jueves, 7 de julio de 2016

El libro de los secretos (Deepak Chopra) SECRETO 14 (Primer Escrito)


El significado de la vida es todo

Secreto-14 (Primer Escrito)
¿Estamos más cerca de responder la pregunta suprema: 
“¿Cuál es el significado de la vida?” Imagina por un momento que alguien planteara una respuesta. Directa o indirectamente, todos hemos estado en contacto con la mayoría de las respuestas tradicionales; el significado de la vida suele reducir a un propósito más elevado, tal como: ‰ Glorificar a Dios. ‰ Glorificar la creación de Dios. ‰ Amar y ser amado. ‰ Ser honesto con uno mismo. Como sucede con muchas otras preguntas espirituales, resulta difícil imaginar de qué manera podrían responder estas respuestas. Si alguien tiene un buen trabajo, sostiene a su familia, paga sus impuestos y respeta la ley, ¿puede considerársele un ejemplo de glorificar a Dios o de ser honesto con uno mismo? 
En tiempos de grave crisis, como la guerra, ¿cambia el significado de la vida? Quizá sea todo lo que uno pueda hacer para mantenerse con vida y ser razonablemente feliz durante una crisis. Una manera de comprobar la respuesta a la pregunta “¿Cuál es el significado de la vida?”, sería escribirlo, sellarlo dentro de un sobre, y enviarlo por correo a mil personas elegidas al azar. Si la respuesta fuera correcta, todo el que abriera el sobre diría al leerla: “Tienes razón. Ése es el significado de la vida”. Una emocionada novia en el día de su boda estaría de acuerdo. Un anciano paralizado en su lecho de muerte estaría de acuerdo. Personas que luchan a muerte por diferencias políticas y religiosas estrían de acuerdo, así como quienes comulgan con sus creencias. Sin embargo, ésta podría parecer una prueba imposible, pues tal vez no exista respuesta alguna que satisfaga a todos. ¿Y si la hoja de papel estuviera en blanco, o dijera: “El significado de la vida es todo”? En la realidad única, estas res-puestas no son evasivas; de hecho, ambas están apegadas a la verdad. El papel en blanco significa que la vida es potencial puro hasta que alguien le da una forma. El significado de potencial puro es que la vida está infinitamente abierta. Del mismo modo, decir que el significado de la vida es todo indica que no excluye nada ni nadie. “Todo” es sólo otra manera de abarcar la gama infinita de posibilidades. La vida no permite que se le reduzca a una explicación, Sea cual sea el significado que deseas que refleje el universo, él lo reflejará. 
En la Europa medieval las personas querían que reflejara su ferviente creencia en la Sagrada Trinidad; en ese mismo periodo, las personas de India querían que reflejara la danza cósmica de Shiva y su consorte Shakti; en los dominios del Islam se esperaba que reflejara a Alá. En nuestros días, los agnósticos esperan que el universo refleje su confusión y dudas espirituales. 
De esta manera, el cosmos aparenta ser una explosión azarosa que comenzó con el Big Bang. Muchas personas religiosas aceptan esta realidad excepto los domingos, cuando el universo refleja débilmente la posibilidad de un creador divino. 
Si intentas reducir el universo a un solo reflejo, reduces tu vida al mismo tiempo. La realidad es como un espejo doble en el que además de verte, contemplas lo que está del otro lado. 
Este efecto es inevitable porque el universo no posee un conjunto de hechos. Tú, el observador, das vida a tu versión de la realidad. Permíteme darte un ejemplo de cómo funciona este espejo doble en el campo de la medicina. Resulta desconcertante que el cuerpo humano pueda ser curado de tantas maneras. 
Casi todas las enfermedades parecen seguir una historia típica. En el caso del cáncer de mama, por ejemplo, se ha identificado un índice de supervivencia con base en el momento de la detección de la primera anomalía en las células mamarias. 
Las mujeres que contraen la enfermedad caerán en algún punto de la curva campaniforme de supervivencia. Como me dijo un oncólogo hace años, el cáncer es un juego de números. 
Un estudio estadístico nos dirá a qué edad es más probable que se presente la enfermedad. La respuesta de los tumores a distintas formas de radiación y quimioterapia se documenta constantemente. 
Con estos datos en mente, la medicina busca una cura definitiva, y si ésta no ha sido descubierta, la ciencia seguirá trabajando hasta descubrirla. Sin embargo, fuera de la norma estadística ocurren cosas extrañas. En mi experiencia como médico, he encontrado a los siguientes pacientes: ‰ Una joven me contó que su madre, que vivía en una remota granja de Vermont, desarrolló un gran tumor de mama pero consideró que estaba demasiado ocupada para tratárselo. 
Sobrevivió más de una década sin atención médica. ‰ 
Una mujer que sintió un bulto en su pecho decidió eliminarlo mediante la visualización. Veía hordas de leucocitos cayendo como nieve para tragar el bulto. Después de practicar esta visualización durante seis meses, el bulto desapareció. ‰ 
Una mujer que tenía un tumor enorme, abandonó el hospital un día antes de la cirugía: no quería hacer frente a su afección con temor y pánico. Regresó meses después, cuando confió en que sobreviviría. La operación tuvo éxito y la mujer sobrevivió. 
Todo médico se ha encontrado con el lado opuesto del espectro, mujeres que mueren rápidamente luego de comunicárseles la existencia de un pequeño número de células malignas en su pecho. (En algunos casos las células son anómalas. 
Esto significa que pueden ser inofensivas, aunque en algunas mujeres dichas anomalías se convierten rápidamente en tumores. A este fenómeno se le conoce desde hace mucho como “muerte por diagnóstico”). No estoy haciendo recomendaciones sobre cómo tratar el cáncer; sólo hago notar que, con frecuencia, la enfermedad parece reflejar las creencias del paciente. 
David Siegel, en una célebre investigación realizada en Stanford, dividió en dos grupos a un conjunto de mujeres con cáncer de mama en estada avanzado. Un grupo recibió la mejor atención médica, que entonces era muy modesta. El otro grupo se reunía una vez a la semana y compartía sus sentimientos acerca de la enfermedad. Esto produjo un resultado notable. 
Dos años después, todas las supervivientes a largo plazo habían pertenecido al segundo grupo, y la supervivencia general en él fue más del doble que en el otro, el cual no hablaba de sus sentimientos. En resumen, las mujeres que confrontaron sus emociones fueron capaces de modificar el reflejo del espejo. 
El cuerpo humano funciona con doble mando. Responde si lo curamos desde el exterior con medios materiales y también si lo curamos desde el interior con medios subjetivos. ¿Como es posible que hablar de los sentimiento sea tan eficaz o más eficaz que una poderosa droga contra el cáncer? La respuesta es que la conciencia siempre toma estos dos caminos. 
Se despliega objetivamente como el universo visible y también y subjetivamente como los sucesos de la mente. Ambos son la misma conciencia. La misma inteligencia se ha puesto dos máscaras, diferenciando entre el mundo que está “allá ” y el que está “aquí  dentro”. Así, los sentimientos que surgen en un paciente con cáncer se comunican con el cuerpo de manera muy similar a como lo hacen las moléculas de una droga. 
Este fenómeno ya no se considera insólito. 
Toda la medicina mente-cuerpo se basa en el descubrimiento de moléculas mensajeras que surgen en el cerebro como pensamientos, creencias» esperanzas, temores y deseos. 
El paso decisivo se dará cuando la medicina deje de dar todo el crédito a las moléculas. Cuando Mozart quería componer una sinfonía, su intención evocaba la función cerebral necesaria. Sería absurdo decir que el cerebro de Mozart quiso componer una sinfonía y entonces produjo moléculas mensajeras que se lo informaran a él. La conciencia siempre está primero, y sus proyecciones, objetivas y subjetivas, vienen después. 
Esto nos lleva a un nuevo principio de importancia crucial, llamado “co-surgimiento interdependiente simultáneo”: co~ surgimiento porque cada parte proviene de la misma fuente; interdependiente porque cada aspecto está coordinado con todos los demás; simultáneo porque una cosa no causa la otra. 
Cuando Mozart quería componer una sinfonía, todo lo relacionado con su creación ocurría simultáneamente: idea, notas, sonido en su imaginación, actividad cerebral necesaria, señales a sus manos para escribir las notas. 
Todos estos recursos estaban integrados en una experiencia y surgían juntos. Sería falso decir que uno era la causa de otro. 
Si faltara cualquiera de estos elementos, todo el proyecto se vendría abajo. 
Si Mozart se hubiera deprimido, su estado emocional bloquearía la música. Si estuviera exhausto físicamente, la fatiga bloquearía la música. Podemos imaginar cientos de maneras en que el desorden podría trastornar la situación: Mozart podía haber sufrido problemas maritales, un ataque cardiaco, un bloqueo artístico repentino o la distracción producida por un ruidoso niño de dos años en la casa. La creación no es anárquica gracias al co-surgimiento simultáneo. El cosmos es tan parecido a la mente humana que no podemos pasar por alto este hecho. 
Es como si el universo presentara su alucinante espectáculo de galaxias surgidas de la nada sólo para alardear ante nosotros. 
Es absurdo pensar que un proceso que abarca billones de años luz y se expande con increíble velocidad para generar trillones de estrellas, haya alcanzado su clímax con la aparición del ADN. ¿Por qué el universo necesita nuestro asombro? Tal vez porque la realidad funciona simplemente de ese modo: el drama cósmico que está desplegándose existe simultáneamente con el cerebro humano, un instrumento tan finamente sintonizado que puede sumergirse en cualquier nivel de la naturaleza. 
Somos el público final. Nada nos pasa inadvertido, no importa cuan minúsculo o enorme sea. Ahora empieza a surgir una respuesta extraordinaria: Tal vez nosotros estamos montando todo el espectáculo. El significado de la vida es todo porque exigimos nada menos que el universo como nuestro patio de juego. La física cuántica reconoció hace mucho tiempo que el observador es el factor decisivo en toda observación. 
Un electrón no tiene una posición fija en el espacio hasta que alguien lo busca, y de repente surge justo donde se le buscó. Hasta ese momento sólo existe como una onda que se propaga por todo el espacio. Esa onda puede convertirse en partícula en cualquier lugar. Cada átomo del universo tiene una mínima posibilidad de ser localizado tan lejos o cerca como sea posible.
El universo opera con un interruptor de sólo dos posiciones: encendido y apagado. “Encendido” es el mundo material con todos sus acontecimientos y objetos. “Apagado” es posibilidad pura, el vestidor a donde van las partículas cuando nadie las ve. La posición de encendido sólo puede controlarse por medios externos. Una vez que lo activas, el universo físico obedece un conjunto de reglas. Pero si lo percibes en la posición de apagado, el universo puede modificarse sin tener en cuenta el tiempo y el espacio. Nada es pesado o inamovible en la posición de apagado porque no hay objetos. Nada está cerca ni lejos. 
Nada está atrapado en pasado, presente o futuro. La posición de apagado es potencial puro. Ahí, tu cuerpo es un conjunto de posibilidades en espera de ocurrir, pero también es el conjunto de posibilidades ocurridas y que podrían ocurrir. 
En la posición de apagado, toda la creación se concentra en un punto y, milagrosamente, tú vives en ese punto; es tu fuente. 
No obstante, las imágenes de encendido y apagado no son muy exactas. Así como hay muchos grados de realidad física, hay muchos de realidad no física. Tu cuerpo es un objeto sólido, un remolino de átomos, una tormenta de partículas subatómicas y un fantasma de energía, todo al mismo tiempo. Dichos estados son simultáneos, pero cada uno obedece reglas distintas. 
En física, este confuso conjunto de reglas recibe el nombre de “jerarquía enmarañada”. La palabra jerarquía indica que los niveles están apilados en cierto orden. Tu cuerpo no está en peligro de desmoronarse porque en la jerarquía de las cosas, los objetos sólidos permanecen en su sitio, pero en realidad eres una nube de electrones y una curva de probabilidad, así como todo lo que hay entre las dos. Esto es en la posición de encendido. En la de apagado rige el mismo enmarañamiento, pero es totalmente invisible. El ámbito invisible se divide de maneras extrañas. 
En un nivel, todos los sucesos están fundidos; los comienzos y los finales nadie las ve. 
La posición de encendido sólo puede controlarse por medios externos. Una vez que lo activas, el universo físico obedece un conjunto de reglas. Pero si lo percibes en la posición de apagado, el universo puede modificarse sin tener en cuenta el tiempo y el espacio. Nada es pesado o inamovible en la posición de apagado porque no hay objetos. Nada está cerca ni lejos. 
Nada está atrapado en pasado, presente o futuro. La posición de apagado es potencial puro. Ahí, tu cuerpo es un conjunto de posibilidades en espera de ocurrir, pero también es el conjunto de posibilidades ocurridas y que podrían ocurrir. En la posición de apagado, toda la creación se concentra en un punto y, milagrosamente, tú vives en ese punto; es tu fuente. 
No obstante, las imágenes de encendido y apagado no son muy exactas. Así como hay muchos grados de realidad física, hay muchos de realidad no física. Tu cuerpo es un objeto sólido, un remolino de átomos, una tormenta de partículas subatómicas y un fantasma de energía, todo al mismo tiempo. Dichos estados son simultáneos, pero cada uno obedece reglas distintas. 
En física, este confuso conjunto de reglas recibe el nombre de “Jerarquía enmarañada”. La palabra jerarquía índica que los niveles están apilados en cierto orden. Tu cuerpo no está en peligro de desmoronarse porque en la jerarquía de las cosas, los objetos sólidos permanecen en su sitio, pero en realidad eres una nube de electrones y una curva de probabilidad, así como todo lo que hay entre las dos. Esto es en la posición de encendido. 
En la de apagado rige el mismo enmarañamiento, pero es totalmente invisible. El ámbito invisible se divide de maneras extrañas. En un nivel, todos los sucesos están fundidos; los comienzos y los finales se tocan y nada ocurre que no influya en todo lo demás. Pero en otro nivel algunos acontecimientos tienen preeminencia; mientras unos pueden controlarse, otros flotan alrededor debido a que sus vínculos de causa y efecto son débiles. Puedes encontrar una analogía en tu mente. 
Algunos pensamientos te exigen que los acates mientras otros son caprichos pasajeros; algunos muestran una lógica estricta mientras otros obedecen a asociaciones laxas. 
Los acontecimientos del universo también son una mezcla de sucesos potenciales. Si lo deseas, puedes sumergirte en la posición de apagado y empezar a suscitar los acontecimientos que quieras. Sin embargo, debes estar preparado para confrontar frente a frente al enmarañamiento jerárquico, pues cada suceso que quieras modificar está inmerso en todos los demás. 
No obstante, hay ciertas condiciones que no cambian.
Sumérgete en el potencial puro Cómo navegar en el campo del todo 
1. Mientras más profundo te sumerjas, más poder tendrás a tu disposición para cambiar cosas. 
2. La realidad fluye desde las regiones más sutiles hacia las más burdas. 
3. La manera más fácil de cambiar algo consiste en ir primero a su nivel más sutil: la conciencia. 
4. El silencio apacible constituye el principio de la creatividad. Cuando un suceso empieza a vibrar es porque ha comenzado a entrar al mundo visible. 
5. La creación avanza por saltos cuánticos. 
6. El comienzo de un suceso es simultáneo a su final. Los dos emergen del ámbito de la conciencia silente. 
7. Los acontecimientos se desarrollan en el tiempo pero nacen fuera de él. 
8. La manera más fácil de crear es hacerlo en la dirección de la evolución. 
9. Como las oportunidades son infinitas, la evolución nunca termina. 
10. El universo corresponde al sistema nervioso que lo contempla. La exploración de estas condiciones te permitirá crear el significado de tu vida. 
Permíteme condensar estos diez puntos en un bosquejo que podrás rellenar: desde el BigBang, el universo entero actúa como lo hace para adecuarse al sistema nervioso humano. 
Si pudiéramos percibir el cosmos de otra manera, sería diferente. El universo no tiene luz para los peces ciegos de las cavernas, los cuales han evolucionado para excluir todo lo visual. 
El universo tampoco tiene sonidos para las amibas, sabores para los árboles ni olores para los caracoles. Cada criatura elige su gama de manifestación de acuerdo con su gama de potencial. 
El universo se ve obligado a respetar tus límites. Así como no hay belleza visual que afecte a un pez ciego de las cavernas ni perfume que seduzca a un caracol, cualquier aspecto de la vida fuera de tus límites carecerá de significado para ti. Eres como un nómada recolectando plantas en el bosque. Pasarás por alto todas las que no sean comestibles, y un bosque lleno de flora exótica estará vacío para ti. La fuerza de la evolución es infinita pero sólo puede trabajar con lo que el observador le proporciona. 
Una mente cerrada al amor, por ejemplo, contemplará  un mundo sin amor y será inmune a cualquier evidencia de él, mientras que una mente abierta mirará el mismo mundo y encentrará infinitas expresiones de ese amor. Si nuestros límites tuvieran la última palabra, la evolución no podría atravesarlos. 
Aquí es donde entran en acción los saltos cuánticos. 
Cada observador crea una versión de la realidad que encierra ciertos significados y energías. 
Mientras esos significados parezcan válidos, las energías lo mantienen unido. Pero cuando el observador quiere ver algo nuevo, todo significado se derrumba, las energías se combinan de nuevas maneras y el mundo da un salto cuántico. El salto ocurre en el plano visible cuando el interruptor está “encendido”, pero fue fraguado en el ámbito invisible cuando el interruptor estaba “apagado”. He aquí un ejemplo: nuestra capacidad para leer surgió cuando el hombre prehistórico desarrolló una corteza cerebral aunque nadie en el mundo prehistórico necesitaba leer. Si la evolución fuera tan aleatoria como sostienen muchos genetistas, la capacidad para leer hubiera desaparecido hace un millón de años. pues su utilidad para la supervivencia era nula. Pero este rasgo sobrevivió para la criatura que estaba surgiendo. La conciencia conoce lo que está por venir, e infunde en cada partícula de la creación el potencial necesario no sólo para el futuro que se está desarrollando, sino para cualquier futuro. 
La naturaleza no necesita predecir lo que ocurrirá en todos los niveles. Sólo abre vías de crecimiento, y luego una criatura en este caso, nosotros da el salto cuando lo considera apropiado. Mientras el potencial esté vivo, el futuro puede evolucionar por elección. En varias ocasiones, individuos suspicaces me han señalado una inconsistencia en lo que he dicho. 
“Estás contradiciéndote. Por una parte dices que causa y efecto son eternos; ahora dices que el final está presente en el comienzo. ¿Cuál de los dos es correcto?” Bueno, los dos. Ésta no parece una respuesta muy satisfactoria, y sin duda los críticos suspicaces fruncirán el ceño al escucharla. Pero el universo está utilizando causas y efectos para llegar a algún lado. 
Cuando quiere dar un salto cuántico, causa y efecto se amoldan al propósito. (De hecho, experimentas esto en este preciso instante: cuando imaginas el color rojo, tus neuronas emiten señales de una manera concreta. Pero tú no les ordenaste que lo hicieran; ellas se alinearon automáticamente con tu pensamiento.) En la jerarquía enmarañada, amibas, caracoles, galaxias, hoyos negros y quarks son expresiones igualmente válidas de la vida. El hombre prehistórico estaba tan inmerso en su realidad como nosotros en la nuestra, igualmente fascinado por ella, y era asimismo privilegiado por ver el desarrollo de la realidad. La evolución ofrece a cada criatura exactamente el mundo que se ajusta a su capacidad de percepción. 
Pero hay algo que necesita evolucionar más que ninguna otra cosa: la brecha. Si aún no estás listo para aceptar que el significado de la vida es todo, encuentra tu significado en el cierre de la brecha. Aparta al mundo del borde del desastre; cambia el rumbo del futuro para evitar la colisión con el caos. 
El Dharma, la fuerza que sostiene la naturaleza, respaldará cualquier pensamiento, sentimiento o acción que cierre la brecha, porque el universo está hecho para fundir a observador y observado. Debido a que eres consciente de ti mismo, tu destino es la unidad. La unidad está integrada a tu cerebro tanto como la capacidad de leer lo estaba en el cerebro del Hombre de Cromagnon. En la medida en que la brecha se cierre, los seres humanos modernos nos fundiremos con formas de vida inferiores y superiores. Todas las generaciones de la humanidad, desde el primer homínido hasta lo que sea que venga después de nosotros, serán consideradas una. ¿Y entonces qué? 
Imagino que quitaremos el cuadro de la pared, distanciándonos de cualquier imagen fija. Vivir desde el nivel de la existencia pura, libres de los sucesos del mundo físico, es el final de este viaje y el comienzo de otro nunca antes visto. 
Éste será el advenimiento de la unidad y el apogeo de la libertad. 
CAMBIA TU REALIDAD PARA ALBERGAR EL DECIMOCUARTO SECRETO 
El decimocuarto secreto se refiere a la comprensión total. Comprensión no es lo mismo que pensamiento. 
La comprensión es una habilidad que se desarrolla en la conciencia. Es lo que has hecho a partir de tu potencial. 
Un bebé se convierte en niño, por ejemplo, mediante el desarrollo de la habilidad de caminar, la cual representa un salto cuántico de la conciencia del niño, extendida hasta cada rincón de la existencia: los patrones cerebrales cambian; en el cuerpo surgen nuevas sensaciones, los movimientos descoordinados se coordinan; los ojos aprenden a ver el mundo desde una perspectiva vertical y móvil; nuevos objetos del entorno están al alcance; y desde el umbral del primer paso, el bebé entra en un mundo de posibilidades inexploradas que podría culminar en escalar el Monte Everest o en correr un maratón. 
Así pues, no estamos hablando de una habilidad sino de un auténtico salto cuántico que no deja intacto ningún aspecto de la realidad del bebé. La diferencia entre un niño pequeño y un corredor de maratón es que el nivel de comprensión se ha profundizado, no sólo en un frente sino en toda la persona. Cuando realizas una acción en realidad estás expresando un nivel de comprensión. En una carrera, dos corredores pueden compararse en áreas tales como disciplina mental, resistencia, coordinación, administración del tiempo, equilibrio de obligaciones y relaciones, etcétera. 
Cuando compruebas cuan amplio es el alcance de la conciencia, empiezas a comprender que nada está excluido. La comprensión modifica la imagen total de la realidad. Ser capaz de influir en la totalidad de tu realidad al mismo tiempo es la esencia del “cosurgimiento simultáneo interdependiente”. 
No hay límites para la influencia que puedes ejercer, pero para descubrir esto debes abordar la vida con pasión. Cuando haces algo con pasión, expresas cada aspecto de quien eres. 
La pasión libera toda la energía que posees. En ese momento te juegas el todo por el todo, pues si pones todo lo que tienes en una empresa, tus defectos y debilidades también quedan expuestos. 
La pasión saca todo a la luz. Este hecho inexorable desanima a muchas personas, a quienes desagradan tanto sus aspectos negativos, y se sienten tan intimidados por ellos.-que contienen su pasión creyendo que así la vida será más segura. 
Tal vez lo sea» pero al mismo tiempo limitan gravemente su comprensión de lo que la vida puede ofrecer. 
En términos generales, hay tres niveles de compromiso que puedes expresar: 
1. Abordar una situación sólo hasta encontrar el primer obstáculo real. 
2. Abordar una situación lo suficiente para superar algunos obstáculos. 
3. Abordar una situación para vencer todos los obstáculos. Usando este modelo, piensa en algo que hayas deseado apasionadamente hacer bien: pintar, escalar montañas, escribir, criar a un hijo o destacar en tu profesión. Evalúa honestamente tu desempeño en esa tentativa.
Nivel 1. “No estoy satisfecho con lo que he logrado. Las cosas no resultaron como yo quería. Otros tuvieron un mejor desempeño que el mío. Perdí el entusiasmo y me desanimé. Sigo haciendo lo que debo hacer, pero básicamente estoy patinando sobre la superficie. Creo que esencialmente he fracasado.” 
Nivel 2. “Estoy bastante satisfecho con mis logros. Mi desempeño no siempre es el mejor pero sigo en la carrera. La gente confía en mí porque sé lo que hago. He vencido muchos obstáculos para llegar a ser así de bueno. Siento que esencialmente soy un triunfador.” 
Nivel 3. “Dominé lo que me propuse. Las personas me miran con respeto y me consideran una autoridad. Conozco todos los recovecos de esto y siento una profunda satisfacción por ello. 
Ya casi no necesito pensar en los pormenores. Mi intuición me guía. Esta área de mi vida es una de mis grandes pasiones.” 
Cada nivel de compromiso refleja la comprensión que estás dispuesto a alcanzar. Si no conocieras la naturaleza humana podrías suponer que actividades como pintar, practicar montañismo o escribir podrían tratarse aisladamente, pero toda la persona se ve afectada porque toda ella se está expresando. 
(Por esto se dice que uno llega a conocerse en la montaña o frente al lienzo en blanco.) Aun si piensas en una habilidad modesta, como correr un maratón o cocinar, todo tu sentido del yo cambia cuando tienes éxito con pasión, a diferencia de cuando fracasas o te echas para atrás. La voluntad de entrar en cada parte de ti abre la puerta a la comprensión total. Te juegas toda tu identidad, no sólo una parte. Esto puede parecer sobrecogedor, pero es de hecho la manera más natural de abordar cualquier situación. Cuando retienes una parte de ti, le niegas contacto con la vida; reprimes su energía y evitas que comprenda lo que necesita saber. Imagina a un bebé que desea caminar, pero tiene estas reservas: 
1. No quiero verme mal 2. No quiero caer. 3. No quiero que nadie me vea fracasar. 4. No quiero vivir con la carga del fracaso. 5. No quiero gastar toda mi energía. 6. No quiero dolor. 7. Quiero acabar con las cosas lo más rápidamente posible. Para un bebé, estas reservas parecen absurdas. Si cualquiera de ellas entrara en juego, nunca aprendería a caminar o lo haría con vacilación. 
La oportunidad de alcanzarla maestría jamás se presentaría. 
Sin embargo, los adultos recurrimos a estas reservas todo el tiempo. Como resultado, nos negamos la maestría. 
Nadie puede cambiar el hecho de que todos los aspectos negativos de una situación se expresan en el instante en que la situación surge, junto con todos los aspectos positivos. 
No podemos escapar de las decisiones internas que hemos hecho. Todo lo que has decidido sobre ti está en juego en este instante. Por fortuna, estas decisiones individuales pueden examinarse y modificarse. Como todos los aspectos negativos están Justo frente a ti, no necesitas ir en su búsqueda. 
Lo que las personas experimentan como obstáculos en la vida son reflejos de una decisión mediante la cual rechazaron la comprensión. 
Sí rechazas demasiada comprensión te conviertes en una víctima sujeta a fuerzas que te abruman y apabullan. 
Estas fuerzas no son destino ni infortunio: son huecos en tu conciencia, lugares donde no has sido capaz de mirar. 
Considera hoy una de las decisiones que has evitado que te comprometan totalmente en la vida; puede estar incluida en la lista anterior. 
No quiero verme mal. 
Esta decisión se relaciona con la imagen propia. “Verse bien” significa preservar una imagen, pero las imágenes son sólo fotografías congeladas. Dan la impresión más superficial de quién eres. A la mayoría de las personas se le dificulta superar su imagen propia. Crean cierta apariencia, cierta manera de actuar, cierto nivel de gusto, estilo de vida y estatus que se engranan en quienes creen que son. Su imagen propia se proyecta en cada situación nueva con sólo un resultado posible: se ven bien o se ven mal. Mucho tiempo atrás, estas personas decidieron que nunca se verían mal sí podían evitarlo. La única manera en que puedes contrarrestar esta decisión es mediante tu voluntad de olvidar cómo te ves. Estoy seguro de que has visto filmaciones en cámara lenta de corredores olímpicos cruzando la línea de meta, empapados en sudor, las caras distorsionadas por el esfuerzo, gastando hasta el último gramo de sí mismos. 
En su pasión por ganar no les importa en lo más mínimo cómo se ven. Esto te ofrece una pista sobre tu situación: si estás verdaderamente concentrado en el proceso en curso, no pensarás en tu apariencia. Considera hoy las siguientes ideas y reflexiona en ellas hasta comprender cómo se relacionan contigo: ‰ 
El triunfo no tiene que verse bien. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. ‰ Apasionarse por algo se ve bien desde dentro, que es lo que importa. ‰ Verse bien desde dentro no es una imagen. 
Es un sentimiento de satisfacción. ‰ No te sentirás satisfecho mientras mantengas una imagen en tu mente. No quiero caer. Esta decisión gira alrededor del fracaso, que a su vez gira alrededor del enjuiciamiento. En el ámbito de la pintura, toda obra maestra está precedida por un boceto. A veces estos bocetos son unos cuantos garabatos burdos, otras requieren años y decenas de intentos. ¿Fracasó el pintor cuando hizo un boceto? No, porque dominar una habilidad requiere etapas de desarrollo. Si consideras que tus primeros esfuerzos son fracasos» te opones a un proceso natural. En general, las personas que temen caer fueron ridiculizadas o humilladas en el pasado. Ésta es un área donde los padres emiten juicios negativos de terribles consecuencias: el fracaso es algo que heredas de alguien que te desalentó. El temor se adhiere al fracaso al vincularse con el sentido del yo. “Caer significa que no valgo.” Junto a verse mal, la segunda reserva mental más nociva es el miedo a caer y sentirse como un individuo sin valor. 
Hoy, analízate honestamente y considera cuánto de este miedo hay en ti. El grado con que te evalúes es el grado con que necesitas sanar. La mayoría de las personas dice que odian fracasar, pero detrás de la palabra odio puede haber una amplia gama de emociones, desde un derrumbe desolador del yo hasta una ligera molestia por no haber tenido tu mejor desempeño. 
Tú puedes sentir en qué nivel de la escala caes. 
Califícate: ‰ Me siento desolado cuando fracaso. No puedo librarme de ese sentimiento durante días, y cuando recuerdo mis más grandes fracasos revivo cuan intensa fue la humillación. 
Me siento tan mal cuando fracaso que generalmente deserto. 
Me cuesta mucho volver a la carrera, pero finalmente lo hago. 
Es una cuestión de orgullo y amor propio.
Me tomo con calma el fracaso porque me importa más alcanzar mis objetivos. Aprendo de mis fracasos. Hay algo positivo en cada revés. SÍ puedes aprender de tus errores, no has fallado. 
No pienso en términos de ganar o perder. 
Permanezco concentrado y observo mi desempeño en cada situación. Cada respuesta me muestra un nuevo aspecto de mí mismo. Quiero comprender todo, y desde esa perspectiva, cada experiencia es como pasar otra página en el libro de la evolución. 
Continua.....

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