domingo, 26 de julio de 2020

EL CODIGO JESÚS : Lección 19- ENTIENDE QUE NO EXISTE LA DUALIDAD


La naturaleza dual del universo no existe en el Mundo Verdadero. No hay salud ni enfermedad, abundancia ni escasez, paz ni conflicto. Dios ES, el único Poder, Espíritu infinito y omnipresente.
Todo lo demás es sombra, apariencias ilusorias proyectadas por la mente, ya sea que fueren juzgadas buenas o malas por quien observa.
En el Espíritu, nada falta, nada está ausente. Todo aquello que no sea de Dios, no existe.
No hay nada opuesto a Dios. La Verdad no tiene opuesto; por lo tanto, todo es perfecto.
La conciencia espiritual sabe estoy no experimenta la dualidad.
Piensa en la última película o programa de televisión que hayas visto. Estaba lleno de dualidad, experiencias buenas y malas, algunas consideradas humorísticas, otras trágicas. También pueden haber existido ejemplos específicos del pobre y el rico, del bien y del mal. Por supuesto. Te estaban mostrando una rebanada de la realidad la vida humana como la conocemos con una vista desde ambos lados de la moneda.
Ahora considera tu existencia animada en este pequeño planeta. El arte imita a la vida. En “este mundo”, experimentamos la dualidad de la luz y la oscuridad, y todo eso está simbolizado por los dos extremos, porque constantemente proyectamos apariencias en la pantalla de la vida, basadas en nuestras creencias. Si creemos que somos humanos y sujetos a las pruebas y tribulaciones de tal especie, así seremos. Somos lo que creemos.
Sin embargo, en el Mundo Verdadero, que es nuestro hogar aquí en la Tierra, sólo existe el único Poder  “el Espíritu infinito y omnipresente “. Y como esta única Mente no puede saber de
enfermedad, escasez, conflicto o de cualquier otro de los males de la locura del ego, tampoco identifica la salud, la abundancia, la paz o las que podamos considerar las otras virtudes y dádivas de una vida físico-material. No dejes que eso te deprima. La irrealidad de la dualidad, sea buena o mala, puede ser la clave para abrir las puertas de la prisión y liberarte de la desagradable pesadilla de la existencia “humana”.
“En el Espíritu, nada falta, nada está ausente. Todo aquello que no sea de Dios, no existe “. Nosotros existimos; por lo tanto, somos de Dios y todo es perfecto. No somos saludables o enfermos, ricos o pobres, porque nosotros somos el Espíritu. Somos seres inmortales que estamos aquí para mostrar la gloria de Dios, no para cambiar la película en la pantalla, sino para revelar que la Verdad no tiene opuesto que nada se opone a Dios, que no hay nada contra lo cual pelear. ¡Dios ES!
Si tratamos de hacernos ricos o saludables, nos estamos identificando con un estado mental pobre y enfermo, un poder en oposición a Dios. No existe tal poder. “La conciencia espiritual sabe estoy no experimenta la dualidad”.
Somos el reino de Dios.

Cuando estamos espiritualmente dispuestos, nuestro verdadero estado, nos vemos a nosotros mismos como un Campo de Fuerza de pura energía, el Reino mismo de Dios. Sabemos que somos seres espirituales viviendo en un universo espiritual donde no existen limitaciones, ni imperfecciones, ni estados incompletos. En dicho estado mental, todo lo que se hace visible en nuestras vidas, sea forma o experiencia, es ideal. No hay insuficiencias con las cuales lidiar, porque sólo existe la suficiencia total. No hay “salud” de la cual preocuparse, porque sólo existe la plenitud.
Y tampoco hay paz ni conflicto, sólo calma universal.
Ser espiritualmente dispuesto es ser uno en mente con la sustancia, la provisión que lo incluye todo de la Madre Amor, y esta conciencia-de-la-sustancia aparece como cada forma y experiencia sin que tengamos que proyectar mentalmente una condición deseada. No tenemos que hacer que nada suceda; todo surge en forma y experiencia manifiesta a través de una actividad de la conciencia espiritual. Pero si vamos al interior del Espíritu para obtener salud, riquezas, una relación o un éxito
profesional, estamos afirmando la dualidad -que algo en nuestro mundo no está bien y que debe ser arreglado por el Espíritu. Este tipo de pensamiento está completamente fuera de la Realidad. “En el Espíritu, nada falta, nada está ausente “. Y nosotros somos el Espíritu en el Absoluto y en expresión.
Yo soy como Jesús.
Quiero moverme más allá del tipo de vida donde estoy operando los principios espirituales específicamente para cambiar algo en el mundo fenomenal. Quiero vivir una vida espontánea donde cosas maravillosas sucedan  naturalmente, donde todas las necesidades sean satisfechas sin que yo tenga que pensar en ellas, o ni siquiera orar, meditar o tratando  espiritualmente de engrasar los rodillos para que ocurra un bien manifiesto.
Esta es la forma en que se supone que sea, y para muchos de nosotros, ha habido tiempos en nuestras vidas donde esto era la norma. Fue cuando estábamos más sintonizados  espiritualmente, pero estoy seguro de que podemos recordar esas benditas experiencias. Pero no quiero acontecimientos felices que sólo sean ocasionales, y no creo que tú quieras eso tampoco. Queremos una vida siempre dichosa, donde cada día es literalmente el cielo en la tierra, donde cada actividad de la vida está en orden divino y la armonía reina suprema. Quizá esta lección nos muestra que ya estamos ahí. ¡No existe la dualidad!
Si puedo estar de acuerdo en que ahora mismo estamos viviendo en un mundo perfecto sin opuestos entonces las creencias en contrario comenzarán, a cambiar. No hay salud ni enfermedad, sólo vida, pura y perfecta. La prosperidad y la escasez no coexisten, sólo la sustancia en la que nuestra conciencia se manifiesta para revelar la infinidad de la provisión que todo lo incluye.
¿Podemos asir la importancia de esto? Si podemos, daremos un gran salto hacia delante en nuestro escape de la llamada condición humana.
Si todo nos ha sido dado, y como seres espirituales, el “todo” sólo puede ser aquello que es espiritual amor, vida, voluntad, inteligencia creativa, sustancia corrientes de energía viva que representan los atributos de Dios. Somos conciencia, y mientras recibimos, aceptamos y encarnamos la plenitud del Espíritu, volvemos al estado original del conocimiento. Aquí sabemos que Dios Es, YO SOY, y nuestro mundo nos devuelve el reflejo de esta Verdad de Ser. Nos elevamos por encima del mundo de la dualidad hacia una nueva dimensión donde “la Tierra es del Señor” y cada manifestación del reino invisible que se expresa en visibilidad es conciencia espiritual siendo esa forma o experiencia.
Cuando vivimos en y como conciencia espiritual, todo en la vida es espontáneo, natural, automático y no planeado por la calculadora naturaleza del ego. Todas las relaciones son armoniosas; nuestros cuerpos reflejan la vida perfecta; nuestro trabajo es una expresión de la más elevada visión, el plan divino; y nuestro visible aprovisionamiento es una manifestación continua de acuerdo con cualquier cosa que sea necesitada. Es una vida completa sin forma alguna de oposición.
Continuemos subiendo la escalera con esta meditación:
Miro mi vida, mi mundo, a través de los ojos espirituales ahora, y veo sólo la Verdad de Ser. Todo aquel etiquetado como hombre o mujer es en realidad el Espíritu de Dios hecho visible a través de la acción mental. Detrás de esta apariencia física está el único Ser radiante, el Cristo. Es esta Presencia que veo en cada encuentro. No puede haber otro;
Dios es todo lo que hay.
La Verdad que veo en mi vida, mi mundo, es Mente en manifestación perfecta, ya sea en estructura, cosa, forma de vida, condición o experiencia. Nada que sea bueno o hermoso
falta, y todo aquello que no sea de Dios, no existe. Veo una vida perfecta y un mundo perfecto, porque nada existe opuesto a Dios, y la Verdad no tiene opuesto.
Sé esto ahora, y estoy siendo elevado cada vez más alto en la conciencia espiritual ¡Yo soy como Jesús!


John Randolph Price

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