sábado, 10 de diciembre de 2016

LOS HIJOS DEL SOL: LOS ESENIOS (Primera parte)


LOS HIJOS DEL SOL: LOS ESENIOS (Primera parte) 
Yo Soy Homet-Nut; mi nombre iniciático concedido por mi maestro Homet-Ra, en el tiempo de Egipto. Se me ha concedido asomarme a este tiempo, mediante el acceso a los registros del eterno presente. Hace más de tres mil años, el faraón Akenatón, creó La Fraternidad Solar de los Hijos del Sol. Los seres que formaron parte de aquel proyecto comprometieron sus vidas haciendo un juramento de servicio del conocimiento. Desde entonces nada ha cambiado, los mismos espíritus con el mismo compromiso viven en diversos cuerpos en este tiempo, al igual que vivieron en los hitos del cambio histórico del proceso evolutivo del hombre. Algunos sabios de la antigüedad, conquistadores, santos, escritores, alquimistas y científicos fueron los mismos juramentados, que en forma más o menos conscientes, se revistieron de carne para servir su juramento y ayudar al hombre en su proceso evolutivo hacia el constante devenir de la perfección.
La historia que voy ahora a contar fue la tercera etapa y quizás la más arcana y desconocida de los protocolos de los Hijos del Sol. El relato puede parecer fantástico, incluso paranoico, puesto que vamos a hablar de hombres santos, de seres que realizaron el mal llamado “tercer ojo” o bien las facultades del espíritu. Este relato por tanto no va dirigido hacia vosotros que leéis, sino a vuestro hijos, pues en ellos existe la siembra de los “Jardineros Celestes” siembra que dará en el futuro a un ser consciente, con herramientas y atributos impensables para este tiempo.
La cultura del mal, ha conseguido cegar y alejar del ser humano los valores de la autorrealización espiritual. Debo por tanto verter esta información, para que el niño dotado de una genética con una impronta psíquica más elevada, pueda reconocer su cultura, su origen, a su familia. Debo verter estos conocimientos para que el niño de hoy, que será hombre mañana, pueda contrastar sus vivencias con las de los Bodhisattvas del Himalaya y los monjes esenios del desierto. No sea que la ignorancia de sus padres, o de sus educadores termine por considerarlo enajenado y sea ingresado en alguna institución psiquiátrica o sea atiborrado a pastillas venenosas, capaces de destruir el sistema nervioso haciendo seres vegetales, incapaces de pensar o de sentir.
Al tiempo de escribir estas líneas, me asomo a una de las ciudades secretas, donde los seres auto-realizados conviven con los “señores del cielo” La Shambhalla submarina del Atlántico, la popularmente conocida como la Isla de San Borondón. La antigua ciudad de Sartáx en el viejo continente atlantídeo. He venido hasta aquí para que el flujo del conocimiento no se vea obstruido por los parásitos astrales de las entidades nocivas de las ciudades.
Antes de remontarme en el tiempo, debo informaros que la Fraternidad Solar concedió el acceso a ciertos conocimientos y la entrada al atrio exterior del templo de Shambhalla a Andrew Thomas. Este escritor contó de una manera consciente e inconsciente lo que le fue dictado desde el “otro lado” Es por esto que voy a trasladaros parte de cuanto el contó y que viene a ser el camino hacia un viaje iniciático del que podéis salir más escépticos o más alucinados que nunca. Andrew Thomas nos cuenta:
“Los pueblos de la India, lo mismo que los chinos creen en la realidad de una morada de hombres perfectos, que denominan Kalapa o Katapa situada esta región en el flanco norte del Himalaya, es decir, el Tíbet. La tierra de donde esperan los hindúes la aparición del futuro salvador Kalki Avatar. Se cree que el valle de la Iluminación de Buda está en esta misma zona.
La literatura puránica describe la Isla de Shambhalla, situada en medio de un lago de néctar, con su lujuriante follaje y su palacio. Para alcanzar la isla había que ser transportado por las alas de un ave de oro.
En los documentos tibetanos, este misterioso centro lleva así mismo el nombre de Shambhalla o Dejung. El padre Esteban Cacella, misionero jesuita portugués, señala la existencia de este fabuloso país en los informes que redactó, ya que vivió veintitrés años en Shigatsé, donde murió en 1650. Los lamas sentían tal respeto por este sacerdote, que le propusieron incluso sus servicios para conducirlo a este lugar secreto de Chan Shambhalla, o Shambhalla del Norte. Su compañero, el padre Juan Cabral, escribía en 1625: Según mi parecer, Shambhalla no es Cathay (antigua denominación de China), sino lo que en nuestros mapas se llama Gran Tartaria. Estos dos misioneros fueron los primeros europeos que dieron un informe documentado sobre el Dominio de Shambhalla.
El reino viene así mismo indicado en un mapa del siglo XVII, publicado en Amberes por las autoridades católicas. Csoma de Korös, filólogo húngaro que pasó cuatro años en un monasterio budista del Tíbet (de 1827 a 1830), sitúa incluso la posición geográfica de Shambhalla entre el 45º y el 50º de latitud Norte, más allá del río Syr Daria.
Hace cincuenta años, un filólogo alemán, el doctor A. H. Francke, no titubeó en mencionar esta región en sus publicaciones científicas. Se lamentaba incluso de que la realidad de Shambhalla estuviese tan viva en el espíritu de sus guías, que en ciertos lugares en el curso de una exploración por Asia, se negaran a seguir el camino previsto y cogieran otro, por temor a violar las fronteras sagradas del territorio prohibido.
Incidentes similares fueron descritos, hace cien años, por el explorador ruso Prievalski, y he aquí lo que escribió a propósito de Shambhalla Otro cuento, muy interesante, se refiere a Shambhaling, una isla situada en los confines del mar nórdico. Abunda en ella el oro, y el trigo crece hasta una altura prodigiosa. La pobreza se desconoce en este país, en realidad, la leche y la miel manan en Shambhaling.
En 1923, el VI Panchen, o Tashi Lama, jefe del budismo esotérico tibetano, que ocupaba el solio en la ciudadela monástica de Tashi Lhunpo, tuvo que huir a China por razones políticas. Es considerado como el único alto lama del Tíbet que tuvo autoridad para expedir pasaportes para Shambhalla a los lamas más dignos.
Este Panchen-lama era una personalidad notable, a propósito del cual Sir Charles Bell, un experto en cuestiones tibetanas, dijo cierto día: Es una suerte que exista un hombre así en el Tíbet. Su dominio de la ciencia oculta era generalmente reconocido, y acerca de sus milagros corrían sorprendentes relatos. Tras haber acabado, en 1915, un templo que había de albergar una colosal estatua de Maitreya, el futuro Buda, todo el valle del Tsang-Po beneficióse de excepcionales cosechas. Por el contrario, cuando el Panchen abandonó el Tíbet, en 1923, terribles nevadas asolaron todo el país, arruinando a la población.
En el curso de una visita efectuada a la India, se le preguntó al Panchen-lama si estaba justificada la reputación de los poderes psíquicos de los altos lamas tibetanos. Su Santidad no respondió nada y se limitó a sonreír. Luego, de repente, desapareció, y resultaron vanos todos los intentos por encontrarlo. Fue un recién llegado el que, a distancia, se benefició de una visión insólita, el Panchen-lama estaba sentado bajo un árbol del jardín, aunque permanecía invisible a los ojos de sus huéspedes.
Las Cartas de los Mahatmas, dirigidas a A.P. Simnett y escritas a finales del siglo pasado, representan otra fuente de primera mano que procede directamente del círculo cerrado de los Sabios de Oriente.
La imagen del misterioso reino de Shambhalla se precisa tras el examen de lo que escribieron sobre él los Mahatmas. En una carta dirigida a Simnett, en 1881, el venerable Mahatma describió un priorato secreto
En cierto lugar que no se puede indicar a los profanos, existe una barranca cuyos lados están unidos por una ligera pasarela de fibras vegetales trenzadas. Un torrente impulsa, allá abajo, sus impetuosas aguas. Los miembros más aguerridos de vuestros clubs alpinos apenas se atreverían a aventurarse en este pasaje, ya que está suspendido como una tela de araña y parece vetusto e infranqueable. Sin embargo, no lo es, y el que se atreve y lo consigue -y lo conseguirá si es justo el que lo lleva a cabo-, llega a una garganta de incomparable belleza, a uno de nuestros lugares y hacia algunos otros sobre los cuales no dan información alguna los geógrafos europeos. A un tiro de piedra de la antigua lamasería se encuentra la vieja torre, cuyo interior engendra generaciones de Bodhisattvas .
En el Shambhala-lam-yig, o Camino de Shambhalla, raro libro tibetano del siglo XVIII, el III Panchen-lama escribió que el reino de Shambhalla está situado en una región montañosa, rodeada por doquier de poderosos macizos de nevadas cumbres.
Numerosas razones hacen pensar que La Fraternidad utiliza una vasta red de galerías, de cavernas y de catacumbas. Sobre este punto, he aquí el testimonio de N. Roerich :
En los contrafuertes del Himalaya existen muchas grutas, y se dice que de estas cavernas parten pasajes subterráneos que se adentran profundamente bajo Kinchinjunga. Algunas han visto incluso la puerta de piedra que jamás ha sido abierta, ya que aún no ha llegado el tiempo de ello. Estos profundos pasajes conducen al espléndido valle.
Hablar de vehículos que circulan a través de galerías excavadas bajo los desiertos y las montañas hace pensar en la ciencia-ficción. Por otra parte, esta tradición se remonta a la época en que el mundo occidental no poseía máquina alguna. Mencionar las naves aéreas vistas en la zona de Shambhalla parecería asimismo fantasía, pero lo cierto es que cuando la expedición de Nicholas Roerich avanzaba por las proximidades de las montañas de Karakoram, en 1925, sus miembros vieron de pronto, en el claro cielo de la mañana, un disco que brillaba por encima de esta zona desértica. Su vuelo fue observado con la ayuda de tres potentes gemelos. De pronto, el ingenio cambió de rumbo, del Sur, al Sudeste, para desaparecer tras las cimas nevadas de la cadena de Humboldt (Humboldt Range). Ningún avión, ningún globo habría podido, en 1926, sobrevolar esta parte aislada de La China Occidental. Sólo máquinas volantes de un tipo desconocido serían capaces de realizar las maniobras aéreas de las que nos habla N. Roerich. A la vista del disco en el cielo, los lamas que participaban en la expedición exclamaron ¡Es el Signo de Shambhalla!.
El alpinista inglés Frank Smythe tuvo una experiencia idéntica en el monte Everest, en 1933. A 3.900 metros de altitud vio dos objetos oscuros evolucionar en el cielo. Uno tenía dos gruesas alas, y el otro, una especie de pico. Las dos naves aéreas, o espaciales, estaban aureoladas de un halo. Smythe quedó profundamente intrigado. Sin embargo, tras haber identificado los picos y los glaciares que lo rodeaban, quedó convencido de que no había sido víctima de una alucinación. Los objetos volantes vistos por Roerich y Smythe, eran ingenios aéreos o explicación que propuse en Shanghai, en 1935, y aún sigue siendo válida, a falta de una conclusión más satisfactoria.
En 1967, cerca de Shillong, provincia de Assam, fue observado un disco que se arremolinaba, semejante al que había descrito Roerich. Evolucionó a unos 200 metros por encima del suelo, y se sumergió de pronto en un río, produciendo en el agua un enorme remolino, acompañado de gran ruido. A continuación se remontó, volando en zigzag por encima de la jungla, para desaparecer en el cielo.
La Fraternidad de Shambhalla está presidida por una jerarquía restringida de seres superiores, a los cuales se alude a menudo con el nombre de Mahatmas, lo cual, en sánscrito, significa las grandes almas. Son seres sobrehumanos, dotados de poderes sobrenaturales, que han acabado su evolución en este planeta, pero que viven con la Humanidad al objeto de facilitar su progreso espiritual.
La filosofía búdica tiene definiciones precisas para estos grandes espíritus, a los que llama Arhats, en sánscrito, o Lohan, en chino. El Arhat es un hombre que, en el curso de su larga evolución planetaria, se ha liberado de todo apego a la existencia y desprendido de todos los deberes del karma. Ha llevado a cabo esta evolución en cuatro fases distintas, que son Srotapatti, el que entra en la corriente; Sakridagamin, el que renace una vez; Anagamin, el que no vuelve, y Arhat, el iluminado.
Según los textos tibetanos, los dos mandamientos del Arhat son el buscar la Bodhi (o iluminación) y el trabajar por el perfeccionamiento del pueblo. Cuando el Arhat penetra en la corriente que lleva al Nirvana -el océano de la consciencia cósmica-, recibe poderes trascendentes gracias a los cuales podrá hacer su cuerpo más ligero o más denso, más pequeño o más grande. Se hace asimismo dueño de la materia, del tiempo y del espacio, y puede aparecer en todo lugar. El Arhat conoce todas las cosas y guarda el recuerdo de sus existencias anteriores. Una vez cumplido el ciclo terrestre de la evolución, no tendrá que renacer de nuevo en este planeta.
El Arhat que elige permanecer en la Tierra, sacrificándose así en beneficio de la Humanidad, se convierte automáticamente en un Bodhisattva, un salvador que, visible o invisible, ayudará al hombre en vistas a su ascensión espiritual. Mediante el poder de Kriya-shakti (voluntad), el Bodhisattva puede crear por sí mismo un cuerpo visible, tomado de la materia atómica elemental, que podrá parecer sólido y real, pero que puede elegir también el permanecer invisible y agregarse al pueblo de la niebla de fuego 
Estos seres superiores han sido vistos en realidad, incluso por los europeos. Sir Hugh Rhys Rankin, un baronet escocés que estudió en el colegio de Harrow y sirvió como oficial en los Royal Dragoons, fue, durante muchos años, un budista Mahayana practicante. He aquí lo que dijo en 1959
Forma parte de nuestras creencias conocidas, que Cinco Bodhisattvas (hombres perfectos) controlan los destinos del mundo. Se encuentran una vez al año en una gruta del Himalaya, para tomar sus decisiones. Uno de ellos vive permanentemente en las alturas del Himalaya. Otro reside en los montes escoceses de Cairngorm. Mi esposa y yo vimos claramente a este Bodhisattva, hace unos doce años, al atravesar el Larig Ghru Pass.
Apenas puede imaginarse la enorme labor que realiza la Confraternidad o Hermandad de Shambhalla. Sus Arhats se parecen más a los soldados en sus batallas contra la Ignorancia, el Oscurantismo y el Egoísmo, que a los cantores de himnos sacros. Ante ellos se extiende la masa estática de la Humanidad, que debe ser remodelada en formas superiores por la ley de la evolución. Empleaban una aproximación positiva inspirándose en ideales en todos los terrenos de la creación, arte, ciencia, religión, música o sociología.
La ciencia esotérica de Oriente habla de una colisión del Kamaduro, el fuego subterráneo, con el Fuego Cósmico, lo cual engendraría cataclismos geológicos devastadores si ambos fuegos no se hallan equilibrados. El propio Nicholas vio en uno de los laboratorios de Shambhalla, los instrumentos que sirven para medir la presión de estos fuegos. La energía psíquica es la que puede y debe purificar el aura del planeta cubierto por las nubes de estas emanaciones de odio, de egoísmo, de codicia y de pasión.
Los Arhats creen que el hombre puede convertirse en el criminal artificiero de este planeta, sin necesidad de recurrir a la reacción nuclear en cadena. Sólo la neutralización de las corrientes de pensamiento negativo y de las nubes mediante emisiones globales de paz y de amor puede disipar el aura malsana de la Tierra. Si la Humanidad pudiera conceder diariamente algunos minutos a una meditación sincronizada sobre la paz y la fraternidad, alejaría el peligro de una catástrofe. “
EN SHAMBHALLA
Alguna vez os habéis preguntado, ¿Quiénes eran los famosos “Reyes Magos” que visitaron al avatar de Piscis Jesús el Cristo? ¿De dónde venían? ¿Por qué realizaron un caprichoso viaje de miles de Km, tan solo para ver a un recién nacido? Estas preguntas solo tienen un sentido para el iniciado. Pues aquellos seres eran Bodhisattvas, seres santos que habían dejado la ciudad secreta de Shambhalla para reconocer al avatar de la era de Piscis.
Dejemos a estos “magos” por un tiempo y volvamos al pasado:
Josué estaba librando batallas en Jericó con los cananeos, amorreos y los pobladores de la Tierra Prometida. Mientras tanto en el desierto Esen tenía ante sí una tarea complicadísima. Se trataba de crear una comunidad dedicada al estudio, a la meditación y a la búsqueda de la perfección en la materia. Setenta y un hombres habían decidido dedicar su vida al cultivo del espíritu. No tenían esposa. Pero junto a ellos había también varias familias con hijos, que en igual medida tenían el mismo objetivo. Las disputas entre los solteros y los casados eran constantes.
La mujer para los judíos no tenía casi ninguna consideración. Además de procrear y de cuidar a sus hijos poco o nada representaba en la sociedad. Lo más triste era que la propia mujer había aceptado este papel, por lo que su autoestima no existía en absoluto.
En el Qumram la vida era casi imposible, puesto que las condiciones extremas del desierto hacían casi imposible la supervivencia. Esen estaba abrumado. ¿Cómo podía llevar adelante la tremenda tarea que se le había asignado?
La Fraternidad de los Hijos del Sol estaba pasando por tiempos difíciles. Los dioses debían retornar a sus moradas de origen. Habían sembrado la vida, las ideas, los medios para que el ser humano caminara con su autosuficiencia y el Consejo de los Veinticuatro ordenaba el retorno. La granja humana debía asumir su mayoría de edad. La Ley Cósmica a la que está sometido todo ser, dictaba su implacable cumplimiento. Los hermanos del cielo marchaban. Debían pasar otros tres mil trescientos treinta y tres años para el retorno. La base del Sinaí se cerraba hasta su reapertura en el dos mil once después del Cristo.
En Shambhalla los Bodhisttvas se habían reunido. Había que ayudar a Esen a llevar adelante el proyecto ideado por Maser y el Consejo. Las deliberaciones fueron largas y fuertemente contrastadas. La idea era crear en los diversos continentes focos de influencia cultural y espiritual, que en forma directa e indirecta guiarán al ser humano hacia su madurez social y cultural.
Finalmente se llegó al acuerdo de enviar al mejor de todos ellos a ayudar directamente a Esen. Fue designado un ser especialmente creado desde el principio de los tiempos para estas misiones. Un ser inmortal. Cuando digo inmortal me estoy refiriendo a un ser biónico, creado biológicamente para albergar un espíritu superior. Esto que cuento puede parecer ciencia ficción, pero he prometido decir cuánto se, con independencia y a expensas de ser tildado de loco. Este ser había realizado varias misiones en superficie. Cuatrocientos años antes había ayudado a Abraham a salir de Ur de Caldea y crear la raza hebrea, designada por los dioses como experimento genético de evolución. Fue llamado Melkisedek, o sacerdote del altísimo. Un ser del que se decía no conocer nadie su origen y que en la misma medida que apareció, retorno en forma misteriosa a Shambhalla, donde vivió y aún vive. Este instrumento de la Fraternidad de los Hijos del Sol, también fue conocido como el mago Merlín, y posteriormente como Sant Germain. Incluso estuvo también en la firma de la Carta Magna americana como uno de los masones que hizo posible ese hito de libertad.
Quien conoce bien la historia esotérica sabrá que en casi todas las revoluciones sociológicas de la Historia del hombre, han aparecido personajes decisivos que en forma directa e indirecta influyeron en los dirigentes y leyes por las cuales fuimos ganando progreso y libertad. En Shambhalla y en otros centros de poder se sigue una febril actividad para crear lo que en la Biblia se llamó como El Reino de Dios sobre la Tierra.
Este mal llamado Reino de Dios, no es un proyecto espiritual, sino evolutivo, donde el espíritu y el humanismo animará un concepto de progreso armónico entre materia y conocimiento.
Es muy importante puntualizar estos conceptos si deseáis conocer la filosofía de los Hijos del Sol. Intentaré explicarlo en forma breve:
Cada era; de 2160 años, está regida por un arquetipo cultural. La era de Maser (Moisés) estaba gobernada por el arquetipo de Aries. En ese tiempo el caudillo, valiente, liberador, que en una mano portaba la ley del espíritu y en la otra la espada; era la encarnación de dicha Era. La Ley de aquel tiempo fue “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero en la Era siguiente la ley fue todo lo contrario: “Si os golpean en una mejilla, poned la otra” Fue la era de Jesús el Cristo, con un modelo menos agresivo, más compasivo y menos violento. En esta Era se propiciaban los conventos, el recogimiento y la mortificación de la carne para alcanzar el modelo espiritual.
Estamos ahora en la Era de Acuario, donde Dios lo concebiremos como una especie de ordenador multifuncional que pueda dirigir la vida desde conceptos de libertad, fraternidad y cooperación. Los historiadores de la Era de Acuario llamarán a Moisés, bruto, violento y a Jesús compasivo y paranoico. Pensarán que en su tiempo, en Acuario, es como se debía vivir y pensarán que es el modelo adecuado; pero volverán a equivocarse puesto que 2160 años después vendrá la era de Capricornio, y volverán a cambiar los arquetipos. Finalmente el ser humano será un poco soldado, un poco compasivo y monje, un poco informático y finalmente pragmático y ambicioso, al tomar el modelo de Capricornio.
Si el hombre no huye de considerar que el ser perfecto es un monje célibe metido en una cueva adorando a Dios a todas horas y realizándose en la contemplación; se fanatizará y creará un modelo imperfecto. En la Fraternidad Solar, se busca EL SER EVOLUTIVO CONSCIENTE, NO, EL SER ESPIRITUAL. Solo cuando comprendamos que Einstein tiene la misma categoría evolutiva que Jesucristo, y que ambos contribuyeron desde su parcela a enriquecer la memoria humana, nos acercaremos entonces al modelo cósmico, a la idea fundamental que inspiró la creación del ser humano. Fuimos inseminados con valores de la magia de la raza negra traída de Orión. Con la espiritualidad de la raza roja traída de Pléyades. De la materialidad de la raza blanca traída de Alfa Centauro; de la sabiduría de la raza amarilla traída de Proción y de la belleza de los hombres azules traída de otro rincón de la inmensa Galaxia.
La Fraternidad Solar busca la Sinarquía de seres conscientes, evolucionados y operativos. NO RELIGIOSOS NI MISTICOS.
Pero en el Qumram se estaba intentando algo fundamental para conseguir una pequeña cota de ascenso evolutivo, que pocos han comprendido. No se trataba de crear un modelo de monjes, como históricamente es aceptado por todos. De hecho se dice que las órdenes del Cluny y del Cister; es decir, el modelo de los monjes de clausura que caracterizó la Edad Media, fue sacada del modelo esenio. Pero La Fraternidad Solar, no buscaba crear monjes, sino algo muy distinto. Se trataba de desarrollar a través de estos seres y de su modelo vital, el desarrollo de las facultades superiores del espíritu; es decir, las facultades de clarividencia, de psicokinesis, de profecía, de longevidad, de bilocación, etc, etc, En definitiva de activar el “Sexto sentido”. Se eligió por tanto un marco de silencio, de cultivo interior, ausente de todo tipo de violencia, de impregnación cultural ajena, a la búsqueda de la introspección y de la meditación consciente. Los esenios consiguieron en varios cientos de años de arduo trabajo interior, desarrollar una serie de facultades semejantes a las que practican y viven aún hoy en Shambhalla. Pero lo hicieron en la Era que les correspondía; es decir, en Piscis. Y lo que hicieron no se perdió de ninguna manera, puesto que enriqueció el alma colectiva de la Humanidad. Por eso cada niño que nace hoy tiene la memoria del Qumram en sus genes. Pues cada experiencia por insignificante que parezca está en nuestra memoria individual y colectiva.
Cada noche Esen salía de su cuerpo en una facultad casi común a todos los mortales, que se ha venido en llamar desdoblamiento astral. El iniciado de la Fraternidad Solar se reúne normalmente con los otros miembros del grupo en los lugares establecidos para tal fin. Las instrucciones de la Jerarquía no se dan como algunos creen en forma física. La mayoría de las acciones son coordinadas, dirigidas y alimentadas desde el mundo astral. De ahí que la meditación, el recogimiento y la introspección de los iniciados fueron y sigue siendo el común denominador de una verdadera comunión con la Fuente y con la Jerarquía. Algunos se maravillarían al escuchar a un monje de los Himalayas hablar de la avenida 45 de New York, describiendo cada rincón y cada detalle de sus comercios, sin haber salido jamás de viaje a ninguna parte. La verdadera vida no está precisamente en los cinco sentidos corporales, sino en el cuerpo astral, que no solo puede viajar en el espacio-tiempo, sino trasportar los sentidos corporales en hiper-actividad. Pero en igual medida este cuerpo de energía sutil, puede viajar con las emociones, sentimientos y condicionamientos del alma.
Esen viajaba en cada meditación a Shambhalla, también a otros tantos retiros interiores donde viven los maestros. El sabía, que un enviado llegaría pronto a la comunidad para ayudarle en la tarea.
- Hermanos, los dioses han dispuesto que el Señor de Justicia venga a vernos para establecer las normas de la comunidad.
Bien es sabido que nadie es profeta en su tierra, y Esen necesitaba la ayuda o la autoridad de otra persona ajena a la comunidad hebrea para crear orden.
Mientras tanto los enfrentamientos entre los casados y los célibes crecía en forma preocupante, incluso se habían dado conatos de cierta violencia. El reparto de los escasos bienes también propiciaba conflictos fuertes.
Ocurrió al amanecer de un día corriente. Los bueyes estaban trasportando el agua al campamento. Su andar cansino y perezoso no había reparado en un extraño viajero que en forma queda caminaba en la retaguardia. Llegaron a las tiendas y las voces de los niños y las mujeres se convirtieron en admiración y extrañeza cuando vieron a un ser alto, delgado, rapado el pelo al cero, con una túnica de color rojo y azafrán. Caminaba con una inmensa sonrisa saludando con las manos juntas a unos y a otros. Por su expresión casi cómica, todos pensaron que era un amorreo expulsado de su pueblo por loco o por homosexual. Aquellas expresiones no eran propias de ningún pueblo conocido. Esen, alertado por sus hermanos salió rápidamente de la tienda y se adelantó sobre el viajero. Las lágrimas salieron de sus ojos a la vez que su pelo se erizaba de emoción.
- ¡Maestro! ¡Maestro! –saludaba, arrodillándose ante él -
Habían sido tantas las veces que en sus viajes astrales se habían abrazado y habían compartido desde el fondo del alma, sus sentimientos, que ahora, en la presencia física, todo parecía culminarse en un lazo de amor fraternal indescriptible. El Maestro de Justicia sin dejar de sonreír levantó a su hermano y le abrazó con cariño.
- Al fin juntos querido hermano. Ninguna lágrima, ningún dolor, ninguna tristeza ha dejado de ser valorada por los dioses. Tenemos trabajo que hacer, por tanto pongámonos a la tarea.
Y el maestro junto con Esen, comenzaron a elaborar las normas de la comunidad.
La primera regla fue separar a los solteros de los casados. Las familias con hijos y los que no deseaban el celibato se establecieron en la frontera de la Tierra Prometida. Se les asignó de hacer de intermediarios entre Josué y la comunidad célibe. Estas familias crecieron con el paso del tiempo y formaron a su vez otros tantos asentamientos en diversos lugares de Palestina. Sus hijos podían incorporarse a la vida civil en Jerusalén y las otras ciudades o bien ser educados y entrar a formar parte de la vida monacal de los monjes del desierto.
Los solteros tuvieron que construir sus precarias celdas. Eran de piedra con techo de caña y esparto. Una litera y una pequeña mesa ocupaban casi todo el reducto. Adosado a la estancia se extendía un pequeño huerto de escasas proporciones.
Las edificaciones formaban pequeños escalones alineados en la ladera de la montaña. En la cima había un arroyo que recorría todo el poblado, descendiendo hasta perderse en los fondos arenosos del desierto. Mirando a Oriente y al abrigo de los tortuosos vientos provenientes de Egipto, se ubica la sinagoga, donde se hacían las reuniones comunitarias cada día. En la cima de la montaña, a pocos metros del nacimiento del manantial, se había cavado un aljibe de grandes proporciones, de donde se canalizaba el agua, hasta cada uno de los huertos de los monjes.
A un Km, del centro del conjunto se ubicaban unas grandes colmenas de abejas y justo al lado, en una gran empalizada, estaba el rebaño de cabras que cada mañana eran liberadas para alimentarse, retornando a la noche para ser ordeñadas.
El alimento de los monjes era sencillo, miel, queso, verduras y fruta. A veces tomaban dátiles y vino que las caravanas les dejaban a cambio de sus propios productos. Todos vestían con túnica blanca. Nadie podía ir a la sinagoga sin haberse purificado.
Antes del amanecer en el poblado se tocaba una campana. Todos los monjes salían de sus celdas y se dirigían al aljibe. Hacían siete inmersiones completas. Luego se secaban y se ponían en figura de loto hacia oriente, esperando la salida del Sol. El saludo al sol y la meditación duraba aproximadamente una hora. Luego se trabajaba toda la mañana en el huerto y por turnos rigurosos se atendía a la fabricación del queso, la miel y los alimentos colectivos. A las tres de la tarde todos se congregaban en la sinagoga. Algunos traducían y escribían los textos traídos por Maser desde Amarna. Otros se dedicaban al estudio de las hierbas medicinales. Y finalmente todos cantaban los mantrams y oraciones sagradas que en igual medida y desde el principio de los tiempos habían sido utilizadas por los Hijos del Sol.
Esen presidía y dirigía el orden civil de la comunidad y el Maestro de Justicia el orden espiritual.
Fueron tiempos felices y prósperos. Aquella comunidad que fue construida con un tremendo esfuerzo, duró casi seiscientos años. Hasta que finalmente fueron disueltos por las tropas romanas, pocos años después de la muerte de Jesús el Cristo.
LOS MUERTOS
Ocurrió que por el campamento comenzaron a apilarse las polillas y las langostas en forma desproporcionada. Los monjes dotados de clarividencia acudieron a Esen y éste al Maestro de Justicia. La pureza y el equilibrio del lugar se veían ahora impregnados de muertos y de entidades malignas. Los que no eran clarividentes se sentían vigilados y un sentimiento de desasosiego y de inquietud atenazaba sus almas.
El Maestro de Justicia comentó a Esen;
- ¿Sabes si alguien está practicando alguna invocación o realizando algún rito pagano?
- No; no creo que nadie se salga de la norma de la comunidad.
- ¡Pero estas entidades no vienen sin más! Tendremos que vigilar y estar alerta.
Aquella noche, El Maestro de Justicia y Esen no durmieron. Se pintaron la cara con betún y salieron en la gélida noche del desierto a rondar todas y cada una de las pequeñas cabañas. Todo parecía en calma. Iban a acostarse cuando un pequeño murmullo parecía ganar fuerza en la medida que se acercaban al rebaño de cabras. Finalmente vieron un pequeño resplandor, al otro lado de un pequeño altozano. Se fueron acercando. El murmullo se hizo ahora más fuerte hasta convertirse en un cántico:
- Tacaragua, tiguaye, calasada, contadé…
- Tacaragua, tiguaye, calasada, contadé…
- Tacaragua, tiguaye, calasada, contadé…
- …..
Tres monjes vestidos de negro estaban cantando. A su alrededor cientos de muertos daban vueltas a la hoguera gozando con el canto. Los tres monjes estaban jugando a un juego muy peligroso. No tenían desarrollado el don de la videncia psíquica y no podían medir las consecuencias de sus actos. Ellos no sabían que estas entidades se alimentan de la energía psíquica y etérea de los que ingenuamente les invocaban.
El Maestro de Justicia, se acercó enfadado a la hoguera y propinó una patada a la hoguera haciendo saltar tizones y chispas por doquier, a la vez que gritaba:
- ¡Insensatos… insensatos…insensatos!
Al día siguiente toda la comunidad se reunió para celebrar un juicio sumarísimo. Los tres monjes permanecían desnudos en el centro del círculo. El Maestro tomó la palabra y dijo:
- Si adoráis a seres encarnados y muertos, estáis alejándoos de la línea espiritual. Aun habiendo sido en su estancia en la Tierra virtuosos y santos, nadie puede ser invocado, rezado o llamado con oración o rito alguno. Dejad que los muertos se ocupen de los muertos. Aprender de sus actos, leed y meditar sobre sus obras, pero no los retengáis, ni con el afecto, ni con el dolor, ni con la oración. No deifiquéis a ningún ser encarnado sobre la Tierra, ni levantéis templos de piedra en su memoria, puesto que estos actos se alejan de la Ley de los Hijos del Sol.
Los tres monjes fueron expulsados de la comunidad. Sus cabañas fueron quemadas y sus vestidos y sus recuerdos sepultados.
LOS TERAPEUTAS
El Maestro de Justicia convocó a la mayoría de los monjes. Se trataba de realizar una excursión por la montaña. Esen iba con ellos.
- Yavé Dios no está en los templos; sino en cada cosa que late, en cada criatura que vive sobre la superficie de la Tierra. Dios tiene en si mismo los recursos para mataros o para revitalizaros. Si tomáis el veneno de la cobra, moriréis, pero si bebéis de sus fuentes o coméis su miel, vuestra vida será sana y feliz. Yavé no se ofrece a vosotros en una sola de sus naturalezas. Depende de vosotros como le auto-realizáis. Podéis emplear la espada para matar o para extirpar un tumor. Solo la sabiduría os permitirá descubrir el infinito amor de su creación. Yavé-Dios no está en los templos, ni es siempre el mismo. Si en cada segundo que pasa no matáis el viejo Dios, sustituyéndolo por el nuevo que descubrís, haréis cultos fanáticos que os enfrentarán a unos contra otros. Si metéis a Yavé en las escrituras, en las piedras o en las imágenes encerraréis también vuestra libertad y vuestra capacidad de progreso evolutivo. Ahora vosotros veis a Dios con miedo, insuperable, inalcanzable, pero dentro un tiempo los nietos de vuestros nietos, derribarán vuestros mitos y miedos, pues él se revelará a los sabios, romperá vuestras fronteras, se hará herético ante vuestros principios y dogmas. Solo la ignorancia el dogma y el misterio os inmoviliza. Dios es divertido, rebelde, transgresor, aventurero, pero sobre todo Yavé-Dios-Atón; como queráis llamarlo, es amor infinito para el hombre, pues amando infinitamente al hombre, se ama a sí mismo, en su propia obra.
Esen lloraba, emborrachado del verbo del Maestro de Justicia; pues la verdad, no solo golpea los oídos, sino que emite sensaciones profundas de alegría y de inmensa beatitud. El llanto de los esenios, silencioso y quedo, les estaba llevando a la gnosis, a la comunión como un solo cuerpo y un solo espíritu. El Maestro siguió hablando:
- Si no os volvéis como niños; si no ponéis en marcha toda vuestra imaginación; si no provocáis en cada instante de vuestras vidas, a todos y cada uno de los elementos que os rodean, no encontraréis respuesta alguna, y Dios se esconderá y no se mostrará. Si colgáis de cada respiración o de cada latido de vuestro corazón una pregunta y buscáis con intensidad la respuesta El se mostrará un poco más; pero a la vez que encontréis respuesta, se os mostrarán miles de nuevas preguntas, que os harán jugar, al juego de la eterna sabiduría. Y vendréis tantas vidas como sean necesarias hasta que esas respuestas os permitan desterrar el dolor, la enfermedad, la guerra y la ambición. No sois ni buenos ni malos, solo sois aprendices, solo sois ignorantes. Perdonaros a vosotros mismos, perdonad a vuestros semejantes, pues solo sois esclavos de la ignorancia.
El Maestro de Justicia comenzó a caminar hacia la cumbre, mientras seguía hablando. Los monjes se tropezaban y se empujaban para no perder una sola de las sílabas de su discurso:
- Llegará un día, queridos hermanos, en que los sacerdotes, los que dicen representar a Dios, evitarán el conocimiento, perseguirán y quemarán en las hogueras a quienes deseen descubrir la naturaleza divina. Veréis entonces que la ciencia se enfrentará a la religión y la ignorancia y el mal campeará entre las castas y los hombres. Llegará un tiempo, en el que el sabio por pudor, se meterá en la cueva, y el virtuoso se avergonzará de practicar la virtud. Es por eso, hermanos, que todos juramos en cada capítulo de la orden, transportar el conocimiento a los nuevos servidores renacidos en el compromiso del conocimiento. Sea vuestro afán vida tras vida, la búsqueda de la sabiduría y la práctica del amor. Pues Dios es sobre todo sabiduría y amor incondicional.
El Maestro de Justicia se paró y todos pararon como un resorte. Parecían como un ingenio mecánico de la más perfecta máquina de relojería. Todos estaban comulgando en la gnosis y en la alegría desbordante del espíritu revelado a través de la palabra. Pues el Maestro de Justicia había sido iniciado en el Verbo y su voz contenía las cadencias precisas para generar emociones incontenibles en el hombre.
- Por vuestros padres conocéis las plagas y el dolor que el glaucoma provocó en Egipto. Imaginad una madre que ve como sus hijos mueren en sus brazos por causa de una enfermedad que la somete y que de ninguna manera puede superar. El dolor es inmenso. Finalmente el dolor se convierte en rabia, en amargura y proyecta esos sentimientos contra Dios maldiciéndole. ¿Por qué te llevas a mis hijos, maldito Dios, tirano y vengador? Habéis oído contar a vuestros escribas, que los pueblos bárbaros del interior del Nilo mataban a sus primogénitos para superar la desgracia, que ellos entendían, provenía de Dios. Y mataban a sus propios hijos para aplacar la ira de ese Dios, que tan solo vivía en su miedo y su ignorancia.
El Maestro de Justicia, se agachó y tomó en su mano una pequeña mata de hierba amarillenta, parecida a la camomila común. La levantó en su mano, mostrándosela a todos, diciendo:
- Pues los hijos de la madre que había maldecido a Dios, no se hubieran muerto y se habría ahorrado su dolor. Y los hijos de los supersticiosos no habrían sido sacrificados al Dios que emergió de su propio miedo, si simplemente hubieran aplicado una decocción de esta planta, que quita y mata en pocos días el mal del glaucoma. Solo era un problema de sabiduría, solo era un problema de falta de conocimiento. Ahora imaginad que acudís al poblado con este conocimiento y salváis a estos hijos. ¿No os considerarán verdaderos dioses?
Todos asintieron.
- ¿Deseáis ser dioses que consuelan, que aman y que curan la ignorancia humana? ¿Deseáis que Dios se incorpore en vuestra alma para sanar su propia obra, a sus propios hijos?
Esta vez el grito fue unánime y sonoro:
- ¡Si maestro…queremos ser Dios ¡
- Sea, pues. Abrid vuestros ojos y vuestro corazón, pues vinisteis al monte con la venda de la ignorancia y saldréis con la sabiduría que consuele a vuestros semejantes.
El Maestro de Justicia tomo otra planta y se la mostró al grupo:
- Observad bien la planta y pensad para vosotros mismos hacia qué parte del cuerpo se dirige.
Cada uno en silencio observó con detenimiento. Algunos no veían nada. Otros comprobaban como una extraña energía luminosa se alojaba en la zona sexual. Luego el Maestro dijo:
- Aquellos de vosotros que hayan observado que la planta se dirige a la zona sexual y al riñón, que se pongan a este lado. Los que hayan observado que se va a otro órgano del cuerpo que se pongan al otro.
Aquello fue sorprendente, puesto que casi todos habían observado lo mismo.
- Efectivamente esta planta se utiliza desde antiguo para curar las enfermedades de los órganos sexuales y las infecciones genito-urinarias. Antes que vosotros, los antiguos, podían hablar con cada elemento de la creación. Tenían en forma natural desarrollado la percepción. Después de miles de años, el ser humano se dejó llevar por los sentidos corporales, olvidando el sexto sentido, el que es común para cada ser vivo de la Creación. En los papiros sagrados traídos por Maser, se habla de la Torre de Babel donde se confundieron las lenguas de los humanos; es decir donde se perdió este sentido de la comunicación con cada elemento. Vosotros podréis mediante la meditación, la auto-escucha y la pureza corporal, retomar este sentido perdido y dialogareis con la planta, con el agua, con el animal, sin ninguna dificultad.
- El ignorante vive de las sensaciones y los estímulos externos. El Señor de la materia tiene su lógica, ofrece al hombre cosas materiales dando respuesta a los sentidos corporales. Pero estas sensaciones mueren, no permanecen, dan una satisfacción perecedera. El espíritu, por el contrario se alimenta de sensaciones eternas, de percepciones que permanecen en el almacén sempiterno de vuestra alma. Es por esto que debemos mirar hacia dentro, en lo más profundo y recóndito de vuestro espíritu. La vida monacal no es un fin en sí mismo. Estáis aquí para aprender a leer en vuestro libro interno. Una vez que descubráis las claves del conocimiento y de la sabiduría perpetua; una vez que seáis uno con la voluntad de Dios, salir a los caminos, gritar en las plazas, mover las voluntades de los hombres, pues todo conocimiento debe dar fruto.
- Maestro; -le preguntaron- ¿El celibato es más perfecto que el matrimonio?
- No; no es más perfecto. Cada vida tiene su lógica. El casado de hoy fue el célibe de ayer y el célibe será mañana casado. Los dioses creadores, permanecen eternamente casados, puesto que son andrógenos. Su naturaleza ha reunido sus dos aspectos, siendo uno. En esta dimensión donde vive el hombre no se da el andrógino y el hombre y la mujer se buscan para conseguir llegar a esta unidad. Ha salido de la boca del Espíritu Superior: “Cuando os reunáis tres en mi nombre, yo estaré con vosotros” por tanto tampoco el matrimonio es el estado perfecto; lo es aún más, cuando del amor del hombre y de la mujer, y de la práctica de la virtud y el seguimiento de La Ley Superior, hace el hijo. Así es como se reúnen tres bajo el mismo espíritu y este estado también complace a Dios.
- Es importante que no confundáis el amor con el sexo. El sexo es una facultad primordial del cuerpo, el amor, es una facultad del espíritu. Al ser el sexo inferior en su rango vibratorio, debe ponerse al servicio del espíritu, y el espíritu gobernará desde la plena sabiduría, si en esta encarnación debe ser célibe o casado, si debe realizarse en el sexo o en la abstinencia. Lo que es sagrado a los ojos del Dios y de los hombres es la natalidad. Nadie puede tener un hijo si no nace del amor, de la consciencia y de la preparación física, y espiritual perfecta para tenerlo. El último niño que nace en el tiempo, es la obra más perfecta de Dios.
Todos se maravillaban al comprobar que en la medida que el Maestro de Justicia les mostraba más y más plantas, se iba afinando esta perfección y descubrían sus propiedades. Se levantaron catálogos, para que los que no gozaban de esta facultad pudieran aplicar y conocer el remedio para curar a los enfermos.
En otro momento el Maestro, tomó a uno de los monjes y lo puso en el centro del círculo en la sinagoga.
- Observad bien su cuerpo y decidme dónde están sus órganos débiles o la herencia maligna de sus padres.
Todos se esforzaban en mirad. Esen, guardaba silencio, puesto que desde el primer momento estaba viendo como unas larvas o gusanos de color negro, solo visibles al clarividente rondaban la cabeza del monje. Otro monje joven con unos ojos de asombro replicó:
- Maestro, o yo estoy loco o veo que salen culebras de la cabeza de nuestro hermano. ¿Es esto posible?
- Yo también las veo…
- Yo también……
Una docena de monjes se reafirmaron en la visión. Los años anteriores, en los que el peregrinaje por el desierto les había hecho purificar su cuerpo, propiciaban ahora una visión psíquica extraordinaria. El Maestro con una sonrisa tomó la palabra:
- Hermanos, ciertamente habéis detectado que nuestro compañero, tiene debilidad en la función circulatoria de la cabeza.
Luego mirando al monje le preguntó:
- ¿Te duele a menudo la cabeza?
- Si, Maestro, me siento mareado y débil con molestias en la cabeza.
Luego el Maestro señalando la mesa donde se agrupaban las plantas que estaban en estudio, les solicitó que indicaran que plantas eran las adecuadas para curar al hermano. Y unos por visión directa y otros por memorización pudieron establecer, no solo la enfermedad, sino el remedio. Este conocimiento fue pasando de generación en generación. Y siglos después, tal y como recogen los historiadores de la época, muchos hombres viajaron de distintos países para aprender de la sabiduría de los esenios, como los mejores terapeutas del desierto. Seres santos que habían podido restablecer el eterno diálogo de la creación universal.
Y en sus textos sagrados, se recoge el amor y la admiración por el Maestro de Justicia, que un día vino de Oriente y les instruyó en grandes conocimientos y les encarriló en el camino de la virtud.
CONTINUARA...
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