miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Sendero del Mago : V Lección





EL SENDERO DEL MAGO: LECCIÓN 5

Los magos no creen en la muerte.
A la luz de la consciencia, todo vive.
No hay principios ni final es. Para el mago, éstos no son más que fabricaciones de la mente.
Para estar totalmente vivo, es preciso estar muerto
para el pasado.
Las moléculas se disuelven y desaparecen, pero la consciencia sobrevive a la muerte de la materia en la cual se aloja.
En todas las historias sobre Merlín, hasta en las más confusas, se da por sentado que el mago vivía hacia atrás en el tiempo. En su época, esto causó gran consternación entre los mortales.
El anciano mago gritaba “¡Cuidado!” un segundo después de quemarse Arturo con agua hirviendo. Aparecía en los funerales y le acariciaba el mentón al cadáver como si fuera un recién nacido. Y por si fuera poco, los aldeanos murmuraban
que se había visto a Merlín en los cementerios, entregando regalos de bautismo a las lápidas.
“¿Puedes explicarme por qué vives hacia atrás en el tiempo?”, preguntó una vez el joven Arturo.
“Porque todos los magos lo hacen”, contestó Merlín.
“Y, ¿por qué?”
“Porque lo preferimos. Tiene muchas ventajas”.
“No le veo ninguna”, insistió Arturo, pesando en los extraños hábitos de Merlín, como desayunar antes de acostarse.
“Mira, te mostraré”, dijo Merlín, y llevó a Arturo afuera de la cueva de cristal. Era un día caluroso de verano y el Sol estaba en el punto más alto del cielo.
“Ahora”, dijo Merlín, entregándole una pala al niño, “comienza a cavar una zanja de aquí hasta allá y no te detengas hasta que te diga”.
Arturo se entregó a la tarea con todo su empeño, pero al cabo de una hora estaba agotado y Merlín aún no le había dicho que se detuviera. “¿Con esto es suficiente?”, preguntó. Merlín se quedó mirando la zanja.
“Sí, es suficiente”, dijo. “Ahora llénala de nuevo”. Aunque Arturo estaba acostumbrado a obedecer, la orden
no le agradó demasiado. Sudoroso y con el ceño fruncido, continuó trabajando hasta llenar totalmente la zanja.
“Ahora siéntate a mi lado”, dijo Merlín. “¿Qué piensas del trabajo que acabas de hacer?”.
“Que no tenía objeto”, se desahogó Arturo. “Exactamente, y lo mismo sucede con la mayoría de los esfuerzos del ser humano. Pero la inutilidad sólo se descubre cuando ya es demasiado tarde, una vez realizado el trabajo. Si vivieras hacia atrás en el tiempo, habrías reconocido que hacer esa zanja no tenía objeto, y no te
habrías molestado en comenzar a cavar”.
Para Comprender la Lección.
Las leyendas de la época arturiana en las que se afirma que Merlín vivía hacia atrás en el tiempo eran una simplificación.
A los antiguos narradores de mitos les encantaba asombrar, y cualquier lector que tratara de descifrar lo que significaba vivir hacia atrás en el tiempo se maravillaría con ese singular personaje que era Merlín. Como resultado, hubo quienes lo vieron como profeta o adivino. Podría decirse que todo profeta vive hacia atrás en el tiempo, puesto que aparentemente experimenta lo que aún no ha sucedido.
Pero en un plano más profundo, para la mente medieval vivir hacia atrás en el tiempo significaba desafiar el ciclo natural del nacimiento y la muerte. Quienquiera que se hace más joven día tras día es porque ha escapado a las leyes inmutables que ordenan que todas las cosas vivas se deterioran y mueren. Se diría que el día del nacimiento de un mago es el día en que desaparece del mundo, suponiendo que en realidad muera.
A fin de desenredar esta paradoja es preciso comprender el tiempo como lo experimenta el mago. “Ustedes los mortales tomaron su nombre de la muerte”, dijo Merlín en la cueva de cristal. “Se llamarían inmortales si creyeran que son criaturas de vida”.
“Eso no es justo”, protestó Arturo. “Nosotros no escogimos la muerte. Nos fue impuesta”.
“No, sencillamente están acostumbrados a ella. Todos ustedes envejecen y mueren porque ven a los demás hacer lo mismo. Sólo tienen que descartar esa costumbre desgastada, para liberarse de las redes del tiempo”.
“¿Descartar la muerte? ¿Y eso cómo se hace?”, quiso saber Arturo.
“Para empezar, debes volver a la fuente de esa costumbre. Ahí encontrarás algún trozo de falso razonamiento que te convenció de ser mortal en primer lugar. En el origen de toda falsa creencia hay un razonamiento falso. Después encuentra la falla en tu lógica y deshazte de ella. Es muy sencillo”.
Arturo se conoce en la leyenda como el “rey que fue y será”, lo que da a entender que también él había a escapado al hechizo de la muerte. ¿Qué fue lo que él averiguó? ¿Cuál es la falsa lógica que los magos ven detrás de la mortalidad? Básicamente es nuestra identificación con el cuerpo. Los cuerpos humanos nacen, envejecen y mueren. Es ilógico identificarse con ese proceso, pero una vez aceptada esa noción, ella nos condena a morir. Caemos bajo el hechizo de la mortalidad y no tenemos otra alternativa que aceptar la muerte.
A fin de romper el encantamiento es necesario pasar de identificarnos con lo temporal a identificarnos con lo
eterno. Por lo tanto, el mago emprende un viaje que lo lleva a descubrir la verdad sobre el tiempo — ése es el significado real de la historia según la cual Merlín vivía hacia atrás en el tiempo.
El deseaba devolverse en el tiempo hasta el inicio.
Para Vivir la Lección.
Según la experiencia del mago, el tiempo es la eternidad cuantificada. “Todos estamos rodeados por lo eterno”, sostenía Merlín. “La pregunta es qué hacer con él”.
Al descomponer lo eterno en trozos pequeños creamos el tiempo, y ésa aún es nuestra tendencia. Para nosotros, el tiempo fluye de manera lineal. Los relojes marcan los segundos, los minutos y las horas, registrando la larga marcha desde el pasado hasta el presente y hacia el futuro. Einstein desvirtuó ese concepto lineal del tiempo cuando demostró que éste es relativo y tiene
la capacidad de acelerar o disminuir su velocidad.
Además de parecerse un poco a Merlín, Einstein tuvo que haber entrado en el mundo del mago para plantear esta asombrosa noción. Según su propio relato, él pudo sentir la teoría de la relatividad mucho antes de poder demostrarla matemáticamente. Nosotros sentimos el tiempo como una cosa relativa, fluida — un suceso feliz lo acelera, mientras que una experiencia dolorosa lo frena. Un día para un enamorado es como un segundo,
mientras que una mañana en el consultorio del odontólogo parece una eternidad.
Pero, ¿en realidad es posible que esta nueva forma de concebir el tiempo nos permita superar la muerte?
Para el mago, la muerte es sólo una creencia. La relatividad nos permite alterar nuestra creencia en el tiempo lineal. No es difícil pensar en otros ejemplos que nos permitirían creer en la inmortalidad. Si consideramos, por ejemplo, que el universo es un depósito de energía, entonces desde el punto de vista de la energía nada muere, porque ésta no se destruye. Siempre estaremos aquí en forma de energía.
“Pero no deseo ser energía”, protestó Arturo cuando escuchó ese razonamiento.
“Ése es tu fatal error”, señaló Merlín. “Como te identificas con tu cuerpo, piensas que necesitas una forma. La energía no tiene forma, de manera que tú no crees que puedas ser energía. Pero lo único que quería hacerte ver es que la energía no puede nacer; no tiene principio o fin. Mientras no dejes de pensar que tienes principio, no podrás encontrar tu parte inmortal, la cual no debe nacer a fin de que no muera jamás”.
Viendo el rostro abatido del niño, Merlín lo tranquilizó: “No te estoy robando el cuerpo para establecer que no tienes forma.
Lo único que debes hacer es ver lo que no tiene forma dentro de la forma, y así podrás tener la inmortalidad en medio de la mortalidad”.
Las moléculas se forman y se disuelven, retornando al caldo primordial de átomos. Pero la consciencia sobrevive a la muerte de las moléculas sobre las que cabalga. Lo que una vez fue un paquete de energía en un rayo de sol se convierte en hoja, sólo para caer y transformarse de nuevo en tierra. Este cambio de estado traspasa muchas fronteras. El rayo de sol es invisible, mientras que las hojas y la tierra son visibles.
La hoja vive y crece, mientras que el rayo de sol no. Los colores de la luz, la hoja y la tierra son diferentes, y así sucesivamente.
Pero todas esas transformaciones existen como fabricaciones de la mente. La energía real presente en el rayo de sol no cambia en lo absoluto — sencillamente es parte del juego constante de los fotones y electrones que lo componen todo, ya sea que se perciban como vivos o muertos. La ciencia moderna le ha permitido a la
mente adentrarse dentro de esta nueva y correcta perspectiva; ahora debemos aprender a viviría. Los pensadores visionarios como Einstein sólo pueden ayudarnos a superar las barreras mentales; nos toca a nosotros romper las demás — las barreras de los instintos y las emociones, nosotros mismos.
El temor emocional a la muerte es una de esas barreras. Desde el punto de vista del mago, todo el fenómeno de la muerte está envuelto en el temor, aunque ese temor tiene un origen tan profundo que sus efectos no son obvios de inmediato. Sin embargo, hay un ejercicio sencillo para descubrirlo. Siéntese con una pila de hojas de papel. Escoja un sitio donde no haya ruido ni distracciones. Después coloque la punta del bolígrafo sobre la
primera hoja y prométase no levantarlo durante cinco minutos. Comience a escribir la frase “Le temo a” y termínela como desee.
Sin levantar el bolígrafo, comience nuevamente la frase “Le temo a”, y nuevamente escriba lo que le venga a la mente. Mientras lo hace, respire lentamente sin hacer pausas entre una respiración y otra. Esto se conoce como respiración circular, en la cual la inhalación y la exhalación están conectadas. Desde tiempos antiguos se ha considerado que esta forma de respiración permite dejar atrás las inhibiciones de la mente consciente.
Sin esta técnica sería mucho más difícil llegar al nivel inconsciente del temor.
Mientras practica la respiración circular, inhalando y exhalando sin parar, complete una y otra vez la misma frase, “Le temo a”, sin levantar el bolígrafo del papel. Una vez que se libere y pueda plasmar sobre el papel sus temores ocultos, le será difícil detenerse.
Si realiza el ejercicio libremente, dejando que sus pensamientos se desenvuelvan sin tratar de controlarlos, descubrirá muchas asociaciones extrañas con el temor que no había imaginado. Y esos temores inesperados traerán consigo emociones, no sólo temor sino ira, tristeza y alivio. Podrán incluso brotar lágrimas reprimidas.
Deje que todo salga, pero vuelva siempre a la respiración y no levante el bolígrafo del papel hasta que termine. Si comienza a sentirse demasiado mal, deténgase. Al terminar el ejercicio es buena idea acostarse a descansar, a fin de recuperar el equilibrio normal. Este ejercicio es más eficaz la primera vez, aunque se puede repetir cuantas veces lo desee.
¿Qué tiene todo esto que ver con la concepción que tiene el mago acerca de la inmortalidad? Podría decirse que realizar una sesión de cinco minutos con el temor es como eliminar una capa de un sistema de creencias.
La inmortalidad está en el núcleo de la vida humana, pero está envuelta en sucesivas capas de creencias contrarias a ella. Esas creencias se refuerzan en la vida cotidiana — vivimos nuestros temores, deseos, sueños, asociaciones inconscientes y, en últimas, la creencia profunda de que debemos morir. La mente racional seguramente defendería esta posición sosteniendo que la muerte nos rodea por todas partes.
Pero Merlín diría: “Analiza más de cerca tus dudas racionales. Detrás de ellas está el que duda, detrás del que duda está el que piensa, detrás del que piensa hay una chispa de consciencia pura que debe ser consciente para que haya un pensamiento. Yo soy esa chispa de consciencia. Soy inmortal e inmune al tiempo.
No te limites a especular sobre mí, a juzgar si debes aceptarme o rechazarme. Sumérgete hasta el fondo, desecha tus capas de duda. Cuando finalmente nos encontremos, sabrás quién soy Y entonces mi inmortalidad no será una simple noción, sino una realidad viva.
DEEPAK CHOPRA

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