viernes, 11 de marzo de 2016

EL LIBRO DE LA NADA OSHO



Capitulo VIII
VIVIR EN LA FE VERDADERA
Considera inmóvil el movimiento y en movimiento lo inmóvil, y ambos, estado de movimiento y estado de reposo, desaparecen.
ESTA ES UNA DE LAS COSAS MÁS BÁSICAS.
Intenta entender lo más profundamente posible.
La mente sólo puede ver un polo, mientras que la realidad es bipolar: los dos polos opuestos juntos. La mente puede ver un extremo; en ese extremo se esconde el otro, pero la mente no puede penetrar en él. Y a no ser que veas ambos opuestos juntos, nunca te será posible ver lo que es; lo que sea que veas será falso porque será la mitad. Recuerda, la verdad sólo puede ser el todo.
Si es a medias es más peligrosa que las mentiras, porque una verdad a medias lleva consigo la sensación de ser verdad pero no lo es.
Eso te engaña. Conocer la verdad es conocer la totalidad en todas las cosas. Por ejemplo, ves movimiento, algo se mueve. Pero ¿puede existir el movimiento sin que haya algo oculto en su interior que no se mueva? El movimiento es imposible sin algo inmóvil dentro de él. Una rueda se mueve, pero el centro de la rueda permanece inmóvil; se mueve sobre ese centro inmóvil.
Si sólo ves la rueda sólo has visto la mitad, y la mitad es muy peligrosa. Y si en tu mente haces de la mitad el todo, entonces habrás caído en el mundo ilusorio de los conceptos.
Amas a una persona; nunca ves el odio que se esconde dentro de tu amor. Esta ahí; te guste o no, esa no es la cuestión.
Siempre que amas, el odio está presente (el polo opuesto), por que el amor no puede existir sin el odio. No depende de tu gusto. Es así. El amor no puede existir sin el odio; tú amas a una persona y odias a esa misma persona. Pero la mente puede ver sólo una cosa. Cuando la mente ve el amor, deja de ver el odio; cuando aparece el odio, cuando la mente se aferra al odio, deja de ver el amor.
Y si quieres ir más allá de la mente, tienes que verlos a ambos juntos; ambos extremos, ambos opuestos. Es exactamente igual que el péndulo de un reloj. El péndulo se mueve a la derecha; lo único que se ve es que el péndulo se mueve hacia la derecha, pero hay algo más, algo invisible. Mientras que el péndulo va hacia la derecha está ganando impulso para ir hacia la izquierda.
Eso no es visible, pero enseguida lo verás. Una vez que ha llegado al extremo, el péndulo empieza a moverse hacia el polo opuesto: va hacia la izquierda. Llega tan a la izquierda como antes lo hizo hacia la derecha.
Mientras va hacia la izquierda puedes volver a engañarte.
Verás que va hacia la izquierda, pero a su vez, muy dentro de él, está reuniendo energía para ir hacia la derecha.
Mientras amas estás almacenando energía para odiar; mientras odias estás almacenando energía para amar. Mientras estás vivo estás almacenando energía para morir, y cuando estés muerto estarás almacenando energía para renacer.
Si sólo ves la vida te estarás equivocando. ¡Ve la muerte oculta en la vida por todas partes! Y si puedes ver que la muerte está escondida en la vida, también podrás ver su reverso: que en la muerte se esconde la vida. Entonces ambas polaridades desaparecerán. Cuando las ves en su unidad, simultáneamente, tu mente desaparece. ¿Por qué? Porque la mente sólo puede ser parcial, no puede ser nunca total. ¿Qué harías si vieras el odio escondido en el amor? ¿Qué elegirías si vieras el amor escondido en el odio?
Sería imposible elegir, porque si eliges el amor te darás cuenta de que también estás eligiendo el odio. ¿Y cómo un amante podría elegir el odio? Puedes elegir porque el odio no es evidente para ti. Eliges el amor y luego crees que el odio sucede por accidente.
Pero en el momento en que has elegido el amor, has elegido el odio. En el momento en que te aferras a la vida, te estás aferrando a la muerte. Nadie quiere morir; por tanto, no te aferres a la vida, porque la vida te está conduciendo hacia la muerte. La vida existe en polaridades y la mente existe en una parte de la polaridad; es por eso que la mente es falsa. Y la mente trata de hacer que esa parte sea el todo. La mente dice: «Yo amo a este hombre o a esta mujer, y simplemente amo. ¿Cómo voy a odiar a esta mujer? Cuando yo amo, amo; el odio es imposible».
La mente parece lógica, pero está equivocada. Si amas, el odio es posible; el odio sólo es posible si amas. No se puede odiar a una persona sin amarla; no se puede hacer de alguien un enemigo sin haberse hecho antes su amigo. Van juntos, son dos aspectos de la misma moneda. Tú miras una cara, la otra está oculta detrás (pero esta ahí, siempre esperando).
Cuanto más te mueves hacia la izquierda, más te estás preparando para moverte hacia la derecha. ¿Qué ocurriría si la mente pudiera ver a ambas juntas? La mente no sería posible porque entonces todo se volvería absurdo, ilógico. La mente sólo puede vivir en un marco lógico, sencillo, negando lo opuesto. Tú dices: «Este es mi amigo y este es mi enemigo». Nunca puedes decir: "Este es mi amigo y mi enemigo". Si lo haces, las cosas se vuelven ilógicas.
Si permites que entren en concurso cosas ilógicas, estas harán añicos la mente; la mente desaparece. Cuando miras lo absurdo de la vida, la forma en que la vida se mueve entre contradicciones, la forma en que la vida vive a través de opuestos, tienes que abandonar la mente.
La mente necesita demarcaciones claras, cosa que la vida no tiene. No puedes encontrar nada más absurdo que la vida, que la existencia. Hasta la misma palabra es absurda si miras a ambas polaridades juntas. Si te reúnes, tan sólo te reúnes para separarte. Si te gusta una persona, te gusta tan sólo para que te disguste.
Si eres feliz, tan sólo eres feliz para plantar la semilla de la infelicidad. ¿Puedes concebir una situación más absurda? Al querer la felicidad, ya estás queriendo la infelicidad; ahora estarás en una continua angustia. ¿Qué hacer? A la mente no le queda nada que hacer. La mente simplemente desaparece.
Y cuando la mente desaparece, la vida no parece absurda, la vida se convierte en un misterio. Esto tiene que entenderse, la vida parece absurda por la excesiva lógica de la mente; la vida parece agreste porque has vivido demasiado tiempo en un jardín hecho por el hombre. Vas al bosque y te parece agreste pero parece agreste por la comparación. Una vez que entiendes que la vida es así, la vida es de tal manera que siempre envuelve al opuesto...
Ama a una persona, y vendrá el odio. Haz un amigo, y nacerá un enemigo. Sé feliz, y de alguna manera, por la puerta de atrás, estará entrando la desgracia. Disfruta el momento, e inmediatamente llorarás. Ríe, y justo tras la risa están las lágrimas, esperando brotar. ¿Qué hacer entonces? No queda nada por hacer, así es como son las cosas.
Sosan dice: Considera inmóvil el movimiento... Eso es lo que está diciendo. Está diciendo que cuando veas algo que se está moviendo, recuerda, hay algo dentro de ello que es inmóvil.
Y todos los movimientos conducirán a lo inmóvil. ¿Dónde vas a ir? Corres, caminas, te mueves. ¿Adónde vas?; sencillamente a algún lugar a reposar, sencillamente a sentarte en algún sitio.
Estás corriendo, sencillamente, para descansar en alguna parte.
Así que correr lleva a descansar, el movimiento lleva al estado de inmovilidad.
Y esa inmovilidad ya está ahí. Cuando estés corriendo, fíjate: algo dentro de ti no está corriendo, no puede correr. Tu consciencia permanece inmóvil. Puedes moverte por el mundo entero pero algo dentro de ti nunca se mueve, no puede moverse; todo movimiento depende de ese centro inamovible. Te involucras en toda clase de situaciones, de emociones, pero algo en ti permanece sin comprometerse, sin involucrarse. Y toda esa vida de compromisos tan sólo es posible por ese elemento que no se involucra.
Amas a una persona, la amas tanto como puedes, pero en el fondo algo permanece distante, desligado. Tiene que ser así, si no estarías perdido. Hasta en el compromiso algo permanece desligado.
Y cuanto mayor sea el compromiso, mayor será el sentimiento de ese punto desligado en tu interior, porque nada puede existir sin su opuesto. Las cosas existen por la vía de los opuestos.
Considera inmóvil el movimiento y en movimiento lo inmóvil...
Y CUANDO VEAS algo estacionario, no te dejes engañar: es estacionario pero ya se está moviendo. Ahora los científicos dicen que todo está en movimiento, hasta esta inerte pared, la roca.
Se mueven muy rápidamente, sus átomos se mueven tan deprisa que el movimiento no se puede ver.
Es por eso que parecen estáticos. El movimiento es muy rápido, exactamente la misma velocidad a la que se mueven los rayos de luz. Un rayo de luz se mueve a trescientos mil kilómetros por segundo. Ese es el movimiento de un átomo. Se mueve en círculo. Va tan endemoniadamente rápido que parece estático.
Nada es estático y nada está en movimiento absoluto.
Todo es ambas cosas (en parte está en movimiento y en parte está estático), y lo estático es la base de todo movimiento. Cuando veas algo estático no te dejes engañar; busca en su interior y verás que, en alguna parte, el movimiento ya está ocurriendo. Si ves algo que se mueve, busca lo estacionario en ello. Lo encontrarás siempre, con absoluta certeza, porque un extremo no puede existir solo.
Si yo te doy un bastón y te digo que este bastón sólo tiene un extremo, que no hay ningún otro extremo, tú dirás que es imposible. Si tiene un extremo entonces el otro tiene que estar ahí; puede que esté oculto, pero es imposible que un bastón tenga sólo un extremo. El otro tiene que estar ahí; si hay un comienzo tiene que haber un final. Eso es lo que Buda decía constantemente: «Si has nacido, la muerte tiene que estar ahí. Todo lo que ha nacido tiene que morir». Porque si el comienzo es un extremo, entonces ¿dónde está el otro extremo del bastón? Tíene que estar ahí.
Todo lo que ha nacido tiene que morir, todo lo que ha sido hecho tiene que ser deshecho, todo lo que se ha juntado tiene que separarse, toda reunión es una separación, toda llegada es una salida. Mira a ambos simultáneamente, e inmediatamente la mente desaparecerá.
Puede que te sientas un poco mareado, porque la mente ha vivido con demarcaciones lógicas, con claridad lógica.
Cuando desaparecen todas las distinciones, cuando hasta el opuesto está oculto en todas las cosas, la mente se marea.
Admite ese mareo, deja que ocurra. Pronto desaparecerá el mareo y te afianzarás en una nueva sabiduría, en un nuevo saber, en una nueva visión de la realidad. Esa nueva visión de la realidad es la totalidad, y en esa totalidad tú estás vacío. No hay opiniones acerca de esto; ahora sabes que todas las opiniones serán falsas.
Alguien le preguntó a Mahavira: «¿Dios existe?». Y Mahavira contestó: «Sí, no. Ambos, sí y no». El hombre estaba perplejo. Dijo: «No te sigo. O dices sí o dices no, pero no las dos cosas juntas». Mahavira dijo: «Estas son sólo tres posturas. Si quieres escuchar la respuesta completa, tengo siete posturas acerca de todas las cosas». Y Mahavira las tiene.
Primero dice sí (una postura); no es la verdad, es un aspecto. Luego dice no; no es la verdad, es otro aspecto. Luego dice sí y no, ambos; tercer aspecto. Luego dice sí y no, ambos no; cuarto aspecto. Luego dice sí más sí y no, ambos; quinto aspecto. No más sí y no, ambos; sexto aspecto. No más sí y más ambos no; séptimo aspecto.
Dice que hay siete aspectos y entonces la cosa es total. Y está en lo cierto pero la mente se marea, aunque este es tu problema, no el suyo. Y tiene razón, porque dice que siempre que dices sí, es la mitad. En cierto sentido una cosa es, pero en cierto sentido ya está en camino de ser no-existencial.
Tú preguntas: «¿Este niño está vivo o muerto?». Sí, está vivo.
Pero Mahavira dice que ya está en camino hacia la muerte.
Él morirá, la muerte es segura, así que implícalo en la frase, de otra forma la frase sólo será la mitad e incierta. Por eso Mahavira dice: «Sí, en cierto sentido este niño está vivo; y en cierto sentido no, porque este niño va a morir»; no sólo va a morir, de hecho, por estar vivo, ya está muerto. La muerte está ahí oculta, es parte de él.
Y es por eso que dice que es mejor decir la tercera: él está de ambas maneras. ¿Pero cómo puede un niño estar de ambas formas, vivo y muerto?; porque la muerte niega la vida y la vida niega la muerte. Es por eso por lo que Mahavira dice que dejes que haya también una cuarta postura: él no está de ambas maneras. Así es como va la cosa, y para cuando haya terminado con su frase de siete pliegues, estarás más perplejo que antes de haberle preguntado.
Pero ese es tu problema. Él dice que abandones la mente, porque la mente no puede ver la totalidad, sólo puede ver aspectos de ella.
¿Te has fijado alguna vez? Si yo te doy una piedrecita, ¿puedes ver la piedrecita en su totalidad? Siempre que miras, sólo ves una cara; la otra está oculta. Si miras a la otra, entonces la primera, de nuevo, estará oculta. Ni siquiera puedes ver en su totalidad una piedrecita que puedes poner en la palma de tu mano. La mente no puede ver nada completo. Yo te estoy mirando pero tu espalda está oculta.
Tú me estás mirando a mí y ves mi cara, pero no mi espalda.
Y nunca me has visto en mi totalidad, porque cuando veas mi espalda no verás mi cara. La mente no tiene ninguna posibilidad de ver nada en su totalidad. Sólo puede ver la mitad; la otra mitad se supone. Es una suposición, se da por hecho que debe de estar ahí, porque ¿cómo va a haber una cara si no hay una espalda? Así que suponemos que la espalda debe de estar ahí, tiene que estar ahí. Pero si puedes ver ambas cosas juntas, seguro que el mareo aparecerá. Si puedes soportarlo y pasar a través de él, luego llega la claridad; entonces todas las nubes desaparecen.
En las danzas derviches se trata de provocar el mareo a la mente. Hay muchas maneras. Mahavira usa una técnica muy lógica: la lógica de siete pliegues.
Es exactamente igual que las danzas derviches: te ocasionan un mareo. Para aquellos que son muy intelectuales, el método de Mahavira es maravilloso. Te ocasiona un mareo y todo se pone patas arriba; y realmente no puedes decir nada: tienes que quedarte en silencio.
Cualquier cosa que digas parecerá absurda, e inmediatamente tendrás que negarla. Y cuando lo hayas dicho todo, no habrás dicho nada, porque cada frase contradice la anterior. Esta lógica de siete pliegues es para la mente como una danza derviche: te produce mareo. La danza derviche es un método físico para marear a la mente, mientras que este es un método mental para provocar lo mismo. Si danzas frenéticamente, si te mueves con rapidez, si giras muy deprisa, de repente sientes mareo, náuseas, como si la mente estuviera desapareciendo. Si continúas haciéndolo, el mareo seguirá apareciendo durante unos días; luego se calmará.
En el momento en que el mareo haya desaparecido te darás cuenta de que la mente ha desaparecido, porque ya no hay nadie que se maree. Entonces llega una claridad. Entonces miras a las cosas sin la mente. Sin la mente se revela el todo; y con el todo viene la transformación. Cuando tales dualidades dejan de existir, la propia Unidad no puede existir.
Y RECUERDA, usar la palabra «unidad» es también parte de la dualidad. Si no hay dualidad, ¿cómo va a haber unidad? Es por eso que los hindúes nunca usan la palabra «unidad». Si le preguntas a Shankara: «¿Cuál es la naturaleza de la existencia?», él dice: «no-dual, advaita, no dos». Nunca dirá «uno», porque ¿cómo puedes decir «uno»? El uno necesita del dos para tener sentido. Si no hay posibilidad de lo segundo, del dos, entonces, ¿cuál es la utilidad de decir que es uno? Shankara dice: «Como mucho, puedo decir no-dos, pero no puedo decir positivamente uno.
Puedo decir lo que la realidad no es: no es dos. No puedo decir lo que es, porque el sentido, las palabras..., todo se vuelve inútil». Cuando tales dualidades dejan de existir... Cuando no puedes ver el amor separado del odio, ¿qué significado le darás al amor?
Sosan no puede escribir diccionarios. Si alguien me pidiera que escriba un diccionario, yo no lo podría hacer. Es imposible, porque ¿qué significado le daría a amar? Los diccionarios sólo son posibles si el amor y el odio son diferentes, no sólo diferentes sino opuestos. Así que puedes escribir: el amor no es el odio. Cuando tengas que definir el odio, puedes decir: no amor. ¿Pero qué haría Sosan? Si le preguntas: «¿Qué es el amor?», ¿cómo podría definir el amor? (porque el amor también es odio). ¿Cómo definiría la vida? (porque la vida también es muerte). ¿Cómo definiría a un niño? (porque un niño también es un viejo). ¿Cómo definiría la belleza? (porque la belleza también es fealdad). Las fronteras desaparecen y entonces no puedes definir ninguna cosa porque las definiciones necesitan fronteras, dependen de los opuestos; todas las definiciones dependen de los opuestos. Si definimos al hombre, podemos decir: «No es una mujer», y ya está definido. Pero te fijas en Sosan y le entiendes, todo hombre es una mujer, toda mujer es un hombre.
Así es como son las cosas. Ahora también los psicólogos han descubierto el hecho de que el hombre y la mujer son bisexuales. Cada hombre tiene una mujer oculta en su interior y cada mujer tiene un hombre oculto en su interior; están ahí. Ninguna mujer es solamente una mujer, no puede ser. En esta existencia no puede existir nada sin su opuesto. Ningún hombre puede ser sin una mujer, la mujer está ahí. Tú has nacido de dos personas: una era hombre y la otra mujer. Llevas a ambos en tu interior, mitad y mitad. Tiene que ser así, no hay otra forma de nacer.
No has nacido sólo de una mujer: de ser así, hubieras sido sólo mujer. No has nacido sólo de tu padre porque, de ser así, hubieras sido sólo hombre. Has nacido de una dualidad, hombre y mujer. Ambos contribuyeron, tú eres ambos. Eso crea problemas, porque cuando la mente piensa en una mujer, siempre piensa en términos de lo femenino. Pero tú no las conoces. Si una mujer se vuelve feroz, es más feroz que cualquier hombre; si está enfadada, ningún hombre puede competir con ella; si odia, ningún hombre puede odiar como ella. ¿Por qué? Porque su mujer, en la superficie, está cansada y su hombre está siempre descansando y más lleno de energía. Así que cuando ella está enfadada, está más enfadada porque su hombre empieza a funcionar y este hombre está descansado. Y cuando un hombre se entrega o se vuelve muy amoroso es más femenino que cualquier mujer, porque entonces surge la mujer que está siempre descansando oculta, siempre fresca y joven. Fíjate en las deidades hindúes. Son muy adecuadas, han entendido muy bien la dualidad. Debes de haber visto imágenes de Kali, la Madre. Ella es una mujer muy feroz: lleva calaveras alrededor de su cuello, está llena de sangre, sujeta una cabeza recién cortada con una de sus muchas manos, las cuales empuñan una variada gama de armas para matar. Es la esposa de Shiva; Shiva está tumbado y ella está de pie sobre su pecho. Cuando por primera vez los occidentales empezaron a pensar acerca de este símbolo, se quedaron perplejos «¿Por qué? ¿Por qué le llaman a esta mujer "madre"? ¡Tiene la apariencia de la muerte!» Pero los hindúes dicen que la madre también conlleva muerte, por que ella te da la vida, entonces ¿quién te dará la muerte, lo opuesto? La madre te da la vida, así que también ella debería darte la muerte.
Tiene que ser así. Kali, la Madre, es ambas cosas: peligrosa y destructiva, y creadora. Ella es la madre, la fuerza creadora, y también es la muerte, la fuerza destructiva.
Ella ama a Shiva pero está de pie sobre su pecho como dispuesta para matar. Pero esa es la naturaleza de la vida. El amor mata, el nacimiento se vuelve muerte, la belleza desaparece y la fealdad llega. Todo se marchita en lo opuesto, se funde en lo opuesto. Toda lógica parece inútil y la mente se marea. Cuando tales dualidades dejan de existir...
Y cuando ves a través de todas ellas, simplemente dejan de existir; porque el amor es odio. La palabra correcta sería «amorodio»; no dos palabras sino una. Lo correcto sería «vidamuerte»; no dos palabras sino una. La palabra correcta sería «hombremujer» o «mujerhombre»; no dos palabras sino una, juntas. Pero entonces también la unidad desaparece, deja de existir. Entonces ¿qué sentido tiene decir que la vida es una? El dos desaparece; como consecuencia el uno también desaparece. Es por eso que Sosan y todos los seguidores de Buda insisten en que cuando llegas a realizar la verdad, no es ni uno ni dos: es vacío. Ahora puedes entender por qué dicen shunyata, vacío. Todo desaparece, porque cuando el dos desaparece, también el uno desaparece; entonces ¿qué queda? No queda nada o sólo queda nada. Esta nada es la cima suprema de la iluminación, cuando lo ves todo vacío, cuando todo se vuelve vacío. Ninguna ley o descripción es aplicable a esta finalidad suprema. Para la mente unificada, en armonía con el Camino, cesan todos los esfuerzos centrados hacia uno mismo.

EL LIBRO DE LA NADA OSHO



Capitulo VII (Quinto Escrito)
TODOS LOS SUEÑOS DEBEN CESAR.
ESTOS DOS OJOS tienen que dormir porque son parte del cuerpo, y el cuerpo no tiene una energía eterna.
El cuerpo es un compuesto, no es una fuerza elemental.
En él se combinan muchas cosas. Es un mecanismo, un mecanismo biológico. Tiene que ser constantemente alimentado con energía: comida, agua, aire. Se crea la energía, se crea el combustible, y el cuerpo funciona; el cuerpo es un mecanismo. Tus ojos se cansarán porque todas las máquinas se cansan. Te sorprenderá saber que en los últimos años se ha hecho un gran descubrimiento:
se ha descubierto que las máquinas también tienen que descansar. ¡Las máquinas! Nunca te lo hubieras imaginado. Pero si conduces un automóvil durante veinte o treinta horas, el automóvil necesitará descansar. Te sorprenderá. ¿Por qué? Un coche no es una mente, un coche no es consciencia. ¿Por qué iba a necesitar descansar? Si todo funciona bien puedes continuar y continuar, sólo tienes que ir echándole combustible. Te equivocas. Ahora se han descubierto métodos para saber cuándo está cansado el automóvil. Y el automóvil está cansado porque todos los mecanismos están destinados a cansarse.
Si dejas que el automóvil descanse en el garaje durante unas horas, hay métodos que indicarán cuándo está listo para volver a moverse. Todos los mecanismos necesitan descansar.
No solamente tu cuerpo, todos los mecanismos necesitan descansar, luego vuelven a revivir.
La consciencia es lo único que no necesita descansar, porque no es un mecanismo. No necesita combustible. Es energía perpetua, es energía eterna, es energía sin causa. Siempre está ahí.
Por eso Sosan usa la palabra en singular: Si el ojo nunca duerme... Si no, habría dicho: «si los ojos». Está hablando del tercer ojo. Hasta cuando tu cuerpo duerme -¿te has fijado? (fíjate un poco, te darás cuenta)-, algo en ti se mantiene despierto. Aun cuando estés profundamente dormido, algo (puede que no tengas claro que es, pero un punto en algún lugar de ti) sigue siendo un testigo.
Por eso a la mañana siguiente puedes decir: «Esta noche he dormido estupendamente». Si realmente hubieras estado dormido, ¿quién lo habría notado? ¿Cómo ibas a saberlo, si estaba: profundamente dormido? ¿Quién lo ha estado observando para poder decir a la mañana siguiente que ha sido una noche profunda, maravillosa y sin sueños? Otros días dices que has pasado una mala noche: «He tenido tantos sueños que no he podido dormir». ¿Quién lo sabe? Alguien observa constantemente.

Es el tercer ojo que siempre está abierto; ni siquiera pestañea, nunca pestañea. No tiene párpados, nunca se cierra. Este tercer ojo es simplemente una cosa simbólica. El tercer ojo indica que en ti hay una visión eterna, una vigilancia eterna, un testigo eterno que nunca duerme. Y como nunca duerme, nunca sueña, porque soñar es parte del dormir. Este tercer ojo puede ver la verdad, porque no duerme y no sueña. Tienes que buscar dentro de ti ese lugar que nunca duerme. De eso se trata toda la búsqueda, todo el esfuerzo del buscador. La verdad no es algo que esté en el exterior.
La cuestión radica en encontrar o en cómo buscar dentro de ti ese lugar que nunca duerme, que nunca esta inconsciente, que siempre está despierto, alerta, consciente. Eso es el rayo de Dios en tu interior. Y una vez que encuentras el rayo de la constante observación, siguiéndolo puedes viajar hasta su mismo origen.
Y ese origen es Dios. Si puedes atrapar un rayo puedes llegar hasta el Sol, hasta su mismo origen. Sólo tienes que viajar esa distancia; eso se convierte en tu sendero, tu camino. Encontrando un testigo interno, has encontrado el camino. Entonces cada vez más y más y más y más, conviértete en esa consciencia.
Deja que toda tu energía entre en esa consciencia. Y cuanto más consciente te vas haciendo, menos sueñas..., menos..., menos...
Y llega un momento en el que, de repente, tú eres solamente el testigo, y la mente ha desaparecido. Toda la energía de la mente se ha disuelto en el tercer ojo. Los dos ojos han desaparecido, ahora eres sólo un testigo. Ese ser que atestigua es el lugar desde donde el mundo desaparece y lo Divino se revela.
Si el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminaciones, las diez mil cosas son como son: de la misma esencia. Y cuando tú eres uno... Recuerda, en este momento tú tienes dos ojos; hasta tu visión es dual.
Jesús dice a sus discípulos: «Cuando sólo tengas un ojo todo se pondrá en su sitio». En el cuerpo todo es dual: dos ojos, dos oídos, dos manos, dos piernas, dos riñones; todo es dual porque el cuerpo es una dualidad. Sólo hay una cosa en ti que no es dual, que es el ojo que atestigua. Este no es parte del cuerpo, porque en el cuerpo siempre hay dos. Todo es dual, dividido. El cuerpo existe como una polaridad entre dos. Hasta tus mentes son dos: el cerebro izquierdo y el cerebro derecho, y están divididos. Si se rompe el puente que los une, y es algo que ocurre a veces, surge la personalidad dividida.
Si por ejemplo, alguien se cae del tren y se rompe el puente que une la parte izquierda y la derecha del cerebro, entonces esa persona se convertirá en dos, entonces dejará de ser una. Unas veces será A, otras B y a veces ambas a la vez. Y no podrás entender lo que hace, lo que está ocurriendo. Estará dividido.
Las personas diestras desarrollan su cerebro izquierdo; las personas zurdas desarrollan su cerebro derecho. Así que si se obliga a una persona zurda a hacer las cosas con la mano derecha se le estarán creando dificultades innecesariamente, porque su cerebro izquierdo no está desarrollado en absoluto. Así que él escribirá... Inténtalo. Algunos de vosotros tenéis que ser zurdos por que el diez por ciento de las personas son zurdas, lo sepan o no. Debido a la dominación de los diestros en el mundo, debido a que son el noventa por ciento, constantemente se está obligando a muchos niños a escribir con la mano derecha. Sufren innecesariamente; toda su vida serán unos imbéciles sólo por haberles obligado.
No pueden competir con los diestros. Su cerebro izquierdo no funciona bien, así que si es el que usan tendrán dificultades.
Si eres una persona diestra, intenta escribir con la mano izquierda. Escribirás como un niño pequeño. ¿Por qué? Porque esta parte es como un niño pequeño, no está desarrollada. Hasta el cerebro está dividido, todo en el cuerpo está dividido. Lo único que es uno es el tercer ojo; el testigo. Él es uno. Si quieres ser uno en tu interior, busca el punto de la consciencia que observa. Al caminar, observa. Al comer, observa. Al irte a dormir, duérmete observando lo que ocurre. Tarde o temprano, un día, de repente, te darás cuenta de que el cuerpo se ha dormido pero tú todavía estás observando.
El cuerpo se está durmiendo, poco a poco, casi cayendo en una muerte, pero tú todavía estás observando. Entonces verás cómo los sueños de la mente se caen por sí solos, desaparecen.
Estás todavía observando; y de repente estás iluminado; has llegado al testigo. Al atestiguar, los sueños desaparecen; y con los sueños, todas las ilusiones, el maya. Y entonces ves que todo forma parte de la esencia única. Los árboles pueden ser diferentes en la forma, pero lo que no tiene forma en su interior es el uno. La roca es una con el árbol, el árbol es uno con la estrella, y la estrella es una contigo. Todo está unido. Ahora ves solamente formas, porque con la mente sólo se pueden ver formas. Con la no-mente puede verse lo que no tiene forma. Cuando ves lo que no tiene forma, el mundo entero es como un océano, y todas las formas son solamente olas.
Y en todas las olas ondea el océano; el uno. De momento, todo es múltiple. No es que las cosas sean múltiples, son así porque tú estás dividido en tu interior. Por eso parecen ser múltiples.
Es exactamente igual que cuando rompes un espejo: se parte en muchos fragmentos. En cada fragmento se refleja tu cara, y ves muchas caras. Tú estás ahí, eres uno, pero el espejo está roto; ves muchas caras.
He oído una vieja historia: Un rey construyó un palacio. Todo el palacio estaba construido con pequeños espejos, millones de espejos. Entrabas en el palacio y te veías a ti mismo reflejado en un millón de formas, millones de rostros a tu alrededor. Tú eres uno, pero los espejos son muchos.
Una vez ocurrió que un perro entró en el palacio y se encontró en un gran problema, porque miraba y se asustaba. Comenzó a ladrar y todos los millones de perros a su alrededor comenzaron a ladrar. El perro pensó: «No tengo escapatoria. No se trata de un solo enemigo: ¡hay millones de perros y todos ellos peligrosos!». Tratando de defenderse saltó sobre ellos. Se estrelló contra la pared y se mató. Esto es lo que te ha ocurrido a ti, esto es lo que le está ocurriendo a todo el mundo. La verdad es una, pero la mente tiene muchos fragmentos. Todo queda dividido y entonces te asustas (hay enemigos por todas partes. Entonces ladras, empiezas a luchar, te pones agresivo, intentas defenderte) innecesariamente, porque nadie te está atacando. Te vuelves paranoico.
Estrellas tu ser contra tu propia ilusión y te matas.
Vives en sufrimiento, mueres en sufrimiento. Hazte uno en tu interior y de repente todo se vuelve uno en lo exterior.
El Universo es como tú eres; si tú estás dividido, el Universo está dividido; si tu no estás dividido, el Universo no está dividido. ...
Las diez mil cosas son como son: de la misma esencia. Entender el misterio de la única esencia es liberarse de todos los enredos. Cuando todas las cosas se ven por igual, se alcanza la esencia intemporal del Ser. Ninguna comparación o analogía es posible en este estado sin causas ni relaciones.
POR ESO no se puede decir nada acerca de esta suprema iluminación; porque es una, y las palabras son para la dualidad. Puedes decir algo, pero lo que sea que digas no será correcto porque estará en un nivel diferente, en una dimensión diferente.
Se acercaban las Navidades y un magnate, un hombre muy rico, preguntó a su hijo: «¿Qué te gustaría que te regalase por Navidad, qué quieres?». El niño contestó: «Un hermanito». El magnate dijo: «Pero no tengo suficiente tiempo para eso. Sólo quedan dos semanas». A lo que el niño contestó: «¿Y qué? Pues pon más hombres a trabajar en ello».
Él siempre había oído que si había que terminar un trabajo, había que poner más hombres a trabajar. «Así que, ¿qué problema hay? ¿No puedes poner más gente a trabajar?» Y es muy difícil decirle a un niño que lo que está diciendo no tiene sentido; él está siendo absolutamente lógico. Esa es la situación. Tú conoces el mundo de lo múltiple. El niño conoce el mundo de los trabajos en torno a la casa, pues está ocurriendo todos los días. Y un padre rico siempre está poniendo muchos hombres a la tarea y acabándolo todo deprisa. Él conoce este lenguaje pero no conoce el misterio de cómo nacen los niños. «¡Pon más hombres a trabajar en ello!»
Está siendo lógico y es difícil hacerle entender a no ser que crezca, que crezca en comprensión. Tú conoces el lenguaje de la dualidad, el lenguaje de este mundo. Es imposible decirte nada acerca de la única esencia. Lo que sea que se diga será mal entendido, será mal interpretado; a no ser que crezcas. Ese es el problema.
Muchas veces se acercan personas a preguntarme. Sus preguntas son relevantes, pero no las puedo contestar porque la respuesta sólo puede ser posible cuando ellos crezcan. Pero ellos piensan: «Preguntas y tiene que haber una respuesta, automáticamente». Piensan: «Con preguntar, con formular la pregunta es suficiente; ¡ahora dame la respuesta». Pero hay respuestas que sólo te pueden ser dadas cuando crezcas.
El problema es el siguiente: cuando creces no hay necesidad de contestarlas, simplemente las entiendes.
¿Habrá alguna necesidad de explicarle al niño cuando crezca que lo que dijo era una tontería? Se reirá y dirá: «Sí, entiendo.
No es cuestión de poner más hombres a trabajar. No se trata de un trabajo». Cuando creces, entiendes; pero preguntáis cuando sois como niños. Y creéis que vuestra pregunta es correcta y que hay que darle una respuesta. No se te puede decir nada de la verdad, y todo lo que se dice es siempre aproximado. Y recuerda, no existe cosa tal como la verdad aproximada. O es verdad o no es verdad. Por eso lo que sea que se diga no tendrá sentido. Cuando sepas te reirás.
Pero no hay otra forma, no se puede hacer otra cosa. Así que todas las enseñanzas de Sosan, de Buda o de quien sea son sólo para atraerte hacia un crecimiento. Lo que dicen no es muy importante. Si te interesas y empiezas a crecer y a moverte en una dimensión acerca de la que no sabes nada, han dado en el clavo.
Entender el misterio de la única esencia es liberarse de todos los enredos. Cuando todas las cosas se ven por igual, se alcanza la esencia intemporal del Ser. Ninguna comparación o analogía es posible en este estado sin causas ni relaciones. No hay causa para lo supremo, porque ¿de dónde va a salir la causa? Lo supremo es el todo. Lo supremo no está relacionado, porque ¿con quién se va a relacionar? Está solo. ¿Qué hacer entonces? ¿Qué decir? Si algo está relacionado, se puede decir algo acerca de ello; si algo tiene causa, entonces se puede decir algo acerca de ello, porque participan al menos dos. El lenguaje es posible si hay dos. Si sólo hay uno, el lenguaje se vuelve absolutamente absurdo. ¿Qué hacer con este uno sin causa? Sólo se puede hacer una cosa: encontrar en el interior algo que no tenga causa. Encuentra algo en ti que sea uno y estarás en el camino correcto. No te preocupes por las filosofías, no entres en argumentaciones de un tipo u otro.
Hay millones de argumentos, y cada argumento se convierte en un enredo, cada filosofía se convierte en una nueva prisión.
No te preocupes por las filosofías, las doctrinas o las escrituras. Haz simplemente una cosa: encuentra en tu interior algo que no tenga causa, encuentra en tu interior algo que sea uno (y eso es lo mismo, porque el uno es lo único que puede existir sin causa).
Y una vez que encuentras en tu interior un pequeño vislumbre de lo que no tiene causa, del uno, has encontrado el sendero.
Ahora la meta no está muy lejos. Ahora no necesitas hacer nada. Ahora la meta te atrae como la gravedad; ahora eres atraído hacia ello como si fuera un imán. Ahora has entrado en el campo de acción del imán. Sólo tienes que hacer una cosa: entrar en ello. Entonces el centro te atraerá, entonces no se necesita ningún esfuerzo. El único esfuerzo es cómo ponerte en contacto con tu propia energía vital. Ese contacto se ha perdido, está roto.
Estás muy cerca, pero en estar muy cerca también hay una distancia. Un pequeño giro, una mirada atrás y las cosas empiezan a cambiar. Cuando ocurra te reirás: «¿Por qué era tan difícil?».
Pero si no ocurre es difícil. ¿Por qué la gente como Sosan sigue diciendo que puede ocurrir ahora mismo, de una vez, inmediatamente? Intenta encontrar en tu interior algo que no tenga causa. ¿Cómo puedes hacerlo? Inténtalo conmigo; encuentra algo que permanezca inmutable en tu interior.
Te levantas por la mañana, trabajas todo el día (millones de ocupaciones, reuniones, relaciones). Todo cambia, muchos estados de ánimo vienen y van; a veces te sientes enfadado y a veces feliz, a veces triste y a veces alegre, a veces positivo y a veces negativo. Todo cambia; como el tiempo, todo cambia.
Por el día estás despierto y por la noche te vas a dormir. Por el día piensas y por la noche sueñas. Todo continúa como un flujo. Encuentra algo en todo este flujo que permanezca igual...: eso es atestiguar. Por la noche observas los sueños: los sueños cambian, pero el testigo, el atestiguar, permanece igual. Por el día observas los estado de ánimo: la tristeza, la ira, la felicidad. Los estados de ánimo cambian, pero el atestiguar sigue igual.
Si estás sano, atestiguas la salud; si estás enfermo, atestiguas la enfermedad. Si eres rico, atestiguas la riqueza; si eres pobre, atestiguas la pobreza. (Una cosa permanece siempre igual, el atestiguar. Y todo lo demás tiene una causa. El atestiguar no tiene causa. Alguien dice algo, te elogia y te sientes feliz: existe una causa. Viene un amigo y te sientes feliz: existe una causa. El tiempo no es bueno y te sientes triste y deprimido: existe una causa.
El tiempo es soleado y te sientes bien, energético, activo: existe una causa. Si durante el día no has comido, por la noche sueñas que comes cosas deliciosas: existe una causa. Observa las cosas que te ocurren. ¿Tienen una causa? Si la tienen, no te preocupes mucho por ellas; pertenecen al mundo de las ilusiones. Estás en busca de lo que no tiene causa. Descubrirás que el atestiguar es lo único que no tiene causa; nadie lo causa.
Por eso los Budas dicen que un Maestro sólo puede mostrarte el camino. No puede causar ninguna transformación, porque todo consiste en buscar lo que no tiene causa, así que ¿cómo va a causarlo un Maestro? Nadie puede causarlo. Solamente puede mostrarte el camino; tú eres quien tiene que andarlo. Ningún Buda puede transformarte. Si un buda pudiera transformarte, esa transformación también sería parte del mundo ilusorio, porque de nuevo tú tendrías una causa. Si vienes a mí y te sientes feliz, ese sentimiento tiene una causa. Si te alejas de mí y te sientes infeliz, ese sentimiento tiene una causa.
Sólo observa: la felicidad, la infelicidad, la tristeza, la alegría..., vienen y van, son mendigos a tu alrededor. El atestiguar permanece como el mismísimo centro, sin causa, inmutable, uno.
Encuentra eso dentro de ti y todo se vuelve claro. Cuando estás claro en tu interior, todo es transparente. La verdad está por todas partes, solamente tienes que volverte uno. Considera inmóvil el movimiento y en movimiento lo inmóvil, y ambos, estado de movimiento y estado de reposo, desaparecen.
Cuando tales dualidades dejan de existir la propia Unidad no puede existir. Ninguna ley o descripción es aplicable a esta finalidad suprema. Para la mente unificada, en armonía con el Camino, cesan todos los esfuerzos enfocados hacia uno mismo. Las dudas y las vacilaciones se desvanecen, y vivir en la fe verdadera se vuelve posible. De un solo golpe somos liberados del cautiverio; nada se aferra a nosotros y nosotros no nos aferramos a nada. Todo está vacío, claro, autoiluminado, sin el empleo del poder de la mente. Aquí, el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación no tienen ningún valor.
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