domingo, 5 de julio de 2020

TUS ZONAS SAGRADAS.- SEGUNDA PARTE: LAS CUATRO CLAVES DE ACCESO A LA CONCIENCIA SUPERIOR.- DESTIERRE LA DUDA ( 2ª PARTE)


• Sus creencias son transitorias. Sus conocimientos son eternos. Piense en muchas de las creencias que tiene hoy y en cómo han cambiado a lo largo de los años. De hecho, muchas de las creencias que tiene hoy no fueron bien recibidas.
¿Puede recordar cuánta gente se sintió escandalizada al ver a los
hombres con el pelo largo y pendientes por primera vez en la época contemporánea? Muchos intentaron hacer que se expulsara de los institutos y universidades a estos jóvenes. Los etiquetaron de afeminados.
Hoy en día esas mismas personas lucen cabellos largos hasta el hombro y ven partidos de fútbol con prototipos de masculinidad que llevan pendientes y pelo largo que les asoma por debajo del casco.
Las creencias cambian. Muchas de las creencias que defiende hoy las rechazará en los años venideros.
Por ejemplo, casi cada día recibo cartas de personas que me cuentan que cuando me oyeron por primera vez hablar de algunas de estas ideas hace dos décadas, pensaron que estaba fomentando el egoísmo, y que hoy las mismas ideas les resultan consoladoras. Por lo que a mí respecta, mis ideas sobre Dios y la espiritualidad han cambiado drásticamente desde mis tempranas épocas agnósticas de adolescencia y primera juventud.
Mis ideas sobre el bienestar social, la pena capital, la política y el
mal, han variado. Cuando era joven sólo creía con fuerte convicción.
No sabía, y siempre tenía alguna duda sobre mi posición con respecto a estos asuntos, en particular porque había adoptado a maestros espirituales cuyas ideas estaban en conflicto con las mías.
Esas cosas que usted ha tenido, permanecen a su lado aún hoy, a pesar de que ha pasado por una transformación física completa. Imagínese eso. Hoy se encuentra dentro de un cuerpo que no existía hace apenas una década. Todas las células de su ser han sido reemplazadas por células nuevas.

Usted tiene piernas, brazos y arterias nuevos, e incluso un cerebro nuevo. Las moléculas de su ser físico cambian de modo constante. Están siendo reemplazadas incluso mientras lee estas palabras. Millones de átomos llegan y se van, formando nuevas realidades físicas, aun a pesar de que esas realidades nuevas tengan relación con las viejas.
Esto es lo mejor: aunque usted no es el mismo cuerpo que hace
unos años, sus conocimientos han sido transferidos de su viejo cuerpo al nuevo: no física sino metafísicamente.
De niño sabía patinar sobre hielo, y todavía sé cómo hacerlo a pesar de que no lo he vuelto a hacer desde hace treinta años. El saber aún está conmigo, a pesar de que tengo piernas y pies nuevos, y un cerebro totalmente renovado.
Así que, como puede ver, cuando uno sabe algo en las células de su ser, este saber permanece a pesar de que el ser físico está pasando por un constante cambio. Usted es inmutable en el mundo interior, y por lo tanto lo es su saber.
Éstas son, pues, las cinco diferencias características entre lo que
uno cree y lo que sabe. Resulta obvio que la mayoría de nuestros conocimientos se encuentran en el dominio de lo físico y permanecen con nosotros mientras estamos en nuestro cuerpo. La característica que separa el saber de la creencia es la presencia de la duda. Las creencias y las dudas van juntas, mientras que a los conocimientos no les acompaña duda alguna.

Mi intención es ayudarle a sacar de su conciencia muchas de sus
viejas creencias. Pero lo que es aún más útil para la búsqueda de su yo espiritual, y que espero que aprenda, es transformar las que queden de meras creencias en saber.
Sus conocimientos no tienen por qué quedar limitados al dominio
de lo físico. Puede tener conocimientos también en el dominio de lo metafísico. Por ejemplo, puede conocer a sus guías —sus ángeles y la superior presencia—, en lugar de creer sólo en su existencia. Del mismo modo, todas las cualidades del yo espiritual, que se hallan incluidas en la parte tercera de este libro, están a su disposición para que las conozca en lugar de sólo creer en ellas.
Nisargadatta Maharaj, en / Am That {Yo soy eso), describe el proceso de la siguiente manera: «El mero conocimiento no basta; el conocedor debe ser conocido... Sin el conocimiento del conocedor no puede haber paz».
Ésta es una afirmación de alcance: conocer al conocedor. Constituye el tema del capítulo siguiente, pero resulta útil que conozca ahora la idea.
Hay un yo físico que posee el conocimiento, y hay lo conocido.
Pero lo más significativo es que hay un conocedor de lo conocido. Ésta es su verdadera identidad.

La paz que menciona Maharaj y el camino de la búsqueda espiritual quedan a su disposición cuando le guía esa verdadera identidad, que es lo más sublime de usted. Alcanzar esa paz y hallar el camino de la búsqueda espiritual implica abandonar las viejas creencias y cambiar a una nueva dimensión, donde el conocimiento sustituya a la creencia y donde la fe reemplace al miedo.

MIEDO Y DUDA

Hay un refrán (cuyo origen ignoro), que dice: «El miedo llamó a la puerta, y respondió la fe, y no había nadie». El miedo se origina en las dudas que tenemos de nuestra divinidad. El antídoto para el miedo es la fe.
Dentro de mí sé que no estoy solo, jamás. Sé que tengo a mi disposición la guía divina en todo momento. Este conocimiento hace que el miedo sea imposible. Tampoco usted está solo, y también dispone de guía omnipresente accesible a voluntad.
Cuando uno sabe de verdad que la suprema presencia está siempre a nuestro lado, la posibilidad de vivir tanto con la duda como con el miedo se evapora. Tiene que poseer la cualidad de ser un conocimiento. Entonces, el miedo se desvanece.
Cuando comience a librarse de los miedos, usted desarrollará una
especie de confianza que refleje su conciencia de su misión divina. Gabriel Saúl Helig, al escribir Tenderness Is Strength (La ternura es fuerza), describe cómo se disipa el miedo cuando la duda es desterrada: Todavía temblamos ante el Yo como niños ante la caída de la noche.

Sin embargo, una vez que nos hayamos atrevido a dar un paso hacia el interior del corazón, descubriremos que hemos entrado en un mundo donde la profundidad conduce a la luz, y que no hay final.
El miedo es nuestra prisión. Tenemos que erradicarlo mediante la
certeza de lo absurdo que es tener miedo de algo en este sistema inteligente del que formamos parte y que tiene infinita inteligencia en cada uno de sus elementos. Traer este simple conocimiento a la conciencia cuando experimente cualquier miedo, le ayudará a desterrar tanto el miedo como la duda.
Las cosas a las que con más frecuencia tememos pueden explicarse tras investigarlas. O bien puede erradicarse el miedo con una breve y sencilla afirmación. Yo he escogido la segunda forma, y abrigo la esperanza de dejarle pasmado con lo simple que es eliminar el miedo.

• Miedo a fracasar. ¡Líbrese de él! No puede fracasar en nada. Todo lo que hace produce un resultado. Lo que cuenta es lo que hace con los resultados. Etiquetarse como fracasado carece de sentido"

• Miedo a la desaprobación. ¡Líbrese de él! No necesita que los demás le digan si está bien o mal. Usted es una creación divina. Su sendero es único. Las opiniones de otros serán invariablemente juicios. Cuando uno sabe que está en una misión espiritual, se hace independiente de la opinión de los demás. Continúe adelante con su propósito.

• Miedo al sufrimiento. ¡Líbrese de él! Usted no puede sufrir cuando conoce su yo espiritual. Sólo sufre la persona que se imagina que es. Su júbilo es divino y también lo es su sufrimiento. Todo el dolor es parte del plan de Dios, que le otorgará sabiduría trascendental cuando deje de juzgarlo.

• Miedo al aislamiento. ¡Líbrese de él! Usted nunca puede estar solo. Cuando sepa esto, nunca se sentirá solo. Hay un gigantesco apoyo de amorosas almas que siguen un sendero similar. Reconózcalo. Acéptelo como verdad. Manténgase en su propósito y olvídese de que se siente aislado. Cuando lo haga, toda la guía y el amor que necesite le llegarán.

• Miedo a parecer tonto. ¡Líbrese de él! Cuando usted se afana siguiendo los pasos del yo superior, siempre tiene un propósito. El que otros le juzguen o no como un tonto es irrelevante.

• Miedo al éxito. ¡Líbrese de él! Reemplace el miedo por el conocimiento de que se merece prosperidad y abundancia. Tenga presente que cuando se halla en el camino de su búsqueda espiritual, aparecerán medidas externas de éxito. Su éxito, sin embargo, es una cuestión interior.
Es su sensación respecto a sí mismo, y desde luego no quiere tener miedo de sí mismo.
Éstos son los seis miedos que más interfieren en el camino de nuestro propósito divino. Tenga presente que posee las herramientas internas para transformar su vida, y el miedo habrá desaparecido antes de que pueda decir: «¡Me libero de él!».
Una de esas herramientas es el reconocer ante uno mismo el momento en que el miedo haga su aparición. Cuando advierta que siente miedo, por favor, asegúrese de dejar que penetre en su conciencia. Siéntalo. Nieguese a juzgarlo.

Tengo una amiga que se toma tiempo para mantener una conversación silenciosa con su miedo. Me dice que sólo esto hace que el miedo desaparezca, porque le da la bienvenida como a una vieja creencia que en otros tiempos constituyó una parte amada de ella misma. Otras veces, ella y el miedo se ponen de acuerdo en una nueva «definición» de él. Sienta el miedo y no permita que sus efectos tengan continuidad.
La primera vez que subí a un escenario para hablar ante varios miles de personas, olvidé mis notas; entonces, experimenté varias sensaciones de miedo. No reconocer la presencia de mi miedo lo habría mantenido allí, en el escenario, conmigo. Pero me entregué a mi miedo mientras me recordaba a mí mismo que no estaba solo. Salí al escenario con el miedo como compañero. Antes de que hubiesen pasado siquiera unos minutos, estaba absorto en mi misión y el miedo había desaparecido.
Al reconocer el temor y luego hacer, de todas maneras, eso a lo que le tenía miedo, le pone sobre aviso con respecto a esos pensamientos derrotistas. También da un paso gigantesco para desterrar la duda de su existencia.
El miedo y la duda son pautas. Aquello de lo que dude le causará
miedo. Lo que teme le provocará dudas sobre su capacidad para enfrentarse con ello. Como he mencionado unas páginas más atrás, el verdadero antídoto para la duda y el miedo es la fe.
El desarrollo de la fe como medio para eliminar el miedo de su vida es una lección espiritual suplementaria. A Course in Miracles ilustra maravillosamente este punto, haciendo hincapié en el conocimiento: Si supieras quién camina a tu lado por el sendero que has escogido, el miedo sería un imposible.

Continuará...


TUS ZONAS SAGRADAS.- SEGUNDA PARTE: LAS CUATRO CLAVES DE ACCESO A LA CONCIENCIA SUPERIOR. DESTIERRE LA DUDA ( 1ª PARTE)


Destierre la duda
Las dudas son nuestros traidores
SHAKESPEARE

Me libré de mis dudas recordando que hay una razón válida para todolo que sucede.
En la primera parte de este libro he descrito las ideas y opiniones
que le han transmitido y que han influido en su vida. Muchas de estas ideas podrían ser ahora su realidad cotidiana, podrían definir lo que es posible y lo que es imposible en su existencia.
Le he instado a abandonar muchas de estas creencias y establecer
una nueva relación con la realidad que se base en lo que usted sabe que es verdad. Una vez conozca su verdad personal, su realidad quedará libre de dudas.
Puede que no crea que la duda tenga mucho efecto sobre su vida.
Pero parte del daño que crea radica en que se encuentra tan por completo integrada en su sistema de creencias que le resulta imposible pensar de ninguna otra forma. Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y lo que no es posible. Pero cuando se destierra la duda, llegamos a un conocimiento que conduce a soluciones creativas e inspiradas que van muchísimo más allá de lo que creíamos posible.

Con la duda usted es incapaz de recorrer con éxito el camino de su búsqueda sagrada y alcanzar su yo espiritual. Tiene que reconocer este obstáculo para alcanzar su conciencia superior. Necesitará trabajar en el destierro de la duda de su mundo interior. Cuando sea extirpada de sus pensamientos desaparecerá de su mundo exterior, y se hallará en un viaje interno y externo mucho más satisfactorio.
Andrew Cohén, en su delicioso y sencillo libro Enlightment Is a Secret: Teachings of Liberation {La iluminación es un secreto; enseñanzas de liberación), explica una manera de librarse de la duda:
P: No tengo claro cómo librarme de la duda.
R: Arrojándola de ti. Si vieras a tu hija jugando en la cocina, advirtieras que ha encontrado un frasco de veneno para ratas y que está a punto de bebérselo, ¿qué harías?
P: Se lo arrebataría de la mano.
R: Sí. Porque sabes lo peligroso que es. Cuando sepas lo peligrosa que es la duda, harás lo mismo. Una persona ignorante no se da cuenta de lo peligrosa que es la duda; por lo que se permite abandonarse a la duda, y al hacerlo destruye la posibilidad de despertar de verdad.
Cuando comience a desterrar la duda de su vida con esta primera
clave de acceso a la conciencia superior, recuerde este diálogo y lo sencillo que resulta.
La presencia de la duda puede impedirle despertar. Cuatro sencillas palabras describen por qué es así: como pienses, así serás. En efecto, nos convertimos en lo que pensamos durante todo el día. No permita que sus pensamientos y actos los dicte la duda.
Permitirse dudar es igual a tener un traidor a cargo del timón de
su vida. La duda es un traidor porque usa las limitaciones y los defectos para influir en el curso de su existencia. Recorrer el camino de su búsqueda sagrada, guiado por su yo superior, implica que debe desterrar la duda.
¿Puede imaginar su realidad si le hubiesen criado en un ambiente libre de dudas? ¿En qué sería diferente su vida si nunca hubiese oído «eso no puede hacerse», «eso es imposible», «acepta tus limitaciones»?
¿Y si le hubiesen alentado a usar la energía de su mente? Podría haber usado esa energía para explorar la capacidad de influir en otros seres, cosas, el tiempo atmosférico, su creatividad.
Puede que eso le suene un poco fantástico. Pero recuerde que está valorando lo posible y lo imposible con dudas, que de forma automática se deslizan hasta su mente cuando alguien sugiere algo que usted cree absurdo. Si hubiera sido lo bastante afortunado como para ser criado sin dudas, poseería un increíble sentido interior de su capacidad.

Nunca pronunciaría frases que reflejaran duda, como: «No tengo el talento suficiente», «eso no puede hacerse, sé realista», y «¿no sabes que existen límites para todo?». Libre de dudas, habría comprendido mucho más temprano que es una criatura divina. Habría conocido su capacidad interior para crear el mundo y abordar los males de la sociedad sin ninguna duda sobre su capacidad para crear utopías.
Sabría que la humanidad es fundamentalmente buena. De los defectos humanos no culparía a una incapacidad inherente o al diablo.
Sabría que la satisfacción de las exigencias del ego es la actividad que crea esos defectos.
El yo sagrado no conoce la duda. No tiene límites ni fronteras.
¿Cómo sería nuestro mundo si hubiésemos aprendido esto en la infancia?
Es hora de que sepamos que tenemos la responsabilidad de incorporar la búsqueda espiritual a nuestra vida y de introducir a nuestros hijos en este aspecto de la vida.
Yo les ofrezco a mis hijos oportunidades de aprender sobre su ilimitado interior mediante varios métodos. Por ejemplo, los invito a salir conmigo para «hacer nubes». Después de comer, a menudo nos llevamos una manta fuera, nos tendemos sobre ella y nos dedicamos a ello.
Los niños comienzan por crear la imagen interior de una forma que quieren ver en las nubes. Luego concentran su energía en una nube en particular, e intentan que adopte esa imagen interior. El vecindario se ha habituado a oír gritar a mis hijos: «Estoy haciendo una casa, papi.
Mira cómo se mueve mi nube. ¡Estoy moviéndola con la mente!».
Puede que muchos niños del vecindario piensen: «Esos Dyer están locos, ¿de verdad creen que pueden hacer que las nubes adquieran una forma?». Pero ¿por qué no deberían aprender los niños que por dentro de ellos fluye la misma inteligencia divina que mueve las nubes? Si está en todas las cosas, lo cual sabemos que es verdad, entonces está tanto en mis hijos como en las nubes. ¿Por qué no sentirse tan conectados con ella como para hacer sus propias formas de nubes? Nuestros hijos tienen muy pocas dudas, y este conocimiento interno les permite crear el mundo que quieren para sí mismos.
Usted hace lo mismo cuando se va a dormir. Entra en la experiencia de los sueños con una absoluta carencia de duda. De hecho, es incapaz de llevar la duda a ese ámbito. Es como si Dios tuviera una señal de «No se admiten dudas» a la entrada de los sueños.
En sueños, usted es capaz de hacer cualquier cosa que su mente pueda crear. Puede volar, visitar el pasado, proyectarse al futuro, conversar con quienes se marcharon hace mucho tiempo, ver a quienes han muerto y saber que están ahí con usted, saltar por encima de enormes árboles, respirar debajo del agua, crear docenas de personajes y llevar a cabo una interminable lista de otras actividades. Durante este tercio de su vida que pasa durmiendo, no tiene dudas... y por tanto carece de limitaciones.

Luego, cuando despierta, introduce instantáneamente al compañero (instante), la duda, de vuelta en su conciencia de vigilia.
Despierto, cree que esas cosas no son posibles en la vida diurna. La diferencia radica en que durante el sueño usted sabe qué puede hacer y lo hace; en sus momentos de vigilia cree que no puede, y no lo hace.

LO QUE SABE Y LO QUE CREE

Si es capaz de establecer una distinción entre lo que sabe y lo que
cree, reconocerá el papel crucial que juega la duda en su vida. La meta última de reconocerlo es transformar todas las creencias.
He aquí las principales distinciones entre lo que cree que es verdad y lo que sabe que es verdad.

• Las creencias se las transmiten. El saber procede de su interior. La totalidad de sus creencias le fue transmitida por personas que han entrado en su vida con este propósito. En el segundo capítulo he esbozado diez de estas creencias más comunes y hecho sugerencias para cambiarlas.
Ahora le pido que examine todas sus creencias. Cuando lo haga, piense en sí mismo como en una esponja que ha absorbido creencias de otros y luego las ha hecho propias.
A lo largo de toda su existencia ha estado sujeto a millares de creencias, que van desde de qué está hecha la Luna, pasando por cómo deben reaccionar las personas las unas ante las otras; o si los deportes tenían o no algún valor, el que la poesía es para afeminados, a qué velocidad pueden correr los seres humanos, cómo son sus vecinos, qué es capaz de lograr, o el que es con igual a su padre y al padre de éste. Hay una larga lista de cosas que cree de sí mismo, del mundo, de Dios, de sus potenciales, del destino del capitalismo y muchas otras. Estas creencias, que llegaron a usted desde el exterior, se convirtieron en su credo.
Sus conocimientos, sin embargo, llegaron a usted como resultado de haber decidido superar los límites fijados por una creencia. Nadie puede transmitirle un saber. Usted debe tener la experiencia por sí mismo.
Yo podría hablarle infinitamente de cómo montar en bicicleta, o
incluso de por qué es imposible hacerlo dadas las leyes de equilibrio y la relación aire/velocidad/viento. Usted podría tener una idea propía sobre este tema, pero sólo sabrá que es posible cuando monte una, se tambalee unas cuantas veces y lo experimente. Una vez que haya montado una bicicleta, nadie podrá, jamás, convencerle de que es imposible.
Todos sus conocimientos son así. Provienen de la experiencia, y por lo tanto existen en su interior libres de duda.

• Las creencias le decepcionarán en una crisis. El saber nunca le decepcionará.
Cuando usted cree en algo sin saberlo, hay una duda junto con la
creencia. La duda existe en alguna parte de las profundidades de su mente. Existe como un pensamiento al que en última instancia recurrirá cuando quiera poner esa creencia en práctica.
Recuerdo cuando creía que no podía zambullirme de espaldas en la piscina. Cada vez que me decía «esta vez puedo hacerlo», esa inoportuna duda emergía en el preciso momento en que intentaba zambullirme de espaldas. Me encontraba con que mi cuerpo giraba sobre sí en el último segundo. La diminuta duda unida a la creencia sobre mi capacidad era en lo que yo confiaba en el momento de la ejecución.
Si usted cree en algo basado sólo en lo que otros le han dicho que
es verdad, cuando aparezca una prueba importante, a menudo la creencia le decepcionará. Suponga que cree ser capaz de montar en motocicleta.
Si intenta escapar de una situación peligrosa aprovechando una
motocicleta que está por ahí, hay muchas probabilidades de que la duda unida a su creencia le impida escapar en esa motocicleta.
Lo que usted sabe nunca podrá decepcionarle. Jamás. Si tuviera una absoluta certeza sobre su capacidad para saltar sobre la motocicleta y alejarse a toda velocidad, ese saber le impulsaría para que se alejara sano y salvo. Porque un saber no presenta dudas internas, uno tiene una absoluta certidumbre sobre cuál es su posición. Esto es cierto en todo lo que uno experimenta, tanto física como metafísicamente.
Si usted tiene la creencia de que Dios estará a su lado en un momento difícil, y que cualquier sufrimiento que experimente es tan divino como cualquier júbilo que haya sentido, pero no lo sabe, se encontrará con que el dolor de su decepción se convertirá en una afirmación de que Dios no existe. Su creencia se hará trizas en un momento difícil. Eso se debe a que está usted intentando tener una visión de Dios que le ha sido transmitida desde el exterior, y está debilitada por la duda.

Saber de la existencia de Dios y sufrir como escribió William Blake en el siguiente poema, le sustraerán de las dificultades «sano y salvo»:

El hombre fue hecho por el Júbilo y la Aflicción.
Y cuando sabemos esto vamos por el mundo a salvo.
El Júbilo y la Aflicción han tejido una tela para el alma divina.
Los conocimientos nunca pueden decepcionarle porque están entretejidos en la trama de su ser. Si no puede dudar de lo que es, y sabe que es, entonces nunca se verá decepcionado. 
Quiero repetir que a las creencias siempre les acompaña la insidiosa duda, mientras que los conocimientos están libres de dichas contaminaciones.

• Sus creencias son ejercicios mentales. Sus conocimientos son ejercicios físicos.
Las creencias están emplazadas en el reino de lo mental, como los
pensamientos que uno alimenta de forma constante. Su comportamiento en el mundo se ve muy afectado por las limitaciones de esas creencias. Estas son estrictamente ejercicios mentales que uno practica de manera continuada hasta que se convierten en la realidad: es decir, una realidad basada en las dudas que van unidas a las creencias.
Usted podría creer que la gente no debería llevar joyas en la nariz, o que la gente que no asiste a la iglesia es perversa. Este tipo de creencias influirán en su conducta y harán que juzgue a otras personas (hasta que cambie sus creencias y quizá busque un aro para su nariz).
Sus conocimientos están emplazados en el dominio de lo físico, a
pesar de que se hayan originado en el mental. Cuando uno sabe algo, forma parte de la totalidad del ser, se origina en lo mental y reside en todo el ser.
Lo que se sabe con absoluta certeza —como la forma de bailar el
mambo, o de patinar sobre hielo, o nadar, o hacer el amor, o montar en bicicleta—, forma parte del ser. Reside tan en lo profundo de uno que está en las células de lo humano. Aquello que en otra época sólo creyó, porque le fue transmitido por alguna persona, ha sido ahora transferido a su saber. La totalidad de sus conocimientos de lo físico comenzaron como creencias y acabaron en esta certidumbre.

Incluso puede que tenga algunas creencias tan arraigadas que las
trate como conocimientos. Algunas de estas creencias que se han hecho fuertes en su interior podrían considerarse conocimientos, pero en realidad no lo son.
Por ejemplo, puede que usted crea que tiene talento para el arte,
pero en alguna parte profunda de su interior existe una diminuta pizca de duda respecto de si esto resultaría cierto. De modo similar, podría no creerse capaz de dominar un idioma extranjero; pero también tiene alguna duda respecto de si esto resultaría verdad de hallarse en una situación en la que su vida estuviese en juego.
Cuando uno sabe algo, se convierte en su realidad física, y actúa de forma constante. Cuando sólo se cree algo, tanto si es negativo como positivo, uno tiene una diminuta duda, y esa duda se convierte en realidad.
Las creencias son mentales. El saber es físico, aunque se origina
como creencia mental.

• Las creencias le limitan. Los conocimientos le confieren poder. Dado que las creencias le son impuestas, son obra de otros seres. Por lo tanto, sus propias creencias no tienen lugar en su vida cotidiana.
Esa siempre presente sombra de duda sobre si estas creencias son
ciertas para usted, aunque lo fueran para sus antepasados, tiende a imponerle limitaciones. Sus pensamientos crean su realidad. Cualquier pensamiento del que dude es una limitación.
Lo que sabe le confiere poder para ascender en los niveles de conciencia.
Cuando su corazón sabe que algo es correcto y usted sigue a su
corazón, progresa y crece. El conocimiento interno le permite dar el paso que habría evitado de haber escuchado su mente.
Louise Hay es un perfecto ejemplo de lo que estoy definiendo. Es
una mujer hermosa y sensible que ha escrito muchos libros formidables sobre curación, y es la editora de una colección de mis afirmaciones y recordatorios cotidianos titulada Everyday Wisdom (El camino de la perfección).*
Estábamos juntos en una transmisión nacional de televisión, cuando alguien llamó y le preguntó a Louise si había considerado algún método tradicional para tratarse un cáncer que había padecido ocho años antes. Louise le dio el tipo de respuesta que espero que usted sea capaz de cultivar cuando vea cómo el saber puede darle fuerza para ascender a niveles más elevados. Respondió: «En mi corazón sabía que no podía permitirles que me sometieran a radioterapia ni quimioterapia, ni que me cortaran un pecho... Sólo sabía que ése no podía ser mi método para enfrentarme con el cáncer. Mi conocimiento me condujo a otras alternativas, sobre las que he escrito, y en última instancia a la erradicación del cáncer de mi cuerpo. No estoy menospreciando ninguna otra forma de tratamiento, sólo sabía, en mi interior, que yo no podía ir en esa dirección.»
La clave aquí reside en el uso que le da a la palabra «sabía». No se trataba de que creyese en una terapia alternativa, sino que sabía que esos métodos tradicionales estaban en desacuerdo con quién era ella.
Consultó su saber. Ese saber le proporcionó fuerza e iluminación.
Cuando aprenda no sólo a abandonar las creencias sino a convertirlas en conocimientos, sólo tendrá ese saber interno para consultarlo cuando surjan las dificultades en su vida. Una mera creencia no es más que una nota mental pegada en su cuarto por su madre. Un saber está grabado en las células de su ser y por lo tanto vive en su interior, sin presencia de duda.

 Continuará...

PRIMERA PARTE: PREPARARSE PARA EL TRASCENDENTAL VIAJE (Capítulo 5) parte 4 /FIN DEL CAPÍTULO 5


NOVENA CREENCIA: SIEMPRE TIENE QUE HACERLO LO
MEJOR QUE PUEDA.

A lo largo de nuestras vidas oímos: «No te preocupes por lo bien
que lo hagas, siempre que lo hagas lo mejor que puedas». Examine esta idea, y puede que saque una conclusión diferente.
La verdad es que no tiene que hacerlo lo mejor que pueda. De hecho, «lo mejor que puede» es algo que nunca se suele medir, ni siquiera saber.
Esta idea puede llevarle a extremos enfermizos.
Esta idea es incompatible con la superación. Significa que uno tiene que ir hasta el máximo cada vez que se hace algo.
Cuando uno se libra del dogma de tener que actuar a un determinado nivel, también se libra de la necesidad del ego de que le juzguen mejor que otro. Le irán mejor las cosas si se limita a hacer y disfrutar, y a estar dispuesto a aprender.
Hacer las cosas lo mejor que uno puede implica enormes tensiones y presiones. Uno se mide de acuerdo con un modelo que le han impuesto sus bien intencionados educadores y mentores. No hay paz en hacer las cosas lo mejor que uno puede, sólo hay lucha constante para adquirir el distintivo «del mejor».
Tener que juzgarse constantemente según las metas de logro impuestas desde el exterior es poner la vida bajo control de esos factores externos. Usted no puede conocerse a sí mismo cuando las demandas del ego son sus constantes compañeros.
Su yo espiritual sólo quiere que esté en paz, que sienta alegría interna y que tenga un propósito. Cuando uno se aplica «lo mejor que pueda» le entrega el control de su vida al ego.

El camino de la búsqueda sagrada es convertirse en una persona
sensata, lo cual es diferente de luchar para hacer las cosas lo mejor que pueda. El antiguo libro de Tao-te Ching comenta qué es ser una persona sensata:
Los cinco colores pueden cegar, los cinco tonos, ensordecer; los cinco sabores, empalagar; la carrera, la caza, pueden volver locos a los hombres y su botín no brindarles ninguna paz.
Por lo tanto, el hombre sensato prefiere el ojo interno al externo.
El yo interno no tiene ningún ideal de perfección en el obrar; se limita a escuchar y saber, y se dedica a sus actividades de forma decidida, sin preocuparse por cómo salgan las cosas. Cuando uno llega a conocer el propósito de su vida, se halla en el proceso de llegar a ser espiritual, y esto no puede medirse con fórmulas mundanas como «lo mejor que pueda» o «lo mejor de todo».

Sugerencias para librarse de la creencia de que tiene que hacer las cosas lo mejor que pueda imponerse a sí y a sus hijos la creencia de que hay que hacer las cosas lo mejor posible. Realice tareas que parezcan fluir de sus impulsos.
Pero apártese de la necesidad de juzgar sus esfuerzos.

• Mientras esté meditando, fórmese una imagen de sí mismo capaz de hacer cualquier cosa. Permanezca con esta imagen y olvídese de los resultados. Fíjese en lo tranquilo que se siente cuando no está siendo puesto a prueba, cuando se permite simplemente ser. Compórtese así en todas sus tareas diarias.
Descubrirá que su forma de hacer las cosas mejorará, y se sentirá
más lleno de energía. Esto se debe a que está disfrutando del momento en lugar de pensar en lo bien que está haciéndolo.

• Haga el esfuerzo de elogiar a otros sin fijarse en el resultado. Ellos le agradecerán el interés y el que no les diga que tienen que hacer las cosas lo mejor que puedan.
Se encontrará con que hay algunas cosas en las que quiere sobresalir.
En esas actividades será más diligente. Pero en todos los otros aspectos de su vida, limítese a querer hacer. No tiene por qué dar el mejor paseo a pie o en bicicleta de toda su vida, ni jugar el mejor partido de fútbol.
He corrido siete maratones y ni una sola vez lo he hecho lo mejor
que podía. De haberlo hecho, habría obtenido tiempos cada vez mejores.
Pero esa presión habría evitado que corriera y yo corro para liberar tensiones y no para generarlas.
Si me hubiese forzado a hacerlo lo mejor que podía, ahora no podría decir que he corrido siete maratones. Ese tipo de presión elimina muchísimos de los placeres de la existencias.

DÉCIMA CREENCIA: LOS SUEÑOS NO SON LA REALIDAD

A la mayoría nos enseñaron a creen en dos realidades diferentes.
Una es nuestra realidad divina, la otra nuestra realidad onírica.
En esta fórmula, cuando dormimos, estamos en un mundo irreal.
Consideramos los sueños un ejercicio mental. Todas las cosas que creamos durante esas horas de sueño se consideran irreales. La conciencia de vigilia se considera la real, y la conciencia onírica la irreal. Le sugiero que reconsidere esa creencia.
Imagine que sus sueños son aspectos diferentes de la misma realidad, y que contienen orientaciones en su búsqueda espiritual. Comience por entender que éste es básicamente un mundo de energía, y sólo en segundo lugar un mundo de objetos materiales.
Para conocer su yo espiritual es necesario que perciba la energía.
Y eso lo puede hacer en sueños. Toda su percepción cambia entonces de los objetos concretos a las formas energéticas. Cuando esto forma parte de su realidad, su estado onírico se convierte en algo que comparte con otros seres con los cuales tiene afinidad espiritual.
Llegado el momento, incluso podemos ser conscientes de que estamos soñando. Esto se denomina sueño lúcido. En el sueño lúcido uno puede controlar sus sueños y ser capaz de soñar despierto. Mediante el sueño se perciben otras dimensiones de la realidad, negadas por nuestra formación.
No estoy escribiendo sobre la interpretación de los sueños. Estoy
hablando de conocer su vida onírica y ser consciente de que experimenta otras dimensiones de la realidad mientras duerme, las cuales también estarán disponibles en los momentos de vigilia.
Sus sueños son creaciones del mismo cuerpo y el mismo cerebro,
como el resto de su mundo de percepciones. Todo le pertenece; cada noche no estrena un cerebro nuevo y experimenta una nueva realidad.
Todas las cosas que usted es capaz de saber y de las que es capaz de convencerse en sueños, pueden ser experimentadas en todos los momentos de su vida diurna. Todas las cosas. Sí, es una afirmación radical, pero le hará conocer el poder de su cuerpo energético.
Entra en su mundo de sueños con una completa ausencia de duda sobre lo que puede experimentar. Con esa ausencia de duda no hay ningún límite. Cuando despierta a lo que llama su conciencia de vigilia, continúa teniendo el mismo cuerpo, el mismo cerebro y los mismos sentidos, pero ha aparecido la duda.
Yo creo que los sueños no revelan cosas acerca de uno, sino que son uno mismo. Son reales y pueden resultar muy eficaces en ayudarle a conocer su yo espiritual.

Sugerencias para librarse de la incredulidad ante los sueños.

• Cuando se vaya a dormir, ínstese a ser consciente de que está entrando en un estado onírico. Tener presente esto constituye el primer paso hacia una mayor conciencia durante los sueños. Cuando esté quedándose dormido, tome nota mental de que está a punto de entrar en el estado de los sueños y que le complace ser consciente de ello.

• Haga un esfuerzo, antes de quedarse dormido, para ver conscientemente elementos del sueño que se avecina. Ordénese tomar nota de un objeto, una habitación o un lugar concreto mientras esté en el sueño. Penetre en todos los detalles que pueda respecto del objeto mientras esté soñando.
Si se trata de una lámpara, por ejemplo, acérquela más a usted con el poder de la mente. Examine el color, la forma, y la intensidad de la luz.
Necesita establecer contacto con su cuerpo energético, ese cuerpo de energía que coexiste en todo momento con su cuerpo físico. Mediante el examen del contenido de sus sueños podrá acceder a esa energía superior.
Se demostrará a sí mismo que la energía mental es un fenómeno
que puede manejar, con práctica y esfuerzo. Llegado el momento, será capaz de acceder a esta energía en todos los momentos de su vida.
Su cuerpo energético tiene apariencia pero no masa. Familiarícese con esa manifestación de su energía y tenga presente que puede transportarle a cualquier parte del universo. Suena extraño, pero está dentro de usted hacer que esto ocurra. Primero en sus sueños, y luego despierto.

• Mire si puede ir de un sueño a otro, y luego regresar al primero. Mientras esté quedándose dormido, adquiera primero conciencia de su inminente estado; luego, mientras esté soñando, sea consciente de que está soñando, y cambie a otro sueño. Tras años de experimentar, he sido capaz de hacerlo sólo de modo ocasional. Pero pruébelo. Le proporcionará práctica para la última clave de acceso a la conciencia superior: cultiva la condición de espectador. (Esto se comenta con detalle en el capítulo quinto.)

• Haga un intento de observarse mientras sueña. Carlos Castaneda llama a esto la tercera puerta de los sueños. En El arte de soñar, escribe: «La tercera puerta de los sueños se alcanza cuando te encuentras en un sueño, contemplando a alguien que sueña. Y ese alguien resulta ser tu propia persona».
Éste es un estado de conciencia superior en el cual el yo físico es
observado por el yo energético, y usted es consciente de que sucede. Es consciente a la vez de que sueña y de que se observa soñando.
Implica un cambio radical respecto de lo que le han contado sobre los sueños; es un mundo nuevo, un mundo que le permite convertirse en un soñador dormido y en un soñador despierto; y comenzar a impregnar su vida de vigilia con la magia de la conciencia soñadora.

• Adquiera conciencia de sus sueños y vea si puede tener sueños lúcidos, cada noche. Cuando despierte en medio de la noche, repare en el contexto y los objetos de sus sueños, y luego vuelva a entrar en ellos.
En este reino de sueños y conciencia de vigilia vas a llegar a conocer la existencia de la energía superior del universo.
Esto concluye mi lista de diez de las más erróneas creencias que le han enseñado. Despojarse del pasado es una sencilla cuestión de cambiar su forma de pensar sin ningún enojo ni culpa respecto de lo que le enseñaron a creer. Todas las cosas a las que ha sido expuesto eran por designio divino. Todas las pruebas que le han puesto en la vida eran parte del camino que emprendió cuando escogió viajar de la nada al aquí y ahora.
Dé las gracias por todos ellos, y agradezca que esté preparado para superar esas creencias. Este libro está en sus manos gracias a la misma providencia divina que guía su búsqueda espiritual. Y tenga presente que cualquier creencia a la que se aferre y que ya no le sirva, es una intrusa en su vida. Déjela marchar.
Ahora ha llegado el momento de empezar a reconocer las cuatro

claves de acceso a la conciencia superior. Son el tema de los cuatro capítulos siguientes.

PRIMERA PARTE: PREPARARSE PARA EL TRASCENDENTAL VIAJE (Capítulo 5) parte 3


OCTAVA CREENCIA: LAS METAS SON ESENCIALES PARA EL ÉXITO
 
Son muchísimos los aforismos que guían nuestras vidas. Uno de los más erróneos es el de que tenemos que saber hacia dónde vamos para poder llegar. Nada podría estar más lejos de la verdad del éxito. Yo estoy convencido de que ésa es una fórmula para obtener el fracaso (intentar complacer a todos los demás y pasar por alto nuestros impulsos internos); y no creo que haya una fórmula para el éxito.
Vivir una existencia espiritual no significa ponerse metas y seguirlas.
El camino de la búsqueda sagrada no va por ahí. La diferencia se
percibe en este pequeño poema de Rumi, un poeta sufí que vivió hace un milenio:
¿Crees que sé lo que estoy haciendo?
¿Que durante una inspiración o media inspiración me pertenezco?
Tanto como un lápiz sabe lo que estoy escribiendo, o la pelota puede adivinar hacia dónde irá a continuación.
Como criatura divina usted siempre está acompañado por un guía
que le ama. Con esta conciencia, no se perderá de vista a sí mismo ni se convertirá en un vagabundo que mendigue por su comida si ése no es el camino de su búsqueda sagrada. Conocerá su propósito, lo perseguirá con ahínco, y confiará en el universo para que se haga cargo de los detalles.
Es esta clase de conciencia lo que me ha llevado a trabajar con mayor decisión, producir de un modo más eficaz y sentirme con un propósito.
No ha sido un conjunto de metas por alcanzar.
Puedo identificarme con Rumi. Nunca he sabido hacia dónde voy.
Guardo silencio, escucho y luego dejo que me guíen.
Tener metas es una manera de abandonar el ahora en favor de un
plan para un futuro inmediato. La ausencia de un montón de metas concretas le ayuda a cultivar la conciencia de que no está solo en este viaje. Uno comienza a confiar en la guía divina para que le ayude en el momento presente. Llega a saber que el universo se hará cargo de los detalles si uno se entrega y se deja ir un poco. Es probable que esto esté en desacuerdo con todo lo que le han enseñado. Pero ése es el propósito del presente capítulo: ayudarle a borrar el pasado en el que ya no cree o que ya no quiere; ayudarle a comenzar en el ahora con su nueva conciencia.
 
¿Le han dicho que debe asistir a determinados centros educativos
para obtener un determinado currículo? Yo le digo que carece de importancia a qué centros educativos asista.
Si tiene el impulso interior para saber algo o sobresalir en un área
determinada, nada le disuadirá. Hay libros en las bibliotecas: en las pequeñas facultades comunitarias, en su ciudad natal. ¡Los encontrará!
Si vive al lado de la Biblioteca Central del Estado y no tiene el impulso interno, su ubicación no cambiará nada en absoluto.
Cualquier cosa que quiera saber o conseguir en su vida, si está de
verdad preparado y confía en su fuerza espiritual para manifestarlo, los maestros estarán allí. Recibirá una guía. El dinero no cambiará nada.
Si quiere educación (u otra cosa), hallará la forma de encontrarla.
Sólo usted es responsable de lo que piensa. Es en este nivel donde
se ejercita la capacidad de elección. Le animo a cambiar su forma de pensar respecto de la importancia de las metas. Por el contrario, fórmese una idea de cómo le gustaría servir y ayudar, y cómo mejorar la calidad de vida de otros. Encontrará la manera.
Mucho más importante que las metas en su vida, es su voluntad de permitir que las cosas sucedan, y su voluntad de saber. La voluntad es la clave. Como se dice en A Course in Miracles {Curso de milagros): «Los milagros son meros signos de la voluntad de seguir el plan del Espíritu Santo».
Cuando era adolescente no tenía ni idea de que iba a convertirme
en escritor y conferenciante. De todas maneras, en la adolescencia escribí muchísimo, participé en muchos debates y gané cierta experiencia en exponer temas en público: primero como estudiante en la clase de oratoria para ayudarme a superar mis miedos, luego como maestro de primaría, después como profesor, y posteriormente como orador de sobremesa en cenas de reuniones benéficas.
 
Tenía sólo una comprensión interna de que estaba siendo impulsado en esta dirección, y una voluntad de seguir ese impulso. Siempre me ha encantado escribir, pero no tenía la meta de escribir libros ni artículos.
Sólo tuve una experiencia de desarrollo de querer escribir y
ejercitar la disciplina para conseguirlo.
Las metas parecen ser planes grabados en piedra que uno tiene que seguir. Le recomiendo que se relaje por lo que respecta a su futuro y se deje sencillamente impulsar en la dirección que Dios tiene en mente para usted.
 
Sugerencias para librarse de las metas para el éxito.
 
• ¡Estar dispuesto! Ésta es la sugerencia más importante que puedo hacer. Estar dispuesto a lo que haga falta para convertir ese conocimiento e impulso futuro en su realidad.
Mire un sencillo bulbo de tulipán y verá que parece una sucia masa de materia biológica marrón. Pero usted sabe que en alguna parte dentro del bulbo, en el mundo invisible que desafía las mediciones, existe un impulso para el futuro. Si se lo planta y nutre se convertirá exactamente en lo que está destinado a ser, y en nada más, porque lleva en sí la simiente de su futuro. No se convertirá en un tulipán mejor porque se tire de él o se le halague mientras crece. Será lo que está destinado a ser. La creación revelará sus designios con independencia de las metas que nos compongamos.
Lo mismo es cierto en su caso. Con su conciencia superior usted
puede escoger sus visiones de futuro. Guarde su imagen y nieguese a permitir que nadie la manche. Ha de estar dispuesto a hacer lo que sea necesario para convertir la imagen en su realidad, escuchando a la presencia amante, mirando hacia su interior. Este es un camino diferente del de la imposición de metas externas.
 
• Tenga presente que su misión es la no interferencia. Disfrutará de una vida más plena y de mayor felicidad si deja de interferir con los planes y las metas. En lugar de eso, debe estar dispuesto a aceptar el plan de Dios.
La ausencia de interferencias se traduce en desasirse de las preocupaciones y de la organización de su vida. Cuando uno sabe que todo sucede por designio divino, y que usted forma parte de un sistema inteligente, puede seguir sus dictados internos sin necesidad de un mapa detallado. Éste es el camino de la búsqueda espiritual.
 
• Relájese respecto de su futuro y déjese ir. En cambio, establezca un compromiso para disfrutar un poco más de cada día. Cuando más en paz esté consigo mismo y con su papel aquí, más productivo y eficaz será. Resulta muy difícil conseguir nada cuando se está en tensión por los posibles resultados. Cuando uno se relaja y se siente en paz, recibe inspiración y se vuelve eficiente.
Aparte de sí las metas y viva su existencia con el conocimiento de
que usted participa en su creación.

 
 Continuará...

PRIMERA PARTE: PREPARARSE PARA EL TRASCENDENTAL VIAJE (Capítulo 5) parte 2



CUARTA CREENCIA: HAY UNA SOLA EXISTENCIA Y ES FÍSICA.

De niño, usted era consciente de un segundo aspecto de su ser. Yo
lo llamo el cuerpo etéreo.
A medida que creció, aprendió a descartar este segundo yo y a creer sólo en el yo físico. El segundo yo, su doble, es un cuerpo de energía que coexiste con su cuerpo físico. Este cuerpo de energía no es ni visible ni discernible con los sentidos ordinarios. No obstante, coexiste con su cuerpo físico en todo momento.
Usted ha perdido contacto con este cuerpo etéreo de energía. Eso
no significa que no se encuentre a su disposición. Su cuerpo físico es ese que ha llegado a creer que es quien usted es. Sin embargo, este cuerpo en sí y por sí mismo es neutral. Su cuerpo no puede procurarle ni paz ni agitación.

Por sí mismo, su cuerpo no tiene propósito alguno. Deriva su propósito del ser invisible que es usted. Pensar en su cuerpo como su realidad supone una percepción errónea del ego. Su cuerpo es, con más exactitud, el hogar escogido por usted para este viaje por la Tierra.
Resulta casi imposible establecer contacto con su yo espiritual cuando sólo se cree en el yo falso y en el mundo material. De alguna forma, en su interior, usted es consciente de que todo el mundo material es energía. Esta energía parece sólida si se la mira bien.
Una mirada al mundo físico desde más cerca revela una danza de
partículas. Una mirada más cercana a esas partículas revela que están implicadas en otra danza más diminuta de más partículas en el vacío, ad infinitum, hasta que sólo hay energía y ninguna partícula. Esta es nuestra realidad. Pero nos han persuadido de que lo que vemos con las limitaciones de nuestros ojos es la única realidad que hay. Su cuerpo forma parte de ese sistema de percepción que le han hecho aceptar.
Su tarea consiste en disolver la barrera que separa estos dos aspectos de su ser. Cuando hace esto, usted alcanza lo inimaginable.
Helen Keller, que vivió sin el uso de la casi totalidad de sus cinco
sentidos, hizo una profunda observación respecto del cuerpo etéreo:
«Me proporciona una profunda sensación de consuelo que las cosas que se ven sean temporales y las que no se ven sean eternas».
Durante la infancia es probable que pudiera sentir las cosas sin verlas, como describió Helen Keller. Si su familia y sus profesores no le alentaron a ser de esta manera, usted perdió esas sensaciones.
En El arte de soñar, Carlos Castaneda describe este fenómeno en una conversación con su maestro. Habla de esas corrientes de energía que están a disposición de todos nosotros. Cuando pregunta quién las experimenta, le responden:
—Como experimentarlas, lo hacen todos los seres humanos, pero
los seres humanos por lo general están demasiado ocupados con las cosas que persiguen para prestarle atención alguna a sensaciones como ésas.
—¿Qué sensación producen estas corrientes?
—Como una leve incomodidad, una vaga sensación de tristeza que es seguida de inmediato por la euforia. Puesto que ni la tristeza ni la euforia tienen una causa explicable, nunca las consideramos como verdaderas acometidas de lo desconocido, sino como inexplicables cambios de humor.
En el sendero de la búsqueda espiritual uno descubre que el mundo que observa con los sentidos no es el único que existe. Se adquiere conciencia de que tenemos una corriente de energía, siempre, en cada momento de la vida. Esta energía puede ayudarle a realizar ese salto al mundo de la conciencia espiritual.
Deje de prestarle demasiada atención a las cosas superficiales que persigue en su vida. Aprenda a volverse hacia el interior y conocer niveles superiores de conciencia. Usted necesita llegar a conocer esa parte de sí mismo y creer en la energía de la presencia que habita en usted.
Podrá usarla para satisfacer sus propósitos espirituales.

Sugerencias para deshacerse de su creencia en la exclusividad física.

"DECÍDETE A SER LIBRE".- PRIMERA PARTE: PREPARARSE PARA EL TRASCENDENTAL VIAJE (Capítulo 5) parte 1


Abandono de viejas creencias
Una de las diferencias más impresionantes entre un gato y una mentira, es que el gato sólo tiene siete vidas.
Mark TWAIN
Mi pasado no es más que la estela que he dejado tras de mí.
Lo que impulsa mi vida es la energía que genero en el presente.
Ahora ha llegado el momento de comenzar la tarea de reorganizar y abandonar las creencias y opiniones que no se adapten a su nueva relaciòn con la realidad. Veamos algunas de esas arraigadas creencias y apartémoslas de nuestra conciencia.
Su pasado está preñado de creencias. Estas creencias se encuentran en el núcleo de lo que usted percibe como constituyentes de su realidad.
Debe usarlas para explicar por qué su vida ha tomado el rumbo que ha tomado. Tome la resolución de extirpar aquellas que no se
ajusten a la nueva relación con la realidad que está creando.
A lo largo de este capítulo se le pedirá que descubra y luego cambie creencias que ya no necesita. Puede que se pregunte por qué iba a aferrarse a sistemas de creencias innecesarios o indeseados. En el libro Be As You Are (Sea tal como es), Ramana Maharshi, uno de los sabios indios del siglo xx, dice lo siguiente en respuesta a por qué los seres humanos continúan repitiendo costumbres que niegan su ser: El placer o el dolor son sólo aspectos de la mente. Nuestra naturaleza esencial es la felicidad. Pero hemos olvidado el yo e imaginamos que el cuerpo o la mente son el yo. Es esa identidad equivocada la que da lugar a la desdicha. ¿Qué debe hacerse? Esta tendencia es muy antigua y ha perdurado durante reencarnaciones. Por lo tanto, se ha hecho fuerte. Debe desaparecer para que la naturaleza esencial, la felicidad, se imponga.
Este capítulo podría ayudarle a responder a la pregunta planteada por Ramana Maharshi: «¿Qué debe hacerse?».
He aquí diez de las creencias más comunes y difíciles de desechar
que se enseñan en la civilización occidental. Examine cada una de estas creencias nucleares y observe cómo operan en su vida. Luego considere algunas de las sugerencias que ofrezco. En el proceso, volverá a definir su relación con la realidad y tal vez hallará sus propias respuestas a la pregunta: «¿Qué debe hacerse?».
Recuerde que la totalidad de su vida tiene que ver con la acumulación de energía. Cuantas más creencias destierre de su espacio interior, más espacio habrá para la nueva energía. Pregúntese si estas diez creencias las quiere mantener o desechar. Y tenga presente que si dichas creencias no le sirven, son mentiras que viven eternamente, como sugiere Mark Twain en el epígrafe del presente capítulo.

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