lunes, 17 de octubre de 2016

Libro YO SOY TÚ LA MENTE NO DUAL-Capitulo 2


LA COMPRENSIÓN Y LA TOMA DE CONCIENCIA- 
Capitulo 2
Cuando hables a alguien de la toma de conciencia, tu explicación será entendida en función de la apertura de la conciencia de quien la escuche. 
Esto puede provocar preguntas como: “Entonces, cuando tome conciencia, ¿todo se arreglará en mi vida? ¿Cuánto tiempo tardarán en manifestarse los resultados esperados en mi vida una vez que tome conciencia?”. 
Preguntas como estas y otras parecidas proceden de una mente atrapada en la dualidad, en el hacer, en el qué, cómo y cuándo. La toma de conciencia a la que quiero dar relevancia es un cambio radical de percepción: antes lo veía de una manera y ahora, inexplicablemente, de otra. 
Esta otra manera me transmite un estado de paz interior, fruto de una aceptación que va mucho más lejos de la resignación que enseñan las religiones. Es un saber que todo está bien, que el fenómeno que estás viviendo es una proyección de tu conciencia en la pantalla del mundo para que puedas trascender la aparente dualidad que mantiene maniatada la mente. 
Por ello, la mejor manera de resolver los problemas es transcenderlos y verlos desde un punto de vista más elevado. Trascender los opuestos no es un trabajo, es una consecuencia directa del nuevo estado de comprensión que alberga la mente. No he tenido que hacer nada, simplemente renunciar a mi percepción, a mis verdades, a mis valores, a mis creencias. 
Esto es debido a que todos ellos son efímeros, su sustancialidad es la creación de una mente atrapada en la creencia de que lo virtual es la realidad. 
Trascender no requiere esfuerzo ni una práctica que exija cierta disciplina. Es un cuestionarse y pensar que quizá todo ello pueda ser visto y percibido desde otro paradigma. 
Este es el punto más elevado y Un curso de milagros lo expresa así: “Cuando una punzada de dolor se manifieste en tu cuerpo, puedes elegir verlo desde un punto más elevado, pide un milagro”. Este punto elevado consiste en observar al margen de la dualidad, del posicionamiento. 
Es la comprensión de que, en este mundo de aparente separación todo tiene su complementario, que se convierte en su razón de ser. La Comprensión es el estado mental que nos lleva a otro estado o nivel de conciencia. 
La Comprensión es el canal mental donde se expresa la Consciencia. Por eso, puedo decir que mi nivel de conciencia ha aumentado gracias a que he abierto mi mente a otro estado de Comprensión que me permite que fluya la Consciencia. 
Este proceso surge y se desarrolla en la medida en que mi mente deja de posicionarse y empieza a no juzgar. 
La mente evita condenar y tener razón. 
Características de la Comprensión No pertenece a la condición humana. 
Puede ser aprendida, pero no enseñada. 
No puede ser expresada. No surge de una disciplina previa, de un hacer, es una gracia. Se manifiesta y punto. 
Cuando te alcanza esta gracia, los despiertos están dormidos a lo que el mundo está despierto. 
Se produce un cambio radical de la percepción, por decirlo de alguna manera. No hay valores que valorar, no hay situaciones que anhelar, no hay momentos que desear, solo existe tu presencia en la Presencia. 
Te mueves en un mundo, eres testigo del despliegue de la Consciencia en un mar de conciencia. 
Todo se orienta y se polariza en un entramado de conexiones inter-causales, buscándose y encontrándose para completar experiencias duales e integrar la experiencia de unicidad. 
Todo aquello que genera movimiento, que genera energía, una vez trascendido por la Comprensión de lo vivido, No Es. 
La Comprensión te lleva a darte cuenta de que Una sola Consciencia se manifiesta en esta diversidad de conciencias, y en última instancia, lo que sucede en todas y cada una de ellas carece de relevancia. UCDM le llama Conocimiento, y es una gracia. No hay que hacer nada para que venga. No es un logro, no es un saber, es un Ser. 
No tiene explicación posible, vendría a ser la caída del último velo. Su visión destruye todo aquello por lo que luchabas y morías. Por fin sabes que todo está bien. Todo sigue sucediendo, los personajes están ahí, con sus luchas, con sus deseos y sufrimientos. 
Tú mismo notas el impacto de tus emociones en tu cuerpo. 
Es más, te duele más que antes: es como una puesta al día en modo urgente. Sabes que tienes que estar, sabes que tienes que ser un testigo, un observador neutral, ves que todo está interrelacionado. ¿Qué puedes hacer? Nada. 
En esta nada está todo, absolutamente Todo, pues la Consciencia se manifiesta en este teatro. 
Tomas conciencia de que te pones a ti mismo de manifiesto en todo lo que te rodea. Ves la importancia de no juzgar, de permitir que fluya en ti esta energía que lo abarca todo y dejas que las cosas sean; tú puedas ser en esas cosas. 
Nadie es especial, nadie es mejor ni peor, todos están donde deben estar en el momento preciso. Nuestras mentes/cuerpos están programados, condicionados. Nos impulsan a vivir unas experiencias y creemos que tomamos decisiones, cuando en realidad estamos atrapados, arrobados por ellos. 
Vivimos nuestros condicionamientos y creencias, y los proyectamos en la pantalla del mundo; así obtenemos respuestas estando constantemente condicionados por nosotros mismos. 
La Consciencia tiene una forma muy particular de ver las cosas de la conciencia, con un sentido del humor muy particular. 
Es su forma de relativizar la gravedad con que vivimos nuestras vidas. 
Por eso, cuando se quiere explicar una Comprensión, hay que hacerlo mediante parábolas, metáforas, historias extrañas, teatro, representaciones exageradamente ridículas para que el ego no intervenga y la información resuene en cada cual, puesto que ya se encuentra allí. No hay nada que aprender, pero sí hay que recordar. Lo que se dice en forma de parábolas nunca hay que tomarlo de forma literal, pues las palabras son símbolos de símbolos, y no podemos evitar que se interpreten. 
Para poder recordar hay que aquietar la mente con sus excusas y explicaciones interminables y dejar que la información penetre hasta nuestro inconsciente que es la puerta de la Consciencia y dejar que todo fluya. 
No olvidemos que el lenguaje, los pensamientos y los conceptos son duales, lo que implica que nunca pueden expresar lo que es. Una experiencia de despertar no es el Despertar Si se me pregunta si he despertado, mi respuesta es un no rotundo. 
Si se me pregunta por qué hablo del despertar, mi respuesta es: porque he tenido varias experiencias de despertar. 
La Comprensión no es gradual, ni por etapas, pues está fuera del tiempo. 
Cuando se tiene una Comprensión y el cuerpo/mente la procesa, este tiene una experiencia de despertar. 
Por eso debo pensar que la Comprensión, el conocimiento de Sí Mismo, reside fuera de la experiencia humana. 
La cualidad que hay que desarrollar en la mente es el no-posicionamiento. 
No olvidemos que a la mente le encanta opinar, y las opiniones siempre son peligrosas por su carga emocional. 
Una mente que vive en la aceptación no es una mente pasiva, sino en pleno estado de alerta. 
Es una mente que sabe que es muy fácil caer en la tentación de opinar, que nos lleva directamente al juicio. La aceptación vive en una mente no-lineal, una mente que sabe que todo lo que existe y podemos ver tiene su lugar en la Totalidad. 
La aceptación nos lleva a un estado de rendición, de ausencia de lucha, a un estado mental de acción impelida por el Gran Poder que emana de cada uno y que sostiene a Todos. 
En definitiva, la Rendición y la Comprensión son lo mismo: “Hágase la Voluntad”. Esta voluntad alimenta todo movimiento y toda acción. Es una voluntad que nos permite vivir sin la tan cacareada y manida fuerza de voluntad. 
Como diría David R. Hawkins, hay una gran diferencia entre el Poder y la Fuerza. En sus palabras: “Conviene recordar que el desarrollo espiritual influye en todos los demás desde el interior, mientras que la fuerza intenta cambiar solo lo externo”. 
1 La Fuerza intenta cambiar lo externo. 
El Poder cambia lo interno influyendo en todos. 
Se irradia y se comparte. 
Cuando dejas de opinar se produce una gran liberación de la causalidad. Te liberas de la necesidad de controlar y, por supuesto, de defender tus opiniones. 
Te liberas de la búsqueda de argumentos y posicionamientos. Preparas tu mente para el desarrollo de la Comprensión, que te aleja de juicios, de deseos, de preocupaciones, y de la compasión revestida de pena y desasosiego. 
Para una persona espiritualmente avanzada, las opiniones que los demás puedan tener de ella son irrelevantes. 
Esta persona está al margen de cualquier validación, pues vive plenamente en la coherencia emocional. 
Se muestra al mundo tal como siente, pues no hay mayor acto de amor que mostrar al mundo nuestro auténtico ser. 
Es una mente libre del cómo mostrarse; es como un niño en un estado de inocencia que le permite ser libre. 
Preocuparse es apego, implicación, ansiedad; genera sentimientos de culpa y separación. 
Además, no le hace ningún bien a la persona por la cual nos preocupamos. Como muy bien nos dice Un curso de milagros: “Únete a tu hermano y no a su sueño”. Si te unes a su sueño, lo refuerzas, y en vez de ayudarle le complicas más la vida. 
Se trata siempre de otra opción, de ver la no linealidad frente a la linealidad; el Poder frente a la Fuerza. 
La Comprensión es un no hay vuelta atrás, es un des-hacer. Cuando miras a tus espaldas ya no ves tu vida anterior. 
Es un cambio de percepción radical con respecto a los acontecimientos situados en el espacio/tiempo lineal que los destruye porque les da otro sentido. 
Una información nueva siempre destruye la vieja, y así uno se libera del pasado y empieza a vivir en un ahora llamado presente, con unos efectos muy diferentes de los que se vivían antes del cambio de visión radical. 
Así comienza el despertar y, en la medida en que la mente se mantenga alerta, en algunos el proceso tiene una progresión geométrica, y en otros es como un relámpago que cambia radicalmente el mundo. 
No sé por qué esto es así. Hemos de recordar que todo lo que se explica sobre la Comprensión son descripciones, y tenemos que evitar convertirlas es prescripciones. 
A través de la experiencia espiritual es como surgen las religiones y como se desarrollan prácticas y rituales, porque la mente dual siempre se pregunta cómo, de qué manera. 
En Perfecta, Brillante Quietud. 
2-David Carse nos dice: “La Comprensión total y la habilidad para expresar con exactitud la Comprensión no van necesariamente de la mano. 
Algunos de los que están verdaderamente y profundamente despiertos son incapaces de expresarla, mientras que algunas de las mejores expresiones provienen de aquellos que tienen una excelente percepción intuitiva del significado de la enseñanza a nivel intelectual, aun cuando tal penetración no haya sido lo bastante profunda como para haber dejado de experimentar el yo separado”. 
También deja claro, y esto es algo en lo que estoy totalmente de acuerdo por mis experiencias con seres despiertos, que la idea de que con el despertar el sabio se convierte en un ser elevado y perfecto un ser libre de enfermedades y de experiencias dolorosas es errónea. 
Lo cierto es que el sabio las vive desde otra perspectiva, y que son consecuencia de los programas y condicionamientos que todos traemos al venir aquí, a este mundo de experimentación. La Comprensión te libera de ciertos condicionamientos, de experiencias concretas que se reflejan en tu cuerpo, y te permite trascenderlas mediante un profundo cambio de percepción con respecto a ellas. 
Algunos afirman que la Comprensión o el despertar es simplemente un cambio en la percepción. 
Y para ello, “…solo hace falta un pequeño reajuste, y dicho reajuste consiste en abandonar la identificación con un yo individual inexistente…” 
3 - No hay explicación racional de por qué surge la Comprensión en alguien. 
Recuerdo una ocasión en la que mi mujer y yo estábamos en un ashram en la India. 
Nos encontrábamos con un grupo de devotos del maestro en cuestión, y habían sido devotos durante años. Nosotros apenas le habíamos conocido unas semanas antes, y el mayor deseo de todos nosotros era que el maestro nos concediera una entrevista. La entrevista se la dieron a mi mujer y, gracias a ello, o a ella, todos pudimos beneficiarnos de estar en compañía del maestro. Desde aquel día, todas las personas del grupo miraban a mi mujer de otra manera. 
Seguro que algunos se preguntaron qué había hecho ella para merecer tal honor. Para mí, la respuesta es muy simple: el gran amor desinteresado de mi mujer por aquel ser, su desapego, su plena felicidad y gozo de estar allí, en su ashram. 
No esperaba nada, no deseaba nada, ella estaba feliz de estar allí. Para ella y para mí fue una experiencia de Unión, de Ser, de Plenitud. Fue la antesala de la experiencia de despertar que tuve con él meses más tarde en su residencia de verano, en unas montañas al sur de la India. Éramos unas siete personas con un gran anhelo de estar junto al maestro. Habíamos realizado un largo viaje en coche por el sur de la India, un viaje lleno de vicisitudes de todas clases, de experiencias, de encuentros. Sentiamos que no estábamos en ningún lugar concreto. 
Cuando nos aproximábamos a la población donde estaba el ashram ya era de noche y no teníamos reservado sitio para dormir una voz interna me dijo: “tenéis que quedaros en un hotel en el que solo habrá dos habitaciones; dividíos entre hombres y mujeres”. Efectivamente, cuando llegamos, todo estaba lleno. Nos dirigieron a un callejón donde había un pequeño hotel residencia. Fuimos hacía allí y un hombre salió de detrás de un mostrador. Había gente durmiendo en el suelo y preguntamos si tenían habitaciones. 
Asombrosamente nos dijo que sí, que había dos habitaciones, las mencionadas por la voz. Al día siguiente, estábamos en el patio del maestro, esperando que saliera. En él cabían pocas personas y todos estábamos ansiosos por que el maestro nos tocara, nos dijera algo o simplemente nos mirara. 
Yo estaba en primera fila del recorrido que hace cada día. Estaba contento y pensaba que el maestro me había colocado allí para que pudiera verlo y tocarlo. 
Lo cierto es que lo que más deseaba era que él me tocara a mí. Cuando salió, la expectación era máxima. La gente le daba cartas, él sonreía por doquier, y estaba acercándose a mí. 
El pasillo por donde tenía que pasar apenas medía tres palmos, era imposible que no lo pudiera tocar, o que él no me tocara o me dijera algo. De pronto, se paró a uno o dos palmos de donde yo estaba sentado, se dio media vuelta, y volvió por donde había venido. Me senti descorazonado, rechazado, castigado; en fin, hecho una piltrafa. Salimos del patio en silencio, cada uno con sus pensamientos y sus experiencias. 
Me dirigí a esperar a mi mujer, pues hombres y mujeres estábamos separados. Había una gran multitud de gente que se movía de aquí para allá, mendigos que aprovechaban para pedir limosna o vender algo. 
Mi mirada se perdía a lo lejos, esperando ver el pelo rubio de mi mujer. Y de repente, siento que alguien me toca las piernas y todo queda en silencio. 
Siento una paz profunda, un arrobamiento, un estar sin estar. Todo lo que me rodea es como irreal, nada parece ser lo que aparenta ser, nada parece tener sentido, y en cambio todo está bien. Oigo la voz en mi mente: “Hola hijo, ahora te estoy tocando”. Miro quién me toca: es un hombre con lepra, casi no tiene manos ni nariz. Se arrastra por el suelo, le miro a los ojos y él me mira a mí. Increíblemente, no hay pena, no hay sentimiento, no hay dolor, no hay necesidad de darle alguna moneda, todo esto carece de sentido. 
Yo era él, él era yo, no éramos dos, no había nadie más. 
Alzo la mirada y siento que no hay nada separado de nada. 
El maestro me estaba enseñando que todo es irreal, que los juicios nos mantienen atados al mundo de la experiencia de la separación, y esta al dolor y al sufrimiento, debido al apego y a la preocupación. No recuerdo nada más. 
Cuando volví la mirada a mis pies, allí ya no había nadie, el hombrecillo ya no estaba. Llegó mi mujer sonriente y feliz, la abracé y nos fuimos mientras le comentaba la experiencia que acababa de vivir. 
De todo ello deduje que no hay que hacer nada, que no hay maestro, que no hay disciplina, que no hay práctica, ni ejercicios, ni sacrificios, ni tan siquiera un camino, una manera. Hay que vivir esta vida con una mente libre de juicios, de preocupaciones, de deseos, de apegos. 
Vivirla como un fluir, pues hay un sentido que va mucho más lejos de lo que nuestra mente individual jamás pueda imaginar. Hay un proverbio zen que dice: “Cuando un maestro ha empleado una escalera para ascender a lo alto de un muro, esa escalera es desechada para siempre y jamás se vuelve a emplear”. 
Por eso, David Carse, en Perfecta, Brillante Quietud, nos dice: “Encuentra tu propia maldita escalera”. Esto es para evitar que los seguidores hagan lo mismo que el maestro y se queden en la conducta, en el hacer y no en el ser. 
Si el maestro fuma, ellos fuman; si el maestro come carne, ellos comen carne; si medita doce horas, ellos meditan las mismas; si no se baña, ellos no se bañan. 
Recuerdo la película Forrest Gump, con Tom Hanks. 
Un día Forrest se pone a correr sencillamente porque tiene ganas de hacerlo y sigue corriendo durante tres años. 
En ese tiempo muchos le empiezan a seguir, corriendo detrás de él, pensando que si lo hacen alcanzarán el estado de plenitud que le atribuyen. 
Al final, Forrest se cansa y dice: “Quiero volver a casa”, y deja a todos allí, preguntándose qué tienen que hacer ahora. 
Así es el ser humano. Busca fuera, busca en las prescripciones el camino, la manera de llegar a un lugar en el que supone que no está, y la Comprensión nos hace vivir lo que nunca hemos dejado de ser. 
Estamos en el hacer y no en el ser, y de aquí es de donde se alimenta el ego espiritual: de las formas, de las conductas, de las maneras, de cómo comer, de cómo vestir, de ir de un lugar a otro, etc. “El despertar, la comprensión, no ocurre mientras se persigue una historia, mientras el deseo alimenta el deseo, mientras la necesidad alimenta el querer, todo ello reforzando constantemente el sentido de ser un yo separado que no existe. El despertar ocurre cuando no existe nada de todo esto”. 
4 “Tanto el amor como la compasión, la tristeza, la rabia o la cólera se sienten con más claridad y se experimentan con más profundidad cuando uno no se enreda en los posibles sentidos o propósitos… Este despertar no implica que no puedas sentir deseo, daño, dolor, dicha, felicidad, sufrimiento o pena. 
Todavía puedes sentir todo eso, solo que ahora ya no te convence”. 
5 “Tu problema no es el sueño. Tu problema es que te gustan ciertas partes del sueño y otras no. Cuando veas el sueño como sueño, habrás hecho cuanto se precisa hacer”. 
6 UCDM dice prácticamente lo mismo: “Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse” (T-29.IV.2:1-2). “La depresión o el ataque no pueden sino ser los temas de todos los sueños, pues el miedo es el elemento de que se componen” (T-29.IV.3:3). 
Vivimos en un mundo fenoménico, es decir, en un mundo de manifestación, y en él no puede existir la mitad de un par dual sin la otra mitad. La polaridad es ley en este universo. 
Todo se complementa, el polo positivo tiene su negativo, lo femenino tiene su masculino. 
Hasta la psique es polar, pues la personalidad tiene su sombra. Los colores del arco iris se complementan y la unión de complementarios, cuando son luz, dan el blanco, y cuando son pigmentos, dan el negro. 
Cada uno, como ser polar, se une a su complementario, sobre todo con relación a los condicionamientos y a los programas heredados, que hacen que nos unamos entre nosotros para dar salida a estos extremos que nos mantienen alterados. 
Como la fotografia de antaño, el negativo tiene su positivo, y cuando se juntan, la imagen desaparece. 
La luz necesita oscuridad para que se puedan ver las formas y la profundidad. Por eso, cuando vemos en el otro la parte que nos hace íntegros es cuando podemos trascender la experiencia; esto es una comprensión, una unión, es la curación. 
Por eso UCDM nos dice que toda curación es integración: “[El Espíritu Santo] tiene que llevar a cabo Su labor mediante el uso de opuestos porque tiene que operar para una mente y con una mente que está en oposición” (T-5.III.11:3). 
Si integramos lo que nos dice UCDM sobre el conocimiento, que equivaldría al despertar, somos nosotros los que impedimos que aflore en nuestra mente. 
Cada uno obstruye este fluir eterno al escoger vivir en una mente separada, en una parte de esta polaridad. Por eso, la visión del Espíritu Santo, que es integral, facilita la llegada del conocimiento. Nos recuerda que la consecución del mismo no tiene nada que ver con méritos ni deméritos. 
Es una gracia que la Consciencia manifiesta en nosotros. 
Por ello, si no se manifiesta en Todos, es porque la parte de nosotros mismos llamada conciencia no suelta sus verdades, sus creencias, sus valores, sus percepciones, sus deseos, sus miedos. La Consciencia se experimenta a Sí Misma a través del mundo fenoménico, en el mundo del tiempo y del espacio, que es el marco perfecto para experimentar la ilusión de la separación, para jugar a No-Ser. 
En este juego, la mente, al sentirse separada, cree estar separada y entonces crea el ego, una entidad que vive por y para la separación. El ego se alimenta de la mente, y como está hecho de la sustancia universal, también fabrica su mundo con una coherencia perfecta y unas leyes que la sustentan. 
Es el marco perfecto para vivir la separación como algo real. 
El ego tiene entidad propia, que consigue gracias a que la mente se siente desconectada de su origen. 
El ego hace todo lo posible por evitar que esta mente, de la cual se alimenta, tome Consciencia de que puede aniquilarle, pues él solo existe en un sueño que la mente asocia a este cuerpo, creyendo que es el cuerpo. Este cuerpo/mente siempre se está ajustando a los impactos emocionales. 
Por ello, cuando hay experiencias de comprensión, cuando uno ve lo que hay detrás de cada suceso, de cada experiencia, el cuerpo/mente se adapta mediante cambios fisiológicos que dan como resultado una curación derivada de este profundo cambio de percepción. 
En el método de la BNE vengo desarrollando la manifestación de la Consciencia en la conciencia de aquella persona que se siente enferma, que se siente atrapada en sus relaciones e incapaz de trascenderlas, porque no se permite abrir su conciencia a otras maneras de ver y entender las cosas. 
Cuando la persona está dispuesta a cuestionar sus valores, sus creencias, a renunciar a su verdad, entonces se puede experimentar una liberación más o menos gradual como consecuencia de abrir la mente, la conciencia, a una visión integral y holística. 
Esta comprensión se produce en un instante. La persona ya no ve las cosas como antes; esto es lo que yo llamo el proceso de tomar conciencia. 
Ya no hacen falta más explicaciones, la persona pasa a la acción con plena conciencia de quién quiere ser con relación a lo que antes era un problema. 
Este proceso de liberación tiene sus pautas y su tiempo; no así la toma de conciencia, que no está sujeta al espacio ni al tiempo. La persona va a su ritmo y va adaptándose a los cambios increíbles que se produce a su alrededor sabiendo que se manifiestan debido a los cambios que se están produciendo dentro de ella. 
La vida parece seguir igual, pero las relaciones han cambiado porque uno se relaciona consigo mismo de otra manera, sabiendo que afuera no hay nada, salvo la interpretación que doy a cada situación. Uno ya no pregunta el porqué de las cosas. Comprende que es esta una manera que tiene la mente dual, la mente egótica, de intentar controlar. 
Cuando dejas que la Consciencia se manifieste plenamente en tu Conciencia, todo ocurre de la mejor manera posible, todo surge espontáneamente. 
Continua..
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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