sábado, 4 de julio de 2020

TUS ZONAS SAGRADAS." DECÍDETE A SER LIBRE".- PRIMERA PARTE: PREPARARSE PARA EL TRASCENDENTAL VIAJE (Capítulo 4)


Por mucho que proteste, soy responsable de todo lo que sucede en mi vida.
En los años siguientes a su llegada desde la nada al aquí y ahora,
le enseñaron muchas creencias sobre lo que era capaz de hacer y lo que le resultaba imposible realizar. También aprendió de los demás sus creencias respecto de la religión, educación, amor y quiénes eran sus enemigos.
La influencia de esas personas que le cuidaron en los primeros
tiempos conformaron su elección de amigos y maestros. La persona que es en la actualidad es sobre todo resultado de sus interacciones con los adultos del entorno en que creció.
La prueba científica presentada en el primer capítulo, referente a
como la partícula se ve modificada por la energía del observador, es también aplicable en este caso. Usted se configuró a partir de la energìa de sus primeros mentores. La partícula que se convirtió en usted se formó a partir de la interacción cuántica de los observadores de su crecimiento.
Es esta energía, su pasado, la que debe explorar mientras se prepara para llevar a término su búsqueda sagrada.
No estoy sugiriendo que mire su pasado para hacer críticas. De
hecho, le insto a no recordarlo como bueno o malo. Simplemente
sucedió.
Tenga presente lo que ha leído en el primer capítulo y el tema en el que hice hincapié a lo largo de Tus zonas mágicas.* Esta realidad global que compartimos es un sistema dotado de inteligencia y un universo divino. Todo lo que ocurre es parte del desarrollo de esa inteligencia, Una parte de ese desarrollo es ahora su deseo de una conciencia superior.
Asi pues, ha llegado el momento de deshacerse de las creencias
que LE HAN servido bien pero que ahora le impiden avanzar. El proceso de despojarse de esas creencias es fácil de entender si puede representarse la vida como exámenes que debe pasar.
Del mismo modo en que se nos exige que superemos exámenes durante nuestra experiencia escolar, se nos pide que pasemos
exámenes en la escuela de la vida. Si los aprobamos, avanzamos hasta el nivel siguiente, y luego nos examinamos de ese nuevo nivel durante nuestra estancia en el aquí y ahora. Si no los aprobamos, repetimos curso y continuamos en ese nivel hasta haber aprendido la lección.
Muchos años, incluso toda una vida, pueden consumirse repitiendo una sola lección con el fin de aprobar el examen espiritual. Podríamos encontrarnos repitiendo los mismos comportamientos de modo agotador y deprimente, una y otra vez, sin aprender la lección que la vida trata de enseñarnos.
Podría encontrarse yendo de una mala relación a otra, incluso buscando a la misma persona cada vez aunque con un cuerpo diferente.
Una y otra vez podría encontrarse que está siendo dominado, no apreciado, o tratado con indiferencia por una pareja desconsiderada. Tal vez continúa en una ocupación repitiendo las pautas de comportamiento de experiencias laborales que antes fueron insatisfactorias. Podría contraer continuamente el mismo tipo de gérmenes y repetir pautas de enfermedades.
Las personas que emprenden con éxito el sendero espiritual viven
existencias que aman y se sienten productivas porque se dan cuenta de que las pautas de vida están tratando de decirles algo. Comprenden que esas situaciones son las pruebas, los exámenes, de la vida.
Las mismas reacciones —las respuestas que han dado antes— no
obtendrán resultados diferentes. Al reaccionar de modo distinto, lo que han hecho es decidirse a superar las pruebas, los exámenes. Para avanzar hasta el siguiente nivel de esta carrera de la vida, tiene que superar las pruebas que surgen por el camino.


AVANZAR HASTA EL NIVEL SIGUIENTE
Primero, tome la decisión de establecer una nueva relación con la
realidad. Esta nueva relación ha de basarse en el entendimiento de que a partir de ahora será usted quien tome las decisiones. Toda la información que ha recibido hasta ahora pasará a considerarse como pruebas que ha superado.
Todas las personas y cosas que entraron en su vida tenían una razón para estar allí. Llegaron para enseñarle. Usted aprovechó las lecciones; ahora ya ha superado las pruebas.
Ya no es necesario que permanezca en la misma aula repitiendo los mismos cursos. Valore esas experiencias tempranas pero tenga presente que ya está preparado para continuar adelante. Recuerde la sensación de mayor libertad que experimentó al pasar de la escuela primaria a la secundaria, al preuniversitario y a la facultad. Recuerde que la libertad es la experiencia que busca ahora.
Mucho después de tomar la decisión de ser escritor, me di cuenta
de que iba a tener que establecer una nueva relación con la realidad.
Nunca ha dejado de asombrarme cómo aparecen los maestros cuando estamos preparados. En este caso, mi maestro fue Jackson Browne, quien me enseñó una lección en la letra de una de sus canciones.
Llevaba a mi hija mayor, Tracy, de vuelta a casa después de una excursión por el sur de Florida. Late for the Sky sonaba en el radiocasete del coche. Me entretuve en explicarle la letra a Tracy como una forma de iniciar una conversación. Comencé a repetir la letra en voz alta a medida que sonaba la música.
Jackson Browne cantó luego la canción titulada For a Dancer. Yo había oído esa canción centenares de veces, pero en esta ocasión sentí la letra como una parte tan integral de mí mismo que fui incapaz de continuar la conversación con Tracy. Me quedé allí, conduciendo, pensando en lo ciertas que eran las palabras y en lo que significaban para mí. La letra se refería a la mayoría de las personas como bailarines que pasan su vida bailando con pasos dictados por otros. Alentaba a quienes lo escuchaban a examinar sus vidas y convertirse en los coreógrafos, no en meros bailarines de sus existencias.
Yo sabía que mi propósito en la vida era ayudar a otras personas a obtener confianza en sí mismas, enseñándoles a mirar en su interior y confiar en la sabiduría interna. En un sentido, siempre había estado haciendo eso, incluso de niño: demostrar el valor de la confianza en las propias capacidades.
Mientras conducía experimenté un instante sublime, sentado en el coche y repitiendo la letra y prometiendo en silencio hacer que el significado de la canción adquiriera vida tanto en mi propia existencia como en las existencias de quienes estuviesen dispuestos a escuchar.
Tras haber oído centenares de veces For a Dancer y caer cautivado por ella, la letra me empujó, cuando estuve preparado, hasta el siguiente nivel. Se convirtió en el impulso de este capítulo y, en un sentido màs amplio, de este libro y, en el más amplio de los sentidos, en el impulso de toda mi obra hasta el momento.
La mayoría de nosotros bailamos siguiendo los pasos que nos han
mostrado las personas que hemos conocido, y a menudo no nos damos cuenta de que todavía bailamos según ese ritmo en la edad adulta.
Como sugiere Jackson Browne, tenemos que aprender a sembrar
algunas semillas propias, convertirnos en el coreógrafo de nuestra propia vida y danzar al son de la música que hayamos compuesto nosotros.
El siguiente paso, pues, es la conciencia de que lo único que hay es el ahora. Hoy es el único día de su vida. No tiene por qué estar limitado por su historia.
Reelabore su relación con la realidad. Ya no será un mero bailarín; también será compositor, coreógrafo y el alma rectora de ese baile.
La manera como ha vivido hasta ahora le ha permitido funcionar en el nivel de la supervivencia, y ha de estarle agradecido. No rechazará ni juzgará su pasado. Tan sólo tomará la decisión de ascender un poco. En esté nuevo nivel usted es el coreógrafo. Baile con los pasos que usted mismo cree.
DEJAR ATRÁS SU HISTORIA PERSONAL
Tener un pasado nos impide centrarnos en el ahora. Quizás ésta
sea una idea radical, pero le pido que considere la posibilidad de erradicar de forma absoluta su pasado y vivir por completo en el momento presente.
Lo primero que podría venirle a la cabeza, como vino a la mía cuando comencé a considerar esta posibilidad, es que resulta imposible.
Tengo una memoria, sin lugar a dudas, y sería una locura por mi parte fingir que no soy producto de mi pasado. Lo que estoy pidiéndole es que haga abstracción de él.
La cuestión radica en que, dado que usted es un producto de su pasado, está bailando al son de una música que le han impuesto. Con el fin de dar el primer paso hacia su búsqueda sagrada, tiene que despojarse antes de la idea de que es incapaz de dar ese paso.
En Relatos de poder, Carlos Castaneda es adoctrinado en la sabiduría del Nagual, un maestro espiritual que vive en un mundo muy diferente del nuestro. Su maestro, don Juan, le dice: «Un día, descubrí que no necesitaba un pasado, así que, como la bebida, lo dejé». Mientras Carlos considera la idea, se le dice que si puede aprender a borrar su historia, se verá libre de la carga de los pensamientos de los demás.
Cuando la gente conoce nuestra vida pasada, ejerce cierto control
sobre nosotros. Esperan que seamos algo que ya hemos sido, o que nos han enseñado a ser. Si no estamos a la altura de sus expectativas se sienten desilusionados. Entonces nos cargamos con la culpa de haber decepcionado a quienes han sido nuestros mentores.
No obstante, existe una alternativa sencilla que puede ponerse en
práctica en un momento de satori o despertar instantáneo. Puede deshacerse de su historia ahora mismo. Simplemente deshágase de ella.
Para decirlo con sencillez, si no tiene un pasado, sus actos no tienen por qué derivar de él.
De todos los seres inspirados que he conocido y leído, una cualidad que todos parecen tener en común es que no están de manera alguna atados a su pasado. Son libres porque no se basan en lo que eran.
Reconocen que todas las personas y acontecimientos que aparecieron y tuvieron lugar en su pasado formaban parte del sistema inteligente que ha sido su realidad. Pero saben que ésta es una realidad nueva y distinta, que comienza y acaba con el ahora. Son libres para tener la mente abierta.
El libro A Course in Miracles (Curso de milagros) lo expresa así:
Volver a nacer es dejar que el pasado se marche, y mirar al presente sin condenarlo... Sólo se te pide que dejes ir al futuro y lo deposites en las manos de Dios. Y mediante la experiencia verás que también has depositado el pasado y el presente en sus manos, porque el pasado ya no te castigará, y el temor al futuro carecerá ahora de sentido.
Usted no necesita un maestro para que le enseñe todos los elementos de la conciencia superior. No necesita un maestro que le diga cómo borrar su pasado y las limitaciones en que ha llegado a creer. Lo que necesita es un maestro que le enseñe que tiene un poder inconmensurable dentro de usted. Esto es lo que deseo hacer. Espero convencerle de que la realidad de la existencia es su ilimitado poder interior.
En Ilusiones, Richard Bach explica que cuando uno razona
convencido de sus limitaciones, lo único que se obtiene son las
limitaciones. Si ha aceptado sus limitaciones durante largo tiempo, puede que esté convencido de que le es imposible conseguir ciertas cosas. He aquí la razòn por la que borrar su pasado, hacer borrón y cuenta nueva y comenzar con el ahora, resulta un aspecto tan importante en su búsqueda sagrada.
Despójese de todas las creencias que le han convencido de sus incapacidades y defectos. Limpie ese armario de creencias gastadas. Libérese de su viejo yo. Conviértase en una pizarra en blanco. En esa pizarra no hay nada escrito ni proyectado.
El viaje se inicia con la negación del pasado. El tesoro empieza con el ahora. No hay nada malo en borrar su historia. Hay un gran amor y respeto por todo lo que ha aprendido hasta ahora, pero el ahora está en blanco y, lo más importante, abierto a todas las posibilidades. Sin restricciones, sin limitaciones, sólo con la voluntad de experimentar. Dios y el divino universo habitan en su interior.
Su vida ya no se verá constreñida por lo que ha conocido. Su programa de vida ha sido suspendido. En el instante en que uno se despoja de su pasado se convierte en un ser eterno. Siempre lo ha sido. Siempre lo será.
Llegados a este punto hay que responder a la pregunta: «¿Quién
soy?». Las respuestas ya no tienen por qué limitarse a las etiquetas que han definido su experiencia vital.
SI USTED NO ES SU PASADO, ¿QUIÉN ES?
El famoso poeta libanés Kahlil Gibran escribió que sólo hubo una ocasión en su vida en que le faltaron las palabras. Fue cuando alguien le preguntó: «¿Quién es usted?». Es una cuestión imposible de responder con palabras, porque lo que somos carece de forma, y las palabras pertenecen al mundo de las formas. La respuesta a esta pregunta no se encuentra en el ámbito formal.
Cada uno de nosotros es un alma con un cuerpo, no un cuerpo con un alma. El alma no puede ser medida ni observada. Quizá la mejor manera de responder a la pregunta sea observando lo que no somos.
Me encanta la manera en que Nisargadatta Maharaj responde a este interrogante en / Am That (Yo soy eso). Este autor escribe: Del mismo modo que los colores de esta alfombra los origina la luz, pero la luz no es el color, así el mundo es obra tuya, pero tú no eres el mundo. A eso que crea y mantiene el mundo puedes llamarlo Dios o providencia, pero en definitiva tú eres la prueba de que Dios existe, no al revés. Porque antes de que pueda plantearse ninguna pregunta acerca de Dios, tú debes estar allí para plantearla.
Usted es la esencia, invisible, que demuestra la existencia de Dios y del mundo. Más adelante en este pasaje, Maharaj añade: El cuerpo está hecho de alimento y la mente de pensamientos. Considéralos tal como son. El desasimiento del cuerpo, cuando es natural y espontáneo, constituye la liberación. No necesitas saber lo que eres.
Basta saber lo que no eres. Lo que eres nunca lo sabrás, porque cada descubrimiento revela nuevas dimensiones que conquistar. Lo desconocido no tiene límites... Imponte tareas en apariencia imposibles... ésa es la manera.
Su historia ha intentado convencerle de que a usted le corresponde tal o cual etiqueta que le han asignado. Usted adoptó esas etiquetas.
Para borrar su pasado, es necesario que se quite todas esas etiquetas artificiales.
He aquí algunas de las cosas que usted no es:
• Usted no es su nombre. Mi nombre, Wayne, traducido literalmente significa «constructor de carretas». El apellido Dyer significa «tintorero ». Los indios de Norteamérica usaban nombres como Baila Con Lobos o Pequeña Paloma Blanca para describirse los unos a los otros. En ambos casos, los nombres, las etiquetas, no expresan lo que las personas son.
El nombre le fue dado para ayudar a distinguir su cuerpo de los
otros cuerpos de su entorno, y para proporcionarles a los demás una palabra que pudieran usar cuando querían referirse a usted. Pero ni por un momento piense que el nombre es usted. En realidad, el nombre es quien usted no es.
• Usted no es su cuerpo. Fíjese en el posesivo de la expresión «su
cuerpo». Esto da a entender que el cuerpo es algo que se posee. Usted es el poseedor del cuerpo y la fuerza invisible que hay en él, pero no es el cuerpo en sí.
El cuerpo no es nada más que un conglomerado que incluye huesos, cartílagos, sangre, hierro, calcio, piel... Al consultar su pasado, hallará muchísimos traumas en torno a la importancia del cuerpo.
¿Le enseñaron que el aspecto decía mucho acerca de usted? A la
mayorìa de nosotros nos enseñaron a pasar horas delante de los
espejos preocupándonos por la postura, el físico, la piel, la ausencia o presencia de pelo y vello, el peso, la estatura, y demás. Pero estamos ante un falso yo. Usted posee un cuerpo. No es un cuerpo.
• Usted no es su mente. Del mismo modo que decimos «su» cuerpo, también decimos «su» mente. Esto da a entender que usted es el dueño de la mente. Con la mente piensa, y por lo tanto hay unos pensamientos y existe un ente pensante.
Cuando le preguntaron a Maharaj si la mente era la persona, contestó: «Examínala con atención y verás que la mente siempre bulle en ideas. En ocasiones puede quedarse en blanco, pero lo hace durante un rato y retorna a su habitual inquietud. Una mente calmada no es una mente plácida. Dices que quieres pacificar tu mente. ¿Está en paz el que quiere pacificarla?».
¡Qué maravillosa pregunta, qué estimulante!
¿Quién es el dueño de la mente? ¿El dueño que busca paz está él
mismo en paz? Quien en realidad es usted no es la mente sino el yo que hay tras de la mente. Y tal dueño no se encuentra en el plano de lo físico.
Durante la mayor parte de la vida le han enseñado que usted es su mente. Ha estado formándose, asistiendo a clases ad infinitum e identificándose de alguna forma con lo que sabe.
Al dejar atrás su pasado, dejará atrás la idea de que usted es su
mente. (Este es un concepto tan importante para acceder al yo espiritual, que le he dedicado un posterior capítulo titulado «Cultivar la condición de espectador».)
• Usted no es su ocupación. Usted no es ni ingeniero ni profesor ni secretario ni tendero. Son elecciones que ha hecho su invisible yo como forma de cumplir con su misión en el aquí y ahora.
Cuanto más defina su trabajo su personalidad, más difícil le resultará conocer la verdad y alcanzar la libertad. Le es más fácil lograr la satisfacción y ser consciente de ser una criatura divina a cualquier vagabundo anónimo que haya desempeñado muchos trabajos, que a una celebridad atrapada en su imagen pública.
Identificarse con el trabajo que se desempeña puede mantenerle apartado de su verdadero yo superior. Puede inhibir su capacidad para conocer su yo espiritual, puesto que usted ha hecho que su vida gire en torno a su trabajo.
Deshacerse del pasado implica despojarse de la idea de que uno es lo que hace. Recuerde este ejercicio de lógica: si uno es lo que hace, entonces uno no es lo que no hace.
Cuando se cree que uno es su trabajo, lo que se está haciendo es seguir una rutina establecida para dar un valor a la vida; pero un valor que no tiene sentido. Nuestro yo espiritual no participa en esa tarea.
Al deshacerse de su pasado, abandona esta idea. Se convierte en lo que Stuart Wilde, en su sincero y brillante libro, The Wbispering Winds of Change {Los susurrantes vientos del cambio), llama «volverse un minimalista ». Los siguientes fragmentos despertarán su deseo de leer esta magnífica obra:
Nunca avances con prisa. Camina con lentitud, habla sopesando las palabras. Nunca te dejes llevar por las emociones y jamás permitas que la gente te manipule... Siempre hay otra posibilidad, siempre otro momento, y hay cinco mil millones de personas... Diles que tienes todo el tiempo del mundo: porque lo tienes, eres infinito. Recuerda que la más grande sabiduría que puedes alcanzar es la del no hacer. Son los tratos y situaciones que evitas los que te ayudan a conservar energía y permanecer independiente y fuerte... Con cada cosa que te comprometas, aumentarás tu carga.
Haga el esfuerzo de quitarse las etiquetas, y tenga presente que no es lo que hace. Usted es el que observa al yo que hace.
• Usted no es sus relaciones. Sin duda, la corriente de amor que existe entre usted y los integrantes de su círculo inmediato es muy importante, pero no es quien usted es.
Usted es un alma individual conectada con el todo, pero no es esa
relación que mantiene con el todo. Identificarse con las relaciones proporciona gran frustración porque cada vez que hay un pequeño problemas en ellas, como siempre habrá, uno se siente desdichado.
Recuerde que es eterno, y eso es inmutable. Mantiene un gran número de relaciones, todas las cuales son importantes, pero llegan y se van como su vida corporal, que va de la nada al aquí y ahora y acaba volviendo a la nada. Es un ir y venir, y por lo tanto algo mutable.
Deshacerse del pasado implica despojarse de la creencia de que una relaciòn fracasada le convierte a uno en un fracasado. No existen relaciones fracasadas. Con cada persona que entra en su vida y sale de ella se ha procedido a un mutuo compartir de lecciones de vida. Algunos tienen papeles más largos que otros en la representación, pero, a la postre, usted volverá a su relación con el absoluto.
Nunca tiene que juzgarse a sí mismo de manera negativa por la naturaleza de sus relaciones. Puede aprender de todas ellas, sabiendo que usted es el observador de cuanto ocurre.
• Usted no es su país, ni su raza ni su religión. Usted es un espíritu eterno, no un estadounidense, chino o africano. Carece de importancia el cuerpo que habite, el punto geográfico al que haya llegado, y la religión en la que crea. En la nada no hay ni budistas, ni católicos ni presbiterianos.
Estas son clasificaciones hechas para distinguirnos los unos de los otros en nuestra forma presente.
Estas identidades sólo tienen sentido en el paréntesis de la eternidad que denominamos vida. Rechácelas y se identificará con el reino del espíritu.
Entonces ya no estará dispuesto a librar las luchas de sus ancestros, que han intentado convencerle de a quién debe odiar y a quién amar. Ya no asumirá la creencia tribal que le hace percibirse como mejor que otros en virtud de su lugar de nacimiento o color de piel.
Su pasado le ha transmitido las costumbres de su grupo. Pero usted no necesita estas limitaciones. Despójese de esa identificación con las etiquetas, y escoja la nueva perspectiva: la conciencia de la unidad. Usted está unido con todas las almas. Su apariencia o lugar de nacimiento carecen de relevancia.
Los que aún se encuentran atrapados por esas creencias le llamarán traidor, ingrato. Usted será capaz de darles amor y no tener en cuenta sus acusaciones.
En nombre de Dios y de la patria se han hecho las guerras y se ha
asesinado a millares de millones de seres humanos. Usted sabe, al igual que todos, que esto es una violación de las leyes de Dios, que es inconsecuente con las enseñanzas de todos los maestros espirituales que alguna vez han caminado entre nosotros.
Sin embargo, la pauta persiste. ¿Por qué? Porque nos aferramos a nuestros pasados como si fueran nuestras identidades. Nièguese a identificarse con las etiquetas del grupo.
Cuando uno se deshace de su historia sabe que no es ni su nombre, ni su cuerpo, ni su mente, ni su ocupación, ni sus relaciones, ni su identidad étnica o cultural. Así pues, ¿quién es usted? Lo que queda es lo invisible, lo intangible, aquello que constituye el núcleo del mensaje de este libro.
Lo que tenemos es similar a lo que un seguidor le pidió a Nisargadatta Maharaj que le aclarara. «Cuando miro a mi interior, encuentro sensaciones y percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y expectativas. Estoy inmerso en esa nube y no veo nada más», le explicó.
Nisargadatta Maharaj, que vivía en los suburbios de Bombay, en
una humilde choza de adobe, evitando toda posesión y entregado a aquellos que buscaban conciencia espiritual, respondió: «El que ve todo esto, y también la nada, es el maestro interior. Sólo él es, todo lo demás parece ser. Es tu propio yo, tu esperanza y seguridad de libertad; encuéntralo, aférrate a él, y estarás seguro y a salvo».
¡Qué gran mensaje! El ser espectador es todo su ser. Es la respuesta.
No puede describirse con palabras, pero lo conocerá mejor cuando se despoje de su pasado.
Verse a sí mismo como un ser espiritual sin etiquetas es una manera de transformar el mundo y alcanzar un lugar sagrado. Comience
por tomar la decisión de ser libre despojándose de su pasado.

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