martes, 4 de agosto de 2015

Un viaje sin retorno: CAPITULO 9.- TOMA DE CONSCIENCIA


Eran las ocho de la tarde. Ya había oscurecido. Juan y Jesús aguardaban a Raquel sentados en un banco de piedra en el pequeño huerto que rodeaba la casa. Ella no tardó en salir, llevando dos bolsas de plástico en cada mano.

-¿Pero a dónde vas con tanto paquete…?
-Y si en vez de preguntar, Juan, me ayudaras con las bolsas…
-¿Todo esto es para comer?
-Depende del hambre que tengas…
-Raquel, tienes carita pocha, las ojeras te llegan a los pies. ¡No creo que sea conveniente que subamos!
-Mira, Jesús, por mucho que necesite el reposo…por muchos dolores que tenga…si mi estado emocional no está equilibrado y relajado, no conseguiría nada. Necesito saberlo cuanto antes…ya, de lo contrario no podría estar tranquila.
-¡Bien…como quieras!

Comenzaron a subir la pendiente. Era un camino agreste. Se diría que los pastores y la gente de campo lo habían hecho a mano. Juan y Jesús subían lentamente. Raquel no estaba para grandes pasos, y empezaba a sentir grandes mareos.

-¿Te encuentras bien? ¡Ven, siéntate un momento!
-¿Pero qué demonios tiene esta montaña, que cuando estoy en ella siempre me pasa algo?
-Jajaja…
-No te rías, Jesús, que es verdad.
-La vida que hay en su interior pertenece a la quinta dimensión, y tú perteneces, por ahora, a la tercera, tienes materia de tercera dimensión, ¡y estás algo descompensadilla!
-¿Y a vosotros por qué no os sucede lo mismo?
-¡Por nuestra propia energía. También es de quinta, en estos momentos!
-¿Y me voy a sentir siempre así?
-Date un poco de tiempo, Raquel, la energía de tu cuerpo está cambiando vertiginosamente. Si has sobrevivido a la descarga energética de la nave, eres capaz de aguantar ya hasta la energía más pura. Pero espera…voy a ayudarte un poco.
-¿Qué vas a hacer?

Jesús impuso sus manos sobre su cabeza y acto seguido besó sus párpados.


-Acabo de compensarte un poco la energía. Sentirás alivio. Tú también puedes ayudarte en este proceso.
-¿Cómo…?
-Es un trabajo mental. Hay que tener la mente y el espíritu en armonía. Dejarse compenetrar por la energía vital que brota de la misma naturaleza. Y solo así, la energía se va renovando y limpiando.
-Hay algo que no entiendo… ¿por qué dentro del refugio me encuentro tan bien? No deja de ser la montaña también…
-¿Ese refugio te gusta mucho…no es cierto?
-Sí, allí me he sentido relajada y feliz.
-Pues ahí tienes un buen ejemplo. Las vibraciones del lugar y las tuyas se han complementado.
-Pero… ¿por qué dentro sí y fuera no?
-Es tu mente la que escoge. Vamos a ver… ¿a ti por qué te gusta tanto ese refugio?
-Pues porque me recuerdan momentos muy bonitos…
-¿Y por qué esos momentos han sido tan bonitos para ti?
-Pues porque estaban llenos de cariño…de amistad…de…
-¡De amor…Raquel, de amor…! ¿Comprendes ahora? Cuanta más capacidad de amar tengas, más pura y fuerte será tu energía. Tu misma dijiste: “si no fuera por él…todo este mundo sería para mí pura basura”. ¿No son tuyas estas palabras?
-Sí, son mías…
-Raquel, querida…tu eres un ser con una capacidad de amor inmensurable. Tienes una fuerza en tu interior capaz de mover mundos, pero no haces muy buenas migas con tu entorno. No has volcado todo tu amor sobre este planeta, sobre el hombre, sobre la naturaleza. Cuando te reconcilies con ellos y seas consciente de que todo lo que te rodea es bello, y de que el planeta y el hombre merecen la pena ser recuperados por el Amor, con amor, no porque un extraterrestre o un…un loco como yo lo diga…cuando llegue ese momento…tú, Raquel, podrás ser lo que quieras, hacer lo que te propongas y atravesar universos, porque para ti ya no habrá barreras.
-No si…te entiendo perfectamente, Jesús…pero es muy difícil.
-No es tan difícil, Raquel. Este planeta está muy castigado y maltratado y se deja querer fácilmente. Solo necesitas ponerte en disposición de amar. Claro que es más fácil y bonito amar y cuidar de un jardín lleno de flores hermosas que quedarse en un pantano de aguas fangosas y arenas movedizas…pero más amor y cuidados necesita éste. Y yo he venido precisamente al pantano, y soy consciente de que tendré que meterme dentro y pringarme hasta el cuello si quiero bombear el agua.
-¿Y qué conseguirías bombeando el agua del fango?
-Debajo de la capa más recia, costrosa, maloliente y parasitada, hay capas más limpias. Esas son las más importantes, porque bombeando bien la superficie, salen al exterior, se mueven y se inquietan, y solo así la luz puede penetrar, y el oxígeno, y la vida, y ese pantano puede transformarse en un hermoso lago lleno de vida, de naturaleza… ¡Todo esto puede hacer y conseguir el Amor!
-Bien…vale…Tu te metes en el pantano y bombeas el agua…y nosotros… ¿dónde se supone que tendríamos que estar y qué hacer?
-Alguien sin miedo a pringarse tendría que sujetarme bien para no ser engullido por el fango. Para bombear bien el agua, tendría que meterme muy adentro, al corazón mismo de la oscuridad de sus aguas, en las mismas entrañas, pero necesito a alguien de confianza y con fuerza suficiente para que tire de mí cuando quede atrapado.
-No parece ser muy arriesgado el papel de los tiradores. El único que se juega el tipo es el bombeador.
-Raquel, dentro de un pantano de fango hay muchas alimañas, serpientes y demás reptiles. Son los guardianes de aquellas aguas, y los que alejan, bien por temor o por asco, a los que osan introducirse allí. Si el bombeador se mete dentro, será exterminado, pero antes de que eso suceda, y con ayuda de los tiradores, habrá entrado y salido de la superficie lo suficiente como para originar el bombeo y el movimiento de las aguas. Pero puede ocurrir que el bombeador no tenga muchas posibilidades de salir, y el bombeo quede a medio hacer…dime… ¿qué crees tu que harían los tiradores?
-Pues no se.
-Yo te lo diré, Raquel. Pueden asumir la condición de bombeadores también y sumergirse uno detrás de otro y seguir bombeando…y siendo igualmente pasto de las alimañas…o…pueden enterrar al bombeador primero, despedirse de él e intentar salir del pantano. Ellos habrían cumplido con su misión de tiradores. En la huída, algunos conseguirían salir de allí, pero otros terminarían siendo contaminados por el mismo fango. Si tu, Raquel, fueras uno de esos tiradores… ¿qué harías?
-Pues yo… ¡habría que ver lo sucio que estaba el fango…! ¿No…? Perdona, Jesús…perdona mi broma… no viene a cuento… he entendido perfectamente la pregunta, pero en estos momentos me siento incapaz de responder, como tú dices, con plena consciencia.
-Sigamos hacia arriba… ¿ya te has recuperado?
-Si…ya se me ha pasado el mareo.

La subida se hacía más penosa para Raquel. Aquella especie de fábula que le había contado Jesús la había apesadumbrado. Ninguno de los tres hablaba. Fue ella la que rompió aquel silencio.

-Dime, Jesús…en esta ocasión… ¿no vas a tener ningún apoyo de arriba, verdad?
-¡No, ninguno, Raquel!
-Lo intuía…pero… ¿puedo preguntar por qué?
-Te contestaré…pero prefiero hacerlo después de la cena. Te estás poniendo demasiado seria…y ya que nos has metido en esto, quiero que sea una experiencia inolvidable… ¿te parece bien?
-¡Claro!

La cena transcurrió con buen humor, risas y sobre todo con buen apetito por parte de Raquel. Había pasado demasiados días sin poder probar bocado, y estaba hambrienta.
Jesús había retirado al comienzo de la cena la botella de vino que Raquel cogiera de la despensa. Pero finalizada la cena, volvió a cogerla, sirvió un poco de vino en cada vaso y a continuación cogió tres pedacitos del pan de molde que había sobrado de la cena. Pero ella retiró de su plato el pan y el vino. Jesús y Juan quedaron extrañados por el gesto de Raquel, pero no le dieron ninguna importancia.

-No he querido ser descortés con vosotros, ni mucho menos contigo, Jesús…lo siento…
-Para nosotros no es más que una forma o un rito hermoso de culminar una convivencia entrañable entre amigos y hermanos, pero si no lo deseas…podemos dejarlo para otra ocasión.
-Creo que te debo una explicación, Jesús.
-No la necesito, Raquel, pero si así te sientes mejor…te escucho.
-Tan solo una vez en mi vida he participado de este rito, y porque fui más o menos obligada por las costumbres y los dogmas. No podía disfrutar de aquel acto, cuando el anfitrión era un simple actor. Siempre he soñado con tener algún día una cena y un compartir el pan y el vino con el anfitrión original…pero esta noche…en esta ocasión… ¿qué podría compartir contigo, Jesús? Se cual es el verdadero significado de este sagrado acto, por eso… ¿qué puedo ofrecer ahora contigo…qué puedo compartir? Sería volver a formar parte de una representación teatral, y no estoy dispuesta a hacerlo.
-Pues podrías compartir conmigo la amistad, el cariño, el compañerismo, una noche maravillosa sin luna…jajaja, estos momentos que estamos viviendo tan bonitos…nuestro reencuentro…¿qué mas quieres compartir?
-¡Todo…absolutamente todo! ¿No te importa Jesús que esta vez sustituyamos el pan y el vino por una taza de café caliente? He traído un poco en este termo.
-¡Mientras lo compartas con nosotros…adelante!
-¡No seas malo, Jesús…intenta comprenderme!
-¡Pues claro que te entiendo, mujer, y no le doy ninguna importancia…así que tú tampoco!
-¿Y si saliéramos fuera y siguiéramos con el tema de conversación?
-Vas a tener frío, no estás acostumbrada a estas bajas temperaturas tan drásticas.
-Juan, me he traído esta prenda de abrigo que me ha dejado María…es que aquí dentro hace un calor insoportable y necesito aire fresco.

Los tres se arroparon bien y se dispusieron a salir fuera. La noche era fría y húmeda.
-¿Te he contrariado, Jesús, con mi actitud de antes?
-¡En absoluto, Raquel! Pero…si lo verdaderamente importante y hermoso es compartirse los unos con los otros…y ahora estamos los tres aquí, juntos, hablando y soñando, compartiendo nuestra amistad, nuestro amor.
-Hermano, Raquel…vosotros dos tenéis que hablar, y yo me muero de sueño. ¿Me permitís que entre un ratito y eche un sueñecito?
-¡Pues claro, hombre, vete a descansar un poco!

-Pobre Juan…lleva veinticuatro horas de pie y sin dormir.
-¿Y dónde ha estado?
-Ha tenido doble guardia en el hospital.
-¿También él es médico?
-Ni Juan ni yo tenemos títulos académicos como los vuestros, pero nuestras manos curan y nuestra mente también…así que hacemos todo lo que podemos.
-¿Y en el hospital…nunca os han pedido vuestras credenciales?
-Raquel, a causa de esta inhumana guerra entre árabes y judíos, entre judíos y americanos, y entre países árabes y Europa, todos los días entran en el hospital heridos a decenas. Si uno entra allí y dice que es médico, y cura, nadie se preocupa por sus títulos y credenciales.
-¿En que punto de la conversación nos hemos quedado antes, Jesús?
-Cuando hemos dejado antes el tema, tu me estabas preguntando que por qué esta vez no iba a estar apoyado por los Hermanos…
-¡Sí, exacto… ahí nos habíamos quedado!

-Todo el gran plan de recuperación del planeta y de integración del hombre en el Gran Plan Cósmico, ha fracasado rotundamente. Ya fracasó hace dos mil años. Yo entonces vine representando a este gran plan en la tierra. Yo era el soporte de la Luz Crística. Mi misión era el expandir esa Luz de la Verdad, de la Liberación, a todo hombre predispuesto a recibirla. Era un gran empujón energético que el ser humano necesitaba para salir definitivamente del fango. Entonces se cumplió uno de los ejemplos que te he puesto antes: Yo me metí en el fango y fui engullido y exterminado por las alimañas. Los tiradores cumplieron bien su papel. Me sacaron, ya sin vida, me enterraron, después me resucitaron, pero la Luz Crística había quedado atrapada en el vientre del pantano, y poco a poco se fue diluyendo, hasta que apenas queda algo de ella.
-¿Y por qué sucedió así?
-Porque ninguno de los tiradores supo asumir la condición de bombeador…y las aguas no pudieron salir a flote.
-Jesús…pero…pero entonces tuviste amigos y hermanos que te ayudaron, que expandieron tus enseñanzas por todo el mundo entonces conocido, y creo que de algo sirvió, si no…nosotros nos estaríamos aquí…
-Ya te he dicho, Raquel, que entonces ellos cumplieron bien su misión. Dieron testimonio de lo que pasó, de mis enseñanzas, pero nunca entendieron realmente mi mensaje. Mi misión no la asumieron como suya. No fueron capaces de retener aquella fuerza de Amor, aquella Luz Divina en sus corazones. No hubo compenetración. Ese fue mi verdadero dolor, el ver que todo había fracasado, y no la cruz, ni el escarnio…todo aquello ni lo notaba…Era mucho mas horrible e intenso el sufrimiento moral.
-¿Y ahora que va a pasar?
-Ahora, Raquel, ya no hay ningún Plan sobre la tierra. La Luz Crística se extinguió hace mucho. Quedan pequeños focos, pequeñas llamas de luz en algunos corazones de esta humanidad, pero es una energía muy pobre y débil para luchar contra él. Si…me refiero a Lucifer. El pudo hacer de este planeta un gran paraíso de dioses, de hombres dioses, creadores de vida, de belleza, de armonía…y sin embargo lo convirtió en un basurero cósmico. Resumiéndote un poco, Raquel: la energía pura fecundó este planeta y de esta unión nacieron los hombres-dioses. Pero Lucifer pensó que si le arrancaba a este hombre-dios la semilla de la espiritualidad, de la conexión con el Amor Cósmico, con el Amor Puro, y le implantaba exclusivamente la semilla de la perfección, este ser evolucionaría más rápido. Con esta manipulación, Lucifer convirtió al hombre-dios en un animal, con instintos de supervivencia animales, criminales y fraticidas. Sin esa espiritualidad…el cerebro de aquel ser no superó las influencias desequilibradas propias de un planeta joven y en expansión, que se estaba desarrollando y que pertenecía a una dimensión muy inferior. Pudo retroceder, reconocer su error, pero no quiso. Al igual que su experimento, él también se había contaminado. Toda su fuerza y energía quedó atrapada en este planeta, y ha ido creciendo cada vez más. Y ahora es casi imposible enfrentarse a ella.
-Sí, claro…y ahora el hombre, que ya no es dios…que cargue con su suerte, ¿no…? ¡Es injusto! Y ahora el Cielo…que pasa… ¿Qué se ha lavado las manos? ¿Ya no les interesamos? ¿Somos acaso puras cobayas de experimento, que cuando no funciona…se nos tira a la basura?
-Raquel…créeme…el Cosmos entero ha hecho lo posible y lo imposible por recuperar al hombre…pero éste se ha compenetrado y se ha fundido de tal manera con su creador, que es imposible separarle.
-Pero hay muchos hombres y mujeres en este mundo que no han querido formar parte de ese juego, que luchan por la justicia, por la paz…y…
-Sí, Raquel, hay muchos, miles de millones que aspiran a la paz, a la justicia, a la fraternidad, a la perfección… ¡pero sin Dios! Y si no…echa la moviola atrás… ¿cuantos de los hombres y mujeres que han surgido de esta humanidad en el pasado y en el presente para recordar al hombre el lazo divino que tiene con Dios, con el Amor Supremo, han llegado a edad avanzada? Se les escucha, se les utiliza si se puede, se les manipula también, y si a pesar de todo no renuncian a su condición de hombres-espejos de Dios, se les aniquila, se les extermina.
-Entonces, Jesús, si todo está tan mal, si ni el Cielo tiene ya esperanza alguna… ¿qué haces tú aquí?
-No he podido ni he querido desprenderme de la que fue mi condición de hombre durante tantas experiencias en este planeta. En todas ellas he luchado contra la misma fuerza, pero siempre he fracasado. Amo profundamente al hombre, a este planeta, y mi condición de ser humano se ha rebelado también.
-¿Entonces…te has rebelado?
-No, simplemente he renunciado a mi condición crística. Lo único que no he tenido que dejar ha sido mi propia fuerza. Para no alterar el orden cósmico ni desobedecer las leyes de la armonía y el equilibrio universales, he tenido que retroceder a mi condición de hombre. Como individuo de tercera dimensión, puedo hacer todas las locuras, intentar hacer lo imposible y hasta lo prohibido, pero sin el apoyo de ellos…nuestros Hermanos. Lo que viste el otro día sobre el refugio fue la nave donde he realizado los últimos preparativos. Ellos, hasta donde han podido ayudar, lo han hecho, entre otras cosas… ¡salvarte la vida! Pero muy pronto esa puerta dimensional que atravesasteis hace doce años, desaparecerá, y con ella todos los que han estado conmigo hasta ahora: María, Juan, Pedro, Santiago…
-¿Entonces tu… cuando viniste?
-Seis meses antes de llegar vosotros. Os he estado esperando durante todo este tiempo. Lo que viste la otra noche, al que creíste un pobre hombre a punto de matarse por el precipicio, era yo. En aquellos momentos me estaba desprendiendo definitivamente de mi fuerza crística, y la misma Luz que abandonó mi cuerpo, fue la que se proyectó hacia el borde mismo de la montaña. Cuando tú quisiste cogerme por los pies para evitar mi caída, como me estaba materializando en ese momento, tus manos solo encontraron el vacío, y fue tu propio impulso el que te precipitó…
-¿Y por qué me salvaron la vida…si ellos no podían intervenir?
-¡Porque el amor…llama al AMOR! Tú arriesgaste tu vida por un desconocido, y ellos te la devolvieron a ti. Lo que hicieron fue utilizar el rayo paralizador, y eso fue lo que te ha estado ocasionando tantas molestias. ¿Comprendes ahora, Raquel, mi empeño en que en esta ocasión los sentimientos no sean tan importantes? Hubo mucho sentimiento entonces, y fracasó.
-Lo que he entendido de todo esto, es que debemos asimilar cada uno de nosotros la condición crística, ser cristos vivientes capaces de recuperar toda tu energía y tu luz en caso de que seas engullido por el fango, y en el caso de que tu fracases…que nosotros podamos ocupar tu lugar y tu suerte hasta que las aguas hayan salido al exterior… ¿no es cierto? ¿Y si nos metemos todos a la vez…y volvemos loco al pantano fangoso…jejeje? Es una posibilidad que no hay que descartar.
-Raquel…todo es posible, si tú lo deseas. Pero vuelvo a mi explicación…no me distraigas…jajaja. Tienes que tener en cuenta lo siguiente: puede que yo no consiga ahora el nivel crístico. Las circunstancias no son las mismas. La ventaja que tengo es que ya se el camino y la forma de conseguirlo. Pero esta vez no serviría de nada si lo consiguiese yo solo, porque si desaparezco, y nadie asume mi papel, todo habría fracasado de nuevo, como en el pasado. Vosotros tendríais que alcanzar conmigo ese nivel vibracional para ocupar mi lugar si fuera necesario, y absorber toda mi energía si soy exterminado.
-¡Joder¡ ¿Pero por qué tiene que estar siempre presente la posibilidad de ser exterminado?
-Raquel, él sabe que estoy aquí, y soy un peligro para su plan. Digamos que no le quito el sueño, pero sí le preocupo lo suficiente. Está movilizando todas sus energías para evitar que yo reciba ayuda, ya no de arriba, pues sabe perfectamente que no va a ser así, sino de su propio campo, seres humanos. No va a consentir, o al menos, no va a quedarse quieto si ve que alguien osa abandonar su ley. Y vosotros ahora seréis su principal objetivo. Le pertenecéis e intentará recuperaros para él.
-¿Qué nosotros le pertenecemos? ¿Pero qué es lo que dices?
-Raquel, el querer ignorar esta realidad, ya es un peligro. Tenéis que ser conscientes de que vosotros, y yo también ahora, formamos parte de su experimento, y llevamos su energía fundida a la nuestra. Otra cosa es que el lazo de espiritualidad que nos une con el Padre, nos ayuda a discernir, a separar, a elegir. Debemos tener siempre presente que, en parte, le pertenecemos. Nunca hay que ir contra él. Es suficiente con que vayamos sembrando esa otra semilla divina para que el hombre pueda ir siendo cada vez más libre y consciente. Nunca debemos odiarle, porque ese mismo odio volvería contra nosotros. El puede destruir nuestras mentes, cuerpos, pero si estamos impregnados constantemente de ese amor del que te hablaba antes, amor al hombre, a la naturaleza, al entorno, al planeta…todos ellos te protegen y te devuelven tu amor por ellos multiplicado con creces, y contra ese Amor, ni siquiera Lucifer puede aspirar a triunfar.
-Pero Jesús…eso de llegar a ser “cristos”… ¡es casi imposible! Es de locos solo el pensarlo.
-¡Raquel, no es imposible…yo lo conseguí!
-¿Has pensado en la posibilidad de que no encuentres a nadie que te apoye? ¿Qué harías entonces?
-¡Pues seguir adelante!
-¿Tu solo?
-Raquel, prefiero someterme a la barbarie de este planeta, de esta humanidad, que ser su juez.
-¿Tanto amas al hombre, Jesús?
-¿Abandonarías a tus hermanos en un momento difícil…o te pringarías para ayudarles?
-Pero es distinto…
-¿Distinto por qué?
-Porque mis hermanos son mis hermanos…si…pero no toda la humanidad. ¡Es imposible amar a todos los hombres! Sólo aman así los dioses, si es que lo hacen…claro…
-Raquel, si queremos que esta vez el plan triunfe, tenemos que llegar a ese grado de amor, ¡al amor crístico!
-Jesús, dime… ¿tan mal están las cosas que has tenido que llamar a personas como nosotros?
-¿Y que pasa con vosotros?
-En el mundo hay personas más valientes y preparadas que nosotros, gente que ha estado toda su vida luchando por sacar al hombre de esta ignorancia, vamos…que nosotros a su lado, somos una mierdecita…
-Raquel… ¿tú crees en la reencarnación?
-¡Hombre…pues claro!
-Entonces me sorprende tu extrañeza.
-¿Qué me quieres decir…que esto viene ya de más atrás?
-De lo que estamos hablando ahora…nada estaba planeado anteriormente, pero nuestra relación y amistad es ya muy vieja. Os he llamado porque hemos luchado juntos muchas veces. Nunca hemos conseguido realmente nuestro objetivo, pero jamás me habéis dado la espalda, sino todo lo contrario, siempre he tenido vuestra fidelidad y amor, que es correspondido. Siempre he contado con vosotros. Pero esta vez…es muy distinto, y en estos momentos me estoy arrepintiendo de haberos convocado. No tengo ningún derecho ético, ni mucho menos humano, de introducirme de esta manera en vuestra propia evolución. Pero la tentación ha sido grande. Sois mis amigos, y todos vosotros estabais pasando ahora en la tierra un ciclo de evolución. Creo que me he equivocado. Es mi riesgo, mi locura, mi desesperación…pero no la vuestra. Vosotros teníais un orden concreto de evolución, y lo que os estoy pidiendo es que la aceleréis vertiginosamente con el riesgo que eso conlleva.
-¿Y cual es ese riesgo?
-Que en esta aceleración quedéis bloqueados, y por consiguiente retrasaríais vuestro nivel de evolución.
-Bueno…estamos acostumbrados a llegar tarde a todo. Ni nos daríamos cuenta… ¡te lo aseguro!  Has hecho lo que cualquier ser humano. Si quieres de verdad a tus amigos y les haces partícipes de tu vida, lo haces de lo bueno y de lo malo. Los amigos también deben tener la oportunidad de elegir, de compartir o no contigo tus inquietudes. Esta llamada ha sido todo un detalle por tu parte.
-Pero es mucha la responsabilidad que he cargado sobre vosotros…
-¿No fuiste tu capaz de hacerlo…o es que eres diferente a nosotros?
-¿De veras crees que somos tan iguales?
-Yo hablo por mí misma, claro, y te digo que sí. Tú tendrás otro nivel vibracional y te habrás codeado con lo mejorcito del universo, pero en cuanto a voluntad…andaremos muy igualados. Tú tienes más experiencia y más conocimiento hermético…porque del otro…lo dudo mucho…jajaja, pero para eso estás tú. Tú nos puedes ayudar, preparar, instruir. Eso es en lo único en que nos aventajas. ¡Al menos eso creo yo!
-¡No sabes la alegría que tengo en mi corazón de oírte decir esas palabras, Raquel!
-Jesús, yo quiero luchar y trabajar contigo. Apoyo tu locura. En realidad, tanto Juancho, Patricio, Felipe, Marga y yo, la hemos tenido siempre en nuestro corazón, en nuestro ánimo, pero todo lo que nos rodeaba era demasiado grande y pesado para nosotros. Solo necesitábamos un empujoncito, un apoyo para hacernos más fuertes, y ese apoyo ya lo tenemos en ti… No necesitamos a las naves, ni a los Hermanos del piso de arriba, ni de poderes sobrenaturales. En el fondo, el hombre es reacio a todas esas cosas porque les tiene miedo. Al hombre hay que ir directamente al corazón, con amor, cariño, paciencia, comprensión, ternura…solo así se le gana. Y ahora que lo pienso… ¿por qué no lo he puesto en práctica antes si ya lo sabía…? En fin… ¡que vamos a hacer! Bueno…que… ¿sigues arrepentido Jesús?

Jesús no respondió. Raquel le vio llorar. Era la primera vez… La estrechó entre sus brazos con gran ternura. Raquel, al contacto, sintió que algo había cambiado. Ya no le hacía temblar. Esas vibraciones tan salvajes que la habían rodeado hace pocas horas, ya no existían. En cambio, la ternura era más fuerte, más intensa. Estaba abrazando a su amigo, al hombre. Se sentía más fuerte, más segura de sí misma. Ya le podía mirar a los ojos sin sentir rubor.

-No, Raquel, no se cómo terminará todo esto, pero no me arrepiento de haber contado con vosotros.
-Jesús, ¿has hablado de todo esto con los demás?
-Sí, mientras tú has estado fuera de onda estos tres días, he hablado con ellos. Tuve que ser muy directo desde el principio. Ya no quedaba mucho tiempo. Felipe y Juancho querían marcharse ya.
-¿Y qué…que te han dicho? ¿Han creído en ti, en el plan?
-¡No lo se, Raquel!
-¿Qué no lo sabes…?
-Es que no me respondieron.
-¿Y Felipe…tampoco te dijo nada?
-No pronunció palabra. Me miró y salió de la tienda sin decir nada. No lo he vuelto a ver desde entonces.
-Es un buen síntoma. Si no te hubiera tomado en serio, Jesús, créeme que te habría destrozado… ¡sin llegar a las manos, se entiende…!
-Sí…nunca llegaría a las manos…es posible…jejeje. Felipe sería incapaz.
-Yo les conozco muy bien, Jesús, y si han guardado silencio, eso dice mucho…y aunque se marchen, que podría ser, te aseguro que tarde o temprano volverían. Mañana mismo bajaré al campamento. Quiero verles…y de paso decirles que me quedo aquí.
-Raquel, ¿estás segura? ¿No lo has decidido demasiado rápido?
-¡Mírame, Jesús…! ¿Qué ves?
-Unos ojos muy bonitos.
-¿Acaso ves en ellos la duda?
-No… más bien a un potro salvaje.
-¿Entonces por qué me lo preguntas?
-Raquel…cuando hables con ellos, por favor…no intentes convencerles. Déjales elegir libremente.
-Jesús, no son personas que se dejen convencer, pero lo que no voy a poder evitar es transmitirles mi entusiasmo, ilusión, mi propio convencimiento. Pero prefiero que mañana tú no aparezcas por el campamento. Supongo que ellos se sentirán más libres para decirme lo que piensan, lo que sienten, sobre todo Felipe, que es el más reprimido y orgulloso. El, delante de ti, jamás pronunciaría palabra, y mucho menos descubriría sus sentimientos. Puede que tú, algún día, descubras en él su parte sensible y consigas de él lo que nosotros no hemos podido.

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