sábado, 15 de octubre de 2016

Los Secretos Del Libro de La Naturaleza-Capitulo XI ( Primer Escrito)


LA NUEVA JERUSALÉN Y EL HOMBRE PERFECTO
CAPITULO XI
Las puertas de la nueva Jerusalén: la perla (1 Escrito)
Está escrito en el Apocalipsis: «y vi la Ciudad santa, la nueva Jesusalén que bajaba del Cielo,de la casa de Dios... Provista de una muralla de gran altura, con doce puertas, cerca de las cuales habían Angeles y nombres inscritos, el de las doce tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al mediodía tres puertas, al occidente, tres puertas... 
Y las doce puertas son doce perlas, y cada puerta está formada de una sola perla» Estas frases fueron escritas hace casi dos mil años y nunca se ha visto que ninguna ciudad descienda del cielo a la tierra... ni nunca se verá ¡De nada sirve mirar al cielo para ver si desciende! ¿Por qué razón una ciudad debería bajar a la tierra? Una ciudad para más de cuatro mil millones de habitantes, no es una ciudad pequeña. 
Y, ¿cómo hacerla bajar para que no aplaste a los pobres seres humanos? ¿Con qué cables? Sin duda trabajarían en esta empresa los mejores técnicos celestes. 
Ved que interpretar los textos sagrados en el sentido literal, resulta ridículo. En realidad la nueva Jerusalén es un símbolo. Es el símbolo del hombre nuevo que debe venir. Por lo tanto, no esperéis que la nueva Jerusalén baje del Cielo; trabajad más bien vosotros mismos para convertiros en esta nueva Jerusalén con sus doce puertas.Diréis: «¿Por qué doce puertas?» 
Porque esta Ciudad que es la imagen del universo, es igualmente la imagen del ser humano. 
Sí, puesto que el ser humano posee también doce puertas.¿Qué son nuestros ojos? Dos puertas. ¿Y las orejas? Dos puertas más. ¿Y las fosas nasales? Otras dos puertas por donde pasan las dos corrientes, Ida y Pingala. Ya suman seis. Con la boca tenemos siete. Dos más corresponden al pecho. Son distintas de las otras, pero son puertas, a pesar de que en el hombre tengan otra función. La décima puerta se encuentra a la altura del plexo solar: es el ombligo, al que está unido el cordón umbilical; por esta puerta la madre nutre a su hijo enviándole sangre, y también aquellos elementos que necesite para la vida. 
En cuanto a las dos últimas puertas, os dejo para que las encontraréis vosotros mismos. Son, pues, doce. ¿No es extraordinario ver cómo la Naturaleza ha trabajado en el cuerpo humano para abrir las doce puertas?
La función de una puerta es la de permitir el paso de un lugar a otro, y si no sirve para las personas, puede utilizarse para determinadas corrientes, fuerzas o entidades. 
El tema de las puertas del ser humano es esencial. 
En la mayoría de los seres estas puertas no funcionan, de momento, más que en el plano físico. Sin embargo, ahora hay que desarrollar en el plano espiritual las orejas, los ojos, la nariz, la boca... 
Cuando uno se vuelve clarividente, clariaudiente,cuando empieza a respirar los efluvios, a saborear el mundo divino, a volverse creador mediante la palabra, ello significa que ha empezado a abrir sus puertas. Y esta apertura de las puertas es sólo posible purificándose. 
Juan dice que cada una de estas puertas de la nueva Jerusalén está formada por una sola perla... esto también es simbólico, ya que, ¿dónde es posible encontrar ostras capaces de fabricar  perlas tan grandes? 
En la Ciencia esotérica, la perla significa pureza, y debido a sus emanaciones está relacionada con la luna, y es por ello que le ha sido consagrada. 
Hay mucho que decir sobre la perla; ¿Qué hace la ostra para fabricarla? ... Es de lo más interesante; la perla no existe en la naturaleza, sino que es el resultado de la voluntad de la ostra. Al principio no es más que un grano de arena que ha caído en su concha, y este grano de arena representa una dificultad para explorarlas y a encontrar las riquezas que esconden.
El hablar de una puerta implica siempre un paso, un acceso hacia otra cosa. No se hacen puertas sin motivo, sin nada delante ni nada detrás... excepto en el teatro. 
En principio una puerta permite entrar a otro lugar, a una ciudad, a un palacio, a un templo, en donde puede ocurrir que descubramos riquezas, tesoros ocultos o, por el contrario, espectáculos terroríficos. En numerosos cuentos se mencionan puertas que debían abrirse o, por el contrario, que debían permanecer cerradas para no ser asaltados por toda clase de monstruos que ponían en peligro la vida del héroe. 
Y es verdad, existen realmente puertas que no deben ser abiertas antes de tiempo.Cuando la humanidad conozca las cinco otras funciones de los órganos sexuales, podrá realizar creaciones fantánticas, pero actualmente me veo obligado a guardar silencio sobre este tema. 
Por otro lado, desde siempre, los Iniciados han velado estas verdades, e incluso si se preconiza el cubrir esta parte del cuerpo, no se debe a razones de pudor o de higiene, sino para demostrar que es preferible dejarlas en la oscuridad, porque encierran demasiado significado, un poder formidable.
Las puertas representan, pues, un símbolo extremadamente significativo. A menudo os habréis sorprendido por mi insistencia en la necesidad de saber abrir, y sobre todo saber cerrar las puertas de una casa. Sí, os extrañaba que insistiera en detalles materiales tan insignificantes.
Muchos accidentes ocurren por no saber cuándo hay que cerrar o abrir, e incluso qué es lo que hay que cerrar o abrir. 
Si sólo se tratara de puertas físicas no sería tan grave, pero existen otras puertas que no son físicas, y es de estas últimas de las que os quiero hablar. 
Detrás del mundo físico veo otro mundo, y cuando constato, por ejemplo, que algunos de vosotros dejan, inconscientemente, las puertas abiertas, sé con antelación que otras puertas están abiertas para todos los visitantes y espíritus indeseables, Y entonces éstos entran a su antojo. 
Por lo tanto, no saben guardar las riquezas espirituales que les han sido dadas: todo está abierto y entonces es fácil despojarlos. 
Muchos se me quejan de que al volver a sus casas, después de una estancia en Izgrev o en el Bonfin, pierden enseguida su entusiasmo, su ímpetu. Pero se debe, sencillamente, a que no saben guardar durante mucho tiempo la luz y el calor espiritual que han recibido aquí. 
Diréis: «Sí, pero,¿cómo conservarlos más tiempo?» Cerrando las puertas. Si su inspiración se ha perdido tan pronto, es porque han sido ignorantes y no han sabido cerrar las puertas; estaban abiertas y los ladrones entraron para desvalijaros.¡Cuántas cosas sobre las que no pensáis! Sin embargo, cuando hay ruido en una habitación,vais a cerrar la puerta; con lo cual el ruido disminuye. Sabemos pues lo que hay que hacer en el plano físico, pero en el plano astral lo dejáis todo abierto y después os preguntáis porqué os sentis turbados y enfermos. 
Es muy extenso el tema de las puertas. Vuestro corazón y vuestro intelecto son también puertas, pero no sabéis cómo abrirlas y para quién cerrarlas: dejáis pasar los mequetrefes y los golfos y dejáis fuera al Señor.
Toda la vida se basa en estos dos mecanismos, cierre y apertura. Es lo que nos enseñan las conchas, las ostras... Hay que saber observar y comprender. 
Las conchas que se abren y se cierran nos enseñan que la vida es una alternativa de apertura y cierre. Es, pues, esencial para el hombre el saber en qué momento debe abrirse y en qué momento cerrarse; de lo contrario no podrá conseguir jamás la pureza de la perla.
Sobre las puertas de la Nueva Jerusalén, san Juan dice además que en cada una de ellas había un ángel. 
Sí, todo ser humano, hombre o mujer, lo suficientemente puro como para convertirse en la nueva Jeresulén, tiene un ángel detrás de cada puerta. Cada ángel tiene la función particular de recibir todo lo que viene y transformarlo. 
Todo lo que oís, miráis, respiráis, coméis, etc., lo recibe y lo transforma un ángel. Por lo tanto, cuando una mujer realmente purificada concibe un hijo, hay un ángel que trabaja sobre el germen que ha recibido, y luego el niño que nace es un genio,una divinidad. Pero cuando la mujer es impura, detrás de la puerta hay un demonio, y entonces ella trae al mundo un bruto o un monstruo.¡Cuántas cosas hay que revelaros! 
Pero todo llegará, tened pacienca. 
Todavía no sabéis lo que es un hombre y una mujer: su estructura, las fuerzas que trabajan en ellos y cómo deben vivir  para ser verdaderos tabernáculos del Dios vivo, de las nuevas Jesusalén. Precisamente os estoy llevando en esta dirección desde hace años, para que cada cual se convierta en la nueva Jerusalén.
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Los Secretos Del Libro de La Naturaleza-Capitulo X


EL RÍO DE LA VIDA CAPITULO X
Todo el mundo ha contemplado un río, pero pocos son los que han reflexionado sobre la correspondencia que hay entre el río y nuestra existencia. 
La sola imagen de un río puede bastar  para encontrar la solución a todos nuestros problemas. 
Sí, pero para ello hay que ser capaz de observar todas las manifestaciones de la naturaleza uniéndolas, vivificándolas y considerándolas como un sistema organizado en el que todos los detalles tienen su significado.
El río es un símbolo de la vida. Nace en las montañas, y su manantial se halla siempre en las alturas. 
El río une la montaña con el mar, con un océano o con un lago, une lo que se encuentra más alto con lo que está abajo. 
Es el intermediario entre las montañas y los mares. 
Donde fluye un río, encontramos una cultura aposentada, porque los ríos hacen circular la vida. Allá donde el agua fluye, circula la vida. Si estudiáis la historia, constataréis que en todas partes donde han fluido grandes ríos, han florecido también grandes civilizaciones. 
Por el contrario, allá donde los ríos se secan, las civilizaciones desparecen.Si interpretamos esta imagen del río, veréis cuántas cosas podemos descubrir. El río tiene su fuente en la montaña y después desciende al llano. 
Cuando la fuente nace, su agua es todavía pura y cristalina, pero poco a poco, al descender, cruza varias regiones, y como los habitantes de estas regiones no son muy escrupulosos, tienen por costumbre tirar todos los desechos al río sin pensar en los habitantes de las regiones inferiores, estos se verán obligados a beber un agua contaminada. 
Por lo demás, éstos hacen lo mismo. 
Por ello, cuando el agua llega al llano, incluso podemos morir si la bebemos. ¿Qué representa un río? 
Es uno de los símbolos más profundos. 
Es el río cósmico mencionado en el Apocalipsis, el río de la vida que da de beber a todos los seres. 
Este río desciende hasta nosotros a través de todas las jerarquías angélicas los Serafines, los Querubines, los Tronos, las Dominaciones, los Potestades, las Virtudes, los Principados, los Arcángeles, los Angeles , y cada una de ellas le aporta sus cualidades y sus virtudes. 
El río atraviesa la región de las almas gloriosas, de los profetas, de los grandes Maestros, de los Iniciados, de todos aquellos que han alcanzado la sabiduría, la pureza, la santidad, nutriéndoles, dándoles de beber y vivificándoles. Pero cuando el río desciende hasta las regiones de los hombres vulgares, le ocurre lo mismo que al río que desciende de la montaña, al cual no cesan de tirar desechos. Desde la fuente hasta el mar, el río representa una jerarquía, y esta jerarquía podemos ser nosotros mismos, desde la cima, nuestro Yo divino, hasta los planos inferiores: los cuerpos mental, astral y físico. 
Los seres humanos, a través de sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos, sin saberlo, no cesan de proyectar suciedades en este río que es la vida, con lo cual se ven obligados a absorber los desechos unos de otros. 
La imagen del mundo es la de un río contaminado, en donde todos echan sus rencores, sus maldades, su cólera.
Al igual que el agua, la vida se colorea, se contamina o se purifica según las regiones por las que pasa. 
Pero ya sea pura o contaminada, la vida es siempre vida. 
Pero posee sus grados, y según las regiones por las que pasa y las seres que las habitan, adquiere tal o cual propiedad. 
No todo el mundo recibe la misma vida del río. A menudo se oye decir a la gente: «¿Qué quieres?¡No se puede hacer nada, es la vida!» Sí, claro, es la vida, pero, ¿a qué vida se refieren? ¿A la vida del sapo, del jabalí, del cocodrilo? ... ¿O a la vida de los ángeles? Esta vida que proviene de Dios tiene diferentes grados, y desciende hasta las regiones subterráneas para alimentar a los seres inferiores. 
Sí, alimenta incluso a los diablos, de lo contrario, ¿de dónde creéis que habrían recibido la vida? De no haber sido así, hubiera sido necesario que otro Dios creara otra vida, es decir, que hubiera un rival de Dios, tan poderoso o incluso más poderoso que El. 
Sólo hay un Dios, el cual alimenta incluso a los diablos. Aunque los diablos no reciben el alimento más puro, deben conformarse con lo que queda, y lo que queda está sucio, contaminado, viciado. 
Es el destino de todos los seres subterráneos: deben conformarse con roer algunos de los residuos que rechaza la vida divina. Para comprender todo esto, basta con ver lo que ocurre en la tierra con los vagabundos. 
Los vagabundos se alimentan de lo que encuentran en los cubos de la basura, y esos pobres seres están aquí para darnos una lección. Nos dicen: «Observadnos, no hemos querido aprender a trabajar y ahora nos vemos reducidos a ir de cubo en cubo buscando los residuos abandonados por la gente, por seres más afortunados que nosotros. 
Somos una imagen de los seres subterráneos que deben contentarse con los residuos de la vida celestial.» 
De esta manera los vagabundos dan una lección al mundo entero, pero, ¿quién comprende su lenguaje? Diréis:«Pero, ¡cómo! ¿Dios alimenta a los seres que están en el Infierno?» Evidentemente, ya sé que esta idea sorprenderá a algunos, pero hay que reflexionar: estos seres inferiores, estos demonios que vienen a atormentar a los seres humanos, ¿de dónde habrían conseguido la vida? Sólo Dios crea la vida y la distribuye. 
Si otros seres pudiesen fabricar la vida, serían tan poderosos como Dios. En realidad Dios no tiene rival alguno, nadie puede enfrentársele. Y, sobre todo, n onecesita la ayuda de los hombres para luchar contra los espíritus del mal. 
Sólo El mantiene la vida con su poder, y su generosidad le impide dejar morir a cualquier ser, incluídos los más inferiores. ¿Por qué? Porque están a su servicio. Sí, los diablos están al servicio de Dios. Cuando alguien debe recibir una lección, no es el propio Dios el que la da, sino que pide a sus servidores justicieros, los diablos: «Id a ver a tal o a cual, sacudirle un poco para hacerle reflexionar». 
Y si el Señor quiere que sus servidores trabajen, hay que alimentarles. Evidentemente, no son las mejores tajadas, ni las más grandes las que les caerán del Cielo, pero recibirán alimento. Y así es como puedo explicaros que la generosidad de Dios contiene la extraordinaria esperanza de que aún estos seres desposeídos, si se purifican y se arrepienten, volverán un día a El. 
No me creéis, pero es la verdad. La gente es tan cruel que no quiere que los diablos mejoren; piensan que deben quemarse en el Infierno eternamente. No; el Señor cree que sentarán la cabeza y volverán a El. 
Y como tiene una paciencia infinita, no tiene prisa, y es por ello que todavía existen diablos que atormentan a los seres humanos. 
Llegará el día en que no podrán atormentar a nadie porque estarán maniatados: y este tiempo se acerca. Os prenguntáis cómo sé todo esto... Sencillamente, lo sé porque lo he leído. ¿Dónde?Ciertamente no lo he leído en los libros de los seres humanos. No confío en los libros de los seres humanos, me han decepcionado demasiadas veces los errores y las incoherencias que encuentro en ellos, y ya no pierdo más el tiempo leyéndolos. Ahora sólo leo en el libro de la naturaleza viva, y en él he descubierto que el amor de Dios, la vida de Dios desciende hasta las profundidades de la tierra y de los abismos. 
Incluso ahí hay algunas partículas de vida, ya que, en caso contrario, ningún ser podría subsistir en estas regiones. 
Diréis: «¡Sin embargo, los hombres crean la vida!» No, la vida proviene de Dios, el hombre no hace otra cosa que transmirla. El hombre no puede crear la vida: si supieran crearla, no morirían. El hombre sólo transmite la vida para un tiempo determinado, pero por sí mismo no es capaz de crear la vida. Pero volvamos a la imagen del río. 
Os decía que el río de la vida divina desciende hasta las profundidades de la tierra... y allá abajo se purifica de todos los desechos que ha acumulado en el camino ya que existen fábricas bajo tierra con toda clase de tamices y de transformadores y de nuevo, bajo otra forma, esta vida retorna hacia arriba. Lo mismo le sucede al agua que desciende de las montañas; llega al mar sucia, turbia y contaminada, pero bajo los rayos del sol se evapora, el rocío. 
El mismo fenómeno ocurre en la circulación de la sangre: la sangre sale pura de los pulmones, pasa por el corazón, el cual la envía a todos los órganos, en los que se carga de desechos, y después vuelve a los pulmones para purificarse. 
La circulación de la sangre en el cuerpo, la circulación del agua en la tierra: éste es el libro de la naturaleza que leemos. 
La naturaleza es el libro en el que Dios ha escrito todas sus leyes. Dios se expresa a través de los fenómenos de la naturaleza, pero no estudiáis la naturaleza, ¡preferís leer libros escritos por seres débiles, enfermos y deformes! Os hablaba antes de los vagabundos, y sobre este tema os puedo mostrar más detalladamente las correpondencias que pueden descubrirse entre la vida externa y la vida interna. 
Cuando la gente es muy rica, puede ir a los restaurantes, donde les sirven los alimentos frescos, y de la mejor calidad, mientras que los pobres van a aquellos restaurantes de segunda clase donde les preparan potajes y guisos baratos, a menudo cocinados con los residuos provenientes de los grandes restaurantes. 
También están los que no pueden ir a los pequeñas restaurantes, los vagabundos, por ejemplo, que no tienen otra comida que los mendrugos de pan duro o algunos residuos que han conseguido recoger de los cubos de la basura. 
Ya veis, pues, que los primeros,los ricos, tienen mucho dinero y pueden pagar la comida más fresca, mientras que los que no lo tienen se ven obligados a comer lo que los demás desechan. Pues bien, en el plano psíquico,espiritual, ocurre exactamente el mismo fenómeno. 
Aunque en estos planos quizás sea a los ricos a los que veáis comer en los cubos de la basura. 
En la vida interna encontramos la misma jerarquía que en la vida externa. Cuando un ser únicamente tiene pensamientos y sentimientos hermosos, su alma sólo come alimentos celestes. Mientras que aquél que desciende a los grados más bajos de la vida, preocupándose únicamente de sus rencores, de su ambición, de sus deseos más groseros, se empobrece paulatinamente: no puede por tanto comer en los mejores «restaurantes» del mundo espiritual. 
Se ve obligado a comer todo aquello que los demás desechan, y no puede formarse un cuerpo espiritual puro y luminoso, porque los elementos que va recogiendo no tienen brillo y están mancillados. Hay que ser rico en virtudes para alimentarse y beber en los restaurantes celestiales. Por lo tanto, si no queréis alimentaros con los desechos de los demás, en lugar de quedaros en las regiones inferiores, debéis subir muy alto. 
He aquí el secreto de la vida espiritual. De la misma manera que hay que subir muy alto en las montañas para encontrar agua pura, así también debéis ir hasta el Manantial para beber el agua cristalina del amor divino. La vida es una corriente, un río que viene de lo alto, del Manantial... Y este río, es el mismo Cristo. Es por ello que Jesús decía: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Leyendo estas palabras, un Iniciado ve inmediatamente la imagen del río que desciende de la montaña, y desemboca en el mar. ¿Por qué? El camino, la verdad, la vida... ¿Qué significan estas tres palabras? 
El camino es el lecho del río, el curso que sigue. 
La vida es el agua que fluye en el lecho de este río. 
Y la verdad es la fuente de la que fluye la vida, de donde brotan todas las creaciones. El lecho del río con sus meandros, es el camino de la sabiduría que sube hasta la fuente: la verdad. 
Y el agua es el amor, la vida, ya que la vida no es otra cosa que el amor: la vida nace del amor. El agua es el símbolo de la vida, del amor. Todas las energías, todas las fuerzas que circulan en la naturaleza, en el cosmos, están representadas por el agua, un fluido que riega,que da de beber, que mantiene la vida. 
He aquí lo que Jesús quería decir: «Yo soy el camino de la sabiduría, yo soy el amor que hace nacer la vida divina, y yo soy la fuente de la verdad por donde fluye la vida que desciende para dar de beber a las criaturas». Ejercitaos, pues, todos los días en beber con el pensamiento el agua que viene de las cimas, a beber en las fuentes puras y cristalinas. Quedaos junto a ellas el mayor tiempo posible y comprenderéis los secretos de la vida.
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Los Secretos Del Libro de La Naturaleza-Capitulo IX


EL ROJO Y EL BLANCO-CAPITULO 9
En el primer día de primavera de cada año, es costumbre en casi todos los países eslavos, y particularmente en Bulgaria, llevar en el ojar dos borlas, una roja y otra blanca. 
Es una costumbre muy antigua, cuyo origen nadie conoce. 
Pero las bolas rojas y blancas son símbolos alquímicos muy profundos.
En ciertos libros de alquimia encontraréis alusiones al hombre rojo y a la mujer blanca, los cuales también aparecen representados por el sol (el hombre) y la luna (la mujer). 
Entre los metales, el oro corresponde al sol y la plata a la luna. En los tratados de los alquimistas siempre hay dos puntos que éstos nunca precisaban: la materia a partir de la cual debe realizarse la Gran Obra y el grado de calor. 
De esta materia, a la que llaman con nombres muy diferentes y a menudo raros - latón, oropimente, hierro, magnesio, escupitajo de la luna, leche virginal, mineral-, sólo nos dicen que se compone de dos elementos y que en el momento en que empiezan a cocer - tampoco dicen a qué grado de temperatura - es cuando hay que comenzar el trabajo.
El inicio de este trabajo de alquimia debe tener lugar en una época bien determinada: cuando el sol entre en la constelación de Aries, es decir, en los primeros días de primavera, y la luna en la constelación de Tauro. 
Este es el momento propicio para empezar el trabajo alquímico... ¿Por qué? 
Porque el sol está exaltado en Aries y la luna lo está en Tauro. El sol es masculino y activo,y la luna femenina y pasiva. 
Al hombre le corresponde el color rojo y a la mujer el blanco. En este caso las borlas roja y blanca son el símbolo de los dos principios masculino y femenino que trabajan en la naturaleza.
Según los alquimistas, este trabajo que hay que empezar al principio de la primavera permite obtener el polvo rojo que trasmuta los metales en oro, y el polvo blanco que los trasmuta en plata.
¿En qué otro lugar encontramos también estas dos borlas? 
En la sangre: los glóbulos rojos y los glóbulos blancos, y también en el huevo, con una tonalidad ligeramente diferente: el blanco y al amarillo. 
Ya lo veis, al llevar estas borlas rojas y blancas, vosotros también os convertís en alquimistas, aunque de forma inconsciente, porque todavía no sabéis transformar los metales innobles, que están en vuestro interior, en oro y plata. 
Sólo mediante el amor y la sabiduría puede hacerse esta transformación. 
La transmutación de los metales en oro y plata es un proceso de alquimia que tiene que realizarse en los tres mundos, y no sólo en el plano físico. Para transformar los pensamientos en plata hay que utilizar la luz de la sabiduría; y para transformar los sentimientos en oro hay que utilizar el calor de la amistad.
Para los alquimistas, la entrada del sol en la constelación de Aries tiene una importancia capital, porque es la época en que el sol, principio masculino, trabaja sobre el principio femenino, la tierra, que recibe sus rayos, los absorbe y empieza a producir hojas, flores, y frutos. 
La primavera es, pues, la piedra filosofal, la vida que rejuvenece a toda la naturaleza. 
El fuego del sol actúa sobre la materia prima - la tierra -, para insuflarle la vida. Este es el símbolo alquímico de la primavera. Durante el invierno la tierra está fría y desierta, pero después de cierto tiempo de«cocción» de la materia, aparecen todos sus tesoros. Los alquimistas han observado y comprendido cómo trabaja la naturaleza transformando y transfigurando todo lo que estaba muerto; y así lo que era mate y oscuro se convierte en algo vivo, hermoso y coloreado.
¿Por qué se celebra precisamente en primavera la fiesta de la Resurrección? 
Porque la Pascua también es un símbolo alquímico... 
En primavera la naturaleza posee una vitalidad acrecentada, todo revive; los eruditos, que han estudiado estas leyes, han descubierto que en el hombre se produce el mismo fenómeno. Porque en el hombre también encontramos el sol, la luna, la vegetación, etc... y todo en él también puede transformarse y revivir como en la Naturaleza, y a veces incluso mucho más rápidamente.
Vuestro propio organismo transforma cada día cantidad de materiales en oro y plata, es decir,en glóbulos rojos y glóbulos blancos. Y, ¿cuál es la materia prima? La encontramos en la naturaleza bajo cuatro formas diferentes: fuego, aire, agua y tierra. 
Al introducir en vuestro organismo la luz, el aire, el agua y el alimento, fabricáis oro en vuestro interior. 
La prueba de que eso es así está en que llegáis a moveros, a actuar, a hablar; en cierta manera también sois unos alquimistas, porque sois capaces de mantener y prolongar vuestra vida continuamente.
Al principio el oro existe en estado ígneo. 
Hermes Trismegisto dijo: «El sol es su padre, la luna es su madre, el viento lo ha llevado en su vientre y la tierra es su alimento». El sol es quien produce el oro, cada uno de sus rayos es de oro, y la luna es un reflejo de este oro. 
A través del aire los rayos del sol llegan hasta el interior de la tierra y allí se condensan, convirtiéndose en este metal llamado oro. Así pues, el sol produce oro etéreo y la tierra lo condensa. El oro es demasiado volátil para que se fije sobre el sol, sólo puede hacerlo en las entrañas de la tierra. 
Esta es la que proporciona los materiales que le permiten su fijación. Por este motivo tenéis que acostumbraros a contemplar el sol y pensar: «Es oro », y poco a poco este oro se depositará en vuestro interior. De vosotros depende que el sol se expanda para distribuimos todos sus tesoros. 
Cuento más amor manifestéis al contemplar el sol, más partículas de oro recogeréis bajo la forma de luz, de admiración, de alegría, de paz, de salud, de actividad, de fuerza. 
Si a veces los alquimistas llaman «hierro» a esta materia prima, es para demostrar que puede proporcionar mucha fuerza y dinamismo.
Antes de llegar al color blanco y rojo, los alquimistas dicen que la materia debe pasar por el negro. 
Este color es como un túnel antes de regresar al día, es como el invierno, un período de preparación. 
Lo que sucede es que los alquimistas representan este estado de la materia por medio de un hombre muerto al que llaman «el cadáver tenebroso» ; esta materia debe morir y pudrirse, y de este estado de putrefacción y negrura sale el blanco y después el rojo, Jesús dijo:«Si el grano no muere al ser depositado en la tierra permanecerá solo; si muere, dará muchos frutos».
Al negro por el que debe pasar la materia prima también se le llama «cuervo»; cuando esta materia se vuelva blanca se la llama la paloma de Diana, y cuando se vuelve roja, se le llama el fénix. 
El fénix representa el estado definitivo de la materia prima. Entre el blanco y el rojo pasa por otros colores: el verde, el violeta, etc... y el conjunto de estos colores intermedios es conocido como la cola del pavo real. 
Pero no nos detengamos en el estudio de los colores, de lo contrario entraríamos en demasiados detalles, los cuales no os serían de ninguna utilidad.
La vida de los Iniciados, de los grandes Maestros y de los salvadores de la humanidad también debe pasar por las mismas fases de la materia que utilizan los alquimistas en sus trabajos. Estos seres deben morir para resucitar. 
Por este motivo, Jesús, que fue crucificado y resucitó, es el símbolo de la piedra filosofal. Por otra parte, los alquimistas consideran que en las Escrituras todo es alquimia, para ellos todos los relatos que contienen corresponden a las fases de la Gran Obra. 
Por ejemplo, la masacre de los Santos Inocentes por parte de Herodes : Nicolás Flamel considera que la manera cómo arrancan los soldados a los niños del seno de sus madres para derramar su sangre, es simbólico; dice que esta sangre está depositada en una copa donde se bañan el sol y la luna. 
Cada alquimista escogía un pasaje de las Escrituras para simbolizar las fases de la Gran Obra. 
Algunos escogieron el sueño en el que Daniel ve cuatro bestias salir del mar; otros, la estatua hecha de oro, plata, bronce, hierro y tierra cocida que Nabucodonosor vio en sueños; otros, el pasaje en el que Eliseo cura a Naamon de la lepra, ordenándole sumergirse siete veces en el Jordán.
En toda la Biblia encontramos fragmentos que pueden ser interpretados como símbolos de la Gran Obra alquímica, e incluso ciertos acontecimientos vitales pueden interpretarse de esta manera. 
Cuando os calumnian, por ejemplo, os volvéis negros, pero luego los acontecimientos cambian y sois lavados de estas calumnias, - es el color blanco -, y más tarde resucitáis y empezáis a comer los frutos maduros de vuestro trabajo, es el color rojo. 
No os hablo de alquimia para empujaros a fabricar oro, porque esto no debería importaros, sino para que os maravilléis del trabajo de la naturaleza. Estudiadla observad todos los fenómenos que se producen en ella y veréis cómo se enciende la luz en vuestro interior. 
Vosotros bebéis el elixir de la vida inmortal si contempláis cada mañana la salida del sol; también lo podéis encontrar en el aire, en las plantas, en las piedras...
Todavía querría añadir algunas palabras en relación con el significado de las dos bolas rojas y blancas, pero no sé cómo me interpretaréis. 
En el trabajo alquímico, la materia, que primero es blanca, se vuelve roja; la mujer es blanca,mientras que el hombre es rojo. Para esta demostración los alquimistas invertían las cosas, pues en el plano físico el hombre corresponde al blanco y la mujer al rojo; el blanco incandescente corresponde al sol y el rojo a la tierra. 
Antaño, en ciertos países existía una costumbre que quizás alguno de vosotros conozca. 
El día siguiente a la boda, el recién casado tenía que asomarse a la ventana mostrando a todos sus parientes y amigos un lienzo que probara que su joven esposa era virgen. 
Entonces todos aplaudían y cantaban. 
En la unión de los dos esposos aparecían los colores rojo y blanco: para el hombre, el blanco, y para la mujer, el rojo. Pensad lo que queráis,yo no tengo nada que ver en esto, es la naturaleza la que hace que las cosas sean de esta manera...
Por consiguiente, cuando los alquimistas hablan del hombre rojo y de la mujer blanca,invierten voluntariamente los símbolos y yo os diré por qué. 
En otro tiempo, los Iniciados escondían de esta manera las verdades más profundas. El encuentro del hombre y la mujer señala el principio. ¿No os parece algo maravilloso? 
El nacimiento de un niño es uno de los acontecimientos más extraordinarios que puedan existir. 
La primavera es la unión del sol y la tierra, el inicio del trabajo. En primavera la naturaleza da a luz muchos niños. 
Sin el padre, el sol, la madre no puede producir frutos. 
Todos estos fenómenos que se manifiestan en el cosmos, los encontramos también en la vida interior del hombre. 
Ahí el alma es la esposa, y el espíritu el esposo. 
El primer día de primavera el alma debe decir: 
«Me abandono al Espíritu Divino », y entonces ella será fertilizada. Pero si rechaza abandonarse a él no sucederá nada, y seguirá siendo estéril. 
En primavera la tierra se abre a los rayos del sol, pero este proceso cósmico de fertilización se repite en todas partes. 
El Espíritu también os dice: «Abrete », a fin de que podáis recibir su sabiduría y su amor, pues el Espíritu de Dios puede fertilizar vuestra alma como los rayos del sol fertilizan la tierra. Sin embargo, no es fácil atraer al Espíritu. 
En los Evangelios se dice: «El viento sopla donde quiere, tú oyes su voz, pero no sabes ni de dónde viene ni adónde va». 
El Espíritu se detiene en aquella alma que está preparada para recibirle con más respeto, amor y devoción. Cuando el Espíritu desciende sobre esta alma, nace el Niño-Cristo; es la piedra filosofal con la cual los Iniciados hacen maravillas. 
Para recibir al Espíritu, el alma tiene que ser como una joven que ha aprendido cuáles son los gustos del príncipe al que quiere atraer con su actitud, sus miradas, su sonrisa. 
Para recibido, el ser humano tiene que convertirse en una mujer... y ¿qué es una mujer? Es el arpa eólica que vibra al más ligero soplo del viento. 
La mujer, el alma, es un arpa; el hombre, el espíritu, es la mano que acaricia las cuerdas.
Los Apóstoles recibieron al Espíritu Santo porque, en su alma, se habían convertido en mujeres que trabajaban con respeto y devoción. 
Además, esto que os digo también es válido para el plano físico. Las mujeres sólo tienen éxito con los hombres cuando actúan como verdaderas mujeres. 
Los atraen porque ellos son positivos y ellas son receptivas. 
Un hombre nunca querrá un marimacho... 
A no ser que se trate de algún sabio, como Sócrates, que busca una Jantipa para ejercitarse. 
Para trabajar, para ejercitarse, ciertos sabios aceptan este tipo de mujer. Pero los espíritus de lo alto no las aceptan, sino que se dirigen hacia las verdaderas mujeres, es decir,hacia las almas llenas de confianza, de amor y de adoración. 
Aquél que no sepa polarizarse y convertirse en mujer con relación al Espíritu, seguirá siendo estéril. 
Durante siglos, milenios, la esterilidad de una mujer ha estado considerada como un signo de maldición. 
Esta forma de comprender la esterilidad proviene en realidad del conocimiento de cuestiones mucho más profundas. 
Si la tierra es estéril, se convierte en un desierto... 
Si el alma es estéril, el ser humano ya no se sentirá inspirado. Por lo tanto si la mujer, nuestro principio femenino, es estéril, 
si el alma es estéril, no habría creación alguna bajo ninguna forma. 
En el Génesis se dice: «Creced y multiplicaos», y casi siempre se ha interpretado esta fórmula como un consejo concerniente sólo al plano físico, a la procreación de niños. 
No; este consejo atañe igualmente al alma humana, que debe ser fértil para dar a luz espléndidos anhelos y estupendas inspiraciones. 
Lo esencial es comprender la lección de la naturaleza. 
La tierra se abre al sol durante los primeros días de la primavera. El hombre también debe abrir su alma y sentirá una alegría que no había experimentado hasta ahora. 
Si no siente esta alegría cuando la naturaleza está completamente abierta y trepidante, si no se siente penetrado por los rayos del sol espiritual como la tierra es penetrada por los rayos del sol físico, entonces no ha comprendido el significado de la primavera.
Todo lo que os explico pertenece a las grandes verdades eternas, pero lo expreso con la ayuda de los medios de que dispongo. Los conservo porque son claros, simples y evidentes. Más tarde,cuando leáis libros que tratan de los mismos temas, quizás os preguntéis cómo he podido explicar de una manera tan sencilla cuestiones que son presentadas por otros autores de una manera realmente complicada y abstracta....
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Los Secretos Del Libro de La Naturaleza-Capitulo VIII


LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA- CAPITULO 8
Ya os he comentado que los gestos que repetimos en la vida cotidiana encierran una serie de enseñanzas que hay que saber descifrar. 
En estos momentos vosotros estáis participando en la construcción de nuestra nueva sala, pero nunca habéis reflexionado acerca de las lecciones que se desprenden de este trabajo.¿Qué pasos hay que dar para construir una casa? 
Se empieza por hacer un proyecto, un plano.
En un principio, éste existe como una idea en el mundo invisible, más tarde se proyecta sobre un papel, es decir, en el plano físico. 
Una vez terminado el plano se buscan los materiales, y finalmente se contrata a los obreros que se encargarán de plasmar el plano. 
Así pues, hay tres etapas: el plano, la búsqueda de los materiales y la construcción.
Cuando se inicia la construcción no se instala en primer lugar el techo, sino que se empieza por los cimientos, por la base. Aunque penséis que esto es evidente, para algunos no lo es en absoluto. En realidad, muy pocos lo han comprendido. 
Después de los cimientos se construyen las paredes y, por último, el techo. Por consiguiente, para construir el exterior se va de abajo arriba. En cuanto al interior, ¿cómo se procede? ¿Acaso se instala primero el pavimento? No; se empieza por el techo, a continuación siguen los muros y, por fin, el suelo. 
Por tanto, para el interior se procede de arriba abajo. 
Cuando todo está terminado nos ocupamos del aspecto estético, de la decoración, la colocación de cuadros en las paredes, cortinas en las ventanas, etc...
Para el exterior se trabaja de abajo arriba, y para el interior de arriba abajo. Por lo tanto la casa nos enseña cómo trabajar con las dos corrientes de la evolución y de la involución. 
Todo este trabajo de construcción y acondicionamiento de la casa se resume y simboliza en los dos triángulos que se interpenetran formando el sello de Salomón, el cual encierra una profunda ciencia, que nos revela cómo Dios ha creado el mundo, y también cómo debemos trabajar nosotros. 
En primer lugar nos enseña que no debemos aplicar los mismos métodos para nuestra vida exterior e interior, sino que en el plano físico hay que trabajar de abajo arriba, mientras que en el ámbito de la vida interior hay que empezar por la parte de arriba y terminar abajo. 
¿Os extraña? ...Si queréis triunfar en el plano físico debéis trabajar de acuerdo con las leyes de la evolución y empezar por el lado sólido, material, para llegar, poco a poco, a cosas más sutiles. Por el contrario, cuando tenéis que trabajar en el plano psíquico, interno, hay que empezar por lo alto, es decir, con lo más sutil, luminoso y divino, y terminar con lo visible, tangible y concreto. Pero,¿quién sabe trabajar así? 
Evidentemente cuando se trata de construir una casa sí que lo sabemos hacer, pero el aplicar las mismas reglas en la vida no es tan seguro que podamos hacerlo.
Para obtener resultados en el plano material tenéis que empezar por edificar una base sólida y resistente, mientras que para conseguirlos en el plano espiritual, ante todo tenéis que aseguraros el techo, de lo contrario aún la base se hundiría. Porque en el terreno espiritual todo está invertido; es como si la base se encontrara arriba y el techo abajo. 
Por consiguiente, tenéis que edificar las cosas en vuestra cabeza antes de intentar que desciendan estas construcciones espirituales al plano físico, tenéis que trabajar en ello durante muchos años para que un día se puedan materializar.
Este movimiento de arriba abajo nos enseña cómo creó Dios el mundo. Para crear, Dios tuvo que manifestarse, es decir, salir de SÍ mismo para «descender» a la materia. 
Pero a este primer movimiento de descenso, llamado involución, le sigue un movimiento de ascenso en el curso del cual Dios vuelve de nuevo a Sí mismo; eso es la evolución.
En un primer movimiento Dios sale para crear los mundos, después se repliega en Sí mismo y lo absorbe todo de nuevo en El. 
Estos dos movimientos han tenido lugar a lo largo de miles de millones de años. El movimiento involutivo va de arriba hacia abajo - o del centro a la periferia -, mientras que el evolutivo va de abajo hacia arriba - o de la periferia al centro -. 
La involución ha precedido a la evolución. 
La primera es un proceso de materialización, y la segunda, por el contrario, es un proceso de desmaterialización. 
En la naturaleza estos dos movimientos continuamente aparecen juntos; ambos se encuentran y sus interferencias dan origen a la vida bajo todas sus formas.
Continuamente se crean nuevas formas en el espacio por medio del encuentro de estos dos movimientos, que son los movimientos de Dios mismo. 
No existe el espíritu ni la materia, sino solamente la vida que va del centro a la periferia y de la periferia al centro. 
Las formas se vuelven cada vez más sutiles a medida que se acercan al centro, y se materializan a medida que se alejan hasta alcanzar la periferia. 
Pues bien, todas estas formas circulan, volviéndose unas más sutiles,otras más materiales... 
Esto constituye el gran circuito de la vida.¿En qué otro lugar podemos observar estos dos movimientos de la evolución y la involución? 
Cuando nace el niño se produce la involución, por que él desciende a la materia; pero cuando el anciano muere se manifiesta la evolución, pues se separa de la materia para volver al espíritu. Igualmente cuando nos desnudamos, se produce la evolución y cuando nos vestimos, la involución. 
Aún más, consideremos ahora el hecho de vestirnos: ciertos vestidos nos los colocamos de abajo arriba, y otros de arriba abajo. Incluso en los gestos que hacemos para vestirnos encontramos los dos movimientos evolutivo e involutivo. 
Pero como no reflexionamos,no nos damos cuenta.
Según la tradición Iniciática, son también estas dos corrientes involutiva y evolutiva las que han formado al hombre. 
En un principio, el hombre no era más que una cabeza. Después de mucho tiempo se han ido añadiendo progresivamente el corazón, los pulmones, el estómago y los miembros. 
Pero, en este momento, el hombre todavía era invisible; su cabeza aún no se había materializado, era una especie de bola de fuego que flotaba en el espacio etérico. 
Sólo cuando sus pies estuvieron formados el hombre comenzó a materializarse. Precisamente los pies han sido los primeros en materializarse, después las piernas, los muslos, los órganos genitales, el plexo solar,el estómago,.. y así sucesivamente hasta llegar a la cabeza. 
Aunque ésta fue la primera en formarse, fue la última en materializarse; y los pies, que fueron los últimos en formarse, fueron los primeros en materializarse.
En Astrología también encontramos las dos corrientes evolutiva e involutiva. Cuando enumeráis los signos del Zodíaco empezando por este orden: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer,etc.., estáis siguiendo el movimiento involutivo, ya que el hombre se formó de este modo: empezando por la cabeza, y Aries, precisamente, es la cabeza, pues cada signo del Zodíaco corresponde a una parte del cuerpo humano. 
Sin embargo, el punto vernal asciende por el Zodíaco en sentido inverso, es decir, en el siguiente orden: Piscis, Acuario, Capricornio,Sagitario, Escorpio, etc... 
Su trayecto corresponde al movimiento evolutivo: sigue el orden en que se han materializado los órganos. 
Ahora bien, si consideramos el movimiento del Zodíaco en relación al de los planetas, encontramos la misma oposición. Las constelaciones del Zodíaco ascienden por el cielo siguiendo el orden Aries, Tauro, Géminis, mientras que los planetas van en sentido inverso. 
El curso de los planetas es, pues, involutivo, mientras que el del Zodíaco es evolutivo. Pero no nos detengamos demasiado en la Astrología. Sobre todo, recordad que si queréis triunfar en el mundo espiritual debéis empezar por construir el techo, luego las paredes y finalmente los cimientos. 
Porque en el mundo invisible el techo es la base; los cimientos, la tierra sobre la que hay que edificar; pero para no confundirnos continuaremos llamándole techo. 
Así pues, cuando decía que en el mundo invisible hay que empezar por construir el techo, entre otras cosas significa que antes de presentarse ante los demás como un erudito, un profeta, un clarividente o un curandero, primero hay que estudiar durante mucho tiempo y unirse al Señor, a fin de echar raíces en lo divino. 
Antes de poder manifestar los verdaderos dones espirituales, son necesarios años de paciencia, estudio y trabajo.
Por desgracia, la mayoría de las personas que entran en la vida espiritual quieren que todo el mundo lo sepa y lo vea inmediatamente: se las dan de seres superiores e inspirados, se creen capaces de instruir y guiar a los demás, pero en realidad son ridículos e incluso a veces peligrosos. 
Es preciso saber que no se pueden manifestar los verdaderos dones espirituales hasta que hayan transcurrido varios años de trabajo, meditación y oración. 
¡Trabajad, orad y dejad que las cosas se manifiesten por sí solas! Lo que sois se pondrá de manifiesto sin que habléis de ello, incluso a pesar de vosotros mismos.
Dejad que el mundo invisible se manifieste de manera visible en vuestras caras, en vuestros ojos, en vuestra voz, en vuestros gestos. Algunas personas nos cuentan que son enviados del cielo, que tienen tal o cual misión, que les escuchemos y les sigamos... 
Pues bien, esto sencillamente demuestra que no conocen las leyes del mundo espiritual. ¡Aunque fuerais el Cristo no tendríais que decirlo! No os impongáis nunca a los demás, esperad que sean vuestras cualidades y dones los que, poco a poco, se impongan, hasta que llegue el día en que sean los demás quienes no puedan hacer otra cosa que verlos y dar testimonio de ello. 
Los auténticos espiritualistas trabajan de esta manera. 
Durante años, sin decir nada, construyen en el mundo invisible, y un día, de pronto, incluso los más ciegos exclaman:
 «¡Oh, aquí hay algo sólido! »
Pero si queréis convencerlos diciéndoles que sois el Mesías o la Virgen María, ¡os encerrarán!,igual que encerrarían a un loco que quisiera poner el techo sin haber colocado previamente los cimientos. 
Si decís a los demás que sois rico y capaz no os creerán, sino que querrán verificarlo, y en tanto no les mostréis vuestras riquezas y capacidades no os creerán; tampoco os creáis que basta con presentar una obra recién empezada. 
Nada conseguiréis. Lo mismo sucede en la vida espiritual, sólo que en este terreno, a pesar de que las personas sepan apreciar perfectamente las realizaciones en el plano físico, no tienen las mismas posibilidades de percepción en el mundo espiritual. 
Por esto hay que trabajar en este aspecto mucho más tiempo. Veamos qué otras cosas puede enseñarnos la casa. 
Ya os he dicho que al rehacer el interior de una habitación hay que seguir un orden: el techo, las paredes - con las puertas y ventanas - y finalmente el suelo. 
Sucede exactamente lo mismo en la vida psíquica. 
Es necesario empezar por reflexionar lo cual corresponde al techo -; de una manera simbólica se cuelgan las lámparas y se encienden las luces. Luego nos damos cuenta de que lo que vamos a hacer es positivo. Y, por último, actuamos.
Para actuar no andamos por las paredes, ni por el techo, sino por el suelo. El techo, las paredes y el suelo corresponden a los tres ámbitos del pensamiento, el sentimiento y la acción. 
La luz, o sea, la sabiduría, la inteligencia, el conocimiento, viene de arriba. El ámbito del sentimiento son las paredes, donde se cuelgan los cuadros, los espejos y toda clase de cosas bonitas. 
Y la acción es el suelo por donde nos desplazamos y trabajamos. «¿Y las ventanas?» diréis. Son los ojos; y por esto hay que limpiarlas, para que todo resulte claro. 
Este es el libro de la naturaleza viviente y a este libro nunca se le conoce completamente.Muchas personas empiezan por el suelo, la acción. En primer lugar actúan, y por eso tropiezan con los seres y con las cosas; entonces sufren, se dan cuenta de que la cosa no marcha y, finalmente, se ponen a pensar y a sacar conclusiones. ¡Tendrían que haber empezado por reflexionar! 
A menudo se dice que haciendo varios ensayos, se pueden sacar excelentes conclusiones. No; es preferible reflexionar al principio y sacar luego conclusiones verídicas. 
Es así de simple y claro. Así pues, en el plano físico hay que actuar, con los métodos de la evolución, mientras que en el plano psíquico se debe actuar con los métodos de la involución, los métodos del espíritu.
Cuando un hombre exhibe ante una mujer sus coches, sus casas, y sus diplomas, es evidente que ella automáticamente confía en que él le asegurará el bienestar. 
Cuando un cliente compra algo en una tienda, al comerciante no le preocupa si es inteligente o no, sino si sacará su billetero y si éste contendrá dinero. 
Con respecto al Cielo es completamente diferente. 
Aunque tengáis casa,tierras, bancos, os dirá que no os conoce, porque todavía no habéis empezado vuestro techo en él.
Las personas todopoderosas, ricas y respetadas en el plano físico, no pueden hacerse respetar, amar y solicitar arriba, mientras no hayan empezado a formar en su interior virtudes y pensamientos puros y nobles.
Algunos se imaginan que al haber triunfado en el mundo material, visible, también triunfarán en el plano espiritual; se equivocan. Son dos campos distintos. 
Y aquéllos que han conseguido desarrollar virtudes y cualidades, se imaginan que esto les proporcionará el éxito en el plano material: también ésos se equivocan. 
Sus virtudes no se ven y, además, los materialistas no las aprecian. 
Para que les comprendan en el plano material hay que trabajar con los métodos de la corriente evolutiva, es decir, poner sólidas bases aquí en la tierra. 
Mientras que para triunfar en el plano invisible, para ser recibido y protegido por los espíritus superiores, para tener revelaciones, éxtasis, para alcanzar la plenitud, hay que trabajar cón los métodos de la corriente involutiva, es decir, empezar por echar raíces en el Cielo. 
Evidentemente la mejor solución es trabajar con las dos corrientes para ser recibido en el Cielo y en la tierra. 
Entonces el Cielo reconocerá al Iniciado, y los hombres reconocerán al ser capaz de realizar en la tierra.
Desgraciadamente esto no abunda, y lo único que vemos actualmente son personas cualificadas en el plano físico e ignorantes en el plano espiritual, o bien espiritualistas que andan con el techo colgado en el aire, incapaces de realizar nada. Por este motivo, los auténticos discípulos de una Escuela Iniciática deben aprender las leyes del mundo espiritual, construyendo primero una casa en lo alto, sobre bases sólidas. Al mismo tiempo deben saber manifestarse en el plano físico mediante su trabajo y comportamiento sensato. 
De esta manera serán seres equilibrados y perfectos en ambos mundos. Todo esto es lo que nos enseña la casa.
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