domingo, 16 de agosto de 2015

Libro los 12 Trabajos de Hércules


4º TRABAJO DE HERCULES: Capturar la Cierva de Keruneia o de Oro.
1.- Este cuarto trabajo consistió en capturar la cierva de
Keruneia. Artemis había encontrado, tiempo atrás, cinco ciervas
iguales y las había capturado. Sus cuernos eran de oro, sus pezuñas, de
bronce y jamás habían sido alcanzadas por nadie corriendo. Su tamaño
era el de los toros. Artemis utilizó cuatro de ellas para hacerse una
cuadriga y la otra la dedicó a Hera y la situó en el bosque de Keruneia.
Era, por tanto, un animal sagrado y nadie podía tocarla si no quería ser
acusado de impiedad.
Todo un año necesitó Hércules para capturarla, cosa que logró,
al fin, en el templo de Artemisa (la Luna), donde la encerró y se la
cargó a cuestas. Ello provocó que Artemisa se la reclamase. Al
atravesar la Arcadia cargado con ella, se cruzó con Diana y Apolo
que, a su vez, se la reclamaron también. Pero Hércules se negó a
entregársela y, al acusarle ellos de sacrílego, le echó la culpa de su
acto a Euristeo y siguió su camino.
2.- A Cáncer podemos considerarlo como el último de los signos
“preparatorios”. Y ello, tanto si se considera la involución o
introducción del espíritu en la materia, como si se trata de la evolución
o predominio gradual del espíritu sobre la materia, hasta llegar al reino
humano.
El hombre medio, que se ha dotado de una mente en Aries y de
un deseo en Tauro y luego se ha concienciado de la dualidad de su
naturaleza en Géminis, penetra en el reino humano atravesando el
Portal de Cáncer.
El aspirante, ya despierto a lo superior, por su parte, en Aries
se ase fuertemente a su mente y la hace trabajar para sus intereses,
aprendiendo así a controlarla. En Tauro, recibe el primer destello de
luz espiritual, cada vez más fuerte, mientras se aproxima a su meta. En
Géminis, no sólo percibe los dos aspectos de su naturaleza, el material
y el espiritual, sino que el aspecto espiritual o inmortal empieza a
crecer a costa de la parte material o mortal.
3.- Para pasar el Portal de Cáncer hay que haber pasado antes por
el estado de conocimiento animal hasta llegar al humano. Se trata de
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un proceso inevitable, subconsciente, potencial y ordenado por las
leyes naturales. Más adelante en la evolución, habrá que pasar el
Portal de Capricornio. Pero a éste se entra mediante la iniciación, que
es siempre un proceso voluntario, libre y poderoso. Cáncer, pues,
supone la conciencia del conjunto, de la masa, el espíritu colectivo,
mientras que Capricornio representa al grupo, al espíritu
Universal.
En Aries y en Tauro, percibimos los mundos de los contactos
físicos y de las emociones; en Géminis, el mundo de las ideas
convirtiéndonos en humanos. Tenemos, pues, ya instinto e
inteligencia. Entonces se nos indica, mediante una iluminación
momentánea, que hay más mundos que descubrir y conocer.
4.- Cáncer representa la mente subconsciente, la imaginación
colectiva, el instinto hereditario.
El hombre no evolucionado está inmerso en la masa. El
aspirante, en cambio, se eleva, en este signo, por encima de la
masa, a la que le suma el instinto, y empieza a desarrollar la
intuición.
Los términos instinto, intelecto e intuición son tres distintos
modos de conocimiento. El instinto es la conciencia de la materia y
la vida celular. Por eso Artemisa, la Luna, que gobierna la forma
material, le reclamaba a Hércules la cierva.
Pero el hombre es racional, sabe analizar y posee una mente y
esa nueva capacidad de percepción de un mundo nuevo, es lo que lo
diferencia del animal que era, y le ofrece un nuevo campo de
conocimiento y experiencia. Y el instinto se transforma en intelecto.
El primero le informa del mundo físico y de las emociones que suscita
y el otro pone a su alcance el mundo de las ideas y lo hace humano.
Entonces es cuando el Maestro le dice que hay aún otro mundo, un
mundo con su propio método de contacto.
Expone el mito que, además de Artemisa, le reclamaron a
Hércules la cierva de oro Apolo, el dios sol y por Diana, la cazadora
celeste. ¿Por qué? Porque, así como Artemisa pensaba que la cierva
era el instinto, Diana pensaba que era el intelecto y Apolo pensaba que
era la intuición. Y ése es un problema que aún no hemos resuelto del
todo porque, como discípulos, hemos de aprender a utilizar el
instinto como Artemisa, a su estilo, y el intelecto siguiendo la
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influencia de Diana, hija del sol; y, a través de él, ponernos en
contacto con el mundo de las ideas y de la investigación; y, luego,
llevar esa facultad al tempo del Sol y transmutarla en intuición
que nos permita conocer las cosas del espíritu.

Francisco Manuel Nácher

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