viernes, 17 de julio de 2020

EL CODIGO JESÚS : Lección 10 - CONOCE LA PRESENCIA QUE CURA


Sólo el Espíritu de Dios puede curar, Aquel que eres tú, porque Él es la actividad de la única Vida, que es perfecta. Nada es imposible cuando conoces el significado de la Vida omnipresente y el no-poder de los efectos. Entiende y sé consciente de la energía radiante del Mundo de Dios como la Ley de Plenitud.
Sé el poder que cura.
Debido a la aparente necesidad mundial de curación física cotidiana, ofreceré investigación adicional y una interpretación más profunda en esta lección en particular. Curar es una parte del proceso del orden natural, y todos somos sanadores. Por lo tanto, debemos entender sin sombra de duda que nada es imposible. La restauración de nuestras mentes, emociones y cuerpos al Divino Estándar es una actividad de nuestro Ser Sagrado trabajando a través de nuestra conciencia de Su Presencia y Poder. 



E independientemente de la condición que nuestras falsas creencias hayan creado, ésta puede ser corregida. “Hay caos en la dificultad.” El mismo principio es válido para curar a otros.
Cuando estamos conscientes de nuestra Divina Identidad y de cualquier otra persona en particular como el Yo-Espíritu- Vida de Dios, el Yo se libera de falsas creencias para realizar su trabajo de curación. Éste es el verdadero significado de la omnipresencia.
Cuando Jan tuvo su infarto masivo al corazón y fue declarada clínicamente muerta, viajó más allá del velo, experimentó la plenitud de su Ser, y fue capaz de regresar con una conciencia y entendimiento más elevados de su verdadera naturaleza. Y su retorno a este plano, así como su rápida recuperación, se debió en parte a que mucha gente se movió en el ámbito del Yo-Espíri- tu-Vida, acelerando así la intención primaria en su sistema físico. Desde entonces, ella ha tenido la oportunidad de demostrar la única presencia y poder que curan y que están dentro de todos nosotros.
En diferentes épocas y lugares, hombres y mujeres que se quejaban de diversos dolores de cabeza fueron tocados por ella, y el dolor desapareció de inmediato. Una amiga nuestra fue con el doctor y éste le dijo que tenía un gran tumor. Cuando regresó con él algunas semanas más, tarde, el mal había desaparecido. ¿Qué sucedió? Su madre había llamado a Jan, quien inmediatamente entró en meditación, sabiendo que existe sólo un Ser Universal el verdadero y perfecto Ser de todos. En su profunda conciencia del único Yo, vio a la enfermedad como un no-poder, sin ley que lo sustentara; por lo tanto, no podía ser real. Pero Jan sabía que ella no era el poder curativo; ella era simplemente un punto en la omnipresencia. En el Espíritu, Jan y la mujer eran una, y su comprensión de esa verdad liberó el poder curativo para revelar la realidad de la plenitud.
A través de los siglos, han existido  demostraciones de curaciones increíbles no por parte de una mente personal, sino por el Yo omnipresente trabajando a través de los sanadores. Según todas las apariencias externas, estos sanadores eran considerados como seres humanos normales, sin embargo habían comprendido su poder’ interior y podían realizar aparentes milagros. Jan y yo hemos sido testigos de dichos milagros en persona, y se ha registrado un gran número de casos en la Academia Americana de Parapsicología y Medicina, la Asociación Médica Americana, el Instituto Nacional de Fisiología en Moscú, la Asociación Médica Británica, y la Comisión Médica del Vaticano.
Estos casos incluyen a una mujer que podía ver a través de sus “ojos muertos” después de que se seccionó el nervio óptico, la remoción instantánea de crecimientos cancerosos, curas misteriosas de casi toda forma de enfermedad, la curación de todo tipo de heridas algunas consideradas “mortales” sin asistencia médica, la regeneración, en segundos, de la piel de una pierna en carne viva, y la vuelta a la normalidad de aquellos considerados como retrasados mentales. “Nada es imposible cuando conoces el significado de la Vida omnipresente y el no-poder de los efectos”.
Puedo recordar cuando era un niño pequeño impresionado por los vaqueros de las películas cuando eran muertos a tiros. Eso no puede pasar, pensé el cuerpo tiene que ser capaz de curarse a sí mismo. Vil a película cuatro veces, escondiéndome bajo mi asiento entre funciones, tratando de descubrir lo que estaba mal. (Mi madre pensó que yo había sido secuestrado y llamó a la policía.)
Quizá toqué alguna memoria ancestral que me recordó que la Vida está continuamente creando un cuerpo, y que no puedes matar a la Vida.
Más tarde, en los cuarentas, escuché muchas “historias de guerra” algunas rayando en lo místico y lo misterioso, otras francamente increíbles, tales como la curación espontánea de heridas de bala y metralla por parte de “una fuerza desconocida”. Quizá quieras hablar también con doctores y enfermeras que trabajan en las salas de urgencia de los hospitales y preguntarles si algo fenomenal o paranormal ha ocurrido ahí alguna vez. Si puedes encontrar a uno que confíe en ti, puede ser que él o ella te hablen de situaciones “desconcertantes” donde una persona experimentó una curación súbita e inexplicable.
El autor Joseph J. Weed cuenta acerca de la curación de un perro por parte de “un estudiante avanzado” en su libro Wisdom of the Mystic Masters [La sabiduría de los Maestros Místicos]:
Un día que caminaba por el campo con mi perro, un setter irlandés, divisó a un conejo y lo persiguió entre los arbustos. En su excitación, cayó en un arbusto seco y una de las ramas se le clavó en el ojo. Era algo horrible de mirar, con el extremo de la rama rota sobresaliendo de su ojo y algunas gotas de sangre saliendo de él. Llamándolo para que viniera, puse su cabeza en mi regazo y con un movimiento brusco retiré la aguda rama. La herida era grande y muy abierta, pero lo sostuve con calma y le di varios tratamientos positivos, dirigiendo la energía hacia su columna vertebral directamente atrás de su cabeza, y visualizando al mismo tiempo que fluía dentro del ojo y lo curaba.
Después de unos diez minutos, levanté su cabeza y miré el ojo. La hemorragia había parado y la herida era mucho más pequeña. Entonces pude ver claramente que el agujero estaba en la parte baja del ojo, por debajo de la pupila. Sujetándolo con la correa para mantenerlo quieto, emprendimos el regreso a casa, que estaba a casi una hora de camino. El perro no parecía estar sufriendo y trotaba en silencio junto a mí. Cuando llegamos a la casa, otra revisión me mostró que la herida se había reducido casi al tamaño de la cabeza de un alfiler, y a la mañana siguiente no había rastros de ella, ni siquiera una cicatriz.
Un hombre que conocimos sufrió una grave herida en su pierna, que se había solidificado como resultado de muchos injertos de hueso, y tenía el tamaño de un palo de escoba. En una experiencia “en la Luz”, la pierna se epitelizó y quedó perfecta otra vez una curación  instantánea con regeneración completa de hueso y tejido. Y este caso fue totalmente documentado por su esposa y sus amigos.
En su libro The Holographic Universe [El universo holográfico], Michael Talbot documenta el caso de Vittorio Michelli y la regeneración ósea una imposibilidad, de acuerdo con la comunidad médica.
Sin embargo, como asentó la Comisión Médica del Vaticano en su reporte oficial: “Ha tenido lugar una notable reconstrucción de la cavidad iliaca. Las radiografías practicadas en 1964, 1965, 1968 y 1969 confirman categóricamente y sin ninguna duda que hubo una imprevista e incluso abrumadora reconstrucción ósea, de un tipo desconocido para los anales de la medicina mundial”.
Talbot relata también el caso de Mann Dajo; un florete de esgrima se le clavó “atravesando completamente su cuerpo, perforando  claramente órganos vitales pero sin causar a Dajo daño o dolor… cuando el florete fue retirado, Dajo no sangró y sólo una delgada línea roja marcaba el sitio donde el florete había entrado y salido”. En este caso, Dajo tuvo completo control de su propio cuerpo, pero esto muestra, una vez más, que nada es imposible.
Está también la notable curación de Sigrun Seutemann. Ella se vio involucrada en “una colisión frontal con un gran camión que aplastó la mitad delantera de su carro, a un grado en que fue necesario cortarlo para poder sacarla de entre los hierros retorcidos. Ella estaba horriblemente mutilada con lo que más tarde descubrimos eran dieciocho fracturas. Su tobillo estaba aplastado. Su frente, de las cejas para arriba y hasta dentro del cabello, estaba hecha jirones, y toda la piel que
había estado debajo de la mandíbula era ahora un colgajo doblado hacia abajo dentro de su pecho.
Se decretó que ella estaba muriendo por la pérdida de sangre”. Aunque la curación de Seutemann no puede ser calificada de instantánea, su recuperación fue milagrosa, gracias a los sanadores que trabajaron con ella. Mejoró de forma tan dramática que no necesitó cirugía plástica, y pronto pudo
caminar sin cojear.
Han ocurrido curaciones milagrosas durante los tiempos antiguos, y los cuatro evangelios están llenos de los relatos de curaciones individuales y múltiples por parte de Jesús. Comencemos con la niña muerta en Lucas 8:53-55: “Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta. Mas él, tomándola
de la mano, clamó diciendo: ‘Muchacha, levántate’. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer”. Ahora recuerda la declaración de Jesús en Juan
14:12, acerca de que podemos hacer “obras mayores que éstas”.
En su Declinación y caída del Imperio Romano, el autor Edward Gibbon reportó que durante el primer siglo del Cristianismo, el lisiado anduvo, el ciego vio, el enfermo fue sanado, y el muerto fue levantado, cosa que era considerada como algo común. Y está la historia de San Francisco de Asís (1182-1226) cuando curó a un leproso:
Dijo San Francisco: “Aquello que deseéis, yo lo haré”... después lo desvistió y comenzó a lavarlo con sus propias manos, mientras otro fraile vertía el agua; y por Milagro Divino, ahí donde San Francisco lo tocó son sus manos sagradas, la lepra desapareció y la carne permaneció perfectamente sana.
Y los milagros continuaron, pero no fue sino hasta la primera parte de este siglo que comenzó la investigación en lo que puede ser llamado curaciones “paranormales” En el libro Heaiers and the healing Process [Sanadores y el proceso de curación] (editado por George W. Meek), un reporte de diez años de investigación por parte de catorce científicos de renombre mundial, podemos leer:
Casi dos tercios del cuerpo adulto están compuestos de agua... El significado de esto, para nuestra comprensión de la curación, es que el agua es extremadamente sensible a muchos tipos de
radiación. El científico americano e investigador industrial Robert N. Miller y el médico Prof. Philip B.
Reinhart han diseñado cuatro medios instrumentales separados para demostrar que algo de la energía que fluye de las manos del sanador puede desencadenar una alteración del vínculo
molecular entre las moléculas de hidrógeno y oxígeno en el agua.
Existe también un reporte de los Laboratorios Delawarr, en Inglaterra, donde el agua del grifo fue fotografiada con una cámara radiónica, mostrando una estructura molecular normal. Sin embargo, cuando el agua fue bendecida, hubo un patrón de energía totalmente distinto. Si pensamos en el agua como una energía líquida particular que constituye la mayor parte de nuestra composición, y que esta energía es altamente susceptible al poder de la curación / bendición, podemos ver cómo un
toque o radiación de las manos puede producir un efecto dramático, particularmente cuando el sanador está conectado con su Divina Conciencia. Siento que éste fue el caso cuando Jan tocó a la gente que tenía diversos dolores de cabeza. ¡Un ochenta por ciento del área de la cabeza no es otra cosa que agua “extremadamente sensible”!
“Entiende y sé consciente de la energía radiante del Mundo de Dios como la Ley de Plenitud. Sé el poder que cura “. Para comprender lo que pasa, echemos un vistazo a la cita del profesor William Tiller, de la Universidad de Stanford, en Healers and the Healing Process:
Uno puede crear un patrón a través de las fuerzas de la mente, y ese patrón actúa entonces como un campo de fuerza que opera en el siguiente nivel de la sustancia. A su vez, ese campo de fuerza
organiza los átomos y moléculas en configuraciones en ese nivel de la sustancia. Entonces, ese patrón de sustancia en el nivel etérico es un estado particular de organización, y tiene su propio
campo de radiación su propio campo de fuerza, si prefieren y ese campo de fuerza, entonces, es un campo para la organización de la materia en el siguiente nivel de sustancia el nivel físico. Así,
estas fuerzas etéricas producen la coalescencia y organización de la materia en el nivel físico de la sustancia.
Esto se relaciona específicamente a información que recibí un día mientras meditaba acerca de lo que llamo el Principio que Cura. La voz interior dijo: “Los cuerpos son cinco, pero el quinto no lo es.
El primero es la naturaleza eterna y espiritual de la perfección. Cura la confusión del segundo, el cuerpo mental, y la mente se volverá clara. Cura el plano del tercero, el cuerpo emocional, y todas las emociones se calmarán. Cura la envoltura del cuarto, el cuerpo etéreo, y el físico estará bien “.
El patrón inicial de curación, creado por una profunda conciencia del Sagrado Yo interno con o sin el toque de las manos ocurre en el cuerpo mental, ese reino de la energía que está en la más estrecha proximidad con la Conciencia Divina. Ahí se produce un campo de fuerza que “opera en el siguiente nivel de la sustancia”. Esto continúa hasta llegar al cuerpo etéreo, que entonces organiza los átomos y las moléculas para el nivel físico.
Otra vez, ¿cuál es la fuerza motivadora, la intención primaria, de todo esto? El único Ser que tenemos, el Yo Maestro omnisciente, omnipotente y omnipresente. Como he dicho, todos somos
sanadores, y mientras mayor sea el conocimiento de Qué y Quiénes somos, mayor será también el poder curativo, para nosotros mismos y para los demás.
Una vez, Jan le escribió a los miembros de la Sociedad Quartus, la organización de la Fundación Quartus: “Curemos al enfermo. Tenemos el poder y yo no tengo miedo de intentarlo. Tal vez al
principio no lo haremos en grandes y significativas formas, pero es momento de comenzar... Cada vez que tratemos y lo logremos de una manera pequeña, esto abrirá la puerta para una
demostración mayor”.
Siento que esto es particularmente cierto cuando aplicamos los principios contenidos en el Código Jesús.
Una meditación
Soy el poder curativo para otros, porque soy omnipresente, uno con todos en la unidad de toda la vida. Veo a cada uno como mi propio Ser, y el poder se libera para revelar la realidad de la plenitud.
Dejo que la Luz del Espíritu vaya delante de mí ahora para probar que nada es imposible, porque Ella establece el campo de fuerza para la plenitud, independientemente de la
situación o condición. La Divina Intención del Espíritu nunca falla.
Soy una influencia curativa dondequiera que voy, y a quienquiera que toque siente la poderosa radiación del Espíritu. Yo soy Tú y Tú eres Yo, y todos somos uno eternamente en la Plenitud de la Perfección.


John Randolph Price

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