martes, 12 de abril de 2016

Libro Despertar La clave para volvernos más humanos (Julio Andres Pagano)-TERCER CAPITULO


Proyecto “Despertar”
Capitulo- 3 (Sexto Escrito)
Mensajes para el alma
Tus huellas mostrarán nuevos caminos Tu alma necesita que tu cuerpo siga en pie para seguir inspirando. Las dudas no están para inmovilizarte, sólo para que medites los pasos que vas a dar. ¿Está tu corazón orientando las decisiones o es el miedo quien impulsa tus movimientos? Que todavía no veas que otros crucen los puentes, no significa que te hayas equivocado al construirlos. Vine a confirmarte lo que bien intuís, tus huellas mostrarán nuevos caminos hacia un mundo más humano. 
La lógica es la excusa de la razón para demostrar que está en lo cierto. Que tus acciones puedan parecer ilógicas para aquel que está acostumbrado a guiarse por la mente, no significa que hayas errado el rumbo. Siguiendo la sabiduría de tu voz interior, fluirás con la existencia y animarás, con la pasión de tu servicio, a que otros también co–creen un entorno más armónico, cálido y resplandeciente. Por más que te movés en la misma realidad que los demás, mirando las mismas paredes, las mismas veredas y las mismas calles, sabés que tus pasos se mueven en una dirección más profunda, hacia el centro mismo de tu verdadera esencia. Los puentes que construiste, en dirección al corazón, fueron hechos por amor; así que será el amor quien impulsará a que otros, muy pronto, los crucen. ¿Escuchás lo que están diciendo los ángeles? Se acercan tiempos de reencuentro y celebración. La tarea realizada no tardará en rendir sus frutos. Gracias por Ser y por estar, eterno amigo peregrino. Seguí inspirando con tu decidida entrega. Amo tu entereza. Celebro tu constancia. No lo olvides: la vibración de tus huellas mostrará nuevos caminos, para todo aquel que busque llegar al corazón.
Somos uno.
¿Te preguntás por qué este mensaje llegó a tus manos? Mis ojos son tus ojos. Sentimos en un mismo corazón. Respiramos al unísono la magia del universo. Amamos con idéntica pasión. Nuestra sangre brota desde la misma vertiente. Vengo en tu búsqueda para reencontrarme en la luz. 
Nuestra danza multiplicará la vibración del amor. Más allá de la ilusión, somos Uno. El discurso ensordecedor y uniforme de los dormidos anuló mi capacidad de vuelo. Ató mis alas con palabras sin alma. Te percibí distante. La mente social me convenció de que sólo los locos escuchan al corazón. De manera imperceptible, levantaron muros para que creciera la indiferencia y germinara la desconfianza. Amparados en cuestiones de raza, sexo o religión, me obligaron a mirarte como si fueses un extraño. ¿Fue así como sucedió? ¿Acaso soy una víctima? Ilusión, así se llama este juego. Me vivencié como si fuese otro para poder conocerme. Necesité fragmentarme para sentirme. Me costó comprender que si te dañaba me dañaba. Verme en otros pies me hizo suponer que éramos distintos. La distancia entre los cuerpos ayudó a generar esa falsa percepción de separación. Me hablé con otras palabras. Me odié y amé sin saberlo.
En boca de ese otro yo, mi voz sonó ajena, poco familiar. Incluso creí que esas lágrimas que corrían por tu rostro nada tenían que ver con mi vida. ¡Ilusión! Necesito escribirme, por eso te escribo. Llegó el momento de despertar a cada una de mis partes. 
Ese que hoy mata soy yo. Ese que hoy roba soy yo. Ese que sufre soy yo. También soy ese que sonríe, ese que celebra y también el que agradece. Necesito alinear mi esencia. Quiero danzar y vivir en armonía. Cerrá los ojos. Sentime. Recordá… Más allá de la ilusión, somos Uno.
Dios me habló sin palabras.
Dicen que será inminente. Anuncian que viviremos momentos de tremendo caos. Los ánimos se agitan. Los rostros se tensan. 
Se respira confusión. ¿Será cierto, sucederá lo que proclaman? ¿Son puras las intenciones de quienes dicen recibir mensajes tan alarmantes? ¿Qué hacer? ¿En quién creer? ¿En quién confiar? ¿Adónde ir? Dios me habló sin palabras, hizo que sintiera mi propio corazón. ¿Por qué tanta preocupación por lo que estaría por suceder? ¿Acaso tenemos garantizado que viviremos dentro de cinco segundos? ¿Por qué pasamos tanto tiempo escuchando a los demás, sin prestar atención un solo instante a lo que fluye desde nuestro interior? Va a pasar solamente lo que tenga que pasar. Nada más ni nada menos. No importa si olas gigantescas nos dejarán sin vida o si habrá terremotos, furiosos huracanes o cientos de volcanes activándose al mismo tiempo. Sucederá aquello que tenga que suceder. Todo es perfecto. Por más que algunos mensajes son contradictorios, no pongo en duda lo que los canalizadores dicen. Ellos reflejan fielmente lo que reciben. Puede que lo que nos transmiten suceda, no suceda o tal vez ocurra de un modo diferente al que nos revelan. Nunca se sabe. Tampoco importa. Lo que sí importa es que escuchemos nuestro propio corazón, para conectar con aquello que nos hace vibrar de la manera más intensa. Sólo podemos celebrar. Si nuestra hora ha llegado, celebremos. Si nuestra hora no llega, celebremos. Todo lo que podemos hacer es celebrar. No desperdiciemos más tiempo discutiendo sobre quién tiene razón. Celebremos. Disfrutemos. Aprovechemos cada instante. Si estamos haciendo lo que resuena en nuestro interior, nada de lo que suceda fuera importará, porque nuestra aceptación sobre aquello que acontezca será total. Habremos comprendido que estamos viviendo lo que nuestro ser necesita para seguir evolucionando. Si el miedo te acorrala, si la desesperación se apodera de tu vida, si la confusión te aturde, ¿hacia dónde irás? ¿Acaso seguirás corriendo en busca de consuelo? La sed que tiene tu alma nadie podrá apagarla tomando agua por vos. Si sos honesto con vos mismo y escuchás la voz interior que insistentemente te reclama, te moverás hacia el único lugar donde podrás encontrar calma. Comenzarás tu viaje de regreso a casa. Irás hacia tu interior, al centro mismo de tu propio corazón. ¿Acaso todo este escenario no está montado para eso? Dios me habló sin palabras, hizo que sintiera mi propio corazón.
La vibración del amor.
Respirá bien hondo. Un maravilloso torrente, de energía amorosa y cristalina, llega para acariciar tu alma. Sus multicoloridas ondas de conciencia trascienden los moldes de las letras. 
La frecuencia te invita a volar con el corazón abierto. Una sonrisa angelical te recuerda que estás vivo. Dibujale alas a tus sueños, insuflales pasión. No estás solo. Juntos anclaremos, en el mundo de las formas, la vibración del amor. 
Tu ser reconoce este mensaje, por eso ríe. Sabe que no hablo de utopías. Cuando las palabras, pensamientos e intenciones son guiados por el espíritu, la majestuosidad de los reinos luminosos desciende para impulsar tus pasos y guiar tu corazón. Vinimos a servir. Ayudamos, por amor, a que nazca una humanidad más consciente. Estas líneas confirman que estás acompañado. 
A los ojos de muchos seremos ilusos o simples soñadores que pretendemos co–crear un mundo que nunca será. No importa. Nuestra voz interior nos orienta y anima a persistir. 
Falta demasiado poco para que la historia se revierta. ¿Lo percibís? Ya se siente la inigualable fragancia que anuncia el arribo de un tiempo sin tinieblas, ataduras, ni fronteras. Continuemos trabajando con fervor y denodada entrega. Perseveremos inspirando, centrados en el corazón, para ayudar a que otros despierten, al recordar su esencia divina. 
Que quien mire tus ojos vea el brillo de un nuevo amanecer. 
Que quien tome tus manos sienta contención y humanidad. 
Que tus palabras se transformen en agua fresca para aquellos que estén sedientos de consuelo y esperanza. Que a través de tus abrazos sientan el calor de la fe. Que tu risa los eleve más allá de las estrellas. Que tu corazón les muestre el camino hacia la luz. Cada vez que necesites aliento, aquí estaré. Siempre vendré a tu encuentro. Sabemos que la tarea que emprendimos no es para nada sencilla, fue por eso que convenimos esta peculiar manera de apoyarnos para avanzar con firmeza. Sigamos sembrando semillas de conciencia, paz, armonía, unión, alegría y confianza. Haremos de esta Tierra un inmenso corazón, para que a través de sus latidos se expanda y multiplique, por todo el universo, la vibración del amor.
De pie.
Duele… Lastima. Las ciudades crecen sin alma. La velocidad sólo permite contactos periféricos. Envueltos en febriles ruidos y colores sin brillo, millones de personas cierran sus corazones, mientras patean ilusiones y destilan frustración. ¿Quién nos hizo creer que no somos capaces de construir un escenario más armó- nico y humano? Elevemos la mirada al cielo. Juntemos nuestras manos, en señal de unión. El teatro de la vida merece otro telón de fondo. De pie. Estas palabras son otra simple excusa para volverte a encontrar. Necesito que me ayudes a despertar corazones. Es tiempo de que acrecentemos la vibración para que ninguna de nuestras partes quede arrastrándose en el lamento de la pena y la desesperanza. En cada cabeza gacha, en cada frente fruncida y en cada cuerpo angustiado nuestra esencia está presente. No hay divisiones. Debemos ayudar a recordarnos que está en nosotros la posibilidad de resignificar la realidad. Atraemos aquello que tememos. Nuestras miradas deformadas por la codicia y la mezquindad nos volvieron insensibles al glorioso misterio de la vida. Tenemos que revelarnos a nuestra propia estupidez. ¿Cuánto tiempo más nos seguiremos moviendo en este escenario tan sombrío y decadente? Somos espíritus viviendo una experiencia humana. Cambiemos nuestra percepción. Elijamos un destino de grandeza. El poder está en nuestro interior, es ahí donde se activa y acrecienta nuestra conexión con lo divino. Busquemos dentro la inspiración y los recursos para escenificar nuevos espacios. Co–creemos. Cuando movemos el verbo, una poderosa frecuencia cobra vida y se despliega. Nuestras palabras ayudarán a que transformemos el mundo, porque contienen la fuerza inigualable del amor y la inquebrantable belleza de la fe. Por eso hoy, más que nunca, abrí tu corazón. Dejá que la luz del Sol inunde tu pecho y exclamá muy fuerte, desde lo profundo de tu alma: ¡De pie hermanos, de pie!
Angel humano.
Vamos, apurate. Sacudí, con fuerza, tu tristeza. Desconectate del dolor. Sentí… Sentí. Una poderosa fuerza nos envuelve y nos eleva. Contemplá los destellos de luz. La vida danza, es una fiesta. Cuántos colores, cuánta magia, cuánto amor. Desplegá tus alas. Entregate al viento de la conciencia. Volá bien alto, por encima de los miedos y la desesperanza. Reí. Disfrutá. Gozá. Recordá tu esencia y ayudá a que otros se levanten y vuelen. 
Sos un ángel humano. Estas palabras llegan para conmover tu espíritu y reavivar la llama de tu pasión. Despertá. Viniste a propagar ánimo y confianza en los momentos de crisis. 
Por tus venas fluye la energía de una estirpe relumbrante. 
Tu destino está al servicio de un reino inmaculado, en donde no se oculta el Sol. También me muevo dentro de los límites de la materia. Sé que hay terremotos, huracanes, tsunamis, inundaciones, atentados, muertes, muertes y más muertes, pero pará, hacé una pausa. Elevate. Basta de lamentos. 
Mirá con los ojos del alma. Recuperá tu capacidad de conectar con la existencia. Equilibrá tus vibraciones. 
La transición es bien caótica y alarmante, pero todo está dispuesto para que aprendamos las lecciones y trascendamos la inconsciencia. 
Las alas te fueron dadas para que puedas contar con una fuerza adicional que te permita despegar de la confusión y el desconsuelo. Sirven para que no te arrastre la desorientación y el sufrimiento, y puedas asistir a quienes necesiten una cuota adicional de fe y optimismo. Sé que no podés verlas, pero eso no significa que no las tengas. Recordá: tus alas son internas. 
Se despliegan cuando abrís tu corazón, de par en par, hacia la luz. Que esta sonrisa contagiosa, que ahora renace en tu rostro, te acompañe por siempre. Hemos recorrido un largo trecho para llegar hasta esta instancia, en donde prometimos ayudarnos a volar hacia otros cielos. Me emociona reencontrarte. Extrañaba el armónico sonido de tu cálido aleteo. No permitas, nunca más, que nada ni nadie trunque tu vuelo. Valoro tu misión, viniste para ayudar al proceso de evolución. Sos un ángel humano.
Un paso clave.
¿Por qué seguís postergando decisiones? ¿Acaso alguien te garantizó hasta cuándo vivirás? Internamente hay una voz que te dice que te animes. Tu cuerpo se resiste. Lo desconocido te tensa, agita tus fantasmas más temidos. Intuís que todo será para bien, sin embargo hay algo que todavía te frena. La vibración de estas palabras llega para infundirte confianza. Hoy tu vida cambiará, darás un paso clave. Tras la frontera de lo conocido, el mundo se presenta amenazador a los ojos de nuestras propias fantasías. Las dudas paralizan, estancan, juegan en favor de la mente para aplazar los cambios. Miles y miles de frases que comienzan con “tendría”, “debería” y “podría”, se van acumulando en el rincón de la desesperanza, donde mueren de tristeza tras incansables intentos por alcanzar la libertad. Ya es tiempo de que te muevas hacia el lugar en donde te sientas alineado con tu esencia. 
Confiá en tus corazonadas. Hacele caso a la intuición. Dejá que la existencia te guíe a través de las señales. Hay nuevas puertas que se están abriendo, date el permiso interno de verlas. 
No temas. Lo desconocido se torna amigable si confiamos en que todo sucede para nuestro mayor bien. Tu corazón sabe lo que te digo, es por eso que acelera sus latidos al reconocer este mensaje. Tenete fe. Animate a moverte, nunca es demasiado tarde. 
Los movimientos externos generan movimientos internos. 
Abrite a nuevas vivencias. Dejá de dar vueltas en círculos de inconsciencia, que, poco a poco, extinguen tu aliento y apagan tu luz. No más excusas, no más aplazamientos. Estas letras vienen a recordarte aquello que en su momento creímos que nunca íbamos a olvidar: el poder está dentro nuestro. Quiero volver a disfrutar del intrépido resplandor de tu alma cuando ríe. 
Tu felicidad suma para que el mundo sea más cálido y humano. Permití que la sabiduría de tu espíritu establezca la nueva dirección hacia dónde fluirá tu energía. Hay un paraíso interno que aguarda tu regreso. Hagas lo que hagas, hacelo de manera consciente. Ese es el paso clave, que hoy transformará tu vida.
Seguí alumbrando.
Lo sabés muy bien. Estos son tiempos especiales, en donde el des- ánimo y las caídas serán una constante. Son momentos en donde las dudas se adueñarán de la escena. Sé que no te dejarás vencer. No importa cuán duro pegue el desaliento, no perderás la fe. Confío, plenamente, en la fortaleza de tu espíritu. 
Estás ayudando a transformar la realidad. Sos un oasis de esperanza. Tu luz aporta paz y claridad. No te detengas, seguí alumbrando. Te puedo ver a la distancia. Ese cálido resplandor, que atraviesa las tinieblas de la negatividad, proviene del centro de tu bello corazón. La llama, de tu fuego interno, tiene la particularidad de transmutar lo denso en destellos de ánimo. 
Sos un multiplicador de vibraciones positivas, es por eso que las sombras buscan opacar tu frecuencia poniendo piedras en tu camino. Desconocen que sabés volar, y que también podés usar los obstáculos como escalones para ir más alto. Recuerdo que al asumir tu misión de vida decidiste, sabiamente, que palabras como potenciar, sumar y florecimiento, formarían parte de tu laboriosa tarea. No en vano me pediste que triplicáramos nuestras raciones de aliento y optimismo, ya que, llegado el momento, sería lo que más deberíamos sembrar. Es un verdadero honor saber que somos compañeros de ruta. 
Gracias por Ser y por estar. Seguí resonando con la misma intensidad de siempre, para que otros se nutran de la confianza que emana de tu esencia y trasciendan sus temores. Estamos generando campos de conciencia por donde fluirá la gracia y el encanto de los planos cristalinos. No habrá tormenta que silencie nuestra voz, pues nos impulsa el coraje de reconocernos conectados a la Fuente, en donde todo es amor. Algunos te llaman faro de luz, prefiero decirte hermano del alma.
Ojalá puedas sentir, a través de estas palabras, cuánto valoro tu inagotable esfuerzo por ayudar a que más y más personas orienten sus dones y talentos al servicio de un mundo más armónico y humano. Amo tu osadía de reírtele, en la cara, a la adversidad y la desunión. No te detengas, seguí alumbrando.
Continuara....

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