viernes, 21 de octubre de 2016

LIBRO LOS 50 PRINCIPIOS DEL MILAGRO (PRINCIPIOS DEL XXIV AL XXX)


PRINCIPIO 24 
Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a los muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones tuyas, y, por lo tanto, las puedes abolir. 
Tú mismo eres un milagro, capaz de crear a semejanza de tu Creador. Todo lo demás no es más que tu propia pesadilla y no existe. Sólo las creaciones de luz son reales. 
Una de las señales que dice la Biblia que usaba la gente, para saber que Jesús era el Mesías, era que él sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. 
Pero, obviamente, la Biblia no enseña que nosotros mismos hicimos la enfermedad y la muerte. De esto fue que hablamos antes. La mente lo fabricó todo en este mundo. 
Un curso en milagros realmente plantea esto en el sentido global cósmico de hacer el universo físico completo. 
Para nuestros propósitos aquí, se refiere a que nosotros hicimos el cuerpo y las leyes del mismo, lo que significa que hicimos la enfermedad e hicimos las leyes de la muerte. 
Puesto que las hicimos, podemos cambiarlas. 
El Espíritu Santo no sana el cuerpo porque El no lo enfermó. Lo que hace el Espíritu Santo es sanar la culpa en nuestras mentes que enfermó al cuerpo al ayudarnos a cambiar de pensamiento acerca de esa culpa que elegimos. 
Esta es una distinción muy importante que debemos recordar, de modo que no caigamos en la trampa de pedir la ayuda del Espíritu Santo para algo en el mundo material. 
Todo lo que hace eso, repito, es hacer real al mundo, del mismo modo que usted no debe pedirle un área de estacionamiento al Espíritu Santo. 
Esa es una de las favoritas de la gente que trabaja con el Curso. P: Pero cuando usted usa su mente para proyectar cosas como esa, eso no necesariamente es pedirle al Espíritu Santo. Eso es utilizar su mente. 
R: Hay una diferencia entre lo psíquico y lo espiritual. 
Lo psíquico es algo que hacemos con nuestras mentes; lo espiritual es algo que hacemos con la mente de El. 
Hay una gran diferencia entre los dos. 
Podemos impresionarnos mucho con las cosas psíquicas de las cuales todos somos capaces. 
Encontrar lugares de estacionamiento puede ser una de ellas. Pero atribuirle eso al Espíritu Santo es un error, porque El no hace cosas en el mundo; El hace cosas en nuestras mentes. 
No hay mundo. Creer que el Espíritu Santo opera en el mundo es hacerlo a El tan demente como estamos nosotros: hacer que El vea un problema donde no existe. 
El problema no es que usted necesite un lugar de estacionamiento; el problema es su preocupación sobre la necesidad de un área de estacionamiento. 
Usted le dice a El que necesita un lugar para estacionarse. 
La mejor oración sería pedirle ayuda para aliviar la necesidad de usted encontrar ese lugar de estacionamiento. 
¿Cómo sabe usted dónde se supone que debe estacionarse? 
A lo mejor debe estacionarse tres cuadras más lejos del lugar donde usted cree que debe hacerlo, debido a razones que usted desconoce. Tal vez, deba estacionarse tres cuadras más lejos, porque en el camino desde donde su carro esté estacionado hasta donde se supone que usted vaya, va a encontrarse con alguien que usted debe conocer y que de otro modo jamás conocería. 
En otras palabras, es una manera muy sutil de controlar al Espíritu Santo y de decirle lo que usted necesita, y a menudo le pedimos ayuda para estas cosas con las cuales creemos que ahorramos tiempo, pero tal vez ahorremos aún más tiempo con esa caminata de tres cuadras y con las experiencias que tengamos las cuales nos capacitarían para ahorrar tiempo en el camino de nuestra Expiación. 
P: Estoy recibiendo un doble mensaje aquí. Por una parte le escucho decir que no importa si usted proyecta un lugar de estacionamiento o lo que sea en tanto no se lo atribuya al Espíritu Santo. Pero ahora dice lo contrario, que es no proyecte lugares de estacionamiento ni cosa por el estilo, todas están en la mente. 
R: Exacto, estoy diciendo las dos cosas. Digo que lo mejor es no utilizar la magia, pero la mayoría de nosotros no está lista para eso todo el tiempo. Lo mejor sería preguntarle al Espíritu Santo: "¿Qué debo hacer?" en vez de proyectar el estacionamiento. 
Digo que no hay nada erróneo en eso, salvo que yo no creo que le ahorrará el tiempo que pedirle al Espíritu Santo sí le ahorraría en términos de trabajar con su culpa. 
Más adelante, como veremos, el Principio 38 habla de cómo el Espíritu Santo percibe globalmente, que sería otra manera de decir que El percibe la situación en su totalidad. 
Nosotros generalmente percibimos una cosa específica, una necesidad específica en algún punto. Yo no quiero caminar diez cuadras o diez minutos o esto o aquello. Quiero estar a tiempo en esta cita; no quiero quedar atrapado en el tránsito. 
Nosotros lo vemos de manera muy limitada en nuestra experiencia. El lo ve en un plano mucho más amplio, y es por eso que mientras más receptivos estemos, más rápidamente podemos aprender Sus lecciones y sanarnos. 
P: Cuando yo comencé a usar el Curso, solía pedirle al Espíritu Santo una miríada de cosas, y ahora mi sentir es que Su única función es realmente enseñarme a perdonar. 
Ya ni siquiera le pido otras cosas; sólo continúo pidiéndole que me ayude a estar menos resistente a ser una persona indulgente y amorosa. Esa es la única forma en que yo veo la función del Espíritu Santo. No creo que El esté aquí para decirme dónde debo estar y qué debo hacer. No sé si tengo razón o si estoy equivocada, pero... 
R: Esa es toda la idea. Lo que usted pide si se encuentra en una situación específica que le produce ansiedad, es ayuda para no sentirse ansioso, más bien que pedir que la situación se resuelva en la forma que usted necesita. 
P: A la luz de lo que usted dijo acerca de la enfermedad, me pregunto cómo es que uno se enferma. ¿qué es lo que hace que nos pongamos saludables de nuevo? 
R: Usted se enferma al proyectar sobre su cuerpo la culpa que está en su mente, el perdón lo regresa a la salud. Si a usted le da un catarro, lo que tiene que hacer, después de tomar aspirinas o pastillas para el catarro o lo que sea, es pedir ayuda para perdonar a quienquiera que no haya perdonado. Si no le viene nadie a la mente, comience donde esté. 
P: Pero sabemos eso porque estamos aquí escuchándolo a usted. ¿Qué tal aquellos que no lo saben? ¿Cómo se curan? 
R: Al cambiar de pensamiento a través del perdón o utilizando alguna forma de magia. La magia funciona; no cabe duda al respecto. Pero eso no le va a aliviar la causa subyacente del catarro, o de la enfermedad que sea. 
La mayoría de la gente en el mundo se pasa resolviendo problemas en este nivel, uno tras otro. 
Como dije antes, nos estamos volviendo más y más sofisticados en la solución de nuestros problemas, lo cual significa que el ego se está tornando más y más sofisticado en la fabricación de los mismos. 
Y esto jamás termina. Lo único que termina todo el ciclo es perdonar. Es por eso que hoy día aún estamos peleando las mismas guerras que peleábamos hace siglos y milenios. 
P: Así que usted dice que hay que concentrarse en la causa, no en el efecto. 
R: Correcto. La causa sería siempre algún aspecto de la culpa. "Tú mismo eres un milagro, capaz de crear a semejanza de tu Creador." Obviamente, cuando dice tú eres un "milagro", "milagro" se usa en un contexto muy diferente del que estamos hablando. Somos capaces de crear a semejanza de nuestro Creador. Eso es creación. 
Extendemos nuestro Ser espiritual, como Cristo, tal como Dios extendió Su Ser espiritual al crearnos. Recuerden, la creación no es posible en este mundo. 
"Todo lo demás no es más que tu propia pesadilla y no existe. Sólo las creaciones de luz son reales." Ese es un planteamiento muy claro de la distinción entre la verdad y la ilusión en el Nivel Uno. 
Crear a semejanza de Dios, lo cual pertenece al nivel del espíritu, es la única verdad; no existe nada más en este mundo. Parece que sí, pero todo lo demás es sólo un mal sueño. 
En el momento que nos separamos de Dios, nos quedamos dormidos. Todo lo que ocurrió después, toda esta alfombra de tiempo, el mundo completo de la evolución, no es nada más que un mal sueño. Permítanme mencionarles, porque no aparece en los principios, que la meta de Un curso en milagros no es despertarnos del sueño. 
La meta es convertir la pesadilla en un sueño feliz. 
En el sueño feliz, aún vivimos en este mundo de ilusión, el mundo de cuerpos separados, pero sin proyectar más culpa sobre el mismo. 
Vivimos en ese mundo con lo que se llama "percepción verdadera." Es lo que el Curso califica como "mundo real": es un mundo totalmente libre de pecado en nuestras mentes. 
Esa es la meta del Curso. 
Luego dice que Dios Mismo da el último paso, y eso es lo que finalmente nos despierta del sueño en su totalidad (T-11.VIII.15:5). 
Pero el centro de interés de Un curso en milagros es ayudarnos a vivir en este mundo, que es el mundo del cuerpo, pero sin proyecciones de culpa. 
PRINCIPIO 25 
Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una vez completa, es la Expiación. La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo. 
Este es el primer planteamiento sobre la Expiación. Permítanme decir unas palabras sobre qué es la Expiación, tal como el Curso utiliza la palabra. 
La palabra "Expiación" es básicamente un sinónimo de la palabra "corrección," y es el término que emplea el Curso para referirse al plan general que surgió con el Espíritu Santo para deshacer el error de creer que estamos separados. 
El Espíritu Santo fue ubicado en nuestras mentes por Dios, y nos reúne con el Padre que creímos haber abandonado. 
El Espíritu Santo es el eslabón entre nosotros y Dios, por consiguiente deshace la separación, al corregir el error. 
Así que, podríamos decir que el Espíritu Santo es realmente la expresión del principio de Expiación, que es que el separarnos de Dios jamás ocurrió en verdad. 
La palabra "Expiación" es el vocablo del Curso para el plan completo de despertar al Hijo de Dios de su sueño de que se separó. La palabra se usa también en un sentido más limitado para describir el plan de Expiación individual que cada uno de nosotros tiene que completar. 
El Curso dice que nuestra única responsabilidad es aceptar la Expiación para nosotros mismos (T-2.V.5:1). 
Eso quiere decir que debemos aceptar la negación de la realidad de que nos separamos, y la irrealidad de la culpa en las relaciones y situaciones específicas que confrontamos. Expiación, pues, tiene significado en un nivel individual, que es nuestro propio camino particular. 
En otras palabras, esta alfombra del tiempo está hecha de miles y millones de hilitos, y cada hilo representa la vida individual que llamamos nuestra. 
Cada uno de nosotros tiene que deshacer las creencias que contiene cada hilo, eso es la Expiación. 
Cuando el último Hijo de Dios haya completado su plan, el plan total de la Expiación estará completo. Así es como se usa la palabra. Tiene un significado específico en el contexto del Curso en términos del propósito de utilizando el lenguaje y la terminología cristiana en una forma distinta. 
El cristianismo ha enseñado que la Expiación se logra únicamente a través del sacrificio y del sufrimiento. 
Hay una sección muy poderosa al principio del Capítulo 3 que se llama Expiación sin sacrificio (T-3.I), que trata específicamente de la Crucifixión de Jesús y habla sobre cómo el propósito de la misma no fue expiar el pecado por medio del sufrimiento, el sacrificio y la muerte. 
Esa es una creencia que procede de la culpa de la gente. 
La verdadera Expiación es corregir esa creencia errónea a través del reconocimiento de que el cuerpo no es real, que el pecado no es real, y que todo es un mal sueño. 
Repito, la palabra Expiación es sinónimo de corrección. Básicamente, por medio de la elección del milagro realmente escogemos perdonar, y mientras más lo hagamos, más capaces seremos de extender este perdón a los demás. 
Cuando se complete todo ese proceso o cadena, eso será la Expiación. Esta es una imagen que usa el Curso en otros pasajes. Habla de cómo una fuerte cadena de "Expiación" se suelda cada vez que escogemos un milagro (T-1.III.9:2). 
Hay una sección que se titula El círculo de la Expiación (T-14.V) que contiene la misma idea. 
Es un círculo en constante expansión; atraemos a más y más personas hacia el plan de la Expiación por medio de nuestro perdón hacia ellos. "La Expiación opera todo el tiempo y en todas las dimensiones del tiempo.
" La frase "todas las dimensiones del tiempo," refleja la idea del holograma, que mencioné antes (vea pág. 55-56). 
Se puede entender en términos de otra aseveración que dice que detrás de cada hermano habrá miles (T-27.V.10:4). 
Al perdonarlo a usted, perdono también a toda la gente en mi vida, o en otras vidas, que han representado el mismo problema. Todas las mentes están unidas. 
Si yo tengo un problema, digamos que un problema de autoridad, entonces detrás de usted como ejemplo específico de eso, estaría toda la gente en mi vida con quien he tenido ese mismo problema. 
De modo que la Expiación corrige y sana todos los aspectos del mismo asunto, aun cuando no estemos conscientes de ello. Repito, "Expiación" se refiere tanto al nivel individual como al colectivo. 
PRINCIPIO 26 
Los milagros representan tu liberación del miedo. "Expiar" significa "des-hacer." Deshacer el miedo es un aspecto esencial del poder expiatorio de los milagros. 
Mirar con los ojos del ego es lo mismo que mirar con los ojos del miedo. Jamás trataríamos de atacar a los demás si no les temiéramos. Al escoger al Espíritu Santo en vez de escoger al ego, en verdad escogemos el amor en vez del miedo. "Expiar" significa "deshacer," que es otra palabra para "corrección." Básicamente, cuando expiamos nuestro pecado, deshacemos la creencia en el mismo. No lo hacemos real y luego tratamos de deshacerlo, que desde luego es la forma cómo el mundo -tanto el mundo teológico como el psicológico, etc.- generalmente procede. 
Hay dos secciones, La irrealidad del pecado (T-19.III) y El pecado en contraposición al error (T-19.II), que indican que usted niega la realidad del pecado al considerarlo como un error. 
Como dice el Curso: Los pecados se castigan, los errores se corrigen. Esto no significa que usted niegue lo que ve. 
Usted no niega lo que lee en los periódicos o lo que la gente ha hecho. Lo que hace es cambiar su interpretación del pecado, que es siempre una proyección de nuestra propia creencia en el mismo, por un error que hay que corregir, que es tan nuestro como de la otra persona. Repito una vez más, los pecados son castigados por el ego, los errores son corregidos por el Espíritu Santo. Y, así, se deshacen. 
PRINCIPIO 27 
Un milagro es una bendición universal de Dios a todos mis hermanos por mediación mía. Perdonar es el privilegio de los perdonados. Esta es la primera vez que la persona de Jesús aparece en el Curso. El milagro tiene su fuente en Dios y se expresa a través de Jesús. Jesús, por ser la manifestación del Espíritu Santo, trae el Amor de Dios a otras personas por mediación nuestra, y de ese modo salva el abismo entre nosotros y Dios. Eso es lo que hace el milagro. 
Y, a medida que perdonamos, somos perdonados, que en realidad quiere decir que aceptamos el Amor de Dios. 
Por supuesto, mientras más aceptemos el perdón, más querremos perdonar a los demás. Es un proceso recíproco. Siempre es importante recordar que los milagros los hace Jesús, no los hacemos nosotros. Nuestra labor es únicamente limpiar nuestras mentes de aquello que interfiera de modo que él pueda extender su amor a través de nosotros. 
PRINCIPIO 28 
Los milagros son una manera de ganar liberación del miedo. 
La revelación produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. 
Los milagros son, por lo tanto, un medio, y la revelación, un fin. Obviamente, no significa "ganar;" es realmente una manera de lograr liberarse del miedo. 
Se establece una distinción entre la revelación y el milagro. Cuando tenemos una revelación, no existe absolutamente ningún miedo en nosotros. Algo en nosotros ha efectuado un cambio total, y nos abrimos totalmente a Dios. 
Sin embargo, eso no dura. Si durara, no estaríamos aquí. 
Las revelaciones son temporarias, y luego volvemos a cualesquiera asuntos del ego que estén presentes aún. 
P: ¿Son esos instantes santos? 
R: Bueno, sería como un instante santo pleno. 
PRINCIPIO 29 
Los milagros alaban a Dios a través de ti. Lo alaban al honrar a Sus creaciones, afirmando así la perfección de las mismas. Curan porque niegan la identificación con el cuerpo y afirman la identificación con el espíritu. 
Una de las ideas judeo-cristianas es que debemos alabar a Dios. Ciertamente, muchos de los salmos contienen ese aspecto. Evidentemente, sin embargo, Dios no necesita que nosotros lo alabemos. El no tiene un ego que requiera que la gente lo alabe (T-4.VII.6:1-3). 
La forma en que el milagro alaba a Dios es simplemente reflejando Su Ser y Su Amor global, no con palabras ni con acciones. Una de las formas en que el amor especial se distingue del amor verdadero es que el amor especial es siempre un fenómeno exclusivo. Siempre excluye a cierta gente. 
El Amor de Dios es global; El no hace excepciones. 
Como dice la Biblia, Dios no tiene favoritos. 
Los milagros alaban este Amor de Dios al unir a todas las personas en nuestra mente. "Lo alaban al honrar a Sus creaciones, afirmando así la perfección de las mismas.
" El milagro es un cambio en el percibir a alguien como imperfecto, ya sea que veamos a esa persona como un cuerpo imperfecto porque él o ella esté físicamente enfermo, o que veamos a esa persona imperfecta porque la hemos juzgado como pecadora. 
Cambiamos entonces de esa percepción a la percepción del Espíritu Santo que mira más allá del error hacia la verdad, mira más allá de la oscuridad del ego hacia la luz de Cristo que brilla en esa persona. "Curan porque niegan la identificación con el cuerpo y afirman la identificación con el espíritu." 
Esta idea es igual a la que expone el Principio 17. 
Curan porque se mueven de la identificación con el cuerpo que no es el problema, a la identificación con el espíritu. 
Es el espíritu el que constituye la fuente de la respuesta. 
Y al identificarnos con Aquello que somos realmente, reconocemos que todo lo demás es simplemente una defensa en contra de esta verdad. 
P: ¿Puede usted hacer eso y no reconocer dónde están ellos mental o físicamente? En otras palabras, negar lo que usted ve y querer contemplar la perfección de la persona. 
R: Hay una manera de mirar que plantea el Curso, la cual es como una doble visión. Usted no niega lo que ven sus ojos; no niega que alguien sufra dolor físico o que alguien tenga una necesidad o lo que sea. Pero al mismo tiempo, usted también se percata de que lo que ve es un pedido de ayuda. 
Eso es lo que Un curso en milagros llama el Juicio del Espíritu Santo (T-12.I): que la enfermedad y el dolor o la ira y el ataque, lo que sea que haya hecho la persona, es realmente un pedido de ayuda y una expresión de que esa persona está identificada con su ego. 
P: En una situación específica, ¿cuánto debo soportar? 
R: Usted le dice al Espíritu Santo o a Jesús o a quienquiera que usted sienta que le habla: ¿Qué quieres que haga? Si usted cree que empieza a sentirse perturbado por el problema de la persona, en cualquier nivel que sea, antes de pedirle a El qué debe hacer, debe pedirle ayuda para sanar su percepción. 
Eso es lo que quiere decir con "la única oración que tiene sentido es la del perdón" (T-3.V.6:3). 
Usted le pide primero que lo ayude a cambiar de la manera de mirar del ego a la manera de mirar de Él, y luego dice: "¿Qué quieres que haga? ¿Cuál sería mi más amorosa forma de actuar en este momento?" Y entonces lo lleva a cabo. 
Primero usted trata de percatarse de su propia interferencia. Repito, bien sea que la enfermedad de alguien suscite mucha compasión en usted, culpa, dolor, agravio, o que las características del comportamiento de alguien le causen mucha ira -es por eso que usted pide ayuda. 
Y entonces dice: "¿Qué sería lo más amoroso que puedo hacer? ¿Qué quieres que haga?" Cualesquiera palabras que quiera usar están bien, pero ciertamente usted no niega lo que ve. 
Esto no es un curso de negación. De hecho, el texto dice, en un pasaje que leí antes, que es casi imposible negar la experiencia física en este mundo. 
No sugiere que lo hagamos, porque la línea siguiente dice que ésta es una forma de negación particularmente inútil (T-2.IV 3:8-11). 
PRINCIPIO 30 
Dado que los milagros reconocen el espíritu, ajustan los niveles de percepción y los muestran en su debido lugar. Esto sitúa al espíritu en el centro, desde donde puede comunicarse directamente. 
El Principio 30 es lo mismo que el Principio 23. 
Básicamente, el milagro nos muestra que el problema no radica en el cuerpo -radica en la mente. Es el problema de la culpa, y nuestra culpa es una defensa en contra del amor que realmente somos. Por lo tanto, el verdadero centro de nuestro ser no es el ego. No es la culpa; es el espíritu. 
El Curso nos enseña que el percibir es una interpretación, no un hecho (T.11.IV.2:5-6; T-21.V.1:7). 
Vemos lo que queremos ver o lo que necesitamos ver -como escuchar o ver agua en un desierto. No podemos cambiar al mundo, pero podemos cambiar cómo mirar al mismo. Sustituimos la culpa de nuestros egos, que hemos hecho real, por la realidad de nuestra Identidad como espíritu, la cual el Espíritu Santo nos recuerda constantemente. 
Kenneth Wapnick
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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