lunes, 3 de agosto de 2015

Libro Desde el Otro Plano – ¿Qué hay de Real…?



Desde el Otro Plano – ¿Qué hay de Real…?
Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad.
(Mahatma Gandhi)

Un día un amigo lector me preguntó sobre lo que era real o no en Desde el Otro Plano, en primer lugar decir: Quién sabe lo que es real o no lo es…
“””Creo saber””” lo que hay de Real en lo que he escrito porque −como decía Buda− lo he experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia, pero no es mi papel el de un iluminado, no lo soy, y por esa razón este detalle queda para mí. Por esa razón también lo he llamado relato, para que nadie que no lo desee se sienta ofendido por lo que escribo, que se lo tome sólo como un desvarío de mi imaginación. Únicamente espero haber ofrecido materia con la que reflexionar sobre las creencias más extendidas en torno a los temas que trato en el mismo.
En todo caso respondí a la pregunta de este amigo muy rápidamente y esa respuesta no fue muy precisa, ahora quiero hacerlo más detalladamente.
En referencia a los Espacios entre Vidas
Al igual que Vuelo a la Libertad, o el sinsentido del Karma, este escrito fue realizado casi sin saber cómo en una especie de impulso fruto de muchas cosas de mi interior. En primera instancia dio lugar a un bloque complejo y duro de leer, del que tuve que eliminar muchas cosas para poder ofrecer un conjunto más comprensible y menos denso. Sin pretender ni de lejos igualarme con él y sólo como metáfora, es un poco como aquello que decía Miguel Ángel, que sacaba la escultura que estaba dentro del bloque de mármol.
Ese bloque, en cuanto a los Espacios entre Vidas, esta formado principalmente porregresiones que me impactaron fuertemente en el pasado y un par de autoregresiones (no confío mucho en las autoregresiones, pero una vez que has hecho suficientes regresiones puedes distinguir cuando es autohipnosis o cuando estás vivenciando algo más tangible), aparte de una serie de meditaciones, reflexiones y ciertas ideas que vienen conmigo desde hace mucho tiempo, algunas más de dos o tres décadas.
En las regresiones hubo dos importantes que re-movieron estratos muy profundos: Una ha formado el núcleo más importante del relato y la otra me ofreció un contacto con −como digo en un comentario− uno de esos guías, o lo que fuera… Fue una experiencia intensa que mi terapeuta de regresiones tomó como algo muy especial y maravilloso (encajaba muy bien dentro de las apariciones de guías y maestros, incluso con alguna manifestación a nivel físico), pero que a mi me dejó más bien sin saber qué pensar, las emociones eran contradictorias, y soy persona poco adicta a justificar lo que no comprendo con esa palabra tan corta y que se estira hasta el infinito cuando no hay nada mejor: Fe… Me crees porque sí, porque lo digo yo, o porque… Lo que prefiráis.
Me causa bastante pasmo escuchar y ver como las personas hacen vídeos en Youtube o escriben libros sobre sus contactos, experiencias, o como también lo quieran llamar, y afirman con tanta rotundidad saber qué o quién es, para qué aparecen, por qué, etc., ya sean seres inmateriales o incluso extraterrestres, así como la propia interpretación de la experiencia, porque cuando miras el mundo, lo tangible que tienes ante ti, la verdad es que no hacen más que engañarnos, a todos incluidos a estos iluminados. Miremos sino los políticos, la corrupción, las estafas… ¿Y van y me dicen que SABEN la realidad de con quién se están supuesta o no comunicando, cuando seguro que uno u otros de estos también se la han colado a ellos…? O sea, ¿no somos capaces de comprender la verdad de lo que tenemos ante nosotros, y sí de lo que sólo podemos percibir a medias y a nivel subjetivo y que, supuestamente, llega de entidades muy superiores a nosotros en no sé cuantas cosas…? ¿En serio?
Nos han hecho mucho daño las películas, porque nos convencen de que reconoces el malo en cuanto aparece en la pantalla, en cuanto le ves, pero en mundo real no es así, por eso medran los políticos y los estafadores, porque ese es otro condicionamiento: Los malos tienen cara de malo, su mal Karma les ha llevado a tener mala cara, etc... Bobadas y memeces… (Los delicuentes provenientes de bajos estratos sociales o culturales, con rostro de violentos o peligrosos no me sirven como justificación, para ellos es necesario ese rostro tanto para hacerse respetar entre ellos como para atemorizar a sus víctimas, aquí estoy hablando de los que estafan y engañan a gran escala, que nunca se castigan con la misma dureza y que, comparativamente, son mucho más dañinos, son los que provocan y crean dolor y miseria a escala de millones y dirigen e inventan guerras, estos suelen tener aspecto de persona de la que te puedes fiar, hasta tienen muchas veces cara de simpáticos y son atractivos/as, no sales corriendo al encontrárteles de frente…).
Pues siendo así con lo tangible, ¿quién me puede afirmar que no es así lo intangible…? En todo caso yo no lo hago porque, con el tiempo, he sabido que de aquel encuentro tan cercano a esas apariciones de las que hablan en tantos libros o  vídeos de Youtube, que son tan amables y deseables que tanta gente se apunta a ellas (mira que somos aficionados a los cuentos de hadas a pesar de ser supuestamente adultos), no ofreció los resultados que consecuentemente de él se debían derivar, sino muy, muy al contrario… Sea como sea, el final del Capítulo Cuatro refleja una parte de ese encuentro.
Otras regresiones han hecho su aportación a lo que son los Espacios entre Vidas, porque algunos de los lugares de los que hablo en este relato, y de los que habla Michael Newton, los he podido contemplar no sin dejar de sorprenderme (o me han hablado de ellos en regresión otras personas), pero todo ha sido interpretado bajo una perspectiva más instintiva que instituida.
La parte instituida es aquella de las creencias al uso, las mismas que yo compartía todavía hasta hace unos diez años, pero la instintiva que es muy diferente de la instituida es la que me transmitieron no sólo mis propias regresiones, sino las de otras personas a las que acompañé en esa experiencia. Las cuales, si no intentas inducir (o interpretar según tus creencias) cuando están en el trance de regresión, en ese estado expandido de la mente pero al mismo tiempo muy influenciable, te ofrecen una información como digo muy diferente. Porque una vez logrado ese estado de trance la persona, a veces, se encuentra en un espacio que no es sólo de las vidas pasadas, sino que si se sabe respetar, escuchar y acompañar, se está ante la propia identidad del verdadero Ser más allá de los ropajes con los que se viste e, incluso, más allá de los condicionamientos y programas que nos acompañan vida tras vida sin que seamos ni remotamente conscientes de ello.
Esto en cuanto a la parte de mi relato donde hablo de los espacios entre vidas y esas relaciones, esa fue fundamentalmente la fuente de inspiración.
En referencia al futuro de la Humanidad y de este mundo
En cuanto a los dos últimos capítulos, donde planteo el destino de la humanidad es algo más resultado de la reflexión y el análisis, no desde los ideales de un mundo que para la infinita mayor parte de la Humanidad no existe, sino desde lo que yo llamo la Mente del Mariscal o, si lo preferís, del que detenta el poder y que tiene en su mano la vida y el destino de decenas, cientos y miles millones y mueve esas masas como piezas de ajedrez en un tablero. Es una mente fácil de imaginar, pero difícil de llegar realmente a comprender en su totalidad… Para la inmensa mayoría es lo mismo que las ovejas intentando comprender al pastor que las arrea, ¿creéis que las ovejas pueden comprender la mente de ese pastor y el destino para el cual las está preparando…? Curiosamente y sorprendentemente, no sé si incluso ridículamente, claman saberlo.
Así fue interpretada la realidad que nos rodea, aunque tampoco estuvo libre de ciertas meditaciones profundas y relámpagos interiores.
Cuando observo las creencias al uso, también me deja perplejo ese sueño infantil, esa ilusión, de salvadores que nos rescaten de nuestra miseria pero, especialmente, de nosotros mismos. La mayor parte de la Humanidad se pasa su existencia esperando un salvador, del tipo que sea, ya sea que salga de las urnas o que baje del cielo y la salve de sí misma. No sé si algún ser divino lo hará alguna vez, el pasado muestra que eso no ha sucedido nunca más que imaginativamente, no en hechos tangibles, y si pensamos en otras razas de extraterrestres eso aun menos lógico y posible(1).
Hay algo en esa ilusión que no cuadra porque si nos hubiesen querido salvar, ¿porque no lo hicieron hace miles de años? Es mucho más fácil tomar un niño para educarlo que a un adolescente que se comporta como un medio salvaje y un inadaptado… Está claro que algo no encaja e investigadores como Salvador Freixedo y otros lo han señalado, esto más bien se parece a una granja en la que la cabaña ganadera somos nosotros. Además, si aceptamos que esto es una especie de Matrix, o un lugar donde hay un grupo poderoso que gobierna desde la más lejana antigüedad, no deberíamos hacernos ilusiones sobre nuestro progreso: Si reflexionamos consecuentemente y de forma acorde a esa creencia, este progreso se ha producido porque ellos lo han permitido, más aún, les ha interesado… Sino hubiesen vuelto a hacer lo que hicieron en la Torre de Babel o cuando el Diluvio… Obvio, ¿no? Más bien indiscutible según ese parámetro…
Por otra parte, alguno se habrán dado cuenta que hago un guiño con una frase a una película que me impactó mucho hace más de treinta años: Blade Runner. Esta película muestra un mundo donde quienes gobiernan son las grandes corporaciones, ellas son el amo del mundo. Al día de hoy vemos que es el camino trazado: Los distintos tratados de libre comercio (TTIP(2)y TTP entre otros) entregan el poder a las grandes corporaciones por encima de los gobiernos, como en realidad ha sido siempre pero de forma más disimulada, pero ahora ya no disimulan, parece que tienen prisa… ¿Y quién o quienes, según los investigadores, están detrás de esas corporaciones que al final se unen todas en la cima? Pues los mismos viejos amos del mundo desde hace miles de años, los que se han pasado la historia sembrando guerras que promueven, provocan y financian por ambos bandos.
Por otro lado, nos muestra también un mundo oscuro, sucio y enfermo, algo hacia lo que vamos a toda velocidad, en el cual todo el que puede se va a las colonias de otros mundos pero, evidentemente, ¿a quién pertenecen esas colonias? A esa o esas grandes corporaciones, a esos mismos amos… La destrucción del planeta sirve a sus intereses, a nosotros sólo nos lleva al sufrimiento y a la destrucción.
Blade Runner para mí no es una película de ciencia ficción, es una película de anticipación que interesadamente se ha olvidado en los estantes. Si dejas de lado replicantes (que, por otra parte, también pueden formar parte de ese futuro) y persecuciones, quedándote con la descripción de esa sociedad y ese mundo, verás que tiene muchos más visos de realidad futura a que, de pronto, bajen no sé que seres superiores o divinos a salvarnos.
En este punto es clave recordar −como explico en mi relato− que aquí, en este mundo contaminado y corrompido por ese pequeño grupo de poderosos que lo han sembrado y lo siembran de dolor, la omisión del socorro es un delito del que sólo puedes ser exonerado si demuestras que no pudiste prestarlo, sino eres un delincuente, aparte de ser a los ojos de los demás alguien despreciable, ¿esa regla no sirve para medirles a ellos? Por tanto, ¿no deberían ellos ser castigados si realmente fueran tan poderosos y buenos y realmente hubiesen podido ayudarnos y no lo hicieron? ¿O es que no pudieron o tienen otros planes para nosotros? Es una pregunta bastante sencilla de hacer, no de responder, aunque a los seguidores de la teoría de los extraterrestres salvadores no les guste un pelo lo que implica y se revuelvan incómodos en su asiento.
El fallo de esta teoría (recordemos que teoría es algo sin demostrar, sólo una interpretación o una creencia sobre algo) está en la manía de asociar evolución tecnológica a evolución humana, y sería fácil de comprender su falsedad si sólo nos fijáramos en la nación más evolucionada tecnológicamente de nuestro planeta. Si lo hacemos, veremos que quienes mueven los hilos de la misma no son precisamente muy humanos en su comportamiento con las naciones más débiles, especialmente si estas poseen algo que sea de su interés… ¿Recordamos aquello de cómo es arriba es abajo y como es abajo es arriba? Suponemos que los extraterrestres deben ser diferentes en esto, pero de momento y a lo largo de miles de años que vienen visitándonos no han demostrado que así sea, sino al contrario, y recordémoslo: Vistos los alardes tecnológicos que hacen aquí los débiles somos nosotros…
En cuanto a la explicación de evolucionar o al asunto de libre albedrío ya hablo de estos aspectos en mi relato, pero también es simple de analizar: Si tu evolución y tu libre albedrío están condicionados, falseados, ¿realmente existen? Serían sólo un espejismo, ¿sirve entonces un espejismo para justificar algo?
El único libre albedrío que nos queda, aunque tampoco estoy muy seguro de ello para la mayoría (por lo poderosa que es la manipulación y lo difícil que es sustraerse a ella), es hacer algo que odian de forma manifiesta los que nos gobiernan  y tratan de impedir de todas las formas posibles: Pensar por nosotros mismos, porque eso nos da la posibilidad de descubrir nuestros condicionamientos, esos programas inconscientes y creencias absurdas que nos dirigen, controlan y, evidentemente, condicionan, y que son para nosotros como el agua para los peces, algo que nos rodea y en lo que vivimos pero de lo que no somos conscientes.
Mi relato no pretende enseñar ni demostrar nada, sólo es un intento de rascar la superficie, ayudar a descubrir si pensando por nosotros mismos ciertas creencias tienen sentido y fundamento y, si es posible y aunque sé bien que no es agradable, liberarnos de los condicionamientos que implican (de la mente del predador que decía Castaneda), dejar atrás tantas ilusiones basadas sólo en la buena fe, e intentar avanzar de una vez por todas hacia algo más real, aunque de entrada sea más amargo.

PD: Muchas gracias a todos los que lo han seguido, han comentado o me han escrito, incluso los que no lo han hecho amablemente, y recordad lo que dicen decía Buda: 
«No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos. No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean. No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas. No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira. No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras sólo porque ellas lo digan. No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano. Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.»
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Las noticias aquí añadidas no se habían producido o, en el caso de la primera, había tenido conocimiento de ellas cuando escribí esta entrada o los capítulos correspondientes a los qué hacen referencia:
(1) Cuando escribí mi relato, diciendo en el Capítulo Siete: … para que llegado el momento adecuado … aparecieran como los salvadores… no sabía que el 23 de junio de 2015 apareceríaun impresionante Crop Circle en Torino que al descifrarlo, según parece, dice: Guardaos de los extraterrestres con regalos! Esos dones son como el caballo de Troya de la historia antigua de la Tierra. Sólo hará que la evolución de los seres humanos en este planeta para ir hacia atrás con un resultado negativo. A lo que se ve algunos de los que hacen los Crop Circle, al igual que me pasa a mí, desconfiamos de ellos y sus intenciones.
(2) Hace dos días se ha producido  la aprobación del informe favorable al TTIP, en este momento ya está hecho con el apoyo del que puede muy bien ser el próximo partido en el poder en España,  el PSOE, vayan tomando nota porque así se sabe quién es quién en realidad, a quién sirven y que, al final, sólo están ahí para cumplir órdenes: La ‘Gran Coalición’ logra la aprobación del informe sobre el TTIP e...

Libro Desde el Otro Plano Capitulo VII (Paul Ëluard) y Final.



Libro Desde el Otro Plano Capitulo VII (Paul Ëluard) y Final.
Los interesados podeis buscar en el Blog los anteriores Capitulos.
!!! VALE LA PENA¡¡¡
NO HAY SUFICIENTES IMAGENES PARA ILUSTRAR TAN VALIOSA VERDAD Y TAN HERMOSA Y CLARA EVIDENCIA.
SAT NAM BELLAS ALMAS.
CON AMOR Y PAZ INFINITA NOA ROSA 
GRACIAS, NAMASKAR, NAMASTE, SHALOM
Hoy os dejo el Séptimo y último Capítulo de este relato, Desde el Otro Plano, dedicado a aquellos de mente abierta, capaces de cuestionarse hasta sus creencias más queridas, que estén dispuestos a descubrir sus condicionamientos y, tal vez, tener otra visión de lo que siempre ha sido tomado por cierto, o de aquello que quieren que nos tomemos por cierto (el siguiente capítulo el viernes próximo).
(anterior)
Capitulo 7
Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos
de vuestro padre. El fue un homicida desde el principio, y no se ha
mantenido en la verdad porque no hay verdad en él.
(Evangelio según San Juan 8:44)
Miré yo mismo extrañado intentando comprender como habíamos confluido en ese mismo lugar.
Intenté sintonizarme con Aganan sólo pensando en él como antes lo había hecho con los demás, pero entonces me di cuenta que la desorientación de Amfas al no percibir pensamientos no era casual, era como observar alguien en profundo silencio, y entonces volví a oír la voz de quién me había llevado hasta ahí:
Te dije que podrías escuchar y hasta sentir a todos los que observaras, por ello también lo vas a poder hacer con Aganan y vas a comprender por qué ha ocultado sus pensamientos, y por qué tiene el poder de ocultarlos a cualquier entidad de esa comunidad e incluso a ti.
Entonces al volver a fijarme en Aganan fue como se se abriera a mi, comprendí que se había dejado llevar sin rumbo por este mundo cuando, inesperadamente, se sorprendió observando a Saha que estaba en el borde del mar como sumido en profundos pensamientos. Había sido atraído hasta ahí por su propio deseo inconsciente, pero sabía que no debía acercarse más porque estaba seguro que Amfas le estaría observando, así que decidió mantenerse oculto y a distancia, siempre podría justificar su presencia en ese lugar por el deseo de entender cual era el problema con ese alma.
Observó como se acercaba otra alma y establecía comunicación con Saha, puso atención a la conversación entre ellos y comprendió los recuerdos y las emociones que les unían, y al tiempo que lo hacía su mente rememoró lo que había sido su deambular por este mundo.
Dejándose llevar había paseado por los lugares más sórdidos y hacinados, que abundaban más de lo que nunca hubiese imaginado que fuera posible. Los Destructores, en lo que concernía a la eliminación en esos cuerpos de lo más elevado de las almas, habían hecho un buen trabajo, prácticamente no quedaba rastro de ello en la inmensa mayoría de esas carcasas vacías porque, efectivamente, muchos de esos cuerpos carecían de alma, no porque no la tuvieran, sino porque escapaba de ese infierno en el que vivían, se evadían del dolor, del sufrimiento y de la cárcel del cuerpo con el que únicamente seguían unidas por los lazos energéticos que sólo la muerte podía romper y, de tarde en tarde, ese alma entraba cuando la presión disminuía y la vida quizás les regalaba algún momento de alivio, o cuando algún acontecimiento especial provocaba un fuerte cambio emocional, energético. Sus cuerpos sólo eran máquinas para producir, así los utilizaban sin el menor respeto por el alma eterna que tenía que haber podido vivir en ellos.
Los Destructores… Si alguna vez creaban algo, o permitían hacerlo, al final era sólo para tener un mayor poder y capacidad de destrucción, y ese carácter lo habían entretejido muy bien en esos receptáculos de almas, en eso también habían triunfado, habían logrado hacerlos a su imagen y semejanza, tal como decían las creencias que habían inventado para ellos… En realidad eran lo más alejado imaginable a la propia naturaleza de un alma. Estos receptáculos de almas, el resultado de esa manipulación que vivía en este mundo, ignorando que la historia siempre la escriben los vencedores sólo miraban hacía esa parte creadora de la que se vanagloriaban diciendo que eran hijos de dioses, su creación y ellos mismos creadores, pero esa parte que siempre buscaba algo más elevado y la belleza era el último reducto que les quedaba de lo mucho que ellos les habían legado. Con su infatigable ego y vanidad no se detenían, siquiera por un momento, en reflexionar que su mayor y más abundante actividad, por lo menos en cuanto a lo que era la vida, no era la creación, sino la destrucción.
Los que una vez fueron los hijos de los Sembradores de Mundos ahora eran sólo los hijos aventajados de esos Destructores, que habían logrado corromper y envilecer lo más elevado, cegarlos y promover en ellos los programas con los que tantos y tantos volvían existencia tras existencia, que eran cada vez de más resentimiento, frustración, soberbia y dolor, en una espiral descendente cuyo destino no conocía, pero que le entristecía porque les alejaba del destino que habían trabajado para ofrecerles.



Deambuló por otros lugares donde la abundancia era mayor. Eran comparativamente mucho más escasos, en un porcentaje ínfimo, pero ahí las almas no eran más despiertas, más conscientes, porque se habían encargado de cegar a la infinita mayoría de las más inquietas e inquisitivas con falsedades de todo orden o verdades a medias. A estas muchas se apegaban con fiereza, despreciando todo lo que no fuera el parcial y pequeño conocimiento que creían tener, como si inconscientemente intuyeran que si, por un sólo momento, dudaran de él tal vez tendría que aceptar algo que destruiría toda su artificial seguridad, esa que habían construido con ladrillos de falsa erudición y cimentado con orgullo. Tenían todos en tan alta estima sus creencias y despreciaban tanto y se sentían tan superiores a los que no pensaban como ellos… Reflexionó con cierta amargura en el resultado que tendría sobre esas multitudes que acababa de contemplar, viviendo en la miseria y en condiciones que no sólo bordeaban la esclavitud sino que la eran, esas creencias sobre lo que era realmente necesario para la felicidad, o ese ensalzamiento del libre albedrío y que cada uno elige su propia existencia… El absurdo era mayúsculo, pero era el resultado de creer que su mente era su mente y que con ella pensaban, cuando en realidad era la mente de sus depredadores. En cuanto a las demás, las que no tenía el menor interés o curiosidad, las habían adormecido con una colección casi infinita de distracciones, así evitaban que hicieran preguntas.
Sea como fuere, a ambas categorías les unía lo mismo: Vivir en la ficción que habían creado para distraerlos creyendo que vivían en la verdad, una era la ficción del conocimiento y otra la de una efímera felicidad, pero ambas eran sólo formas de distraerles de la realidad, burbujas de irrealidad más allá de las cuales estaba el mundo real en el que vivía la infinita mayoría de la humanidad. Si sólo hubiesen levantado sus ojos y mirado más allá, guardando silencio por una vez en lo más profundo de su ser, y observado fría y realmente el mundo en que vivían, la terrible verdad les hubiese sido revelada, pero quizás esa verdad era demasiado dura de aceptar, por eso cada uno se refugiaba en lo que más complacencia o seguridad le ofrecía.
Llegué a percibir la profunda vibración de tristeza que sintió al observar y reflexionar sobre todo ello. Supe que él sabía antes de venir lo que se iba a encontrar, pero que no era lo mismo experimentarlo directamente, ¡qué diferente del mundo que había participado en crear hacía eones, que diferente esta humanidad del proyecto que establecieron! Que, de haber prosperado, hace millones de ciclos que hubiese formado parte de una real humanidad, ellos también ya serían Sembradores de Mundos y no los Destructores que estaban destinados a ser. Esos cuerpo no eran ni sombra de lo que habían sido, pero habían logrado convencerlos que eran la cima de una larga evolución, cuando sólo eran el éxito de la reducción de un proyecto de humanidad muy superior, donde las capacidades del alma y su deseo de experimentar la existencia pudiera expresarse en toda su extensión, un proyecto que les habían robado.
Qué diferente del mundo que él, junto a Saha, que antes llamaban Axnati y antes… No quiso siquiera pensar su nombre por temor a que sólo ello pudiera desencadenar algún resultado que no pudiera controlar… Qué diferente al que ellos hacía un tiempo infinito habían trabajado para establecer aquí, cuando todavía habitaban en los cuerpos físicos de los Sembradores de Mundos.
En su lugar de origen, hacia miles de millones de ciclos, habían comprendido que la maldición de vivir en un universo físico es que requería siempre de destruir vida, hacer mal aunque no quisieran, no existía otra opción por poco que este fuera, porque hasta el hecho tan aparentemente inocente y nimio como pisar una brizna de hierba era causa de dolor, ya que todo lo que existe tiene su propia consciencia y era imposible existir físicamente sin que alguna consciencia sufriera. Así que decidieron compensar el daño que inevitablemente, por vivir en un mundo físico, causaban y ayudar a la vida a abrirse paso. Buscaron mundos que pudieran adaptar a su similar biología, su construcción física, ahí donde esa vida se pudiese desarrollar sin artificios tecnológicos que la soportara para que lo hiciera de forma natural, ayudándola a ofrecer espacios para desarrollar humanidades que vivieran en ellos en paz y armonía con el entorno, cuidándose y ayudándose mútuamente a crecer, humanidades como las suyas. No buscaban extenderse para tener más territorios que dominar, más recursos que explotar o tener esclavos a su servicios, no lo necesitaban ni lo deseaban, sino crear espacios donde las almas pudieran experimentar la existencia física con su máxima libertad y profundidad. Así sellaron un pacto sagrado y al más alto nivel entre el mundo físico y el mundo espiritual.
Este mundo había sido uno de esos espacios ideales, con las condiciones naturales más deseables y habían puesto mucho en él, logrando establecer una especie humana acorde con ese objetivo. Gracias a su intervención se lograron resultados que hubiesen necesitado de cientos de miles o millones de ciclos y que, normalmente, con las destrucciones o los cambios drásticos cíclicos que todo mundo tenía era raro que pudieran llegar a su fin por si mismos.
Pero luego, de forma inesperada, aparecieron estas entidades de sangre fría y sin más emoción que el deseo de poder: Los Destructores. Ellos no se habían preparado para ese enfrentamiento y cuando, a pesar de ello, tenían la victoria en la mano se encontraron con un reto al que no supieron hacer frente: Directamente les amenazaron con destruir total y absolutamente ese y otros mundos como ese… Si no se podían quedar con ellos, nadie lo haría.
Perder un proyecto como el de esa humanidad era una gran pérdida, pero perder espacios de vida como estos era irreparable, porque con esta riqueza, abundancia y sin tenerlos que soportar tecnológicamente, como lo hacían en los inmensos mundos artificiales que habían creado, era algo raro. No pudieron asumir su destrucción y se retiraron esperando poderlos recuperar en un tiempo futuro, pero no había sido así y ahora se enfrentaban con un peligro aún mayor.
El acuerdo establecido había sido claro: Aceptamos que os quedéis con estos mundos pero no saldréis de ellos para expandiros, sino os destruiremos. Ese acuerdo había sido respetado hasta ahora, pero hace unos pocos miles de ciclos algo les sorprendió: los Destructores que siempre habían gustado de mantener en la oscuridad a las sociedades que controlaban y jugar a ser dioses, sujetándolas por una variedad infinita de creencias religiosas y supersticiones de toda índole, decidieron pasar al anonimato y permitir y hasta facilitar su crecimiento tecnológico. Al principio no comprendieron qué pretendían, especialmente porque no fue una línea recta de crecimiento y tampoco tenían un sólo poder que marcara una dirección clara, la guerra de la que tanto gustaban los Destructores también la hacían entre ellos: Parecía que avanzaba y luego por cientos de ciclos volvían hacía atrás, hacia los viejos modos, donde la esclavitud y la sumisión total a los dueños que les habían impuesto eran lo habitual.
Por ello tardaron mucho en darse cuenta, pero hace muy poco quedó claro: Habían proyectado llevar a esta humanidad al borde de su propia auto-aniquilación, tanto por la destrucción de los recursos de este mundo como por un desarrollo de población que este espacio no podría sostener por mucho tiempo, para que llegado el momento adecuado provocar un salto en su tecnología o que sus hermanos de otros mundos aparecieran como los salvadores. Otra vez la vuelta de los dioses, pero esta vez como supuestos y muy poderosos amigos dispuestos a salvarles. Sea como fuere la solución pasaría por ir más allá de las fronteras de este para encontrar una vida mejor, nunca mejorar el maravilloso y asombroso mundo que tenían bajo sus pies, lo cual sería más sencillo y lógico. Así, en cuanto tuvieran la tecnología que pudiese trasladar a esos otros mundos a cientos, o miles de millones, nada les detendría y lucharían y morirían por hacerse espacio en esos mundos, sintiéndose justificados de destruir toda vida que se les opusiera porque necesitaban sobrevivir…
Este era el mismo modelo que habían practicado con éxito a menor escala en este planeta, sólo hacía falta ponerlo en marcha a una mucho mayor más allá de sus fronteras, y esto es algo que no podían permitir. Pero no podían intervenir antes de tiempo, porque hubiese sido romper el acuerdo establecido y lo que al final sucediera debía ser la consecuencia de la decisión de otros, no de la suya. Además, sabían que la división entre los Destructores podía revertir todos esos planes, por tanto no debían hacerlo hasta el último momento cuando fuera absolutamente inevitable, esa era su última esperanza, que todo se quedara en nada. Porque si esta humanidad era embarcada, con su mente militar y destructora, en la aventura que los gobernantes ocultos de este mundo habían planeado era mejor que fueran eliminados antes que dieran un paso fuera de él. Lo que se intentó evitar hace millones de ciclos ahora debería de hacerse, no podían permitir que lo convirtieran en un criadero de soldados y guerreros. Había sido una decisión difícil, enfrentarse a los Destructores supondría destruir un vergel de vida y miles de millones de existencias, ese no era su deseo, pero significaba salvar cientos de mundos donde cientos de miles de millones vivían en paz.



De no ser por el temor a desencadenar ese final hubiesen intervenido hace mucho, porque hay una ley que incluso esta humanidad a pesar de su atraso había comprendido: Es un delito la omisión de socorro, de ayuda a quien la necesita, si es que puedes dársela… Era triste observar que entre las creencias que esta humanidad profesaba, obra como otras de los Destructores, una decía que esos seres superiores no les ayudaban porque ellos debían aprender por ellos mismos y que debían llegar a no sé qué grado de evolución para unirse a ellos, además de respetar su libre albedrío, ¿cómo era posible tamaña locura? ¿Acaso un hermano mayor dejaría sufrir inútilmente a su hermano pequeño si pudiera evitarlo? ¿Algún ser realmente elevado no intervendría para liberar a otro si tuviera el poder para hacerlo? ¿Qué clase de evolución justificaba tamaña cobardía y tanto sufrimiento como soportaba esta humanidad incluso desde tiempos que ya había olvidado? ¿Y qué clase de libre albedrío tenían si sólo podían elegir entre lo que otros habían decidido podían elegir?
Pero esas creencias se había alimentado para que, llegado el momento y si era necesario, decirles que ya podían embarcarse en las naves de sus hermanos salvadores para ir a poblar nuevos mundos, ya sea porque eran las moradas que les habían preparado sus dioses o porque que ya habían alcanzado la evolución o elevación necesaria, cualquier tontería sería fácilmente creíble por esa humanidad tan llena de soberbia y, al tiempo, sedienta de redentores providenciales. Así, llenos del ciego orgullo que tenían implantado en sus mentes y sintiéndose superiores, elegidos, partirían hacia esos nuevos mundos que, tal vez, al principio fuesen amables, sólo para convencer al resto de hacer lo mismo, pero entonces las cosas dejarían de ser tan agradables.
El ultimátum había sido dado, porque sabían que, aunque esta humanidad no lo sabía, ya habían salido de este mundo gracias a la tecnología que les habían proporcionado sus hermanos de otros mundos, a una escala muy pequeña era cierto, pero el secretismo era una muestra de sus intenciones… Así que en ese punto se les había recordado las consecuencias que conllevaría romper el acuerdo establecido, pero nada indicaba que hubiesen cambiado sus planes a pesar de esa facción que quería dar marcha atrás. Al fin y al cabo era lógico, no eran su propia especie, si no mostraban compasión ni piedad entre sus semejantes, ¿acaso les iba a importar la destrucción de este mundo con una humanidad compuesta de lo que ellos consideraban seres inferiores y sólo una herramienta para sus fines? Se habían cansado de vivir confinados y deseaban extenderse, ¿qué podían perder? Si se pensaba bien, en realidad habían esperado mucho tiempo.
Consciente de que las posibilidades de que este mundo se salvara eran mínimas, y que el alma con la que había compartido tantas vidas y que aquí llamaban Saha estaba apresada en él, decidió arriesgarse a entrar en este espacio para despertarla y sacarla del mismo. Necesitaba que despertara, que tomara consciencia de quién era realmente aunque ahora no tuviera ni la menor idea de cómo hacerlo. Hubiese querido poder hacer lo mismo con muchas más, pero nunca a lo largo del tiempo, de las muchas veces que lo habían intentado había resultado en algo positivo. Al final esa comunidad y los Destructores sabían como dar la vuelta a sus mejores esfuerzos, tergiversar o anular el conocimiento que en todos los campos habían tratado de transmitir, todo terminaba siempre e inevitablemente en crear más guerras, más dolor y tener más poder…
Así que sólo podía centrarse en una cosa: Intentar salvar a su amigo, a ese alma que había partido hacía miles de ciclos para ayudar a esta humanidad y que había sido descubierta y apresada, debía ayudar a Saha a salir de la esfera energética de este mundo antes de su casi segura aniquilación, si seguía cautivo del engaño cuando eso sucediera quizás no podría liberarse por millones de ciclos, tenía que encontrar la forma de que despertara antes de que ese momento llegara.
Volvió a prestar atención a la conversación que mantenía Saha con quién tenía una larga historia de vidas compartidas, y al escuchar las últimas frases pensó que ninguno sabía en realidad hasta qué punto eran ciertas:
− ¿Quién te dices que no erais nadie? ¿Quién te dice que no erais todos para mi especiales y que a todos vosotros os quería y quería lo mejor para vosotros?
− ¿Te das cuenta por qué te he llamado maestro, Maestro?
Y entonces, al observar a través de Aganan, pude comprender lo que antes no había comprendido, cuando percibí cómo se emocionaba profundamente y supuse que era por la belleza de ese atardecer, pero no, no era eso…
Saha fue arrastrado por una sucesión de recuerdos olvidados que saltaron de algún rincón perdido de su memoria, estuviera donde estuviera esta. Las imágenes que sólo pude contemplar por un instante hicieron que me encogiera: El amanecer de mundos de una belleza infinita, deslizarse veloz y silenciosamente entre cúmulos de estrellas que brillaban como la luz del día, surcar el espacio infinito cruzando constelaciones y descubriendo mundos desconocidos, donde los que debían ser los Sembradores de Mundos posaban sus naves y transformaban su aridez haciendo florecer la vida, eso y mucho, mucho más fue sólo un destello pero de una belleza sobrecogedora, y entonces entendí su emoción: Nacía de que aunque él mismo no comprendía lo que le llegaba, que no sabía si era su profundo deseo de algo mejor, un sueño, un delirio o… Pero que era algo que sentía tan hondamente que le hizo estremecerse y temblar por su profunda unión con ello, de alguna forma sabía que pertenecía a todo eso que había aparecido ante él, y esta vez oí claramente lo que antes apenas pude adivinar:
− Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…
Y así pude entender el sentido, el pesar y la determinación de la frase que siguió a esta, que antes no había comprendido y que ahora volví a escuchar:
− Lo único que merecería la pena aprender sería cómo no tener que volver aquí nunca más.
A lo que Aganan silenciosamente, pero con una voz que retumbó en mi interior, respondió:
No te preocupes amigo mío, no sufras más porque tus recuerdos no se perderán, es hora de despertar… Liberaré tu alma de esta cárcel y volveremos a crear nuevos mundos.
FIN…
En los próximos días publicaré una entrada llamada Desde el Otro Plano – ¿Qué es real…? Donde, para el que haya leído este relato y tenga curiosidad, explico algunos detalles de su realización.
http://www.vueloalalibertad.com/

Libro Desde el Otro Plano Capitulo VI (Paul Ëluard)



Hoy os dejo el Sexto y penúltimo Capítulo de este relato, Desde el Otro Plano, dedicado a aquellos de mente abierta, capaces de cuestionarse hasta sus creencias más queridas, que estén dispuestos a descubrir sus condicionamientos y, tal vez, tener otra visión de lo que siempre ha sido tomado por cierto, o de aquello que quieren que nos tomemos por cierto (el siguiente capítulo el viernes próximo).
Leer los capitulos anteriores.....

Capitulo 6

Aquel que no vea que en la Tierra se está llevando
a cabo una gran empresa, un importante plan en el
cual colaboramos como siervos fieles, está ciego.

(Winston Churchill)

 Si hacía un momento deseaba partir de este lugar ahora comprendía que era necesario seguir, y al preguntarme por Amfas me encontré de nuevo a la Sala de Observación donde había regresado.

En un mundo donde todo debía estar claro había demasiadas cosas que no lo estaban, pensó mientras fijaba su atención en el Observatorio. En realidad nada era claro, se concentró y observó la inmensa confusión de líneas de energía, entidades de todo orden moviéndose en un enjambre de las más diversas influencias y ellos, en medio de ese fragor, tratando de sobrevivir tal como lo hacían todos. En este universo al final todo era supervivencia, nada más que eso, ¿serían tan confusos los espacios de los Sembradores de Mundos?

Buscó en las imágenes que aparecían a Aganan y lo encontró vagando por uno de esos barrios populosos y miserables que tanto abundan y se encuentran por todas partes. No era eso lo que ellos habían deseado, tantos receptáculos vacíos o viviendo vidas vacías sin más esperanza que llegar al día siguiente eran un desperdicio, pero por más que insistían en ello sus Aliados no parecían tener mesura, nunca tenían bastante, la guerra, la esclavitud, la enfermedad y el dolor que a todo ello iba unido nunca les parecía suficiente.

No conocía el futuro, pero las líneas de probabilidades lo mostraban oscuro, ya no eran sólo las destrucciones cíclicas y naturales que solían suceder cada miles de ciclos, sino otras más innecesarias. Si la destrucción llegaba sus Aliados y lacayos, como siempre, partirían y volverían cuando hubiese pasado todo para volver a dirigir ese mundo, quizás sin ellos podían perder el control sencillo que ahora tenían, pero hubiese preferido no tener que pasar por esos largos periodos de carencias, en los cuales casi debían entrar en ese estado de letargo que les dejaba exhaustos y hambrientos.

Hasta hace poco lo ignoraba, pero ahora sabía que sus Aliados tenían un plan para extenderse más allá de este mundo. En teoría ellos también podían beneficiarse de esa expansión, ganar con ella porque donde fueran irían con ellos a menos que… ¿Estarían los Sembradores de Mundos dispuestos evitar que esta vez aniquilaran este lugar si llegaban a saber que de aquí empezarían a partir en unas pocas decenas, o algún centenar o poco más de ciclos, los ejércitos que intentarían arrebatarles lo que con tanto trabajo habían construido y atacar sus propios mundos? ¿Podrían tal vez vencerles esta vez…?

También sabía que no estaban solos intentando controlar este mundo, que había muchas almas que habían tenido demasiado tiempo para pensar y profundizar, porque para dominar a los receptáculos de almas tan malo era el exceso de miseria y dolor como esa abundancia y comodidad que permitía fijar la atención en algo que no fuera la supervivencia. Entre los condicionamientos establecidos y sus propias debilidades pocos iban en realidad muy lejos, pero algunos no eran tan ingenuos y manejables, tan simples. Cuando alguna de esas almas más escépticas disponía de tiempo y medios para profundizar, abrían canales de energía que permitían a otras entidades penetrar este espacio para inspirarlas y, a veces, incluso protegerlas. Es cierto que eran pocas, las verdaderas eran escasas y cautelosas porque sabían que, al final, podían y solían ser suplantadas fácilmente por ellos, su influencia protectora no solía durar mucho tiempo, pero aún así eran una interferencia molesta. Aunque al final les corrompieran la mente y sus descubrimientos, había cosas que mejor hubiese sido no se supieran, o siquiera se pudieran imaginar.




Mal momento fue aquel que escogieron sus Aliados para permitirles otras herramientas que el arado que les mantuviera con los ojos fijos en la tierra para arrancar de ella su supervivencia, porque así no tenían tiempo ni fuerzas para cuestionarse ciertas creencias. Lo mejor era esa agua tibia en la cual podían adormecer las consciencias y cosechar los frutos lógicos que toda vida humana producía, la energía natural de su alma y la de la inevitable lucha por la superar los sufrimientos que toda existencia física conllevaba.

Siguió observando Aganan que ahora se desplazaba por valles y abiertas extensiones, pero no podía distinguir tampoco ahí fluctuación alguna en su energía, intentaba adivinar en qué estaría pensando pero no lo lograba, parecía que no pensaba en nada, que sólo contemplaba su alrededor, así que buscó sintonizar con su energía pero, por alguna razón extraña, una vez más su mente volvió sobre la destrucción del planeta y pensó en su propia existencia.

¿Qué habría después de ella? Desde que Az, el que había sido su mentor y amigo desde no recordaba cuanto, hubiese decidido dejar de existir pensaba a menudo en ello. Hacía una infinidad de tiempo que Az había adquirido ese color casi negro azabache que absorbía toda la energía que estuviera cerca de él, por pequeña que fuera. La oscuridad que iban adquiriendo a lo largo del tiempo sólo era el reflejo de esa capacidad de absorber luz, energía, la menor vibración, de tal forma ya no necesitaba tener la energía de las almas para alimentarse. Llegado al punto en que estaba Amfas, y otros como él, tomar a cargo un alma era sólo un mero ejercicio o desafío para aprender y evolucionar, como podía ser Saha. En realidad la propia energía que se desprendía de la actividad de la comunidad les era sobradamente suficiente.

Az había llegado a ese punto donde sólo observaba, apenas hacía comentarios sobre nada aparte de comunicar su experiencia a Amfas y otros como él que se suponía preparados para comprenderla, aunque lo que comunicaba era difícil de aceptar. Por ejemplo, era el único al que le había escuchado hablar sobre la posibilidad de que ellos sólo fueran una parte más de algo mucho más grande, que de la misma forma que ellos podían observar a través de sus Observatorios los mundos que estaban por debajo del suyo, era posible que ellos también fueran observados a su vez por otros. Era absurdo, pero tenía su lógica, al fin y al cabo, ¿dónde partían esas almas que se liberaban? ¿Por qué no tenían acceso a los espacios de los Sembradores de Mundos? ¿Realmente todo el Universo sería como el que ellos observaban, un lugar de necesaria depredación? Además, como señalaba Az, era cierto que a veces los más sensibles de entre ellos tenían la sensación de ser observados, de no estar solos, sentían alguien detrás de ellos pero al girarse no había nadie… Sin embargo, excepto su mentor nadie abordaba esos asuntos, decir algo en contra de la creencia instituida de su superioridad sobre todo el mundo que les rodeaba era un sinsentido, sería dudar de su libre voluntad y albedrío, de su grandeza y evolución conseguida a lo largo de eones. Una cosa era aceptar que había mundos a los que no podían acceder por ser diferentes a su naturaleza, y otra que hubiese alguien por encima de ellos.

Pero no era lo único extraño y casi todo lo que decía, especialmente la primera vez que era escuchado, provocaba un abrupto rechazo porque iba en contra de todo lo que siempre habían hecho, o creído. Pero para él fue su mentor, su maestro verdadero más allá de una mera palabra, y cuando partió todas esas palabras y muchas más reverberaban en su interior a menudo.




Es curioso, se dijo, que se hiciera la misma pregunta que tantas veces se hacían los humanos: ¿Qué habría tras la vida, tras esa existencia que estaba experimentando? Porque todo tenía un fin y el sabía que otros como Az habían partido antes que él, se habían disuelto en la nada y desaparecido. Sin embargo, los receptáculos de almas tenían a veces un vislumbre de lo que había después de su existencia, aunque ellos se encargaran de distorsionarlo, pero ninguno de ellos había tenido nunca la menor referencia de qué había después de la disolución de esa energía que eran. Sabía que cuando un alma humana lograba despertar y liberarse partía hacia un espacio energético diferente, un lugar que ellos no podía penetrar, ni siquiera desde el Observatorio, y lo que luego sucedía era un misterio, pero no parecía que su energía se disolviera. Aunque bien sabía que para ellos, desde el punto de vista de la vida física, era lo mismo que para él fue la partida de su mentor, una pérdida dolorosa.

Cuando Az los convocó para presenciar su muerte se quedó sumido en la pena, había decidido que había llegado el momento y quería que esa experiencia fuera presenciada por los más cercanos en comprensión, por si podían aprender algo de ello, porque para ellos también muerte era un misterio.

− ¿Por qué quieres partir maestro? −No se atrevió a decir morir.

Pero Az no tenía el mismo temor.

− Debo morir porque ya no tengo ninguna razón para seguir viviendo, ya he visto, escuchado y experimentado todo lo que podía desear, ya no tengo más deseos y sin deseos no hay vida… El único deseo que ahora me queda es saber qué hay más allá, si es que hay algo más allá, pero aquí ya nada me retiene.

Recordó la muerte de Az, la gran entidad de oscura energía fue reduciéndose a una esfera cada vez más pequeña al tiempo que se concentraba y se hacía más densa, con un campo de energía tan intenso que podía sentir como su propia energía era succionada, extraída, hasta que sólo fue un punto negro y luego estalló en una luz cegadora… Después de eso nada, donde antes estaba la masa impresionante de Az ahora sólo había vacío, había desparecido, había muerto.

Az le había dicho que llegaría un día en que ya no querría experimentar más, saber más, existir más porque habría dejado de tener sentido, lo cual se parecía mucho a lo que era la liberación de las almas y que había que evitar. También decía que sólo cuando estuviera dispuesto a dejar todo atrás, cuando ya no tuviera ninguna atadura de ningún tipo estaría preparado para partir, y que si no era así ni siquiera debía imaginar pensar en ello; mientras que tuviera la más mínima preocupación por nada de lo que fuera, por noble que su preocupación fuera, no solamente no podría partir, sino que ni siquiera debía intentarlo. Nunca explicó por qué, sólo una vez insinuó que intuía que podría llegar a sucederle lo mismo que le sucedía a las almas, que tuviera que volver para partir de nada. No tenía mucho sentido, pero muchas de las cosas que decía Az no parecían tener mucho sentido.

En el fondo se parecían mucho, ellos y esas almas de las que vivían… Esas almas habían elegido tomar esos receptáculos físicos para experimentar la vida física, por ello esos receptáculos eran sus víctimas, porque a través de ellos experimentaban su deseo de vivir y en este mundo en concreto lo pagaban muy caro la mayoría de las veces. Esa había sido su decisión y su último acto de libre albedrío, porque cuando entraron en la vida física ahí estaban ellos para hacer lo mismo, pero en vez de usar los cuerpos físicos ellos experimentaban la existencia a través de sus almas y además tomaban su energía, y para prolongar esa experiencia vida tras vida debían mantenerles en la ilusión y la oscuridad, por lo menos con aquellas almas que habían caído en la esfera energética que ellos controlaban.

Sin embargo, así era el orden de este Universo, ellos no eran peores para su rebaño de almas que los animales que esos receptáculos tomaban para su beneficio, tanto para disfrutar de su compañía como para alimentarse de ellos, de hecho eran bastante más benévolos, si les hubiesen tratado como ellos trataban a sus animales todavía se podrían lamentar, desde su punto de vista no consideraba que lo pudieran hacer, otra cuestión eran sus Aliados… Algunos de ellos hasta se unían con fuerzas oscuras de planos inferiores con tal de incrementar su poder, nunca nada era suficiente, ni nada que hicieran les inmutaba, para ellos todos esos receptáculos eran menos que el ganado que estos usaban para alimentarse.

Volvió a escrutar a Aganan, pero aparentemente e incomprensiblemente seguía igual de vacío, y su pensamiento volvió otra vez involuntariamente y sin saber por qué al proyecto que sus Aliados llevaban miles de ciclos preparando.

Quizás la expansión que tenían proyectada tuviera éxito y al contrario que la vez anterior pudieran vencer, pero quizás este intento terminaría con todo, estaban tentando mucho a la suerte. En el pasado había quedado en evidencia que los Sembradores de Mundos carecieron de la necesaria crueldad para vencerles definitivamente, pero… ¿Qué harían ahora cuando la amenaza alcanzara aquellos mundos que entonces quisieron proteger? No parecía probable que cedieran tan fácilmente, sólo quedaba la posibilidad de vencerles y eso era un apuesta arriesgada.

No obstante, los planes seguían avanzando incluso a pesar de que las divisiones que venían de milenios entre sus Aliados: Unos querían acelerarlo y no esperar a la necesaria evolución tecnológica, sino provocar algún desastre o algo que justificara que aparecieran del espacio sus hermanos de otros mundos como salvadores de la humanidad y otros, sencillamente, no querían seguir. Querían parar todos esos planes, dar marcha atrás en seguir aumentando la población y en la destrucción de los recursos e incluso permitir, o acelerar, alguna de las catástrofes naturales que hasta ahora habían podido evitar para devolver este mundo a la situación de hace miles de ciclos. Estos no estaban dispuestos a poner en peligro lo logrado, que era mucho, si intentaban salir de las fronteras establecidas hacía millones de ciclos.

Reflexionó sobre el cambio que se había producido: Desde el principio sus Aliados habían preferido aparecer como dioses y mantener la población en un tamaño reducido, provocando destrucciones y plagas cíclicas para controlarlos y especialmente aprovechar esos momentos, cuando su número era menor, para manipularlos y reducirlos física y mentalmente. Nunca se habían planteado ayudarles a crecer o evolucionar, sino impedirlo para poder mantenerles atrasados bajo la superstición y el miedo, hasta el día que decidieron que querían extenderse a aquellos otros mundos que les habían sido negados. Ese cambio se debía a que por fin habían logrado un tipo de receptáculo perfecto para ese objetivo, sin que se alejara demasiado del modelo original que necesitaban para su expansión. Hasta entonces tenían todavía demasiadas capacidades y era arriesgado poner en sus manos tanto poder, podían percibir la verdad y rebelarse. Pero para lograr ese objetivo tuvieron además que cambiar algunas cosas en la forma en que habían dirigido hasta entonces este mundo.

Eran algunos detalles realmente muy simples, pero que lo cambiaban todo: En primer lugar, debían dejarles salir del primitivismo en el cual los habían mantenido por cientos de miles de ciclos, millones, sólo así podría entender y manejar la tecnología necesaria para salir de este mundo y combatir con armas de un potencial muy superior al que nunca pudieron imaginar. Eso hizo necesario que desaparecieran como dioses y dirigentes de este mundo, sumergiéndose y ocultándose detrás de otros para seguir gobernándolo mientras les hacían creer que eran libres, y que todo ese cambio sólo se lo debían a ellos mismos y su inteligencia, a su maravillosa evolución, sin darse cuenta de que jamás nada de eso hubiese sucedido si ellos no lo hubiesen permitido e, incluso, deseado.

Por otra parte, necesitaban un número muy elevado de receptáculos de almas para crear los ejércitos necesarios para esa expansión y conquista de otros mundos, como bien sabían las batallas se podían ganar en el espacio o en el cielo, pero para ganar la guerra había que tomar el terreno, asentarse en el territorio, y sabían que los Sembradores de Mundos habían llevado el mismo tipo de receptáculos de almas a todos los que habían sembrado, ajustando las condiciones de esos mundos a los mismos y, por tanto, podrían fácilmente ocuparlos con sus ejércitos sin mucha dificultad porque sería sencillo para estos cuerpos adaptarse a esos nuevos lugares. Por eso también aparecían e interferían algunas razas ajenas en este mundo intentando con los receptáculos algún tipo de hibridación, porque sus Aliados los habían atraído a su bando, creando alianzas con esas otras razas que también estaban interesadas en esa expansión, en tomar los espacios de abundancia creados por los Sembradores de Mundos.

Este punto, preparar los ejércitos que partieran para esa colonización, aquí sería fácil de alcanzar gracias a la destrucción de los recursos, porque cuando las dificultades para disponer de lo más básico en ese espacio finito escasearan estarían dispuestos a salir de él sin hacer muchas preguntas, la desesperación y la necesidad les haría alistarse a algo que se presentaría como una aventura que les llevarían a descubrir nuevos mundos donde empezar una nueva vida, libre, mejor y hasta con riquezas… Él conocía bien esos receptáculos, sabía que eran egoístas y ególatras, tal como los habían transformado y condicionado sus Aliados para hacerles semejantes a ellos, por lo menos en su carácter. Nadie preguntaría si tenía sentido y estaba justificado llevar una sociedad de destrucción como esta a otros mundos, o qué razón habría para destruir sociedades enteras más pacíficas, ni a quien estarían realmente sirviendo, o si la crueldad que siempre habían demostrado bajo la dirección de los lacayos de sus ocultos y verdaderos gobernantes tendría sentido.

Nadie haría otra cosa que lanzarse a esa aventura de destrucción con la misma ceguera con la que se habían lanzado a otras tantas en el pasado dentro de este mundo… No sólo la necesidad, sino incluso la desesperación, mezclada con una buena dosis de manipulación y fanatismo lograrían con facilidad eso y mucho más, sus Aliados para organizare ese tipo de asuntos tenían ya mucha experiencia y eran muy eficaces.

Lo pensó sin saber por qué con cierta tristeza, seguramente porque tenía la sensación de que aquello no podía terminar bien, los receptáculos de almas realmente tenían inteligencia pero, como era sabido, también estaban dotados de no poca estupidez que les llevaba a cosas muy contradictorias, como necesitar sentirse importantes y creerse cualquier cosa que les diera seguridad y confort, aunque no tuviera el menor sentido y fuera indemostrable, o esperar y buscar siempre salvadores que bajaran del cielo, lo cual les hacía ser muy manejables y unas víctimas perfectas para los planes establecidos… Sin embargo, ¿qué podía reprocharles esos receptáculos? Al fin y al cabo ellos habían contribuido a hacerles sordos y ciegos, habían ayudado a reducir lo que era el enorme potencial de sus almas a eso que ahora eran, unos seres débiles, siempre hambrientos, constantemente insatisfechos y, al carecer de memoria, con una vida demasiado corta como para poder saciarse jamás del deseo de vivir…

Y de pronto se sobresaltó, porque mientras se dejaba llevar por esos pensamientos había seguido el deambular de Aganan distraídamente y, justo ahora, observó que estaba muy cerca de Saha, ¿cómo había llegado ahí, por qué, para qué, qué hacía ahí?

(seguirá…)

Libro Desde el Otro Plano Capitulo V (Paul Ëluard)






Hoy os dejo el Quinto Capítulo de este relato, Desde el Otro Plano, dedicado a aquellos de mente abierta, capaces de cuestionarse hasta sus creencias más queridas, que estén dispuestos a descubrir sus condicionamientos y, tal vez, tener otra visión de lo que siempre ha sido tomado por cierto, o de aquello que quieren que nos tomemos por cierto (el siguiente capítulo el viernes próximo).

Capitulo 5
A través de muchas vidas he errado en el Samsara buscando, pero no encontrando, al constructor de la casa.
Sufrimiento total en este volver y volver a nacer.
(Buda Gautama – Dhammapada – Verso 153)

Lo que acababa de presenciar casi me proyecta fuera del estado de meditación o lo que fuera en lo que estaba sumido, porque hacía tiempo me había dado cuenta que eso no era una meditación, no sé si sentía náuseas o terror, o ambas cosas a la vez, pero aunque deseaba escapar de ahí sentí casi como si me sujetaran.
Si quieres dejarlo puedes hacerlo ahora o cuando quieras, pero creo que deberías seguir hasta el final.
¿Hasta el final?
Conocer todo lo que he querido que conocieras trayéndote aquí.
¿Saber que esto es todo lo que hay?
Si esto fuera todo lo que hay, ¿de dónde vengo y quién soy yo? No, hay más, muchos más, este lugar sólo existe porque vosotros participáis en su creación y en sostenerlo con vuestros deseos, apegos y condicionamientos, vosotros queréis seguir viviendo sea como sea, al precio que sea, y este es el precio que pagáis. Estáis tan apegados a la vida que hasta el que se jacta de querer buscar la liberación y el supremo conocimiento no podría vivir sin su corte de seguidores y admiradores, hasta el que presume de conocimientos elevados y ser experto en textos sagrados, o dominar las prácticas espirituales, no podría vivir sin la dulce sensación de superioridad que emana ya sea de su ego o de ese placer de evadirse de la realidad a través de esas prácticas, pretextando con ello que quiere conocer que hay detrás de ella, cuando lo elevado sería enfrentarla para transformarla. Si hasta los que presumen de la mayor elevación, evolución, conocimiento y de buscar la suprema verdad son así, ¿qué esperas que pueda suceder?
Pero si cambias tu energía, quién eres, transformas el mundo a tu alrededor.
Una persona es poco, demasiado poco para lograrlo, y si el cambio es auténtico sólo dará resultado mientras esté aquí y si puede sustraerse a las tentaciones, incluso las más sutiles y ocultas como las que te acabo de señalar. Los amos de este mundo han permitido y hasta lo han apoyado para que creáis que con eso es suficiente y que sigáis con esos estudios que siempre han falseados, o esas prácticas que tan poco amenazan el orden que han establecido. Al final todo esto incluso les beneficia, sólo temen que alguien se levante y les delate, que muestre quienes realmente son al resto del mundo, ese arriesga la vida o peor…
¿Peor que la muerte?
Para quién conoce la verdad la muerte es la puerta de salida, la liberación y hay cosas mucho peores, como destruir su vida y sus ilusiones y que cada amanecer sea como la hiel. Por eso, de los pocos que de verdad conocen sólo algunos hablan, normalmente los que ya han perdido tanto que no temen perder más, pero los demás saben que es mejor callar y disimular, no llamar la atención… Siendo así, ¿no es mucho mejor promover y apoyar esa ilusión y dejar a los demás que disfruten de esos juegos de la mente porque de esa forma las cosas siguen como ellos quieren…?  ¿Acaso no ves como engordan y prosperan los que repiten como una letanía los milenarios textos sagrados y el mundo siempre sigue igual, o peor…? Esos nunca corren peligro, están protegidos porque repiten el mensaje de los amos de este mundo.
Me sentía incómodo, pero sabía que en cierto modo tenía razón, y al pensar en Saha observé que había vuelto a esa biblioteca inmensa.
Cada vez pasaba allí más tiempo entre vida y vida, en esta última ocasión casi no había salido de ese lugar, no había explorado los espacios del mundo donde había vivido o encarnaría, había perdido todo interés en ello, sabía que al final incluso los más hermosos lugares podían ser fuente de un dolor insoportable. Sabía que también había experimentado mucha felicidad, que había conocido momentos maravillosos, pero… ¿Realmente compensaba al observar el balance final? ¿A quién servía todo ese sufrimiento?
Según miraba las imágenes desplegarse ante él sólo veía repetición sin sentido, absurda, los mismos errores una y otra vez por el inevitable olvido. Las mismas vivencias aunque en diferentes escenarios, sólo la apariencia las hacía diferentes, en el fondo y si analizaba muy detenidamente y fríamente eran siempre lo mismo, porque la condición humana tenían realmente pocas variaciones, en esencia siempre se busca y desea lo mismo… Sentía un cansancio enorme, todavía no se había repuesto del sufrimiento de su última existencia y no comprendía porque le volvían a enviar de nuevo al mundo, cuando esta vez apenas ni siquiera se había asomado un par de veces sobre su superficie porque todavía había demasiados recuerdos que le seguían haciendo sufrir.
Cuando había recurrido a Shahai esperando encontrar respuesta a sus preguntas siempre era lo mismo: “Cuando hayas alcanzado la evolución necesaria no necesitaras una explicación que sólo debe llegarte a través de ti”. 
Y así intentaba comprender con cada fibra de su ser, observaba una y otra vez los actos de su pasado, analizaba una y otra vez los acontecimientos en los que se había visto envuelto y cada vez comprendía menos.
Observó vidas donde sacrificó su propia seguridad y bienestar por ayudar a aquellos con los que compartió esa existencia, jamás esperando ser recompensado por ello, pero sintiendo en el último momento que había hecho todo lo que un ser humano podía hacer para alcanzar la paz… Pero no había sido así, la paz nunca llegaba más que por un momento corto, muy corto, en este lugar del que al final siempre tenía que partir para volver a otra vida que, aunque estuviera llena de cosas hermosas, también estaba llena de dolor, luchas y de sinsentido.
Sin embargo, observaba otras almas que parecía que volvían a la existencia con más alegría, con más ilusión… No tenía derecho a estudiar los registros de otras existencias que no fueran la suya, pero les había escuchado hablar en sus grupos de los recuerdos de sus vidas pasadas y parecía que habían debido ser muy afortunadas, o que tenían una amnesia profunda, porque él sabía bien que la realidad es que los afortunados eran una excepción en medio de la enorme masa que sufría desde el momento de nacer al de morir, con como mucho breves destellos de esperanza que les mantenía aguardando siempre una mañana mejor que nunca llegaba, y recordó las palabras de un hombre cuyas obras había leído tiempo atrás, en otra vida: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”.
Recordaba con claridad existencias donde desde que apenas era un niño se había enfrentado a grandes dificultades sólo para sobrevivir, y recordó que no era el único, que en ese sufrimiento estaba acompañado de otros muchos. A veces no eran problemas de supervivencia, sino de profundo dolor emocional. Había tenido incluso existencias donde había vivido en la abundancia, pero donde parecía que su mente no estaba nunca clara en los momentos clave o donde vivía en una perpetua e incomprensible insatisfacción, sólo así se podían explicar los absurdos errores que había cometido en ellas y que él mismo no comprendía…
Algo en todo lo que observaba no terminaba de encajar, algo no tenía sentido. Se remontó a la primera existencia que podía recordar, ¿por qué no podía recordar más allá? ¿Qué hubo antes? Para eso nadie le daba respuesta, siempre lo mismo: “A su debido momento, cuando hayas evolucionado lo suficiente comprenderás por qué en un momento del pasado la divinidad decidió experimentar la existencia y se dividió en mil partículas que inundaron el universo…” Esa era sólo una más de las explicaciones que había estudiado, había otras, y sólo cuando evolucionara lo suficiente comprendería la verdad, eso es lo que siempre le repetían.
¿Qué había antes de esa primera existencia?
Sólo vacío… Y una palabra: Orgullo. ¿Orgullo por no tener la humildad de aceptar su ignorancia y querer avanzar más deprisa? Shahai siempre le decía que debía sentirse muy satisfecho de la evolución que había logrado en tan pocos existencias, que no debía querer apresurar más lo que necesitaba de más vidas, de más experiencia… Pero esa era la única palabra que daba vueltas en su mente, y cuando aparecía ya no había paz para él en este lugar, sólo más deseo de comprender sus pasadas existencias, sentía que algo se le escapaba pero, al mismo tiempo y por alguna razón que no comprendía, nunca se había atrevido a decírselo a Shahai.
No sabía por qué pero este era quizás el único secreto que guardaba y eso le incomodaba, porque su maestro y guía siempre le confortaba, cuando le abrazaba podía sentir la mayor de las felicidades y una paz infinita, nada era comparable a la seguridad que ahí sentía, no había dudado jamás por un momento de su amor, pero no comprendía como amándolo tanto le devolvía una y otra vez a la existencia.
Recordó el último encuentro con él, con qué emoción le había abrazado al comprender la profundidad de las preguntas que le hacía, quizás era la única forma que tenía de decirle que le comprendía y le apoyaba, que le amaba… ¿Y él le traicionaba ocultándole esto? Se sacudió interiormente y pensó que si dudaba así de quién tanto amor le mostraba es que realmente todavía tenía mucho que aprender, así que decidió salir de ahí, hacer lo que ya podría ser una de sus últimas visitas al mundo desde este plano y en libertad. Pronto ya no podría mirarlo así, quizás alguna vez en un pasado que no podía recordar había elegido libremente experimentar la vida física, eso decía Sahahai, pero si alguna vez tuvo esa libertad sentía claramente que ya no la tenía, la había perdido.
Y su deseo le llevó a una playa frente al mar azul, ahí hacía casi dos mil años se había enamorado de unos ojos oscuros que albergaban un alma que había conocido y vuelto a conocer en otras existencias. No pudo dejar de preguntarse, una vez más, que más debían aprender del amor humano que no hubiesen aprendido la primera vez que lo sintieron, qué más debían aprender del dolor de perder a esa persona de las tantas formas que pudo perderla en tantas vidas, o ella perderle a él, que no hubiesen aprendido la primera vez…
Se había quedado con la mirada baja y fija en el agua transparente que acariciaba la arena, en ese movimiento que llevaba repitiéndose millones de años de forma interminable, con el mismo sonido… ¿Como se repetían las existencias sin tener fin?
Noté que miraba hacia el horizonte y recordaba aquel día, en este mismo lugar, casi dos mil años y le parecía que podía haber sido ayer, lo sentía como si no hubiese pasado el tiempo, todo seguía vivo y presente dentro de él… No, no había nada que aprender, ya había sido aprendido… Y volvió a sentir lo que sintió, también en esa vida, cuando tuvo que combatir y defender su vida y otras vidas a costa de quitar la de otros, algo que ya conocía de antes y que no necesitaba repetir para saber cuanto rechazaba, más allá de saber que sólo servía para generar más dolor y sufrimiento… No, nunca había necesitado repetir tantas veces esa indeseada experiencia para comprender su profundo rechazo por ella, sólo esperaba que no tuviera que suceder nunca más en el futuro, pero sabía que la única forma de asegurarse que nunca más sucediera, ni ese ni otros sufrimientos, sería no volver, la única forma de no volver a repetir nunca ninguna de las experiencias que llevaba repitiendo tantas vidas era no volver, ni una vez más.
Y se giró hacia el Norte, y pude percibir a través de él como recordaba aquella otra vida donde se había refugiado entre los muros de un convento, huyendo de los ejércitos que, por todas partes en aquel tiempo, apresaban hombres para servir de soldados; no quiso participar de aquello una vez más y tomó unos hábitos religiosos que no sentía, pero que le protegían. Como tampoco lo quiso hacer cuando se pasó una vida escondido en la espesura del bosque, donde por lo menos logró, a pesar de la pobreza en que vivían, que la gente del poblado nunca conociera el hambre, ni la esclavitud de los señores que reinaban en esas tierras, ni las guerras que siempre estaban librando. Aunque había escapado de participar en ellas en sus últimas existencias, no recordaba una sola vida donde la guerra y sus terribles sufrimientos no estuvieran presentes, ¿qué clase de mundo era este donde era inevitable sufrir, ya fuera por lo que hicieras o lo que te hicieran, quién dirigía los destinos de todos ellos y para qué?
Miró más lejos hacia el Norte y percibí que recordaba aquella otra vida en esas tierras frías, allí había conseguido que dejaran de hacer razias para dedicarse a comerciar con pieles… Se enfrentó duramente a los jefes siempre hambrientos de combates y sangre, pero consiguió que le dejarán intentarlo, lo logró incluso a pesar de ellos y ya nunca las cosas fueron iguales, cambió su forma de vida. Había repasado esas y otras vidas, intentado comprender qué había aprendido de nuevo en una que no hubiese aprendido en otra anteriormente. Y eso que sólo parecía que había venido aquí esas pocas veces, ¿pero y aquellos que habían venido lo que podían ser cientos o miles de veces y parecían todavía tan divertidos de volver y volver, como si fuera sólo un juego?
Notó una presencia a su espalda y se giró, un alma como él le observaba y sorprendiéndole le dijo:
− ¿Recordando el pasado Maestro?
− ¿Maestro? ¿Parezco yo un Maestro?
− No me refiero a nuestros maestros, pero para mí lo fuiste en el pasado, como ellos me ensañaste y siempre me protegiste o, mejor dicho, nos protegías a todos, como un Maestro, así llegué a sentirte en un pasado y todavía te siento al estar ante tu presencia.
Le observó intentado recordar pero no lo logró:
− Si te conozco, ¿por qué no nos hemos encontrado en el tiempo que pasamos entre vidas?
− Lo he deseado mucho, porque tenía mucho que agradecerte, pero cuando algunas veces te he visto de lejos no me he atrevido a acercarme.
− ¿Por qué?
− Sigues teniendo algo que… ¿No ha sentido alguna vez temor de nuestros maestros?
Saha se quedó pensando, dándose cuenta que no era él el único que había sentido eso, pero que no había comentado ni prestado mucha atención por parecerle impropio y sinsentido, y noté que pensaba que realmente sentía temor ante su presencia, pero que hasta ahora no se había permitido o había sabido reconocerlo.
− Si, entiendo lo que dices, ¿entonces me temes?
− No, contigo no es temor, pero no me extrañaría que pudieras causarlo, porque tanto en la vida física como aquí hay algo en ti que hace que te parezcas a ellos, como si fueras diferente, o tuvieras algo diferente que no sé cómo definir…  No sé en qué consiste, sólo sé que lo siento y que todos lo sentimos, como lo sentíamos en vida los que compartimos existencias contigo, juzgando superficial y equivocadamente que era orgullo.
− Entonces hemos compartido vidas… Siento no recordarte.
− Lo entiendo, sólo era un hombre más de tu guardia cuando estuvimos aquí… Nos alegramos mucho de que, por fin, nuestro general se enamorara.
Recordó una vez más aquél momento y lo difícil que había sido para él, tanto tiempo silenciando sus emociones para poder hacer frente a las cargas de esa existencia que llegó a creer que ya nunca podría volver a sentir.
− Ahora recuerdo —dijo mirando a la forma física que ese cuerpo energético había tomado, se estremeció de alegría y sin poder evitarlo se abalanzó sobre él para abrazarlo, pero al sentir la confusión de ese alma él mismo confundido preguntó—: ¿Qué sucede?
− No sucede nada, sólo que me has sorprendido, siempre me pareciste alguien tan lejano que no esperaba tu abrazo… Tengo que confesarte una cosa, ¿sabes que en una vida anterior, antes de conocerte en esta, te odié?
− ¿Por qué me odiabas? ¿Te causé algún daño? −Sentí verdadera preocupación en su pregunta.
− Más bien quizás fue al contrario.
− No entiendo entonces por qué me podías odiar.
− En otra vida anterior, era un capitán del Faraón y tu eras el sacerdote que hacía los sacrificios para conocer los augurios para ir a la guerra, pero cuando tú los hacías raramente los augurios eran buenos.
Recordó aquella vida, los augurios eran falsos, ir a la guerra era sólo cuestión de cálculos y de la información de los espías repartidos por todas partes bajo la figura de sacerdotes o comerciantes, nunca era cosa de que el hígado o las entrañas de ningún animal fueran sanas o no, de eso ya se encargaban ellos. Se tenían que hacer muchos cálculos, si no eran positivos había que contradecir a aquel faraón siempre ávido de riquezas y conquistas, pero llegó un momento en que tanta avaricia, alimentada de la sangre de tantos, le empujaron a no aprobar más que las campañas que eran absolutamente necesarias, ello le llevó a enemistarse tanto con él que, después de intentar sobornarlo sin éxito, amenazó su vida, pero nada le inmutó porque los sacerdotes como él tenían demasiado poder, y él estaba decidido a utilizar ese poder para no permitir más sufrimiento innecesario.
− ¿Y crees que era mi deseo que no lo fueran?
− El faraón siempre maldecía después de esos augurios y juraba que querías gobernar por encima de él y que mentías, entonces te odiaba por ello, no entendía que intentabas protegernos, sólo que me arrebatabas la oportunidad de honores y de alcanzar la riqueza.
− ¿Y cuando dejaste de odiarme?
− Al principio de conocerte en esta vida seguía odiándote sin saber por qué nada más verte, no sabía que era por esa vida anterior y, de hecho, estuve encargado de asesinarte… Tenías enemigos poderosos.
− ¿Qué quieres decir?
− Me asignaron a tu guardia con ese fin, pero al estar a tu lado día a día ya no pude odiarte, y después de dejar esa vida me di cuenta que efectivamente le mentías al faraón.
− ¿Por qué?
− Por lo que te he dicho, siempre estabas intentado protegernos. Pero antes de ese momento no lo sabía, sólo creía que eras un hombre orgulloso que manipulaba el poder y que me impedía llegar a realizar mis deseos.
− ¿Cambiaste porque en esa vida que fui tu general te protegí?
− No, no sólo a mi, sino a todos, y no sólo en esa vida… Mira, ¿puedes recordarme?
Y la figura se fue transformando y vio aquél hombre que le acompañaba en las cacerías en los bosques, o aquel otro de pelo rubio, recio y de músculos poderosos tirando de los remos de esa frágil nave que se hundía bajo el peso de la carga de pieles, le recordó también como el soldado pegado a él en otra batalla, cegados por la niebla de la pólvora y sintiendo el terror de no saber por donde les alcanzaría la muerte.
− Has estado a mi lado mucho tiempo, y no te he recordado hasta que no te has mostrado a mi, perdóname.
− Más agradecido aún te estoy por ello.
− ¿Qué quieres decir?
− Es fácil luchar, esforzarte y proteger a alguien a quién amas, a alguien especial, pero tú siempre nos protegiste a mí y a los demás sin distinciones, cuando sólo éramos soldados o lo que fuera, pero al fin y al cabo gente pequeña y sin importancia en tu vida, que incluso te miraba con recelo y se mantenía apartada de ti, pero eso a ti no parecía importante, tú sólo te preocupabas por todos cuando en tu vida en realidad no éramos nadie.
− ¿Quién te dices que no erais nadie? ¿Quién te dice que no erais todos para mi especiales y que a todos vosotros os quería y quería lo mejor para vosotros?
− ¿Te das cuenta por qué te he llamado Maestro?
Se hundió en sus pensamientos preguntándose: “¿Es posible que quede tanto por aprender? Si es así, ¿el qué…? Más importante: ¿Merece la pena aprenderlo?”
Se quedó mirando una vez más al horizonte, contemplando con esa otra alma el hermoso atardecer sobre el mar y sentí que su pensamiento se sumía en algo que le emocionaba o turbaba profundamente pero que no fui capaz de percibir, no pude traspasar ese pensamiento y sólo escuché en su interior algo, de forma muy difusa y atenuada, pero sentido con gran intensidad que era como: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…”
Supuse que era la belleza de ese momento y otros parecidos que estaba recordando, por lo que no entendí la respuesta que se dio a sí mismo un momento después:
− Lo único que merecería la pena aprender sería cómo no tener que volver nunca más aquí.
seguira.....
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