los problemas llegan con el ser humano, porque la manera en que este ve las cosas puede ser errónea; porque el ser humano tiene consciencia. Y esta consciencia crea problemas. Al ser consciente, puedes decir: «Esto está bien y esto está mal». Al ser consciente, puedes decir: «Esto es feo y esto es hermoso». Esta consciencia no es suficiente. Si se hace mayor, si se convierte en un círculo, en pura consciencia, entonces de nuevo todo vuelve a su cauce. Nietzsche dijo (y él tiene muchos puntos de vista interesantes que revelar) que los seres humanos somos puentes, no seres. Que somos un puente; algo que hay que cruzar. No puedes construir una casa sobre un puente. Eso es lo que Jesús dice: «Atraviésalo. No construyas tu casa sobre él, es sólo un puente». La frase de Nietzsche es: «El ser humano es sólo un puente entre dos eternidades: la eternidad de la naturaleza y la eternidad de Dios». Todo es perfecto en la naturaleza, todo es perfecto en Dios. El ser humano es un puente, está justo en la mitad; mitad naturaleza y mitad Dios. Ese es el problema; está dividido. El pasado le pertenece a la naturaleza, el futuro le pertenece a Dios. Tenso, como una cuerda tirante entre dos eternidades. Unas veces moviéndose hacia la naturaleza y otras moviéndose hacia Dios; a veces este camino, a veces el otro; en un constante temblor y agitación, sin reposo. Serénate. Y cualquier camino servirá. Chuang Tzu está a favor de asentarse de nuevo en la naturaleza. Si te asientas en la naturaleza te vuelves igual que Dios, te conviertes en Dios. Buda está a favor de ir hacia adelante, hacia Dios; entonces te asentarás. Vuelve atrás, o ve hasta el final, pero no te quedes en el puente. Lao Tse y Chuang Tzu dicen que hay que regresar a la naturaleza, al Tao. Shankara, Buda y Jesús dicen que hay que seguir hacia adelante, que hay que pasar a través del puente, alcanzar lo Divino. Esto puede parecer muy paradójico, pero no lo es; porque ambos extremos son lo mismo, el puente es un círculo. Tanto si regresas como si avanzas alcanzarás la misma meta, al mismo lugar de paz. Lo que sea que elijas... Si sientes que dejarte llevar te es imposible, entonces sigue a Patanjali; el esfuerzo, la voluntad, el luchar por algo, el buscar; entonces avanzarás. Si sientes que puedes entender la ley del efecto contrario, no sólo entenderla sino dejarla actuar en tu interior, entonces sigue a Sosan, a Chuang Tzu; regresa. Pero no te quedes donde estás; en el puente estás dividido. En él no te sentirás a gusto, en él no puedes construir tu hogar. Un puente no es lugar para un hogar. No es un destino, es solamente algo por donde pasar. Nietzsche dice que el ser humano es algo que se tiene que transcender, que no es un ser. Los animales tienen ser, Dios tiene ser, pero el ser humano aún no tiene ser: es sólo una transición, un estado transitorio, el paso de una perfección a otra; y mientras tanto, permanece dividido.
Sosan dice: «Regresa»; y si me lo preguntas a mí, diré que Sosan es más fácil que Patanjali. Al final ocurrirá lo mismo. El mucho esfuerzo te conducirá al sin-esfuerzo, y el no-esfuerzo también te llevará al sin-esfuerzo; porque el esfuerzo no es el fin, el esfuerzo sólo puede ser el medio. No puedes continuar haciendo esfuerzos continuamente. Te esfuerzas para alcanzar un estado en el que no haya esfuerzos. Con Patanjali, el esfuerzo es el camino, la relajación la meta; el esfuerzo es el medio, la relajación el fin. Con Sosan, la relajación es el medio y la relajación es el fin. Con Sosan, el primer paso es el último; con él no hay distinción entre los medios y los fines. Pero con Patanjali sí la hay; tienes que dar muchos pasos. Así que con Patanjali la iluminación será gradual. Con Sosan la iluminación puede ser instantánea, en este mismo momento; de repente. Si puedes entender a Sosan entonces no hay nada más hermoso. Pero si no puedes entenderle, entonces solamente Patanjali es el camino. El Camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra. De hecho, es debido a nuestra elección de aceptar o rechazar que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas. Aceptamos o rechazamos, es por eso que no podemos ver la verdadera naturaleza de las cosas. Entonces metes tus ideas, tus opiniones, tus prejuicios, y lo coloreas todo. Sólo tienes que ver; de una forma pura, con una mirada sin ideas, con una mirada sin ningún rechazo o aceptación. Con una mirada pura, como si tus ojos no tuvieran una mente detrás, como si tus ojos fueran solamente espejos. Ellos no dicen: «Hermoso. Feo». Un espejo simplemente refleja lo que se pone ante él; no tiene prejuicios. Si tus ojos tienen una no-mente detrás, si simplemente reflejan, si sólo miran, si no dicen: «Esto es bueno o esto es malo», si no condenan, si no aprecian, entonces todo es tan claro como pueda ser, no hay nada que hacer. Esta claridad, esos ojos sin prejuicios ni opiniones..., y te has iluminado. Entonces no hay ningún problema que resolver, entonces la vida ya no es un dilema. Es un misterio que vivir, que gozar, una danza que bailar. Entonces no estás en ningún conflicto con ella, entonces no hay nada que tengas que hacer aquí. Entonces simplemente disfrutas, eres feliz. Esto es lo que significa el cielo: un lugar en donde no se espera de ti que hagas nada, en donde no tratas de conseguir felicidad; donde la felicidad es algo natural, donde la felicidad te empapa. Esto puede ocurrir aquí y ahora. Le ha ocurrido a Sosan, me ha ocurrido a mí, te puede ocurrir a ti. Si puede ocurrirle a una persona, puede ocurrirle a todas. No vivas en los enredos de las cosas externas ni en los sentimientos internos de vacío. Mantente sereno, sin hacer esfuerzos, en la unidad de las cosas, y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos. No dividas lo exterior y lo interior. Sosan dice: «No digas "Estoy interesado en lo exterior"». Hay dos tipos de personas y ambos sufren. C. G. Jung divide la humanidad en dos categorías: a una la llama la de los extrovertidos, y a la otra la de los introvertidos. Los extrovertidos están interesados en lo externo. Es gente activa, mundana; que persigue la riqueza, el prestigio, la posición, el poder. Se convierten en políticos, se hacen reformadores sociales, se vuelven grandes líderes, grandes industriales. Están interesados en cosas, en el mundo exterior; no están interesados en ellos mismos. Y luego están los introvertidos. Ellos no son personas muy activas. Si tienen que hacer algo lo hacen, pero no tienen una inclinación a hacerlo. Lo que les gustaría sería quedarse con los ojos cerrados. Se hacen poetas, místicos, meditadores, gente contemplativa. No les interesa el mundo, solamente están interesados en ellos mismos; cierran los ojos e introvierten sus energías. Pero Sosan dice que ambos están equivocados porque ambos están divididos. En su interior, una persona que sea extrovertida siempre sentirá que le falta algo. Puede que llegue a ser muy poderosa; pero en el fondo sentirá impotencia, frustración. En lo externo podrá haber acumulado mucha riqueza, pero en su interior se sentirá pobre. Puede haber triunfado en el mundo; pero en el fondo, si indagas, sabe que ha fracasado. Está desequilibrada, le ha concedido demasiada atención a lo externo. Se ha estado moviendo en un extremo, y siempre que uno se va a un extremo hay un desequilibrio. Y el que se ha hecho poeta, el ser contemplativo, el místico, el que siempre ha estado consigo mismo, también sentirá que le falta algo, porque es pobre en el mundo exterior. Y el mundo exterior también es hermoso. Hay flores y estrellas, sale el sol, los ríos fluyen, y las cascadas cantan. Es pobre porque ha negado todo el Universo; ha vivido innecesariamente en su propia cueva cuando podría haber salido y conocido los muchos misterios, los infinitos misterios que hay a su alrededor. Ha permanecido cerrado, cerrado en sí mismo, encarcelado. Ambos son extremos. Evita los extremos. No hagas ninguna distinción entre lo exterior y lo interior, y no te conviertas en ninguno de los tipos de Jung, ni en el extrovertido ni en el introvertido.
Sosan dice: «Fluye, sé equilibrado». El exterior y el interior son igual que la pierna derecha y la pierna izquierda. ¿Por qué elegir una? Al elegir una de ellas, todo movimiento se para. Son como los dos ojos: si eliges uno serás capaz de ver, pero tu visión ya no será tridimensional, perderá la profundidad. Tienes dos oídos: puedes usar sólo uno, puedes hacerte a la idea de que oyes mejor por el oído izquierdo o por el oído derecho, pero así te perderás mucho. Entonces la mitad del mundo estará cerrado para ti. El interior y el exterior son sólo dos ojos, dos oídos, dos piernas; ¿por qué elegir? ¿Por qué no usar ambos sin elegir? Y ¿por qué dividir? ¡Si tú eres uno! La pierna izquierda y la pierna derecha sólo son dos en apariencia. Tú fluyes con las dos; la misma energía, el mismo ser. Ves con los dos ojos. ¿Por qué no usar lo interno y lo externo y equilibrarlos? ¿Por qué irse a un extremo? Recuerda, no solamente ha sido la gente la que se ha ido a un extremo, también las sociedades enteras se han ido a algún extremo. Oriente ha permanecido introvertido, de ahí su pobreza. ¿Y quién es responsable de ello? Millones de personas se mueren cada día; incluso los vivos tampoco están realmente vivos: están medio desnutridos. ¿Quién es el responsable de esto? Los introvertidos, los místicos, los poetas, los que han hablado demasiado del mundo interior y condenado el mundo exterior, los que han dicho: «Lo externo no es para nosotros», los que han dicho: «Lo externo no es importante», los que han dicho: «El exterior es algo pecaminoso. Vive en el interior». Han elevado lo interno por encima de lo externo, y así han perdido el punto de equilibrio. Oriente ha creado introvertidos, pero ha perdido toda la belleza externa. En Oriente sólo se ve suciedad por todas partes. Sé lo difícil que es para un occidental venir y vivir en la suciedad de la India. Está sucia; ¿y quién es el responsable? ¿Por qué tanta suciedad? ¿Por qué tanta enfermedad? ¿Por qué tan poca higiene y tanta desnutrición? Porque se ha descuidado lo externo. Hemos estado interesados en purificar el interior, así que: «¿Por qué preocuparse por la suciedad exterior? Déjala estar. Es algo material, nada de lo que haya que preocuparse. Estamos interesados en la pureza interior. ¿Por qué molestarse con el cuerpo? ¿Por qué molestarse por los demás?». El resultado es que Oriente está desequilibrado de una forma y Occidente de otra. Occidente es extrovertido. Ha creado una riqueza como nunca antes había habido, ha creado mucha limpieza en el exterior, mejores ropas (hasta un emperador sentiría envidia), mejor comida, mejores condiciones higiénicas, hermosos ambientes, mejor de todo, pero todo extrovertido. Mientras, el ser interior es pobre, el ser interior está vacío. Por eso Oriente le está enseñando a Occidente acerca del ser interior. Los gurús orientales enseñan a Occidente cómo meditar, y los gurús occidentales le enseñan a Oriente cómo ser mejores ingenieros, mejores electricistas, cómo planificar mejor sus ciudades, cómo crear riqueza, cómo avanzar tecnológicamente, cómo elevar su calidad de vida. Así que si tienes que estudiar medicina, tendrás que ir a Occidente; y si tienes que aprender meditación, tendrás que venir a Oriente. Ambos son extremos, y ambos peligrosos. Los extremos siempre son peligrosos. Y el peligro radica en que se cambien las tornas y Oriente pueda volverse materialista y Occidente espiritual. Y hay muchas posibilidades de que esto ocurra, porque ahora Oriente se está volviendo comunista (lo cual es el extremo del materialismo) y Occidente se está volviendo muy espiritual. Ahí está el peligro, en que cambien las tornas. Si estás harto del mundo exterior, quieres ir hacia adentro, necesitas un viaje interior. Puedes hacer el viaje interior. Fíjate en los hippies; son el futuro de Occidente. Están en contra de la tecnología (son del mismo tipo que ha devastado todo el Oriente, que está en contra de la tecnología, que está en contra de la limpieza exterior; son del tipo introvertido. No puedes encontrar gente más sucia que los hippies: ni se bañan ni se mudan de ropa. Dicen que esas son cosas externas); ellos están en el viaje interior. Están interesados en la meditación, pero no en la higiene; no. La misma tontería, el mismo extremismo, el mismo opuesto. Es atractivo, porque cuando has vivido en un extremo la mente dice: «Ahora vete al otro extremo porque este no te ha satisfecho. Este extremo ha fracasado, vete al extremo opuesto». Pero recuerda, es fácil ir de un extremo a otro, pero los extremos nunca satisfacen. Fíjate en Oriente: el extremo de lo interior no ha satisfecho, también ha sido un fracaso. No es una cuestión de interior o exterior, es una cuestión de equilibrio. El equilibrio es lo que tiene éxito, el desequilibrio es lo que fracasa. Lo externo y lo interno no son dos. ¿Dónde comienza lo interno y dónde lo externo? ¿Puedes hacer una demarcación, puedes hacer una línea divisoria? ¿Puedes decir: «Aquí acaba lo interno y comienza lo externo»? ¿Dónde? No están divididos. Esas divisiones pertenecen a la mente. El interior y el exterior son uno: el exterior es sólo la prolongación del interior, el interior es sólo la penetración del exterior. Son uno; dos manos, dos piernas, dos ojos de un solo ser. ¿Está lo externo fuera de Dios? No puede ser, porque nada puede estar fuera de Dios, nada puede estar fuera de él. El todo tiene que incluir lo externo y lo interno. Para el todo no existe tal cosa como el exterior y el interior. Esto es lo que Sosan dice. Sus palabras son:
No vivas en los enredos de las cosas externas ni en los sentimientos internos de vacío. Mantente sereno, sin hacer esfuerzos, en la unidad de las cosas, y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos. Algunas personas vienen a mí (y la mente es muy astuta) y me dicen: «Quisiéramos que nos iniciaras pero sólo interiormente, no exteriormente. No hace falta que cambiemos de ropas." ¿Por qué el cambio tiene que ser externo? ¡Es solamente algo internos!». No saben lo que están diciendo. ¿Dónde empieza lo interno? Cuando comes nunca dices: «Es algo interno». Cuando tienes sed y bebes agua, nunca dices: «Es algo interno». La sed es algo interno, así que ¿por qué tomar agua del exterior? Pero ¿dónde acaba el agua y dónde comienza la sed? Porque si bebes agua la sed desaparecerá, así que esto quiere decir que hay un encuentro; en algún punto el agua del exterior se encuentra con la sed del interior. De otra forma ¿cómo iba a desaparecer la sed? Tienes hambre y comes. La comida es algo exterior y el hambre es algo interior; ¿para qué tomar comida que pertenece al exterior para calmar el hambre que pertenece al interior? ¿Por qué ser tan tonto? Toma algo del interior. Pero en el interior no hay alimentos. El hambre es interior, la comida es exterior, pero la comida va a algún lugar y cambia de territorio. Se convierte en tu sangre, en tus huesos. Se convierte en la misma materia de la que está hecha tu mente, se convierte en tu pensamiento. La comida se transforma en pensamiento. Y si la comida se transforma en tu pensamiento, recuerda, también se transformará en tu no-pensamiento. La comida se convierte en tu mente, en tu meditación. Sin mente, ¿puedes meditar? Sin mente, ¿cómo te convertirás en no-mente? Sin pensar, ¿cómo vas a dejar el pensar? La mente es un alimento muy sutil, la no-mente es el más sutil de los alimentos; pero no hay división. Así que cuando quieres iniciarte hasta el color transciende el territorio. Comienza desde el exterior y poco a poco va penetrando hasta lo más profundo. Colorea tu mismo ser; hasta la ropa toca tu alma. Así es como tiene que ser, porque lo interno y lo externo no son dos, son uno. Un simple gesto; aparentemente externo, va al mismo ser, procede de allí. Recuerda, no te engañes y no dividas la existencia. La existencia es indivisible. Cuando amas a una persona te gustaría abrazar su cuerpo. No dices: «Te amo, pero te amo internamente». Aquí había una muchacha obesa, muy muy obesa. Ella me dijo: «Yo tengo sola mente un amigo y también me dice: "Solamente amo tu espíritu, no tu cuerpo"». Ella se sentía muy herida, porque cuando le dices a una persona: «Sólo amo tu alma, no tu cuerpo», ¿qué quiere decir? Cuando amas a una persona la amas en su totalidad, no puedes hacer divisiones. Este truco es muy ingenioso. Ese muchacho en realidad no ama a la chica, está engañándose. Lo que quiere decir es: «No te amo», pero no puede decir eso. Si no quieres iniciarte, ¡no te inicies! Pero no te engañes, no trates de hacerte el listo. No digas: «Esto es algo externo y yo quisiera algo interno». En la existencia, lo externo se encuentra con lo interno, lo interno se encuentra con lo externo; son dos alas de un solo ser. Ningún pájaro puede volar sólo con una ala, ningún ser puede crecer con un ala solamente; se necesitan las dos. Este mundo necesita de Dios tanto como Dios necesita de este mundo. Este mundo no puede existir sin Dios; ni tampoco Dios puede existir sin este mundo. Hay un rabino que me encanta; su nombre es Baal Shem, y es un místico judío, uno de los pocos iluminados judíos. Solía decir en todas sus oraciones: «Recuerda, tú me necesitas a mí tanto como yo te necesito a ti. ¿Dónde estarías tú sin Baal Shem? Yo te necesito a ti, tú también me necesitas a mí. ¿Qué sería de ti sin Baal Shem? ¿Quién te rezaría?». Recuérdalo. Él sabe algo y tiene razón. El interior necesita del exterior, porque el exterior no es otra cosa que la prolongación del interior. El exterior necesita del interior, porque el interior no es otra cosa que el centro de la periferia. ¿Puede existir un centro sin periferia? ¿Puede existir una periferia sin centro? Es imposible. ¿Cómo puede existir un centro sin circunferencia? Si existe un centro, si lo llamas centro, en ese mismo instante aparecerá una circunferencia. ¿Y cómo puede existir una circunferencia sin un centro? Puede que no sea visible pero está ahí, de otra forma la circunferencia no podría existir. Entonces, si te fijas correcta y profundamente, la circunferencia no es otra cosa que la extensión del centro, y el centro no es otra cosa que la semilla de la circunferencia; condensada, concentrada, en esencia. No vivas en los enredos de las cosas externas ni en los sentimientos internos de vacío. Mantente sereno, sin hacer esfuerzos, en la unidad de las cosas, y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos.
Cuando tratas de parar la actividad para alcanzar la pasividad, el propio esfuerzo te llena de actividad. Esta es la ley del efecto contrario. Cuando tratas de parar la actividad para alcanzar la pasividad, el propio esfuerzo te llena de actividad. Mientras estés en un extremo o en el otro, nunca conocerás la Unidad. Aquellos que no viven en el Camino único fracasan en ambas: actividad y pasividad, afirmación y negación.
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