domingo, 26 de julio de 2020

EL CODIGO JESÚS : Lección 14 - NO DEPENDAS DEL MUNDO EXTERIOR


Los efectos no producen efectos, porque representan el pasado y no el ahora. Ninguna persona, lugar, cosa, condición o situación del mundo externo tiene poder sobre ti o crea otros para ti.
Coloca tu dependencia íntegra en el Espíritu interior, y el Amor satisfará tus necesidades.
Esta lección parece ser una continuación de la anterior, y tiene que ver con nuestra plena conciencia de la actividad del Espíritu interior, la Divina Identidad YO SOY del Modelo Jesús. Cuando no estamos en conciencia espiritual, vivimos atentos al mundo exterior con todo su dolor, escasez, conflicto y tristeza.
En la conciencia material, lidiamos con el mundo de los efectos, que representa al pasado. Lo que vemos está ya manifiesto, en gran parte debido a la influencia de la conciencia colectiva.
En esta baja frecuencia, nuestra dependencia se vuelve hacia ciertas personas de las que sentimos tienen poder sobre nosotros, o  asumimos que serán responsables por nuestro bienestar gente como maridos y esposas, banqueros, empleadores, mentores, amigos y parientes, representantes del gobierno y en mi caso, también incluiría a los agentes, editores, editoriales, vendedores y compradores de libros.
En primer lugar, nadie del mundo externo tiene poder sobre ti a menos que tú se lo des, lo que hace que él o ellos sean los regidores y tú la víctima. Tener miedo de otros es darles tu energía. Estar enojado con alguien es adherirse negativamente a esa persona. El único poder de la Tierra está dentro de ti, así que comienza ahora mismo a retirar tus proyecciones de temor, miedo y servidumbre con respecto a otros. El Espíritu que está dentro de ti es tu poder y autoridad. No existen rangos en la conciencia espiritual, así que ve a todos los demás como el Ser Sagrado que son en realidad, y sitúate en términos de igualdad con la familia universal. Nosotros somos como Jesús.


En la misma vena, piensa en lo que ocurre cuando miramos a otros desde nuestra  perspectiva de dicha y plenitud. Es como subirse a esa vieja montaña rusa, con sus muchos altibajos. Esperamos demasiado, y en una feliz anticipación, buscamos respuestas positivas, generosos beneficios, amor y cuidado, y acciones correctas. Entonces nos frustramos con las palabras ajenas, sospechamos de sus motivos, nos enojamos con sus acciones y nos deprimimos por esos aparentes callejones sin
salida.
Sí, la gente puede ayudarnos, pero es sólo cuando colocamos nuestra dependencia entera en el Espíritu interior que aquellos que en cierta forma están sintonizados con nuestro campo de energía con nuestro propósito en la vida son divinamente influenciados en un espíritu de cooperación y ayuda. Si tratamos de usar el “poder mental” para actuar sobre alguien, para tornarle en nuestro favor en un juego de yo-gano, estamos iniciando una forma de magia negra que se volverá en nuestra contra.
Incluso si es un acto relativamente simple para tratar de obtener algo de otra persona usar una coacción sutil para que él o ella nos satisfaga una necesidad particular, estamos apartándonos a nosotros mismos de la amorosa, omnipresente actividad de Dios. Pero cuando vivimos en la conciencia del Espíritu interior, esa energía-mental trabaja a través de nuestra Auto-conciencia para tocar a otros y traer armonía y el orden divino del bien para todos los  involucrados.
Consideremos otras áreas del mundo exterior donde hemos puesto nuestra fe, nuestra dependencia.
Hay gente que me ha dicho que si sólo pudiera mudarse a otra ciudad, todo sería maravilloso en sus vidas. Pero debemos recordar que siempre llevamos a nuestra conciencia con nosotros, y que si somos infelices en un lugar, lo más probable es que experimentaremos el mismo estado de ánimo en otro sitio. De nuevo, la clave de la vida es la conciencia espiritual, la comprensión espiritual, el conocimiento espiritual. Cuando toda nuestra confianza está colocada en el Espíritu interior, cualquier cambio geográfico será responsabilidad del Espíritu y podemos muy bien ser guiados a mudarnos quizá a algún sitio que nunca habíamos considerado, pero el resultado final será una
experiencia deliciosa en la aventura de la vida.
También hemos puesto nuestra dependencia en el dinero, en nuestro trabajo o profesión, en la pareja correcta para compartir nuestra vida, en nuestros planes de retiro y “los huevos en la
canasta” para el futuro incluso en la comida que comemos, las medicinas que tomamos, un clima particular, un entorno seguro para tener nuestra casa. En realidad, no existe nada en el mundo
externo que pueda darnos seguridad, plenitud, salud y felicidad. Podemos disfrutar de los efectos de las relaciones, pero sólo si emanan de la actividad del Amor interior y no de la manipulación, la conciencia motivada-a-obtener de la ego-materialidad, las ilusiones de las llamadas condiciones seguras.
Cuando nos enfocamos en la Verdad, en el Espíritu, en el Yo, en la Sustancia y en el Amor, estamos viviendo en el Ahora., y nos volvemos los canales para la voluntad de Dios, el propósito del Yo, y la manifestación del Espíritu. Confiamos totalmente en el proceso dinámico interno y contemplamos al Amor en acción, y los efectos son tan buenos, tan hermosos. Descubrimos que el dinero es abundante ahora, y sabemos que lo será también en los próximos años, y somos ubicados rápidamente en nuestro verdadero lugar, donde amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos sin pensar en la pérdida de esa gozosa existencia en algún momento del futuro.
Tenemos la compañía correcta y la vida ideal, social y privada. Comemos sin temor a algún tipo de alimento (no colocamos nuestra fe en la posibilidad del daño) porque sabernos que todo es energía, y las medicinas del pasado no son traídas al ahora. El clima es ideal adondequiera que vamos, y vivimos en este mundo por la espléndida aventura que ofrece. Sí, todo esto es verdad cuando estamos en concordancia con el Espíritu y vemos sólo a través de los ojos de la visión espiritual.
Adaptemos la lección de este paso para nuestra meditación.
Entiendo ahora que los efectos de este mundo pertenecen al pasado y no son creativos.
Un efecto no da origen a otro, porque todo emana de la conciencia.
Afirmo con mente y corazón que ninguna persona, lugar, cosa, condición o situación del mundo exterior tiene poder sobre mí o tiene el poder de crear otros para mí.
Pongo mi total dependencia en el Espíritu interior, liberando todo a la presencia del Dios que YO SOY, sabiendo que el Amor ha satisfecho cada una de mis necesidades, anhelos o deseos incluso antes de que fueran experimentados en mente y corazón.
Soy como Jesús, por siempre uno con el Padre-Poder- Voluntad, y la Madre-Sustancia Amor. Soy una Persona Plena, espiritual, mental, emocional y físicamente.
Y mi mundo refleja esa Plenitud.

John Randolph Price

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