jueves, 16 de julio de 2020

LIBRO EMMAMUEL.- CAP. 1 PANORAMA DE LA AVENTURA HUMANA: SEGUNDA PARTE


La batalla entre la luz y las tinieblas se da en vuestro interior.
Éste no es un mundo de víctimas. Podéis controlar vuestra propia vida. Estáis aquí para ver qué lugar ocupáis en la Luz y también para descubrir las zonas residuales de tiniebla y también para desubrir las zonas residuales de tiniebla. Cuya finalidád es sabotear la Luz.
Es demasiado frecuente sentirse víctima de la negatividad mientras que el individuo posee realmente esa negatividad como parte integrante de su estructura kármica.
La oscuridad es una opción. 

Hablamos de una negación de la Luz, no de una ausencia de Luz.
Así pues no es ireconciliable el concepto de que Dios está en todas las cosas.

¿Qué es la iluminación?
Todo y nada.
Vamos a ver si consigo plantearlo de Otra manera.
Si os digo: «la iluminación es omnisciencia», estoy limitando la iluminación.
Si digo: «la iluminación es omniamor», estoy limitando al amor.
No puede haber principio ni fin y vuestro  vocabulario humano está repleto  de limitaciones.
Digamos, pues, que la iluminación es estar en el instante hacia la eternidad prescindiendo del intelecto, pero siendo conciente de todo.


Es la paz absoluta sin la conciencia de la falta de paz.
Es el amor absoluto sin tener conciencia del odio.
Es todas las cosas sin fin tras olvidar la ilusión de los finales.
Es una dicha sin el recuerdo de la desdicha.
Es simplemente una «es»-encia.

SOIS vosotros sin vuestro físico sin vuestra personalidad sin vuestros vestidos sin vuestros obstáculos sin vuestros temores, sin vuestras limitaciones y sin ni tan fronteras siquiera la conciencia de vuestro yo excepto en cuanto perceptor de la infinita Luz. ilimitado. 
Y ni siquiera así queda descrita, pero es lo máximo que puedo hacer de momento.
Las capas y capas de negación de Dios que recubren la mayoría de las almas en su forma física no pueden ser eliminadas todas de una vez, como si de cirujía se tratara.
Requieren un desgaste gradual de la resistencia
por medio de la experiencia.
Por desgracia muchas experiencias son dolorosas y negativas, hasta cierto punto, tras el cual, el aprendizaje puede seguir  adelante en medio de la luz y el placer.
No obstante, cuando hay un fuerte deseo de evitar la verdad y la responsabilidad, el placer puede ser utilizado como una evasión
más que como un aprendizaje.
Naturalmente se dará una negación de la responsabilidad a causa del dolor, pero sin el dolor la cuestión de la responsabilidad ni siquiera se plantearía.
Sed pues pacientes y permitíos ver cómo van erosionándose una tras otra las capas defensivas que existen en los ciclos humanos.
Veréis que lo que se considera un aprieto insuperable no es más que una oportunidad de aprender.

La unicidad definitiva es recíprocidad, no la destrucción del yo.
El amor que sentís por la verdad eterna es el hilo conductor que a través de múltiples encarnaciones lleva a la meta definitiva.
iQué sutil es el hilo y a la vez qué fuerte!

Así es como el tapiz continúa y el tejido de cada vida os conduce cada vez más cerca del ansiado momento en el que podáis interrumpir los ciclos de reencarnaciones y seguir el deseo de vuestras almas de adentrarse hacia niveles más altos de conciencia.
Por fin, cuando todos seáis de nuevo Uno con Dios y tengáis un conocimiento pleno y conciente de ello, os prometo que no habrá momento en que volváis la vista hacia la vida pasada y digáis:
«Qué tontería!»

Diréis por el contrario:
«iAquello era el amor intentando conocerse a sí mismo!»
En espíritu, la esencia de vuestro ser es el amor.
Hablo de la ternura y la amabilidad existente en vuestros corazones, que no es sino la propia conciencia de Dios.
Tal es vuestra verdadera identidad.
Cuando tocáis llenos de amor a otro ser humano
estáis realizando la obra de Dios.
Ved en todo ser humano a un ángel caído.
Hay un plan general, del cual no sois conscientes y al cual sólo podéis siendo quienes contribuir sois, haciendo lo mejor, buscando vuestra verdad más elevada y siguiendo los dictados de vuestro corazón.
Se trata del plan de salvación de Dios; no sólo de la conciencia del alma, sino de la tierra misma.
Se acerca el momento en el que la culminación de eones de esfuerzo produzcan un nivel renovado de Luz en vuestro planeta.

Seguirá siendo una planeta escuela que os ofrecerá una oportunidad de elegir entre aspectos positivos y negativos.
Habrá, sin embargo, más Luz y más conciencia de esa Luz.
Habrá un equilibrio en el que podrá florecer el amor, en el que la gentileza será un poder y como tal será reconocida,en el que Dios podrá ser situado de nuevo en el centro de la conciencia de todo ser humano.
El estado de gracia necesita un recipiente
para ser llenado.
Os sostiene la mano de Dios y sois amados de una forma total y cuando ese amor pueda ser recibido se completará el circuito.

Cuando se acerca uno a la fuente,llega el momento difícil de describir en cualquier lengua.
El que recibe se convierte en el que da y el recipiente se convierte en fuente.
...y entonces es cuando la danza de la eternidad
realmente empieza.

Emmanuel: ¿qué te parecen los seres humanos?
Cuando veo un alma, veo Luz... Una luz cristalina, pura, amplia y muy hermosa. Cuando veo a un ser humano, a menudo veo a esa misma alma encogida, luchando bajo un manto de un variado colorido que se apaga, que obliga al esplendor a permanecer preso en sus  cualidades áuricas más opacas. Bajo ellas, por supuesto, se halla en toda alma la verdadera Luz de Dios. Cuando os contemplo con mi amor, veo esa Luz igual que cuando vosotros os contempláis unos a otros con amor.
¿ Os gustaría conocer los colores de la duda y el miedo?
Empezaré por el color más oscuro, que es la negación de Dios, el odio (la ausencia de amor) y es la más oscura negrura. Es un error, un engaño, sí, en ocasiones es un error profundo y denso. El miedo puede ser considerado no sólo como una emoción en sí, lo cuál es un freno, una calidad de gris oscuro; pero, cuando también va acompañado y relacionado con la rabia, puede resultar un grito del amarillo sulfúrico más intenso y desagradable.
La pasión, en cualquiera de sus manifestaciones, supone una gran variedad de rojos. El intelecto es a menudo amarillo, y cuando se utiliza para bien, tiene unos tonos dorados y cremosos. En cambio, cuando se emplea para negar al corazón, se convierte en una forma más espesa de ese mismo color.
El verde es curativo, es la curación que se produce en el interior del cuerpo, o el deseo de curar a otros, que a veces se mezcla con unos suaves tintes rosados, propios del amor, del amor humano.

El amor de Dios aparece blanco, el plateado es comunicación, diálogo. Cuando se dice la verdad, es brillante y lanza destellos. Cuando se niega o se emplea de manera manipuladora, se vuelve de un gris acero.
El zul es un brillantísimo rayo cuando va relacionado con una espiritualidad amplia, o con la relación de empatía que se establece entre los seres humanos.
Se da asimismo un azul más profundo, cada vez más transparente y hermoso a medida que va reflejando las emociones profundas que se producen en vuestro interior, cuando estáis en
comunicación directa y íntimo.
El lila y el morado son los colores del espíritu. A menudo, aunque no obligatoriamente, los espíritus guías van vestidos de ese color la primera vez que se aparecen a vosotros.
El dorado es el amor de Dios dado al mundo a través de vuestra disposición y de vuestro compromiso con las obras propias de esa llamada.
Todos sois conscientes de estas cosas. Estoy hablando para despertar de nuevo lo que cada uno de vosotros experimentó en sus días más primitivos, cuando visteis los colores que rodeaban a la gente presente en vuestra vida.
Antes incluso de que pudierais entender las palabras, os lanzaron mensajes muy diversos.
Os veo a todos como arcoiris.


Pat RODEGAST

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