martes, 12 de abril de 2016

Libro Despertar La clave para volvernos más humanos (Julio Andres Pagano)-TERCER CAPITULO Y ULTIMO CAPITULO.


Proyecto “Despertar”
Capitulo- 3 (Octavo Escrito)
Mensajes para el alma
Confiá.
No hace falta que te vea. Sé que lo podés sentir. El mar interno está revuelto. La transformación apremia. La agitación es intensa. Estás cansado, confundido y pese a todo seguís. 
Eso es tener un espíritu guerrero. Es reconocerse consagrado a la luz. El último trecho siempre es intenso y pone a prueba las enseñanzas. Tu corazón te llevará a buen puerto. Confiá. 
Estando casi derrotado, lo mejor que podría hacer es intentar que creas que voy ganando la batalla, para tratar de intimidarte y revertir la situación. Eso es lo que está haciendo la oscuridad al reavivar la desesperanza con la ferocidad de su último aliento, aunque internamente reconoce que ya no tiene chances de trastocar la historia. Por más que no nos agrade, la transición genera desequilibrios. De ahí que tenga tanto valor el hecho de que permanezcas firme mientras arrecia el temporal de la inconsciencia. Cualquiera podría alumbrar si el contexto fuese apacible. El mérito está en seguir haciéndolo cuando los golpes hieren y la ilusión nos hace suponer que tal vez equivocamos el rumbo. Han pasado tantas generaciones bajo el dominio de las sombras que muchos sostienen que no existe otra realidad más que la del egoísmo, la violencia y el sufrimiento. 
Este es un bautismo de fuego. No en vano debiste prepararte durante tanto tiempo. Es ahora donde permaneciendo fiel al fulgor de tu naturaleza, alumbrarás, desde tu corazón, nuevos caminos hacia la verdadera libertad del hombre Es necesario que lo tengas bien presente. Vinimos por amor. Acudimos a propagar vibraciones que despierten el recuerdo de vivir en paz y armonía. No desistas. Persistí llevando, con la fuerza invulnerable de tu fe, la claridad de la esperanza. Harán lo imposible por quebrar tus alas, más no podrán. Sos amado y protegido. Confiá.
Iluminá sin tregua.
Gritalo si es necesario. Que todo el mundo se entere que tu corazón está abierto. El eco de tus palabras inspirará confianza. Producirá un verdadero quiebre. Otros se atreverán a romper sus armaduras. Comenzarán a sentir. Verán con otros ojos y anunciarán que están vivos. Nunca lo dudes, formamos parte de un mismo entramado. Cada vez que ayudes, también te ayudás. Vibrá con fervor. Iluminá sin tregua. ¿Te sorprende que te diga que lo grites? Cuando el volumen de la insensatez aturde, para impedir que el corazón escuche su clave de apertura, a veces es necesario recurrir a medidas poco ortodoxas. Sos punta de lanza. Fomentás el cambio. Nada debe truncar tu misión de ayudar a despertar. Hay almas que necesitan, ahora más que nunca, de la calidez de tu impulso para comenzar a vivenciar el camino del amor y liberar su verdadera esencia. 
No porque sí algunos intentan que bajes los brazos. Auxiliar a que los corazones se abran equivale a que la manipulación, el sometimiento y la barbarie pierdan su territorio cautivo. Sé del tesón de tu naturaleza compasiva, por eso confío en que seguirás superando obstáculos para continuar alumbrando de todas las formas posibles. Tu estímulo de transformación interna debe llegar a todos los rincones. Que la vibración de tu voz se expanda y anime el nacimiento de un nuevo Ser. Humanizar es la tarea a la que fuimos convocados. Basta de mentiras. Basta de engaños. Es necesario volver a sentir, para sincronizar nuestros latidos con la luz de las frecuencias sutiles. Acudí a tu encuentro por lealtad a nuestro vivo compromiso de ayudarnos a no olvidar. 
Las palabras son cofres que se abren dependiendo del receptor. Conociendo este secreto, guardé en este mensaje lo más puro de mi alma para que nunca te sientas solo. Sigamos avanzando con más audacia y fortaleza que nunca. La victoria es segura. Iluminá sin tregua.
Impulsá el cambio.
Tené en cuenta estas palabras. Puede que parezcan simples. Son revolucionarias si tocan tu corazón. Juntos podemos cimentar una Tierra más humana. La transformación sucede cuando unimos nuestras almas en la luz de la consciencia. ¿Acaso temés por el futuro de los tuyos? Te irás en paz si ayudaste a co–crear un mundo sin fronteras, en donde fluya el amor. No te distraigas. Impulsá el cambio. Hacé una pausa. Reflexioná. De qué valdría tanto esfuerzo en dejarle a tu familia un capital de respaldo, si sólo le serviría para vivir en entornos viciados, con miedo a los robos, los secuestros y la violencia social. 
Puede que tal vez contraten una mejor vigilancia privada o tengan casas–cárceles más cómodas y confortables. Eso no sería vivir. Sería sobrevivir en el mejor de los casos. Hay tarea por hacer. Algún día partirás. El proceso de evolución así lo requiere. Otro sería el panorama si tendrías la certeza de que, vayan donde vayan, los que amás serán recibidos por “seres humanos” que les transmitirán valores, los ayudarán a crecer en el amor y les enseñarán a buscar su propio camino de vida, centrados en el corazón. No es una utopía. Recordalo. Se construye con la firme determinación de trascender nuestro egoísmo. 
Humanizar es la clave. Nunca olvides sentir tu voz interior. 
No cedas ante la presión de la burla, ni permitas que la indiferencia tuerza tu rumbo. Una y otra vez, da siempre lo mejor de vos. Alentá a que otros se atrevan y cambien. Ayudá a que comprendan que las fronteras externas son proyecciones de nuestras limitaciones internas. Viniste a trazar nuevos caminos, vibrando en la frecuencia del Espíritu. Honro tu misión. Cuando llegue el momento, sonreirás al ver tantas manos amigas y corazones abiertos cruzando en tu sendero de regreso al Hogar. Partirás en calma. Gozoso. Internamente sabrás que la tarea estará cumplida. Ese será el instante más sublime que hayas experimentado en el mundo de las formas. Continuá sembrando. No te detengas. Impulsá el cambio.
Te invito a jugar.
La ansiedad y la incertidumbre están presentes. Se presagia un inminente cambio. La intuición revela sensaciones muy intensas, que cuesta traducir en palabras. Calma. No todo es lo que parece. El mundo es mágico si abrimos el corazón. Tenemos el don de ver con otros ojos. Podemos resignificar la realidad. El poder está dentro nuestro. Disfrutemos. Estamos en la escuela de la vida. 
Es momento de un recreo. Te invito a jugar. El juego se basa en recordar para seguir evolucionando. Respirá con calma. Vamos a intentar ver más allá de lo aparente. Sólo tenemos que dejar de juzgar y contemplar lo que acontece. Sé que te apremian las obligaciones y te preocupa el desequilibrio que te circunda. 
Por eso es tan importante jugar a recordar. 
Nos permite permanecer centrados, aunque todo se desmorone. Un entorno alterado y desestabilizante es el marco perfecto para poner a prueba los aprendizajes. ¿Querías que nos graduemos con honores? La escuela de la vida nos está dando una inmejorable oportunidad. 
Puede que a veces nos cueste asimilarlo, sin embargo todo sucede para nuestro mayor bien. Es ahora donde debe emerger la sabiduría del espíritu. Alumbrar con calma, en medio de la tempestad, otorga la maestría si lo hacemos desde el corazón. 
No olvidemos que las situaciones sin aparente salida son las más aleccionadoras. Tienen la habilidad de descentrarnos, pero también de catapultarnos hacia dimensiones desconocidas. 
La estadía en la Tierra es, apenas, una parte del camino. 
El proceso de ascensión continúa. Jugar a recordar permite distendernos y evitar ser arrastrados por vibraciones densas. 
Lo mundano no debería atraparnos, sino impulsarnos a volar para danzar en la belleza de la luz. Hace tiempo, en otro plano, dijiste que mi sonrisa perduraría si era capaz de no olvidar en medio del caos. Hoy recuerdo en virtud de que estás ahí, espejándome, para que sigamos creciendo en la unidad del amor. Todo esto lo sabés. Como buen amigo, te hacés el distraído para brindarme la posibilidad de que venga y te diga: “Te invito a jugar”. Gracias, de todo corazón, por tu eterna compañía.
Se acerca la hora.
Estás en lo cierto. Tu intuición no se equivoca. El cansancio que acusa tu cuerpo no es casual. El agotamiento es propio de las instancias finales. La tensión y el malestar que te aprisionan son también una clara señal de la proximidad de un nuevo despertar. Nada debe amarrarte. Continuá sirviendo. Otras almas necesitan asistencia. Inspirá para que florezcan más corazones y se abran a la luz. Se acerca la hora.
Te aliento porque sé que es necesario. No me ves, pero sentís mi vibración a través de este mensaje. Sabés que caminamos juntos. Somos eternos compañeros de ruta. A veces te preguntás qué estás haciendo. Sabés que otros observan tus huellas y te preocupa orientarlos hacia una senda equivocada. No temas. Quienes vienen detrás no son ovejas. Son almas peregrinas que siguen, al igual que nosotros, el curso cristalino de la frecuencia del amor. La fe no es un invento. Sirve para atravesar esta dura etapa de fatiga y desconcierto. 
Lo mismo sucede con la perseverancia y la osadía, son herramientas que nos fueron brindadas para no desistir. 
Cada paso que damos reafirma nuestra elección interna y nos eleva. Iluminemos sin cesar. Otros sentirán el calor de nuestros espíritus y sabrán que no están solos. Se animarán a continuar. No hay nadie a quien convencer. No hay nada que demostrar. 
Nos movemos siendo leales a nuestra naturaleza interna. Nos guía un intenso sentir, que no se deja pisotear por la frialdad de lógica. Somos locos desde la perspectiva de la razón, pero cuerdos y coherentes a los ojos del corazón. Elegimos volar. Anhelamos procrear una sociedad consciente. Encarnamos la esperanza de un hombre más humano, que viva celebrando. 
Es un hecho. No los dudes. Los cambios se están produciendo. Sólo falta que se revelen, en este plano más denso, con toda su grandeza. Somos canales por donde fluyen energías sutiles. Mantenete bien firme en la luz. Traje a este encuentro la voz de mi corazón, para que me sientas a tu lado. Te abrazo en mi alma a través de estas palabras. Seguí. Confiá. 
Se acerca la hora.
Brindo por tu coraje Llega fin de año. La última hoja del calendario induce a realizar un balance. No caigas en la trampa. Tus acciones no se pueden dimensionar. Sus efectos van más allá de lo que puedas suponer. Son ondas que se expanden en infinitas direcciones. Diste todo lo que estuvo a tu alcance. 
Ayudaste a co–crear un mundo más humano. Te esforzaste, sin importar el cansancio, por dar siempre otro paso en dirección a la luz. Eso es entrega. Eso es constancia. Eso es amor. Eso es cumplir con tu misión vida. Brindo por tu coraje. Puede que tus acciones no se traduzcan en dinero, pero eso no significa que no tengan valor. Animar a que otros se pongan de pie, abran sus corazones, recuperen su conexión interior y sientan, es una tarea invalorable, que requiere de un espíritu aguerrido dispuesto a iluminar con fervor. El balance es impulsado por la mente social. Pretende que aquellos que se animaron a Ser retornen a las viejas estructuras, anulando toda posibilidad de vuelo, a cambio de comodidad y sentido de pertenencia. 
Sé que a esta altura del camino ya no desandarás tus pasos, de todos modos necesitaba decírtelo. Muchos intentarán hacerte creer que desperdiciás tu tiempo, y que lo que hacés carece de sentido. Es parte de las pruebas. Es justo y necesario que reconozca tu tarea. Si cuando salgo a la calle encuentro miradas esperanzadas y rostros alegres, es gracias a personas compasivas como vos, que alientan a trascender las limitaciones y no dudan en enfrentar la adversidad, para activar los cambios que nos conduzcan hacia un futuro resplandeciente. Digan lo que digan, tu alma sabe que vas por buen camino. 
No dejes que te confundan. Sólo faltan algunos pasos. Gracias por seguir vibrando de una manera tan humana. Te puedo sentir. Es un privilegio saber que marchamos juntos. No importa dónde te encuentres, a la hora de los festejos buscaré la estrella más luminosa y diré sonriendo, con todo el corazón: brindo por tu coraje.
Te amo.
Lo digo con emoción y una inmensa alegría. Me inclino, a través de estas palabras, para rendir tributo a la luz que fluye desde tu bello corazón. Vengo a celebrar la fortaleza y la entrega de tu espíritu. Cada una de estas letras acariciará tu alma en señal de agradecimiento. No fue un año sencillo, las pruebas fueron rigurosas. Pese a todo, tu llama interna alumbró con hidalguía. Es por eso que traigo envuelto en el amor de este mensaje, mi sentir más genuino: “Te amo”. ¿Acaso no lo sabías? Te amo por Ser. Te amo por estar. Te amo por hacerme sentir acompañado. 
Te amo por ayudarme a despertar. Te amo por incentivar mis pasos. Te amo por mostrarte predispuesto a jugar, mientras recordamos nuestra esencia divina. Te amo por tener la valentía de iluminar sin descanso. Te amo al reconocer que me amo, porque somos y seremos Uno. Los campos de conciencia que ayudamos a cultivar están floreciendo. Es tiempo de festejar. 
Muy pronto, un aroma fresco y puro comenzará a rociar el aire con vibraciones sutiles, repletas de color, magia y encanto. Ningún corazón podrá resistir tanta belleza. La luz traerá una profunda calma y felicidad. Terminará un largo ciclo de angustia y sufrimiento. Ese será un gran día. No existirá represa capaz de frenar el agua celestial del río de la conciencia. 
Las almas saciarán su sed. Habrá amor en las miradas y paz en los corazones. La humanidad se fusionará en una vibración de hermandad que disipará toda frontera. 
Durante algunos instantes, nadie podrá comprender cómo fuimos capaces de vivir en la enajenación de la inconsciencia, privándonos de una energía tan armónica y sublime. Mientras ese grandioso momento se aproxima, aún queda tarea por concluir. No te imaginás cuánto disfruto al divisar el deslumbrante futuro que nos aguarda. 
Tras un intenso peregrinar, colmado de enseñanzas transformadoras que impulsaron nuestro vuelo, nos volveremos a abrazar en la unidad del espíritu. 
La emoción será indescriptible. Sólo podré decirte, de corazón a corazón: “Te amo, te amo, te amo”.
¿Estás listo?
Vi una estrella fugaz, le pedí llegar a tu corazón. Su brillo me recordó tu esencia. Su paso luminoso también trajo a mi memoria que vinimos para ayudar a iluminar. Te extraño. Necesito abrazarte a través de las palabras, es mi forma de hacerte sentir acompañado. Tu intuición está en lo correcto, éste no es un año más. El llamado a despertar será aún más fuerte. Millones de almas peregrinas buscarán la luz. Comienza el gran cambio. ¿Estás listo? A veces sentimos que nos movemos en círculos. Parecería que solamente cambió el número del año. Salimos a la calle y todo permanece igual. ¿Dónde está la magia, dónde está el amor, dónde está la armonía? Seguí firme, con fe. La constancia es parte del aprendizaje en la tarea de servicio. 
Tus ojos muy pronto verán lo que tu espíritu te susurra. Transitamos una espiral ascendente y cristalina que nos instruye y humaniza. Este año comprenderás el valor de tantas pruebas superadas. Impulsarás a que otros reconozcan su propia divinidad interna, desplieguen sus alas y vuelen con el corazón abierto. Todo lo vivido tuvo su razón de ser. 
Para ayudar a transformar primero había que transformarse. Verás reflejados tus primeros pasos en quienes se acerquen manifestando desánimo, falta de sentido y confusión. Será tu corazón quien les hable y los anime. Habrá amor en tus acciones y un sincero sentimiento de hermandad. Sonreirás al hacer que otros se pongan de pie para retomar la marcha. Recordarás con cuánto esfuerzo emprendiste tu camino, y agradecerás a las vivencias por las lecciones aprendidas. Otro será el sentido que tendrán tus palabras cuando menciones “la escuela de la vida”. 
Es nuestro tiempo de ayudar. Con las manos unidas y los corazones sintonizados en vibraciones sutiles, activaremos una nueva humanidad más consciente y sensible. 
En aprecio a nuestro acuerdo álmico de transitar este tramo juntos, también le pedí a la estrella que donde quiera que te encuentres tus ojos siempre contemplen el vaso lleno, con una mitad de agua y la otra de aire. El otro deseo lo dejé libre para vos. Nunca dejes de iluminar. Puedo sentir tu fortaleza interna. En vos confío. Sé cuál será tu respuesta cuando a la hora de poner el hombro te pregunten: “¿Estás listo?”.
Cumplís con tu misión.
Una mariposa me habló del brillo de tus ojos. La abeja dijo que había miel en tu corazón. Has despertado de un largo sueño. Estás listo. Tu vibración fluye a través del entramado cósmico por donde la gracia divina se expande. Estás conectado a la Fuente. Sos Uno con la existencia. No porque sí podés sobreponerte a la adversidad. Aunque a veces dudes, tu fuego interno es guía y propulsor de esperanza. Cumplís con tu misión. ¿Acaso no creías en la magia? Estas palabras traen el eco fulgurante de tus acciones conscientes. Es necesario que comprendas el alcance de tu consistente labor. Sonreirás al escuchar este mensaje. 
Una energía ancestral recorrerá todo tu cuerpo. La luz se esparce en virtud a tu coraje de permanecer con el corazón abierto. Es tu espíritu quien inspira cada una de estas letras, como una forma de honrar tu esfuerzo y consagración al servicio de auxiliar aquellas almas que aún permanecen atrapadas en la ilusión. 
Soy un nexo para que puedas sentir la fuerza y el alcance de tu propia energía, expresándose de un modo diferente. Sos amado. Tu actitud infunde confianza. Tu valor transfiere fervor. Esta es una señal inconfundible de que no te extraviaste. Peregrinás por la senda que más se ajusta a tu propia evolución. Estás haciendo lo correcto. No admitas que te aprisionen con falsas promesas, que sólo ambicionan mutilar tus alas. La intuición es tu aliada. Continuá escuchando la voz de tu corazón, contiene la sabiduría capaz de guiarte en medio del caos, para que siempre te muevas a través del amor. Mil veces gracias, incansable peregrino, por humanizar sin renunciar ante la presión del entorno. Al liberar tu esencia pura, ayudaste a parir un hombre nuevo. La alegría es el símbolo de la luz, jamás dejes de reír. Gozá de tu paz interna. Transitás por buen camino. Las estrellas brillan, el cielo celebra. Cumplís con tu misión.
Julio Andrés Pagano.

Libro Despertar La clave para volvernos más humanos (Julio Andres Pagano)-TERCER CAPITULO


Proyecto “Despertar”
Capitulo- 3 (Septimo Escrito)
Mensajes para el alma
El corazón de la existencia
Cataratas de mensajes negativos alteran tu campo áurico. 
Frases y más frases destructivas menoscaban tu vibración. Cuesta mantenerse equilibrado en medio de las contradicciones. La atmósfera está saturada de preocupación y desconsuelo.
¿Me podés escuchar? Necesito que silencies el ruido de tu mente. Quiero invitarte a que vayamos hacia dentro. Viajemos, juntos, hacia el corazón de la existencia. Tantos ruidos desarmónicos no sólo ensordecen, sino también distraen nuestra atención y nos bloquean, fue por eso que te pregunté si me podías escuchar. 
Sin querer, nos vemos envueltos en oscilaciones anímicas que nos marean y conducen a estados de inconsciencia que creímos trascender. ¿Comprendés por qué te invito a que vayamos hacia dentro? Vamos a recordar. Aquí conversaremos en calma. ¿Cuánta diferencia, no? Esa bella y apacible luz, que nos está envolviendo con amor, es la misma que muy pronto se sentirá en la superficie de la Tierra, a medida que más personas conecten son su verdadera esencia y se expresen desde su centro, de manera unificada. Respiremos profundamente. Impregnemos nuestro ser con la energía sanadora del silencio que mora en esta profundidad. Dejemos que las tensiones se desvanezcan. Disfrutemos de esta paz. Prometeme que cada vez que me veas aturdido, por la desesperante confusión que impera en la periferia, me traerás hasta acá, sin dudarlo tan siquiera un instante. Nada se compara con este paraíso interno, por donde fluye el cautivante río de la conciencia. Acá me siento pleno, al igual que vos, por eso quiero darte las gracias por haberme acompañado. Seríamos más que egoístas si no hiciéramos el esfuerzo de ayudar a que otros ingresen, conscientemente, a disfrutar de esta sublime fre-cuencia. Sé que conocés muy bien este lugar inmaculado, pues es aquí donde nuestros espíritus se reúnen a celebrar y danzar de alegría. Este es el espacio que conecta todos los corazones, sin distinción, y sincroniza nuestro sentir. Cada uno lo llama del modo que más le resuena. A mí me gusta decirle… el corazón de la existencia.
Aplaudo tu actitud
Cada una de estas letras vibra. Tus ojos ven sólo palabras, tu corazón percibe amor. A medida que este mensaje recorra tu cuerpo, tu espíritu encenderá aún más su llama y multiplicará su luz. Este texto viene al encuentro de aquellos hombres y mujeres que tienen la fortaleza, la pujanza y el coraje de arriesgarse a dar pasos en el vacío, para forjar una humanidad más consciente. Gracias por tu invalorable entrega. Aplaudo tu actitud. Sé qué extenuante resuelta a veces la tarea, por eso cumplo mi inquebrantable promesa de volver una y mil veces para brindarte mi aliento. Un esfuerzo más, eso es tan sólo lo que falta para que caigan, estrepitosamente, los muros de una realidad deshumanizada, que fue construida con los ladrillos del egoísmo, el miedo y la insensibilidad. Redoblo mi confianza en tu tenaz labor. Vamos, así, con lo máximo de nuestra capacidad. A esta altura ya no importa el dolor, ni tampoco cuenta el cansancio. Expandí, aun con más bravura, la inconfundible vibración cristalina que proviene desde el centro de tu luminoso ser, para que las grietas se acrecienten y las fronteras se rompan en mil pedazos. Estamos destinados a la celebración de iluminar la oscuridad. Es tiempo de unidad. Es tiempo de amor. Es tiempo de paz. Se acerca la hora del gran despertar del espíritu del hombre. La libertad está abriendo sus alas, sabe que la espera el majestuoso vuelo de una era dorada, en donde las únicas lágrimas serán de felicidad. Falta poco, demasiado poco. Seguí firme, con más fe y decisión que nunca. Estas palabras anuncian que estás acompañado. Tu brillo es el sello que acredita que no es la primera vez que batallás con estos desafíos. Recordá… recordá. Quizá para otros seas un desquiciado, para mí sos un héroe. 
Sé que podés sin mi ayuda. Vine porque necesitaba abrazarte, con toda mi alma. Y también decirte: aplaudo tu actitud.
¿Y ahora qué?
Cuando los caminos se truncan, cuando las respuestas no llegan, cuando las predicciones fallan, cuando la vida parece marchitarse y carecer de sentido, una pregunta retumba, implacablemente, en todo nuestro ser: ¿Y ahora qué? No pierdas la calma, eterno peregrino. Nuevos aprendizajes acuden a tu encuentro. Abrí tu corazón. Date el permiso de asimilar las ense- ñanzas. No existen los errores. Sos movilizado, con suma maestría, para que no te duermas y fluyas con la existencia. 
Todo sucede en el momento exacto y del modo que más se ajusta a nuestro crecimiento personal. La sincronía es perfecta. 
Si miramos a través de nuestros deseos, expectativas o ilusiones, puede que los resultados parezcan negativos, crueles o injustos. Ese es un problema que atañe a la personalidad. El espíritu no juega al pobre de mí, simplemente agradece la sabiduría de vida que contiene cada experiencia. Podemos llorar y maldecir, podemos lamentarnos y creernos desgraciados. Nadie puede quitarnos el derecho a sentirnos víctimas y estamparnos contra el pozo de la amargura y la desesperanza. Las enseñanzas son pacientes. Saben que llegaron a nuestras vidas movilizadas por el amor y el ferviente impulso de ayudarnos a crecer, para que trascendamos las barreras de la ignorancia. Está en nosotros ver más allá de lo aparente. Tenemos la habilidad de resignificar la realidad y leer entre líneas. Podemos elevarnos o dar vueltas en espirales descendentes. La elección es interna. El camino del dolor y el del amor enseñan por igual, la diferencia está en la sangre que se derrama.
Llegó el instante de comenzar a movernos de manera consciente. Debemos fluir, en vez de resistir. Nuevas puertas se abrirán si dejamos de sentirnos desdichados y aprendemos las lecciones. Nuestra vida ganará en profundidad. Elegimos despertar. Nacimos, en nuestro libre albedrío, a una dimensión más sutil y encantadora. Sólo debemos recordar que siempre es más fácil comprender las enseñanzas si abrimos nuestro corazón hacia la luz. Aunque pueda parecerte extraño, este mensaje te pertenece. Me lo entregaste, donde no llegan las ataduras del tiempo, cuando jugamos a que vivíamos en la Tierra y te pregunté, abrumado por los problemas, sin aparente solución: ¿Y ahora qué? Guardé tu respuesta en mi alma. Intuí que si pasábamos por la experiencia física, podríamos necesitarla para volver a sonreír y continuar disfrutando.
Necesito tu ayuda.
Miralas bien. Sentilas. Puede que parezcan palabras. Son ondas de consciencia, que adoptan formas de letras para que tus ojos las reconozcan. Entre espacio y espacio, también hay impulsos de energía, pura, para que tu ser se expanda e ilumine. Vine en tu búsqueda porque sé de lo que sos capaz. Necesito tu ayuda. Mejor que hablar es accionar. Acompañame, ya lo hicimos otras veces. Despleguemos nuestras alas, al compás del viento. Volemos así, bien alto. Que tu luz sirva de guía para aquellos que ahora contemplan el cielo, en busca de una señal. 
Advertí cómo transmutan aquellos ojos tristes. Vamos bien. Tu sonrisa les imprimió un atrayente resplandor, lleno de vida y encanto. No te detengas, sigamos. ¿Ves esas manchas oscuras? Son áreas de inconsciencia. Así se ven los campos vibratorios que ayudamos a sostener cuando la negatividad nos impregna. Estos son los espacios, densos, que oxidan el corazón, para impedirle que se abra y reconozca la degradación y el desequilibrio al que se expone al hombre, de manera sistemática.
Intuiste bien. Este es el sitio donde esparciremos nuestras semillas de luz, para ayudar a que florezca el discernimiento y prospere la esperanza. Antes de soltarlas imprimiles tus mejores intenciones. Que tu alma las recubra con su fe. Proyectales, también, tu ferviente confianza en un mundo más humano y armónico, donde vivamos celebrando y vibremos en el amor. Disfruté de nuestro vuelo. Me siento pleno. Mi espíritu sabe que este recuerdo permanecerá, imborrable, en mi memoria. Qué importa si no llegamos a ver los frutos. Nos sobra con la ardiente certeza de saber que, a nuestro modo, sumamos para humanizar la realidad. Te dejo, en este cálido y fuerte abrazo, mi agradecimiento más sincero. Sé que siempre estarás a mi lado, cada vez que venga y te diga…”necesito tu ayuda”.
Viniste a transformar la realidad.
Percibo una sublime luz, que enciende y aviva otras luces. Veo un noble corazón, que abre más y más corazones. 
Contemplo innumerables manos que se unen, alzan y celebran. Escucho palabras de aliento, que movilizan el alma. Siento cómo el amor crece y se agiganta. Aunque no divise tu rostro, sé que sos vos, eterno amigo, que intensamente estás trabajando para cumplir con tu misión. No detengas tu marcha. Viniste a transformar la realidad. Tenemos un acuerdo álmico de ayudarnos a recordar el sentido de este viaje. Sin embargo estas palabras exceden nuestro bello compromiso. Te escribo porque me siento honrado de presenciar cómo tu espíritu, al igual que el de muchos otros, libera su encanto para convertir la apatía y el desgano en campos de fe y esperanza. Río porque la tristeza llora al verte llegar, sabe que se queda sin trabajo. Disfruto de tu manera simple y efectiva de emitir vibraciones luminosas, que encandilan y extinguen la pesadez de las sombras. Sé que tu tarea es desgastante. Comprendo que estás expuesto a la violencia de quienes buscan marchitar todas las flores. No te preocupes, el cultivo crece bajo la custodia de los reinos cristalinos. Nada, ni nadie, impedirá el total florecimiento de la luz. La magia existe. No te das una idea lo increíble que se ven los coloridos entramados de consciencia que, entre todos, estamos ayudando a co–crear. Prometo traerte hasta este lugar, soñado, que encontré en la ladera de una montaña. Quiero que lo sepas, en este preciso instante hay una abeja que se posa sobre tu nombre. Reconoce que sos una flor, muy especial, que contiene el dulce néctar de los corazones que son puros. Hasta que nos volvamos a ver, te abrazo a la distancia con la luz que te añora desde el centro de mi pecho. Dejo que estas palabras te lleguen, donde quiera que te encuentres, por obra y gracia de la sincronicidad. Continuá brillando con el mismo coraje y la decisión de siempre. Lo sabés, sin embargo, todo tu ser se electriza cuando alguien te lo recuerda: viniste a transformar la realidad.
Gracias por Ser
Orientado por señales sutiles, caminás por donde no hay huellas, en medio de un intenso proceso de transformación que te eleva e ilumina. Te movés fuera de la lógica. Vas forjando tu propio destino. Das pasos en el vacío, confiando en tu corazón. Continuá así. El reencuentro está próximo, lo sabés. Tu cristal interior brilla intensamente. Tu aporte suma. Gracias por Ser. Puede que no te comprendan e incluso te critiquen, pero eso no significa que estés equivocado. Te guía la inmensa sabiduría del espíritu, eso es lo que verdaderamente cuenta. Internamente sabés que, pese a los contratiempos y las dificultades, te movés en la dirección correcta. Este mensaje, que hoy llega a tus manos, es una clara señal de reconocimiento. Tu luz puede verse desde lejos, ahuyentando la inconsciencia. De vez en cuando olvidamos que a veces elegimos trabajar en soledad, como prueba de nuestro compromiso para ayudar a restablecer un reino de amor, sin limitaciones. Ese marco, de aparente desconexión, fue necesario para que aprendamos a confiar en nosotros mismos. Debíamos pulir nuestras gemas. Fue así que decidimos recorrer senderos que, si bien parecerían diferentes, contienen las mismas enseñanzas implícitas. ¿Acaso, entre otras cualidades, no tuviste que desarrollar la tolerancia, la constancia, la paciencia, y un firme espíritu de superación basado en la fe? 
Sé que, íntimamente, siempre supiste que no estabas solo. La intuición te alentaba a que avanzaras, sobreponiéndote a las limitaciones, mientras tus ojos miraban en dirección a las estrellas tratando de recordar. Has recorrido un largo e intenso trayecto, pleno de vivencias aleccionadoras. Puede que a aún tengas altibajos y te sientas cansado, pero ya nada te hará desistir. Tu destino es la grandeza de la luz. No hace falta que lo manifiestes, la expresión vivaz de tus ojos es por demás evidente. Reconocés que se acerca el instante en que volveremos a gozar de la unidad. El entramado se consolida, mágicamente late. Emerge un nuevo horizonte, más humano, más esplendoroso y más consciente. Puedo sentir tu alegría interna desbordar. Tu alma lo reconoce y me pidió que te lo diga: por haber despertado, en medio de un entorno adverso, sos una pieza clave. Gracias por Ser.
Hijo de la Luz.
Quiero verte de pie y con el rostro bien alto, resplandeciente. 
El universo aguarda que manifiestes todo tu potencial. Tu núcleo porta el fuego del espíritu. Quebrá el maleficio. Trascendé los pensamientos negativos, que te perturban y acorralan. Recobrá tu fortaleza interior. Sos libre. El viento clama que abras tus alas. Una omnipresente frecuencia te abraza y vivifica. Escuchá la voz de tu corazón. Sos más que un simple cuerpo. Sos hijo de la luz. Percibís la vibración. Se te eriza la piel. Tu espíritu implora que escuches este mensaje. Me pediste que te lo recuerde cuando llegara el momento preciso: encarnaste para manifestar, a través de tus dones y talentos, espacios de amor y consciencia que le devuelvan al hombre su dignidad. Tu misión es nivelar hacia arriba, centrado en tu esencia. Viniste a que la Tierra recupere la magia y el encanto. La luz te convoca. Levantá tus brazos bien alto, que otros reaccionen al ver tus manos orientadas hacia el Sol. Es necesario acrecentar el caudal de confianza en que el cambio es posible y necesario. Permanecé atento. Tus puntos más sensibles pueden ser tocados, de manera sutil, de modo que te sea muy difícil reconocer que el objetivo es ponerte de rodillas, para que no alientes a que otros despierten. Cuanto más se acercan los tiempos de definiciones, más caótico se vuelve el entorno a través de la confusión y la desesperanza. 
Que la envidia, el resentimiento, la violencia, la tristeza y el desgano no te atrapen. Se fiel a tu naturaleza interna. No dejes que cierren tu corazón. Mantenelo siempre abierto y vibrante, es la puerta hacia un mundo más humano. Respirá bien profundo. Liberá la pesadez. Dejá que tu alma se recargue de optimismo y que tu cuerpo recupere la armonía. Nunca olvides que estás acompañado. Sentí lo que sucede… Una energía amorosa y cristalina desciende y te envuelve, dulcemente, porque te ama. Antes de despedirse te susurra al oído, de manera clara y sincera: “Tenelo siempre presente, sos hijo de la Luz”.
Volá bien alto.
Parece inevitable. El péndulo de nuestro ánimo oscila. Cuesta mantenerse centrado. Un subibaja de emociones, contrapuestas, pone a prueba nuestra constancia y determinación. No te entregues, es el paso necesario para alcanzar el equilibrio. Alumbrá con valentía. Sos la letra viva que ayuda a escribir la historia dorada. Tu pasión potencia el retorno hacia un mundo sin fisuras. Volá bien alto.
Puede que aún no tomes dimensión de tu invalorable tarea. En verdad te digo que cada cosa que hacés, centrado en tu corazón, ilumina, y no sabés cuánto. El poder de tu esplendor radica en tu manera simple de Ser. Cada vez que avivás la fe, cada vez que infundís esperanza y hacés que otros sintonicen con lo mejor de sí, una nueva página resplandece. Está próximo el tiempo en que podrás abrir el libro que reflejará cómo se produjo la gran transformación. Allí te verás, junto con numerosas almas audaces, desterrando la inconsciencia para ayudar a desembarcar una era fascinante, donde los hombres se abrazarán en la unidad del amor. Ese día habrá fiesta y la música calará muy hondo. Los corazones estarán abiertos. Desadormecé tu memoria ancestral. Los límites no existen. Sólo hay que animarse a soñar despierto y estar dispuesto a volar, con lo máximo de nuestra destreza, para llevar a la Tierra a que se funda con el cielo. Vinimos a religar. Somos activadores del cambio que ya se vibra. Nuestra naturaleza es incondicional a la pureza de la luz. Las ventanas de tus ojos dieron paso a estas palabras, que van directo al centro de tu esencia luminosa. Allí aguardarán el momento indicado para insuflarte aliento. Ya lo sabés, de ahora en más, si en algún momento advertís que tus fuerzas tambalean, un breve mensaje vendrá a tu encuentro con la inconfundible familiaridad de mi voz: “vamos, volá bien alto”.
Continuara....

Libro Despertar La clave para volvernos más humanos (Julio Andres Pagano)-TERCER CAPITULO


Proyecto “Despertar”
Capitulo- 3 (Sexto Escrito)
Mensajes para el alma
Tus huellas mostrarán nuevos caminos Tu alma necesita que tu cuerpo siga en pie para seguir inspirando. Las dudas no están para inmovilizarte, sólo para que medites los pasos que vas a dar. ¿Está tu corazón orientando las decisiones o es el miedo quien impulsa tus movimientos? Que todavía no veas que otros crucen los puentes, no significa que te hayas equivocado al construirlos. Vine a confirmarte lo que bien intuís, tus huellas mostrarán nuevos caminos hacia un mundo más humano. 
La lógica es la excusa de la razón para demostrar que está en lo cierto. Que tus acciones puedan parecer ilógicas para aquel que está acostumbrado a guiarse por la mente, no significa que hayas errado el rumbo. Siguiendo la sabiduría de tu voz interior, fluirás con la existencia y animarás, con la pasión de tu servicio, a que otros también co–creen un entorno más armónico, cálido y resplandeciente. Por más que te movés en la misma realidad que los demás, mirando las mismas paredes, las mismas veredas y las mismas calles, sabés que tus pasos se mueven en una dirección más profunda, hacia el centro mismo de tu verdadera esencia. Los puentes que construiste, en dirección al corazón, fueron hechos por amor; así que será el amor quien impulsará a que otros, muy pronto, los crucen. ¿Escuchás lo que están diciendo los ángeles? Se acercan tiempos de reencuentro y celebración. La tarea realizada no tardará en rendir sus frutos. Gracias por Ser y por estar, eterno amigo peregrino. Seguí inspirando con tu decidida entrega. Amo tu entereza. Celebro tu constancia. No lo olvides: la vibración de tus huellas mostrará nuevos caminos, para todo aquel que busque llegar al corazón.
Somos uno.
¿Te preguntás por qué este mensaje llegó a tus manos? Mis ojos son tus ojos. Sentimos en un mismo corazón. Respiramos al unísono la magia del universo. Amamos con idéntica pasión. Nuestra sangre brota desde la misma vertiente. Vengo en tu búsqueda para reencontrarme en la luz. 
Nuestra danza multiplicará la vibración del amor. Más allá de la ilusión, somos Uno. El discurso ensordecedor y uniforme de los dormidos anuló mi capacidad de vuelo. Ató mis alas con palabras sin alma. Te percibí distante. La mente social me convenció de que sólo los locos escuchan al corazón. De manera imperceptible, levantaron muros para que creciera la indiferencia y germinara la desconfianza. Amparados en cuestiones de raza, sexo o religión, me obligaron a mirarte como si fueses un extraño. ¿Fue así como sucedió? ¿Acaso soy una víctima? Ilusión, así se llama este juego. Me vivencié como si fuese otro para poder conocerme. Necesité fragmentarme para sentirme. Me costó comprender que si te dañaba me dañaba. Verme en otros pies me hizo suponer que éramos distintos. La distancia entre los cuerpos ayudó a generar esa falsa percepción de separación. Me hablé con otras palabras. Me odié y amé sin saberlo.
En boca de ese otro yo, mi voz sonó ajena, poco familiar. Incluso creí que esas lágrimas que corrían por tu rostro nada tenían que ver con mi vida. ¡Ilusión! Necesito escribirme, por eso te escribo. Llegó el momento de despertar a cada una de mis partes. 
Ese que hoy mata soy yo. Ese que hoy roba soy yo. Ese que sufre soy yo. También soy ese que sonríe, ese que celebra y también el que agradece. Necesito alinear mi esencia. Quiero danzar y vivir en armonía. Cerrá los ojos. Sentime. Recordá… Más allá de la ilusión, somos Uno.
Dios me habló sin palabras.
Dicen que será inminente. Anuncian que viviremos momentos de tremendo caos. Los ánimos se agitan. Los rostros se tensan. 
Se respira confusión. ¿Será cierto, sucederá lo que proclaman? ¿Son puras las intenciones de quienes dicen recibir mensajes tan alarmantes? ¿Qué hacer? ¿En quién creer? ¿En quién confiar? ¿Adónde ir? Dios me habló sin palabras, hizo que sintiera mi propio corazón. ¿Por qué tanta preocupación por lo que estaría por suceder? ¿Acaso tenemos garantizado que viviremos dentro de cinco segundos? ¿Por qué pasamos tanto tiempo escuchando a los demás, sin prestar atención un solo instante a lo que fluye desde nuestro interior? Va a pasar solamente lo que tenga que pasar. Nada más ni nada menos. No importa si olas gigantescas nos dejarán sin vida o si habrá terremotos, furiosos huracanes o cientos de volcanes activándose al mismo tiempo. Sucederá aquello que tenga que suceder. Todo es perfecto. Por más que algunos mensajes son contradictorios, no pongo en duda lo que los canalizadores dicen. Ellos reflejan fielmente lo que reciben. Puede que lo que nos transmiten suceda, no suceda o tal vez ocurra de un modo diferente al que nos revelan. Nunca se sabe. Tampoco importa. Lo que sí importa es que escuchemos nuestro propio corazón, para conectar con aquello que nos hace vibrar de la manera más intensa. Sólo podemos celebrar. Si nuestra hora ha llegado, celebremos. Si nuestra hora no llega, celebremos. Todo lo que podemos hacer es celebrar. No desperdiciemos más tiempo discutiendo sobre quién tiene razón. Celebremos. Disfrutemos. Aprovechemos cada instante. Si estamos haciendo lo que resuena en nuestro interior, nada de lo que suceda fuera importará, porque nuestra aceptación sobre aquello que acontezca será total. Habremos comprendido que estamos viviendo lo que nuestro ser necesita para seguir evolucionando. Si el miedo te acorrala, si la desesperación se apodera de tu vida, si la confusión te aturde, ¿hacia dónde irás? ¿Acaso seguirás corriendo en busca de consuelo? La sed que tiene tu alma nadie podrá apagarla tomando agua por vos. Si sos honesto con vos mismo y escuchás la voz interior que insistentemente te reclama, te moverás hacia el único lugar donde podrás encontrar calma. Comenzarás tu viaje de regreso a casa. Irás hacia tu interior, al centro mismo de tu propio corazón. ¿Acaso todo este escenario no está montado para eso? Dios me habló sin palabras, hizo que sintiera mi propio corazón.
La vibración del amor.
Respirá bien hondo. Un maravilloso torrente, de energía amorosa y cristalina, llega para acariciar tu alma. Sus multicoloridas ondas de conciencia trascienden los moldes de las letras. 
La frecuencia te invita a volar con el corazón abierto. Una sonrisa angelical te recuerda que estás vivo. Dibujale alas a tus sueños, insuflales pasión. No estás solo. Juntos anclaremos, en el mundo de las formas, la vibración del amor. 
Tu ser reconoce este mensaje, por eso ríe. Sabe que no hablo de utopías. Cuando las palabras, pensamientos e intenciones son guiados por el espíritu, la majestuosidad de los reinos luminosos desciende para impulsar tus pasos y guiar tu corazón. Vinimos a servir. Ayudamos, por amor, a que nazca una humanidad más consciente. Estas líneas confirman que estás acompañado. 
A los ojos de muchos seremos ilusos o simples soñadores que pretendemos co–crear un mundo que nunca será. No importa. Nuestra voz interior nos orienta y anima a persistir. 
Falta demasiado poco para que la historia se revierta. ¿Lo percibís? Ya se siente la inigualable fragancia que anuncia el arribo de un tiempo sin tinieblas, ataduras, ni fronteras. Continuemos trabajando con fervor y denodada entrega. Perseveremos inspirando, centrados en el corazón, para ayudar a que otros despierten, al recordar su esencia divina. 
Que quien mire tus ojos vea el brillo de un nuevo amanecer. 
Que quien tome tus manos sienta contención y humanidad. 
Que tus palabras se transformen en agua fresca para aquellos que estén sedientos de consuelo y esperanza. Que a través de tus abrazos sientan el calor de la fe. Que tu risa los eleve más allá de las estrellas. Que tu corazón les muestre el camino hacia la luz. Cada vez que necesites aliento, aquí estaré. Siempre vendré a tu encuentro. Sabemos que la tarea que emprendimos no es para nada sencilla, fue por eso que convenimos esta peculiar manera de apoyarnos para avanzar con firmeza. Sigamos sembrando semillas de conciencia, paz, armonía, unión, alegría y confianza. Haremos de esta Tierra un inmenso corazón, para que a través de sus latidos se expanda y multiplique, por todo el universo, la vibración del amor.
De pie.
Duele… Lastima. Las ciudades crecen sin alma. La velocidad sólo permite contactos periféricos. Envueltos en febriles ruidos y colores sin brillo, millones de personas cierran sus corazones, mientras patean ilusiones y destilan frustración. ¿Quién nos hizo creer que no somos capaces de construir un escenario más armó- nico y humano? Elevemos la mirada al cielo. Juntemos nuestras manos, en señal de unión. El teatro de la vida merece otro telón de fondo. De pie. Estas palabras son otra simple excusa para volverte a encontrar. Necesito que me ayudes a despertar corazones. Es tiempo de que acrecentemos la vibración para que ninguna de nuestras partes quede arrastrándose en el lamento de la pena y la desesperanza. En cada cabeza gacha, en cada frente fruncida y en cada cuerpo angustiado nuestra esencia está presente. No hay divisiones. Debemos ayudar a recordarnos que está en nosotros la posibilidad de resignificar la realidad. Atraemos aquello que tememos. Nuestras miradas deformadas por la codicia y la mezquindad nos volvieron insensibles al glorioso misterio de la vida. Tenemos que revelarnos a nuestra propia estupidez. ¿Cuánto tiempo más nos seguiremos moviendo en este escenario tan sombrío y decadente? Somos espíritus viviendo una experiencia humana. Cambiemos nuestra percepción. Elijamos un destino de grandeza. El poder está en nuestro interior, es ahí donde se activa y acrecienta nuestra conexión con lo divino. Busquemos dentro la inspiración y los recursos para escenificar nuevos espacios. Co–creemos. Cuando movemos el verbo, una poderosa frecuencia cobra vida y se despliega. Nuestras palabras ayudarán a que transformemos el mundo, porque contienen la fuerza inigualable del amor y la inquebrantable belleza de la fe. Por eso hoy, más que nunca, abrí tu corazón. Dejá que la luz del Sol inunde tu pecho y exclamá muy fuerte, desde lo profundo de tu alma: ¡De pie hermanos, de pie!
Angel humano.
Vamos, apurate. Sacudí, con fuerza, tu tristeza. Desconectate del dolor. Sentí… Sentí. Una poderosa fuerza nos envuelve y nos eleva. Contemplá los destellos de luz. La vida danza, es una fiesta. Cuántos colores, cuánta magia, cuánto amor. Desplegá tus alas. Entregate al viento de la conciencia. Volá bien alto, por encima de los miedos y la desesperanza. Reí. Disfrutá. Gozá. Recordá tu esencia y ayudá a que otros se levanten y vuelen. 
Sos un ángel humano. Estas palabras llegan para conmover tu espíritu y reavivar la llama de tu pasión. Despertá. Viniste a propagar ánimo y confianza en los momentos de crisis. 
Por tus venas fluye la energía de una estirpe relumbrante. 
Tu destino está al servicio de un reino inmaculado, en donde no se oculta el Sol. También me muevo dentro de los límites de la materia. Sé que hay terremotos, huracanes, tsunamis, inundaciones, atentados, muertes, muertes y más muertes, pero pará, hacé una pausa. Elevate. Basta de lamentos. 
Mirá con los ojos del alma. Recuperá tu capacidad de conectar con la existencia. Equilibrá tus vibraciones. 
La transición es bien caótica y alarmante, pero todo está dispuesto para que aprendamos las lecciones y trascendamos la inconsciencia. 
Las alas te fueron dadas para que puedas contar con una fuerza adicional que te permita despegar de la confusión y el desconsuelo. Sirven para que no te arrastre la desorientación y el sufrimiento, y puedas asistir a quienes necesiten una cuota adicional de fe y optimismo. Sé que no podés verlas, pero eso no significa que no las tengas. Recordá: tus alas son internas. 
Se despliegan cuando abrís tu corazón, de par en par, hacia la luz. Que esta sonrisa contagiosa, que ahora renace en tu rostro, te acompañe por siempre. Hemos recorrido un largo trecho para llegar hasta esta instancia, en donde prometimos ayudarnos a volar hacia otros cielos. Me emociona reencontrarte. Extrañaba el armónico sonido de tu cálido aleteo. No permitas, nunca más, que nada ni nadie trunque tu vuelo. Valoro tu misión, viniste para ayudar al proceso de evolución. Sos un ángel humano.
Un paso clave.
¿Por qué seguís postergando decisiones? ¿Acaso alguien te garantizó hasta cuándo vivirás? Internamente hay una voz que te dice que te animes. Tu cuerpo se resiste. Lo desconocido te tensa, agita tus fantasmas más temidos. Intuís que todo será para bien, sin embargo hay algo que todavía te frena. La vibración de estas palabras llega para infundirte confianza. Hoy tu vida cambiará, darás un paso clave. Tras la frontera de lo conocido, el mundo se presenta amenazador a los ojos de nuestras propias fantasías. Las dudas paralizan, estancan, juegan en favor de la mente para aplazar los cambios. Miles y miles de frases que comienzan con “tendría”, “debería” y “podría”, se van acumulando en el rincón de la desesperanza, donde mueren de tristeza tras incansables intentos por alcanzar la libertad. Ya es tiempo de que te muevas hacia el lugar en donde te sientas alineado con tu esencia. 
Confiá en tus corazonadas. Hacele caso a la intuición. Dejá que la existencia te guíe a través de las señales. Hay nuevas puertas que se están abriendo, date el permiso interno de verlas. 
No temas. Lo desconocido se torna amigable si confiamos en que todo sucede para nuestro mayor bien. Tu corazón sabe lo que te digo, es por eso que acelera sus latidos al reconocer este mensaje. Tenete fe. Animate a moverte, nunca es demasiado tarde. 
Los movimientos externos generan movimientos internos. 
Abrite a nuevas vivencias. Dejá de dar vueltas en círculos de inconsciencia, que, poco a poco, extinguen tu aliento y apagan tu luz. No más excusas, no más aplazamientos. Estas letras vienen a recordarte aquello que en su momento creímos que nunca íbamos a olvidar: el poder está dentro nuestro. Quiero volver a disfrutar del intrépido resplandor de tu alma cuando ríe. 
Tu felicidad suma para que el mundo sea más cálido y humano. Permití que la sabiduría de tu espíritu establezca la nueva dirección hacia dónde fluirá tu energía. Hay un paraíso interno que aguarda tu regreso. Hagas lo que hagas, hacelo de manera consciente. Ese es el paso clave, que hoy transformará tu vida.
Seguí alumbrando.
Lo sabés muy bien. Estos son tiempos especiales, en donde el des- ánimo y las caídas serán una constante. Son momentos en donde las dudas se adueñarán de la escena. Sé que no te dejarás vencer. No importa cuán duro pegue el desaliento, no perderás la fe. Confío, plenamente, en la fortaleza de tu espíritu. 
Estás ayudando a transformar la realidad. Sos un oasis de esperanza. Tu luz aporta paz y claridad. No te detengas, seguí alumbrando. Te puedo ver a la distancia. Ese cálido resplandor, que atraviesa las tinieblas de la negatividad, proviene del centro de tu bello corazón. La llama, de tu fuego interno, tiene la particularidad de transmutar lo denso en destellos de ánimo. 
Sos un multiplicador de vibraciones positivas, es por eso que las sombras buscan opacar tu frecuencia poniendo piedras en tu camino. Desconocen que sabés volar, y que también podés usar los obstáculos como escalones para ir más alto. Recuerdo que al asumir tu misión de vida decidiste, sabiamente, que palabras como potenciar, sumar y florecimiento, formarían parte de tu laboriosa tarea. No en vano me pediste que triplicáramos nuestras raciones de aliento y optimismo, ya que, llegado el momento, sería lo que más deberíamos sembrar. Es un verdadero honor saber que somos compañeros de ruta. 
Gracias por Ser y por estar. Seguí resonando con la misma intensidad de siempre, para que otros se nutran de la confianza que emana de tu esencia y trasciendan sus temores. Estamos generando campos de conciencia por donde fluirá la gracia y el encanto de los planos cristalinos. No habrá tormenta que silencie nuestra voz, pues nos impulsa el coraje de reconocernos conectados a la Fuente, en donde todo es amor. Algunos te llaman faro de luz, prefiero decirte hermano del alma.
Ojalá puedas sentir, a través de estas palabras, cuánto valoro tu inagotable esfuerzo por ayudar a que más y más personas orienten sus dones y talentos al servicio de un mundo más armónico y humano. Amo tu osadía de reírtele, en la cara, a la adversidad y la desunión. No te detengas, seguí alumbrando.
Continuara....
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