viernes, 29 de julio de 2016

LIBRO MAESTRIA EN FELICIDAD (Chamalu) Carta-25


CAPITULO-25
La vida tampoco estaba presente en su vida. 
Me impresiona encontrar gente que no está viva ni muerta, solo está, como objetos que alguien dejó accidentalmente. 
Hay que ver qué paso para haber llegado a este punto. 
Los manicomios compiten con las cárceles; una vez, el interno de un psiquiátrico, luego de acercarse a la valla que separaba la institución de la calle, llamó a un transeúnte para preguntarle de inmediato si eran muchos ahí adentro. 
Todo depende del punto de vista, quizá los cuerdos son los más peligrosos, tal vez los locos permanecen en esos centros como refugios para evitar ser agredidos por los habitantes del «cuerdocomio». Con la vida ausente, la felicidad es desconocida, el amor reducido a emoción peligrosa, mientras la libertad se pasea de puntitas, evitando ser descubierta. 
Se han encontrado libertades llenas de cadenas y premios nobel de la paz declarando la guerra. Ese día no tenía comida cerca, para qué tener hambre si no hay posibilidad de comer, me dije a mí mismo, a tiempo de postergar esa necesidad fisiológica. Durante mucho tiempo dormí sin comer en la noche, hasta cuando escuché el grito de mi cuerpo, que amenazó derribar mi salud a patadas e interrumpir mi intensidad existencial. 
Tomé nota de la advertencia, no quiero estar fuera de combate antes de que toque la campana final. 
El último en marcharse de mi penúltima conferencia fue un anciano que me confesó que nadie le había enseñado a vivir; bromeó con haberse dedicado a todo menos a aprender a vivir. 
Él creía que era el único que había cometido semejante horror. Antes de que se enterara de la verdad, le sugerí aporrear a todos sus miedos y por la ranura que tiene toda razón, descubrir que afuera hay más, que la magia, la felicidad y el éxtasis son parte de la vida y que nunca es demasiado tarde para reencontrarse con ella. Entonces se sentó en el escalón de la salida y, mirando al suelo, como si buscara algo, me dijo: no quiero volver a casa.
Entonces le dije: «La clave es el autoconocimiento». 
Precisas conocerte, porque al conocerte podrás transformarte y con ello crecer, y al crecer, recuperar tu visión y comprender tu misión. Ten tiempo para reflexionar, para aprender sobre ti, ello te permitirá llegar al punto de manejar tu energía y conocer mejor a los demás, que ya no serán una amenaza para ti sino una fuente de aprendizaje o una oportunidad para ejercer la solidaridad. Libérate de todo pensamiento, emoción y hábito negativo; piensa lo que piensas, observa lo que sientes; las emociones y sentimientos son efímeros, por eso la felicidad no es nada de eso. Conócete, no vivas con un extraño; cambia las creencias que te limitan, renuncia a la falsa necesidad de impresionar a los demás, practica la maravillosa y sanadora amnesia selectiva. ¿Sabías que el camino al autoconocimiento es el mismo que el de la felicidad? Que la edad que tengas no sea un motivo de desánimo. Mientras estés vivo, debes estar disponible a la vida y sus sorpresas. Fórmate y transfórmate, pon más energía y tiempo en lo que son tus prioridades; desde hoy, todo lo que hagas, hazlo con conciencia, exígete mucho a ti y poco a los demás y no esperes que todos te traten bien, ese es un lamentable vicio que más temprano que tarde genera sufrimiento. 
Haz lo correcto, aunque te critiquen, recuerda que no hay autoridad por encima de tu conciencia; iníciate a la vida plena y esto no es otra cosa que embarcarte en un proceso de autoobservación, que te permita identificar tus fortalezas, tus talentos, tus virtudes; apóyate en ellos para trabajar tus debilidades, para alquimizarlos y transmutarlos, para convertir lo inferior en superior. 
De manera simultánea, podrás, en un contexto meditativo o reflexivo, desde tu alerta sereno, identificar las oportunidades que te da la vida para crecer y disfrutar, para ayudar y aprender y, junto a ello, para estar consciente de los riesgos de una vida sin crecimiento, y de todas las amenazas y distracciones que podrían boicotear tu evolución. 
Recuerda también que con la edad puede aumentar la capacidad de ser feliz, porque ya aprendiste que las cosas y personas no son para siempre. Eso te dejará una saludable sensación de libertad, que no te exime de vivir con pasión lo que elijas; el desapego será la vacuna contra el sufrimiento. 
Las emociones pueblan nuestros cuerpos, los pensamientos revolotean en torno nuestro; por razones de higiene vibratoria, solo recuerda lo positivo, escribe cada día tu diario de aprendizaje; ¿sabías que la gente que no hace trabajo interior no puede ser feliz, no llega a conocerse ni sabe estar sola? Por ello los suicidios son más frecuentes en las personas que viven solas. En este proceso de conocerte, lo fundamental es observarte, mira por ejemplo cuántas cosas repites mecánicamente de lo que decían o hacían tus padres. En verdad, no se puede aprender a vivir en el siglo X X I sin escuchar las voces de los abuelos indígenas de todo el mundo. Finalmente, quiero decirte, no seas perezoso, sé feliz. 
Conocerse es enderezar el destino, tan distorsionado en este tiempo; es soplar las brasas y despertar los talentos; es descuidar al qué dirán y trepar hasta lo más alto de ti y, desde ahí, desatar los huracanes de voluntad con los cuales se encenderán los motores de tu crecimiento. 
Por favor, no apiles más ganas, si no, no te atreverás a lanzarte al vacío de lo nuevo; imagínate que a la oruga solo le crecen alas cuando se atreve a lanzarse al abismo, es en el proceso de la caída, en pleno ojo de la incertidumbre, cuando descubrirá su verdadera fuerza y ese potencial pendiente de ser liberado. 
Es un espectáculo indescriptible el comenzar a conocerse, a reconocerse, a enamorarse de la vida y reactivar su magia y perfumar los instantes y acarrear todas las oportunidades y ponerlas en fila por orden de importancia. 
Si te miras profundamente, te darás cuenta de que una parte de ti te venía pidiendo esto hace mucho tiempo. Ahí te dejo la ventana abierta, la información según la cual el naufragio existencial no es destino inevitable. En la próxima cita, quiero compartir contigo el polémico tema del paradigma y su cambio; también es posible disfrutar de esta revolución interior. Ahí te espero.
Chamalú
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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