miércoles, 11 de noviembre de 2015

El Sendero del Mago : VI Lección


EL SENDERO DEL MAGO: LECCIÓN 6
La consciencia del mago es un campo omnipresente. 

Las corrientes de conocimiento presentes en el campo son eternas y fluyen para siempre. En los momentos de revelación están contenidos siglos de conocimiento. Vivimos como ondas de energía en el vasto océano de la energía. Cuando dejamos de lado el ego, tenemos acceso a la totalidad de la memoria. Una mañana Arturo se despertó muy temprano, temblando en su cama de paja, y vio a Merlín mirándolo desde el otro lado de la cueva. “Tuve un mal sueño”, murmuró el niño. “Era la última persona que quedaba sobre la Tierra y caminaba por bosques y calles totalmente desolados”. “¿Sueño?”, dijo Merlín. “Eso no fue un sueño. Eres la última persona sobre la Tierra”. “¿Cómo puede ser eso?”, preguntó Arturo. “¿Estarías de acuerdo en que la única persona sobre la Tierra tendría que ser necesariamente la última?” “Bueno, desde el punto de vista de tu imagen de ti mismo, a la cual las personas del futuro han denominado ego, tú eres el único”. “¿Cómo puedes decir eso? Tú y yo estamos aquí juntos, ¿no es así? Y hemos visitado aldeas y pueblos en los cuales deben vivir cientos de personas. Merlín sacudió la cabeza. “Si te miras honestamente, ¿qué eres? Una criatura de experiencias que se convierten constantemente en recuerdos. Cuando dices ‘yo’, te refieres a ese paquete único de experiencias, con toda su historia privada que nadie más puede compartir. “Nada parece más personal que la memoria. Tú y yo hemos andado por caminos diferentes, aunque andamos juntos. No puedo mirar una flor sin tener una experiencia que tú no compartes. No es posible compartir verdaderamente con otra persona una sola lágrima o una sonrisa. Cuando Merlín terminó de hablar, Arturo se veía muy acongojado. “Lo haces parecer como si todos estuviéramos completamente solos”, dijo el niño. “Yo no”, replicó Merlín. “La actividad del ego es la que te hace sentir solo, sellándote en un mundo en el cual nadie más puede entrar”. Viendo la tribulación de su discípulo, Merlín suavizó la voz. “Y, no obstante, el ego se puede dejar de lado. Ven conmigo”. 

Se levantó y llevó a Arturo afuera de la cueva, hacia la oscuridad del amanecer todavía lleno de estrellas. “¿Cuán lejos crees que está esa estrella?”, preguntó señalando a Canícula. Como era la mitad del verano, Sirio se veía brillante y muy cerca del horizonte. “No lo sé. Imagino que debe estar más lejos de lo que puedo medir o siquiera imaginar”, contestó Arturo. Merlín sacudió la cabeza. “No está a ninguna distancia. Piensa en esto: para poder ver la estrella, su luz tiene que entrar en tu ojo, ¿correcto? Los rayos de luz fluyen continuamente de aquí para allá, como puentes invisibles. ¿Qué es una estrella sino luz? Por lo tanto, si todo es luz — tanto aquí como allá y también el puente que une los dos puntos —‘ entonces no hay separación entre tú y la estrella. Ambos son parte del mismo campo unificado de luz”. “Pero parece estar muy lejos. Después de todo, no la puedo arrancar del firmamento”, objetó Arturo. Merlín se encogió de hombros. “La separación es sólo una ilusión. Pareces estar separado de mi y de las demás personas porque tu ego asume la postura de que todos estamos aislados y solos. Pero te aseguro que si dejas de lado a tu ego, nos verás a todos rodeados por un solo campo infinito de luz, el cual es la consciencia. Cada uno de tus pensamientos nace en un vasto océano de luz sólo para regresar a él, junto con cada una de las células de tu cuerpo. Este campo de consciencia está en todas partes, como un puente invisible que une todo lo que existe. “Entonces no hay nada tuyo que no sea parte de todos los demás — salvo en la manera como lo ve el ego. Tu tarea consiste en ir más allá del ego y sumergirte dentro del océano de consciencia universal”. Arturo estaba pensativo. “Tendré que reflexionar sobre lo que me has dicho”. “Hazlo”. Merlín bostezó. “Yo todavía tengo sueño”. El mago se volvió para entrar en la cueva abrigada. “Ah, y antes de que lo olvide, antes de acostarte nuevamente, ¿querrías colgar esa cosa otra vez?” “¿Cosa?” Arturo bajó la vista y para su sorpresa, vio que Canícula había sido arrancada del cielo y estaba a sus pies. Para Comprender la Lección. 

El ego se ha dedicado a escoger y rechazar experiencias, como lo vimos anteriormente. Como consecuencia, el ego produce aislamiento, puesto que todo aquello que escoge y selecciona crea una brecha. Entre cada uno de nosotros y las cosas que rechazamos hay una brecha. Entre usted y yo también hay una brecha, porque hemos decidido no tener la misma experiencia — nuestros egos están separados. De hecho, todos damos por sentado que no hay forma de compartir las experiencias, por lo menos no plenamente. Yo no puedo entrar en las emociones, temores, deseos y sueños de nadie, y nadie puede entrar en los míos. Lo mejor que podemos hacer es tratar de construir puentes de comunicación, los cuales suelen ser demasiado débiles para sostenerse. Las cosas más íntimas de nosotros mismos desde que nacemos — nuestros recuerdos y experiencias — nos producen soledad y aislamiento. Sin embargo, el mago nunca está aislado, porque el ego no forma parte de su percepción de las cosas. Ego es aquella parte del yo que sentimos muy personal e imposible de compartir. Merlín le dijo una vez a Arturo: “Trata de olvidarme si puedes”.
“¿Qué?”, dijo Arturo sorprendido. “No podría olvidarte jamás — y no deseo hacerlo”. Sintió angustia al pensar que Merlín lo estuviera rechazando de alguna manera. 

“¿Tú deseas olvidarme?”, preguntó. “Definitivamente”, replicó tranquilamente el mago. “Verás, deseo que seamos amigos, y si te recuerdo, ¿qué tendré? No al verdadero tú, sino una imagen muerta. Eso es lo que es un recuerdo, una cosa viva convertida en imagen muerta. Pero mientras pueda olvidarte día tras día, entonces despertaré para verte renovado al día siguiente. Veré al verdadero tú, despojado de imágenes gastadas”. Dejar al ego de lado significa dejar de lado a la memoria. Una vez logrado eso, dejamos de sentimos aislados. La mente individual reduce el alcance de nuestra consciencia, hasta el punto de hacernos ver el mundo como a través de un embudo. En el mundo del mago, todos comparten la misma consciencia universal. esta fluye eternamente y abarca todos los pensamientos, todas las emociones y todas las experiencias. “En la medida en que seas una sola persona”, decía Merlín, “serás como una gota en el océano. En la medida en que seas parte de la consciencia universal, serás todo el océano “¿Acaso una sola gota no se deshace simplemente, perdiéndose en el océano?”, preguntó Arturo. “No, el individuo no puede desvanecerse jamás, ni siquiera a través de la experiencia del océano de consciencia”, le aseguró Merlín. “Puedes ser tú mismo y ser el Todo al mismo tiempo. Aunque pueda parecerte un misterio, así es”. 
Para Vivir la Lección. 
Todos nos aferramos a la memoria porque ella nos define. Pero para poner fin a la separación y el aislamiento, debemos estar dispuestos a ver la irrealidad de la memoria. Piense en alguien a quien conozca bien — su esposo o esposa, un hermano o una amiga. Traiga a esa persona a su mente con todo detalle y pregúntese qué sabe en realidad sobre ella. Vaya más allá de los simples hechos como el color de los ojos, el peso, el oficio, o el sitio donde vive. Piense en cambio en los rasgos más personales, como aquello que le agrada y le desagrada, los recuerdos vívidos y las interacciones. Cuando termine este ejercicio, podrá suponer que ha hecho un retrato bastante exacto de esa persona. Sin embargo, todo lo que vino a su mente salió de su memoria y, por lo tanto, lo que ha descrito es su propio punto de vista. Esa misma persona podría ser descrita de una manera totalmente diferente desde otro punto de vista. Lo que a usted le parece agradable puede ser desagradable para otros, lo que para usted puede ser digno de recordar otra persona puede querer olvidarlo. No necesita ir demasiado lejos para reconocer que todos los elementos de su descripción son completamente relativos. Lo que para usted es alto, puede ser bajo o corriente en opinión de otra persona, lo pesado puede ser liviano, lo claro oscuro, lo amable, desagradable, etc. Usted habrá descrito en realidad su propio punto de vista, no a la persona. Además, sus experiencias con esa persona son únicas, lo cual hace que su descripción sea todavía más particular. Si todo lo que usted creía saber sobre una persona termina refiriéndose indirectamente a usted, es obvio que la memoria sirve para aislar. Todos fragmentamos el mundo de acuerdo con nuestra forma personal de percibirlo, creando cascos de aislamiento que nadie puede penetrar, por lo menos no totalmente. Puesto que nuestro punto de vista es completamente relativo, no se puede considerar real. La realidad no depende de un punto de vista — sencillamente es. Y la mayoría de nosotros, recluidos dentro de nuestro mundo privado, no entramos en contacto con lo real con mucha frecuencia. El hábitat de los sentidos es lo irreal; el hábitat del mago es lo real. Es preciso mirar detrás del telón de la memoria para comenzar a descubrir el verdadero tejido de la realidad.
DEEPAK CHOPRA
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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